MITO E INFLUENCIA DE LAS BACANTES Realizado por: Ana Belén Selma Iglesias Elisa Alegre Agis Eurípides Nacido el 23 de septiembre del 480 a.C. en Salamina. Dramaturgo griego, el tercero de los tres grandes poetas de Ática junto a Esquilo y Sófocles. Hijo de un comerciante acomodado y de una mujer noble, aunque en opinión de otros sus padres eran humildes. Eurípides pasó la mayor parte de su vida escribiendo teatro, las obras de Eurípides se representaban en los festivales dramáticos de Ática, donde en el año 442 a.C. obtuvo el primer premio. Pese a su talento esta distinción no recayó sobre él más que en cuatro ocasiones. Eurípides recibió influencias de los sofistas y de los filósofos como Protágoras, Anaxágoras y Sócrates. Las obras de Eurípides eran criticadas por su carácter anticonvencional, por sus diálogos naturales (sus héroes y príncipes hablaban un lenguaje cotidiano) y por su independencia de los valores morales y religiosos tradicionales. A pesar de todo, sus obras se hicieron famosas en toda Grecia. Se interesó ante todo por el pensamiento y las experiencias del ser humano ordinario, más que por las figuras legendarias del pasado heroico. Eurípides trataba a sus personajes de un modo realista: ya no eran símbolos idealizados y ajenos a la vida normal, sino que se comportaban como sus contemporáneos atenienses. Eurípides compartió el escepticismo intelectual de su época y arremetió en sus obras contra los dogmas morales y religiosos del pasado. En su obra las bacantes pone de manifiesto el aspecto liberador de la religión dionisíaca, y los peligros que entraña la pérdida del control y la razón: presas de un frenesí báquico, Ágave y las mujeres de Tebas descuartizan a Penteo, sin que Ágave sea consciente de que la víctima es en realidad su propio hijo. Al final de su vida abandonó Atenas y se instaló en Macedonia, donde murió en el 406 a.C.. En su tumba pueden leerse estos versos: “ Tumba de Eurípides es Grecia entera; sus huesos guarda la tierra de Macedonia, en la cuál recibió el fin de su vida. MITO DE LAS BACANTES Dioniso regresa a Tebas para vengar la memoria de su madre Sémele, ya que las hermanas de esta, en especial Ágave, habían difundido el rumor de que Dioniso en realidad no era hijo de Zeus si no de un mortal a parte de comentar que su hermana Sémele había sido fulminada por Zeus, por decir esta que el hijo que llevaba dentro era del divino Zeus, lo que provocó la cólera del dios. En realidad lo que ocurrió fue que Sémele, bajo el consejo de la celosa Hera, le pidió a Zeus que se mostrase en todo su poder, y bajo una gran tormenta de rayos cayó fulminada, Zeus sacó a Dioniso del vientre de su madre y se lo cosió a un muslo. Dioniso en Tebas lleva a las mujeres al Citerón, donde se suceden distintas orgías bajo el delirio báquico. Penteo se opone a estas prácticas haciendo caso omiso a los consejos de su abuelo Cadmo y del adivino Tiresias, los cuales le dicen que no luche contra el dios porque será su perdición. Penteo detiene a Dioniso, aunque este consigue escaparse de la prisión e incendiar el palacio. Baco vuelve a palacio para convencer a Penteo de que vaya al Citerón para observar a las bacantes, disfrazado de una de ellas. Penteo accede y va guiado por Dioniso hacía donde se encuentran las mujeres. Una vez llegan, Penteo es subido a lo alto de un árbol por Dioniso, para que pudiese ver mejor los rituales. Posteriormente Baco lanza un grito de alerta a las bacantes, las cuales descubres al aterrorizado Penteo en la copa del árbol. Las báquides arrancan el árbol de raíz, cogen a Penteo y lo despedazan con sus propias manos, pensando que era un cachorro de león. Su madre Ágave se hace con el “trofeo”, la cabeza, y acude a palacio orgullosa de su pieza para mostrarla a su hijo, sin saber todavía la verdadera atrocidad que había cometido y que como prueba llevaba la cabeza de su propio hijo entre sus manos. Su padre Cadmo después de llorar a su nieto, le hace entrar en razón, y al darse cuenta de lo que realmente sostenía en las manos, cae rendida de dolor. Por último Cadmo y sus hijas se ven obligados a abandonar Tebas