La Prehistoria

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La Prehistoria
El tiempo histórico se divide en dos períodos: la Prehistoria y la Historia. La Prehistoria se divide, a su vez, en
tres períodos: el Paleolítico, el Neolítico y la Edad de los Metales.
PALEOLÍTICO
Este largo período dura más de medio millón de años. Las condiciones de vida y la especie humana van
evolucionando: los seres humanos forman grupos nómadas de cazadores, utilizan el fuego y una gran cantidad
de instrumentos y realizan las primeras manifestaciones artísticas de la Humanidad.
El Paleolítico se divide en tres épocas: inferior, medio y superior.
− Paleolítico inferior
Va desde la aparición del hombre hasta el año 100.000 a.C. Los hombres de esta época tenían unas
condiciones de vida muy duras, a causa de las glaciaciones y de la lucha por la supervivencia con otros
animales. En la Península Ibérica se desarrollaron dos culturas: una cultura consistía en tallar la piedra en
formas grandes, aprovechando el núcleo (pebble culture); y la otra consistía en utilizar las esquirlas más
pequeñas desprendidas de la masa principal de la piedra (técnica de lascas).
En Atapuerca (Burgos), Orce (Granada) y el Rosellón se han encontrado restos humanos y en el Manzanares y
la desembocadura del Tajo se encuentran los yacimientos más importantes.
− Paleolítico medio
Va del año 100.000 a.C. al 35.000 a.C. En este período se produce la última glaciación (Würm) y aparece el
hombre del Neanderthal, que va a protagonizar la civilización Musteriense.
En la Península encontramos restos en los yacimientos de Cueva Morín (Santander) y Cova Negra (Valencia).
− Paleolítico superior
Va del año 35.000 a.C. al 10.000 a.C. En él se desarrolló el hombre de Cromagnon, cuyos rasgos físicos
generales coinciden con los del hombre actual. Vivían en cuevas, lugares en los que aparecen los distintos
materiales que caracterizan a las culturas auriñaciense, gravetiense y solutrense.
En la última cultura de este período, la magdaleniense, se da el arte franco−cantábrico, al cual pertenecen las
manifestaciones culturales más espectaculares del arte cuaternario. En la cueva de Altamira se pueden
apreciar obras de este arte.
Posteriormente, aparece el arte levantino, que pertenece al Mesolítico (10.000−5.000 a.C.).
NEOLÍTICO
Va del año 3.000 al 2.500 a.C. Aparecen en la península, procedentes de Oriente, la agricultura, la ganadería,
la cerámica, la cestería y el tejido. Muy pronto se usará el cobre y el bronce. Los habitantes de la franja
mediterránea se sedentarizarán. Cabe destacar la cultura de Almería.
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EDAD DE LOS METALES
Entre el Neolítico y el año 1.000 a.C., se suceden una serie de culturas vinculadas a la metalurgia del cobre.
Son pueblos buscadores de metales. Con estos buscadores, aparecerán los primeros conocimientos técnicos,
que provocarán diferencias sociales.
Las culturas metalíferas de Los Millares y El Argar se extenderán por el sureste. Por amplias regiones de
Europa se extenderán la cultura megalítica y el vaso campaniforme.
El primer milenio antes de Cristo
La protohistoria es la etapa intermedia entre la Prehistoria y la Historia.
Con la llegada de pueblos extranjeros a la Península, se desarrollaron dos mundos, en distintos lugares.
Por una parte estaba el mundo celta, pueblos originarios de Europa, cuya cultura procedía de las culturas del
hierro.
Por otra parte estaba el mundo íbero, heredero de las culturas neolíticas, metalúrgicas y megalíticas.
Entre ambas áreas culturales se extendió otra con características propias de cada una de ellas, llamado mundo
celtíbero.
LOS INDOEUROPEOS Y LOS PUEBLOS COLONIZADORES
Los pueblos indoeuropeos, conocidos como celtas, utilizaban el hierro e incineraban a sus cadáveres. Se
fueron asentando en el norte de la Península, construyendo poblados amurallados, llamados castros, y
practicando la ganadería y la agricultura.
Mientras, los indígenas peninsulares mantienen relaciones comerciales con otros dos pueblos: los fenicios y
los griegos, que establecieron colonias para comerciar.
− Los fenicios eligieron Cádiz (Gadir), un emplazamiento situado estratégicamente. No querían conquistar
territorios; sólo comprar y vender. Por eso se limitaron a fundar una serie de enclaves para comerciar. La
colonización fenicia terminó cuando los asirios asaltaron, saquearon y destruyeron sus ciudades en el siglo VI
a.C.
− Los griegos ocuparon el espacio mercantil dejado por los fenicios, a principios del siglo VI a.C. El
comercio griego penetró mucho más al interior de la Península que el fenicio.
− Los griegos desaparecieron a partir del año 560 a.C., pues fueron desplazados por los cartagineses, pueblo
heredero de los fenicios, que había adquirido un gran poderío económico a lo largo de los años.
TARTESSOS Y LA CULTURA IBÉRICA
Los Tartessos fueron un reino floreciente entre el año 800 y el 600 a.C. Su economía se basaba en la riqueza
minera, la agricultura y la ganadería. Desapareció bruscamente en el siglo VI a.C. Reflejaban influencias
culturales fenicias.
A partir del siglo V a.C., aparecieron los iberos, que reflejaban influencias culturales griegas. Sus ciudades
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eran poblados fortificados de los que dependían territorios agrícolas.
Las diferencias entre tartesios e íberos se atenúan. Los territorios se convierten en la primera parte del proceso
de iberización, es decir, la creación de una cultura homogénea entre los pueblos indígenas y los colonizadores
fenicios y griegos. Íbero es una denominación que engloba a una serie de pueblos, con una religión común y
un modo de vida semejante.
Una nueva época
Los ocho siglos de presencia del mundo romano sobre el suelo ibérico constituyen el primer capítulo
fundamental de la Historia de España. Nuestra sociedad actual ha heredado de Roma un vasto legado, al que
pertenecen elementos como la lengua (todas las lenguas peninsulares, excepto el euskera) o el sentido del
derecho y de la justicia.
En estos siglos de Historia podemos distinguir cuatro etapas fundamentales:
− Una fase de conquista, desarrollada entre los años 218 y 19 a.C. En ella, los romanos proceden a la
organización del territorio y, a la vez, sientan las bases de lo que será la futura explotación de sus recursos
económicos.
− Un proceso de romanización, desarrollado entre el año 19 a.C. y el siglo III. En esta etapa, asistimos a la
incorporación de la península a los esquemas políticos, sociales, económicos y culturales de Roma. Es a este
proceso de aculturación a lo que se ha llamado romanización. El resultado de este proceso será la
modificación de los modelos culturales existentes y la asunción del sistema económico−social romano, basado
en la propiedad privada de la tierra, el uso de una mano de obra esclava y un comercio basado en la moneda
acuñada.
− Una crisis de los elementos básicos de la organización romana. Iniciada a mediados del siglo III, se
prolongará hasta principios del siglo V.
− A partir del año 409, el mundo peninsular será sacudido, en un proceso común a otras partes del Imperio
Romano de Occidente, por la invasión de pueblos germánicos. Uno de ellos, el visigodo, llegado a Hispania
como aliado o federado de Roma con el fin de expulsar a los bárbaros, se hará finalmente cargo del territorio,
estableciendo un reino independiente.
El llamado por los historiadores epigonismo visigodo pervivirá hasta el año 711. En este año los árabes
invadieron la península, imponiendo otra cultura, otra religión y otras costumbres.
EL CONTEXTO INTERNACIONAL (241 a 218 a.C.)
Entre los años 241 y 218 a.C., la cuenca del Mediterráneo acoge dos ámbitos políticos, en disputa por el
control de las rutas comerciales.
En el área occidental ha surgido un nuevo poder. Es Roma, que ha conquistado toda la Península Italiana y
ha arrebatado Sicilia a los cartagineses, tras vencerlos en la Primera Guerra Púnica (264 a 241 a.C.).
Cartago controlaba los reinos bereberes de Mauritania y de Numidia. Tras perder Sicilia, se vio obligado a
extenderse hacia el Oeste, iniciando, en el año 237 a.C., la conquista de la Península Ibérica.
En el área oriental del Mediterráneo habían llegado a una situación de equilibrio dos de los estados surgidos
de la descomposición del inmenso imperio de Alejandro Magno: el reino de Grecia, y el reino de los
Ptolomeos en Egipto. Ambos caerán en manos de Roma.
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Conquista y romanización
CARTAGO FRENTE A ROMA
A partir del siglo V a.C., Cartago decide ampliar el horizonte de sus actividades económicas. Para ello, y
aprovechando la infraestructura comercial de los antiguos enclaves fenicios, comienza a dominar el comercio
del sur y sureste peninsular. Al igual que sus antecesores, no tenían, en principio, ninguna pretensión de
conquista militar.
Pero esta postura cambió en el último cuarto del siglo III a.C. Las causas hay que buscarlas en el
enfrentamiento con Roma. Las guerras que enfrentaron a Roma y a Cartago se conocen como Guerras
Púnicas (de púnico o cartaginés); tras la primera, Cartago perdió Córcega, Cerdeña y Sicilia, viéndose así
obligada a buscar el control de nuevos centros productores de materias primas.
En el año 237 a.C., Amílcar Barca, general cartaginés, desembarcó en Cádiz, conquistando el sur peninsular;
su yerno Asdrúbal continuó la expansión por Levante, donde se fundaron Akra Leuke (Alicante) y Carthago
Nova (Cartagena).
Roma no veía con buenos ojos el expansionismo cartaginés. Por eso, los dos imperios firmaron, en el año 226
a.C., el Tratado del Ebro; en él se delimitaban las respectivas áreas de influencia en la península,
comprometiéndose Cartago a no anexionarse territorios más allá de dicho río.
Apoyado en este acuerdo, Aníbal, sucesor de Asdrúbal, emprendió la conquista de la franja costera levantina.
Cercó y destruyó la ciudad de Sagunto (Valencia) el año 219 a.C. Pero esta conquista es considerada por
Roma como una transgresión del Tratado del Ebro y, en consecuencia, en el año 218 a.C., el ejército romano
desembarcó en Ampurias, iniciándose así la conquista de Hispania por Roma.
LA CONQUISTA ROMANA. UN EPISODIO LENTO Y PENOSO
El proceso de conquista fue largo y difícil, abarcando desde el 218 hasta el 19 a.C. El primer período, que
abarca hasta el 206 a.C., se enmarca dentro del proceso de la Segunda Guerra Púnica: los romanos deciden
atacar la retaguardia de Aníbal y vienen a España, donde derrotan al ejército de reserva cartaginés. El
territorio conquistado se dividió en dos provincias, al frente de las cuales se situó a un pretor, una especie de
gobernador.
En el segundo período, que abarca desde el año 206 a.C. hasta el 29 a.C., Roma procede a la reorganización
de los territorios conquistados y, a la vez, intenta crear unas sólidas fronteras para prevenir los frecuentes
ataques de los pueblos del interior. Debido a esto, se explican las guerras contra los pueblos lusitano y
celtíbero. Desarrolladas entre el 154 y el 133 a.C., culminaron con la muerte de Viriato y con la toma de
Numancia, respectivamente; merced a ellas, las fronteras romanas se desplazaron hacia el interior.
El tercer período de conquista, desarrollado entre los años 29 y 19 a.C., completa el proceso de expansión,
con la anexión de la cornisa cantábrica: Roma suprimía así una frontera interior.
LA ROMANIZACIÓN Y SUS AGENTES
Entre el fin de la conquista y el comienzo del siglo III de nuestra era se va a dar la etapa más apacible y
fecunda de la España romana. A lo largo de ella, los pueblos prerromanos acabarán pensando, hablando y
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sintiendo como romanos. Este proceso, llamado romanización, revistió tres características esenciales: es
permanente, es decir, se da desde el comienzo; es total, o sea, se extiende a todos los aspectos de la vida; y
es desigual, porque no arraiga con la misma intensidad en todas las regiones.
La romanización tuvo en los legionarios romanos su primer vehículo, porque fueron los primeros que
conversaron con los íberos y de aquéllos aprendieron los indígenas el latín; pero también porque a los
soldados, al licenciarse, se les daban tierras para que pudiesen vivir como campesinos (por ejemplo, Mérida).
Junto al ejército, se han destacado otros agentes de romanización:
− La creación, primero, de centros itálicos y, después, de colonias, es decir, de ciudades fundadas por Roma
con ciudadanos romanos o latinos.
− La concesión selectiva del derecho de ciudadanía, romano o latino, a los pobladores de Hispania. Fueron
especialmente importantes en la época de Julio César. Después del 212, tras el Decreto de Caracalla, todos
los habitantes del Imperio obtendrían el derecho de ciudadanía romana.
− La organización administrativa y municipal.
− La construcción de las calzadas romanas.
− La unificación lingüística, con el uso del latín.
− La generalización del uso de moneda acuñada.
− La presencia de tropas hispanas en las legiones del ejército regular.
− Y, finalmente, el influjo que sobre los indígenas ejerció la presencia de grandes personalidades de la vida
romana, comenzando por los Escipiones y continuando por Sempronio, Graco, Sertorio, Pompeyo el
Magno o Julio César.
La organización del territorio
Desde el primer momento, los romanos trataron de organizar el suelo peninsular. Era la única forma de ejercer
el poder político y de incrementar la producción de los campos y de las minas.
La organización administrativa de la España romana se escalonaba en tres grados: la provincia, el conventus y
la civitates.
− La provincia comprendía un territorio amplio a cuyo frente estaba un pretor. Al comienzo fueron dos: la
Hispania Citerior, la más próxima a Roma, y la Hispania Ulterior, la más alejada. Al final de la conquista,
la Ulterior fue dividida en dos: la Bética y la Lusitania; y la Citerior en otras dos, la Tarraconensis y la
Gallaecia. Por último, en el Bajo Imperio de la Tarraconensis se desgajó toda su mitad sur para formar la
Carthaginense, al tiempo que se formaba la Baleárica y la Mauritania Tingitana.
− El conventus fue una unidad administrativa inferior a la provincia. Era más bien una demarcación judicial.
− Las civitates eran unos territorios administrativos, inferiores al conventus, que comprendían más de un
núcleo urbano.
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LA EXPLOTACIÓN DE LOS RECURSOS
Los romanos aplicaron a la economía del territorio peninsular su propia organización, más eficaz y rentable,
forzando así la producción.
La agricultura y la ganadería constituyeron, junto con la minería, los sectores básicos de la economía
hispanorromana.
Los principales cultivos fueron la vid y el olivo, completados con cultivos industriales, como el lino o el
esparto.
El valor económico de la minería hispana era casi semejante al de la agricultura. La riqueza minera de la
Península Ibérica. Fue también para los romanos un aliciente conquistador. Las minas pertenecían todas al
Estado, aunque (excepto las de oro, que eran explotadas directamente) fueron arrendadas a particulares. Roma
introdujo nuevas técnicas de extracción y de laboreo. Los mineros fueron, en su mayoría, esclavos.
La producción artesanal se centró en los productos de las viejas factorías fenicias de salazón y de
fabricación de garum (salsa de pescado) y en la alfarería.
Los buenos puertos marítimos y la magnífica red de calzadas que recorrían la península, dan testimonio de la
importancia del comercio. Hispania exportó aceite y trigo, siempre, y esclavos en la época de la conquista.
Las importaciones eran preferentemente de productos de lujo: cerámicas, vidrios, estatuas, etc.
LA SOCIEDAD HISPANORROMANA
Al cabo del período romanizador, la población indígena presentaba las mismas clases que las de la sociedad
romana contemporánea. La principal diferencia jurídica se establecía entre los hombres libres y los no libres.
Dentro de los primeros, existían ciudadanos (que disfrutaban de derechos políticos y civiles) y no ciudadanos
(que tenían sólo derechos civiles). Los ciudadanos estaban divididos en cuatro grandes grupos sociales: el
orden senatorial, el orden ecuestre, los decuriones y la plebe rústica o urbana.
Para figurar en el orden senatorial había que poseer un capital muy considerable, normalmente en fincas.
Eran los senadores.
Para pertenecer al orden ecuestre había que ser también rico, aunque en menor medida. Eran los caballeros.
Los decuriones formaban la oligarquía municipal. Eran las personas más ricas de los municipios.
Estos tres órdenes formaban el grupo de los ciudadanos privilegiados, llevaban una vida desahogada, poseían
multitud de esclavos a su servicio y hacían una intensa vida social, tanto en el foro como en los banquetes y
juegos que se organizaban con frecuencia.
A estos últimos también asistía la plebe urbana, es decir, el conjunto de los ciudadanos libres. Pero la
mayoría de la población hispana estuvo constituida por peregrinos, es decir, hombres libres no ciudadanos.
Los esclavos padecieron las consecuencias más graves del sistema económico: eran tratados como objetos y
valorados sólo por su capacidad de trabajo. Sin embargo, podían pertenecer a los collegia (agrupaciones
gremiales o profesionales) de carácter funerario; algunos pertenecían a un grupo especial, al que los dueños
permitían quedarse con parte de las ganancias y comprar su libertad, pasando asía la categoría de liberto.
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Esta composición social se generalizó pronto por las áreas más romanizadas, aquellas en las que existía una
vida urbana importante. En el resto del territorio peninsular pervivirán, durante mucho tiempo, las viejas
clases indígenas.
LA VIDA COTIDIANA EN LA HISPANIA ROMANA
La ciudad romana es la célula por excelencia de la vida política. Tiene una estructura muy clara: dos grandes
vías que se cortan en el foro, o gran plaza pública, con otras muchas de menor amplitud paralelas a ellas,
generando un plano típicamente cuadrangular.
Casi todas las ciudades del Imperio tenían una buena red de alcantarillado, agua corriente, plazas y calles bien
pavimentadas y soportales, amplios mercados, termas y edificios para la práctica deportiva y para los servicios
religiosos. Construcciones imponentes albergaban a la curia o senado local, los collegia, y las basílicas,
donde se administraba justicia. Otros edificios estaban destinados al recreo del pueblo: teatros, circos estadios,
anfiteatros,...
El gran problema urbano de la época fue el abastecimiento de agua a la población, que se resolvió por medio
de una red de fuentes públicas.
La vida urbana giraba en torno a dos ejes: la casa y la calle. Toda la casa se abría a un patio central o atrio,
que comunicaba con la calle mediante un ancho corredor. Del atrio se pasaban a las dependencias más
privadas: el tablinum o cuarto de estar y las dependencias accesorias. Al otro lado del patio se abría el
comedor, donde se disponían los triclinios para poder comer recostados. Los dormitorios poseían una
importancia secundaria.
La calle, y especialmente el foro, mostraban un trasiego constante. Este último era el centro de una reunión
permanente de una numerosa clase desocupada. Todo se discutía allí.
Además, en el foro se articulaba la administración pública ciudadana. Los encargados de esta eran
magistrados que constituían la curia. Pertenecían a la oligarquía económica. La elección requería todo un
aparato de propaganda que sólo los ricos podían costear. Dos de ellos, los duumviros, ejercían el poder
ejecutivo, y de ellos dependía la convocatoria de los consejos. Otros dos, llamados ediles, se ocupaban de
áreas concretas del gobierno municipal.
La crisis del Bajo Imperio
Al comienzo del siglo III Roma alcanzaba su máximo esplendor. Pero, poco después, hacia mediados de siglo,
apareció una crisis de la que Roma, incluida Hispania, no se recobraría nunca: el inicio de la decadencia del
Imperio Romano de Occidente.
Este hecho se explica por las causas económicas. El sistema económico romano estaba basado en el uso de
mano de obra esclava, procedente de las guerras de conquista. Pero a partir del siglo III, Roma ya no
conquista nada, y la falta consiguiente de esclavos arruina el sistema económico.
La agricultura tuvo que transformarse; surge así un régimen llamado colonato y que tampoco podría
explicarse sin otros dos fenómenos que acompañan a la crisis y que son consecuencia de ella: la inseguridad
general y la huida de la ciudad al campo para escapar del pago de unos impuestos cada vez más onerosos.
En estas circunstancias, el terrateniente poderoso ofrece al ciudadano pobre (el colono) protección y un trozo
de tierra; y éste, a cambio, le entrega parte de la producción. No es un simple arrendamiento o aparcería. El
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colonato va más allá porque crea entre el colono y el señor un vínculo personal más fuerte, que será la
antesala del régimen feudal.
La crisis afectó también a la minería y a la industria.
Además, la acuñación de moneda de baja ley, con poca plata y menos oro, provocó su devaluación. En el siglo
IV se intentó detener este proceso. Para ello se acuñó el solidus, una nueva moneda de oro. Pero todas las
medidas fueron insuficientes.
La catástrofe económica se vio acompañada de una crisis de los valores tradicionales. Ni la antigua religión,
ni la patria, ni los sentimientos de justicia y derecho, valían ya nada. Los jóvenes se negaron a incorporarse a
las legiones. Tuvieron que ser mercenarios extranjeros (bárbaros) los que se ocuparan de defender las
fronteras del Imperio.
A lo largo del siglo IV, Roma fue recibiendo emigrantes bárbaros. Pero al comienzo del siglo V, ya no fueron
personas aisladas, sino pueblos enteros que venían huyendo, empujados por otros pueblos que venían de las
estepas del Asia Central.
A Hispania también llegaron. Los suevos, tras pasar los Pirineos, en el año 409, fueron a establecerse en el
noroeste. Los alanos se dispersaron por la Península, y los vándalos, los más brutales de los tres, entraron por
los Pirineos y salieron por Gibraltar tras dejar a su paso la ruina y la desolación.
El epigonismo visigodo
En el año 415, llegaron los visigodos. Venían en nombre de Roma para proteger a los hispanos de la llegada
de otros bárbaros. No debían pasar de unos cien mil, para una población de entre 4 o 5 millones de
hispanorromanos, a cuya costa vivieron, tras imponerse.
En lo que podemos llamar la España visigoda, hay que distinguir dos etapas: la primera se corresponde con el
siglo VI, y se caracteriza por una clara y tajante separación entre visigodos e hispanos. En la segunda, durante
el siglo VII, asistimos a un cierto entendimiento, a un lento proceso de integración que nunca llegó a ser total.
