Que reforma el artículo 3o. de la Ley General de Desarrollo Social, a

Anuncio
QUE REFORMA EL ARTÍCULO 3O. DE LA LEY GENERAL DE DESARROLLO SOCIAL, A CARGO DE
LA DIPUTADA JOSEFINA RODARTE AYALA, DEL GRUPO PARLAMENTARIO DEL PRI
De conformidad con lo dispuesto por los artículos 71, fracción II, y 72 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, y los artículos, 6o fracción I, 77 y 78 del
Reglamento de la Cámara de Diputados, la de la voz, diputada Josefina Rodarte Ayala, en
nombre de los diputados federales de Coahuila de Zaragoza del Grupo Parlamentario del
Partido Revolucionario Institucional de esta LXI Legislatura, presenta a esta honorable
soberanía iniciativa con proyecto de decreto, al tenor de la siguiente
Exposición de Motivos
De acuerdo con la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria el ejercicio de los
recursos aprobados en el presupuesto por esta soberanía para los diversos programas así como
el diseño de las reglas de operación para los programas sujetos a éstas son facultad exclusiva
del Ejecutivo federal.
El artículo 75 de esta ley establece que “los subsidios deberán sujetarse a los criterios de
objetividad, equidad, transparencia, publicidad, selectividad y temporalidad...”
Por otra parte, el artículo 77 de la misma ley establece que “...se señalarán en el Presupuesto de
Egresos los programas a través de los cuales se otorguen subsidios y aquellos programas que
deberán sujetarse a reglas de operación. La Cámara de Diputados en el Presupuesto de Egresos,
podrá señalar los programas, a través de los cuales se otorguen subsidios, que deberán sujetarse
a reglas de operación con el objeto de asegurar que la aplicación de los recursos públicos se
realice con eficiencia, eficacia, economía, honradez y transparencia. Asimismo, se señalarán en
el Presupuesto de Egresos los criterios generales a los cuales se sujetarán las reglas de
operación de los programas.”
La Cámara de Diputados, en cumplimiento con estas disposiciones, año con año identifica y
establece en el decreto de Presupuesto de Egresos de la Federación los criterios generales a que
se han de sujetar las reglas de operación de los programas sujetos a éstas.
Aún cuando en la ley se establecen con toda precisión la forma en que se han de ejercer los
recursos así como los objetivos y las metas que se pretenden alcanzar con éstos, los resultados
que se obtienen en las diversas evaluaciones que se hacen de los programas al concluir el año
fiscal, no son los esperados.
Es evidente que en la práctica algo está fallando, algunos resultados muestran que los titulares
sostenidos por su lealtad política al gobierno en turno y no por su capacidad técnica requerida
para el cargo, prefieren el protagonismo personal y la búsqueda de nuevos simpatizantes para el
partido en el gobierno en lugar de la búsqueda de la eficiencia en sus funciones.
Año con año vemos que en cada una de las evaluaciones que se realizan a los programas sujetos
a reglas de operación, existen fallas e incumplimientos de las metas trazadas.
Como ejemplo de lo anterior están los programas destinados al combate a la pobreza cuyos
montos han sido los más altos en los últimos años y sin embargo el número de pobres en
1
nuestro país sigue creciendo; los recursos destinados a los programas del campo han sido los
más altos de los últimos años y nuestro sector agropecuario sigue sumido en una crisis
permanente que no se ve para cuando termine; los recursos aprobados para los programas
forestales han sido cuantiosos y seguimos registrando una de las más altas tasas de
deforestación mundial.
Aún cuando somos de los países que mayores recursos invierte en educación, seguimos
teniendo nulos resultados en este rubro; asimismo se invierten enormes recursos en nuestras
empresas y seguimos cayendo en los índices de competitividad a nivel mundial.
Estamos convencidos de que para que los programas realmente cumplan con los objetivos
programados, la administración pública debe actuar de forma coordinada en el ejercicio de los
recursos, independientemente si están o no sujetos a reglas de operación.
