Renacimiento. Julio 2013

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VISIÓN PANORÁMICA
DE LA FILOSOFÍA RENACENTISTA
Con el siglo XV toca a su fin la Edad Media y comienza la Edad Moderna que
se extenderá hasta finales del s. XVIII o principios del siguiente. (Ya se sabe lo
convencionales y discutibles que pueden ser las demarcaciones de las edades
o épocas históricas).
El Renacimiento puede ser considerado como un período de transición entre
la Edad Media y la Modernidad pues muchos fenómenos renacentistas tienen
sus antecedentes en la Edad Media1, lo cual significa que el Renacimiento no
supone una ruptura total con la Edad Media. Por otro lado, el Renacimiento
puede considerarse, a su vez, como el comienzo o primera etapa de la Edad
Moderna, pues en él se produjeron ciertos acontecimientos que van a tener
una decisiva repercusión muchos años después y que van a cambiar la
sociedad europea y su mentalidad2. El Renacimiento fue una época de gran
estima por la antigüedad clásica, de aprecio por las bellas letras, por el
individualismo, de exaltación de la naturaleza, de elevación del hombre como
valor único y libre.
Desde el punto de vista de la Historia de la Filosofía el Renacimiento supuso
varias cosas:
En primer lugar, un “retorno” o resurgir de los principales sistemas filosóficos
griegos impulsado por la llegada a Occidente de gran cantidad de sabios
bizantinos que llegaron para el Concilio de Ferrara-Florencia y por la caída de
Constantinopla (1453). Así, tenemos platonismo (Pletón, Marsilio Ficino, Pico de
la Mirandola, …) cuyos intereses fueron fundamentalmente la traducción al
latín y comentario de las obras de Platón, la conciliación de todas las religiones
Para que tengas idea de a qué me refiero con esos “antecedentes”, te recuerdo
algunos, pero quizá no haga falta que los pongas en el examen de la PAEG, pues no
tienes casi espacio: La consolidación de los estados nacionales en el terreno político,
el crecimiento del individualismo y de la burguesía en el terreno socioeconómico, el
desarrollo del Humanismo o el gusto por el estudio y asimilación de autores griegos…
Todos estos fenómenos se iniciaron en el final de la Edad Media.
1
Te digo igual que en la anterior: Entre esos acontecimientos cabe destacar: a) la
caída de Constantinopla, que va a provocar la llegada masiva de intelectuales
orientales conocedores del griego y de una nueva avalancha de textos griegos; éste
será un factor decisivo para el desarrollo del Humanismo; b) el descubrimiento de
América gracias al desarrollo de la cartografía y al uso de la brújula; c) el uso
generalizado de la pólvora; d) la invención de la imprenta; los primeros pasos en la
constitución de la Nueva Ciencia gracias a la potenciación de la observación y la
experimentación que propugnaron los filósofos nominalistas del s. XIV y también
gracias a la recuperación de Arquímedes y del pitagorismo… De este acontecimiento
sí que hablaremos directamente.
2
1
y el carácter central del hombre en el universo; aristotelismo en dos versiones,
la averroísta (Martín Nifo) y alejandrinista (Pomponazzi) que se interesan por
temas como la inmortalidad del alma y la naturaleza del entendimiento.
También hubo un renacer del estoicismo, epicureísmo y, en especial, del
escepticismo (Montaigne, P. Charron). A pesar de toda esta dispersión de
corrientes, la actitud común de los filósofos renacentistas es el
antropocentrismo, frente al teocentrismo característico de la Edad Media, y su
naturalismo en el sentido de exaltación de la naturaleza, de su fuerza y valor
intrínsecos que la hacen digna de consideración y estudio por sí misma.
Pero posiblemente los dos filósofos más importantes del Renacimiento son
Nicolás de Cusa y Giordano Bruno. El primero defendió, desde fundamentos
neoplatónicos, la infinitud del universo, la inexistencia de un centro del mismo,
y la coincidencia de los contrarios en dios… Giordano Bruno, apoyándose en
la obra de Copérnico, también defendió la finitud del mundo, un mundo sin
centro ni regiones jerarquizadas dentro del mismo, un mundo en el que el
hombre no ocupa ningún lugar privilegiado, un mundo que se identifica por su
infinitud con dios. Por ello, puede considerarse un adelantado a la visión
moderna del mundo. (Pero estas ideas le costaron la vida).
En estrecha relación con lo anterior está el nacimiento de la Nueva Ciencia.
Posiblemente el fenómeno cultural más importante y trascendente de esta
época sea la constitución de la Ciencia Moderna, la cual abarca arruinando
la visión medieval de la realidad imponiendo una nueva visión (heliocentrismo
y mecanicista) del Universo. Copérnico, Kepler, Galileo y después Newton son
los principales artífices de esta Nueva Ciencia y de la metodología con la que
construirla. Se trata de lo que también se llama “revolución científica”.
Esta revolución científica tuvo su campo de batalla más espectacular en la
Astronomía, batalla que inició Copérnico, eliminando la concepción
geocéntrica del universo y sustituyéndola por el heliocentrismo. Pero, al mismo
tiempo, la nueva ciencia fue socavando los cimientos de la física aristotélica
(finitud del universo, heterogeneidad de las substancias terrestres y las celestes
–inalterables e incorruptibles-, la interpretación finalista del movimiento,
uniformidad y circularidad de los cuerpos celestes, la distinción entre
movimientos celestes y movimientos violentos, etc).
La transformación científica de la que estamos hablando, no se limitó sólo a la
visión heliocéntrica del universo, sino que también defendió la estructura
matemática de la realidad. La física aristotélica era eminentemente
cualitativa. La nueva ciencia se va a caracterizar especialmente por su
matematización de la realidad.
Pero hay más. El nacimiento de la nueva ciencia va a suponer un nuevo
método. El clásico método aristotélico va a ser suplantado por el método
experimental o hipotético-deductivo.
2
Por último, habría que añadir que la nueva ciencia nace con un espíritu
utilitarista. La ciencia, tal y como se entendía desde Aristóteles era
eminentemente teorética, contemplativa, (saber por saber). A partir de ahora,
la ciencia va a ser esencialmente práctica. El fin de la ciencia no es la
contemplación de la naturaleza sino el dominio de ésta. Francis Bacon va a ser
el más claro defensor de esta mentalidad aunque no el único.
