ARTÍCULOS CIENTÍFICOS

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¿LA PARTICIPACIÓN DE LA MUJER EN LA GERENCIA EDUCATIVA
CONTRIBUIRÁ CON LA TRANSFORMACIÓN DEL SISTEMA EDUCATIVO
EN EL ESTADO LARA?
Diluz Queralez
Los inicios del siglo XXI han sido propicios para el estudio de un
conjunto de planteamientos sobre el quehacer educativo que llaman a la
reflexión, no sólo por el momento en el cual están insertos sino por las
evidencias transformadoras de su contenido que han afectado la manera de
concebir al mundo, al conocimiento, y al hombre, al suplantar progresivamente
los paradigmas que han servido de sustrato al desarrollo científico, tecnológico
y humanístico del mundo moderno.
La teoría y la práctica educativa no se encuentran al margen de esta
realidad, motivo por el cual en estos nuevos escenarios, la significación de la
mujer
como
gerente
educativo
considerársele en su gestión
asume
una
connotación
diferente
al
como factor transformador del Sistema
Educativo, con el fin de formar al ser humano que demandan los distintos
sectores de la sociedad y más aún, formarse dentro de la sociedad del
conocimiento, para el logro de mayor equidad, calidad de vida, calidad
educativa y justicia social, así como la habilidad de desarrollar y procesar
información, integrarla significativamente a la estructura previa de conocimiento
con el fin de generar nueva información y resolver problemas de diferente
naturaleza.
En el sentido epistemológico, Drucker (1.999) ha insistido en la necesidad
de prestar atención a la productividad del conocimiento, llegando a considerar
que éste constituye la única ventaja competitiva real del sistema educativo. De
allí que sostenga que el aporte más importante que la gerencia educativa
necesita hacer en el siglo XXI es elevar la productividad del trabajo, del
conocimiento y de quien trabaja con ella.
El desarrollo del conocimiento ha sido causa y consecuencia de
estudios evolutivos que denotan representaciones epistémicas más allá de lo
sintáctico-estructural y de lo semántico-vivencial en donde el hombre es el
centro de la sociedad del conocimiento. El hombre postmoderno está ávido de
que sus espacios sociales encuentren solución a sus problemas sobre la base
del conocimiento y el redimensionamiento de la cientificidad. Para ello, es
imperativo desagregar el modelo social que se está desarrollando, para luego
analizar el sistema educativo que lo sustenta, ya que actualmente necesita su
transformación.
En el mundo globalizado es indispensable revisar el estado del
desarrollo académico del conocimiento en una sociedad que demanda que el
mismo sea recreado constantemente, con el objeto de relacionarlo con factores
reales de productividad y competitividad, por lo tanto la asociación
conocimiento-sociedad-educación no es una relación lineal e indefinida, por el
contrario, es una vinculación dinámica e interactiva.
Las Universidades del Estado Lara tienen asignada una misión
educativa que enfatiza en la aplicabilidad del conocimiento
en su entorno
natural. Desde la creación de estas instituciones ha existido la preocupación
porque las mismas respondan
a las necesidades del sector productivo
mediante la formación sistemática de recursos humanos pertinentes, puesto
que las universidades, han hecho de la docencia y de la formación de recursos
humanos su principal razón de ser.
La presente reflexión sostiene el planteamiento de considerar si la
participación de la mujer en la gerencia educativa a nivel superior contribuirá a
la transformación del sistema educativo, específicamente en el Estado Lara.
Por ser la mujer un “ente” de transformación en esta época de cambios,
y en atención a su significación, se formulan planteamientos que sostienen
que la mujer siendo gerente, necesariamente… ¿implicará cambios en el
sistema educativo? hasta qué punto la aceleración de los cambios y la rapidez
con que se producen haya influido en la estructura de las organizaciones
educativas, en el ámbito laboral y en la vida de la gente, debido al impacto que
ha tenido la mujer al ser gerente educativo en la sociedad de hoy. ¿Pudiera ser
esto cierto? Arango (1995) expresa que es asombroso y preocupante que el
sistema educativo, en todos sus niveles y con pocas excepciones, aun dificulta
la participación de la mujer como gerente en las instituciones de educación
superior.
A lo largo del siglo XVII se planteó en el marco político, los derechos,
planteamientos éticos, el cual la sociedad fue heredera. Se planteaban nuevas
esperanzas para la humanidad: libertad, igualdad, felicidad y entre ellas, una
que sería la llave de acceso a todas las demás, derecho a la educación.