UNA SOCIEDAD DUAL
El año 507, los visigodos establecieron la capital de su reino en la ciudad de Toledo. Los visigodos
mantuvieron la distribución provincial del Bajo Imperio romano, promovieron el régimen del colonato, y se
mantuvieron como una auténtica casta militar.
Además, llevaron a cabo una estricta separación entre los dos grupos raciales y culturales, godos e
hispanorromanos, para lo cual prohibieron los matrimonios mixtos y la justicia siguió dos códigos diferentes.
A lo largo del siglo VI, los reyes godos intentaron recomponer la unidad territorial de la Hispania romana,
algo que conseguiría Leovigildo al someter, el año 585, al reino suevo de Galicia. Pero las diferencias de
credo religioso (los visigodos eran arrianos y los hispanos católicos), impidieron siempre la construcción de
un estado unificado.
[El obispo Arrio fue expulsado de la Iglesia porque pensaba que Cristo no podía ser una persona divina. Arrio
fue el que convirtió a los visigodos.]
HACIA UN MAYOR ENTENDIMIENTO
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Recaredo, hijo de Leovigildo, nada más acceder al trono, se convierte al Catolicismo en el III Concilio de
Toledo (589). El proceso de integración terminó cuando Recesvinto promulgó un único código de justicia
valedero para todos: el Liber ludiciorum, o Libro de los Jueces.
Pero los progresos en la construcción del Estado visigodo chocaron siempre con una forma de gobierno
basada en la monarquía electiva: las intrigas entre facciones rivales siempre estuvieron a la orden del día. Al
final, estas rivalidades serían la causa de la llegada de los árabes a España en el año 711.
Ocho siglos de Historia
Entre los años 711 y 1492, la Península Ibérica será una tierra de frontera, ya que sobre su teritorio van a vivir
cristianos, judíos y musulmanes en frecuente lucha y en permanente contacto.
A lo largo de estos ocho siglos se pueden distinguir dos etapas:
− Una, de claro predominio musulmán, comprende los tres primeros siglos; en la misma, son los emires y
califas cordobeses los que imponen su hegemonía militar, económica y cultural sobre los reinos cristianos del
norte.
− La otra, de predominio cristiano, se desarrolla entre los siglos XI y XV; en ella, los reinos de Castilla y
Aragón irán reconquistando el territorio a los musulmanes, a la par que se organiza su economía y se expande
su cultura hasta producir el esplendor del arte románico y del arte gótico.
LA ALTA EDAD MEDIA: EL PREDOMINIO MUSULMÁN (711−1031)
Al−Andalus, una historia de revueltas:
El territorio dominado por los musulmanes recibió el nombre de Al−Andalus, y en su evolución polñitica
suelen distinguirse, en esta primera etapa, tres grandes períodos:
− El waliato (711−756): tras el año 711 el territorio peninsular vuelve a formar parte de un imperio, el árabe,
cuya capital se encuentra en Damasco.
Apenas terminada la rápida conquista, los gobernadores o walíes, representantes de los califas Omeyas de
Damasco, tienen que dedicarse a hacer efectivo su poder, enfrentándose a una serie de revueltas y conflictos
sociales, surgidos por el trato discriminatorio que recibieron la mayoría de los recién llegados, de origen
bereber norteafricano, frente a la minoría árabe. El califato es incapaz de hacer frente a las revueltas del norte
de África (jarchitas) y de los bereberes andalusíes, por lo que gran parte del Magreb y Al−Andalus se
desprenden del imperio árabe.
− El emirato independiente (756−929): los sublevados ofrecieron el poder a Abd−al−Rahman I, principe
Omeya que había escapado de la matanza de toda su familia a manos del fundador de un nuevo califato, el
Abbásida, el año 750. Nada más asumir el poder se declaró emir independiente, rompiendo así los vínculos
políticos con el califa. Durante su mandato se acrecentó el poder del Estado y se organizó el territorio.
Sus sucesores tuvieron dificultades para mantener la autoridad, teniendo que hacer frente a nuevas protestas y
guerras civiles, siendo la más conocida la revuelta de Arrabal en Córdoba.
Los de mayor auge fueron los años centrales del siglo IX. Tras ellos la crisis política amenazará la existencia
de misma del emirato: los Banu−Qasi se sublevan en Zaragoza, los Banu−Marwan en Badajoz, y un converso
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al cristianismo, Omar Ben Hafsún, levanta contra Córdoba casi toda Andalucía oriental. Abd−al−Rahman III
consiguió derrotar a todos los sublevados. Cuando los hubo sometido, decidió declararse califa, rompiendo
también los lazos religiosos con Bagdad.
− El califato de Córdoba (929−1031): es la etapa más esplendorosa del Islam español. Abd−al−Rahman III
reorganizó el ejército, concediendo los altos mandos a los bereberes más fieles; potenció los intercambios
comerciales con Europa, África y Oriente; construyó la ciudad administrativa y residencial de
Medina−Azahara; y mantuvo un férreo control sobre el ejército y sobre todo el territorio.
Sin embargo, al final del siglo X, el califato entra en crisis. Las causas hay que buscarlas en la pérdida de
poder del califa, que lo deja en manos de caudillos militares, como Almanzor; en la concesión a estos jefes de
grandes teritorios en régimen de señorío; y en las revueltas palaciegas. En el año 1031, los representantes de
las grandes familias cordobesas deciden suprimir el califato. Su lugar será ocupado por una serie de reinos
independientes (Córdoba, Sevilla, Badajoz, Toledo,etc.), que se conocen con el nombre genérico de reinos de
Taifas.
Los primeros reinos cristianos:
La invasión musulmana no significó la ocupación de todo el territorio peninisular; en el norte, y debido al
carácter montañoso de la región, quedó sin someter una estrecha franja de terreno. En esta zona, los cristianos
se reorganizan. Surgen así los llamados núcleos de resistencia, que con el tiempo se convertirán en modestos
reinos.
− El reino de Asturias: fue el más importante de todos ellos. Tras el 711, algunos jefes visigodos se
refugiaron en Asturias, imponiéndose a los astures. Los reyes de Asturias incorporarán las tierras de Galicia y
toda la margen derecha del Duero, donde Alfonso III, establecerá la frontera en el año 911.
La repoblación de todo ese espacio se hará siguiendo el sistema de la presura individual o aprissio,
consistente en la apropiación de una porción de tierra con obligación de trabajarla y vivir en ella.Fue también
colectiva. Esto permitió trasladar la capital a León en el año 914, ciudad que, a partir de ahora, dará nombre al
reino.
Especial importancia tuvo el condado de Castilla, situado en la frontera oriental frente a los musulmanes de
Zaragoza; a mediados del siglo X, sus condes actuarán ya con total independencia del rey leonés.
− En los valles del Pirineo occidental y central surgirán otros núcleos de resistencia: en el Pirineo navarro
en torno a Pamplona, donde a principios del siglo X, Sancho García I el Grande (905−925) sienta las bases
del reino de Navarra, inicia el movimiento reconquistador y repuebla La Rioja; en el Pirineo central, en torno
a Jaca y a los contornos del río Aragón.
El rey navarro, Sancho III el Mayor (965−1035), conseguirá ser el monarca más influyente de su época, al
conseguir englobaar a los demás territorios (León, Castilla y Aragón) en una única unidad política. A su
muerte, en 1035, nacerán como reinos Castilla y Aragón.
− En el Pirineo oriental: se establece un tercer núcleo de resistencia, origen de los condados catalanes.
Inicialmente, dependieron de los francos (Marca hispánica del imperio de Carlomagno), aunque la influencia
de éstos se irá debilitando poco a poco. A partir del año 987, los condes de Cataluña se agruparán en torno al
de Barcelona, ejerciendo éste una verdadera hegemonía sobre todo el territorio.
LA BAJA EDAD MEDIA: EL PREDOMINIO CRISTIANO (1035−1492)
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A partir del siglo XI y hasta el siglo XV, la Edad Media española va a dar un vuelco lento pero radical. La
floreciente economía andalusí comienza a decaer, mientras que los reinos cristianos del norte se van
afianzando, creando riquezas y aumentando su poder a costa de los vecinos musulmanes del sur.
Un Islam debilitado:
Traspasada la línea del Duero, los avances cristianos obligan a los reinos de Taifas a recurrir a los imperios
musulmanes que habían surgido en África. Así, ante la conquista de Toledo en 1805 por Alfonso VI, los
andalusíes llamarán en su ayuda a los almorávides, especie de monjes guerreros del Islam, quienes detendrán
el avance cristiano, incorporando en el siglo XII Al−Andalus a su imperio. Surgirá una segunda etapa de
taifas, con el consiguiente debilitamiento político y militar, lo que hará posible un anuevo avance cristiano.
Hacia 1163, otro imperio africano, el de los almohades, somete de nuevo todo el territorio andalusí, que es
aún media península. Éstos expulsarán a cristianos y judíos, y obligarán a los andalusíes a extremar su rigor
religioso. La presencia almohade terminará con su derrota en la batalla de las Navas de Tolosa (1212), lo que
hará posible la reconquista, por parte de Castilla, de Sevilla (1248), Córdoba (1236) y Jaén (1246), y la de
Valencia y las Baleares por los aragoneses. Entregada Murcia, ya sólo quedará un reino taifa, el de Granada,
que subsistirá hasta el año 1492.
Castilla y Aragón. Reconquista y repoblación:
Los dos reinos, nacidos en 1035, pronto iniciarán una expansión creciente, repartiéndose, mediante diferentes
tratados, el territorio musulmán reconquistable. Al mismo tiempo tendrán que ir repoblando y organizando el
territorio conquistado.
− El reino de Castilla: el primer impulso a la reconquista por parte de Castilla lo dará Alfonso VI
(1065−1109) con la conquista de Toledo en 1085. El segundo se deberá a Alfonso VIII (1158−1214), que
llegará hasta Sierra Morena y derrotará a los almohades en la batalla de las Navas de Tolosa (1212),
posibilitando el tercer y más importante avance, a cargo de Fernando III el Santo (1201−1252), quien, entre
1232 y 1248, incorporará a la corona de Castilla el fértil y poblado valle del Guadalquivir. Su hijo Alfonso X
el Sabio (1252−1284) anexionará Murcia y el reino de Niebla, con Cádiz incluido (1262). La reconquista
castellana a partir de entonces se detendrá por problemas dinásticos, luchas civiles y crisis económicas, hasta
la entrega de Granada, en 1492.
La repoblación de tan extensos territorios obligó a buscar nuevos métodos. Entre el Duero y el Tajo se acudió
a la repoblación concejil, creándose ciudades a las que se otorgaron fueros o privilegios. Estos privilegios se
recogían en un documento escrito llamado carta−puebla o carta de población. La meseta fue entregada a las
grandes órdenes militares, que recibieron enormes territorios de señorío, llamados maestrazgos. La de
Andalucía fue un proceso rápido y calculado para asimilar a los musulmanes: la revueltade éstos determinó su
expulsión a los territorios marginales y la entrega a los grandes señores de enormes lotes de tierra, los
donadíos.
− El reino de Aragón, por su parte, iniciará su expansión con la conquista de Zaragoza (1118) por Alfonso I
el Batallador (1104−1134); a la muerte de éste, en 1137, la corona pasa al conde catalán Ramón Berenguer
IV el Santo (1131−1162), quien seguirá la reconquista incorporando Lérida y Tortosa. Pero será Jaime I el
Conquistador (1213−1276) quien la concluirá, incorporando los reinos de Mallorca y Valencia entre 1231 y
1245.
Al comienzo del siglo XV, agotada la dinastía catalana, las cortes de los cuatro reinos entregarán la corona a
don Fernando de Antequera, tío del rey de Castilla, merced al llamado Compromiso de Caspe (1412).
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La repoblación del valle del Ebro se hizo manteniendo a las poblaciones musulmanas en los campos, y
entregando las villas a los repobladores. En Mallorca y en Valencia se acudió al repartimiento entre colonos
catalanes y a la entrega de grandes lotes de tierra a las órdenes militares.
La repoblación del valle del Guadalquivir. Los repartimientos:
La repoblación de la Andalucía bética, desarrollada a lo largo de los siglos XIII y XIV, fue una consecuencia
de las conquistas de Fernando III. Se hizo aprovechando la larga experiencia repobladora que tenían los
castellanos, mediante el sistema de los repartimientos.
Este sistema, a diferencia de la presura, supone un plan reestablecido y sistemáticamente aplicado de acuerdo
con un propósito político y económico.. Se valoraba la masa de bienes y se procedía a su reparto entre dos
tipos diferentes de personas físicas o institucionales:
− Los nobles, caballeros y eclesiásticos que habían acompañado al rey durante la conquista recibieron
extensas propiedades, llamadas donadíos.
− Los repobladores propiamente dichos recibieron pequeños lotes de tierra, llamados heredades o
herdamientos. El reparto conllevaba una serie de obligaciones, como la de residir en la localidad.
En conjunto, en el proceso repoblador del territorio de la baja Andalucía se han distinguido dos grandes
períodos, separados por la sublevación mudéjar del año 1264.
En el primer período, la repoblación obedeció al plan de mantener sobre el territorio grandes masas de
mudéjares que aseguraran la explotación económica y el grueso de los ingresos fiscales. La repoblación
permitía controlar militarmente el terreno.
En el segundo período, al ser expulsados todos los mudéjares, tanto los rebeldes como los que no, la
repoblación dejó enormes espacios vacíos. Esta despoblación del final del siglo XIII fue la que permitió la
formación de los grandes latifundios. Andaluces y de los grandes y poderosos señoríos nobiliarios.
Una sociedad diferenciada
Salvo la común situación penosa del campesinado, las dos sociedades españolas de la Edad Media, la andalusí
y la cristiana, son bien diferentes, ya que obedecen a dos regímenes económicos y sociales distintos.
LA SOCIEDAD ANDALUSÍ
La llegada de los musulmanes trastornó por completo la sociadad hispanorromana. La población nativa, al
islamizarse, se dividió en dos grupos: los que siguieron siendo cristianos, llamados mozárabes, y los que se
convirtieron al Islam, llamados muladíes.
Los recién llegados también pertenecían a etnias distintas: los dominadores árabes y los bereberes
norteafricanos. A ellos hay que añadir los sirios y grupos eslavos.
Las categorías sociales dependieron del estatuto jurídico de libertad o esclavitud. La mayoría de la población
era libre, situándose a la cabeza de la sociedad una aristocracia formada por la nobleza de sangre (de raza
árabe o visigodos islamizados).
Debajo de aquella existía un grupo intermedio compuesto por funcionarios de rango medio, comerciantes o
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alfaquíes.
El escalón más bajo de la sociedad, de origen muladí, mozárabe o beréber, soporta las mayores cargas
fiscales, nutre las revueltas urbanas y aviva el descontento. Sin embargo, estas clases sociales eran lo
suficientemente abiertas como para que se pudiese salir de ellas.
LA SOCIEDAD CRISTIANA
En los reinos del norte existió una sociedad más jerarquizada; los grupos sociales constituía estamentos
cerrados que no admitían trasvases.
Hasta el siglo XI, las funciones y los estamentos estarán claramente delimitados: la nobleza guerrea, el clero
reza y el campesinado trabaja. No obstante, la presura permitió la presencia en Castilla de campesinos libres.
Apartir del siglo X, estos campesinos tendieron a desaparecer.
Tras el siglo XI, la sociedad feudal se complica por la diversificación de la nobeza en varios escalones y por la
aparición de la burguesía. Los ricos comerciantes formarán un patriciado urbano que comparte el poder
municipal con el escalón inferior de la nobleza, los hidalgos y los caballeros. Los campesinos, siervos,
pequeños propietarios y aparceros, compartían el rango social más bajo con los mudéjares, musulmanes que
van quedando bajo dominio cristiano.
Los contrastes económicos
Son totales entre la España islámica y la cristiana, aunque se irán atenuando, cuando surjan las ferias, el
comercio se anime y los recursos económicos se diversifiquen.
AL−ANDALUS: UNA ECONOMÍA MONETARIA Y DE BASE URBANA
En el territorio andalusí, mucho más urbanizado que la Europa feudal, las ciudades ejercieron un papel
fundamental. Estaban compartimentadas en barrios; el cenrto urbano, la medina, junto con el zoco, era el
centro mercantil y financiero.
Al−Andalus se convirtió en el polo occidental de la red mercantil del mundo árabe. Los andalusíes
controlaron la ruta del oro, lo que les permitió siempre acuñar moneda (el dinar de oro y el dirhem de plata).
La agricultura ocupaba un destacado papel en la estructura económica.
LOS REINOS CRISTIANOS: UNA ECONÓMIA AGROPECUARIA
Los cristianos mantuvieron una estructura económica eminentemente agropecuaria y prácticamente
autárquica.
Hay que distinguir la Alta de la Baja Edad Media, al producirse en esta última cambios importantes.
Hasta el siglo XI, no hay más riqueza que la que produce la tierra, siendo el gran dominio o señorío
territorial la unidad fundamental de explotación. Los excedentes se comercializan en un ámbito comarcal, en
pequeños mercados.
A partir del siglo XI cambiará la actividad económica, reflejándose dicho cambio en la aparición de un
comercio a larga distancia, más tecnificado, y en la nueva organización de la producción artesanal.
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Las ferias eran encuentros de comerciantes al por mayor; se celebraban en sitios y fechas determinadas. Los
reyes las utilizaron como un estímulo a la repoblación y a los nuevos concejos. Las de Valladolid, Villalón,
Medina de Rioseco y, sobre todo, la de Medina del Campo serán las más importantes.
Los gremios fueron asociaciones de artesanos. Sus objetivos eran controlar los precios y el acceso a la
profesión, así como defenderse del poder de los grandes comerciantes.
A pesar de la existencia de instituciones comunes, las economías castellana y leonesa de la Baja Edad Media
adoptarán características diferentes.
En Castilla, la producción y el comercio de la lana serán la principal fuente de riqueza del reino. Los
propietarios de los grandes rebaños transhumantes se agrupaban en el Honrado Concejo de la Mesta, que
resolvía tanto los conflictos internos como los pleitos con los agricultores. La Corona favoreció
sistemáticamente a los ganaderos frente a los agricultores, ya que los primeros representaban su principal
fuente de ingresos.
La economía aragonesa se basó en tres pilares: el viñedo para la exportación, el comercio de la sal y el
puerto de Barcelona.
La organización política y administrativa
Las distintas soberanías que se dieron sobre el territorio peninsular fueron el origen de una gran diversidad de
instituciones poíticas y de modelos organizativos.
LA ORGANIZACIÓN POLÍTICA DE AL−ANDALUS
Fueron los primeros emires independientes quienes pusieron las bases para la organización del territorio. El
sistema se basó en una fuerte concentración del poder en manos del emir, primero, y del califa, después.
Todos los demás cargos, incluso los municipales, lo eran por delegación de aquéllos.
El gobierno o administración no tuvo nunca una composición ni procedimientos preestablecidos. Los
principales organismos eran la Cancillería, que se ocupaba de los asuntos políticos y judiciales, y el Tesoro,
que se encargaba de los asuntos económicos. Al frente de los mismos se encontraban los visires o consejeros.
Los recursos financieros del Estado musulmán se basaron en un eficaz sistema de impuestos. Había dos
impuestos directos para los no islamizados: uno territorial y otro personal. El gran impuesto indirecto fue la
alcabala.
La organización territorial constaba de circunscripciones administrativas, llamadas coras, a cuyo frente
figuraba un gobernador o wali. También existían tres circunscripciones militares, conocidas como frontera
superior (Zaragoza), media (Toledo o Medinaceli) e inferior (Mérida).
EL CENTRALISMO CASTELLANO
Al tiempo que avanzaba la Reconquista, Castilla se configuró como un reino centralizado y con un poder real
por encima de lo normal. Del señorío territorial de los primeros tiempos, de corte feudal, que era una unidad
política y económica, se pasará al señorío jurisdiccional, por lo que el rey cedía, en ciertos territorios
llamadas tierras de señorío, algunas prerrogativas reales. La Corona gestionaba directamente el resto del
territorio, las llamadas tierras de realengo.
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Alfonso X con el Código de las Partidas, y Alfonso XI con el Ordenamiento de Alcalá, conformarán las
leyes del reino: en ella se fijan las penas y los castigos en un código escrito. El proceso culminó en 1371 con
la creación de la Audiencia o Tribunal de Justicia.
La organización territorial del reino de León se basó en la división del territorio en condados. Castilla se
administró a través de distritos administrativos llamados merindades, a cuyo frente había un merino mayor,
representante del rey. A partir del siglo XIII, los adelantamientos, con un mayor carácter militar, sustituyeron
a las merindades fronterizas.
Las ciudades, con su alfoz o territorio comunal, tuvieron cierta autonomía. Los concejos o ayuntamientos de
las ciudades vieron reglamentada su contribución a la Corona mediante la representación en Cortes. Esta
institución procede de la incorporación a la curia regia de gente común, representantes de los concejos de las
ciudades.
EL PACTISMO ARAGONÉS
La Corona de Aragón será una especie de monarquía federal con un solo rey y cuatro reinos: Aragón,
Cataluña, Valencia y Mallorca.
Esta peculiaridad aragonesa se explica por la concepción política llamada pactista, según la cual, el poder del
monarca procede de una especie de acuerdo tácito o pacto entre el monarca y sus súbditos. De ahí la solidez
de las instituciones políticas aragonesas, como las Cortes de los diferentes reinos, el Justicia Mayor, el
Consell del Cent o la Diputació del General (Generalitat).
La imposibilidad física del monarca de estar en todos los reinos hizo necesaria la figura del Procurador
General, especie de virrey, quien ejercía el poder real, por delegación, en cada uno de los reinos. En los siglos
XIV y XV se crearon instituciones nuevas que reforzaron el poder real, como la Cancillería y el Consejo
Real.