En el terreno de la Filosofía Política y el Derecho se dieron dos posturas bien
contrapuestas: la de los partidarios del humanismo cristiano (Erasmo de
Rótterdam y, sobre todo, Tomás Moro) empeñados en promover una sociedad
ideal (utópica) presidida por la paz y la justicia. La actividad política nunca
debe separarse del ámbito de la ética. En su “Utopía”, Tomás Moro describe y
ofrece ese modelo de sociedad perfecta, aunque inexistente.
La otra postura es la de los analistas de la política real, tal y como se desarrolla
y practica. Nicolás Maquiavelo es el mejor representante. Maquiavelo sostiene
que la política debe operar como lo hacen las demás ciencias, recopilando
datos y explicándolos mediante hipótesis que los hechos confirmarán o no. A
Maquiavelo le interesó cómo son las cosas en la política, no cómo deberían ser
(separación de política y ética). Maquiavelo funda así la politología moderna
que pretende la comprensión efectiva de la política, más allá de exigencias
morales y teológicas, tal y como se revela en la experiencia y en la historia.
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FILOSOFÍA POLÍTICA
MAQUIAVELO
1. Biografía
1459: Nace en Florencia, en una casa solariega, junto al Ponte Vechio. Su
padre, notario, de familia noble rural pero venido a menos, le educa
esmeradamente.
1494: Tiene 25 años y ve roto el equilibrio de los estados italianos según la paz
de Loti, al ser invadidos por Carlos III, rey de Francia. Italia es el campo de
batalla entre franceses y españoles (“bárbaros” los llamará siempre
Maquiavelo).
Carlos III expulsa a los Médicis; impone la república en Florencia, siendo uno de
sus más famosos presidentes el dominico Savonarola, iluminado, asceta y que
acabará siendo quemado por sus enemigos. Acto presenciado por
Maquiavelo.
Caído Savonarola, entra en el juego político Maquiavelo: Es nombrado
Secretario “de la Segunda Cancillería de la República” y, más tarde, Secretario
“de los nueve” encargado de reclutar la milicia.
Son años de gran actividad política llegando a presidir embajadas ante gran
parte de las cortes absolutistas europeas.
1512: Los españoles ayudan a derrotar la República y restablecer a los Médicis.
Maquiavelo es multado, desterrado y condenado a la total inactividad
política.
Muere el político y nace el escritor: tiene 44 años.
En la campiña, a 15 km. de Florencia, a la que se le ha prohibido visitar,
participa en la vida rural de trabajo y de ocio, incluso en las partidas de naipes
del mesón: su intención es estudiar a los campesinos en sus reacciones
primarias.
Sus análisis son descritos en la correspondencia que mantiene con su amigo
Francesco Vettori y serán el esquema de sus tres obras posteriores.
1530: Muere en Florencia, a la que puede retornar por haber sido derrotados
los Médicis y restablecida la Segunda República. Deja a sus hijos en extrema
pobreza.
Nacionalista. Escritor comprometido. Entusiasmado con los nacientes estados
europeos, pretende hacer de Florencia el estado fuerte, la república del norte
de Italia.
2. Obras.
Carta de Maquiavelo desde su exilio:
“Llegada la tarde, vuelvo a casa, me despojo de la ropa de cada día, llena
de fango porquería y me pongo paños reales y curiales.
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Vestido decentemente entro en las antiguas cortes de los antiguos hombres,
donde –recibido por ellos ansiosamente- me alimento con aquella comida
que es la única verdaderamente mía y para la cual nací. No me avergüenzo
de hablar y de preguntarles la razón de sus acciones y ellos por su amistad me
responden: durante cuatro horas no siento pesar alguno; me olvido de todo
afán, no temo la pobreza, no me acobarda la muerte: todo lo transfiero a
ellos”.
Es evidente el paralelo con De Consolatione Philosophiae.
-
-
Il Principe, escrito en 1513 pero publicado en 1533: en italiano, pero con
los títulos de los capítulos en latín. Dedicado a Lorenzo de Médicis para
recuperar la confianza perdida. Su respuesta fueron unas botellas de
vino…
Discorsi sopra la prima deca de Tito Livio (1513-1521).
Historia Fiorentine (1521-1525) sobre encargo de los Médicis para que
escribiera los Annales de Florencia.
3. Esquema de su pensamiento político-filosófico.
3.1.
Realismo político: Testigo directo de la caída del feudalismo, de la
llegada del renacimiento, partícipe en la política italiana y en varias
cortes absolutistas europeas, se convierte en el mejor ensayista de
política que dice basarse en “lunga esperienza delle cose
moderne… et continua lezione della antique”.
Considerado el padre de la Ciencia Política porque pretende basarla en
regularidades, convertirla en un arte racional: calcular las empresas y dosificar
la fuerza y la astucia.
Su política será sin connotaciones morales, trascendentales o fantásticas
buscando el acto político puro: autónomo y simple, que sólo es válido si resulta
eficaz: “no vale la pena empezar con métodos condenados al fracaso”.
Su método es calificado de precientífico y su pretensión es hallar las leyes
inmutables y necesarias que rigen el universo del hombre histórico basado en
una repetición constante de los hechos del hombre: que es, ha sido y será
siempre igual. Por lo tanto, tal cual ha sido, podemos deducir que será la
historia que resta por hacer.
La política es amoral en Maquiavelo, porque sólo debe regirse por un
puro pragmatismo: se hace lo que funcione, da igual que sea bueno o malo
moralmente. Se atribuye por tanto a Maquiavelo la independencia de la
ciencia política respecto a cualquier otra instancia (moral o religión). Para
Maquiavelo la política debe simplemente partir de los hechos para describir
cómo funcionan los Estados y de qué manera se adquiere, se mantiene y se
pierde el poder político. Como cualquier otra ciencia que aspire a obtener
resultados.
Maquiavelo inicia un proceso secularizador, separa la política de la ética y la religión,
ideas que el estado tiene que dejar a un lado para ser fuerte. Lo importante para un político es
que se consigan las cosas, cómo no importa, la gente quiere que se consigan. El gobernante es
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quien más hábilmente tiene que comportarse sin referencia a la ética, pues vivimos entre
hombre reales y quien se fije en lo bueno se labrará su ruina, porque la mayoría no lo hace. Si
la conducta real de los hombres está alejada de una ética ideal, quien quiera sobrevivir entre
ellos deberá prescindir de la bondad ética. La conducta de un gobernante, aunque a veces
deba parecerlo, no debe estar pendiente de la ética nunca, sino de la realidad humana en la
que se desenvuelve. El príncipe debe aprender a ser bueno o malo en función de sus intereses,
que son para él su única guía.
