Entrevista de Jaime Luna a Francisco Chapela

Anuncio
Entrevista de Jaime Luna a Francisco Chapela
11 de Julio de 2007
Estéreo Comunal, Guelatao de Juárez, Oaxaca 11:30 Hora local
Jaime Luna (JL): Hace tiempo hubo una necesidad de sobrevivencia en la región. Había
que entender que podíamos vivir, pero no sabíamos exactamente cómo. Y no es por que
fuéramos ignorantes sino por que realmente no entendíamos el Universo que tenemos. Pero
tuvo que venir una gente, gente de fuera, para decirnos cómo utilizar nuestra naturaleza. Sin
embargo eso se tradujo en un desastre, en una empresa, en fin, en una cantidad de cosas,
que valdría la pena tomar en cuenta.
En 1980 se da un contexto de aprovechamiento forestal en la región. A me gustaría que
Paco Chapela nos contara su interpretación de este contexto que se tenía, que se enfrentó,
pero fundamentalmente lo que se tenía y por qué nació todo esto.
Francisco Chapela (FC): Yo creo que en esos años se vivió algo muy importante, tanto a
nivel de la sierra, que fueron cambios muy importantes, como los que se dieron fuera, en
otras partes del país. Yo creo que un aspecto muy importante de lo que sucedió es que la
gente empezó a darse cuenta de que podía hacer mucho por sí misma.
En las décadas anteriores al 80, posiblemente desde los 60s, los 70s, el gobierno fue
adquiriendo una importancia enorme y fue teniendo presencia en cualquier área de la vida.
Se metían en todo: Si querías azúcar, ibas con las tiendas de la CONASUPO y conseguías
el azúcar y el aceite; si querías vender tu cosecha, pues ibas a los almacenes de depósito o a
la CONASUPO y ahí te recibían tu cosecha a precio oficial; si querías financiamiento para
sembrar, ibas al Banco Rural del Gobierno y ahí te prestaban; si perdías la cosecha, estaba
la Aseguradora que te cubría eso.
Entonces el gobierno estaba metido en todas las áreas de la vida y a veces uno sentía que
uno dependía de lo que decidiera el Gobierno. Y en esos años de fines de los 70s y
principios de los 80s empezó a surgir esta idea de que la gente podía hacer las cosas por ella
misma, sin esperar a que llegue el Gobierno a darle, a regalarle, a decirle cómo tiene que
hacer las cosas.
Creo que muchos del auditorio eran muy jóvenes en 1980. Algunos ni habían nacido
todavía y no tienen idea de esto que estamos hablando, pero sí era una cuestión a veces
asfixiante. Si alguna comunidad trataba de poner su tiendo comunal, llegaba el Gobierno
federal y ponía dos tiendas más grandes que la que estaba poniendo la comunidad; si había
un grupo que estaba tratando de Cultura y educación, y llegaba el Gobierno con promotores
pagados por el Gobierno Federal a hacer tres veces más de lo que se estaba haciendo.
Y entonces era asfixiante por que cuando había una idea de alguien, siempre estaba el
Gobierno ahí a hacerlo de otro modo, a hacerlo como el Gobierno decía, y daba la
sensación de que dependíamos de lo que decidieran los funcionarios del Gobierno, y que
uno como persona común y corriente no tenía nada que hacer.
Entones fue muy importante que las comunidades de la Sierra norte de Oaxaca empezaran a
tener una visión más objetiva y más crítica de las cosas, y a decir: “Bueno, está la Empresa
papelera que nos manda el Gobierno y nos dice qué hay que cortar ciertos árboles, que hay
que abrir caminos, que hay que levar la madera a Tuxtepec” y las comunidades habían
estado obedeciendo a esos lineamientos, del Gobierno finalmente, Pero me parece que
empezaron a tener una visión más crítica y empezaron a notar cosas como que:
“Aquí en este lugar yo vi que dejaron un montón de madera tirada; estoy viendo en
otro lado que cortaron árboles que podrían haberse quedado; en este otro lado nos
echaron a perder el manantial; y luego cuando llega la hora de hacer cuentas, pues
no queda muy claro la cantidad de madera que se llevaron y la cantidad de dinero
que entregaron y el uso que se le iba a dar a ese dinero”.