Una vida cotidiana pendiente del cielo
En general, se vivía pendiente del cielo en un doble sentido: en el religioso, para consolarse de las desgracias
y esperar de Dios la buena suerte; y en el climático, porque con una economía tan ligada a lo rural, varios años
seguidos de sequía o de inundaciones podían acarrear hambrunas, desolación y muerte. El azote de la guerra
era una amenaza permanente.
LAS DIFERENCIAS SOCIALES
La vida de los campesinos fue muy precaria. Una forma de salir de su situación era ingresar en el monasterio.
Los monasterios, al acoger en su seno a gentes de procedencia noble y a hijos de siervos, pronto establecieron
clases, reservando la oración para los primeros y el trabajo para los segundos.
Los burgueses también diversificaron sus funciones, estableciéndose grandes diferencias entre los ricos
mercaderes y los artesanos y menestrales.
Al otro lado de la frontera, en Al−Andalus, la situación no era mucho mejor. El número de los que podían
alimentarse era mayor. A final de la Edad Media, cuando Al−Andalus se limitaba al taifa granadino, los
impuestos de toda índole agobiaban a una población que se hacinaba en la capital.
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LA IMPORTANCIA DE LA RELIGIÓN
La religión jugó un papel importante y servía más de consuelo que de angustia. La gente pudo sobrevivir
gracias al consuelo de la religión.
Todas las festividades giraban en torno al calendario cristiano, por lo que éstas fueron adoptando un aspecto
no sólo religioso, sino también festivo.
TEMA 5: EL REFORMISMO ILUSTRADO
1.− El ocaso de una dinastía
LA GUERRA DE SUCESIÓN ESPAðOLA
La Guerra de Sucesión espaðola es la guerra por la disputa de la corona de Espaða que dejó libre Carlos II a
su muerte. Enfrentó a Felipe de Borbón, apoyado por Francia, con Carlos, archiduque de Austria, apoyado
por la casa de Austria.
Para estas potencias, la Guerra de Sucesión significó una guerra de intereses, mientras que para los espaðoles
se convirtió en una guerra civil, pues el país quedó dividido en dos bandos: Castilla fue fiel a los Borbones y
Aragón apoyó al archiduque Carlos. Felipe de Borbón tuvo que luchar también contra ciertos sectores de la
nobleza espaðola partidarios de los Austrias.
Las principales contiendas fueron la batalla de Almansa y la decisiva batalla de Villaviciosa.
En la Paz de Utrecht se reconoció a Felipe de Borbón como rey de Espaða y de las Indias, con el nombre de
Felipe V. A Inglaterra se le concedieron ciertos privilegios comerciales en América: el AAsiento de
negros@, por el cual conseguía durante treinta y tres aðos el monopolio de la venta de esclavos negros a las
colonias espaðolas, y el ANavío de permiso@, por el que la corona castellana autorizaba que, una vez al aðo,
una nave inglesa transportara mercancías a América.
EL CONTEXTO INTERNACIONAL
EL siglo XVIII fue muy agitado para Europa.
Inglaterra alcanzó la supremacía marítima y comercial.
La Casa de Austria alcanzó un poder extraordinario.
Se sucedieron conflictos entre estados, de los que se pueden destacar la Guerra de Sucesión espaðola, la
Guerra de Sucesión austríaca, la Guerra de los Siete Aðos y los provocados por el Reparto de Polonia
entre Prusia, Austria y Rusia.
2.− El reformismo borbónico
REGENERACIONISMO Y DESPOTISMO ILUSTRADO
Con los intentos de regeneracionismo de la nueva dinastía, Espaða creció extraordinariamente. A principios
del siglo XVIII, había unos seis millones de habitantes, la hacienda pública se encontraba en bancarrota y la
marina de guerra tenía sólo veinte barcos. A finales de siglo, había once millones de habitantes, se habían
producido importantes progresos en la agricultura, la industria y el comercio, y la flota de guerra contaba con
trescientas naves. Todo esto revelaba un afán reformista que afectaba la vida cotidiana del pueblo y del
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Estado.
Las causas principales que explican la influencia reformista son dos: la difusión de nuevas doctrinas que
presentaban a las instituciones contemporáneas como abusos, supersticiones y prejuicios contrarios a la
felicidad de los pueblos; y la crisis que atravesaban los estados europeos en el siglo XVIII. Esto hizo que los
gobernantes abolieran privilegios, suprimieran los anteriores abusos e intentaran efectuar innovaciones
económicas.
Los reyes implantaron un sistema político llamada Despotismo Ilustrado, que es una mezcla entre el
absolutismo monárquico y las nuevas ideas del movimiento ilustrado. Los reyes y sus ministros reformadores
se limitaron a querer transformar la sociedad. Se caracterizaron por el interés mostrado en mejorar las
condiciones económicas, sociales y morales del pueblo, y para ello sometieron la Iglesia al poder del Estado,
reorganizaron la vida económica, reformaron la administración de justicia y desarrollaron la instrucción
pública.
Estas reformas encontraron en muchas ocasiones, la oposición de las clases privilegiadas, que veían peligrar
sus intereses.
Lo que guiaba el absolutismo ilustrado era la afirmación del poder real.
LAS REFORMAS POLÍTICO−ADMINISTRATIVAS
El gobierno de los Borbones espaðoles se caracterizó por la centralización político−administrativa. Había que
unificar las leyes, aboliendo y derogando los fueros y privilegios de los distintos reinos de Espaða.
El régimen propio de cada uno de los antiguos reinos de Valencia, Mallorca y Cataluða desaparece a raíz de
los Decretos de Nueva Planta promulgados por Felipe V, quedando todos ellos sometidos a las leyes de
Castilla.
Las reformas afectaron también a la Administración central, es decir, a las Cortes y a los Consejos.
Las Cortes comienzan a tener escasa importancia.
La pérdida de poder afectó también a los Consejos. La creación de las secretarias o ministerios fue una
innovación de Felipe V, y permitió poner a un especialista a la cabeza de cada servicio.
Los secretarios recibieron el nombre de ministros y fueron aumentando con el paso del tiempo. Algunos
ministros destacados fueron el marqués de la Ensenada y el conde de Aranda, Floridablanca y
Campomanes.
La administración territorial estuvo a cargo de las Audiencias. Estaban presididas por capitanes o
comandantes generales. La principal novedad del siglo es la creación del intendente como representante del
poder central en cada provincia, cargo que en las capitales estuvo unido al de corregidor.
Las disposiciones centralizadoras de los Borbones acabaron con la autonomía financiera de las
administraciones locales. Fernando VI creó dos nuevos cargos municipales: los diputados del común, que
se encargaron de fiscalizar la hacienda municipal, y los síndicos personeros, que debían defender los
intereses populares.
EL REFORMISMO ECONÓMICO
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A comienzos del siglo XVIII la situación económica de Espaða era lamentable. Por eso, los reyes y los
ministros procuraron elevar las fuentes de riqueza y la cultura. Contribuyeron a ello personas como
Campomanes o Jovellanos, pero también el nacimiento de nuevas asociaciones, las Sociedades Económicas
de Amigos del País.
La agricultura fue considerada como la principal fuente de riqueza del país, por lo que los ministros
reformistas le dedicaron una atención preferente.
Se dieron soluciones teóricas a problemas agrarios, comenzando a minar así las bases ideológicas de las clases
privilegiadas.
La industria también participó de la recuperación general de la centuria. Ya desde Felipe V, se establecieron
numerosas Reales Fábricas: de tejidos, de seda, de cristales y de tapices.
El comercio interior ganó mucho con la supresión de las aduanas que dificultaban la circulación de los
productos entre Castilla y Aragón. También se desarrolló el comercio colonial.
LA COLONIZACIÓN DE SIERRA MORENA
Además de existir una escasez de población, estaba mal distribuida. El marqués de Ensenada pensó en traer
extranjeros a Espaða procedentes de regiones europeas pobres y con exceso de población.
El proceso de colonización:
Carlos III siguió el consejo del marqués de Ensenada. Ante el ofrecimiento de situar a seis mil colonos con sus
familias en el imperio espaðol de América, el rey lo consultó con Pablo de Olavide, intendente real de
Andalucía. El propio Olavide puso el proyecto en práctica en la ladera sur de Sierra Morena.
Hacia el aðo 1775 estaban asentadas en las nuevas poblaciones alrededor de tres mil familias de colonos.
Los resultados de la colonización:
La colonización tuvo sus defensores y sus retractores. Los primeros decían que Sierra Morena se había
convertido en una especie de paraíso. Para los retractores, todo fue un fracaso.
A pesar de los problemas que surgieron, la colonización se afianzó. Cuando el reinado de Carlos III estaba a
punto de finalizar, vivían en las colonias más de mil quinientas familias con los medios de subsistencia
garantizados.
LAS TRANSFORMACIONES DEMOGRÁFICAS Y SOCIALES
Los ilustrados espaðoles vincularon las riquezas de las naciones a su población, a su buen abastecimiento, a la
promoción de los matrimonios y al premio de las familias numerosas.
La población espaðola creció durante el siglo de forma considerable, pasando de casi siete millones a algo
más de diez y medio. A pesar de eso, no hubo una revolución demográfica, sino que se redujo la mortalidad
catastrófica, como consecuencia de la desaparición de la peste, del incremento de la producción de cereales y
de la expansión de cultivos como la patata y el maíz.
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Por primera vez, la periferia pasó a estar más poblada que el centro peninsular.
Aunque la vida cotidiana seguía siendo muy dura. La esperanza media de vida al nacer era de veintisiete aðos,
y las tasas de mortalidad siguieron siendo muy elevadas. Las crisis de subsistencia y el hambre continuaron
siendo amenazas latentes.
La sociedad del siglo XVIII siguió siendo estamental. Los nobles todavía conservan sus privilegios, mientras
que aumentó el número de seðoríos.
El clero constituía un dos o un tres por ciento de la población total y el estamento eclesiástico siguió siendo
una vía de ascenso social para los no privilegiados.
En el estamento popular se fue formando una clase media, cada día más numerosa, constituida por abogados,
comerciantes, propietarios de tierra y hombres de carrera. Los artesanos y los obreros no mejoraron su
situación económica. La mayoría de la población siguió siendo rural.
3.− La cultura espaðola en el siglo XVIII
El siglo XVIII trajo consigo una sobreestimación de la cultura francesa y una infravaloración de nuestras
propias tradiciones.
LA ILUSTRACIÓN ESPAðOLA
El siglo XVIII fue en toda Europa el ASiglo de las Luces y de la Ilustración@, y como tal, defendió la
soberanía de la razón frente a la autoridad y a la revelación. En Espaða el respeto de los ilustrados a la
tradición, al poder real y a la religión dio lugar a una ilustración tímida y moderada.
Ilustrados importantes fueron Jovellanos, Campomanes, Forner, Meléndez Valdés, Covarrubias,
Bartolomé Piðera, Casimiro Gómez, los hermanos Galisteo y Pedro Gutiérrez.
LA MODERNIZACIÓN DE LA ENSEðANZA
El pensamiento central de la minoría ilustrada se reflejó en la reforma y modernización de la enseðanza, cuyas
características básicas fueron la centralización, la secularización y el enfoque utilitario. Se pretendía acabar
con las autonomías didácticas y convertir la enseðanza en empresa del Estado, acabando con el monopolio
eclesiástico.
En el lado negativo hay que destacar la expulsión de los jesuítas de Espaða.
La modernización de la enseðanza afectó a todos los niveles de la misma. Se mejoró la formación de los
maestros con la creación de academias, escuelas, etc.
Además, se crearon numerosas instituciones extrauniversitarias, como museos, bibliotecas, observatorios, etc.
5.− La política exterior de los Borbones
La política exterior de los Borbones se encaminará a contrarrestar el poderío inglés y a preservar las colonias
espaðolas en América. Ello obligó a consolidar la amistad con Francia, con la que tenía intereses políticos
comunes. Se llegó así a unos acuerdos, conocidos como Pactos de Familia.
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Los dos primeros pactos con los Borbones franceses se firmaron en tiempos de Felipe V y estuvieron
destinados a satisfacer los deseos de Isabel de Farnesio, su segunda esposa, que buscaba conseguir territorios
italianos para sus hijos, Carlos y Felipe.
De forma consecutiva, los ministros Alberoni, Ripperdá y Patiðo fueron los encargados de seguir esta política
cuyo resultado final más importante fue la intervención de Espaða en las Guerras de Sucesión de Polonia y
de Austria.
En el reinado de Felipe VI se prefirió una política de neutralidad.
Con Carlos III se inició de nuevo una política intervencionista. Se firma un Tercer Pacto de Familia y
Espaða se ve obligada a intervenir en la Guerra de los Siete Aðos y en la Guerra de la Independencia de
los Estados Unidos.
TEMA 6: LA CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN
1.− Espaða ante la Revolución francesa: el reinado de Carlos IV (1788−1808)
EL CONTEXTO INTERNACIONAL (1800−1832)
Este período estuvo marcado por dos etapas contrapuestas: la Europa napoleónica, desarrollada hasta 1815;
y la Europa del Congreso de Viena o de la Restauración.
Napoleón encarnó el alma de la Revolución francesa. Salvo Inglaterra, toda Europa aceptó la dominación o la
alianza de Napoleón, cuyas conquistas constituyeron el llamado Imperio napoleónico. Pero el resultado final
de esas conquistas fue la abolición del Antiguo Régimen. Contra el poderío napoleónico se formaron repetidas
coaliciones, superadas por Napoleón en históricas contiendas, como Marengo, Austerlitz, Jena o Wagram.
Sin embargo, las campaðas de Espaða y de Rusia, y los fracasos en Bailén y en Leipzig prepararon su caída
definitiva en Waterloo.
A partir de 1815, la Europa surgida del Congreso de Viena pretendió consolidar el triunfo obtenido por los
soberanos aliados vencedores de Napoleón. Éstos restauraron los principios del Antiguo Régimen. En dicho
congreso se operó una profunda transformación de Europa:
− Salieron beneficiadas territorialmente Inglaterra, Rusia, Suecia, Austria y Prusia.
− Se formó el reino de los Países Bajos, con la anexión de Bélgica a Holanda.
− En Italia, el reino de Cerdeða aumentó su extensión, se restablecieron los Estados de la Iglesia (Estados
Pontificios) y se devolvió el Reino de las Dos Sicilias a los Borbones.
− Suiza quedó constituida en una Confederación Helvética.
− Alemania fue organizada en una Confederación Germana.
Las potencias reunidas en el Congreso de Viena se reunieron posteriormente en varios Congresos para
examinar la situación de Europa e intervenir frente a toda amenaza revolucionaria. Las oleadas
revolucionarias se extendieron por todo el continente desde 1820.
UN INFORTUNADO REINADO
Carlos IV sucedió a su padre a los cuarenta aðos. Estuvo casado con María Luisa de Parma y pronto se
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mostró como un hombre carente de talento y de la energía suficiente. A los pocos meses de subir al trono
estallaba la Revolución francesa, acontecimiento que condicionaría totalmente la política del rey.
Carlos IV heredó políticamente todas aquellas instituciones criticadas por los ilustrados, como la mesta, la
Inquisición, los seðoríos, los privilegios estamentales, etc. Todas ellas llevaron al Estado al borde de la
bancarrota.
La Revolución francesa, iniciada en 1789, influyó de inmediato en la política interior de Espaða. Ésta estuvo
dirigida, primero, por Floridablanca, que impuso una férrea censura contrarrevolucionaria; después, por el
conde de Aranda, cuya política de transigencia fracasó; y, por último, el conde de Aranda fue sustituido por
Manuel de Godoy.
GODOY Y LA GUERRA CONTRA FRANCIA
Cuando accedió al cargo de secretario de Estado o primer ministro, Godoy contaba con el favor de la reina. Su
carrera había sido meteórica: desde simple guardia de corps llegó a duque.
Inteligente pero inexperto, tuvo que afrontar serios problemas en política exterior. Cuando fue guillotinado
Luis XIV, Espaða entró en guerra contra Francia. En el transcurso de la misma, las tropas francesas entraron
en territorio espaðol, llegando hasta Miranda de Ebro, lo que obligó a Godoy a pedir la paz.
En 1795 se firmaba la Paz de Basilea, por la que Francia devolvía sus conquistas en Espaða y ésta cedía a
Francia la parte espaðola de la isla de Santo Domingo.
Simultáneamente, las agresiones de Inglaterra a las colonias americanas de Espaða llevaron a Godoy a
restablecer la tradicional política de amistad con Francia. En 1796, ambos países firmaban el Tratado de San
Ildefonso, especie de reproducción de los viejos Pactos de Familia.
LA SUMISIÓN A LOS INTERESES DE FRANCIA
Desde 1796 hasta 1808 Godoy se convierte en un vasallo de Francia, a la que Espaða presta ayuda con
hombres, barcos y dinero en su guerra con Inglaterra.
Las consecuencias de esta alianza fueron nefastas:
− La escuadra espaðola fue derrotada en el cabo de San Vicente y los ingleses se apoderaron de la Isla de
Trinidad.
− Godoy emprendió una guerra contra Portugal, la llamada Guerra de las Naranjas, sirviendo a los intereses
de Francia.
− El almirante inglés Nelson destruyó la flota hispano−francesa en la batalla de Trafalgar.
− Napoleón, que planeaba la adhesión de Portugal, logró que Espaða firmara el Tratado de Fontainebleau,
por el cual se comprometía a enviar tropas para la expedición contra los portugueses.
Conforme a lo estipulado, un cuerpo del ejército francés entraría en Espaða para marchar sobre Lisboa. Pero
en realidad fue un pretexto, pues las tropas francesas comenzaron a ocupar toda la Península.
Godoy aconsejó a la Corte que se marchara a Sevilla, por si era necesario embarcar hacia América. Esta
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noticia inquietó al pueblo, que se amotinó en Aranjuez en 1808. Carlos IV destituyó a Godoy de todos sus
cargos y, más tarde, abdicó de la Corona en favor de su hijo Fernando.
Napoleón aprovechó los incidentes de Aranjuez. Llamó a Bayona a los dos reyes espaðoles, Carlos IV y
Fernando VII. Finalmente, Fernando VII renunció a la corona y su padre abdicó en Napoleón a cambio de
una pensión anual y de unas posesiones territoriales (hecho conocido com las Abdicaciones de Bayona).
Napoleón, por su parte, renunció a sus derechos en favor de su hermano José, que pasó a ser rey de Espaða.
2.− La guerra de la Independencia y las Cortes de Cádiz
LOS GRUPOS IDEOLÓGICOS
Estos acontecimientos inician la Edad Contemporánea de nuestra historia con eventos de especial
importancia: el alzamiento nacional contra la invasión francesa y el establecimiento de un régimen
monárquico−constitucional.
Las actitudes de los distintos grupos ideológicos se fueron definiendo. De una parte se situaban las tropas
francesas de ocupación y los afrancesados, un grupo minoritario de espaðoles (normalmente de la nobleza,
del alto clero y funcionarios) que apoyaban al rey José I Bonaparte. De otra parte los patriotas que se
negaban a ser regidos por un monarca extranjero, impuesto por la fuerza de las armas. En esta parte se
distinguieron dos grupos de ideología e intereses contrapuestos: los liberales y los tradicionalistas.
Los liberales, entre los que se incluyeron burgueses, una parte del clero y muchos profesionales liberales, no
aceptaban la dominación francesa por atentar contra la soberanía espaðola. Reunidos a partir de 1810 en
Cádiz, concretarán su obra revolucionaria en una Constitución. Los tradicionalistas, en su mayor parte clero y
una parte de las masas populares, tampoco aceptaron la dominación francesa, defendiendo la soberanía de
Fernando VII y los valores tradicionales de la patria espaðola.
LA GUERRA PENINSULAR
La ocupación de Espaða por las tropas francesas supuso el levantamiento, el 2 de mayo de 1808, del pueblo de
Madrid, acaudillado por Daoíz y Velarde y, por extensión, del pueblo espaðol que se organizó en Juntas
Provinciales de defensa y declaró la guerra a Francia. Estas juntas estuvieron dirigidas por una Junta
Suprema Central, presidida por Floridablanca.
El carácter de la guerra fue doble. Por una parte fue una guerra nacional, ya que participaba el pueblo entero
en armas. Por otra parte, fue una guerra de liberación frente al dominio francés. La aparición de los
guerrilleros, así llamados porque formaban guerrillas, revela el carácter popular de la guerra de la
Independencia. Los guerrilleros aprovechaban las condiciones geográficas del territorio para dificultar los
movimientos del enemigo. Los más famosos guerrilleros fueron Espoz y Mina, Martín Díaz el Empecinado
y el cura Merino.
Dos ciudades destacaron en la resistencia contra Francia: Zaragoza, el frente del general Palafox, en cuyo
sitio se distinguió Agustina de Aragón; y Gerona, al mando del general Álvarez de Castro.
En el proceso de la guerra de la Independencia se pueden distinguir tres fases:
− La primera se desarrolla entre 1808 y 1809. Se caracteriza por el fracaso inicial de la ocupación a
consecuencia del levantamiento espaðol. El hecho de armas más destacado fue la batalla de Bailén, donde las
fuerzas napoleónicas del general Dupont fueron vencidas por las tropas espaðolas, dirigidas por el general
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Castaðos. Esta derrota decidió a los ingleses a enviar un ejército expedicionario al continente que, al mando
del general Wellington, desembarcó en Lisboa.
− La segunda se desarrolló entre 1809 y 1812 y fue de claro predominio francés. Napoleón decidió trasladarse
personalmente a la península para ponerse al frente de sus tropas y vencer definitivamente a los
angloespaðoles. Los franceses recuperaron la mayor parte del terreno y sólo algunas ciudades, como Cádiz, se
mantuvieron inexpugnables.
− La tercera duró de 1812 a 1813. En ella se produjo la ofensiva espaðola que, con la ayuda inglesa, culminó
con la victoria de los aliados en las batallas de los Arapiles, Vitoria y San Marcial. El último acto de
Napoleón con respecto a Espaða fue el Tratado de Valençay, en el cual el emperador reconocía a Fernando
VII como rey de Espaða y de las Indias.
Espaða quedó desecha como consecuencia de la guerra: estructuras económicas rotas, comercio colapsado,
hacienda en bancarrota, etc. Además, no sirvió para encauzar una verdadera revolución.
