EL DINERO Y EL SISTEMA MONETARIO DURANTE EL SIGLO XX 19001990: Por: Rafael Gómez Henao ANTECEDENTES PARA LA CREACIÓN DEL BANCO DE LA REPÚBLICA: Con la ley 33 de 26 de octubre de 1903 (regulación del sistema monetario y amortización del papel moneda) el congreso trató de resolver la situación del país, casi asfixiado por el papel moneda. Se dispuso que la unidad monetaria de la Nación, fuera una moneda de oro, de peso de gramos 1,672 a la ley de 0,900 de fino distinta a la de gramos 1,612 que había ordenado el Código Fiscal. Creo la Junta nacional de Amortización, para el papel moneda, el cual se cambiaría por oro en barras, y destinó para este objeto rentas especiales. Prohibió absolutamente el aumento de la emisión de papel moneda, y fijó el cambio al tipo del 1%, cambio que se decía entonces a diez mil. La Asamblea Nacional Constituyente y Legislativa, en 1905 organizó un sistema monetario y fijo las monedas de oro y plata, que no lo había hecho la ley de 1903. El día 6 de septiembre de 1906, fue puesta nuevamente en servicio la Casa de Moneda, por el Presidente Rafael Reyes, como parte del programa de su administración, para acuñar plata de buena ley y níquel. De 1906 a 1909 se acuñaron $ 1.294.261,80 en piezas de cincuenta centavos, las cuales se destinaron principalmente para los Departamentos de Nariño y Santander y la Intendencia del Chocó. La ley 35 de 1907 eliminó prácticamente la Ley 59 de 1905. Eran dos sistemas distintos, aquel con base en el dólar ($ 1 = grms. 1,672) y este con base en la Libra Esterlina ($ 1= Grms. 1, 5976 a la ley de 0,9166) Con el acto legislativo No 3 de 1910, definió lo siguiente: “queda prohibida en absoluto toda nueva emisión en papel moneda de curso forzoso.” La inflación originada en las llamadas emisiones celestinas de moneda, se tomó al país a partir del momento en que la Corte Suprema de Justicia convirtió en letra muerta la norma del Artículo 49 de la Constitución que prohibe toda emisión de papel de curso forzoso. En las grandes crisis monetarias los dirigentes de los dos partidos tradicionales se han puesto de acuerdo sobre cambios legales o institucionales que permitieron controlar dichas crisis. En la primera de ellas que culminó en 1910 se introdujo el mencionado Artículo 49 que puso fin a las colosales emisiones clandestinas de la Regeneración y de las épocas de las guerras civiles de finales del siglo pasado; en la segunda, a raíz de la crisis de deflación de los años 30, el presidente Olaya Herrera con su Ministro de Hacienda, Esteban Jaramillo, expidieron una serie de leyes y decretos encaminados a corregir los desequilibrios ocasionados por la profunda recesión de la época. Estas medidas fueron demandadas como inconstitucionales, pero la Corte Suprema de Justicia de entonces confirmó su validez dejando así como letra muerta la norma del Artículo 49. Es importante saber, que las modificaciones, de nuestras monedas metálicas, solo han servido para medir, las situaciones políticas y las grandes crisis económicas de la Patria, pero no para organizar o establecer un sistema. Y para muestra no es más sino considerar, desde el sistema monetario de 1826, las cinco que le dieron los congresos de 1836, 1846, 1847, 1853, y 1857 a la Nueva Granada, uno a la Confederación Granadina, en 1863, Cuatro a los Estados Unidos de Colombia en 1867, 1871, 1872, y 1873, y antes del Código Fiscal de 1912 que se creyó el último, se le había ordenado en 1903, 1905, y en 1907 a la República de Colombia nuevos sistemas, sin contar el trascendental Decreto No 104 de 1886 que fijó como unidad monetaria y de cuenta el billete de un peso del Banco Nacional. En 1914 a pesar de que la economía se había dinamizado con la guerra, se agudizó el problema la escasez de dinero circulante, situación que venía presentándose con anterioridad. La escasez de dinero se daba fundamentalmente por la amortización al papel moneda, la cual el medio circulante quedó reducido a 10 millones de pesos oro, lo que resultaba