después de lo ocurrido. Así Dioniso sació su cólera, cumplió su venganza, impió el nombre de su madre y demostró ser un poderoso dios. Aunque como dijo el sabio Cadmo, los dioses no deben tener la ira igual a los hombres. MITO DE DIONISO Dioniso, llamado también Baco e identificado en Roma con el antiguo Dios Itálico Liber Pater, es reconocido en la época clásica como el Dios de la viña, el vino, y el delirio místico. Ha recibido influencias procedentes de Asia Mayor y esto ha tenido consecuencias durante su historia. Dioniso, hijo de Zeus y Sémele (hija de Cadmo y Harmonía). Sémele, amante de Zeus, pidió que este le demostrara su poder. El la complació con una tormenta de relámpagos uno de los cuales la fulmino. Zeus, extrajo el niño del vientre de Sémele que llevaba seis meses de gestación y a continuación lo cosió en su muslo. Al llegar la hora del nacimiento, Zeus lo saco de su muslo en perfectas condiciones, por esto se le reconoce a Dioniso como el Dios nacido dos veces. Zeus confió el niño a Hermes quien encargó su crianza al Rey de Orcomeno, Atamente y su esposa Ino. Estos disfrazaron al niño con ropas de mujer para burlar los celos de Hera que quería la perdición de Dioniso, ya que este era fruto de los amores adúlteros de Zeus. Hera, desengañada, volvió locos a los tutores de Dioniso. Vista la situación, Zeus llevo al niño a Nisa, lejos de Grecia y lo entregó a las ninfas de aquellas tierras. Para que Hera no lo reconociese lo convirtió en cabrito, lo que explica el ritual de “cabrito” que lleva Dioniso. Una vez adulto, Dioniso anduvo por diferentes tierras, desde Tracia pasó a la conquista de la India; parece ser que allí se originó su cortejo triunfal: El carro tirado por panteras y adornado con pámpanos y hiedra. Dioniso se dirigió a Beocia, el país natal de su madre. En Tebas, reino de Penteo, sucesor de Cadmo, introdujo las fiestas de Dioniso, Las Bacanales en las que especialmente las mujeres eran presas del delirio místico y recorrían el campo con bailes y gritos rituales. Penteo se opuso a estos rituales y por ello fue castigado junto a su madre Ágave y su hermana Sémele por Dioniso. El castigo en que Ágave desgarró a Penteo en el Citerón, en medio de uno de los rituales confundiéndolo con un cachorro de león a causa del delirio místico. Dioniso, contratando el servicio de unos piratas, quiso pasar a la Isla de Naxos, pero los piratas lo traicionaron y lo quisieron vender como esclavo. En cuanto Dioniso se dio cuenta, paralizó la nave entre ramas de parra, enloqueciendo a los piratas que se arrojaron al mar y se convirtieron en delfines, lo que explica que estos sean amigos de los hombres y se esfuercen tanto por salvarlos, ya que son piratas arrepentidos. Demostrado su poder, pudo ascender al cielo, porque su misión en la tierra ya había terminado, pero antes, quiso descender a los infiernos en busca de su madre para devolverla a la vida. En el Hades Dioniso pidió al Dios que pusiese en libertad a Sémele; este accedió, pero a cambio Dioniso tuvo que entregar una de sus plantas más predilecta, El Mirto, que era la que se utilizaba para coronar la frente en los ritos. Por último ascendió al cielo en calidad de Dios. Orígenes del TEATRO Dioniso, Dios del vino y de la inspiración, era festejado a través de procesiones en las que figuraban disfrazados con máscaras los genios de la tierra y la fecundidad. De estos ritos se originaron el teatro, la comedia, la tragedia y el drama satírico, que conservó por más tiempo la huella de su origen. En la época romana y desde el siglo II a.C., los misterios de Dioniso caracterizados por sus orgías de carácter disoluto, penetraron en Italia, donde encontraron gran acogida entre las poblaciones poco civilizadas de la zona montañosa central y meridional. El senador romano, hubo de prohibir la celebración de Las Bacanales en el 186 a.C.., pero las sectas místicas siguieron guardando la tradición Dionisiaca, y el Dios desempeña todavía un importante papel en la religión de la época Imperial. INFLUENCIAS EN VIRGILIO -Eneida, Libro I, versos del 60 al 70. Versos inspirados en el mito de la muerte de