LAS CORTES DE CÁDIZ
Además de una guerra, en Espaða se estaba haciendo una revolución. Por eso, el 24 de septiembre de 1810 se
reunieron las Cortes en la isla de León (San Fernando, en la actualidad), Cádiz, ya que esta ciudad permanecía
libre de la dominación francesa.
Las Cortes estaban formadas por diputados que representaban a todas las regiones espaðolas. Querían
proclamar la primera Constitución que garantizase las libertades de los ciudadanos, controlara el poder real,
acabara con las instituciones del Antiguo Régimen y abriera para Espaða un futuro de libertad y progreso.
Las Cortes de Cádiz, en un plazo de tres aðos, transformaron las estructuras sociales, económicas y políticas
de Espaða. Para ello llevaron a cabo una obra revolucionaria, que consistió en la liquidación de los
fundamentos del Antiguo Régimen y en el diseðo de un nuevo Estado, reflejado en la Constitución de 1812.
Algunas medidas que se tomaron para acabar con el Antiguo Régimen fueron las siguientes:
− En política se declaró la soberanía nacional y se postuló la separación de los poderes ejecutivo, legislativo
y judicial, reservándose las Cortes el máximo poder.
− Las reformas sociales se basaron en la abolición de todos los privilegios de la nobleza, con la supresión de
los seðoríos jurisdiccionales y la abolición de la Inquisición.
− Para favorecer las reformas económicas se fomentaron leyes de libertad agrícola y ganadera, así como de
la industria y el comercio. Se procedió a una tímida desamortización eclesiástica.
LA CONSTITUCIÓN DE 1812
El 19 de marzo de 1812, día de San José, dio comienzo la ceremonia de publicación de la primera
Constitución espaðola. En ella resalta el espíritu conciliador conseguido entre liberales y absolutistas,
sentando así las sólidas bases de un estado liberal. Éste se refleja en varios aspectos:
− Los derechos individuales, reconocidos y protegidos por la ley, se rastrean en los 384 artículos que
componen la Constitución: libertad jurídica, inviolabilidad de domicilio, libertad de imprenta, sufragio y
ciertas garantías penales y procesales. Por el contrario, no se reconoce la libertad religiosa, sino que se
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consagran los derechos de la religión católica.
− El concepto de Estado es de inspiración liberal: se reconoce la soberanía nacional, siendo la forma del
Estado la monarquía constitucional; los poderes del Estado están divididos; y las Cortes se convierten en una
institución central ya que representan la voluntad nacional.
− Los poderes del Rey están inspirados por la desconfianza ante un posible retorno a formas de gobierno
absolutistas. El monarca no puede impedir que se celebren Cortes, ni suspenderlas ni disolverlas; no puede
imponer contribuciones ni conceder privilegios exclusivos; y no puede privar a ningún individuo de su
libertad.
Sin embargo, el rey conservaría mucho poder, ya que Ala potestad de hacer leyes reside en las Cortes con el
Rey@, y en él mismo reside Ala potestad de hacer ejecutar las leyes@. Dispone además del Consejo de
Estado como órgano consultivo, del que forman parte miembros nombrados por el monarca.
En la Constitución queda consagrado el principio de la inviolabilidad de los diputados en el ejercicio de sus
funciones, así como la incompatibilidad con cualquier tipo de cargo o función de designación real. Los
diputados se elegían por dos aðos, pudiendo serlo cualquier espaðol mayor de veinticinco aðos y natural de la
correspondiente provincia o residente en ella desde por lo menos siete aðos. Se requiere también una renta
anual proporcionada, procedente de bienes propios. Se establece así un sufragio de tipo censitario.
La Constitución de 1812 tuvo una gran importancia en la Europa de la época, al adoptarla la burguesía como
la mejor expresión del ideario liberal. Esto explica su difusión fuera de nuestras fronteras.
3.− El reinado de Felipe VII. La reacción absolutista
EL RÉGIMEN ABSOLUTISTA (1814−1820)
Después de la guerra, las Cortes se trasladaron a Madrid para preparar el regreso de Fernando VII. El
problema era saber si el rey aceptaría la Constitución de 1812, ya que la opinión espaðola estaba dividida en
dos bandos irreducibles: los absolutistas y los liberales.
Fernando VII abolió todo lo que habían hecho las Cortes de Cádiz y restauró el absolutismo. Las razones de
su decisión fueron, además de su propia voluntad, el hecho de que en la Europa de la época, una vez vencido
Napoleón, triunfara el sistema de la Restauración y la ideología de la Santa Alianza; la aparición de un
manifiesto firmado por sesenta y cinco diputados realistas, el llamado AManifiesto de los Persas@, donde le
aconsejaban ignorar la Constitución; y, por último, la actitud del pueblo, en su mayoría absolutista, que lo
aclamaba como el rey deseado.
Tras el Manifiesto real, los liberales pasaron a la clandestinidad, siendo eliminados de toda participación
política.
Fernando VII no resolvió los problemas que Espaða tenía después de la guerra. Al contrario, terminó dando el
poder a gobiernos ineptos que hicieron nada por integrar a las Apartidas@ residuales de guerrilleros en la
estructura social y económica del país, o por restaurar la economía y las finanzas, desechas por la guerra.
La represión del liberalismo llevada a cabo por los absolutistas terminó alejando a la burguesía, poseedora del
saber y del dinero, del gobierno personal del rey. Además provocó la sublevación de militares liberales, como
el de Porlier en La Coruða, y el de guerrilleros, como Ael Empecinado@.
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LA INSURRECCIÓN DE RIEGO Y EL TRIENIO LIBERAL (1820−1823)
El 1 de enero de 1820 triunfaba un pronunciamiento dirigido por el comandante Rafael del Riego en Cabezas
de San Juan (Sevilla). Fernando VII, asustado, juró la Constitución de 1812.
Se iniciaba así un período de tres aðos de predominio liberal, en el que los sucesivos gobiernos, dirigidos por
antiguos doceaðistas, intentaron llevar a cabo medidas más acordes con los nuevos principios, como la
abolición perpetua del Santo Oficio y la desamortización eclesiástica.
El nuevo clima político, la libertad de imprenta, la reunión de Cortes y la creación espontánea de sociedades
patrióticas favorecieron la aparición de corrientes de opinión diferenciadas y opuestas en el liberalismo: los
Adoceaðistas@, de tendencia moderada, y los Aveinteaðistas@, de tendencia exaltada.
Pero las fuerzas del Antiguo Régimen no permanecían estáticas. Las guerrillas absolutistas se levantaban en
armas, caso del cura Merino o del barón de Eroles. Fernando VII solicitó el auxilio de la Santa Alianza,
integrada por los monarcas absolutistas vencedores de Napoleón, y ésta, en el Congreso de Verona, acordó la
intervención en Espaða, encomendando el mandato a Luis XVIII, rey de Francia.
LA REACCIÓN ABSOLUTISTA. LA DÉCADA OMINOSA (1823−1833)
La intervención francesa se concretó con la entrada en Espaða de un cuerpo de ejército, los llamados ACien
Mil Hijos de San Luis@ al mando del duque de Angulema, que repusieron a Fernando VII como rey
absoluto.
En este período, la persecución a los liberales exaltados es constante hasta 1826, en que se inicia una apertura
del régimen. El rey se rodeó a partir de entonces de ministros más eficaces, como Cea Bermúdez,
Calomarde y López Ballesteros, que sanearon la hacienda y disminuyeron la deuda del Estado. Mientras, las
continuas conspiraciones liberales fueron reprimidas, como muestran los ajusticiamientos de Riego, Ael
Empecinado@, Mariana Pineda y Torrijos.
Asfixiada por las deudas contraídas por la guerra, la monarquía absolutista ya no puede seguir gobernando
apoyada tan solo en la nobleza y en la Iglesia; por ello, tiene que pedir ayuda a la burguesía bancaria catalana,
lo que al final provocará la fusión de los intereses de la aristocracia y de la burguesía.
Los absolutistas, descontentos por la influencia que empezaban a tener algunos elementos moderados en el
gobierno, se agruparon en torno a Carlos, hermano de Fernando VII y príncipe heredero, ya que éste no tenía
descendencia masculina. Pero el nacimiento de Isabel, hija de Fernando y María Cristina, planteó un
problema dinástico a la muerte de Fernando VII que desembocaría en una guerra civil.
4.− La emancipación de las colonias hispanoamericanas
El proceso de emancipación de los virreinatos espaðoles en América se encuadra entre los aðos 1810 y 1826.
LAS CAUSAS DE LA INDEPENDENCIA
El proceso obedeció a múltiples y diversas causas.
− Causas político−ideológicas: las corrientes ideológicas de Europa fueron conocidas en el continente
americano, donde se convirtieron en el germen de las ideas independentistas. Así ocurrió con los ideales de la
Ilustración. A ellos se unieron dos ejemplos revolucionarios: la independencia de las colonias
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norteamericanas y la Revolución francesa.
Los acontecimientos ocurridos en Espaða en el siglo XIX proporcionarán nuevos argumentos ideológicos y,
sobre todo, la ocasión adecuada para ponerlos en práctica.
− Causas sociales: los criollos, descendientes de espaðoles criados en América, constituyeron el grupo social
llamado a dirigir el proceso de independencia. Este grupo dirigente no podía ocupar altos cargos oficiales, ya
que se reservaban a los espaðoles peninsulares. En cambio, sí ocupaban un puesto de relieve social y
económico.
− Causas económicas: los criollos aspiraban a una vida económica independiente. Los Borbones espaðoles
provocaron un creciente malestar en las colonias americanas, al considerar éstas que sus intereses y
necesidades no eran tenidas suficientemente en cuenta.
El monopolio comercial de Espaða suponía la ruina de la burguesía criolla, partidaria de la independencia
mercantil y de la libertad de comercio.
− Causas internacionales: la situación internacional, definida por los continuos conflictos entre las
monarquías espaðola y británica, había provocado el aislamiento entre las colonias espaðolas y su metrópoli.
Esta situación será aprovechada tanto por Inglaterra como por los Estados Unidos, para ayudar a las colonias
hispano−americanas.
Los propósitos independentistas se pudieron llevar adelante a causa de las circunstancias críticas por las que
atravesaba Espaða en el siglo XIX.
LA EVOLUCIÓN DEL PROCESO DE INDEPENDENCIA (1810−1826)
En él se pueden seðalar dos períodos significativos. El primero se caracteriza por sublevaciones improvisadas
e incoherentes. El segundo fue desastroso para los intereses espaðoles, concluyendo con la pérdida para
Espaða de todos los territorios americanos, con la excepción de Cuba y de Puerto Rico.
− EL primer período (1810−1814): los principales focos independentistas se establecieron en México,
Venezuela y Argentina, aprovechando los insurgentes el hecho de que gran parte del territorio peninsular
estuviera ocupado por las tropas de Napoleón.
Los criollos procuraron dar al movimiento un carácter legal. Establecieron cabildos, formados en su totalidad
por indígenas, de los cuales salieron las Juntas Supremas encargadas del gobierno y destituyeron a las
autoridades metropolitanas.
Como el movimiento se hacía en nombre de Fernando VII, las Juntas Revolucionarias no hallaron casi
resistencia. Sólo en México tuvo la insurrección un carácter sangriento; aquí, el cura de Dolores, llamado
Miguel Hidalgo, realizó una matanza de espaðoles en Guanajato.
Al acabar la guerra de la Independencia espaðola, todos los focos de insurrección quedaron sofocados; tan
solo Argentina quedó independiente.
− El segundo período (1815−1826): se produce en tiempos de Fernando VII. La insurrección alcanza grandes
éxitos gracias a las campaðas de los generales San Martín, Bolívar y Sucre; a ellas se unieron el apoyo
prestado por Inglaterra y los Estados Unidos, y la revolución espaðola de 1820.
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Chile fue la primera en declararse independiente gracias a las campaðas del general San Martín en
Chabacuco y Maypu. Venezuela y Nueva Granada se independizaron tras las victorias de Bolívar en Boyacá
y Carabobo. México fue declarado independiente por el general Agustín Itúrbide. Y las victorias de Sucre
en Pichincha y Ayacucho aseguraron la liberación de Perú, Bolivia y Ecuador.
Tras el intento de Simón Bolívar de unir a los nuevos países en una Federación de los Andes, la América
espaðola quedaría definitivamente dividida en gran cantidad de pequeðas repúblicas.
LAS CONSECUENCIAS DE LA INDEPENDENCIA
En primer lugar, la pérdida del imperio espaðol se producía en el siglo XIX, es decir, es un momento en el
que se estaban formando los grandes imperios coloniales europeos. Con ello, Espaða quedó relegada en el
contexto europeo, convirtiéndose en una potencia secundaria.
En segundo lugar, y tras el intento unificador de Simón Bolívar, el imperio espaðol se descompone en jóvenes
naciones, repúblicas independientes, sacudidas por revoluciones y guerras civiles. La mayoría de estas nuevas
repúblicas se adaptaron al marco político−geográfico de los virreinatos, audiencias y gobiernos espaðoles,
cuyos límites imprecisos provocaron unos conflictos sangrientos protagonizados por los dos partidos
políticos que tenían el poder: los conservadores y los liberales.
La represión de estas convulsiones originó gobiernos de fuerza que degeneraron en dictaduras atroces, caso
de Rosas en Argentina, Castro en Venezuela, o Rodríguez Francia en Paraguay.
TEMA 7: DESARROLLO INSTITUCIONAL Y CAMBIOS POLÍTICOS (1833−1874)
1.− El inicio del régimen liberal y la guerra carlista (1833−1840)
La muerte de Fernando VII, en 1833, abrió un largo período de transformación de la vida espaðola, dando
lugar al nacimiento y consolidación de nuevas estructuras políticas, económicas, sociales y culturales. En este
período podemos destacar tres grandes etapas:
− La revolución liberal y la guerra carlista (1833−1843).
− La era isabelina. El liberalismo moderado (1844−1868).
− El sexenio revolucionario (1868−1874).
Los aðos treinta presenciaron un cambio revolucionario: el triunfo del régimen liberal. Debido a él, Espaða
superó el Antiguo Régimen y entró en la Modernidad.
EL CONTEXTO INTERNACIONAL (1833−1874)
Entre 1833 y 1874 Europa vive uno de los momentos más trascendentales de su historia contemporánea. Al
principio, el período continúa el sistema impuesto por la Restauración y, al final, se configura un nuevo mapa
europeo, tras las unificaciones de Italia y Alemania. Entre ambos procesos desarrollará su acción ideológica y
política la Revolución de 1848, llamada la AGloriosa@, protagonizada por la burguesía liberal y las masas
reducidas a la miseria.
La oleada revolucionaria de 1848 se inició en febrero en París, extendiéndose rápidamente, dando paso a una
auténtica revolución europea. La crisis económica de 1846−48 y el descontento político estuvieron en la base
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de un movimiento que afectó sobre todo a los estados de los Habsburgo, a Italia y a las ciudades alemanas.
Durante 1849, la Reacción fue triunfando en toda Europa. Algo subsistió del llamado Aespíritu del 48@; por
ejemplo, el sufragio universal implantado en Francia, la abolición de los últimos vestigios del régimen
seðorial en Occidente y las Constituciones que sobrevienen en algunos estados.
A partir de ese momento, los reinos de Piamonte y Prusia se convirtieron, respectivamente, en los motores de
las unificaciones de Italia y Alemania. Camilo Benzo, conde de Cavour, primer ministro del Piamonte, y el
príncipe Otto Von Bismarck, canciller de Prusia fueron las dos personas que condujeron a los pueblos
italiano y alemán a la culminación de su unidad política.
EL PROBLEMA DE LA SUCESIÓN DINÁSTICA
La muerte sin descendencia masculina del rey Fernando VII generó en la vida espaðola una situación de
incertidumbre política.
La Ley de las Partidas, basada en la tradición castellana, declaraba heredera del trono en este caso a la hija
mayor del Rey. Esta ley permaneció invariable hasta la llegada de la casa de Borbón al trono de Espaða que,
mercede al Auto Acordado de 1713, estableció la Ley Sálica francesa, excluyendo del trono a las mujeres. El
orden sucesorio de las Partidas fue restablecido en la Constitución de 1812, pero Fernando VII declaró nula la
Constitución, con lo que invalidó la ley.
El mismo aðo en que nacía su hija mayor, la futura Isabel II, el rey Fernando VII hizo pública la Pragmática
de 1830, en la cual sancionaba y aprobaba la costumbre inmemorial establecida en el régimen de las Partidas.
Los carlistas, partidarios al trono de don Carlos María Isidro, hermano del rey Fernando VII, interpretaron la
decisión real como una conjura de los liberales en contra de su pretendiente. Privado don Carlos de sus
aspiraciones, accedió al trono Isabel II, una niða de apenas tres aðos, ocupándose de la regencia su madre, la
reina María Cristina.
EL NACIMIENTO DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS
Las fuerzas políticas del momento estuvieron representadas por el Partido Moderado y el Partido
Progresista. Siendo ambos liberales, discrepaban en cuanto a la amplitud y a la profundidad de las reformas
que había que llevar a cabo para instaurar un nuevo régimen.
El Partido Moderado pretendió una reconciliación con las antiguas clases dirigentes que hiciera del
liberalismo una síntesis de lo viejo y lo nuevo. Defendía la soberanía nacional como emanación de dos
instituciones: el Rey y las Cortes. Concebía un poder legislativo bicameral en el que una de las cámaras (el
Senado) estaría integrada por miembros natos o elegidos por la Corona y la otra (el Congreso), elegida
mediante sufragio censitario. Además, apoyaban un Estado centralizado y un poder ejecutivo fuerte.
A esta opción política perteneció la alta burguesía (terratenientes, hombres de negocios y fabricantes) e
importantes sectores de las clases medias (profesiones liberales, propietarios, jefes y oficiales del ejército).
El Partido Progresista defendía que la soberanía nacional residía exclusivamente en las Cortes, aunque en la
práctica aceptaba el papel moderador de la Corona y el sistema legislativo bicameral, pero limitando las
prerrogativas del trono. Admitían el sufragio censitario, al mismo tiempo que defendían un cuerpo electoral
más amplio. Amparaban la libertad de prensa y el carácter democrático de los Ayuntamientos. Dos puntos les
aproximaban a las fuerzas populares: el modelo municipal democrático y la creación de la milicia nacional.
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En él se integrarán las clases medias y artesanas de la ciudad, los pequeðos comerciantes, empleados en
general y algunas clases del ejército.
Estos dos grupos protagonizaron el proceso político entre 1833 y 1868, aunque los progresistas sólo
participaron en períodos cortos y siempre a raíz de una insurrección popular apoyada por un pronunciamiento
militar. Del ala izquierda del progresismo surgieron otras fuerzas políticas de tendencias
democrático−republicanas.
GEOGRAFÍA Y SOCIOLOGÍA DEL CARLISMO
Cuando murió Fernando VII y María Cristina fue proclamada como reina gobernadora, tuvieron lugar los
primeros levantamientos.
La guerra civil, planteada en sus orígenes en términos dinásticos fue, además de una lucha por la sucesión del
trono de Espaða, una confrontación entre el absolutismo y el liberalismo representados por las fuerzas sociales
en conflicto.
El carlismo se localizó y mantuvo su resistencia en las regiones donde persistió la tradición foral y los
campesinos gozaron de relativa independencia económica: el País Vasco, Navarra, las tierras montaðosas
situadas al sur del Bajo Ebro (Maestrazgo) y Cataluða. El peso decisivo del movimiento recayó sobre el
campesinado y el clero de ciudades de provincias, a los que se unieron algunos miembros de la aristocracia, de
la burocracia, del ejército y algunos asalariados de esas zonas.
Los liberales y sus partidarios se asentaron preferentemente en los núcleos urbanos. Se surtían de las clases
medias ilustradas, de la aristocracia latifundista y de la burguesía de los negocios, de artesanos y de pequeðos
comerciantes y de campesinos sin tierra.
CARLISMO Y GUERRA CIVIL: LAS FASES DE LA CONTIENDA
Las operaciones militares se desarrollaron en tres fases:
− La primera fase, de organización de las fuerzas enfrentadas, estuvo protagonizada por la personalidad del
general carlista Tomás de Zumalacárregui. Su muerte supuso un gravísimo revés para los carlistas que no
consiguieron ni generalizar la guerra ni unir los territorios bajo su control.
− La segunda fase se prolongó hasta el fracaso de la llamada Aexpedición real@ sobre Madrid. En ella cobró
una especial virulencia la guerra en el Maestrazgo, cuyas operaciones dirigía el general carlista Ramón
Cabrera.
− La fase final concluyó en 1840. El hecho más revelador fue la crisis interna que aquejaba a ambos bandos,
lo que facilitó un movimiento de acercamiento entre las fuerzas enfrentadas, culminado con la firma del
Convenio o Abrazo de Vergara en 1839. Los generales Baldomero Espartero (isabelino) y Rafael Maroto
(carlista) fueron los interlocutores principales.
El balance político se tradujo en la aceptación política por los carlistas de Isabel II como reina; a cambio, los
vencedores apoyaron la confirmación de los fueros vasconavarros. La guerra carlista dejó hondas secuelas:
radicalizó la vida política e intensificó el desorden y la inseguridad en las áreas rurales, y familiarizó al pueblo
espaðol con el heroísmo, pero también con la crueldad y con la barbarie.
2.− La época de las regencias (1833−1843)
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La minoría de edad de Isabel II transcurrió durante este tiempo bajo las regencias, primero de la Reina María
Cristina (1833−1840) y después del general Baldomero Espartero (1840−1843). Tres aspectos
fundamentales configuraron la actividad política de estos aðos: la consolidación del régimen liberal, la
continuación de la labor desamortizadora y la intervención en la vida pública de los militares.
LA REGENCIA DE MARÍA CRISTINA (1833−1840)
La consolidación del régimen liberal:
Fue una consolidación difícil por la falta de coherencia entre los propósitos de renovación y la estructura
social del país, caracterizada por la existencia de una débil burguesía y de una importante masa campesina.