En esta ocasión nos referimos a los recursos ejercidos a través de los programas sociales y en
general a la política de desarrollo social diseñada por el Ejecutivo federal para nuestro país, que
de acuerdo con el artículo 3 de la Ley General de Desarrollo Social, dicha política debe
sujetarse a los principios de libertad, justicia, solidaridad, Integralidad, participación social,
sustentabilidad, preservación del equilibrio ecológico, respeto a la diversidad, libre
determinación y autonomía de los pueblos indígenas y sus comunidades y transparencia.
Creemos que para que la política social pueda obtener aún mejores resultados debe incluir un
principio más, que es el relativo a la transversalidad; aún cuando el artículo 50 de la citada Ley
ya incluye este término como un criterio para que la Comisión Nacional de Desarrollo Social
proponga políticas públicas en la materia, consideramos que este concepto también debe ser
plasmado como un principio al que debe sujetarse dicha política.
De acuerdo con el documento “La transversalidad como elemento de mejora en el
ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz. Resultados de una reflexión compartida”, realizado en febrero
de 2008, la transversalidad, en el ámbito de las administraciones públicas, aparece como un
intento de dar respuestas, con más o menos éxito, a dos retos que la estructura organizativa
clásica de departamentos o sectores no es capaz de resolver y que son: la aparición de
demandas sociales o políticas públicas que no forman parte de la misión o competencias de una
sola parte de la estructura orgánica vertical sino que implica a toda la organización o a una
parte significativa de ella y la necesidad de disponer de una visión integral e integradora de
determinados segmentos de la población considerados como prioritarios.
En el mismo documento se incluye lo que expone Albert Serra, profesor del Instituto de
Dirección y Gestión Pública de ESADE:
“La transversalidad es, al mismo tiempo, un concepto y un instrumento organizativo cuya
función es aportar capacidad de actuación a las organizaciones en relación con algunos temas
para los que la organización clásica resulta inadecuada” La transversalidad es un concepto
que asegura el compromiso efectivo de toda la organización para trabajar, desde cualquier
especialización sectorial, en un ámbito, visión, enfoque, problema público... y por unos
objetivos que no se pueden asumir por una sola de las estructuras organizativas sectoriales. Y
la transversalidad es también un instrumento organizativo que pretende desarrollar
2
estrategias, herramientas e instrumentos que, dentro de la estructura organizativa sectorial,
permitan adaptarse mejor a las exigencias de una realidad muy compleja.
El ejercicio de la transversalidad conlleva, el reforzamiento de la coordinación horizontal; es
decir, tal como señala Koldo Echebarría, especialista del Banco Interamericano de
Desarrollo: “la búsqueda de cauces de relación entre unidades sin ascender por la línea de
mando, ni arrebatar la capacidad de decisión a la base”.
Por otra parte, Miquel Salvador, del Departamento de Ciencias Políticas y Sociales de la
Universitat Pompeu Fabra, en su documento “E-Gobierno y Cambio Institucional: El impulso
de la transversalidad en la administración pública”, señala que: “el concepto transversalidad ha
hecho fortuna en el léxico de los gestores públicos y existe un amplio consenso al considerarlo
como un cambio necesario para implementar políticas públicas más eficaces que superen las
limitaciones de unas estructuras demasiado sectorializadas. Pero este consenso genérico suele
basarse en definiciones ambiguas del concepto y en referencias todavía más indefinidas sobre
su concreción. Se plantea su vinculación a cuestiones como la coordinación, la cooperación o la
mejora de la comunicación entre las unidades de la organización.”
A modo de concepto operativo a considerar, se puede entender la transversalidad en términos
de opción organizativa orientada a introducir objetivos compartidos por el conjunto de la
organización y que van más allá de los asignados a cada división u órgano sectorial, pero que
requieren de su participación efectiva para su consecución.
En otros términos, se puede entender la transversalidad como una nueva tendencia organizativa
de carácter horizontal que busca la integración, la coordinación y la comunicación
interdepartamental, caracterizada por proponer unos objetivos asumidos por todos los sectores
de la organización pero que no son propios de ninguno de ellos sino generales del conjunto.