Hicieron algunas clínicas, escuelas y obras de agua potable, pero no quedaba claro que eso
fuera proporcional a la cantidad de madera que había estado saliendo. Entonces estos
cuestionamientos y esta visión crítica permitieron ir reconsiderando y decir: “Es que no
tenemos que esperar a que el Gobierno nos diga cómo hacer las cosas”. Finalmente creo
que la gente se empezó a entender a sí misma no ya como que necesariamente dependiera
del Gobierno, sino que la gente empezó a darse cuenta de que podía hacerse responsable de
sus cosas, pero también tenía derecho a decidir sobre lo suyo.
Para mí esos años fueron de todo un proceso de pelear el control de los Recursos Naturales:
el que fuera la propia comunidad la que discutiera, analizara y decidiera qué recursos quiere
aprovechar, cómo los quiere aprovechar, quiénes deben entrar a hacer este
aprovechamiento, cómo deben distribuirse los beneficios que se pudieran derivar, en fin,
todo estos aspectos y mal que bien, ya visto en perspectiva, fue una transformación muy
importante. Ya visto a nivel de otros lugares del mundo, fue muy importante lo que sucedió
aquí en Oaxaca. Ahora se empiezan a dar cuenta en otros lugares del mundo de lo
importante que fue esto
JL 10:40 En materia Organizacional, ¿cómo entiendes, cómo le das sustancia a este
proceso?
FC: Podemos ubicar tres etapas: una etapa fue cuando las comunidades pelaron por que se
les reconocieron y deslindaran sus tierras. En esta etapa, las comunidades estaban
organizadas con sus formas tradicionales, y estaban orientadas al auto abastecimiento: a
producir lo que iban a comer, a producir la lana para los zarapes y los sombreros y los
huaraches que la gente se iba a poner. Estaban muy orientadas a eso y había todo un
sistema para organizar el trabajo, la producción, la distribución, que funcionaba.
De ahí hubo una transformación importante en la que entra El Gobierno a traer El Progreso,
El Desarrollo con mayúsculas, que traía una serie de cosas, como por ejemplo el programa
de castellanización. Fue para mí impactante ver aquí en Guelatao a profesor de la primaria
con una vara membrillo golpear a un niño por hablar zapoteco, diciendo “ya sabes que está
prohibido hablar dialecto aquí en la escuela”.
Fue ese concepto del desarrollo homogenizador, en el que el objetivo era dejar todo el
territorio plano, de modo que pase el tractor a sembrar de preferencia trigo, no cultivos
diversificados. Había otra consigna que decía “que solo los caminos queden sin sembrar”.
Esa era la idea de la modernidad que traía el Gobierno, y traía muchos recursos. Tenía todo
lo que hiciera falta para comprar maestros, agrónomos, o políticos. Y estaba haciendo
desaparecer toda esa diversidad de formas organización que existían antes.
Me parece que hacia los 80 se da una tercera transformación, en la que ese sentirse
asfixiado comenzó a convertirse en una sensación colectiva de muchos, y se convirtió en
una decisión de tomar el control de las cosas, en donde la gente dijo “a lo mejor no tengo
tantos recursos como El Supremo Gobierno, pero prefiero hacer las cosas a mi manera,
ganar la autonomía, tener yo el control sobre las decisiones y si decido vestir de un modo o
de otro o hablar de una manera u otra, es por que así lo quiero y no por que el Gobierno lo
decide”
JL: Digamos “dignificar” el poder local
FCH: Si, y recuperarlo
Y estamos hablando de generaciones. Mucho del conocimiento de cómo organizar la vida,
cómo organizar el autoabasto o la producción que se tenía en la primera etapa, cuando el
camino a Guelatao era de tercería y había que pararse en Reynoso o en La Cumbre a dormir
para seguir camino al día siguiente, ese conocimiento ya se había perdido hacia los 80s.
Muchos de los comisariados y los presidentes municipales actuales ya no vivieron esa
experiencia. Les contaron sus papás. Las vieron quizás en fotografías, pero no es algo que
hayan vivido.