El movimiento constitucionalista se concretó en dos importantes realidades: el Estatuto Real de 1834 y la
Constitución de 1837.
En el Estatuto Real de 1834 cristalizó el programa del partido moderado. En él se plasmaba un régimen
basado en la soberanía de dos instituciones históricas (el Rey y las Cortes) y la formación de éstas últimas en
dos cámaras distintas: la Cámara de Próceres, formada por la aristocracia, el alto clero, propietarios e
intelectuales, nombrados todos por el rey; y la Cámara de Procuradores, elegida por sufragio censitario. El
Rey tenía iniciativa legal, lo que congelaba la actividad de las Cortes y aumentaba la desconfianza de los
progresistas hacia la institución monárquica.
Dos logros del constitucionalismo se echaban de menos en el Estatuto: la soberanía nacional y el
reconocimiento de los derechos individuales del individuo, claves de la ideología liberal.
Los movimientos revolucionarios del verano de 1835, que dieron lugar a la formación de Juntas locales y
provinciales capaces de enfrentarse al gobierno central, precipitaron los acontecimientos, obligando a la reina
regente a recurrir a los liberales radicales. Liquidado el radicalismo de las Juntas y restablecido el poder
central, el triunfo del progresismo se reflejó en un nuevo texto constitucional: la Constitución de 1837.
La Constitución de 1837 recogía el principio de la soberanía nacional y los derechos individuales, y definía
como principal función de las Cortes la elaboración de las leyes.
Uno de los elementos progresistas derivados de la Constitución fue la Ley de Ayuntamientos de 1840. Frente
a los moderados, que defendían la designación regia de los alcaldes, los liberales mantuvieron su libre
elección por la vecindad.
La desamortización:
El apoyo del clero a la causa carlista y la necesidad estatal de recursos financieros impulsaron la obra
desamortizadora, enmarcada dentro de las reformas del proyecto progresista liberal.
La desamortización constituyó la medida más revolucionaria del gobierno liberal. En el Antiguo Régimen era
normal que determinados sectores sociales dispusieran de una masa de bienes acordes con su protagonismo
social. Así, la nobleza no podía repartir sus bienes, sino sólo transmitirlas íntegras al primogénito. La Iglesia y
los municipios disponían también de considerables bienes vinculados. La desamortización consistió en
desvincular dichas tierras de sus propietarios a través de medidas legislativas, permitiendo su venta,
enajenación o repartimiento.
La importancia de esta medida era considerable. Pretendían privar a los antiguos estamentos de su fuerza
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económica y dotar de tierras a los campesinos carentes de ella, propiciando así una explotación más adecuada
del campo espaðol.
La desamortización de Juan Álvarez de Mendizábal (1836−1837) legitimó la desvinculación del patrimonio
nobiliario y civil y declaró propiedad nacional los bienes raíces, rentas y derechos de las comunidades
religiosas, disponiendo su salida a pública subasta.
El militarismo en la vida política espaðola:
La intervención del ejército en la vida pública espaðola se convirtió en arma decisiva de las grandes
revoluciones políticas. La resolución militar de la guerra carlista y la propia debilidad de la burguesía
convirtieron al ejército en el árbitro de la situación política. Nombres importantes fueron Espartero,
Narváez, O=Donnell, Prim y Martínez Campos. El militarismo marcó la política espaðola desde los inicios
de la revolución liberal, prolongándose durante todo el reinado isabelino.
ESPARTERO EN EL PODER (1840−1843)
Amparados por la Ley de Ayuntamientos de 1840, los progresistas suscitaron un movimiento insurreccional
que obligó a la regente a recurrir al general Espartero, vencedor de la guerra carlista. La suspensión de dicha
ley y la decisión de disolver las Cortes provocaron la renuncia de María Cristina a la regencia, siendo asumida
por el general Baldomero Espartero.
Se prosiguió la tarea de consolidación del régimen, mediante el desarrollo de la Constitución y de la
desamortización. Sin embargo, la regencia de Espartero fue muy inestable, debido a la escisión del
progresismo y al intento de los moderados de derribar al regente mediante el sistema del pronunciamiento.
Después del fracaso del pronunciamiento de O=Donnell de 1841, la revuelta de Barcelona en 1842 condujo a
la ruptura definitiva. El bombardeo de la ciudad y la consiguiente represión acrecentaron la impopularidad del
regente. Una coalición de fuerzas antiesparteristas impulsaron el pronunciamiento del general Ramón María
de Narváez, que se hizo con el poder. Las Cortes, para evitar una nueva regencia, adelantaron la mayoría de
edad de Isabel II, y así fue coronada reina a los trece aðos.
3.− La era isabelina. El liberalismo moderado (1844−1868)
Durante este período conservador se produjo la consolidación del régimen liberal y de sus instituciones
político−administrativas. La exclusión de los progresistas del poder debilitó las bases político−sociales del
régimen, que terminó siendo derribado en la Revolución de 1868.
LA DÉCADA MODERADA (1844−1854)
Durante este período, fueron hombres jóvenes los que protagonizaron la actividad política espaðola,
institucionalizando el régimen liberal, normalizando las relaciones con la Iglesia y reformando la
Administración Pública.
La Constitución de 1845 y el Concordato de 1851:
La Constitución de 1845 conllevó la concepción doctrinal del liberalismo moderado, según la cual, la Corona
y las Cortes son conjuntamente depositarias de la soberanía nacional, compartiendo el poder legislativo. Se
otorgan a la Corona más prerrogativas que antes, como el nombramiento de los ministros, la disolución de las
Cortes, la sanción de las leyes y la designación de los miembros del Senado. Sin embargo, los diputados
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siguen siendo elegidos por sufragio censitario.
El Concordato de 1851 tuvo una importancia relevante, ya que por él quedaba zanjada la ruptura que se había
producido entre la Iglesia y el estado liberal como consecuencia de la desamortización. En él, la Santa Sede
aceptó la desamortización eclesiástica y ratificó el APatronato Regio@, es decir, el derecho del Estado de
presentar a los candidatos a obispos para las sedes vacantes. Por su parte, Espaða reconocía la unidad católica
y la confesionalidad del Estado, al tiempo que concedía la protección del poder civil a la Iglesia y reconocía
su intervención en la enseðanza.
Con ocasión de la Revolución de 1868 sobrevendrán nuevas situaciones de ruptura.
Las reformas administrativas. La burocracia y el Estado:
Los moderados configuraron un régimen político basado en el control total de la Corona sobre los
mecanismos reguladores de la acción política. Su actuación se llevó a cabo bajo el signo del centralismo
político−administrativo, con las siguientes reformas:
− La creación de la provincia como nueva demarcación territorial.
− La Ley de Organización de los Ayuntamientos de 1845, que reservaba a la Corona la designación de los
alcaldes.
− La reforma del sistema tributario, de Alejandro Mon, que implantó un sistema de impuestos más
uniforme y equitativo mediante la supresión de las particularidades regionales. Esta reforma se completó con
la creación del Banco de Espaða.
− La elaboración del Código Penal de 1848.
− La creación de la Guardia Civil por el duque de Ahumada en 1844, con la que se pretendía resolver el
problema de la seguridad de los caminos y de las vías férreas.
La Revolución de 1854 y la caída del régimen moderado:
La principal amenaza del moderantismo procedía de sus propias filas, debido a las fracciones internas del
partido, a la tendencia del gobierno a posiciones ultraconservadoras y el aumento del malestar político a
consecuencia de la corrupción, las arbitrariedades y los escándalos financieros.
El general Leopoldo O=Donnell lideró un pronunciamiento militar contra el gobierno (la AVicalvarada@) en
1854, en las cercanías de Madrid (Vicálvaro). Su politización, a través de un manifiesto redactado por
Antonio Cánovas del Castillo, determinó la movilización de los grupos progresistas, que incitaron la
insurrección popular.
En medio de la confusión general, la reina Isabel II llamó a Espartero, por lo que la Revolución triunfó.
EL BIENIO PROGRESISTA (1854−1856)
Tres hechos relevantes marcaron la obra política de este período:
− El texto constitucional de 1856 que, aunque aprobado por las Cortes, no fue promulgado.
32
− La Ley de Desamortización General de 1855, conocida por el ministro que la propuso, Pascual Madoz, y
que venía a completar la obra de Mendizábal. Afectaba sobre todo al clero secular y a los bienes municipales.
La venta de los bienes eclesiásticos suscitó la ruptura de relaciones con la Iglesia, mientras que la
desamortización de los bienes municipales encontró una fuerte oposición de los moderados y de algunos
progresistas.
− La Ley General de Ferrocarriles de 1855, la más destacable junto a otras relacionadas con las sociedades
de crédito, la banca y la minería.
Entre lo más novedoso de esta etapa hay que destacar el inicio de conflictos de tipo social como consecuencia
de la grave situación económica.
EL DESMORONAMIENTO DE LA MONARQUÍA ISABELINA (1856−1868)
Fue un período inestable. Tras un breve gobierno de O=Donnell, la Reina llamó a los moderados, quienes,
dirigidos por Narváez, gobernaron hasta 1858. En este bienio (1856−1858) se produjo un retorno a las
instituciones anteriores a 1854. O=Donnell contestó organizando un partido de centro, la Unión Liberal,
integrado por progresistas y un sector del partido moderado.
El Gobierno de la Unión Liberal (1858−1863):
La vuelta de O=Donnell expresaba el deseo de ampliar las bases políticas y sociales del régimen con el fin de
atraerse a los progresistas y evitar su permanente aislamiento.
Las divisiones internas, los levantamientos campesinos y republicanos y el fracaso del programa de
conciliación liberal originaron la caída de O=Donnell.
Hacia la Revolución de 1868:
La actuación autoritaria de los gobiernos que se sucedieron entre 1863 y 1868 acrecentó la oposición al
régimen isabelino. En 1866, progresistas y demócratas acordaron en Ostende (Bélgica) un programa mínimo:
el destronamiento de Isabel II y la convocatoria de Cortes constituyentes por sufragio universal. La muerte de
O=Donnell en 1867 empujó a los unionistas hacia la causa revolucionaria culminando en la Revolución de
1868.
4.− El sexenio revolucionario (1868−1874)
El sexenio revolucionario es el período comprendido entre el destronamiento de la reina Isabel II y la
restauración de la monarquía borbónica. Entre ambas fechas tuvo lugar la experiencia de la Primera
República.
LA REVOLUCIÓN DE 1868: ALA GLORIOSA@
El alzamiento se inició en Cádiz, al mando de los generales Serrano, Dulce y Prim, y el almirante Topete.
Pronto la sublevación se generalizó por Andalucía, donde las tropas gubernamentales, al mando del marqués
de Novaliches, fueron derrotadas en el Puente de Alcolea (Córdoba). La derrota obligó a Isabel II a
refugiarse en Francia.
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EL pronunciamiento se consolidó gracias a la acción de las Juntas Revolucionarias provinciales y locales. El
poder político fue ejercido por la Junta Revolucionaria de Madrid, que confió el poder al general Serrano.
Éste tomó medidas para estabilizar la Revolución: el control de la administración del Estado, la promulgación
de los decretos que llevaran a cabo las demandas de las Juntas Revolucionarias y la convocatoria de Cortes
constituyentes.
Dicha convocatoria abría paso a la configuración jurídico−política de un nuevo régimen. Las elecciones
dieron la mayoría a la coalición de los unionistas, progresistas y demócratas, aunque los republicanos dieron
muestra de su poder e influencia obteniendo setenta escaðos. Elegidas por sufragio universal, confirmaron en
su cargo al general Serrano, al tiempo que preparaban la elaboración de un nuevo texto constitucional.
La Constitución de 1869:
Inspirada en las precedentes de 1812 y 1837, es considerada la primera Constitución democrática de nuestra
Historia. Sus características más importantes son:
− Una amplia declaración de derechos, incluyendo algunos no reconocidos hasta entonces, como la
inviolabilidad de la correspondencia y la libertad de trabajo para los extranjeros.
− El reconocimiento de la soberanía nacional, de la que salen la legitimidad de la monarquía y la
descentralización política y administrativa.
− El poder del rey se concebía como el de un monarca constitucional, cuyas facultades ejecutivas
desempeðaban los ministros.
− El poder judicial residía en los Tribunales de Justicia.
− La cuestión religiosa recibió un tratamiento avanzado, al reconocerse el derecho a la libertad de cultos.
EL REINADO DE AMADEO SABOYA (1871−1873)
Sancionada la Constitución era preciso encontrar un rey que inaugurase la nueva dinastía. Gracias a las
gestiones efectuadas por el general Juan Prim, el príncipe italiano Amadeo de Saboya aceptó el trono de
Espaða. El joven monarca comenzó su reinado siendo criticado por republicanos, carlistas y partidarios del
príncipe Alfonso (el hijo de Isabel II).
Tuvo que apoyarse en dos grupos políticos: el constitucional, liderado por Práxedes Mateo Sagasta,
formado por los unionistas y los elementos más moderados del progresismo; y el radical, dirigido por Ruiz
Zorrilla, formado por progresistas y demócratas, partidarios de reformas audaces.
A las fuerzas sociales y económicas se sumó la oposición de los republicanos, que constituyeron una minoría
favorable a la República, y los carlistas, que se levantaron en armas en mayo de 1872.
Así, tras dos aðos de reinado, en 1873 Amadeo Saboya presentaba el acta de abdicación de la Corona. Ese
mismo día, Congreso y Senado proclamaban conjuntamente la República.
LA PRIMERA REPÚBLICA (1873−1874)
En este corto espacio de tiempo se sucedieron en la presidencia de la República hasta cuatro presidentes:
Estanislao Figueras, Francisco Pi y Margall, Nicolás Salmerón y Emilio Castelar.
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La instauración de la Primera República fue la única alternativa a la crisis de la monarquía democrática. Sin
embargo, el contexto en el que nacía era hostil: la Hacienda Pública estaba exhausta, en el ejército
predominaban las tendencias hacia posiciones monárquicas y en ese momento se libraban dos contiendas
bélicas (la tercera guerra carlista y el movimiento independentista cubano), así como existía un clima
internacional ajeno a los problemas espaðoles.
La República federal y el movimiento cantonalista:
El intento de Estanislao Figueras de construir una república federal encontró una doble oposición: la de los
radicales, que propugnaban una república unitaria, y la de los federalistas, más extremados, que pensaban
que el federalismo debía imponerse a través de un impulso revolucionario.
Al dimitir Figueras, Pi y Margall convocó elecciones generales, enfrentándose a dos problemas graves: el
recrudecimiento de la guerra carlista y la insurrección cantonal. La primera era herencia de la etapa
anterior; la segunda surgió de la propia dinámica del régimen republicano.
El movimiento cantonalista fue un rebrote de los particularismos regionales y locales alentado por los
republicanos más exaltados: surgió como un sentimiento de protesta que atribuía los males nacionales a la
uniformidad y al autoritarismo del gobierno central.
En Andalucía, los federales tomaron los ayuntamientos, constituyeron comités de salvación pública y
declararon las ciudades cantones independientes.
El movimiento cantonalista evidenció la debilidad del gobierno republicano. Tras la fugaz presidencia de
Nicolás Salmerón, Emilio Castelar aplicó la pena de muerte, llamó al ejército para imponer el orden, reforzó
el poder del Estado y suprimió el principio federal.
La República unitaria:
Si la presidencia de Castelar representó un viraje hacia la derecha, los generales victoriosos en la campaða
cantonalista se convirtieron en los árbitros de la situación y, en 1874, un golpe del general Manuel Pavía le
obligó a dimitir. Comenzaba la República del 74, presidida por el general Serrano.
Pero la causa alfonsina, bajo la hábil dirección de Antonio Cánovas del Castillo, proseguía su labor de
captación de adhesiones. Sin embargo, el general Arsenio Martínez Campos precipitó su triunfo al
pronunciarse en Sagunto, proclamando rey de Espaða a Alfonso XII, hijo de Isabel II.
TEMA 9: LAS NUEVAS ESTRUCTURAS SOCIALES
1.− El nacimiento de la sociedad clasista
DEL INMOVILISMO SOCIAL A LA MODERNIDAD
La sociedad espaðola vivía condicionada por una estructura social que apenas había experimentado
modificaciones. En el siglo XIX las cosas cambiaron. Las medidas de los liberales a partir de 1833 liquidaron
la sociedad característica del Antiguo Régimen, sentando las bases de una nueva: la sociedad clasista.
Como consecuencia, la nobleza espaðola, uno de los grupos beneficiarios de la desamortización, vio surgir en
la periferia peninsular una burguesía nacida gracias a la industrialización. En Castilla y León se fortaleció
una burguesía agraria y financiera con la venta de los bienes comunales, el caciquismo y el negocio
ferroviario.
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Este proceso de modernización generó complejos problemas de adaptación. El primero fue cómo dar cabida,
dentro de la nueva estructura social, a los obreros industriales y a los campesinos. El segundo fue cómo
resolver los antagonismos entre el obrero y el burgués: el primero quería remediar sus problemas a través de
movimientos revolucionarios, mientras que el segundo confió en los aparatos administrativo y represivo del
Estado. Entre ambos, la Iglesia intentó la obra de pacificación del Asocialismo cristiano@.
2.− La nueva estructura social. Los estratos superiores
LA ARISTOCRACIA
La nobleza desapareció como categoría en los censos oficiales, pero no perdió su lugar predominante en la
estructura social.
Aunque mantuvo durante algún tiempo su influencia en la vida pública espaðola, no fue ajena a los cambios
políticos y económicos que se llevaron a cabo en el reino isabelino, y las corrientes democráticas le hicieron
perder terreno como clase social diferenciada.
Resultó beneficiada de la desamortización la nobleza latifundista de mediados de siglo. Por contra, la
desvinculación de patrimonios favoreció la desaparición de muchas casas de la vieja hidalguía: algunos
quedaron como pequeðos agricultores; otros pasaron a la industria y al comercio; unos terceros ingresaron en
la nueva clase media como funcionarios, militares e intelectuales.
El desarrollo de Madrid como capital del estado y centro de la vida intelectual espaðola influyó
poderosamente en la estimación de los valores aristocráticos, ya que la nobleza residía en la capital. Los
nobles convivían y se mezclaban con los militares y los políticos. De ahí surgió el nuevo tipo de cortesano,
sólidamente establecido en sus bases latifundistas, liberal en política y conservador desde el punto de vista
religioso y social.
LA IGLESIA Y EL CLERO
La Iglesia católica representó durante esta época una fuerza social de gran influencia en la vida pública
espaðola. Sin embargo, los sucesos acontecidos después de la muerte de Fernando VII pusieron de manifiesto
la ruptura de los lazos que, tradicionalmente, la habían vinculado con el pueblo.
Las causas de la ruptura fueron la pasión política manifestada por algunos sectores del clero regular en el
alzamiento carlista; el resentimiento de los vasallos de abades y priores; el deseo de la burguesía de adueðarse
de las tierras, solares de monasterios y conventos de la Iglesia; y la pérdida de prestigio del clero ante los
embates ideológicos del momento.
Así, se comprenden las medidas dictadas desde el gobierno con el objeto de la extinción de numerosas
comunidades religiosas, la desamortización y pública subasta de sus bienes y la aceptación de la Santa Sede
de la situación generada, al negociar el Concordato de 1851. Por lo demás, el clero secular disfrutó de un
amplio favor popular.
A mediados de siglo, un movimiento de recuperación de la Iglesia dio lugar al nacimiento de los primeros
indicios de un pensamiento social católico, en el que el jesuíta Antonio Vicent fue la figura más
representativa.
Circunstancias históricas habían conducido a un abandono de las actividades imprescindibles para el idóneo
funcionamiento de las diócesis. Los obispos espaðoles dedicaron todos sus esfuerzos a su reorganización; todo
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fue reflexionado y regulado. Esta tarea estuvo acompaðada de una revitalización de la vida espiritual y
religiosa.
LA NUEVA CLASE ASCENDENTE: LA BURGUESÍA
En algunas áreas periféricas, le situó una burguesía vinculada a un proceso de modernización económica. En
el resto del país prevaleció la alta clase media, cuyos intereses divergían de los de la burguesía.
En Cataluða, la burguesía se vinculó a la industria textil. En otros puntos, como Bilbao, San Sebastián, Cádiz,
Málaga o Valencia, predominó la burguesía mercantil. Ambos tipos se complementaban en cuanto a
mentalidad: los comerciantes fueron más progresistas y radicales, mientras que los fabricantes fueron más
conservadores y proteccionistas, siendo ambos grupos liberales ideológicamente.
Barcelona acogió la primera estructura realmente burguesa del siglo XIX espaðol. Madrid concentraba la
alta burguesía de financieros y contratistas del Estado, los llamados asentistas. Con la expansión económica
de los aðos cincuenta, la burguesía amplió sus filas, situándose en las grandes ciudades.
Los burgueses triunfaron en todos los campos de la vida espaðola: a través del sufragio censitario fueron los
árbitros del Parlamento, y a través de la prensa, de la opinión. La libertad, la propiedad y un progresismo
cultural fueron los horizontes de la burguesía.
Las agitaciones del sexenio revolucionario sirvieron para intensificar la conciencia de clase de la burguesía.
Renunció, entonces, a sus veleidades progresistas para abandonarse en los cómodos brazos de la
Restauración, que le brindó la consecución de sus ideales políticos y sociales.
3.− La nueva estructura social. Las clases medias
En un estrato distinto de la aristocracia y de la burguesía se situaban las clases medias. Numéricamente, tenían
una importancia muy restringida; a ella pertenecían los intelectuales, los funcionarios, el Ejército y el
artesanado.
LOS INTELECTUALES
Poseían una instrucción superior a la del resto de las clases medias, que les permitió gozar de cierta dignidad
económica e intervenir activamente en la vida pública. Destacaron los médicos y los abogados.
Las preocupaciones higiénicas y sanitarias del siglo hicieron de los médicos un grupo muy respetado y de
sólida influencia social. Pocas veces cayeron en las sendas del socialismo en sus ideas de libertad y de
tolerancia ideológica por pertenecer a la clase media.