3.2.
Naturaleza humana: la valorización del hombre es radicalmente
pesimista: “Porque en general se puede decir de los hombres lo
siguiente: sin ingratos, volubles, simulan lo que no son y disimulan lo
que son, huyen del peligro, están ávidos de ganancia; y mientras les
haces favores son todo tuyos, te ofrecen la sangre, los bienes, los
hijos cuando la necesidad de todo ello está lejos…” (Príncipe XVII).
… “Aspirando a compartir con los nobles los honores y las riquezas,
las dos cosas que los hombres más estiman”. (Discorsi 1.5)
… “Siendo además los deseos del hombre insaciables porque su
propia naturaleza la impulsa a quererlo todo”. (Discorsi 11.89)
3.3.
La personalidad del político: aunque el Príncipe estuviera dedicado
a Lorenzo de Médicis, con la esperanza de recuperar la confianza
perdida, Maquiavelo quiere presentar el arquetipo de cualquier
político.
Su personalidad debe poseer cualidades especiales para llegar al
poder y mantenerse en él:
- Capacidad de manipular situaciones ayudándose de cuantos
medios precise mientras consiga sus fines: lo que vale es el resultado:
“El que consigue el poder es el Príncipe, el que consigue el orden y la
paz son los súbditos”.
- Adornado de la Virtú –término intraducible- que sería destreza,
combinación de intuición y tesón, habilidad para sortear obstáculos.
- Protegido por la Fortuna, elemento irracional, mal traducido por
“azar”.
- Sorteando la Necessitá, o fuerza de los acontecimientos,
“moverse según los vientos”.
- Diestro en el engaño: no debe sólo tener virtudes sino
aparentarlas.
- Amoral: indiferencia ante el bien y el mal (está por encima).
El gobernante debe buscar siempre el interés de su Estado, si es necesario
cometiendo actos éticamente reprobables, pero sabiendo ocultarlos
hábilmente, esta idea es la llamada RAZÓN DE ESTADO: por interés del Estado
hay que hacer lo que sea, la política tiene que estar al margen de
consideraciones idealistas. Al gobernante le interesa el bien del Estado porque
será su propio bien. El gobernante podrá incluso utilizar alguna religión para
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mantener la cohesión social, independientemente de su valor de verdad o de
su carga ética, cualquiera de ellas podría ser válida si se convierte en un
instrumento al servicio del poder, en lugar de condicionarlo, porque él se
mueve en un nihilismo ético (aquella opinión que niega la existencia de
cualquier valor ético, o su realidad: para los nihilistas no hay cosas que estén
bien o mal, eso son sólo ilusiones. “Nihil” quiere decir “nada” en latín).
Para Maquiavelo el beneficio del gobernante pasa necesariamente por el
fortalecimiento del Estado, cosa que según él beneficiaría a todos. El
gobernante debe ser una persona a la que todo el mundo censure
éticamente, pero en el fondo se alegre de que lleve los asuntos públicos con
esa sagacidad, porque en asuntos de política todo aquel que quiera
comportarse como una buena persona labrará su propia ruina y con ella la de
su Estado.
3.4.
Formas de gobierno: La mejor es la República: el gobierno de
muchos es siempre mejor que el de pocos (la despreciada nobleza).
Justifica la romana como la más perfecta. Incluso hay una velada
defensa de confianza en el hombre como ser social capaz de gobernarse:
“Es más justo luchar por alcanzar un Estado más alto, que permanecer en el
que se tiene; la libertad está mejor en manos del pueblo, que en el de los
grandes”. Ésta es la temática de sus Discorsi, obra poco conocida pero
muy importante.
Aunque Maquiavelo, personalmente, era republicano y aspiraba a
convertir Florencia en un estado fuerte, en el Príncipe, como mal menor,
acepta que en ciertos momentos de corrupción y desorden es más útil y
eficaz la acción de un solo personaje, adornado de cualidades
excepcionales.
3.5.
El maquiavelismo: Seguramente que es un plagio, pero varios han
afirmado que Maquiavelo no es maquiavélico.
Desde la aparición póstuma de sus obras se ha urdido una leyenda
simplificando sus teorías, que se conocen en forma axiomática, sin rigor: “El
fin justifica los medios”, “ley es lo que dice el rey”,… Incluso existen réplicas
curiosas “El anti-maquiavelo de Federico II”.
Otros le han seguido enfervorizados. Recordemos a Napoleón, que le
dedica 772 frases comentadas.
Sin embargo, es Bacon quien le brinda el mejor análisis: “Hay que
agradecer a Maquiavelo y a los escritores de este género, el que digan
abiertamente y sin disimulo lo que los hombres acostumbran a hacer, no lo
que deben hacer”.
Maquiavelo plantea unas hipótesis de gobierno: El gobernante es
bueno, no por sus connotaciones ético-religiosas sino por su eficacia”. Y se
ha de tener en cuenta que un príncipe – especialmente un príncipe nuevo-
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no puede observar todas aquellas cosas por las cuales los hombres son
tenidos por buenos, pues a menudo se ve obligado para conservar su
Estado a actuar contra la fe, contra la caridad, contra la humanidad,
contra la religión. Por eso, necesita moverse según le exigen los vientos y las
variaciones de la fortuna y, como ya dije anteriormente, a no alejarse del
bien, si se puede, pero a saber entrar en el mal, si se ve obligado”. Pues a
un pueblo le resulta más eficaz un gobernante deshonrado pero útil, que
un honrado, inútil. Había sido testigo de demasiadas acciones de los
cristianísimos reyes de Europa y del Papado para seguir ofreciendo modelos
éticos.
No hay que olvidar las aspiraciones nacionalistas de Maquiavelo. Por
eso su obra no es un panfleto cordial sino el estudio científico de las
estrategias eficaces para conseguir que un Príncipe de los Médicis consiga
hacer de su Florencia el mejor Estado de Italia con niveles europeos. Léase
el último capítulo de El Príncipe y se descubrirá a un Maquiavelo, que
incluso, contagia su pasión por una patria, que quiere fuerte, autónoma y
libre.