Sémele, madre de Dioniso, que es fulminada por uno de los relámpagos de Zeus al pedirle que le demostrara su poder. “Castellano” - ¡Con que vencida yo! ¡con que no puedo, lejos de Italia echar al rey troyano! Me ha puesto veto el Hado… Pero Palas Pudo, ella sí, quemar la flota argiva Y hundirla, por culpa de una solo, Por el loco desmán de Áyax de Oileo: Ella desde la nube lanza el rayo, Nevíos desbarata, olas golpea; A él fulminado, el cuerpo echando llamas, Lo arrebata en un vórtice y lo fija Sobre enhiesto peñón… “Latín” Mene encepto desistere uictam, Nec posse Italia Teocrorum auertere regem! Quippe uetor fatis. Payasen exurere classem Argiuum atque ipsos potuit submergere ponto, unius ob noxam et furias Aiacis Oilei ? Ipsa Iouis papidum iaculata e nobibus ignem, Disiecitque rates euertitque aequora uentis, Illum expirantem transfixo pectore flammas Turbina corripuit scopuloque infixit acuto. - Eneida, Libro III, versos del 13 al 19. Versos influenciados por la obra de Las Bacantes de Eurípides, en la que el anciano Cadmo tiene que abandonar su patria porque su hija Ágave ha matado a Penteo con sus propias manos en el Citerón bajo los efectos de los rituales de Dioniso. “Castellano” - Pintaba ya el estío; el padre Anquises Ordena abrir las velas a los Hados; Transido de dolor, la patria dejo, La playa, el puerto, hasta las mismas vegas Donde fue Troya un día: desterrado El mar me lleva, con mi gente, mi hijo, Con los Penates y los Magnos Dioses. “Latín” Vix prima inceperat aestas, et pater Anchases dare fatis uela iubebat; Litora cum patriae lacrimans portusque relinquo et campos ubi Troia fuit : feror exsul in altum cum sociis natoque Penatibus et magnis dis. Eneida, Libro IV, versos del 504 al 520. Versos inspirados en la intervención de Dioniso en la lucha contra los gigantes, el cual mata a Eurito de un golpe de tirso, su insignia ordinaria. “Castellano” - En mis sueños, las noches, cuando anublan la tierra sombras húmedas, y surgen astros de fuego en el espacio, viene mi padre Anquises, doloroso espectro, y me amonesta y de terror me llena; viene Ascanio, mi niño, oigo el reproche que a tan cara prenda injusto privo del reino Hesperio que le dan los Hados. Y hoy mismo, el mensajero de los dioses, Propio heraldo de joven, me ha traído Su mandato del cielo: te lo juro Por nuestras dos cabezas. Son mis ojos Los que a luz plena entrar por la muralla Vieron a la deidad; son mis oídos Los que oyeron su voz. ¡Ya con tu quejas Deja de torturarme y torturarte: En pos de Italia voy, mas no por gusto! “Latín” Me patris Anchisae, quotiens umentibus umbris Nox operit terras, quotiens astra ignea surgunt, Admonet in somnis et turbida terret imago ; Me puer Ascanius capitisque iniuria cari, Quem regno Hesperiae fraudo et fatalibus aruis. Nunc etiam interpres diuum, Ioue missus ab ipso, testor utrumque caput, celeres mandata per auras detulit ; ipse deum manifesto in lumine uidi intrantem muros uocemque his auribus hausi. Desine meque tuis incendere teque querelis : Italiam non sponte sequor. INFLUENCIAS EN OVIDIO Metamorfosis, Libro III, versos del 246 al 253. Versos inspirados en la muerte de Penteo cuando es desgarrado por su madre Ágave, creyendo que este era un cachorro de león; así Dioniso sació su cólera, ya que Penteo había prohibido sus rituales. “Castellano” - Al oír su nombre vuelve él la cabeza-, y se lamentan de su ausencia y de que por desidia no asistía al espectáculo de la presa que se les ha presentado. El bien quisiera estar ausente, pero está presente; y quisiera ver Pero no notar además las salvajes hazañas de sus propios perros. Por todas partes le acosan, y con los hocicos hundidos en su cuerpo Despedazan a su dueño bajo la apariencia de un engañoso ciervo. Y dicen que no se sacio la cólera de Diana, la de la aljaba, hasta Que acabo aquella vida victima de heridas innumerables. “Latín” (ad nomen capuz ille referet) et abesse queruntur nec capere oblatae segnem spectacula praedae. Vellet abesse quidem, sed adest uelletque uidere, non etiam sentire canum fera facta suorum. undique circumstant mersisque in corpore rostris dilacerant falsi