Y en esta tercera etapa en la que se decide retomar otra vez el control de la vida
comunitaria, hubo que reconstruirlo. Pero ya para los ochenta, los líderes eran gente
demasiado joven. Hubo que darse a la tarea de recuperar todo eso que en la etapa anterior
se trató desaparecer. Hubo esfuerzos notables por desaparecer todo ese conocimiento, todo
ese modo de organizar la vida, de modo que hubo que retomarlo o reinventarlo, cuando ya
no existía o cuando la situación ya era diferente. Por ejemplo el tema de las comunicaciones
ha cambiado mucho de entonces a ahora, por lo que hay que volver a inventar soluciones.
JL: En los 80s ¿cómo viste el bosque? ¿cómo estaba tratado?
FCH: Era obvio un proceso de “descreme”. Se habían estado llevando las empresas
concesionarias lo mejor y dejando lo que no les interesaba. Era bastante notable la falta de
perspectiva de largo plazo, y eso además estaba en las reglas del juego. El colmo eran las
empresas contratistas, para las que estaba escrito en el contrato que esas empresas se tenían
que retirar, pues eran las condiciones que el Gobierno les ponía. En estas condiciones, era
obvio que las empresas concesionarias explotarían lo mejor del bosque y no invertirían en
su mejoramiento.
JL: ¿cómo viste esto? ¿Qué importó para tu formación este proceso?
FCH: Este asunto de la “asfixia”, para mí importó. Saliendo de la Universidad teníamos
encima a lo que llamaba Octavio paz “el Ogro Filantrópico”: el estado omnipresente pero
aplastante3 de todo. A nosotros como estudiantes de agronomía, nos tenía también
aplastados, pues la perspectiva profesional en esos años era haber estudiado suelos,
botánica, etc. para dedicarse a burócrata. Realmente no era nada atractivo pensar en quedar
sepultado en alguna oficina, detrás de un escritorio, aguantando a un jefe. Varios en la
universidad buscábamos otras perspectivas y pensábamos que podríamos usar lo que
sabíamos en beneficio de algún proceso organizativo en beneficio de alguna región de este
país y tener la satisfacción de hacer algo de provecho, en lugar de terminar llenando
formatos y expedientes y entrando al juego de las jerarquías burocráticas.
Por eso fue de lo más gratificante enterarnos de que otros en la Sierra Juárez tampoco
estaban muy contentos con el Ogro Filantrópico, también se sentían asfixiados y
Recuerdo que llegaron comisiones de la ODRENASIJ a las universidades pidiendo apoyo
técnico para que las propuestas de las comunidades tuvieran una forma técnicamente
aceptable. Para nosotros fue realmente importante darnos cuenta de eso, pues por es vía
podríamos hacer algo más que convertirnos en unos burócratas totales.
Las comunidades de la sierra nos dieron la oportunidad de hacer lo que queríamos,
entendiendo que hacer lo que quieres no es hacer lo que se te ocurre en el momento, sino
después de reflexionar que quieres hacer con tu vida, tener la oportunidad de hacerlo. Y por
eso les tenemos mucho cariño a las comunidades de la Sierra, pues a muchos no se les ha
presentado la oportunidad de hacer lo que quieren. Muchos están llevados a la deriva de las
circunstancias y es terrible ver gente que después de los años se preguntan qué hago aquí,
las circunstancias me trajeron, pero esto yo no lo quería. Nosotros afortunadamente no
corrimos esa suerte y fue este proceso de las comunidades, este querer tomar el control de
las cosas lo que nos dio esa oportunidad valiosísima de poder hacer lo que queríamos.
JL: Según tu interpretación ¿cómo se fueron dando las cosas? ¿Cómo se conformó
ODRENASIJ?
FCH: Habría que recordar que en esos años la situación en el país estaba muy tensa hacia
los 80s básicamente por que El Ogro Filantrópico, este Estado que todo lo podía y todo lo
hacía y todo lo resolvía se estaba cansando, estaba quedándose sin dinero, se estaba
quedando sin gente, sin tierras que repartir, sin puestos burocráticos que vender o que
entregar como cuotas políticas y esto estaba generando una presión may fuerte. En Oaxaca
estábamos muy cerca de que la gente se amotinara contra la situación en general.
Recordemos lo movimientos que hubo en la UABJO de Martínez Soriano que trataba de
encauzar a s manera el descontento popular. Hubo de plano brotes de guerrilla en varios
lados. El ejército estuvo ocupando en Ixtlán y Macuiltianguis, por que se pensaba que
podría surgir la guerrilla. La gente no estaba tan clara en que quería una guerrilla, pero la
situación estaba muy tensa y con riesgo de explotar.
