EL DESCUBRIMIENTO DE LA HOMEOPATIA: EL GENIO DE SAMUEL HAHNEMAN El descubrimiento de la Homeopatía por Hahnemann es una historia fascinante que muestra como la casualidad, la intuición y la insaciable búsqueda del científico se unen en momentos excepcionales para encontrar la llave maestra que abre un nuevo mundo de conocimiento. Christian Friederick Samuel Hahnemann nació en la ciudad de Meissen, Alemania, en 1755 y estudió medicina en la Universidad de Leipzig, entonces la mejor escuela de medicina de toda Europa. Desde el principio Hahnemann puso en duda los métodos prácticos de la medicina de su época. En aquel momento la ciencia médica pensaba que la salud dependía del equilibrio de los ‘humores’(fluidos) del cuerpo, y que lo ideal para restablecerla era eliminar los fluidos nocivos del organismo. Los métodos más usuales de curación consistían en provocar sudores, vómitos, diarreas y sangrados, bien cortando venas o aplicando sanguijuelas; se usaba mucho la sedación mediante opiáceos, y se empleaban dosis tóxicas de mercurio en el tratamiento de enfermedades venéreas. Ante éste panorama, el joven Hahnemann pronto se sintió desilusionado con la medicina y los resultados que con ella obtenía en su práctica médica, hasta el punto en que decidió dejar de ejercer la profesión. Comenzó entonces a hacer traducciones de textos médicos y científicos al alemán como forma de ganarse la vida. En 1790, llegó a sus manos el libro de un profesor de medicina de la universidad de Edimburgo, William Cullen, llamado “Tratado de Materia Médica” en el que se hablaba de diversas plantas medicinales descubiertas en el continente americano que empezaban a llegar a Europa. Una de las sustancias mencionadas era la Cinchona Officinalis, vulgarmente conocida como quinina, que ya los indígenas peruanos habían utilizado por siglos para tratar cuadros de fiebre de malaria, y ahora empezaba a conocerse en Europa para el tratamiento de las llamadas ‘fiebres intermitentes’. En la traducción del texto, Hahnemann se fijó con interés en una nota a pié de página en la cual Cullen mencionaba a modo de anécdota que lo curioso de ésta sustancia era que a la vez que curaba la malaria en una persona enferma, también producía síntomas de malaria si era injerida por una persona sana. Esta anécdota le hizo pensar a Hahnemann en la teoría de Hipócrates según la cual la curación se puede obtener de dos maneras, o bién a través de la utilización de ‘opuestos’ (es decir, usando medicinas que produzcan el efecto contrario de los síntomas del paciente; por ejemplo, dar una aspirina –febrífugo—para bajar la fiebre) o bién, a través de la acción de ‘similares’ (usando medicinas que generan los mismos síntomas que tiene el paciente). Hahnemann decidió entonces experimentar con la cinchona para explorar el principio de Hipócrates. Y de éste modo empezó a tomar dosis de cinchona durante varios días hasta que en efecto empezó a desarrollar síntomas de malaria, que así describió en sus propias palabras: “Al principio empecé a notar frío en los pies y en las puntas de los dedos; me sentí débil y somnoliento; me empezó a palpitar el corazón; sentí una ansiedad insoportable y temblor (aunque sin fiebre); las extremidades doloridas y cansadas; pulsación en la cabeza, rubor en las mejillas, sed; en resumen, todos los síntomas generalmente asociados con las fiebres intermitentes (malaria)…”. Cuando dejó de tomar dosis de cinchona, los síntomas desaparecieron. Este experimento marcó un hito en el pensamiento científico de Hahnemann; desde ese momento comenzó a ‘probar’ todas las sustancias medicinales más comunes de la época, tomando notas minuciosas sobre los síntomas que generaba su ingestión y comparándolos con los síntomas y cuadros patológicos para los cuales se utilizaban medicinalmente. Con todo éste trabajo experimental Hahneman estaba buscando formular un principio universal de curación que siguiera el principio de Hipócrates. Así surgió la Ley de los Similares que estipula que, ‘una sustancia que genera en una persona sana síntomas similares a los de una enfermedad, es capaz de curar a una persona enferma de esa misma enfermedad’. Es decir, de la misma manera que la cinchona le había producido a Hahneman síntomas de malaria, la cinchona podía curar a una persona afectada de malaria. La ley de los similares, en latín similia similibus curentur, no fue idea originaria de Hanhemann: Hipócrates la había sugerido, y Paracelso, alquimista y médico medieval, había utilizado similares en sus curaciones. Otros contemporáneos de Hahnemann (Antón Haehn y el danés Georg Stahl) también habían aludido en sus obras al principio de similitud. Sin embargo, el único que se dedicó a explorar a fondo la ley de los similares y su aplicación práctica en la medicina fue Samuel Hahnemann, que lo convirtió en el pilar del nuevo sistema de medicina que se pasaría el resto de su vida desarrollando y al que daría el nombre de Homeopatía, del griego ‘homeo’ y ‘pathos’, que juntos significan ‘sufrimiento similar’. SUSANA AIKIN es homeópata graduada de la School of Homeopathy de Nueva York, donde también ha ejercido como profesional. Actualmente reside y practica homeopatía en Madrid. Tel.: 618 446364 Email: [email protected]