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LAS UTOPÍAS COMO EVASIÓN RENACENTISTA
a) Nota marginal y simpática del Renacimiento es la dosis de imaginación
que vierten en sus obras, anticipándose a inventos (Leornardo, Bacon,…)
ideas y sistemas que después la historia confirmará.
b) La utopía es esa dosis de imaginación.
c) Parten de la utopía ejemplar que Platón describe en el más largo de sus
Diálogos que él llama “La República”, consecuencia, quizás, de la
frustración tras la muerte de su maestro Sócrates, de la complicada
situación de la democracia ateniense, y, quizás también, de su azarosa
biografía: “La República”, como un estado ideal, basado en la justicia”.
d) Fruto de la época, hay que reseñar la utopía popular: tras los años del
Medievo, oscuros, para las clases populares, sin perspectivas materiales
cercanas, se creerán los grandes mitos: lugares imaginarios de placer, sin
dolor:L “La cocagne, cucaña”, “Jauja”, “País de gandulas”… El mismo
Brueghel, el viejo, a inicios del s. XVI pintará “casas de manteca con
tejados de pastel”, y no es menos sugestivo todo el mundo sugerido en el
Jardín de las delicias, de El Bosco.
El nuevo mundo, descubierto en 1492 llena Europa de descripciones
paradisíacas: oro, frutas exóticas, paraísos, leyendas,…frente a la sociedad
europea atormentada, en guerra real, y nunca la palabra tiene sentido más
concreto: reyes, que no naciones, luchando entre sí. “El Dorado” es la ilusión a
buscar en el nuevo continente.
ESCRITORES UTÓPICOS
a) Tomás Moro, inventor de la palabra “utopía” (lugar no existente, sin
localización topográfica), asista al cambio de la economía inglesa: Los
feudales que arrancan las pequeñas propiedades de sus súbditos para
crear latifundios, mal rentabilizados, para cercarlos y dejarlos para sus
ganados. Inglaterra se convierte en un país de mercaderes y empresas
privadas: Como personaje político y rico debía favorecerlo; como
cristiano, añora la fraternidad de las catacumbas; como humanista
conoce el mundo platónico.
Argumento de “Utopía”: Rafael Hyttloday, compañero de Américo
Vespuccio, describe la isla que descubre casualmente; el relato ficticio
se inicia con la denuncia de la avaricia y crueldad social inglesa.
La isla tiene 30 km. de largo por 3 de ancho, 53 pequeñas poblaciones,
más la capital. Todos los ciudadanos poseen su casa propia con jardin,
no existe la propiedad privada, practican una economía autóctona
floreciente, despreciando el lujo, oro y dinero.
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Sus habitantes practican un epicureísmo moderado, trabajan seis horas,
dedican diez al ocio y formación cultural – realización del “homo
ludens”- practican un comunismo tímido: comida, vestidos, granjas
comunes. Su religión es pluralista,; sexualidad libre, pero con cierto
control en sus relaciones prematrimoniales; aconsejan la eutanasia. Son
liberales.
Utopía es una república donde “reina la justicia y el bienestar”, pero,
Moro acabará confesando: “Ante esta república deberemos
conformarnos con soñar porque es inútil toda esperanza”.
b) Francis Bacon: o la utopía científica, “Nueva Atlántida”. Si Moro copia el
mundo comunista platónico, Bacon ampliará la República por
intelectuales (filósofos).
La nueva Atlántida es una obra inconclusa, de unas 100 páginas. Su
albacea anotó: “Su Señoría pensaba, con la presente fábula,
componer un cuerpo le leyes o el modelo de una república bien
gobernada; más, previniendo que el trabajo sería extenso, renunció a
él, llevado de su deseo de dedicarse a la Historia Natural, que le atraía
mucho más”…
Preocupado más por el poder que por la justicia social, montará una
sociedad basada en textos fríos, precisos, jurídicos:
En una isla, Bonsalem, isla más allá de América, con clases sociales y
monarquía, ayudada por una clase todopoderosa de intelectuales,
habitantes de la “Casa de Absalón”, donde la élite del país, -los
mandarines de antaño- gobierna sin contar con el pueblo. Su
preocupación es la ciencia: “Imitamos los vuelos de los pájaros, puesto
que hemos logrado volar; tenemos barcos y navíos que navegan bajo el
agua; poseemos extraños relojes y conocemos algunos de los
misteriosos secretos del movimiento continuo y somos capaces de imitar
los movimientos de los seres vivos gracias a las reproducciones de
hombres, fieras, pájaros, peces y serpientes”.
c) Tomás Campanella, o el comunismo total: La Ciudad del Sol.
Dominico italiano, preso 27 años por la Inquisición. En una de sus
estancias en las prisiones inquisitoriales escribe Civitas solis, en dos partes.
En la primera, un almirante genovés explica su visita a la Ciudad del Sol
o Taprobana; en la segunda discute, punto por punto, la organización
ciudadana. Taprobana, la sitúa en Ceilán, rodeada de anillos de
murallas, con los templos del Gobierno. Su jerarquía mayor es el
metafísico Hoh, rodeado de sus ministros Pon, Sin y Mor (poder,
sabiduría y amor). Sus ciudadanos practican un comunismo total: “Son
comunes las casas, los dormitorios, los lechos y todas las demás cosas
son necesarias”. Los cargos y servicios son obligaciones comunes y
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rotativas. Se da mucha importancia a la formación cultural: discusión,
lectura y ejercicios físicos y mentales.
“La propiedad, en cualquiera de sus formas, nace y se fomenta porque
cada una posee, a título exclusivo casa, hijos y mujer; de aquí surge el
amor propio, pues cada uno aspira a enriquecer a sus hijos,
encumbrándolos a los más altos puestos y convertirlos en herederos de
numerosos bienes”.
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LA REVOLUCIÓN CIENTÍFICA. GALILEO.
El concepto de Revolución científica se asocia a la transformación de la
sociedad occidental de medieval en moderna, iniciada en el siglo XVI por
Nicolás Copérnico. Esta transformación ha sido el resultado de un cambio de
mentalidad hacia la naturaleza, de un nuevo pensamiento científico. En
tiempos de Galileo, la física adquirió el estatus de modelo de ciencia, modelo
que debería seguir todo saber que quisiera alcanzar la categoría de
conocimiento científico. La tarea de la ciencia del siglo XVII fue encontrar
técnicas precisas para tener el control racional de la experiencia (para saber
hacer experimentos) y mostrar cómo conceptos matemáticos se pueden
utilizar para explicar los fenómenos naturales.