Amorós (1997), citando a Rousseau afirma, al hablar de la mujer, que
las veía como un sexo, cuya educación debería limitarse a garantizar el
cumplimiento de lo que por naturaleza le viene dado: agradar, ayudar y criar
hijos. Los libros no estaban
hechos para la naturaleza femenina. Según
Amorós (1997) señala que nace el proyecto de una ley referida a la igualdad
social, en la cual se prohíbe a la mujer aprender a leer, este planteamiento se
justifica por la época en que se producen los hechos.
Rousseau argumentaba que la desigualdad y jerarquía entre los sexos
respondían a privilegios ancestrales injustos, a desigualdades educativas y
sociales, no a diferencias naturales.
Wolistonecraft (2004) cuestiona lo afirmado por Rousseau y rechaza la
marginación de las mujeres de los nuevos espacios de derechos y libertades.
Barquet (1994) señala que la revolución francesa concedía a la mujer la
posibilidad de cursar solamente la primaria, más no la media y superior. A lo
largo del siglo XIX Hegel, Schopenhaner y Nietzsche destinaron su inteligencia
y creatividad a validar con nuevas categorías y justificaciones el viejo discurso
religioso que fundamentaba la marginación o no participación de la mujer en la
educación y de la misma sociedad.
El sexo masculino encarnaba el espíritu, la razón, las leyes, las
libertades, las instituciones; el sexo femenino, la naturaleza, reproducción,
ámbito doméstico y cuidados.
El sufragismo centró su lucha en dos objetivos que sería: la puerta de
acceso a la ciudadanía, a los derechos y a los bienes, derecho al voto y
derechos educativos, así se aseguraría la enseñanza reglada, aunque fuera
con la justificación de cumplir funciones de madre y esposa, y el segundo
objetivo era reclamar la enseñanza media, aunque fuera para asegurar
la
virtud de las que no accediera al matrimonio.
Durante el siglo XIX y hasta el primer cuarto del siglo pasado, algunas
mujeres fueron admitidas en las universidades, apareciendo citadas en las
actas de final carrera, pero sin obtener su título. Como oyentes u obligadas a ir
vestidas
de varón. Durante este período las mujeres, casi ausentes de la
educación, no dejaron de ejercer su papel de educadoras y cuidadoras en el
ámbito doméstico.
Cooper (1997) indica que en la actualidad las madres siguen siendo las
responsables de la educación de sus hijos e hijas, tanto en el ámbito
doméstico, como en su prolongación en los centros docentes; son las que más
trabajan en las asociaciones de padres y madres, pero las que más detenta
menos cargo, las cartas van dirigidas a los padres, pero son ellas la que
acuden a los centros educativos a hablar con tutores y con el profesorado, las
que más se implican en las actividades extraescolares.
En los primeros días del siglo XXI se sigue encontrando en diferentes
posiciones sociales, educativas, políticas, económicas, culturales, la ausencia
de la mujer en porcentaje muy bajo. Uno de los logros más significativos que a
experimentado el país en las tres últimas décadas es el referente al avance de
la mujer en su condición social, jurídica, económica y política. Reconocer lo
anterior no obstaculiza aceptar que existan importantes rasgos que perpetúan
la marginación de la mujer en diversos ámbitos sociales. Brindar igualdad de
oportunidades para hombres y mujeres en todos los niveles educativos es
considerado como un elemento de transformación social, cuyos beneficios
transcienden a la mujer y llegan hasta su familia y la comunidad.
Coopper (1997) señala que en diversas investigaciones han demostrado
que al incrementarse los niveles educativos de las mujeres, éstas disminuyen
su fecundidad, mejoran su salud reproductiva, elevan su productividad y sus
ingresos, y en general, amplían sus márgenes de libertad y poder, tanto de
orden individual como colectivo.
En Latinoamérica la incorporación formal de la mujer al mercado laboral
ha sido muy reciente. Todos los factores de modernización han influido en las
transformaciones de la estructura familiar. Entre los cambios más notables se
encuentran: la disminución de los patrones de fecundidad, el descenso de las
tasas de natalidad, el incremento de las edades de nupcialidad, la disminución
de la etapa reproductiva de las mujeres, por su ingreso más tardío a la unión
conyugal, el incremento en las tasas de separación y divorcio, el aumento de
las jefaturas femeninas, particularmente en los hogares de los sectores pobres,
disminución de las tasas de morbilidad y mortalidad de niños y madres, la doble
jornada laboral de las mujeres trabajadoras remuneradas o no remuneradas.