Los abogados, junto con los notarios, constituyeron un grupo social caracterizado por el respeto a la ley y la
tolerancia ciudadana. Entre ellos se formó la clase parlamentaria más distinguida.
EL EJÉRCITO
Los generales, jefes y oficiales del Ejército formaron parte de las clases medias, y en algunas ocasiones del
estrato superior de la sociedad. Era llamado para arbitrar los conflictos políticos. Esta tarea le llevó a
considerarse intérprete y depositario de la voluntad popular.
La oficialidad espaðola se refugió en el seno del pueblo, generalmente entre la clase media. Los nobles
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quedaron refinados a regimientos.
Dentro del Ejército, los generales gozaban del poder y de la influencia, preparaban conspiraciones y
pronunciamientos y alternaban con la alta sociedad. La oficialidad se formaba en centros de enseðanza
específicos, el más prestigioso de los cuales fue el Real Colegio de Artillería.
La Revolución de 1868, la AGloriosa@, les sorprendió por su marcado carácter democrático y su actitud
antimilitarista. Este hecho torció el rumbo de la oficialidad que se orientó hacia actitudes más conservadoras.
LA DISGREGACIÓN DEL ARTESANADO
La base de las clases medias urbanas estuvo constituida por el trabajador agremiado. Propietario de un
pequeðo taller, no pudo resistir el impacto de la introducción de la máquina de vapor. Su definitivo deterioro
se debió a la ofensiva de la burguesía contra unas instituciones heredadas, los gremios, a los que consideraban
un obstáculo en el camino hacia el progreso técnico y la producción capitalista.
El artesanado se vio afectado por un progresivo proceso de deterioro social, de Aproletarización@.
4.− Las clases populares
EL MUNDO RURAL: LOS CAMPESINOS
A mediados de siglo, cerca del cincuenta y cinco de la población agraria era jornalera; otro once por ciento
era arrendataria; y un treinta y cuatro por ciento era propietaria. Era lógico el deseo generalizado de tierra
entre el campesinado espaðol. Las medidas adoptadas por la burguesía liberal para reformar la propiedad
provocaron la transferencia de la propiedad eclesiástica a la aristocracia y a la burguesía, sin que se
beneficiaran de ella los pequeðos propietarios rústicos, los jornaleros y el peonaje.
La presión social existente entre los campesinos se manifestó en ocasiones en la ocupación violenta del suelo,
como ocurrió en Casabermeja; pero lo más frecuente fue su desviación hacia el bandolerismo, el contrabando
y la mendicidad.
Cuando el progresismo llegó al poder y se puso en marcha la desamortización, la venta de bienes propios y
comunes provocó en Andalucía una oleada de agitaciones, que fueron violentamente reprimidas. A excepción
de las tierras vasconavarras, catalanas y valencianas, la situación general del campesinado era lamentable.
Todo ello explica el rápido desarrollo de las doctrinas internacionalistas en las regiones de predominio
agrario, caso de Andalucía, a partir de la monarquía.
LOS OBREROS, LA FÁBRICA Y EL MOVIMIENTO OBRERO
La mentalidad obrera fue fruto de la evolución social en la única región realmente industrializada del país:
Cataluða. Su situación en las fases iniciales del desarrollo industrial fue realmente calamitosa: excesiva
duración de la jornada de trabajo, inseguridad del empleo, salario muy bajo, desamparo absoluto ante la
enfermedad, el paro y la vejez. Además, las mujeres y niðos trabajaban en condiciones infrahumanas.
La actuación del proletariado industrial pasó por las siguientes fases:
− Empezó por presentar un carácter estrictamente reivindicativo. Sus propósitos alcanzaron un éxito fugaz a
raíz de la promulgación de la Ley de 1839, que autorizaba la creación de sociedades con fines benéficos.
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Hubo momentos de acción mancomunada entre patronos y obreros, en defensa de la producción nacional,
amenazada por la introducción en el mercado espaðol de productos textiles extranjeros. Estas experiencias les
hizo descubrir los límites del Estado liberal, al comprobar cómo sus asociaciones eran perseguidas hasta
quedar fuera de la ley.
− Percibieron la necesidad de politizar su actividad: era la única forma de asegurar legalmente su derecho de
asociación y dar solidez jurídica al resultado de sus esfuerzos colectivos. La fuerza política que capitalizó la
confianza obrera de este momento fue el Partido Democrático− Republicano.
− Un paso más en el proceso de radicalización se produjo después de la Revolución de 1868, cuando el
movimiento obrero entró en contacto con los hombres de la Primera Internacional. Los internacionalistas
Fanelli y Lafargue proporcionaron un instrumento de acción poderoso y eficaz: una teoría que afirmaba el
protagonismo de la clase obrera en su propia liberación.
TEMA 11: EL SISTEMA POLÍTICO (1874−1902)
1.− Los fundamentos del sistema político de la Restauración
LA MONARQUÍA RESTAURADA: ALFONSO XII, REY
Fue tomando cuerpo la idea, inicialmente dirigida por Antonio Cánovas del Castillo, de proclamar rey de
Espaða al joven Alfonso, hijo de Isabel II, y de restaurar en su persona la monarquía legítima de los
Borbones.
Muchos obstáculos se tuvieron que salvar, pero los alfonsinos contaron siempre con los apoyos de la
burguesía terrateniente, de la burguesía industrial catalana, de los intereses cubanos, de amplios sectores del
Ejército e incluso del Vaticano.
Cánovas redactó el 1 de diciembre de 1874 un manifiesto que el príncipe firmó en Sandhurst, academia
militar inglesa. Pero los acontecimientos se precipitaron porque el general Arsenio Martínez Campos
proclamó rey a Alfonso XII, tras un pronunciamiento en Sagunto contra los deseos de Cánovas, que no quería
que la monarquía se restaurase mediante un golpe militar.
El nuevo rey se ganó la simpatía popular y de la clase política. Favoreció el éxito del nuevo sistema de la
Restauración.
En la evolución de la Restauración se distinguen varias fases:
1ð) Hasta 1885, fecha de la muerte de Alfonso XII.
2ð) Su esposa la reina María Cristina de Austria ejerce la Regencia durante la minoría de edad de su hijo
Alfonso XIII.
3ð) Empieza en 1902, con la mayoría de edad de este rey.
En un sentido estricto sólo se puede hablar con propiedad de Restauración en las dos primeras fases, porque
en la última el sistema canovista entra en crisis hasta deshacerse en 1923 con la Dictadura de Primo de
Rivera, que finalizará, a su vez, en 1930 arrastrando en su caída a la propia monarquía.
LA CONSTITUCIÓN MONÁRQUICA DE 1876
El sistema político de la Restauración fue ideado y ejecutado por Antonio Cánovas del Castillo. Historiador
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y político liberal, tenía un conocimiento muy profundo de la Historia de Espaða y un claro y pragmático
proyecto de lo que debía ser como nación.
Para Cánovas, la Restauración significaba la superación de la inestabilidad del período anterior y la
consecución de la pacificación social y política del país. Era necesario realizar una síntesis entre lo Aviejo y lo
nuevo@. Se imponía un compromiso entre todas las fuerzas políticas que posibilitara la convivencia política
en una monarquía parlamentaria. Tal pacto se basaría en una nueva Constitución.
Cánovas inició el proceso constitucional convocando una asamblea de la que salió una AComisión de
Notables@, que se encargó de redactar un proyecto de Constitución. Presentado a las Cortes Constituyentes,
elegidas por sufragio universal, fue aprobado el 15 de febrero de 1876.
La Constitución de 1876 fue concebida como un acertado equilibrio entre la moderada de 1845 y la
revolucionaria de 1869.
En su primer título se recogían los derechos individuales del liberalismo progresista: la seguridad personal,
la inviolabilidad del domicilio y de la correspondencia, la libertad de conciencia, expresión y enseðanza, así
como los derechos de reunión y asociación.
También tenía un aspecto conservador. Quedó definido el principio de soberanía compartida del Rey con las
Cortes. Por lo demás, el rey es inviolable, sanciona y promulga las leyes, disuelve las leyes y tiene derecho de
veto, mientras que el gobierno es ejercido por los ministros.
Se expresa la confesionalidad del Estado, defendiendo la religión católica como la oficial del mismo, aunque
se establece la libertad de culto.
Las Cortes se estructuraron en dos cámaras: el Congreso, con un diputado por cada 50.000 habitantes, y el
Senado, integrado por miembros de derecho propio, de nombramiento real y otros elegidos por las
corporaciones. Las Cortes discuten y aprueban las leyes, intervienen en la sucesión de la Corona, en la
minoría de edad y en las regencias.
Complemento de la Constitución fue la Ley Electoral de 1878 (de tipo censitario). El sistema incorporaría un
elemento democrático al implantar el sufragio universal, por el que tenían derecho a voto los varones mayores
de veinticinco aðos.
2.− El funcionamiento del sistema. Luces y sombras
LOS PARTIDOS POLÍTICOS
Cánovas concibió el funcionamiento de la vida política espaðola sobre la base de dos partidos políticos que se
alternasen en el poder: los partidos dinásticos. Cánovas configuró su propio partido, el Liberal
Conservador, que se apoyaba en las clases altas, y el partido contrario, el Partido Liberal, sostenido por la
burguesía industrial y las clases medias. Al frente de este último estuvo Sagasta.
A la derecha y a la izquierda de los dos partidos dinásticos se situaron otros partidos, como la Unión Católica
de Alejandro Pidal, el regionalismo catalán y algunas facciones del progresismo democrático.
Fuera del sistema quedaban los partidos antidinásticos. En la extrema derecha estaban los carlistas, fieles al
pretendiente Carlos VII, y los integristas de Cándido Nocedal. Y en la extrema izquierda se situó una buena
parte de la oposición republicana, el anarquismo y el socialismo de Pablo Iglesias.
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LA MECÁNICA DEL TURNISMO PACÍFICO
Para gobernar en el sistema canovista se necesitaba la confianza de las Cortes y de la Corona. Teóricamente,
el cambio en el poder debía regirse por el resultado electoral: no se podía gobernar si no se tenía la mayoría en
las Cámaras.
Pero, en realidad, la mecánica del Aturnismo@ de los partidos fue otra: los partidos conservador y liberal se
cedieron periódicamente el poder, pero no a consecuencia de un cambio de opinión del electorado, sino por un
acuerdo mutuo.
Esto engendraba un fraude en las elecciones, que consistía en que, convocadas las elecciones, el ministro de la
gobernación realizaba el Aencasillado@, es decir, decidía los diputados que habían de ser elegidos por cada
distrito. El gobernador civil de cada provincia manipulaba las elecciones, comprando los votos, recurriendo al
favor popular repartiendo puros y vinos o utilizando la coacción. Si estas medidas no daban efecto, se recurría
al Apucherazo@ (aparecían más votos que electores).
El turnismo, pues, estaba predestinado por el acuerdo tácito de los sectores políticos y sociales del poder, es
decir, por la oligarquía y el caciquismo.
La oligarquía estaba formada por los dirigentes políticos de ambos partidos, relacionados con terratenientes y
burguesía adinerada. A su servicio estaba el cacique, generalmente una persona de gran poder económico, que
empleaba para dominar políticamente a los habitantes de su zona de influencia.
Existía un desfase entre la Espaða oficial, la de la legalidad constitucional y la Espaða real. Era propio de una
sociedad mayoritariamente rural, subdesarrollada y analfabeta.
EL CACIQUISMO, GERMEN DE LA CRISIS DEL SISTEMA CANOVISTA
El turnismo dio estabilidad a la vida política espaðola. Al morir el rey Alfonso XII, merced al Pacto del
Pardo entre Cánovas y Sagasta, se acordó la sustitución en el poder del gabinete conservador por uno liberal
y aseguró la continuidad del sistema por medio de la regencia de María Cristina.
El caciquismo y la farsa electoral eran inmorales, por lo que llevaban en sí el germen de la crisis del sistema.
Pronto sería seðalado como uno de los Amales de la patria@.
El sistema del encasillado propiciaba la imposición por parte de la administración central de diputados
cuneros (no nacidos en el distrito). Este sistema de influencias daba lugar a un poder arbitrario e inmoral que
propiciaba las secuelas del enchufismo, el padrinazgo y la subordinación. La corrupción se convirtió así en
una práctica normal.
En Andalucía, fue donde el caciquismo tuvo mayor arraigo, significación y violencia. Andaluz era Romero
Robledo, el cacique conservador más importante, ministro de Cánovas y gran amaðador de elecciones.
LA POLÍTICA DE LA RESTAURACIÓN EN EL REINADO DE ALFONSO XII Y LA REGENCIA
DE MARÍA CRISTINA
La pacificación social fue el principal objetivo de la política interior de la Restauración. Para conseguirlo,
Cánovas procuró llegar a un consenso con el Ejército y la Iglesia.
El Ejército y el Trono se encontraron después de las discrepancias del sexenio. Alfonso XII es un Arey
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soldado@, que asume el espíritu y la jefatura del Ejército. Éste abandona la práctica del Apronunciamiento@,
se marcha a sus cuarteles y se profesionaliza.
La Iglesia y el Estado también se reconciliaron. Con la confesionalidad de este último, la Iglesia recobró el
antiguo prestigio e influencia. Incluso el Papa, León XIII, apoyó la consolidación de la Restauración.
Las empresas fundamentales del sistema canovista fueron el fin de las guerras carlistas y la pacificación de
Cuba. El Ejército logró vencer los núcleos carlistas y obligó a Carlos VII a huir a Francia. En Cuba, el
general Martínez Campos consiguió la paz en el Convenio de Zanjón.
Cabe destacar la labor legislativa llevada a cabo desde una concepción centralista de la organización del
Estado. Así surgieron la Ley Municipal y Provincial y se actualizaron los Códigos de Comercio y Civil.
3.− Las fuerzas motrices de los cambios políticos
Los principales problemas políticos fueron la pervivencia del republicanismo como alternativa a la
monarquía; el desarrollo del movimiento obrero y de los partidos y sindicatos que lo sustentaban; y el
nacimiento e intensificación de las corrientes regionalistas y nacionalistas.
EL REPUBLICANISMO
El partido que resultó más afectado por la Restauración fue el Republicano, quedando dividido en varios
grupos. Castelar formó el Partido Republicano Posibilista. Pi y Margall alentó el republicanismo federal.
Ruiz Zorrilla organizó su oposición promoviendo la conspiración y los pronunciamientos. Pero el núcleo más
eficiente fue el que se formó en torno a Nicolás Salmerón. A su lado figuraban hombres como Gumersindo
Azcárate, principal crítico del sistema canovista desde el plano de la teoría política.
EL NACIMIENTO DE LOS PARTIDOS Y LOS SINDICATOS OBREROS
El movimiento obrero espaðol logró una gran coherencia, dividido en dos tendencias: la anarquista y la
socialista.
El anarquismo gozó de mayores simpatías entre los obreros por su carácter individualista y federal. La
tendencia socialista, dirigida por Pablo Iglesias, se consolidó tras la fundación del Partido Socialista Obrero
Espaðol (PSOE).
El anarquismo dominó Cataluða y Cádiz; el socialismo lo hizo en los centros urbanos de Castilla, Huelva,
Asturias y el País Vasco.
El movimiento obrero quedaría configurado tras la promulgación de la Ley de Asociaciones y la del Sufragio
Universal. En el Congreso del PSOE, los socialistas fundaron la agrupación sindical Unión General de
Trabajadores (UGT); el anarquismo constituyó la Confederación Nacional de Trabajadores (CNT).
La doctrina social de la Iglesia no tuvo en Espaða el mismo arraigo que en otros países europeos, debido
quizá a la falta de sensibilidad de la burguesía y de las clases medias con respecto al problema obrero y al
distanciamiento de las clases trabajadoras de las ideas cristianas.
REGIONALISMOS Y NACIONALISMOS
La irrupción de los nacionalismos y de los regionalismos en la vida del país es uno de los hechos más
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característicos de la Restauración y uno de los fenómenos más importantes del siglo XX espaðol.
Sus causas son muy complejas. Cabe seðalar la importancia de sus raíces culturales, lingüísticas, históricas,
económicas y políticas. Desde el punto de vista político, los nacionalismos suponen una reacción frente al
centralismo liberal y una defensa de sus peculiaridades como pueblos. Planteaban una nueva forma de ver
Espaða; defendían una Espaða diversa y multinacional.
El nacionalismo catalán fue el primero y destaca por su importancia e influencia sobre todos los demás. Al
principio arraiga entre la burguesía, después el movimiento adquiere un carácter más popular y político, con la
proclamación de las Bases de Manresa.
La crisis del 98 consiguió darle fuerza. Tomó entonces un carácter principalmente regeneracionista defendido
por Joan Maragall, Valentí Almirall y Francesc Cambó: pretendían salvar Espaða a través de Cataluða.
Al mismo tiempo se desarrollaron otras corrientes nacionalistas más radicales, como la encabezada por Prat
de la Riba, que desembocaron en un claro separatismo liderado por Francesc Maciá.
El nacionalismo catalán siempre fue colaborador. Así, en 1891, la Liga Regionalista enviaba a las Cortes a
cinco diputados.
Menos importante fue en sus principios el nacionalismo vasco. Muy conservador y católico, el clero fue su
principal valedor y Sabino Arana su figura más preeminente.
El nacionalismo gallego nació en un ámbito mucho más ruralizado y con unas connotaciones esencialmente
regionalistas. Entre sus líderes se destacan Alfredo Braðas y Manuel Martín Murguía.
Más tardío y de menor entidad fue el nacionalismo andaluz. Su principal formulador fue Blas Infante.
4.− La Acrisis del 98". Un problema exterior con repercusiones internas
La Acrisis del 98@ representa el comienzo de la crisis del sistema de la Restauración.
EL CONTEXTO HISTÓRICO INTERNACIONAL EN LA ESPAðA DE LA RESTAURACIÓN
La Espaða de la Restauración coincide con la época de la Gran Paz en Europa. Alemania ejerce el liderazgo
en el continente europeo y su canciller Otto Von Bismarck hará una serie de alianzas con Austria, Rusia e
Italia.
Francia vive la Tercera República, e Inglaterra la era victoriana. Estos dos países serán los abanderados del
gran impulso colonial del último tercio del siglo XIX.
Europa se lanza hacia la conquista de África y de Asia, y los Estados Unidos, superada la Guerra de
Secesión, ponen sus ojos en Cuba y Puerto Rico, en el Caribe, y en las islas Filipinas, en el Pacífico.
Espaða vivirá una de las más graves crisis de conciencia de su historia: la Acrisis del 98".
CAUSAS DEL LEVANTAMIENTO
En 1895 se produjo en Cuba la insurrección bajo el denominado Grito de Baire. Comenzaba así el
levantamiento que llevaría a la isla a su independencia.
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Las causas son las siguientes:
− Incumplimiento del Convenio de Zanjón.
− Incapacidad espaðola para absorber toda la producción cubana.
− Aumento de un sentimiento patriótico cubano.
Al mismo tiempo, en Filipinas se originaron también movimientos emancipadores dirigidos por José Rizal.
EL DESARROLLO DEL CONFLICTO
El levantamiento cubano fue dirigido por José Martí quien sublevó la parte oriental de la isla. Cánovas envió
al general Martínez Campos para negociar y cortar la insurrección, pero no lo consiguió y fue sustituido por
el general Valeriano Weyler, que creó unas líneas fortificadas y concentró a la población campesina en los
poblados para impedir que ayudaran a los rebeldes.
El presidente norteamericano William McKinley protestó ante el gobierno espaðol por la dura actitud de
Weyler y exigió la pacificación de la isla.
Los Estados Unidos, aprovechando la voladura del acorazado Maine, buque de guerra americano anclado en
el puerto de La Habana, el 20 de abril de 1898, presentaron un ultimátum exigiendo la renuncia espaðola a la
soberanía sobre Cuba: había estallado la primera guerra entre los Estados Unidos y un país europeo.
LA GUERRA CONTRA ESTADOS UNIDOS
Estallada la guerra, en Espaða se vivieron días de verdadero entusiasmo patriótico. Se creía en la posibilidad
de ganar la guerra. En realidad, ni se podía ni se estaba preparado para ello.
La guerra se desarrolló en dos escenarios muy distantes entre sí: el Pacífico (Filipinas) y el Atlántico (Cuba y
Puerto Rico). El ataque de los Estados Unidos fue fulminante. En el Pacífico, la escuadra espaðola de
Filipinas, al mando del almirante Montojo, fue aniquilada. Como consecuencia se rindió Cavite,
sublevándose Filipinas al frente de Emilio Aguinaldo.
En el Atlántico, la escuadra espaðola, al mando del almirante Cervera, se trasladó a Puerto Rico para proteger
esta isla y la de Cuba, pero quedó bloqueada por la escuadra estadounidense.
Las tropas rangers de Estados Unidos, al mando de Theodore Roosevelt, desembarcaron en Cuba, tomaron
Canei y Las Lomas de San Juan y atacaron a la escuadra espaðola, que fue totalmente aniquilada.
LA PAZ. EL TRATADO DE PARÍS
En diciembre de 1898 se firmó el Tratado de París por el que Espaða reconocía la independencia de Cuba y
cedía Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam a Estados Unidos. El resto de las posesiones espaðolas fueron
vendidas a Alemania.
Por el Tratado de París Espaða perdía los últimos jalones de su imperio ultramarino. El impacto que este
acontecimiento produjo sumió a los espaðoles en una profunda crisis de conciencia que afectó a todo el tejido
social de la nación.
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TEMA 12: EL REINADO DE ALFONSO XIII Y LA CRISIS DEL SISTEMA CANOVISTA
1.− El reinado de Alfonso XIII y la crisis del sistema canovista
LA CRISIS DEL SISTEMA: UNA VISIÓN DE CONJUNTO
Alfonso XIII inicia su reinado bajo el influjo de un profundo cambio: el impacto sufrido en la conciencia de
los espaðoles por el ADesastre del 98@.
El sistema de la Restauración había entrado en crisis. Se considera la necesidad de regenerar la sociedad, la
economía, la educación y el propio sistema político.
