Sólo retirando una estatua no se hace justicia

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Sólo retirando una estatua no se hace justicia
CJC de Valladolid :: 24/03/2005
El pasado jueves 17 de Marzo vivimos un hecho reflejo de las aún hoy presentes ideologías
partidarias del régimen franquista.
Tanto el acontecimiento como la concentración de un grupo de personas de
ideología fascista, fueron recogidos por todos los medios de comunicación (unos con carácter más
crítico que otros), con lo que ha llegado a ser tema de tertulia de varios "debates políticos", en los
cuales siempre se ha llegado a la conclusión y determinación de que hechos así sólo se producen por
"minorías marginadas de la realidad’ y que la mayoría de la sociedad del estado español, gracias a la
"transición", ha superado el intervalo de la Historia protagonizado por el Franquismo. Pero el
sentimiento mostrado en esa concentración no es algo aislado, y esos postulados creados por
"analistas" políticos quedan rápidamente puestos en duda y anulados con las declaraciones de
sentido totalmente ambiguo del dirigente del Partido Popular, Mariano Rajoy. Sin embargo, la
ambigüedad de dicho personaje no es accidental: en vez de dar una opinión clara y concisa sobre el
traslado de la estatua de Franco que le muestra montado en su caballo con aspecto triunfador, se
limita a condenar al gobierno por su precipitación al actuar y a evadir la respuesta cayendo, como ya
es habitual, en la dinámica de la política actual en donde el juego de patio entre los partidos
mayoritarios termina en mucha palabrería y sin dejar nada claro. Seguramente, de no ser por la
imagen a guardar de cara a sus intereses políticos inmediatos, muchos militantes y dirigentes del PP
estarían encantados de unirse a las manifestaciones fascistas en contra del traslado de la estatua, al
igual que varios pro-franquistas se agruparon con orgullo cantando el cara al sol y mitificando la
figura de Paquito, con sus camisas azules y sus banderolas defensoras del imperio español. Desde el
Colectivo de Jóvenes Comunistas de Valladolid abogamos por el conocimiento de la Historia como
utensilio y herramienta necesarios para conseguir una futura sociedad igualitaria totalmente distinta
a la actual, evitando tropezar dos veces con la misma piedra. La estatua, como se ha dicho, quizá con
demasiado ímpetu por parte de algunos sectores, sí es historia, y la historia debe estar presente.
Pero la simbología que esta estatua y otras tantas representan es de un régimen asesino que
aniquiló a una gran parte de la sociedad que luchó por la libertad, la democracia, y cuyos
descendientes aún no conocen toda la verdad sobre las suertes que corrieron sus antecesores. Por lo
tanto, las simbologías fascistas que aún hoy, después de un cuarto de siglo de la finalización oficial
del régimen, quedan vinculados en nombres de calles, edificios públicos dedicados a fascistas o
fechas referentes y monumentos que ensalzan sobre el resto de los seres humanos el "valor y el
coraje" de los protagonistas del pronunciamiento del 18 de Julio, deben ser suprimidos , tanto por
respeto a los miles de muertos y muertas y millones de represaliados y represaliadas por el fascismo
franquista, como por la lucha de un sistema político-económico verdaderamente democrático aún no
alcanzado y para el que seguiremos construyendo la base de la Revolución.
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