Las empresas más avanzadas, entre ellas, las instituciones de
educación superior, son las que reconocen que deben dirigir a los trabajadores
docentes de una forma nueva, en el pasado la definición de dirección y
gerencia implicaba el control de las personas y de los recursos. Dirección
significa control y sistemas de control. La gerencia significa el que dirige los
negocios en una sociedad o empresa en general. Participación indica
intervención de los miembros de un grupo, empresa, en la gestión de este
mismo grupo con un poder decisorio.
Las instituciones de educación superior ya no necesitan directores, lo
que necesitan son gerentes que ayuden a formar equipos en los que otros
compartan las funciones directivas, a este nuevo estilo se le denomina,
liderazgo o gerente transformador. El gerente
transformador descubre las
necesidades del personal y de su entorno; impulsa las aspiraciones, ayuda a
dar forma a las cualidades, es decir, moviliza el potencial de los seguidores en
lugar de dar órdenes o controlar directamente las actividades, estos gerentes
educativos fijan las directrices y dejan que sus seguidores la lleven acabo a su
manera. Debido a que estos gerentes se apoyan en la autoridad conferida por
su posición jerárquica, deben también ganarse la confianza y la colaboración
de los empleados por medio del carisma personal y de la competencia
profesional. Las mujeres como gerentes tienen mayor aptitud para mantener
unas relaciones estrechas con los demás. Toman en cuenta los sentimientos
en el momento de tomar decisiones, esforzándose por llegar a soluciones en
donde todos ganan, y evitan situaciones en las que alguien tenga que perder.
Naturalmente estás cualidades no las poseen todas las mujeres gerentes en el
mismo grado, ni tampoco es cierto que todos los gerentes carezcan
absolutamente de ella. El estilo de gerencia femenina se compone de muchas
cualidades y características diferentes de las que los hombres utilizan
habitualmente. A pesar de ello consideradas en conjunto, dichas cualidades
representan
un
estilo
de
gerencia
diferente
que
parece
funcionar
extremadamente bien en muchas mujeres, el cual conducen hacia una acción
transformadora del sistema educativo, específicamente en el estado Lara.
Otras cualidades personales de los gerentes educativos, es ser activo,
emprendedor, sensible y atentos a los cambios, capacidad de construcción, ser
rigurosos, capaces de convocar a participar, capacidad de prevención, ser
persistente y dedicados, ser flexibles, tener capacidad de escuchar, seguro de
sí mismo, ser paciente, voluntarioso, creativo, organizativo, riguroso, saber
mirar para ver y actuar, capaces de delegar funciones, ser crítico. En lugar de
pretender una mejor eficiencia, a partir de realizar mas de lo mismo, el gerente
debe planificar y concretar nuevas posibilidades no solo en el interior, sino en
el exterior de las instituciones existentes.
El modelo de gerencia femenina de acuerdo a algunas características
claves origina un nuevo estilo de gerencia, el cual contribuiría a la
transformación del sistema educativo en Lara. Debe reunir las siguientes
características: Debe caracterizarse por un nuevo estilo operativo: cooperativo.
Una estructura de organización conformada por equipos que garanticen la
funcionalidad del sistema educativo, teniendo como objetivo básico lograr la
calidad de la educación y tener un estilo de resolución de problemas: intuitivo /
racional. El problema es que se ha interpretado la igualdad en el sentido de
significar que debían aplicarse a todos exactamente las mismas normas de
conducta que tradicionalmente practican los hombres. El resultado ha sido que
las mujeres que han triunfado en este campo generalmente lo han conseguido
adaptándose a las normas masculinas, mientras que aquellas que se han
comportado según su estilo propio raramente han recibido el apoyo o la
aceptación que necesitan para progresar.
Ante estos planteamientos se puede hacer referencia a la teoría
Feminista, y a la Teoría Crítica, que al contraponerlas nos originaría la Teoría
de la Justicia Social. La Teoría Feminista es un movimiento histórico que actúa
contra la discriminación de la mujer. No es un enfrentamiento con los hombres,
sino una búsqueda de la igualdad de las personas, sin importar su sexo.