En los primeros aðos de siglo, el Regeneracionismo era un tema cultivado por todos: políticos (Francisco
Silvela), economistas (Joaquín Costa), intelectuales (Ángel Ganivet), eclesiásticos (cardenal Cascajares). Con
ellos engarzan los escritores de la Generación del 98.
El sistema canovista entró en un proceso de deterioro. La crisis se hizo irreversible al afectar al turnismo de
los partidos conservador y liberal. El principal factor de la crisis de los partidos fue su carencia de contenidos
doctrinales.
La alternancia bipartidista conservadora−liberal pudo hacerse realidad gracias a Antonio Maura y José
Canalejas, pero la muerte del primero tras la Semana Trágica de Barcelona y el asesinato del segundo lo
impedirían. Los políticos que le siguieron (Eduardo Dato, el conde de Romanones, García Prieto) carecían de
la talla política necesaria. A partir de 1910, hubo que recurrir a los Agobiernos de gestión@ y a los
Agobiernos de concentración@. Ni unos ni otros salvaron el sistema.
ALFONSO XIII, UN REY POLÍTICO
Dos rasgos de Alfonso XIII fueron constantes en todo su reinado: el gusto por la política activa, ejercitando
las funciones que la Constitución le permitía, y la tendencia a afirmarse como jefe supremo del Ejército, hacia
el que sentía una especial inclinación natural.
El monarca desempeðó un papel relevante en la escena política, al contrario que sus antecesores.
Loa avatares políticos le impedirían desarrollar la idea de una monarquía equilibradora de las tensiones
políticas.
UNA DIFICULTAD EXTERNA: LA GUERRA DE MARRUECOS
Tras la pérdida de sus posesiones americanas, Espaða comenzó a insinuar una tímida política de expansión en
África, siendo Marruecos su primer objetivo. Los intereses perseguidos en la zona eran:
− Estratégicos: había que evitar que las potencias occidentales, sobre todo Francia, decidieran
exclusivamente el destino de Marruecos.
− Económicos: se quería explotar los recursos mineros de las montaðas del Rif y realizar grandes inversiones
de capital en la construcción de ferrocarriles, equipamientos de puertos y obras públicas.
− Política de prestigio y desarrollo de las corrientes Aafricanistas@: la expansión podría ayudar a la
recuperación del prestigio perdido. La Iglesia también vio un posible campo de evangelización.
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Las rivalidades entre Francia, Inglaterra y Alemania tras la Conferencia de Algeciras y el Tratado
Hispano−francés dieron como resultado la división de Marruecos en dos protectorados: uno al sur, de mayor
extensión y riqueza, adjudicado a Francia; y otro al norte, en las montaðas del Rif, más pobre y reducido,
adjudicado a Espaða.
Pero el dominio de Espaða no fue ni fácil ni rentable económicamente. Las rebeldes cábilas del Rif se
sublevaron e involucraron al ejército espaðol en una difícil guerra.
2.− Los principales problemas del reinado de Alfonso XIII
Los problemas alcanzaron una especial gravedad en el reinado de Alfonso XIII. Sus gobiernos no encontraron
una solución, aunque inspiraron proyectos, provocaron polémicas y oposiciones y derribaron gabinetes.
Cuatro son los principales problemas.
LA CUESTIÓN CONSTITUCIONAL
Con el fin de adecuar la Constitución de 1876 a la nueva realidad social y política de Espaða, había que
reformarla profundamente. Se tenía que eliminar lo falso y lo anacrónico (caciquismo y farsa electoral) e
introducir modificaciones capaces de integrar en el sistema a otras fuerzas políticas como regionalismos,
nacionalismos, socialismo o republicanismo.
LA CUESTIÓN RELIGIOSA
El problema religioso se planteó como consecuencia del antagonismo entre el anticlericalismo y el
clericalismo. El partido liberal abrazó el anticlericalismo como bandera política. Se sucedieron hechos
lamentables, como agresiones a obispos y sacerdotes.
El choque se hizo especialmente virulento porque la oleada de descristianización encontró una gran resistencia
en la jerarquía de la Iglesia y en amplios sectores de la burguesía y de las clases medias.
La polémica se centró en la libertad de culto, en la cuestión de las asociaciones religiosas, en la reducción de
diócesis y cargos eclesiásticos y en la polémica en torno a la enseðanza religiosa.
LA CUESTIÓN MILITAR
El Ejército necesitaba una reforma profunda. Su excesivo cuadro de mandos absorbía la mayor parte de su
presupuesto en sueldos, imposibilitando la modernización del material de guerra. Se operó un deslizamiento
hacia posiciones políticas conservadoras.
La guerra de Marruecos puso de manifiesto y agravó los defectos. Ante las críticas, los militares actuaron con
Aespíritu de cuerpo@, es decir, aislándose del resto de la sociedad; ante los problemas internos y externos se
crean las Juntas de Defensa. Empezaba a resquebrajarse la meritoria armonía conseguida por Cánovas y
Alfonso XII entre el poder civil (civilismo) y el poder del Ejército (militarismo).
LA CUESTIÓN SOCIAL
El movimiento obrero representó un problema permanente, extremando sus actitudes hasta desembocar en la
huelga general de la gran crisis de 1917. La huelga y la violencia pasaron a formar parte de su metodología.
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Aunque el sindicato socialista (UGT) va ganando posiciones y el anarquista (CNT) alcanza gran extensión en
Andalucía y Cataluða, no se opera una integración de estas fuerzas sociales en el sistema. El PSOE se
mantuvo fiel a su vocación republicana y adoptó siempre una actitud ambigua con el régimen monárquico. Se
planteó al PSOE la posibilidad de adherirse o no a la III Internacional. La negativa de Fernando de los Ríos
provocó la escisión de los que mantenían un criterio favorable: surgía así el Partido Comunista Espaðol
(PCE), en 1921.
Para resolver los problemas, los distintos gobiernos adoptaron tímidas medidas, como el descanso dominical o
la regulación del derecho de huelga.
3.− Los intentos de reforma y regeneración
LA LABOR DE SILVELA Y MAURA (1902−1909)
Los intentos de regeneración y modernización del gobierno liberal de Francisco Silvela se ven abortados por
la incompatibilidad entre el ministro de la Guerra, el general Polavieja, audaz y deseoso de grandes reformas,
y el ministro de Hacienda, Fernández Villaverde, partidario de introducir las más severas economías en los
presupuestos del Estado. El programa de Polavieja resultó imposible de realizar, por lo que hubo de presentar
la dimisión. Silvela, defraudado, se retiró de la política.
Entonces, Antonio Maura inicia un programa de renovación interna. Gobernó en dos ocasiones, pero su
influencia llenó el período comprendido entre 1903 y 1909.
Su idea fundamental consistía en resolver el problema político mediante una Arevolución desde arriba@, es
decir, realizar una reforma sustancial del Estado. Los partidos debían salir de los pueblos y conectar con sus
necesidades mediante una política activa y eficaz.
Como presidente del gobierno afrontó los dos problemas fundamentales del Gobierno: el caciquismo y el
regionalismo. Para ello, concibió la Ley de Administración Local.
LA SEMANA TRÁGICA DE BARCELONA Y SUS CONSECUENCIAS
El estallido de la Semana Trágica de Barcelona provocó la caída de Maura. La protesta por la movilización de
reservistas catalanes para la guerra de Marruecos desembocó en una insurrección social en Barcelona y en
varias localidades catalanas, enardecidas las masas por Alejandro Lerroux, líder del Partido Radical, y por
la acción del anarquismo revolucionario.
La represión fue muy dura y Antonio Ferrer Guardia, cabecilla anarquista, fue fusilado, hecho que levantó
una oleada de protestas y manifestaciones, hasta que el Rey, cediendo a las presiones, cesó a Maura.
Se produjo una gran escisión entre el partido liberal y Antonio Maura, que consideró roto el compromiso del
turnismo. Este último fragmentaría la unidad de su propio partido, el conservador, al dividirlo en dos
facciones: la de sus propios seguidores, Amauristas@, y los de Eduardo Dato, Adatistas@.
El REFORMISMO DE CANALEJAS (1910−1912)
José Canalejas, político liberal, realizó el segundo gran intento de regenerar el país y salvar la monarquía. Para
ello:
− Estableció un impuesto progresivo sobre las rentas urbanas.
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− Afrontó el problema clerical, promulgando la ALey del Candado@.
− Su actuación resultó decisiva en el problema de Marruecos.
− Atajó la huelga general ferroviaria, militarizando a 12.000 huelguistas y distinguiendo entre huelga
reivindicativa y huelga revolucionaria.
− Dio pasos importantes en la solución del problema regionalista catalán, con el Proyecto de
Mancomunidad.
Cuando se anunciaba un esperanzador Aturnismo@ Maura−Canalejas, todo se vino abajo con el asesinato de
este último.
4.− La descomposición del sistema de la Restauración
A las dificultades ocasionadas por la fragmentación de los partidos dinásticos y la falta de personalidades de
relieve, se sumaron los efectos de la Primera Guerra Mundial. La neutralidad de Espaða en la guerra
favoreció a los grandes negocios, pero provocó un alza considerable de los precios. Además, la Revolución
Rusa enalteció los ánimos del proletariado espaðol.
La progresiva descomposición del sistema y la crispación social llevaron a la Acrisis de 1917@, que se
manifestó de dos maneras: con la convocatoria de una Asamblea de Parlamentarios y con una huelga
general.
La Asamblea de Parlamentarios fue obra del catalanista Francesc Cambó, que logró aglutinar las Juntas de
Defensa militares, las tendencias regionalistas, el republicanismo y el socialismo. Se reunieron en Barcelona
con la intención de elaborar una nueva Constitución, pero fracasaron.
El 13 de agosto se desencadenaba la primera huelga general ocurrida en Espaða. Su origen resulta incierto,
por lo que el líder socialista, Pablo Iglesias, la rechazó por inoportuna.
La intervención militar contra los huelguistas fue muy dura. Desde el punto de vista político frustró la
posibilidad de integrar a la izquierda en el sistema de la Restauración.
Se vio como única salida la formación de un gobierno de Aconcentración nacional@, presidido por Maura e
integrado por los notables de los partidos dinásticos: Romanones, Santiago Alba y Eduardo Dato, entre otros.
La incompatibilidad de personalidades hizo que este gobierno se deshiciera.
Hasta finales de 1923 los gobiernos se suceden, el ambiente socio−político se enrarece y el sistema canovista
entra en una crisis total. Dos hechos agravaron la situación: el asesinato a manos de unos anarquistas del jefe
del Gobierno Eduardo Dato y el Adesastre de Annual@ en la Guerra de Marruecos. Ambos sucesos
conmovieron a la opinión pública, de manera que el General Primo de Rivera dio un golpe de Estado el 13
de septiembre de 1923.
TEMA 13: LAS CONDICIONES SOCIALES Y ECONÓMICAS
1.− Los desequilibrios económicos regionales
Durante la Restauración quedan fijadas las bases económicas de la Espaða actual y sus diferencias regionales:
el Sur, agrícola y retrasado, y el Norte, industrializado y desarrollado. En el centro, Madrid aglutina una
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actividad administrativa, comercial y financiera. Así, el desarrollo económico e industrial se configura con un
extenso mundo rural y subdesarrollado.
También, la vida económica de Espaða se organizaba en torno al eje Apenínsula−isla@ de Cuba. Después del
98, fue obligado reconvertir este diseðo económico.
EL NÚCLEO SIDERÚRGICO DEL PAÍS VASCO
Se fundamenta en la riqueza de sus minas de hierro que generan grandes beneficios. Esto posibilita la creación
de una industria siderúrgica, alimentada por el carbón inglés y espaðol. En 1880 aparecen en Vizcaya y
Guipúzcoa las primeras empresas siderúrgicas vascas, asociadas a nombres como Chávarri, Urquijo,
Ibarra, etc.
El dinamismo del sector impulsa otros sectores, como el químico, el eléctrico y el naval.
En nuestro siglo, los efectos positivos de la neutralidad espaðola en la gran guerra y los aranceles
proteccionistas consolidan la siderurgia vasca.
EL NÚCLEO TEXTIL DE CATALUðA
Se asienta en torno a Barcelona y el valle del Bajo Llobregat. La iniciativa no se debe al capital extranjero,
sino al catalán. Aparecen apellidos como los Güell, los Muntadas, los Ferrer y los Vidal.
Se trata de pequeðas y medianas empresas, de estructura familiar, dedicadas a la industria textil y a otros
bienes de consumo. Tuvo grandes dificultades, debido a la estructura de la empresa, a la competencia exterior
y a la carencia de un importante mercado nacional. Fueron positivos los efectos de los aranceles de 1891 y de
1906. También se expansionaron los sectores eléctrico, químico y metalúrgico.
Ambos núcleos harían desaparecer a otros de igual género, como los altos hornos y la industria textil de
Málaga y la industria lanera de Béjar.
LA ESPAðA RURAL
Espaða seguía siendo un país eminentemente agrario, en el que la agricultura era el sector más importante. Se
trataba de una agricultura tradicional, cerealística y ganadera, incapaz de renovarse y aumentar su
producción, que se extendía por toda la nación. Además, todo se agravaba con el latifundismo y el
minifundismo.
Aquella Espaða tenía nula capacidad adquisitiva. En las décadas de los 70 y los 80, atravesó una profunda
crisis por la llegada de trigos procedentes de otros países.
Junto a esta agricultura tradicional, por el mediterráneo surge una nueva agricultura altamente productiva
destinada a la exportación: avellanas, almendras, frutas y legumbres.
EL DESARROLLO FINANCIERO
El desarrollo industrial no puede desvincularse del desarrollo financiero. Las empresas industriales están
promovidas por la Banca. Por eso, la mayor parte de los bancos espaðoles tendrán un carácter mixto, actuando
como bancos comerciales e industriales. La banca espaðola irá ganando posiciones y experimentará un gran
avance a finales de siglo y después de la Primera Guerra Mundial.
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La banca vasca tiene una sólida fase de maduración relacionada con los grandes beneficios de la exportación
del hierro y el desarrollo de la siderurgia. Tiene su piedra angular en el Banco de Bilbao. Experimentará un
gran auge con la creación del Banco de Vizcaya.
La banca madrileða nace con la creación de dos grandes bancos: el Banco Hispano−Americano y el Banco
Espaðol de Crédito. Ambos bancos ampliarán la red de oficinas por toda la geografía nacional. El Banco de
Espaða diversificará sus funciones por todo el país.
La banca catalana entrará en una grave crisis a principios de siglo de la que no se recuperará. Las razones se
deben a la atomización, a la equivocada política de inversiones y a la mayor presencia de capital extranjero.
Después de la Primera Guerra Mundial, la banca espaðola entra en su segunda fase expansiva, creándose en
Madrid el Banco Urquijo y el Banco Central. La Ley de Ordenación Bancaria significaría la
consolidación de la banca privada nacional.
2.− La coyuntura económica
UN APARENTE DESARROLLO
La tranquilidad política propició un importante avance demográfico, económico y cultural. Analizado éste en
un contexto europeo, el progreso obtenido resulta insuficiente: Espaða queda descolgada económicamente de
los países occidentales industrializados.
Sin embargo, su ritmo histórico no es diferente al del mundo occidental.
LOS MOVIMIENTOS POBLACIONALES
En estos aðos, se produce un gran crecimiento demográfico. La población espaðola pasa de 16,8 a 23
millones de habitantes en unos diez aðos. Fue debido a una disminución de las tasas de mortalidad, ya que las
de natalidad tendieron a disminuir. Sin embargo, la emigración fue muy importante, sobre todo hacia
América.
También, se produjo un importante flujo migratorio del campo a la ciudad.
LA EVOLUCIÓN DE LA ECONOMÍA
Superadas las crisis de 1876 y 1886, se inicia una expansión económica que se superpone a la Primera Guerra
Mundial, se continúa en los Afelices aðos veinte@ y tiene su final con la depresión de 1929. En líneas
generales se pueden distinguir varias etapas:
− Recuperación económica (1898−1913). A pesar de la pérdida de Cuba y Filipinas, en esta etapa se realiza
el reajuste financiero y la regeneración económica.
La agricultura mejoró los rendimientos, gracias a la incorporación de maquinaria y abonos químicos y a la
ampliación de los regadíos. Cabe destacar la producción cerealística, la recuperación de la vid, la
productividad del olivo y la extensión de la remolacha y la naranja por el mercado interior y exterior,
respectivamente.
La recuperación afectó también a la industria, que se vio favorecida por la expatriación de capitales
procedentes de las colonias. Aumentó el consumo de energía, la industria pesada se consolidó y la industria
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textil catalana se recuperó. Maura reconstruyó la flota mercante y de guerra y se consiguió enderezar la deuda
pública.
− El Aboom@ de la neutralidad (1914−1918). La industria textil, la fundición del hierro y la extracción de
minerales aumentaron su producción. La balanza de pagos fue positiva.
La agricultura entró a partir de 1917 en una coyuntura difícil a causa del bloqueo alemán. Es el momento de
los grandes negocios y del nacimiento de Anuevos ricos@, pero también del aumento de la tensión social,
debido al alza desmesurada de los precios y a la carestía de la vida.
− Crisis de la posguerra (1919−1923). Europa centra sus esfuerzos en recuperarse de los destrozos de la
guerra y restringe sus compras al exterior. El comercio se resiente y las industrias espaðolas bajan su
producción. Se realizan grandes inversiones para mejorar las infraestructuras, única manera de modernizar las
fábricas. De nuevo la balanza de pagos es negativa.
En síntesis, la Espaða de la Restauración seguía siendo un país atrasado.
3.− Sociedad, ambiente, vida cotidiana y mentalidades. Las clases altas y medias
LA SOCIEDAD Y EL AMBIENTE
La Espaða de la Restauración fue un país rural, donde la población campesina predominaba sobre la urbana.
Sin embargo, las ciudades van imponiendo su moda y su estilo frente al ambiente rural.
La transformación de la fisonomía urbana de Espaða es un fenómeno de la época. El casco urbano crece e
invade el campo circundante. Aparecen las grandes edificaciones y las anchas avenidas.
La irrupción en la vida cotidiana de los grandes inventos fue espectacular. Aparece la luz eléctrica, el
teléfono, la bicicleta y el tranvía. El ferrocarril y la carretera acortan las distancias y la ciudad se acerca aún
más al campo.
LA ALTA SOCIEDAD
La aristocracia y la alta burguesía rigen la vida social.
La burguesía de los negocios catalana constituye una especie de nueva y distinguida aristocracia. Lo mismo le
ocurre a la naciente burguesía vasca.
Desde Inglaterra nos llegará el futbol y la afición por las carreras de caballos y los concursos hípicos.
Sin embargo, la burguesía, durante el primer tercio del siglo XX, participa de un sentimiento de inseguridad
en la firmeza de su Aestatus@ social y económico, motivado por la presión del movimiento obrero. Para
neutralizarla buscará el apoyo del ejército.
LA PEQUEðA BURGUESÍA O CLASE MEDIA
Está integrada por pequeðos empresarios, comerciantes, agricultores medios, funcionarios y profesionales
liberales. Sus ideologías son conservadoras, liberales o republicanas.
Sus lugares de reunión eran los centros culturales y artísticos, como los Liceos y Ateneos pero, sobre todo, los
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casinos. Allí se leía la prensa periódica, se criticaba, se conspiraba o se discutía sobre los más diversos temas.
La tertulia, en casinos, cafés y reboticas, pasó a ser una actividad propia del mundo urbano y de gran sabor
cultural.
En líneas generales, la pequeða burguesía fue más plural que la alta en cuanto a posturas y actitudes políticas,
aunque fue más proclive a las reformas moderadas.
4.− La vida cotidiana, mentalidad y dificultades de las clases trabajadoras
La Espaða de la Restauración es también la Espaða de las grandes desigualdades sociales. Contrastaba la
miseria de unos muchos con la opulencia de unos pocos.
Existieron diferencias entre las condiciones de vida de los campesinos y las de los obreros urbanos.
EL CAMPESINADO
El latifundio originaba una mala explotación de las fincas y la existencia de una gran masa de campesinos,
que no eran dueðos de las tierras y que sólo recibían un salario el día que trabajaban: eran los jornaleros.
Cuando se interrumpían las labores agrícolas, quedaban en el paro, sin cobertura social. Siempre les
acompaðaban la miseria, el hambre, la escasez, las enfermedades y el analfabetismo.
Una buena parte de ellos vivía en los barrios más humildes de los pueblos, Adesocupados@, esperando ser
contratados.
Otra parte de los jornaleros vivía en cortijadas, desempeðando las funciones propias de este tipo de
explotaciones: pastores, muleros, gaðanes, etc.
También eran durísimas las condiciones de vida del labrador minifundista, aunque mejores que las del
simple jornalero. La falta de recursos económicos impedía al campesinado introducir las mejoras técnicas que
su explotación requería. Los rendimientos eran escasos y los beneficios muy limitados.
EL OBRERO URBANO E INDUSTRIAL
El obrero industrial también vivía míseramente. Su jornada era de diez horas, no tenía derechos sociales, su
vivienda era reducida e insalubre y toda la familia terminaba presa de las enfermedades. Muy características
fueron las casas de vecinos.
A estas carencias y dificultades materiales habría que aðadir otras de carácter moral, como el desarraigo y la
desorientación de muchos obreros. Entre ellos el analfabetismo estaba muy extendido.
En las zonas industriales, los Aamos@ antiguos dejaron paso al patrón−empresario, más duro, frío e
incomprensivo.
En su lucha por mejorar sus condiciones de vida, el trabajador se vio atraído por el anarquismo y el
socialismo.
La sindicación fue extendiéndose. El anarquismo bakuniano dio paso al anarcosindicalismo de Kropotkin.
En 1900 se estableció la Federación de Trabajadores de la Región Espaðola (FTRE). Al mismo tiempo,
llegaban de Francia las ideas de George Sorel que propugnaban el mito de la huelga y divinizaban la
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violencia.
Había que luchar también contra la lacra del analfabetismo. Para ello, el PSOE creó las Casas del Pueblo que
realizaron una gran labor de formación cultural del trabajador y los anarquistas propiciaron la lectura de
periódicos y crearon numerosas escuelas.