insuficiente para el movimiento económico nacional. La coyuntura de guerra agravaba la escasez de dinero convirtiéndola en una especie de crisis monetaria. La órbita interna de la circulación monetaria se contraía por el flujo del dinero al exterior. Tal flujo era causado por la reducción de las exportaciones (ello implicaba la no afluencia de oro amonedado al país), que hacía que los compromisos adquiridos con el extranjero tuvieran que cubrirse con la moneda de oro existente; el comercio para saldar sus créditos en el exterior, tenía entonces que remesar el oro amonedado; además, a esto se unía la actividad especulativa de exportar oro aprovechando las diferencias del cambio. Todo ello demostraba la estructura inadecuada del régimen monetario colombiano para el desarrollo capitalista de la economía, problema que solamente se solucionaría a partir del año 1923 con la fundación del Banco de la República. LA CREACIÓN DEL BANCO DE LA REPÚBLICA DE COLOMBIA 1923: Por las múltiples fallas que presentaba el sistema bancario de Colombia se requería de una reforma. El desorden se debía a lo siguiente:1º Las facultades concedidas a los bancos eran amplísimas: podían comprar y poseer acciones de toda clase de empresas, organizar industrias, contratar la administración de servicios públicos, actuar como intermediarios en la emisión de bonos, acciones, células, etc. 2º El control del Estado en la industria bancaria era totalmente nulo. 3º Las estadísticas bancarias eran deficientes.4º defectuosa y tardía la presentación de los balances de las entidades financieras. 5º Los activos carecían de liquidez. 6º . No existía restricción para los préstamos.7º Se daba anarquía en los tipos de interés, en las garantías y en los plazos. 8º Las disposiciones sobre el capital y reservas de los bancos eran inadecuadas, entre otros. El desorden que traía del sistema monetario y financiero de Colombia desde la independencia, se soluciona con la contratación de la misión de técnicos Norteamericanos presidida por el señor Edwin Walter Kemmerer, y asesorada por el profesor Esteban Jaramillo, por don Félix Salazar y por el doctor Lucas Caballero. La misión Kemmerer creo entre otras instituciones, el Banco de la República, que ha sido irreemplazable instrumento para el manejo del crédito y de quien dependió por mucho tiempo la regulación monetaria. La misión rindió al gobierno un informe que concluía con un conjunto de proyectos de ley que, se convirtieron en los pilares para la estructuración definitiva del sistema monetario y financiero de Colombia. La fundación del banco de la República durante la presidencia de Pedro Nel Ospina fue un suceso nacional, en el año 1923. Con la creación del banco se suspenden los billetes representativos de oro de la Junta de Conversión, y aparece la del Billete único convertible por oro en especie del banco emisor. Así se da inicio en Colombia de un control perfecto y una regulación eficiente de las monedas circulantes. La ley orgánica del Banco de la República, No 25 de 1923, lo dota del derecho exclusivo de emitir billetes de Banco: además debe amortizar bonos y cédulas flotantes, manejar el descuento y el redescuento y servir de agente fiscal, y desde luego, de prestamista del gobierno. En el siglo XX el peso ha recorrido cuatro etapas: 1º de 1923,a 1931 desde la creación del Banco Emisor, hasta que se implantó el Control de Cambios en Colombia y se termina con la convertibilidad del billete del Banco de la República a oro. 2º va desde 1931 a marzo de 1951, en que las funciones primitivas del Banco de Emisión evolucionan en un mundo que vacila entre regresar al patrón oro, o sepultarlo definitivamente. 