Actualmente, muchas feministas consideran que la lucha contra la opresión
femenina está muy ligada a la lucha de
mujeres y hombres contra toda
opresión e injusticia. Al referirse al Feminismo se considera como una actitud
de lucha
por los derechos de la mujer, movimiento que nació
durante la
Revolución Francesa cuando las mujeres se lanzaron organizadamente a
conquistar los derechos civiles, políticos y sexuales,
reconociendo que la
resolución del problema de la mujer era grupal. La educación se convirtió en
una de las banderas de sus reivindicaciones, ya que hasta ese momento las
mujeres no podían concurrir a colegios.
Existen varios teóricos que sustentan el planteamiento de esta teoría,
como Mary Wolistonecraft (2004) al referirse al feminismo, señala que ya es
tiempo de ejecutar una revolución en las costumbres femeninas, es tiempo de
devolver a las mujeres su dignidad perdida y de hacerles contribuir en tanto
miembros de la especie humana a la reforma del mundo. Margaret Fuller
(2004) republicana, participante de la revolución de 1848, señala que la mujer
debe independizarse del hombre y que cada uno de los sexos sea lo que deber
ser ante sí mismo. Enma Godman (2004) afirma que toda clase oprimida ha
conseguido la verdadera liberación frente a sus amos gracias a sus propios
esfuerzos, y su fuerza para conseguir su propia liberación. Alexandra Kollontai
(2004) afirma que el amor no debe aplastar la individualidad de la mujer, debe
conseguir su propio camino.
Referente a la Teoría Crítica cuestiona la participación de la mujer en la
sociedad y valoriza el rol de la mujer ante la existencia de múltiples realidades
intersubjetivas y su interacción social. Esta Teoría
busca basarse en una
ciencia que defienda tanto su emancipación e igualdad como la protección
de la naturaleza. De igual manera se caracteriza por su conciencia crítica, la
cual denuncia que dichas experiencias pueden estar distorsionadas por una
falsa conciencia
e ideología. Su propósito común es teorizar
la crísis de
valores (individual y colectiva). A veces, una parte de la sociedad siente que
los valores y normas dominantes son contrarios a sus necesidades; el objetivo
de esta teoría es generar un conocimiento que permita la emancipación de los
colectivos sociales; en cambio la teoría feminista se interesa en la génesis de
un saber que permita el desarrollo de las potencialidades que cualquier mujer
posee. La principal diferencia de la Teoría Crítica con la Feminista es que ésta
introduce la naturaleza, y se cuestiona la separación entre ésta y la sociedad
que afecta de forma negativa al medio ambiente.
Al confrontar estas dos Teorías, surge la Teoría de la Justicia Social que
consiste en la igualdad de todos los miembros de la comunidad, en cuanto a
sus deberes y derechos frente a la sociedad. Esta Teoría tiene como base la
Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada y proclamada por
la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 10 de diciembre de 1948, en
donde su artículo 1 señala que todos los seres humanos nacen libres e iguales
en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben
comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Toda persona, hombre o mujer tienen todos los derechos y libertades
proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo,
idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o
social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.
En el ejercicio de su derecho si en el disfrute de sus libertades, toda
persona estará solamente sujeta a las limitaciones establecidas por la ley con
el único fin de asegurar el reconocimiento y el respeto de los derechos y
libertades de los demás y de satisfacer las justas exigencias de la moral del
orden público y del bienestar general en una sociedad democrática.
Existe un documento que habla de la Declaración sobre la eliminación
de la discriminación contra la mujer, el cual fue proclamado por la Asamblea
General de las Naciones Unidas el 7 de noviembre de 1967 para terminar con
las desigualdades que sufre la mujer, y con todos aquellos prejuicios y mitos
que, basados en la idea de inferioridad del sexo femenino, la discriminan
arbitrariamente. Hay algunos artículos de esta Declaración que básicamente
reivindica el Derecho Humano a la Igualdad. Los artículos en referencia son el
1, 3, 10, 11. Estos artículos se refieren a la discriminación contra la mujer, por
cuanto niega o limita su igualdad de derechos con el hombre, es
fundamentalmente injusta y constituye
una ofensa
a la dignidad humana.
Deberán adoptarse todas las medidas apropiadas para garantizar a la mujer,
casada o no, los mismos derechos que al hombre en la esfera de la vida
económica y social, y en particular el derecho, sin discriminación alguna por su
estado civil o por cualquier otro motivo, a recibir formación
profesional,
trabajar, elegir libremente empleo y profesión, y progresar en los mismos.