Sin embargo, algunos líderes comunitarios, como Lino Hernández de la comunidad de
Comaltepec, que fue la comunicad en donde más trabajó la Papelera Tuxtepec, decían que
no se trataba de amotinarse, sino de proponer las cosas, de tener un proyecto e impulsarlo, y
así es como vamos a sacar las cosas adelante. Que hay desesperación, que hay carencias,
que hay enojo, es cierto, pero eso no lo vamos a resolver con un amotinamiento sin un plan.
Está bien rebelarse contra lo que no está bien, pero rebelarse siguiendo una estrategia y con
un plan definidos, defendiendo un proyecto de lo que se quiere.
Así como Lino, hubo otros líderes en las comunidades que tuvieron eso claro y pudieron
encauzar con mejor éxito esta sensación de asfixia que nosotros vivíamos en la
Universidad, que comuneros de la Sierra lo vivieron a su manera. Hubo ese liderazgo que sí
pudo encauzar esa inconformidad por vías más constructivas y mejores.
La ODRENASIJ ejerció este tipo de liderazgo. La organización tenía en su nombre su plan
de acción: “Organización para la Defensa de los Recursos Naturales y Desarrollo Social de
la Sierra Juárez”. Era un asunto propositivo, lo cual era inédito en los 80s. En otros lados se
daba el asalto al cuartel del ejército en madera, Chihuahua donde se quería iniciar la
revuelta armada general en el país. En Guerrero estaba la Guerrilla operando formalmente.
J.L. También estaban la CODREMI en la Mixe y la Asamblea de Autoridades Zapotecas y
Chinantecas que daban la imagen de un proceso como este que estás explicando.
J.L. Después del surgimiento de ODRENASIJ, obviamente hubo una repercusión de
diversa naturaleza, yo te preguntaría ¿cómo se hizo el trabajo con las comunidades? En este
caso UZACHI por ejemplo, nació junto con otras organizaciones de carácter forestal Intercomunitario. ¿Cómo vislumbraste esa parte, después de la emoción, después de la
resistencia, después de la expulsión, incluso, en las decisión de un ejecutivo que permitió
que las cosas cambaran, cómo la sientes en términos técnicos, en términos
organizacionales, en términos humanos?.
FCH. ¿Quién había hecho algo en este país en contra del presidente, con argumentos
legales y ganarle? Fue una cosa inédita y muy emocionante. Pero la otra parte que dices
quizás fue el reto más importante, no fue tan eufórica ni tan emocionante, pero fue más
difícil.
Recuerdo que discutíamos con comisariados, en Asambleas de comunidades: bueno, ¿y
ahora qué? El gobierno finalmente reconoció que las comunidades tienen el derecho, desde
que tienen el reconocimiento de su territorio, se les reconocen derechos de propiedad, son
los dueños y son los que tienen la capacidad de decidir que hacer con los recursos y que
bueno que el gobierno se apegara a las leyes, pero ¿y ahora qué vamos a hacer?
Insistimos en que toda la lucha, sería nada si resultara que ahora la empresa comunal hace
lo mismo que la empresa paraestatal o la empresa contratista: llegar a descremar el bosque,
destruir, meter caminos por donde no se deben de meter, echar a perder fuentes de agua,
dejar a la comunidad sin una serie de recursos que obtiene del bosque, etc. Sería realmente
triste que toda esa lucha se hubiera convertido en una lucha por ver quien explota el bosque
y quién acaba con él, y que ahora fuera la empresa comunal la encargada de explotar y
destruir el bosque. Hubiera sido lamentable que sucediera eso.
Por eso la reflexión que hacíamos con las comunidades era ¿cuál debe ser la diferencia? El
que la comunidad controle el uso de los recursos debe que verse en el paisaje y en todo,
pues no se trataba de que la comunidad explotara y destruyera a la naturaleza. De otra
manera la lucha no hubiera tenido sentido. Esa fue la parte más difícil, pero también la más
fascinante establecer esa diferencia y que eso se vea.
Fue meterse a ver cómo traducir y cómo ir avanzando desde ese 1978 y sentirse asfixiados
por el Ogro Filantrópico y de ahí ir avanzando a una situación en que se reconocen ciertos
derechos y luego construyamos una alternativa diferente, fue un proceso muy interesante,
que creo que no está terminado. Creo que estamos acercándonos a una cuarta etapa.
