las peores mierdas carcelarias

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C
reo que millones de personas Aún recuerdan el último motín en la
provincia de Buenos Aires, considerado el más sangriento, porque
produjo siete muertos y a los que inculparon los llamaron los “12
apóstoles”
No me referiré a esos 12 muchachos que querían escapar y nada más, ésta
es la historia de los muertos en esa revuelta carcelaria en Semana Santa de
1996. A partir de entonces hubo un antes y un después en la política
penitenciaria de la provincia.
Conocí a seis de ellos, la banda carcelaria más H.D.P. de todos los tiempos
en esta provincia y creo que del país, conformada por su jefe indiscutido, el
correntino Gapo, el gordo Gaitan y Nipur, como sus brazos ejecutores y los
otros tres soldados disciplinados y fieles a todo lo que decía o quería “el jefe”
Estando en el penal de San Nicolás en los años ´92 y ´93, el correntino,
estando sólo, sin su banda, era un preso más, no molestaba a nadie, no se
metía contra nadie y parecía hacer su vida de recluso como cualquiera,
salíamos a la cancha de fútbol los pabellones de población, el 3 y el 4, él
estaba en el 4 y yo al frente, pero nos encontrábamos a la mañana o la tarde, a
veces yo jugaba a la pelota y otras veces al ajedrez, había pocos rivales y yo
solía hacer simultaneas, jugábamos varios partidos mientras tomábamos
mate y charlábamos, recupere mi libertad en abril de ese año, pero volví a caer
detenido el 31 – 12 – ´93 el 4 de enero ya estaba de regreso en ese penal,
como 40 días anduve de comparendo, tenía cinco causas, y en ese entonces
nos traían al penal de olmos por una semana o dos por cada citación del juez,
cuando ya no hubo más viajes, un día caminando con un par de amistades, le
cruzo en cancha y nos saludamos, me preguntan ¿de donde le conozco? Les
digo de ahí, de mi causa anterior, me dicen que preste atención a los que iban
delante de él y a los dos que estaban atrás, asi que mientras seguía dando
vueltas alrededor de la canchita los miraba a veces de reojo y a veces de
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frente, vi que parecían un grupo comando con su jefe al medio, otro detenido
se intento acercar y le detienen, le cachean como hace la policía buscando
armas, no lo podía creer, me cuentan las maldades que hacia con su banda,
los robos no eran nada, violaban y apuñalaban a cualquiera y no les hacia
falta tener un motivo, respetaban solamente a los ladrones de bancos,
blindados, camiones y a algunos otros que sabían que eran peligrosos.
Yo sabía que a veces había violaciones en algunos penales como Olmos
pero ahí en San Nicolás, no ocurrió nunca desde el ´90 al ´93 que estuve, pero
la cosa cambio desde mediados de ese año que llego su banda y con el apoyo
del S.P.P. enseño a manejar “facas” a los miembros del servicio, oficiales y
encargados que eran sus “amigos” a los cuales les hacían la “astilla” un
porcentaje de lo que robaban a otros internos, durante todo el ´94 se canso de
herir a puñaladas, matar y violar a los pibes, la mayoría de esa ciudad, yo le
retire el saludo a los pocos días de enterarme lo que andaba haciendo,
estudiaba en el colegio secundario y cuando me veía por ahí se perseguía,
pensaba que un día de esos le encontraría solo e intentaría matarle ya que
sabia que a mi no me gustaba lo que hacia y por algo no le saludaba, no
cualquiera se animaba a retirarle el saludo cuando le veía y conoció de antes,
él sabia algunas cositas de mí y se daba cuenta que no era un hueso fácil de
roer. Un día llega una de mis hermanas de visita y me cuenta que le cruzo a la
señora de Gapo saliendo de una casa, en Isidro Casanova, muy cerca de otro
famoso buchon y traidor a su pueblo, Mario Firmenich, me dio la dirección ya
que sabia las maldades que hacia. La visita en el penal de San Nicolás en ese
entonces, la población lo tenía en la iglesia y ahí fue testigo de cómo esa
superbanda carcelaria apretaba a familiares de alguno mostrándoles algunas
facas que parecían espadas y para no lastimarles les tenían que traer drogas o
ropas de gimnasia o zapatillas; a pesar de que conmigo no se metían, no nos
gustaban nada lo que hacían y al cruzarle a la señora, enseguida se le ocurrió
la idea de que algunos de mis compañeros podía hacer algo para que se deje
de joder, a mediados de julio de ese año, un coche freno frente a la casa y
lleno de agujeros la puerta y las ventanas, en clara advertencia, cuando se
entero de lo sucedido a su familia, se agarro con “lepra” a los bancazos lo
dejo en coma por varios meses.
En ese año 1994 habrá tenido como 200 denuncias penales por parte de los
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familiares de los internos que violaban, herían o mataban, con el beneplácito
del S.P.P. en el penal de san Nicolás, lo trasladan a Olmos en diciembre
porque el penal fue intervenido por tantas denuncias contra esos verdugos.
Después de los motines que se hicieron en todas las cárceles de la
provincia de Buenos Aires, en Semana Santa de 1996, todo cambio, fue una
bisagra. Se empezaron a dar “visitas intimas” con la concubina, a poner
“carpas” o hacen habitaciones donde pasar una hora intima con su mujer, o
alguna “amiga” beneficios que eran reclamados desde hacia muchos años
por los presos, ahora cualquiera puede tener su T.V. en la celda, equipo de
música del tamaño que quiera o pueda, mp3, mp4, pen drive y otros bienes
que antes no se permitían, era solo una televisión para todo el pabellón y más
que una radio grabadora chiquita no se admitía, en la mayoría de los penales
permiten entrar a cualquier amigo/a de visita anotándole días antes, las
gaseosas estaban estrictamente prohibidas y mucho menos los gustos a cola,
al igual que las golosinas, ahora entran la cantidad que quieren, son cosas
que ayudan a mantener la tranquilidad y bienestar de los internos alojados en
esos penales que flexibilizaron su política y por lo tanto es raro que haya
peleas, muertes, robos, motines, huelgas, etc.
La sociedad condeno peor que los jueces a los 12 apóstoles,
desconociendo completamente quiénes eran los muertos, claro, hay muertos
y alguien los tiene que pagar, pero tienen que saber que gracias a esos pibes
llamados 12 apóstoles, se acabaron las torturas y vejaciones que sufrían
miles de muchachos y aun ahora lo padecerían si la polibanda siguieran vivos
y no se olviden que caer preso es lo más fácil del mundo, a cualquiera le
puede ocurrir un accidente o matar en estado violento o un pariente cercano
se desvié del camino correcto. Acaso les gustaría saber que no pudo
defenderse de otros presos y que es violado reiteradamente y convertido
obligadamente en homosexual, la “mujer” de una banda. Me parece que la
sociedad, la clase pobre más que todo, tienen que pensar mucho antes de
juzgar y no escuchar la otra campana, digo la clase pobre porque de los ricos
hay uno o dos presos solamente.
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