El principio de la igualdad de los derechos del hombre y la mujer exige
que todos los Estados lo apliquen en conformidad con los principios de la Carta
de las Naciones Unidas y de la Declaración Universal de Derechos Humanos.
En consecuencia, se encarece a los gobiernos gubernamentales o no y a los
individuos, que hagan cuanto esté de su parte para promover la aplicación de
los principios contenidos en esta Teoría de la Justicia Social.
Si todos los seres humanos son iguales ¿por que hacer diferencias? A
veces se discrimina sin darse cuenta, pero la realidad llama a la reflexión, hay
que descubrir la realidad a tiempo. La mujer hoy en día a través de sus propios
esfuerzos por superarse ha logrado llegar a la cúspide del éxito y del saber. La
mujer es un ser social, que necesita de la convivencia y colaboración con los
demás. Es también un ser moral, que se enfrenta en todo momento con la
necesidad de elegir y decidir lo que es mejor. Para ello es capaz de ir más allá
de la propia conveniencia y actuar por principios éticos, de acuerdo con los
valores morales. Esto le confiere un valor humano especial.
La libertad, la justicia social y la paz son valores fundamentales y
decisivos que la persona humana necesita ver reconocidos y respetados. Esos
valores, tal como han dicho los integrantes de la Organización de las Naciones
Unidas, tienen por base
el reconocimiento de la dignidad de todos los
miembros de la familia humana.
La dignidad es una cualidad que va unida a la idea de valor. Implica
el compromiso con uno mismo (conocerse y valorizarse) y con los demás, pues
el ser humano crece en dignidad cuando reconoce y promueve los derechos de
las demás personas. La dignidad hace a la mujer honesta en su lucha por ser
alguien; al promover su desarrollo personal, la vuelve creativa, y al obligarla a
reconocer y respetar la dignidad de las demás personas, la impulsa a ser
solidaria.
Una revisión de la literatura más reciente sobre el tema de la
participación de la mujer en la gerencia educativa a nivel superior, en el caso
del Estado Lara, revela que las mujeres gerentes tienen características que las
distinguen claramente de sus colegas masculinos, y que las colocan en una
posición de desventaja. Esto se refiere no solamente a la limitante de ser mujer
por su género, sino a niveles de salario y a la posibilidad misma de ser
contratadas, en contraste con los hombres. Aunque algunos estudios indican
una tendencia hacia una convergencia de las remuneraciones de hombres y
mujeres en los más altos niveles gerenciales educativos, el hecho es que las
diferencias persisten, aunque las opiniones varían en cuanto a sus posibles
efectos y factores condicionantes.
Las mujeres y los hombres tienen atributos diferentes, que marcan las
características y las condiciones de éxito de sus carreras gerenciales en el
plano educativo. A pesar de estos estereotipos, la realidad es que los hombres
y las mujeres en la gerencia educativa no muestran diferencias significativas en
cuanto a sus estilos de vida y estrategias gerenciales.
Las mujeres tienen poco acceso
a la gerencia
en las instituciones
educativas a nivel superior debido a la rigidez de la estructura organizativa. Si
se parte de la premisa de que las organizaciones educativas moldean en gran
medida a sus trabajadores docentes, ¿en qué forma estas estructuras
organizativas tradicionales, rígidas, puedan aceptar cambios estructurales,
transformaciones, en manos de una mujer?
La imagen del Gerente Educativo en países como Venezuela, y más aún
en el Estado Lara, sigue dominada por lo que Kanter (2.004) denomina una
ética masculina, que equipara las características generalmente atribuidas al
hombre de la gerencia efectiva: una actitud decidida para resolver problemas,
habilidades analítica para producir planes, una capacidad para poner del lado
el plano personal, y una aparente superioridad cognitiva en la resolución de
problemas y toma de decisiones.
Estos estereotipos de lo masculino
contrastan con la también estereotipadas fortaleza de la mujer gerente en el
área de recursos humanos, donde sus habilidades emocionales serían más
eficaces. Esta ética que permite la estructura jerárquica clásica de muchas
organizaciones educativas, influye de una forma u otra en las funciones y los
lugares que la mayoría de las mujeres llegan a ocupar hoy en día.