dominum sub imagine cerui, nec nisi finita per plurima uulnera uita ira pharetratae fertur satiata dianae. Metamorfosis, Libro IV, versos del 500 al 509 Versos influenciados por los ritos Báquicos en los que se creía que utilizaban opio para desinhibirse y provocar alucinaciones. “Castellano” - Había traído consigo también prodigiosos venenos líquidos, espuma de la boca de Cérbero, tóstigo de Equidna, extrañas alucinaciones, olvido que ciega la razón , crimen, lagrimas, rabia y pasión de matanza, y todo ello, junto y triturado, mezclado con sangre reciente, lo había cocido en un hondo recipiente de bronce, agitándolo con una var4a verde de cicuta; y mientras ellos están paralizados de espanto, vierte aquel veneno enloquecedor sobre el pecho de cada uno de ellos y perturba hasta lo mas intimo de sus corazones. “Latín” Adtulerat secum liquidi quoque monstra ueneni, oris Cerberei spumas et uirus Echidnae erroresque uagos caecaeque obliuia mentis et scelus et lacrimas rabiemque et caedis amorem, omnia trita simul ;quae sanguine mixta recenti coxerat aere cauo uiridi uersata cicuta ; dumque pauent illi, uertit furiale uenenum pectus in amborum praecordiaque intima mouit. Metamorfosis, Libro IV, versos del 510 al 513. Estos versos tienen que ver con el descenso de Dioniso al Hades con la intención de volver a la vida a su madre. “castellano” - Vencedora así y con su misión cumplida, se vuelve al reino sin vida del gran Dios y se despoja de la serpiente que se había puesto como cinturón. “Latín” - Sic uitrix iussique potens ad inania magni regna redit Ditis sumptumque recingitur anguem. INFLUENCIAS EN LA SOCIEDAD ROMANA y bacanales Baco, en la mitología romana, dios del vino, identificado con Dioniso, el dios griego del vino, y con Liber, el dios romano del vino. Se le suele caracterizar de dos maneras: una como dios de la vegetación, específicamente de los frutos de los árboles, que aparece representado a menudo en los vasos áticos con un cuerno con bebida y racimos de uvas. Como llegó a ser el dios popular griego del vino y el regocijo, se dice que en algunos de sus festivales se producían milagros en los que el vino era el ingrediente predominante. La segunda caracterización del dios apunta a los misterios de una divinidad que inspiraba cultos orgiásticos, de los que son ejemplo las ménades o bacantes. Este grupo de mujeres abandonaba el hogar y vagaba por el desierto entrando en un estado de éxtasis en su devoción al dios. Vestían pieles de cervatillo y se creía que poseían poderes ocultos. Los rituales báquicos pasaron a Roma donde el dios, tomó el nombre de Baco, por lo que las fiestas en honor al dios se han llamado bacanales. Un sacerdote y un adivino griego fueron los propagadores de dichas fiestas por Etruria, de donde pasaron a Roma. Este culto a Baco se hizo general en todas las partes del mundo que estaban dominadas por los romanos, en el que en su honor se celebraban fiestas de carácter lascivo, llevadas a cabo en el bosque. En principio sólo asistían a estos ritos las mujeres pero más tardes se admitieron a los hombres para completar las orgías. En Roma estas reuniones tenían lugar en un bosque solitario cerca de la desembocadura del río Tiber, se realizaban por la noche alumbrándose con antorchas, los hombres asistían al encuentro con la cabeza coronada de pámpanos, y de hojas de hiedra, cuando los excitantes y el vino producían sus efectos, perdían la razón y quedaban fuera de si. Las mujeres que asistían al culto de Baco, llegaban al lugar de la reunión semidesnudas o cubiertas solamente con un velo ligero, la cabeza coronada de hiedras y un tirso en la mano, bebían y al son de la excitante música no tardaban en entregarse a los placeres de la carne de la manera más disoluta y escandalosa. Estos hechos, supuestamente originados en las fiestas de la naturaleza primaveral, se hicieron cada vez más desenfrenadas. Por esta razón, el Senado romano las prohibió en el año 186 a.C. En el siglo I d.C., sin embargo, los misterios dionisíacos eran aún populares, como lo demuestran las representaciones alusivas encontradas en sarcófagos griegos.