Esencialmente, el éxito de Galileo se debió a la capacidad para
combinar las funciones de erudito y artesano. Para ello aceptó las técnicas de
los artesanos - las lentes (utilizó telescopios), el astrolabio (un instrumento de
navegación), las bombas (instrumentos para hacer el vacío en un lugar) - y el
razonamiento lógico-matemático desarrollado por los griegos y la escolástica
medieval. A partir de datos repetibles, ordenados bajo principios matemáticos
Galileo formuló la ley de la caída de los cuerpos, las leyes de movimiento de
los proyectiles y la ley del péndulo. Es decir que redujo a leyes los diversos
hechos observados utilizando un razonamiento inductivo.
Los planteamientos de Galileo fueron decisivos en la revolución
intelectual y científica del siglo XVII. Sus trabajos sobre la mecánica y la
dinámica sumados a los esfuerzos de los astrónomos Nicolás Copérnico y
Kepler fueron integrados y sistematizados por Isaac Newton.
Galileo vislumbró que en gran parte las dificultades para comprender el
movimiento planetario estaban causadas por el modelo geocéntrico y que
tales dificultades desaparecían aceptando el modelo heliocéntrico propuesto
por Copérnico. En relación con el estudio de las trayectorias planetarias, en
particular la de Marte, se sabía que en el siglo XVI no existía concordancia
entre lo que se podía predecir con los instrumentos de Ptolomeo y las
verdaderas trayectorias observadas en el cielo. Los Ptolemaicos suponían que
cada planeta giraba alrededor de una circunferencia (epiciclo), cuyo centro,
a su vez, describía otra circunferencia (deferente) centrada en la Tierra. El
astrónomo danés Tycho Brahe a mediados del siglo XVI, demostró que la teoría
fallaba y realizó nuevas y precisas observaciones planetarias. Se presentaron
entonces dos opciones: admitir, como lo habían hecho antes Nicolás
Copérnico y luego Galileo y Kepler, que estaba fallando la teoría geocéntrica,
o bien que las hipótesis auxiliares acerca del número y tamaño de epiciclos y
otros recursos para la explicación eran insuficientes. Los Ptolemaicos habían
adoptado esta última postura durante muchos siglos hasta que Kepler pudo
explicar lo que sucedía asignando a cada planeta una única trayectoria
elíptica alrededor del Sol. De esta manera Kepler formuló sus leyes del
movimiento planetario.
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La mecánica de Newton mostró que las leyes galileanas y keplerianas se
podían deducir a partir de los principios de la teoría que lleva su nombre. De
esta manera logró unificar por vía deductiva lo que de otro modo hubiera
quedado como un conjunto disperso de leyes empíricas. A menudo se
concluye que el proyecto de la ciencia moderna encuentra su culminación en
la física de Newton. La teoría de Newton, tal como fue presentada por el autor
en los Philosophiae Naturalis Principia Mathematica, de 1687, es
frecuentemente considerada uno de los logros más espectaculares de la
historia de la ciencia.
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LOS GRANDES ARTÍFICES DE LA REVOLUCIÓN CIENTÍFICA.
Copérnico.Nicolás Copérnico(1473-1543) fue un astrónomo que desarrolló el primer
modelo matemático heliocéntrico del sistema solar (el primero en decir que el
centro del sistema solar es el sol y no la tierra como se pensaba hasta
entonces).
Su obra maestra, The Revolutionibus Orbium Coelestium (Sobre las
Revoluciones de las Esferas Celestes), fue escrita a lo largo de unos veinticinco
años de trabajo (1507-32) y fue publicada póstumamente el 1543 por Andreas
Osiander, pero muchas de las ideas básicas y de las observaciones que
contiene circularon a través de un opúsculo titulado The hypothesibus motuum
coelestium a se constitutis commentariolus (no editado hasta 1878), que, pese
a su brevedad, es de una gran precisión y claridad.
Copérnico estudio los escritos de los filósofos griegos buscando
referencias al problema del movimiento terrestre, especialmente los
pitagóricos y Heráclides Póntico quienes creían en dicha teoría. En cuanto a la
teoría heliocéntrica en sí, hasta donde se sabe hoy, fue concebida por primera
vez por Aristarco de Samos, (320-250 a.C.) a quien curiosamente no nombra en
su obra. Es preciso centrar el valor real de sus estudios en el hecho de
reimponer teorías ya rechazadas por el sentido común y de darles una
estructuración coherente y científica.
La ruptura básica que representaba para la ideología religiosa
medieval, la sustitución de un cosmos cerrado y jerarquizado, con el hombre
como centro, por un Universo homogéneo e infinito, situado alrededor del Sol,
no hizo dudar a Copérnico de publicar su obra, aunque era consciente de
que aquello le acarrearía problemas con la Iglesia; desafortunadamente, a
causa de una enfermedad que le produjo la muerte, no alcanzó a verla
publicada: la primera edición del The Revolutionibus, hecha en Nuremberg
con la supervisión de su discípulo G.J. Rheticus, aparece en 1543 (el mismo año
de la muerte del autor), con una larga introducción en la que dedica la obra
al Papa Pablo III, atribuyendo su motivo ostensible para escribirla a la
incapacidad de los astrónomos previos para alcanzar un acuerdo en una
teoría adecuada de los planetas y haciendo notar que si su sistema
incrementaba la exactitud de las predicciones astronómicas, esto permitiría
que la Iglesia desarrollara un calendario más exacto (un tema por entonces de
gran interés y una de las razones para financiar la astronomía por parte de la
Iglesia).
Galileo.Galileo (1564-1642), fue un físico y astrónomo italiano que, junto con el
astrónomo alemán Johannes Kepler, comenzó la revolución científica que
culminó con la obra del físico inglés Isaac Newton. Su nombre completo era
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Galileo Galilei, y su principal contribución a la astronomía fue el uso del
telescopio para la observación y descubrimiento de las manchas solares, valles
y montañas lunares, los cuatro satélites mayores de Júpiter y las fases de Venus.
En el campo de la física descubrió las leyes que rigen la caída de los cuerpos y
el movimiento de los proyectiles. En la historia de la cultura, Galileo se ha
convertido en el símbolo de la lucha contra la autoridad y de la libertad en la
investigación.