Algunos investigadores establecen distinciones entre la gerencia masculina
y femenina acorde con el estereotipo clásicos de la ética masculina
que
describe Kanter (2.004). Para una gran mayoría la mujer tiene habilidades
relacionadas con la conciliación, la negociación y el manejo de la parte emotiva
de los individuos de una organización educativa. Una mujer gerente de una
organización educativa reitera que una diferencia de estilos radica en la
asociación de la jerarquía y la autoridad con que el hombre se desenvuelve,
mientras que la mujer se le asocia con la capacidad de manejar gente en un
mismo nivel; algunos investigadores opinan que hay diferencia de estilos de
mandatos entre el hombre y la mujer, los hombres son mucho más jerárquicos
y dictatoriales en su función como gerentes. Son más verticales, mientras que
las mujeres son más horizontales. En pocas palabras, el hombre gerencia
estableciendo la autoridad mientras que las mujeres lo hacen manejando
superiores y supervisados en un plano horizontal utilizando sus habilidades
intrínsecamente femeninas como son
la
negociación y la conciliación. No
resulta casual que esta persona piense que hay más mujeres ocupando
posiciones de poder en áreas estrechamente relacionadas con destrezas para
comunicarse, convencer y negociar como son los medios de comunicación y la
publicidad. El estilo gerencial educativo, predominante en las mujeres es su
mayor capacidad de negociación que se deriva de un proceso de socialización,
en cuanto a la manera de lograr lo que se proponen.
Hay autores que opinan que lo único que podrían diferenciar a hombres
y mujeres en la gerencia educativa es la falta de flexibilidad que tienen muchas
mujeres a la hora de gerenciar. Esta característica puede asociarse con la de
inseguridad que muchas mujeres sienten en sus posiciones. Esta forma podría
considerarse en sus primeros años como gerente.
El mundo gerencial educativo venezolano y más aún, el del Estado
Lara, que exige cambios o transformaciones, parece estar hecho todavía para
los hombres. Las pocas mujeres que llegan cerca de la cima o del éxito afirman
lo contrario, su experiencia personal y profesional están profundamente
marcadas por esta realidad, pues su objetivo es lograr cambiar las estructuras
organizativas del sistema educativo larense para optimizar a nivel superior la
calidad total de la educación.
La sociedad actual se caracteriza por permanentes y dinámicas
transformaciones que arrastran consigo numerosas consecuencias. Esto ha
causado que tanto hombre como mujeres demuestren una actitud activa ante
el conocimiento y su evolución, lo que requiere de una constante y progresiva
actualización. Las Instituciones educativas al nivel superior no pueden estar
ajenas a los cambios o transformaciones ni a la aceleración con que estos se
producen. Puesto que la innovación requiere necesariamente de contemplación
y planificación, especialmente la hora de formular los objetivos institucionales, y
la mujer como tal debe enfrentar este reto.
Las instituciones educativas a nivel superior en el marco de la
modernidad, con sus características diferenciales,
podría pensarse que la
mujer como gerente educativo contribuirá al proceso de transformación en las
relaciones económicas, sociales,
políticas, culturales, educativas de cada
institución.
La incorporación de las tecnologías actuales de comunicación, como
Internet, no traerá cambios en las instituciones si primero no se replantean
algunos supuestos que permitan pensar a la institución en este nuevo contexto
globalizado. Uno de ellos es la formación del profesorado, ya que la mayoría
de los profesores en ejercicio fueron formados con las ideas tradicionales de
hace dos siglos. En ocasiones creen que poseen el saber, y actúan desde esa
convicción. Es fundamental, entonces, no solo formar a los futuros docentes
con conocimientos pedagógicos teóricos-prácticos, sino también imbuirlos de
esta tecnología para actualizar constantemente la información que poseen. Por
otra parte, en numerosas instituciones los espacios siguen siendo cerrados. La
distribución y el manejo del espacio escolar no pueden desvincularse de la
concepción intrínseca del saber. Allá por el siglo XVI, los conocimientos se
reducían a un grupo de personas, y el espacio daba cuenta de esta sujeción.
Pero la sociedad actual pretende romper
con lo referido a la limitación
espacial.
Las Instituciones de Educación Superior no pueden o no deben estar
ajenas a los cambios o transformaciones porque, aunque no lo pretenda, estos
penetran sus muros, cuando exista una mujer gerente preocupada por que se
den los cambios o transformaciones dentro de las instituciones al cual dirige.