3º que se extiende desde 1951 hasta 1963, es la de la orientación deliberada de la política monetaria y crediticia desde la Junta Directiva del Banco de la República, contando con los instrumentos de que la dotó el decreto legislativo 756 de aquel año. 4º inicia con la creación de la Junta Monetaria, el 1º de noviembre de 1963, con la expedición del decreto ley 2206. A los pocos días de la expedición de la Ley Orgánica del Banco de la República en 1923, se presentó la quiebra del Banco López, la firma más importante de la época, por falta de líquidez para atender las obligaciones inmediatas. El 16 de julio los depositantes exigieron la devolución de los depósitos de cuenta corriente y el pánico amenazaba extenderse a los demás bancos de la ciudad. Ante tal emergencia el gobierno aceleró la creación del banco de la república. La creación del Banco de la República con las funciones asignadas, la fundación de la Superintendencia Bancaria y la expedición de la ley de instrumentos negociables, fueron un paso adelante en la organización económica del país y una condición previa y necesaria para el desarrollo organizado del crédito y de la vida comercial, así como la creación de la Contraloría General de la República, contribuyó a la racionalización del estado. El año 1929 se desencadenó, la crisis económica mundial. La crisis tuvo fuertes repercusiones en la economía colombiana y en su sistema monetario y financiero del país: en las actividades bancarias, bursátiles y compra y venta de propiedad raíz en las principales ciudades de Colombia. Las obras públicas se suspendieron ante el agotamiento de la financiación externa. Las primeras manifestaciones de desempleo se conocieron a fines de 1929 y con esto comienza a declinar el mercado interno. El crédito bancario se redujo hasta mediados de 1932 más de lo que hubiese exigido la contracción de la capacidad bancaria para otorgarlo y una drástica caída de las reservas internacionales que pasaron de $64.658.000 en 1928 a $13.778.000 en 1931. El profesor Esteban Jaramillo, ministro de hacienda de la época, tuvo que suprimir la convertibilidad del peso en oro físico El artículo 18 de la Ley orgánica del banco ordenaba, en 1923, mantener una existencia en oro equivalente al 60% del total de lo representado por los billetes. En 1931, la ley dijo: “ El Banco de la República mantendrá en encaje una existencia en oro equivalente al 50% del total de los billetes en circulación”. Más tarde, dentro del mismo año y por decreto 6091, el depósito en oro fue reducido a un 40%. Luego se estableció. “ Mientras dure la actual situación de emergencia y hasta nuevas disposición en contrario, se reduce la proporción al 30%. En 1948 el decreto 1407 permitió al Emisor bajar al 25%, para proveer recursos al Banco Central Hipotecario. Ya era permitido, constituir las reservas no solo con barras de oro, sino también con divisas. El profesor Jaramillo explicaba la situación de la época de la siguiente manera: “De repente en la mañana del 4 de septiembre de 1931 el mundo financiero fue sorprendido por la noticia inesperada del decreto expedido por el gobierno inglés que suspendía indefinidamente la conversión por oro de la libra esterlina. La nueva medida tan extraordinaria y de tan grandes cosecuencias en la vida financiera, no sólo de Inglaterra sino del mundo entero, se extendió por todas partes como una ola de desconfianza, de inseguridad y de pánico que afectó profundamente los negocios y la actividad económica de los pueblos, ya muy quebrantados por un largo período de malestar y de presión. El crédito bajo todas sus formas sufrió un nuevo y extraordinario golpe con aquella medida. Todo el mundo se apresuró a ponerse a cubierto de la catástrofe, exigiendo el pago de lo que se le debía y una verdadera pugna sin precedentes en la historia del mundo se declaró por todas partes para adquirir el único valor estable y libre de contingencias: el oro físico en Barras o monedas. Inmediatamente esta recesión se hizo sentir en Colombia. Las gentes se apresuraron a cambiar por oro los billetes del establecimiento Emisor y a retirar de los bancos sus depósitos en ese metal, a tiempo que los acreedores extranjeros de los establecimientos de crédito colombianos cancelaban rápidamente los descubiertos que les había concedido y exigía con apremio