Nació cerca de Pisa el 15 de febrero de 1564. Su padre, Vincenzo
Galilei, ocupó un lugar destacado en la revolución musical que supuso el paso
de la polifonía medieval a la modulación armónica. Del mismo modo que
Vincenzo consideraba que las teorías rígidas impedían la evolución hacia
nuevas formas musicales, su hijo mayor veía la teología física de Aristóteles
como un freno a la investigación científica. Galileo estudió con los monjes en
Vallombroso y en 1581 ingresó en la Universidad de Pisa para estudiar
medicina. Al poco tiempo cambió sus estudios de medicina por la filosofía y las
matemáticas, abandonando la universidad en 1585 sin haber llegado a
obtener el título. Durante un tiempo dio clases particulares y escribió sobre
hidrostática y el movimiento natural, pero no llegó a publicar nada. En 1589
trabajó como profesor de matemáticas en Pisa, donde se dice que demostró
ante sus alumnos el error de Aristóteles, que afirmaba que la velocidad de
caída de los cuerpos era proporcional a su peso, dejando caer desde la torre
inclinada de esta ciudad dos objetos de pesos diferentes. En 1592 no le
renovaron su contrato, posiblemente por oponerse a la filosofía aristotélica. Ese
mismo año fue admitido en la cátedra de matemáticas de la Universidad de
Padua, donde permaneció hasta 1610.
En Padua, Galileo inventó un ‘compás’ de cálculo que resolvía
problemas prácticos de matemáticas. De la física especulativa pasó a
dedicarse a las mediciones precisas, descubrió las leyes de la caída de los
cuerpos y de la trayectoria parabólica de los proyectiles, estudió el
movimiento del péndulo e investigó la mecánica y la resistencia de los
materiales. Apenas mostraba interés por la astronomía, aunque a partir de
1595 se inclinó por la teoría de Copérnico, que sostenía que la Tierra giraba
alrededor del Sol desechando el modelo de Aristóteles y Tolomeo en el que los
planetas giraban alrededor de una Tierra estacionaria. Solamente la
concepción de Copérnico apoyaba la teoría de las mareas de Galileo, que se
basaba en el movimiento de la Tierra. En 1609 oyó decir que en los Países Bajos
habían inventado un telescopio. En agosto de ese año presentó al duque de
Venecia un telescopio de una potencia similar a los modernos gemelos o
binoculares. Su contribución en las operaciones navales y marítimas le supuso
duplicar sus ingresos y la concesión del cargo vitalicio de profesor.
En diciembre de 1609 Galileo había construido un telescopio de veinte
aumentos, con el que descubrió montañas y cráteres en la Luna. También
observó que la Vía Láctea estaba compuesta por estrellas y descubrió los
cuatro satélites mayores de Júpiter. En marzo de 1610 publicó estos
descubrimientos en El mensajero de los astros. Su fama le valió el ser nombrado
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matemático de la corte de Florencia, donde quedó libre de sus
responsabilidades académicas y pudo dedicarse a investigar y escribir. En
diciembre de 1610 pudo observar las fases de Venus, que contradecían la
astronomía de Tolomeo y confirmaban su aceptación de las teorías de
Copérnico.
Los profesores de filosofía se burlaron de los descubrimientos de Galileo,
dado que Aristóteles había afirmado que en el cielo sólo podía haber cuerpos
perfectamente esféricos y que no era posible que apareciera nada nuevo.
También discrepaba Galileo de los profesores de Florencia y Pisa sobre la
hidrostática, y en 1612 publicó un libro sobre cuerpos en flotación. Como
respuesta, aparecieron inmediatamente cuatro publicaciones que atacaban
a Galileo y rechazaban su física. En 1613 escribió un tratado sobre las manchas
solares y anticipó la supremacía de la teoría de Copérnico. En su ausencia, un
profesor de Pisa le dijo a la familia de los Medici (que gobernaban Florencia y
mantenían a Galileo) que la creencia de que la Tierra se movía constituía una
herejía. En 1614, un sacerdote florentino denunció desde el púlpito a Galileo y
a sus seguidores. Éste escribió entonces una extensa carta abierta sobre la
irrelevancia de los pasajes bíblicos en los razonamientos científicos,
sosteniendo que la interpretación de la Biblia debería ir adaptándose a los
nuevos conocimientos y que ninguna posición científica debería convertirse en
artículo de fe de la Iglesia católica.
A principios de 1616, los libros de Copérnico fueron censurados por un
edicto, y el cardenal jesuita Roberto Belarmino dio instrucciones a Galileo para
que no defendiera la teoría de que la Tierra se movía. El cardenal Belarmino le
había avisado previamente de que sólo tuviera en cuenta sus ideas como
hipótesis de trabajo e investigación, sin tomar literalmente los conceptos de
Copérnico como verdades y sin tratar de aproximarlos a lo escrito en la Biblia.
Galileo guardó silencio sobre el tema durante algunos años y se dedicó a
investigar un método para determinar la latitud y longitud en el mar
basándose en sus predicciones sobre las posiciones de los satélites de Júpiter,
así como a resumir sus primeros trabajos sobre la caída de los cuerpos y a
exponer sus puntos de vista sobre el razonamiento científico en una obra sobre
los cometas, El ensayador (1623).
En 1624 Galileo empezó a escribir un libro que quiso titular Diálogo sobre
las mareas, en el que abordaba las hipótesis de Tolomeo y Copérnico respecto
a este fenómeno. En 1630 el libro obtuvo la licencia de los censores de la
Iglesia católica de Roma, pero le cambiaron el título por Diálogo sobre los
sistemas máximos, publicado en Florencia en 1632. A pesar de haber obtenido
dos licencias oficiales, Galileo fue llamado a Roma por la Inquisición a fin de
procesarle bajo la acusación de “sospecha grave de herejía”. Este cargo se
basaba en un informe según el cual se le había prohibido en 1616 hablar o
escribir sobre el sistema de Copérnico. El cardenal Belarmino había muerto,
pero Galileo facilitó un certificado con la firma del cardenal, según el cual no
sufriría en el futuro ninguna otra restricción que no fueran las que para todo
católico romano contenía un edicto de 1616. Este escrito no pudo ser rebatido
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por ningún documento, pero Galileo fue obligado a abjurar en 1633 y se le
condenó a prisión perpetua (condena que le fue conmutada por arresto
domiciliario). Los ejemplares del Diálogo fueron quemados y la sentencia fue
leída públicamente en todas las universidades.