Fue fascinante reflexionar sobre cuáles son las bases ecológicas, sociales, culturales,
económicas, técnicas de hacer una propuesta diferente, y no por el hecho de que sea
diferente, sino por que el acuerdo social básico ya era diferente. Se le había pedido al Ogro
Filantrópico que se guardara en algún lado, en su casa, en su madriguera, y que dejara a las
comunidades hacer las cosas. Esta nueva fase del trabajo con las comunidades fue buscar la
propuesta.
Así como una empresa contratista no tenía otra opción que llegar, golpear el árbol de
nueces y recoger todas las posibles, antes de irse, una empresa comunal no debería hacer
eso, por que una empresa comunal tiene fundamentalmente el compromiso con las
siguientes generaciones.
Un buen representante comunal es aquel que deja opciones a los chavos, el que deja listas
las condiciones para que la nueva generación pueda seguirse desarrollando, pueda seguir
reproduciendo la cultura de la comunidad. Un mal representante comunal es el que deja
comprometido el futuro de los que vienen. Puede ser que un mal representante comunal
liquide los recursos, creando una época de bonanza y que años después se convierta en un
pueblo fantasma por que los recursos se agotaron en esa borrachera de pocos años. Eso lo
tiene muy bien entendido cualquier comunero y por lo tanto el conjunto de los comuneros
en la asamblea. Pasar ciertas estrecheces económicas el día de hoy por que le vas a dejar a
la siguiente generación mejores oportunidades, es perfectamente racional. Es sabio.
Cualquier persona estaría de acuerdo que es lo más sabio sacrificar algunas cosas en el
presente para dejar mejores opciones en el futuro y que es tonto y es una mala
administración aquella que liquida hoy los recursos que serán necesarios para mañana.
Me parece que esta es una de las diferencias más importantes. Una comunidad que
emprende un aprovechamiento de algún recurso, tiene que hacerlo teniendo en mente que
está trabajando básicamente hacia el futuro. Una empresa concesionaria que viene de fuera,
tiene absolutamente claro y está en blanco y negro en su contrato que no hay futuro.
Entonces el asunto era cómo hallar las bases ecológicas, técnicas y culturales para poder
sentar las bases de este futro y cómo los conceptos de futuro que tienen las comunidades se
van traduciendo en propuestas concretas con cronograma, con presupuesto, con objetivos
cuantificables: cómo traducir esas ideas de largo alcance de un futuro de largo plazo en
acciones concretas para hoy en proyectos muy específicos.
Fue y ha sido un reto muy importante y siento que desgraciadamente no ha sido fácil y no
se ha resuelto completamente en todos los casos. Es un problema que tenemos que
enfrentar ahora y tan es así, que según los datos oficiales de los últimos censos, en las áreas
de mayor diversidad biológica del estado de Oaxaca, tenemos una reducción de la
población del 10%. Hay pueblos que se están vaciando. Por lo tanto, no estamos sentando
las bases para ese futuro. Tenemos el reto aún como reto y eso es motivo de preocupación.
J.L: Bueno, yo me pregunto si eso no será también benéfico, por que el hecho de que no
haya población implica mayor producción de la naturaleza, mayor conservación. A mí
mucha gente me ha preguntado qué opino de la migración y a veces digo que está bien, por
que el mundo es de todos. A donde se vaya, qué bueno y lo que se queda, de algún modo
queda. Así como las hierbitas que nacen cuando tú sales de tu casa, empiezan a crecer y
cuando regresas tienes una casa llena de hierba: es naturaleza. Pero no quiero debatir esto.
Pero si quiero preguntarte en términos de resultados de UZACHI ¿qué ha sido desde tu
apreciación?
FCH: Había que reducirse mucho. ODRENASIJ eran muchas comunidades, era un frente
amplio que funcionó muy bien para la gestión legal y política. Pero cuando hubo que entrar
a esta otra etapa, en que había que entrar al manejo fino de los recursos, había que trabajar
mucho más y no era posible mantener un frente tan amplio. Para empezar por que el
gobierno veía con mucho recelo que hubiera una organización tan grande que siguiera muy
fuerte y en segundo lugar por que las especificidades de cada lugar hacían difícil pensar en
una solución única para todas las comunidades. Había que encontrar soluciones más
específicas para cada quien y esto hizo que nos concentráramos en las cinco comunidades
que formaban entonces la UZACHI. Después Yatuni decidió que no le gustaba participar en
la UZACHI y nos quedamos trabajando con cuatro: Capulapan, La Trinidad, Comaltepec y
Xiacuí.