La falta de reconocimiento
de lo que sucede alrededor puede
conducirla a la paradoja de ser una institución necesaria para la incorporación
de los sujetos a la sociedad, pero si se desvincula de su entorno no cumplirá
con este cometido. Las instituciones no pueden manejarse como un sistema
cerrado. Debe abrirse, y entenderse y gestionarse con un sistema abierto.
Las Instituciones de Educación Superior deben estar al tanto de los
cambios, a la par con la rapidez con que estos se producen, es por este motivo
que en las universidades la innovación requiere necesariamente de
contemplación y planificación específicamente en el momento de formular los
objetivos institucionales.
Pero los objetivos institucionales no deben quedar en la mera
formulación: deben llevarse a la práctica, para lo que deberán articularse con
los roles y funciones que posea una mujer como gerente educativo en la
institución.
Existen algunas dificultades que un gerente educativo pueda encontrar
en una institución educativa en el momento en que el se desenvuelve:
inexistencia de un ordenamiento jerárquico en la determinación de objetivo;
escasez de recursos materiales y económicos; surgimiento de intereses
personales y/o corporativo; dependencia en el suministro externo de recurso;
escasez de conocimientos técnicos relativos a procesos de gestión, que
facilitara la tarea y el asesoramiento por parte de los organismos educativos
centrales; falta de tiempo disponible para la organización de la gestión, debido
a que hay que ocuparse de lo urgente, en lugar de lo planificado; necesidad de
localizar el conflicto, analizar sus elementos, trabajar con ellos hasta
transformarlos en elementos útiles para la universidad; énfasis en lo que
debería ser en lugar de lo posible; sobrecarga de la tarea de docentes y
directivos; desconocimiento de la cultura institucional; desconocimiento de la
historia que atraviesa los muros de la universidad.
Aunque los cambios o transformaciones requieren de una planificación
acorde con la realidad en la que vayan hacer implementados en el sistema
educativo por la gerente, el soporte de los recursos y el diseño de las
estrategias que permitan tornarlos viables son necesarios.
Por eso, resulta imprescindible la existencia de consenso entre los
actores (gerente y docentes) que lo llevarán a la práctica. Si se quiere que las
prácticas impacten en la universidad y perduren en el tiempo más allá de las
personas (docentes) resultará imprescindible la implicación de los actores que
integran la institución.
No alcanza con la buena voluntad de algunos gerentes educativos para
producir cambios o transformaciones en el sistema, aunque estos gerentes
sean quienes se encuentren en la gestión.
Para que la transformación e innovación sea posible, se deberán tener
en cuenta algunas condiciones institucionales que posibiliten las prácticas
transformadoras e innovadoras. Se podrían mencionar algunas de ellas: una
mujer como gerente educativo de una institución universitaria debe realizar
trabajo colectivo, no solo al reconocer y evitar las rutinas que burocratizan la
tarea,
sino
también
al
realizar
propuestas
alternativas;
concertación,
planificación y deliberación colectiva, destinadas a revisar contenidos,
estrategias didácticas, recursos disponibles, evaluaciones empleadas en la
institución; establecimiento de metas concretas de acción y de modos de
evaluación
de
las
misma;
establecimiento
de
canales
formales
de
comunicación; fijación e implementación de espacios institucionales de
capacitación y actualización del personal; asignación de roles para las diversas
tareas, acorde con las competencias.
En
consecuencia
para
poder
transformar
e
innovar,
resulta
imprescindible llevar adelante una planificación de tipo estratégico, que tenga
como punto de partida la identificación de los problemas, el establecimiento de
metas claras y flexibles.
La mujer como gerente educativo tiene como propósito, de acuerdo a la
visión de las universidades larenses, la transformación, innovación y
modernización de las mismas, teniendo como punto central de referencia la
nueva misión en sintonía con las transformaciones que tienen lugar en los
ámbitos económicos, social, tecnológico, cultural y especialmente, en
concordancia con los cambios que se operan actualmente en el campo de las
tecnologías de la información y la comunicación en escala mundial, que incide
en forma dramática en los procesos de generación y difusión de conocimientos.
La necesidad de contextualizar los cambios que han de realizarse en el
sistema educativo o en el seno de las universidades sin perder de vista los
nuevos procesos de globalización e integración que exigen las instituciones,
atendiendo a dimensiones o atributos ignorados o no considerados en el
modelo tradicional del sistema educativo.
REEFERENCIAS
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Rep. Argentina.
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López, Rupérez (2003) Ética y Crisis de Valores en Venezuela. Editorial
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España: Paidós.
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