La última obra de Galileo, Consideraciones y demostraciones
matemáticas sobre dos ciencias nuevas relacionadas con la mecánica,
publicada en Leiden en 1638, revisa y afina sus primeros estudios sobre el
movimiento y los principios de la mecánica en general. Este libro abrió el
camino que llevó a Newton a formular la ley de la gravitación universal, que
armonizó las leyes de Kepler sobre los planetas con las matemáticas y la física
de Galileo.
La contribución más importante de Galileo a la ciencia fue su
descubrimiento de la física de las mediciones precisas, más que los principios
metafísicos y la lógica formal. Sin embargo, tuvieron más influencia sus libros El
mensajero de los astros y el Diálogo, que abrieron nuevos campos en la
astronomía. Más allá de su labor científica, Galileo destaca como defensor de
una investigación libre de interferencias filosóficas y teológicas. Desde la
publicación de la documentación completa del juicio contra Galileo en 1870,
toda la responsabilidad de la condena a Galileo ha recaído tradicionalmente
sobre la Iglesia católica de Roma, encubriendo la responsabilidad de los
profesores de filosofía que persuadieron a los teólogos de que los
descubrimientos de Galileo eran heréticos. Juan Pablo II abrió en 1979 una
investigación sobre la condena eclesiástica del astrónomo para su posible
revisión. En octubre de 1992, una comisión papal reconoció el error del
Vaticano.
Podemos resumir su contribución a la filosofía de la ciencia en los
siguientes aspectos:
1.- Su contundente rechazo de la autoridad como criterio de verdad
científica.
2.- La aceptación de la distinción entre cualidades objetivas (las
cuantificables) y subjetivas. Él tiene en cuenta: tamaño, forma, número y
cantidad de movimiento.
3.- Su opción por una concepción mecanicista de la realidad, frente a
la teleológica aristotélica.
4.- Su posición ante las matemáticas, que son para él un instrumento
práctico indispensable para probar la certeza de las afirmaciones sobre el
mundo físico. La realidad natural puede ser expresada en términos
matemáticos.
5.- Su preocupación por el tema del método científico y la defensa del
método hipotético-deductivo como método científico, un método fundado
en la experimentación.
Isaac Newton.-
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Es el más grande de los astrónomos ingleses; se destacó también como
gran físico y matemático. Fue en realidad un genio al cual debemos el
descubrimiento de la ley de gravitación universal, que es una de las piedras
angulares de la ciencia moderna. Fue uno de los inventores del cálculo
diferencial e integral. Estableció las leyes de la mecánica clásica, y partiendo
de la ley de gravitación universal dedujo las leyes de Kepler en forma más
general. Logró construir el primer telescopio de reflexión. También son
importantes sus contribuciones al estudio de la luz. Sus obras más importantes
publicadas son la Optica, en la que explica sus teorías sobre la luz, y la obra
monumental Philosophiae Naturalis Principia Mathematica, comúnmente
conocida como Principia, en la cual expone los fundamentos matemáticos del
universo.
Desde el momento de su nacimiento prematuro (con sólo un kilogramo
de peso, se dijo que era lo bastante pequeño como para caber en una jarra
de un litro), la vida de Newton estuvo presidida por la agitación. Su padre, que
era granjero, había muerto de neumonía unos meses antes, y su madre luchó
por sacar adelante la granja de la familia en Woolsthorpe, una aldea a unos
150 kilómetros al norte de Londres. Eran tiempos difíciles en el país. Una
sangrienta guerra civil que trastornaría Inglaterra durante seis años había
empezado en 1642 en Nottingham, no lejos de Woolsthorpe. Los ejércitos
contendientes del rebelde parlamentario Oliver Cromwell y los realistas de
Carlos I avanzaban y se retiraban regularmente por entre los pequeños
pueblos.
Cuando Isaac tenía tres años su madre volvió a casarse, dejando a su
hijo al cuidado de sus abuelos. Su primera educación la recibió en las escuelas
de los pueblos cercanos. A los doce años fue inscrito en la escuela primaria de
Grantham, una ciudad a diez kilómetros de su hogar. Allá estudió latín -el
idioma de la gente instruida en Europa- y la Biblia, pero tuvo poco contacto
con las matemáticas o las ciencias. El joven Newton vivía en la casa de un tal
William Clarke, el farmacéutico de la ciudad, que tenía una de las mejores
bibliotecas del lugar y una hermosa hijastra, con la que más tarde Newton tuvo
un romance adolescente, el primero y último de su vida. Se llevaba mal con los
demás muchachos de la escuela, que al parecer lo encontraban extraño y
demasiado listo.
La rápida mente que alienaba a los compañeros de clase de Newton
halló muchas salidas durante sus años en Grantham. Años más tarde, los
residentes de la ciudad recordarían los inventos mecánicos que realizaba
mientras los demás muchachos se dedicaban a jugar. Newton construyó un
pequeño molino de viento de madera. Hizo un carrito que podía propulsar
haciendo girar un torno mientras se sentaba en él. Incluso diseñó una linterna
plegable de papel que utilizaba para iluminar su camino a la escuela las
mañanas oscuras. Cautivado por el principio de los relojes de sol, aprendió a
calcular no sólo la hora sino también el día del mes, y a predecir
acontecimientos como los solsticios y los equinoccios. Incluso el viento lo
fascinaba. Un día, cuando Newton tenía dieciséis años, se alzó una gran
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tormenta. Mientras la gente prudente buscaba refugio del viento, el joven
realizó lo que más tarde recordaría como su primer experimento científico.
Primero saltó con el viento, luego contra él. Comparando las distancias de los
dos saltos, fue capaz de estimar la fuerza del ventarrón.
Poco después, Newton fue llamado de la escuela para ocuparse de la
granja de la familia. Un viejo sirviente de confianza recibió la tarea de
enseñarle todas las habilidades necesarias, pero Newton nunca puso su
corazón en el trabajo. Construía un molino de agua en el arroyo -completo
con presas y compuertas- mientras sus ovejas sin vigilar invadían los campos de
maíz del vecino. Los días de mercado sobornaba a un sirviente para que se
ocupara de las compras y las ventas a fin de poder pasar el tiempo trasteando
con nuevos artilugios o leyendo. Su curiosidad, virtualmente ilimitada en
asuntos de ciencias e invenciones, tenía evidentemente un límite: no se
extendía hasta la agricultura.