Cuando presentamos las propuestas en que traducíamos en términos técnicos lo que estaban
planteando las comunidades, discutíamos con los funcionarios del Gobierno. Planteamos
por ejemplo que la Comunidad de Capulalpam podía producir 6,000 m3 anuales. ¡Cómo! –
decían los funcionarios del gobierno- ustedes están planteando que bajemos la producción a
una cuarta parte de lo que puede dar.
Pues sí –respondíamos-, pero lo hablamos con la comunidad y por los conceptos que tiene
la gente y lo que quieren hacer y sus planes, esto es lo que hay que hacer. Se necesitan
áreas en donde pueda haber pavas. La gente quiere tener pavas, quiere que haya venados.
Se necesitan proteger las áreas de manantiales. Quieren que el agua llegue clara a las casas
y eso es importante para la gente.
No. Eso es romanticismo ecologista –argumentaban- déjense de vaciladas. Pongan “lo que
es”. Pongan 24,000 metros cúbicos.
Ese era el concepto: que prevaleciera un criterio económico sobre otros criterios estéticos,
de nivel de vida, de convivencia y otra serie de cosas que para los tecnócratas no eran
importantes.
Y nos decían: ustedes son soñadores ecologistas. Pongan ya los pies sobre la realidad y lo
que este país necesita es producción y la gente se los va a agradecer por que así es como se
va a lograr El Progreso y El Desarrollo.
Nosotros decíamos: Perdón pero no vamos a mover ni un numerito, por que los cálculos los
hicimos conforme a lo que estaba planteando la comunidad, y estaban planteando
aprovechar una cuarta parte de lo que antes se sacaba.
No. Así no van a ser competitivos. No hay viabilidad económica- amenazaban los
funcionarios del gobierno.
Estamos hablando de 1983. En 1993 se presentaron otros programas de manejo específicos.
Por otro lado teníamos comunidades en la Sierra Sur y en otros lados que estaban haciendo
lo que planteaban los tecnócratas: considerar todo lo arbolado como comercial y hay que
sacar todo lo posible y hacer prevalecer el criterio económico.
Y resulta que esas comunidades de la Sierra Sur ya no se dedican a la actividad forestal, por
que el monte comercial se acabó. Quedan algunos árboles, pero se considera que los montes
están agotados. Es cruel hablar de esto en 2007, pues las comunidades que hicieron lo que
los tecnócratas plantearon ya no tienen bosque comercial y la gente se está teniendo que
dedicar a otra cosa.
Las comunidades de la UZACHI hicieron un primer planteamiento que se les aprobó en
1993. Trabajaron durante 10 años, recorrieron todas las áreas de aprovechamiento
comercial durante 10 años, terminaron en 2003, se volvió a hacer una evaluación de los
bosques y se encontró que había más de lo que tenían 10 años antes. Después de 10 años de
estar aserrando, generar empleos, hacer obras, tenían más que en 1993.
Ahora, en 2007, se acercan a la mitad de la segunda vuelta que le están dando al monte y la
perspectiva es que se va a seguir la tendencia: que en el año 2013 se va a volver a evaluar y
van a tener más que lo que tenían en 2003.
J.L. Creo que hay esperanza, perspectivas, camino. ¿Qué es lo que te imaginas del manejo
del bosque en la región? ¿Cómo te lo estás imaginando?
FCH: En primer lugar, siento que esas historias crueles de comunidades “que han
fracasado” en su manejo, no deberían suceder. Es algo que hay que atender y ahí tenemos
un déficit muy importante. No ha habido programas de gobierno para atender ese asunto y
no hay suficientes iniciativas desde las comunidades para resolver este asunto. Ya no
estamos en condiciones institucionales o políticas para que haya una comunidad que no
pueda tener su estrategia viable de buen uso de sus recursos y que no pueda decir: dejo a la
siguiente generación estos recursos. No hay excusa para no hacerlo, pero no se ha hecho y
creo que se tiene que hacer.