de manera brusca y sin consideración de ninguna clase el pago de sus saldos a su favor. Fue una verdadera guerra despiadada y sin cuartel contra la economía y las finanzas del país, una terrible amenaza al crédito y a las reservas metálicas del banco de la República, todo lo cual constituía una conmoción interna tan honda y amenazante como una revolución”. El banco de la República pudo, en pocos años, unificar el numerario, sanear el medio circulante, atenuar los vaivenes de los cambios internacionales, regular el interés, servir de lazo de unión y de apoyo a los demás bancos y servir prestamista a los gobiernos. Con la creación del banco de la República se restableció la confianza y la responsabilidad en campos en donde reinaba la anarquía. La crisis mundial de 1930 obligó al Gobierno a prohibir el Libre comercio del oro y organizó la Comisión para su control. Desde entonces no se ha vuelto a acuñar oro. El Gobierno dispuso depositar todo el oro metálico que estaba en poder de los Bancos y de los particulares, en el banco de la república (Decreto 1723 de 1931). Así terminó, por esta vez la moneda de oro físico. La moneda de plata de 0,900 tenía que desaparecer. Sobrevino una gran escasez de monedas de plata. Fue necesario reacuñar toda clase de moneda vieja que no se había dado a la circulación, y hasta la moneda nueva. La aleación monetaria de níquel, desaloja la moneda de plata. Una serie de fenómenos acabaron con nuestra moneda de plata. La guerra mundial, que obligó a Inglaterra a devaluar la Libra Esterlina, la del Dólar, y la del peso Colombiano, por la ley de 1938. Con el nuestro, eran ya en 1949, más de treinta países los que habían devaluado sus unidades monetarias. La prohibición de la exportación del oro y su control y el valor comercial de la plata en el país, obligaron al Gobierno a tomar una serie de medidas, para poder mantener en circulación una moneda que al mismo tiempo que reemplazara los metales preciosos, evitara cualquier crisis de la moneda fraccionaria, como respectivas veces había ocurrido en la vía republicana. La moneda divisionaria, quedó reducida a simples signos, sin valor intrínseco. En 1963 fue creada la Junta Monetaria que se convierte en un apéndice del gobierno, allí tienen asiento los ministros de Hacienda, de Desarrollo, de Agricultura, el de Planeación y el Gerente del Banco de la República. Con la Junta Monetaria el Estado reasume el manejo de la monetario, no solo como expresión de soberanía sino como poder de dirección económica. LA CRISIS FINANCIERA DE LA DÉCADA DE LOS 80S Y DE 1998: Después de la crisis mundial que se presentó en los años30, con repercusiones en el sistema monetario y financiero, el país logra llegar a la década de los 80s con pocas dificultades en su moneda e instituciones que la dirigen, la regulan y la manipulan. A finales de los 60s había apenas 23 bancos y 9 corporaciones financieras. Para la década de los 70s el país experimentó un rápido crecimiento y diversificación del sector financiero. A iniciar los años 80s el país se contaba ya con una variedad de nuevos intermediarios especializados (corporaciones de ahorro y vivienda; compañías de financiamiento comercial, empresas de “leasing” y “factoring”, autofinancieras, etc. y con una abundancia de nuevos activos financieros que habían permitido elevar el ahorro transferible institucional de un 7% del PIB en 1960 a un 25% del PIB en 1984. El progreso del sector financiero era la respuesta a la estabilidad cambiaria que se vivió desde 1967 y a que las autoridades económicas concentraron su esfuerzo en la movilización del ahorro interno con el fin de que se utilizara en el crecimiento económico. El sistema de ahorro en valor constante (UPAC) y las corporaciones de ahorro y vivienda, fueron creados en 1972, durante la administración de Misael Pastrana con el objeto de irrigar crédito abundante de largo plazo a la construcción de vivienda, sector escogido en su plan de desarrollo para jalonar el crecimiento de toda