Después de sólo nueve meses, la familia decidió que tal vez aquel curioso
manipulador estuviera mejor en la escuela. El maestro de Grantham, que
insistía en que los talentos de Newton se estaban desperdiciando en la granja,
se ofreció a alejarlo en su propia casa. Así, en otoño de 1660, Newton regresó
a Grantham a fin de prepararse para la universidad. En junio del año siguiente
estaba listo para ir a Cambridge. Deseaba ya convertirse en profesor.
Newton se pagó su estancia en Cambridge realizando trabajos serviles
para los estudiantes más ricos. También puede que sacara algunos beneficios
prestando la pequeña cantidad que recibía de su madre. Ninguna de estas
actividades le reportó muchos amigos. Como en Grantham, era incapaz de
ocultar su inteligencia; más aún, había adoptado una actitud puritana muy
poco común en aquellos tiempos, en los que la mayoría de los académicos
habían descubierto las delicias de los cafés y las cervecerías. No satisfecho
con abstenerse de estos placeres, Newton inició incluso una lista codificada de
sus propios pecados, que incluían ofensas tales como «tener pensamientos y
palabras y acciones y sueños sucios».
En Cambridge, Newton llenó su soledad con el estudio de una amplia
variedad de temas, que iban desde la astrología hasta la historia. Al final de su
etapa de no graduado en 1664, había descubierto también las matemáticas y
la filosofía natural, un campo que abarcaba los temas hoy conocidos como
ciencias físicas.
Newton se estaba preparando para empezar el trabajo de
posgraduado cuando su vida dio otro brusco giro. Inglaterra fue golpeada por
la peste bubónica, que se llevó consigo miles de vidas, sobre todo en ciudades
como Londres y Cambridge, cuyos sucios y atestados arrabales
proporcionaban un caldo de cultivo ideal para la enfermedad transmitida por
las ratas. La universidad cerró temporalmente mientras sus estudiantes huían a
regiones rurales menos afectadas. Newton regresó a Woolsthorpe, visitando
Cambridge de tanto en tanto para usar su biblioteca. Tranquilo al calor de
Lincolnshire, puso a trabajar su poderoso intelecto en una amplia gama de
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problemas científicos y matemáticos, sentando las bases a toda una vida de
logros. Construyó la primera versión funcional de un nuevo instrumento
astronómico, el telescopio de reflexión, que usaba un espejo curvo en vez de
lentes para enfocar la luz. Desarrolló una nueva y poderosa rama de las
matemáticas llamada cálculo. Y efectuó el trabajo fundamental de su teoría
de la gravitación.
El relato popular del origen de esa teoría -que Newton la concibió en el
verano de 1666 tras ver caer una manzana de un árbol- es imposible de
confirmar, pero la tradición ha señalado un árbol de la granja familiar como
aquel del que cayó la manzana. Cuando el árbol murió en 1820, fue cortado a
trozos, que fueron cuidadosamente conservados. En cualquier caso, algo
durante este período dirigió los pensamientos de Newton hacia la idea de la
ley universal de la gravitación.
Su gran tratado Principios Matemáticos de Filosofía Natural, publicado
en 1687 presenta los estudios de Newton durante más de veinte años en
relación a la mecánica terrestre y celeste. Allí enuncia la ley de gravitación:
dos cuerpos se atraen con una fuerza proporcional a sus masas e
inversamente proporciona] al cuadrado de la distancia que las separa.
Además presenta en su gran libro los tres principios de la mecánica:
1. Todo cuerpo permanece en reposo o continúa su movimiento en
línea recta con velocidad constante si no está sometido a una fuerza exterior.
2. El cambio de movimiento de un cuerpo es proporcional a la fuerza
exterior, inversamente proporcional a la masa del cuerpo, y tiene lugar en la
dirección
de
la
fuerza.
3. A toda acción se opone una reacción, igual y de sentido contrario.
Las leyes de Kepler del movimiento planetario se refieren al conjunto,
son integrales. La ley de Newton de la gravitación universal, por el contrario es
diferencial, permite deducir el estado que tendrá un sistema a partir del que
tenía un instante anterior; por definición satisface la causalidad. Antes de
Newton no había ningún sistema de causalidad física. Con Newton el peso de
un cuerpo sobre la superficie terrestre se identifica con la fuerza de atracción
entre los dos astros, el movimiento de los proyectiles con el curso de los
satélites; las mareas se explican por la atracción luni-solar; se calculan las
perturbaciones entre los planetas; se calculan las órbitas de los cometas; se
predice el achatamiento del globo terrestre; se explica la precesión de los
equinoccios por la atracción del Sol sobre el abultamiento ecuatorial terrestre.
Después de Newton los grandes matemáticos pudieron extender los dominios
de la razón a todos los rincones del sistema solar. La importancia filosófica de
la obra de Newton es extraordinaria; la forma en que el ser humano enfrentó la
naturaleza el siglo XVIII y XIX es una consecuencia de los descubrimientos del
gran sabio inglés.
Newton en su camino a la cima intelectual que representa los Principia
inventó el cálculo de fluxiones (nuestro moderno cálculo diferencial e integral)
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que hubiese sido por sí solo mérito suficiente para situarlo entre los grandes
intelectuales de la humanidad. Gracias a su rigor analítico extraordinario y a su
nueva y poderosa arma matemática, Newton logró resultados donde muchos
intelectuales de su época caminaban en las tinieblas.
Los méritos de Newton no se reducen al campo de la mecánica y las
matemáticas; también la óptica supo de su talento. Descubrió que la luz
blanca puede ser descompuesta en todos los colores del arco iris al hacerla
pasar por un prisma, iniciando con ello el análisis espectral, base de la
astrofísica contemporánea. Además Newton construyó un telescopio reflector.
Sus estudios sobre la luz lo llevaron a publicar en 1704 su Tratado sobre óptica,
donde además detalla su teoría corpuscular para la naturaleza de la luz. Los
últimos años de su vida los destinó a profundas meditaciones teológicas,
alejado casi totalmente de aquellos quehaceres intelectuales para los cuales
no tuvo rival.
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