Nos decían soñadores ecologistas, pero resulta que la visión comunitaria, la manera en que
se ve el futuro en una comunidad, en donde se ve para dos o tres generaciones adelante es
una visión realmente de largo plazo y la visión que privilegia el criterio económico, esa sí
es una visión de corto plazo. Hay que mantener esta visión de largo plazo de la comunidad,
este pensar sobre todo en los que vienen adelante, y para esto, creo que la situación ha
cambiado mucho.
En los 70s se veían los bosques como una fuente de dinero, vía impuestos. El promover la
explotación forestal. Es impresionante que por ejemplo, el Gobierno de Perú todavía hace
pocos años estaba vendiendo concesiones en la amazonía peruana a una cosa como 10
dólares la hectárea, y en las áreas que incluía la concesión, se abarcaban ríos, bosques,
fauna y pueblos indígenas, en pleno siglo XXI. En Guayana, está sucediendo todavía eso,
por que se está viendo al bosque todavía como una manera de conseguir dinero fácil.
Eso ya en Oaxaca no se ve. Y se ha evolucionado aún más. En los 80s y los 90s se vió al
bosque como un motor del desarrollo de la comunidad. Ha generado empleo e ingreso. Pero
ahora en el siglo XXI han aumentado los valores asociados a los bosques. Antes el paisaje
no importaba, ahora importa.
Tenemos una buena cantidad de proyectos comunitarios de ecoturismo que habría que
desarrollar mucho más. Habría que vincularlos a la cultura. Algunos proyectos ecoturísticos
se están limitando al hospedaje en cabaña, y para muchos visitantes, más que una cabaña
más o menos cómoda, resulta mucho más interesante el conocer cómo es la cultura de
relación de la comunidad con la naturaleza y cómo esto se hace a través de prácticas de
cultivo, formas de usar y manejar los recursos. Conocer, por ejemplo, cómo estas
comunidades de la UZACHI ya le dieron una vuelta completita al bosque, regresaron y
había más, llevan media vuelta más, le van a dar otra y van a encontrar más y sigue el
recurso sano y creciendo ¿cómo le hacen?. Un ingeniero forestal de Estados Unidos con
bastante experiencia que visitó los bosques de la UZACHI comentó que el manejo del
bosque no era nada nuevo, lo había estudiado en sus libros en la universidad, solamente que
nunca lo había visto en la realidad.
J.L. Estás planteando algo importante en el sentido de que la región valore lo que tiene, lo
que es lo que ha hecho, lo que ha sido. Eso me parece fantástico. Pero para terminar ¿cómo
resolver o que idea se puede proponer en términos de la relación entre individuos y
comunidad?
FCH: Creo que es un asunto más complejo de lo que parece. Creo que hay niveles.
Lo que es la organización de la casa la tiene que hacer la familia. Hay una economía de la
familia que funciona, los miembros tienen que aportar diferentes cosas para que la casa
funciones. Se necesita organizar el huerto. Se necesita organizar una serie de actividades
dentro de la familia. Igual el individuo tiene lo suyo dentro de la propia familia.
Pero el individuo no deja de ser individuo si participa activamente en la familia. Y la
familia no deja de ser familia ni pierde derechos si participa en la comunidad y en las
cuestiones comunales. Hay que entenderlo así. No puede plantearse simplemente que
manda la comunidad y lo que diga tiene que acatarse indiscriminadamente aún a expensas
de los individuos y las familias.
Pero tampoco se puede llegar a un punto de decir que finalmente debemos respetar los
derechos humanos de todos los individuos y la Asamblea Comunitaria no tiene nada que
decir. Creo que no es una cosa ni otra, sino que hay un ámbito en el que la organización
comunitaria es indispensable y ha sido estratégica, y hay cuestiones en las que la
organización familiar es indispensable para otra serie de cosas. Por lo tanto hay que hallar
la manera de articular estos niveles de organización.
En las épocas del auge del caciquismo, se mal utilizó la estructura comunal como una
manera de ejercer un poder autoritario, de dominar a los individuos al interés del cacique.
Eso fue en los años del caciquismo que me parece que afortunadamente en buena parte de
la Sierra Norte de Oaxaca ya no existe, pero que hay que estar recordando por que se
pueden repetir.
Descargar