la economía. El presidente López Michelsen, en 1974, llevó a cabo una reforma financiera que liberó las tasa activas de interés, creo los certificados de depósito a término (CDT), restringió y encareció el acceso a los fondos del emisor, redujo la gran dispersión existentes en las tasas pasivas y el tratamiento tributario a los activos financieros. El presidente de Turbay, durante su mandato, liberó las tasas pasivas y acudió a las operaciones de mercado abierto. Estas medidas, por falta de una regulación adecuada llevaron a un excesivo incremento en las tasas reales de interés, a una desviación considerable del crédito hacia actividades especulativas, a la concentración del poder económico en los grupos financieros y a una exposición de riesgo muy alta por parte de muchos intermediarios; todo lo cual hizo crisis con el advenimiento de la recesión a partir de 1980. El derrumbe financiera estalló a finales de 1982 durante el período presidencial de Belisario Betancur quien actuó para evitar que la crisis tuviera efectos nocivos en la confianza de los ahorradores. La recesión en la economía que se presentaba en los inicios de los 80s terminó por crear una grave acumulación en la cartera morosa y de dudoso recaudo del sistema financiero. Esta situación, en conjunto con la aceleración de la tasa de devaluación, impidió reducir las tasas reales de interés y reforzó en consecuencia el proceso recesivo, constituyendo un círculo vicioso pese a continuos esfuerzos del gobierno por facilitar la capitalización y mejorar la liquidez del sistema. La crisis financiera se destapó en los Fondos Grancolombiano y Bolivariano. Gran inversión, la sociedad que administraba de estos dos fondos, era una sociedad constituida con un capital de 5 millones de pesos, representados en 50.000 acciones de $ 100 cada una. Esta sociedad con apenas 5 millones y de 11 socios, manejaba miles de millones de pesos de miles de ahorradores. La sociedad administradora de los Fondos de Inversión se encargaba tanto de la parte administrativa como de la financiera para lo cual realizaba fundamentalmente las siguientes operaciones: recibir el dinero que los ahorradores quieren invertir en cada uno de los Fondos de inversión; emitir los títulos a nombre de los inversionistas; reintegrar el valor de las unidades a cada cliente que lo solicita y manejar la compra y venta de acciones de cada Fondo. Los ahorradores depositaban toda su confianza en estos fondos, bajo el supuesto de que serían invertidos, de la forma más técnica posible, en portafolios en donde el riego quedaría atomizado. Pero no era este el criterio que orientaba a la sociedad Graninversión S.A., administradora de los Fondos de Inversión bajo control del Grupo Financiero Grancolombiano. Como el Decreto 384 de febrero de 1980 prohibió que una sociedad administrara más de un Fondo, el Grupo Gran Colombiano creo la sociedad Administradora Occidente S.A. y le entregó el Fondo Bolivariano. El Fondo Gran Colombiano tenía en febrero de 1980 un valor neto de $ 1.978,4 millones en las cuales tenía invertidos en empresas del mismo grupo $ 323,2 millones. Situación similar ocurría con el Fondo Bolivariano, que tenía acciones de las mismas empresas por $ 246,6 millones. Para el año 1979 los fondos llegaron a tener el 20% del valor recaudado en Acciones de Pronta y la Corporación Financiera Gran Colombiana, con el agravante que ninguna de las empresas matrices del Grupo reportaba utilidades a los Fondos de Inversión. De igual manera, cuando el grupo Gran Colombiano decidió lanzarse a arriesgadas operaciones bursátiles para tomarse el control de empresas insignias del Grupo Financiero Suramericana, dejó de lado todas las normas de previsión y seguridad y llegó a concentrar el 92% del valor recaudado por los Fondos en acciones de la Nacional de Chocolates, Cementos Argos, Cine Colombia, Siderúrgica de Medellín y Noel, con el agravante que el 60% estaba en acciones de las dos primeras empresas. Con alzas ficticias y