Así definida, la transversalidad se plantea como un modelo organizativo alternativo al
tradicional para dar respuesta a los nuevos retos que se plantean a los gobiernos y a las
administraciones públicas. Este modelo se define por contraponer el principio de coordinación
horizontal al principio de jerarquía y coordinación vertical, y la creación de grupos de trabajo
multidisciplinares a la especialización funcional pura. Pero aunque la transversalidad se
conforme como una alternativa organizativa, se considera que no debe entenderse como una
opción sustitutiva al modelo burocrático, sino como una aproximación que lo complementa y lo
enriquece.
Adicionalmente, se hizo una revisión de la legislación existente en el ámbito de los grupos
vulnerables y se identificó que este principio está incluido en las siguientes leyes.
La fracción V del artículo 3 Bis de la Ley del Instituto Mexicano de la Juventud establece que
el Instituto de la Juventud en sus lineamientos para la definición e instrumentación de la
política nacional de juventud deberá “observar los criterios de integralidad y transversalidad en
la ejecución de programas y acciones que procuren cubrir las necesidades básicas de los
jóvenes y promover su desarrollo personal, social y económico. Asimismo, se impulsará un
federalismo institucional en la ejecución de los programas y acciones que, en su caso, se
coordinen entre las distintas dependencias y entidades de la Administración Pública Federal, en
3
el ámbito de su competencia, con los gobiernos de las entidades federativas y a través de ellos
con los municipios.”
La fracción II del artículo 5 de la Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres señala
que la transversalidad “es el proceso que permite garantizar la incorporación de la perspectiva
de género con el objetivo de valorar las implicaciones que tiene para las mujeres y los hombres
cualquier acción que se programe, tratándose de legislación, políticas públicas, actividades
administrativas, económicas y culturales en las instituciones públicas y privadas.”
Por otra parte, la fracción I del artículo 27 de la Ley de los Derechos de las Personas Adultas
Mayores establece que: “En el ejercicio de sus atribuciones, el Inapam deberá atender el criterio
de transversalidad en las políticas públicas a cargo de las distintas dependencias y entidades de
la Administración Pública Federal; a partir de la ejecución de programas y acciones
coordinadas.”
En la fracción XXVIII del artículo 2 de la Ley General para la Inclusión de las Personas con
Discapacidad se incluye el concepto de transversalidad y lo define como “el proceso mediante
el cual se instrumentan las políticas, programas y acciones, desarrollados por las dependencias
y entidades de la administración pública, que proveen bienes y servicios a la población con
discapacidad con un propósito común, y basados en un esquema de acción y coordinación de
esfuerzos y recursos en tres dimensiones: vertical, horizontal y de fondo.”
Por lo expuesto y considerando la relevancia del principio de transversalidad en la
administración pública de nuestro país es que acudo a esta tribuna para solicitar su apoyo y
respaldar la siguiente iniciativa con proyecto de
Decreto por la que se adiciona una fracción X al artículo 3 de la Ley General de
Desarrollo Social
Artículo Único. Se adiciona una fracción X al artículo 3 de la Ley General de Desarrollo
Social, para quedar como sigue:
Artículo 3. La política de desarrollo social se sujetará a los siguientes principios:
I. a IX. ...
X. Transversalidad: Es el proceso mediante el cual se instrumentan las políticas, programas y
acciones, desarrollados por las dependencias y entidades de la administración pública, que
proveen bienes y servicios que contribuyan al desarrollo social de la población con un
propósito común, basados en un esquema de acción y coordinación de esfuerzos y recursos
en tres dimensiones: vertical, horizontal y de fondo.
4
Transitorio
Único. El presente decreto entrará en vigor el día siguiente al de su publicación en el Diario
Oficial de la Federación.
Dado en Palacio Legislativo de San Lázaro, a los 24 días del mes de abril de 2012.
Diputados: Josefina Rodarte Ayala (rúbrica), Francisco Saracho Navarro, Hugo Héctor Martínez González (rúbrica), Héctor Fernámdez
Aguirre (rúbrica), Lily Fabiola de la Rosa Cortés (rúbrica), Lilia Isabel Gutiérrez Burciaga (rúbrica).
5
Descargar