especulativas fue posible lograr que el Fondo Grancolombiano se valorizara durante los años 78 y 79 en un 179%, y el Bolivariano en un 191%. Para lograr estas valorizaciones, los administradores de los Fondos, compraban y vendían acciones del propio grupo, hacían subir o bajar los precios de acuerdo a sus conveniencias. De esta manera lograron triplicar la acción de Pronta entre diciembre de 1978 y junio de 1979 de $ 10 a $ 30 y las de La Corporación Financiera Grancolombiana de $ 36 a $ 88. Jugando a la especulación acciones, la sociedad administradora de los fondos, lograba dos excelentes resultados: primero, una gran ganancia con la venta de acciones a los Fondos; y segundo, elevar el valor de la unidad de inversión, atrayendo, por tanto, más aventurados inversionistas. Cuando los Fondos Bolivariano y Grancolombiano tenía 3,6 millones de acciones de Pronta, hicieron bajar el precio de la acción de $ 30 a $ 13 en apenas 20 días, del 11 al 31 de octubre de 1979, en cuatro operaciones bursátiles cruzadas entre Títulos Grancolombianos S.A., Indismetro, Aseguradora Grancolombiana S.A. y Aseguradora Grancolombiana de Vida. Cuando la Acción llegó a $13 los Fondos vendieron Nuevamente las acciones de Pronta a empresas del Grupo Grancolombiano, perdiendo los inversionistas de los Fondos 61,9 millones de pesos. Durante el mes de marzo de 1980 el precio de las acciones según el índice que llevaba la Bolsa de Bogotá cayó en un 12% y el valor de la unidad de inversión del Bolivariano se redujo en un 74%, al pasar 57,93 el 29 de febrero a $ 15,39 al 31 de marzo, y el Grancolombiano bajó en un 57% al pasar de $28 a $ 12,03 en igual tiempo. La razón por la cual se presento esta hecatombe financiera se debe a que el grupo venía comprado acciones de prestigiosas compañías y a medida que subía el precio, o lo hacían subir con la especulación, vendían las acciones a los propios Fondos de Inversión con lo que les permitía: 1º ganar en las empresas compradoras de acciones; 2º elevar la unidad de inversión de los Fondos y 3º acumular un paquete interesante de acciones. El Grupo Suramericana, para rescatar el control de empresas que tradicionalmente habían estado en sus manos, tuvo que pactar con el Grupo gran Colombiano la recompra de las acciones al precio que fijó el grupo de Michelsen. Por otra parte, varios bancos y compañías de financiamiento comercial entraron en proceso de liquidación. La Superintendencia Bancaria se vio obligada a tomar control de varias entidades financieras y proceder a liquidar a otras como lo fue el caso del Banco Nacional. En 1985, el gobierno creó el Fondo de Garantías de Instituciones Financieras (Fogafín) con el fin de adquirir la totalidad de las acciones de las entidades intervenidas por un valor simbólico ( un centavo por acción) y aumentó su capital con el llamado capital de garantía. Los bancos intervenidos fueron los siguientes: Banco de Colombia, Estado, del Comercio, de los Trabajadores y Tequendama. En 1998, vuelve a estallar la crisis en el Sistema Financiero que obligó al gobierno a decretar la emergencia económica por medio del decreto 2330 y a crear el impuesto del 2 x 1.000 destinado a solucionar el caos. Las causas principales de esta última crisis, fueron en su orden de importancia: la corrupción, el cambio en la política económica de Samper, la falta de competitividad del sistema financiero, la caída de la construcción, el control al narcotráfico, la desaceleración de la actividad económica, entre otros. Entre diciembre de 1998 y abril del 2000 entraron en liquidación más de 16 entidades financieras. Otras 10 recibieron capitalizaciones de Fogafín ( Banco Agrario, Granahorrar, la FES, El BCH, absorbido por Granahorrar y el Banco del Estado, absorbido por Bancafé, entidad que también fue oficializada. Para remediar la crisis del Sistema Financiero, el gobierno tuvo que destinar 7,5 billones de pesos, un 4,2% del P.I.B. Está incluida en esta partida la ayuda a los deudores del Upac de unos 2,5 billones.