La sindicación no hizo desaparecer el terrorismo. Este problema dio paso al pistolerismo organizado,
utilizado por trabajadores y empresarios.
El mundo obrero fue alimentando un intenso anticlericalismo. La Iglesia trató de atraerse al obrero, pero
fracasó, porque fue considerada como aliada de la burguesía. No obstante, fue muy meritoria la labor de los
ACírculos Católicos Obreros@ y de las AEscuelas del Ave María@. Los sindicatos católicos agrarios
surgirían donde predominaban los pequeðos propietarios agrícolas.
LA AGITACIÓN SOCIAL. SU PROYECCIÓN EN ANDALUCÍA
Durante la Restauración, el movimiento obrero logró alcanzar una cohesión, pero estuvo escindido en dos
tendencias: la socialista, fiel a Marx, y la anarquista, seguidora de Bakunin.
− La tendencia socialista, dirigida por Pablo Iglesias y organizada en el PSOE y en la UGT, tuvo escasa
implantación en Andalucía.
− El anarquismo arraigó profundamente entre las masas campesinas de la Baja Andalucía. Su doctrina casaba
bien con la mentalidad de los jornaleros.
Frente al anarquismo catalán, partidario de la vía legal, el anarquismo andaluz preconizaba la acción directa,
clandestina y violenta. En este sentido cabe destacar la acción de la organización clandestina La Mano
Negra, cuyos estatutos incitaban a la violencia, y a la que se le atribuyeron numerosos crímenes.
Las causas de tal radicalismo hay que buscarlas en la injusta distribución de la propiedad, basada en el
latifundismo y en el minifundismo.
TEMA 14: EL DESARROLLO CULTURAL
1.− Aspectos generales
A mediados del siglo XIX, la cultura española inicia una recuperación que alcanza su florecimiento en los
años de la Restauración.
LAS FASES EVOLUTIVAS
− La primera fase: ocupa el principio del reinado de Alfonso XIII y se caracteriza por el despliegue de una
gran voluntad de trabajo en el orden científico, por un esfuerzo de europeización y por un predominio de la
estética naturalista. El naturalismo va a proyectarse sobre los tipos y caracteres populares y sobre otros dos
aspectos: la crítica social y el descubrimiento de la región.
− La segunda fase: se prolonga hasta el final del período y mantiene el esfuerzo de europeización, pero
aporta un predominio de la pintura y de la música, que a través de la corriente impresionista y de la de los
otros ismos trata de inculcar lo español en lo europeo.
2.− El mundo literario
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Se conoce a esta etapa como una AEdad de Plata@ de las Letras españolas.
LA GENERACIÓN DEL 68. EL REALISMO Y EL NATURALISMO
La Generación del 68 va a sustituir el ideal romántico por el Realismo. La novela alcanza un gran esplendor.
En ella se plasma el paisaje, las costumbres y el mundo social del momento. Destacan José María de Pereda,
Armando Palacios Valdés, Benito Pérez Galdós (Episodios Nacionales) y Leopoldo Alas AClarín@ (La
Regenta).
Por los ajos setenta surge el Naturalismo, en el que destaca Emilia Pardo Bazán, con su recreación del
espíritu gallego, tendencia continuada por Rosalía de Castro. El mundo valenciano se reflejará en las obras de
Vicente Blasco Ibáðez.
Se mantiene la afición por la novela por entregas y cobra gran popularidad el teatro social. La temática de la
novela por entregas suele ser histórica, de bandoleros o social. Sus autores más conocidos son Fernández y
González y Torcuato Tárrago y Mateos. El teatro social va encaminado a poner en escena la problemática
social contemporánea.
DE LA GENERACIÓN DEL 98 AL MODERNISMO
A finales de siglo se incorpora la Generación del 98, integrada por jóvenes escritores que saltan a la vida
pública afectados por el trauma de la derrota. Harán suyo el afán regeneracionista y criticarán los males y las
secuelas de la oligarquía y el caciquismo. Las principales personalidades son José Martínez Ruiz AAzorín@,
Miguel de Unamuno, Pío Baroja, Ramiro de Maeztu, Jacinto Benavente y Ramón del Valle−Inclán.
En 1914 se suma una nueva generación literaria, volcada en la labor universitaria y preocupada por una
actuación directa en la vida cultural y política. A esta generación pertenecen José Ortega y Gasset, Eugenio
D=Ors, Gregorio Marañón, Salvador Madariaga y Manuel Azaða.
Con Rubén Darío llega a España el Modernismo, movimiento artístico y literario que rinde culto a la belleza
y a los ambientes irreales y exóticos. Lo cultivaron Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Ramón del
Valle−Inclán y Jacinto Benavente, que, junto con otros autores, formaron la Generación del 27.
LA ARENAIXENÇA@ CATALANA Y LAS CULTURAS PERIFÉRICAS
En Cataluña se produce un renacimiento de su lengua y cultura vernácula: es la ARenaixença@. Los nombres
asociados más importantes son el sacerdote Jacinto Verdaguer y Ángel Guimerá.
También tuvo Cataluña su Generación del 98. Su mejor representante fue Joan Maragall. Estimaba que la
regeneración de España debía de venir de Cataluña. El Aiberismo@ (movimiento que busca la raíz cultural
común de todos los pueblos de la península) sería el factor catalizador.
En Valencia también se dio una Renaixença, expresada en las poesías líricas de Teodoro Llorente y en la
fundación de la sociedad valencianista ALo Rat Penat@. Y en Galicia, donde el renacimiento cultural se
impregna de Aceltismo@, Alfredo Braðas formula la doctrina del regionalismo gallego en su obra El
Regionalismo.
3.− El mundo de las artes y de las ciencias
LA ARQUITECTURA Y EL URBANISMO
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En las artes plásticas se alcanzó un idéntico auge. En arquitectura se supera la proliferación de edificios
neogóticos y aparece la tecnología del hierro y de otros materiales modernos, como el cristal y el hormigón. A
finales de siglo aparecerán el eclecticismo y el Modernismo.
El eclecticismo, propio de Madrid, busca la originalidad estilística mediante la utilización de nuevas técnicas
y materiales de construcción.
El Modernismo, más propio de Barcelona y en el entorno social de su ARenaixença@, desborda su
imaginación en la creación de nuevas formas y en la utilización, junto con los nuevos materiales, de otros de
tradición artesanal. Su máxima personalidad será Antonio Gaudí.
Las necesidades urbanísticas de las grandes ciudades obligan a planificar sus ensanches, que se llevan a cabo
mediante el Plan Castro en Madrid y el proyecto de Ildefonso Cerdá (Plan Cerdá) en Barcelona.
La construcción de las Grandes Vías y de los ensanches puso de manifiesto los defectos derivados de la poca
atención prestada a los núcleos periféricos. Ello obligó a la creación de las Aciudades jardín@, como el
proyecto de la Ciudad Lineal, de Arturo Soria, en Madrid.
ESCULTURA, MÚSICA Y CIENCIA
En la escultura coinciden la corriente clasicista de Clará, el espumoso impresionismo de Benlliure y la sobria
plástica de Julio Antonio. Y en pintura surge el impresionismo luminoso y colorista de Joaquín Sorolla, la
preocupación intelectual de Ignacio Zuloaga, y a través de la figura puente de Nonell, llegamos a los grandes
pintores, como Picasso.
En la música, el maestro Pedrell realiza una renovación en los estudios y se dan pasos muy importantes en el
costumbrismo.
Durante la Restauración, la ciencia sale de su antonía secular. Sobresalen Isaac Peral y Narciso Monturiol,
pero la gran figura es Santiago Ramón y Cajal, premio Nobel de Medicina.
4.− Otros aspectos culturales
LA EDUCACIÓN Y LA ILE
El Estado liberal de la Restauración se preocupó poco de sus obligaciones educativas, a pesar de la presión
ejercida por el movimiento regeneracionista.
En el empeño por mejorar la enseñanza destaca la Institución Libre de Enseñanza, de corriente liberal, laica
y de raíz krausista. La ILE se preocupó principalmente de la enseñanza media y se abrió a las nuevas
corrientes pedagógicas.
Fuera de la enseñanza pública, en la enseñanza primaria es de reseñar la iniciativa de la AEscuela Nueva@,
que desarrollaría una educación integral y laica.
LA PRENSA
Tiene una gran importancia, demostrada por los 1.136 periódicos que se publicaban en España a principios de
siglo. Sin embargo, la debilidad económica de muchos de estos periódicos hizo que desaparecieran. La prensa
de Madrid fue la que tuvo mayor influencia. La prensa era un instrumento de acción en la batalla ideológica
55
emprendida entre el conservadurismo y el progresismo.
La prensa conservadora:
Era defensora del sistema establecido. El ABC representa la tendencia monárquica constitucional de signo
conservador. El Debate era un diario católico, que fue dirigido por Herrera Oria. El Siglo Futuro era el órgano
de opinión del integrismo y no estuvo vinculado a la Iglesia.
En Barcelona, La Vanguardia, propiedad de los hermanos Godó, se colocaría por encima del veterano Diario
de Barcelona.
La prensa liberal y progresista:
El liberalismo dinástico estuvo representado por el diario vespertino Heraldo de Madrid. Pero el hecho más
importante en la historia de la prensa liberal, durante los primeros catorce años de siglo, fue la creación del
llamado ATrust@, que englobó el Heraldo de Madrid, El Liberal y El Imparcial. Su tendencia cada vez más
izquierdista y anticlerical hizo que se descolgara de él El Imparcial. Poco después nacía el diario El Sol. El
periódico El Socialista, órgano del PSOE, pasaría a ser diario en 1913.
En cuanto a las revistas, las más importantes fueron La Pluma y La Revista de Occidente de Ortega y Gasset.
TEMA 15: LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA Y EL HUNDIMIENTO DE LA MONARQUÍA
1.− La dictadura de Primo de Rivera
EL CONTEXTO INTERNACIONAL: LA CRISIS DE LAS DEMOCRACIAS OCCIDENTALES
Después de la Primera Guerra Mundial, las democracias liberales entraron en una profunda crisis. Algunos las
señalaron como las culpables de la terrible contienda. Se señalaba la ineficacia del parlamentarismo y la
inoperancia de los partidos políticos. Se entendía que para que el Estado fuera eficaz era necesaria la
existencia de gobiernos fuertes sustentados en un solo partido.
El Estado Liberal democrático se vio atacado desde dos frentes contrapuestos. Uno fue el socialismo, que
defendía la existencia de un estado fuerte regido por la Adictadura del proletariado@. El otro fue el grupo de
los fascismos, defensores del Estado autoritario que representaban la respuesta de las clases medias ante el
empuje del proletariado y las medidas económicas del capitalismo. Los fascismos cayeron en un exacerbado
nacionalismo.
Aunque sólo triunfó en Italia y Alemania (nazismo), el fascismo se extendió por casi toda Europa, inspirando
a dictaduras que adoptaron modelos parecidos, como la de Primo de Rivera en España.
LA IMPLANTACIÓN DE LA DICTADURA
Tras el golpe del 13 de septiembre de 1923, Alfonso XIII encargó a Primo de Rivera que formara gobierno,
constituyéndose así un régimen autoritario, el Directorio militar. Suprimió el sistema parlamentario,
suspendió la Constitución de 1876 y disolvió las Cortes.
La dictadura no fue mal recibida. Recibió el apoyo de la Amasa neutra@, las simpatías del Ejército, de la
Iglesia y del Rey. Algunos sectores disidentes del viejo sistema constitucional le dieron cierto crédito, como la
burguesía catalana, los socialistas y los republicanos de Alejandro Lerroux.
EL DIRECTORIO MILITAR Y EL DIRECTORIO CIVIL
56
La dictadura tiene dos partes:
− Directorio militar (1923−1925): se caracteriza por la consecución de la paz social, del orden público y una
ordenación de la Administración central, provincial y municipal. Pero, sobre todo, porque se consiguió
terminar con la Guerra de Marruecos. Para ello contó con la ayuda de Francia, que colaboró en el éxito del
desembarco de Alhucemas.
− Directorio civil (1925−1930): prestigiado por sus logros, Primo de Rivera decidió perpetuar el sistema
incluyendo en el gobierno algunos personajes civiles. Destacan las figuras de José Calvo Sotelo y del conde
de Guadalhorce.
La decisión de continuar el régimen dictatorial despertó el rechazo y la crítica de muchos, como Pedro Sáinz
Rodríguez y Miguel de Unamuno.
LAS REALIZACIONES DE LA DICTADURA
La dictadura se justificó siempre por sus realizaciones. Además de las ya nombradas, estuvieron las
conseguidas en el campo social con la creación de los comités paritarios, integrados por obreros y patronos,
para regular el empleo; y en las obras públicas, creando una magnífica red de carreteras, mejorando la
ferroviaria y abordando una política de obras hidráulicas, para lo que organizó las Confederaciones
hidráulicas.
Esta política de realizaciones se vio favorecida por la buena coyuntura económica que existía en el mundo
(Afelices años veinte@).
Desde el punto de vista político, se intentó establecer un partido único, la Unión Patriótica, de influencia
fascista, así como elaborar una nueva Constitución. La imposibilidad de realizar este objetivo significó uno de
los mayores fracasos de Primo de Rivera.
LA CAÍDA DE LA DICTADURA
Al cambiar la coyuntura, con la Gran Depresión de 1929, el capital extranjero es retirado de los bancos
españoles, la peseta se deprecia, cierran las empresas, aparece el paro, etc. Así se airean los defectos:
disgustos de los catalanistas por la política antirregionalista, plasmada en la supresión de la Mancomunidad;
odio de los antiguos políticos; antipatías de los intelectuales; descontento de los militares; y reticencias del
propio Alfonso XIII, receloso del particularismo del dictador y sabedor del cambio de opinión.
En el rey también influyó el fracaso en la elaboración de una nueva Constitución y la imposibilidad de
establecer un nuevo turnismo en el que entrara el partido socialista.
Primo de Rivera se encontró sólo ante la crisis y presentó la dimisión al Rey, exiliándose en Paris, donde
murió mes y medio más tarde.
2.− La crisis de la monarquía de Alfonso XIII
El fin de la dictadura de Primo de Rivera en enero de 1930 va a ir seguido de la caída de la monarquía y de la
proclamación de la Segunda República, el 14 de abril de 1931. La monarquía había quedado muy debilitada
tras el respaldo prestado por Alfonso XIII a Primo de Rivera y la acusación de haber violado la Constitución
de 1876. A todo eso se añadía el desprestigio de los viejos partidos dinásticos; la defección de algunos
monárquicos como Sánchez Guerra y Alcalá Zamora; la hostilidad manifiesta de republicanos, socialistas y
57
gran parte de la intelectualidad; la agudización del problema catalán y la mayor efervescencia del movimiento
obrero.
El Rey sólo contaba con el respaldo firme del Ejército.
EL GOBIERNO DE BERENGUER
Tras la dimisión de Primo de Rivera, don Alfonso encarga formar gobierno al general Dámaso Berenguer (lo
que se llamó Dictablanda) con el propósito de restablecer la normalidad constitucional sin hacer peligrar al
Rey. Era volver a la situación del sexenio de 1917−1923, con los mismos problemas pero agravados.
Berenguer, inseguro, gobierna por decreto y dilata la convocatoria de elecciones a Cortes constituyentes
durante un año, con lo que muchos políticos empiezan a no ver otra salida que la implantación de un régimen
republicano.
El Pacto de San Sebastián:
Mientras tanto, crecía la agitación popular, especialmente estudiantil. Los políticos republicanos, socialistas y
catalanistas de izquierda firman el Pacto de San Sebastián para terminar con la monarquía.
Casi al mismo tiempo se organizaba la Asociación Republicana Militar y los intelectuales se unían en una
agrupación, AAl servicio de la República@, que integraba a personas tan destacadas como Ortega y Gasset,
Pérez de Ayala y Marañón.
La sublevación de los capitanes Galán y García Hernández:
En el ámbito militar, se prepara una conspiración antimonárquica mediante el viejo sistema del
Apronunciamiento@, pero la sublevación anticipada de los capitanes Fermín Galán y Ángel García
Hernández, en la guarnición de Jaca, fracasa por la precipitación y falta de apoyo sindical.
El fusilamiento de los militares sublevados en Jaca y el encarcelamiento del Comité revolucionario en
Madrid, dotó a la República de mártires y de héroes. Berenguer fue considerado un déspota y dimitió en
febrero de 1931.
EL GOBIERNO DEL ALMIRANTE AZNAR Y LA CAÍDA DE LA MONARQUÍA
El fracaso de las gestiones con Santiago Alba, monárquico demócrata, y con Sánchez Guerra,
ex−conservador, hizo que Alfonso XIII encargara formar gobierno al almirante Juan Bautista Aznar, que
organizó un gobierno Ade concentración@ con las personalidades de los viejos partidos dinásticos.
Para dar sensación de libertad, pero sin exponerse al fracaso, se convocaron elecciones municipales. El
resultado dio el triunfo a los republicanos en la mayor parte de las capitales de provincia y en las grandes
ciudades, mientras que los monárquicos (que ganaron las elecciones) mantuvieron el predominio en las zonas
rurales. Pero el resultado se interpretó como un triunfo de los republicanos.
En Éibar y Barcelona se proclamó la República, mientras que en Madrid el Comité revolucionario era acatado
por el director de la Guardia Civil, el general José Sanjurjo, y se hacía cargo del poder. El Rey cesó en sus
funciones y salió hacia el exilio.
TEMA 16: LA SEGUNDA REPÚBLICA. LA CONSTITUCIÓN DE 1931
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1.− La proclamación de la Segunda República
La Segunda República fue recibida con entusiasmo por un gran número de españoles, esperanzados en que se
realizase la regeneración y modernización de España.
EL GOBIERNO PROVISIONAL
El Comité Revolucionario se convirtió en Gobierno provisional, presidido por Niceto Alcalá Zamora, como
derecha del poder; el centro lo representaban los radicales de Alejandro Lerroux y los radicales−socialistas de
Marcelino Domingo; la izquierda estaba ocupada por los socialistas, con tres ministros (Indalecio Prieto,
Francisco Largo Caballero y Fernando de los Ríos), y por la Alianza Republicana de Manuel Azaða. Los
regionalismos estaban representados por Luis Nicolás d=Olwer (catalán) y Santiago Casares Quiroga
(gallego).
Fuera del poder quedaban los comunistas y los anarquistas, los partidos de la derecha monárquica, los
tradicionalistas y los regionalistas de la Lliga Catalana y del Partido Nacionalista Vasco.
El cambio de régimen significó el paso del poder de la aristocracia terrateniente y de la alta burguesía de los
negocios a los representantes de las clases medias, de la intelligentsia pequeño burguesa y de la clase obrera
organizada.
LA APROBACIÓN DE LA CONSTITUCIÓN DE 1931
El Gobierno Provisional se planteó como principales misiones solucionar el problema de la proclamación de
la República catalana y la de reunir unas cortes que dieran una Constitución a la Segunda República. Se
celebraron las primeras elecciones democráticas republicanas, en junio de 1931, que dieron la mayoría a
republicanos y a socialistas, y que pusieron de manifiesto el fracaso de Alcalá Zamora y de Miguel Maura
para crear una derecha republicana importante.
El anteproyecto de la Constitución de 1931 le fue encargado a una Comisión presidida por el socialista
Jiménez de Asúa y su texto definitivo fue aprobado en noviembre.
RASGOS QUE DEFINEN LA CONSTITUCIÓN DE 1931
Tenía una serie de rasgos propios a la Constitución alemana de Weimar:
a) Carácter socializante: define el régimen como Auna República democrática de trabajadores de toda
clase@.
b) Exaltación republicana: en aspectos como la definición laica del Estado, el establecimiento de la Cámara
única, la responsabilidad del Gobierno y el sufragio universal, extendido a las mujeres.
c) Signo liberal: salvaguarda la propiedad privada y otras garantías de carácter individual.
d) Derecho a solicitar estatutos de autonomía: venía a solucionar el problema suscitado con la proclamación
de la República catalana.
e) Progresismo: subrayado con la aprobación del matrimonio civil y del divorcio.
El punto más controvertido fue el artículo 26, referente a las relaciones del Estado con la Iglesia. Se puso de
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manifiesto el anticlericalismo republicano en la prohibición de impartir enseñanza a las órdenes religiosas, en
la anulación de la ayuda económica al clero y en la expulsión de los jesuítas. Todo ello hizo que Alcalá
Zamora abandonara el gobierno y que gran parte de la derecha reconsiderara su primer apoyo a la República.
2.− Las realizaciones de la Segunda República
POLÍTICA DE REFORMAS
Los gobiernos republicanos intentaron abordar los problemas de fondo de la sociedad y de la economía
españolas e implantar una dinámica democratizadora de la sociedad.
Se llevó a cabo una política de reformas económicas, sociales y políticas.
− Reforma agraria. Fue la más importante. Venía exigida por la mala distribución de la propiedad de la
tierra. Unos pocos propietarios latifundistas acaparaban la mayor parte de las tierras, mientras que una gran
masa de campesinos, los jornaleros, carecían de ellas y vivían en condiciones miserables.
Para acabar con esta situación, se expropiarían las fincas que sobrepasasen una determinada extensión y
estuviesen mal explotadas. En ellas se proyectaba establecer a 60.000 campesinos. Pero los problemas
derivados de la incapacidad financiera para satisfacer las indemnizaciones y de las dificultades técnicas,
hicieron que la realidad fuese muy distinta.
− Reformas sociales. Su iniciativa correspondió a los socialistas, mediante la labor de Largo Caballero al
frente del ministerio de Trabajo. Cabe destacar la polémica Ley de Términos Municipales y el
establecimiento de los Jurados Mixtos. Por la primera se intentaba asegurar el trabajo de los obreros de un
municipio y cortar los abusos de los patronos.
− Reforma de la enseñanza: se hizo un gran esfuerzo por potenciar la enseñanza pública, creándose diversos
institutos de enseñanza media y un gran número de escuelas, a la vez que se mejoraba la formación y el sueldo
de los maestros. Mediante las Misiones Pedagógicas se intentó proyectar la cultura a los medios rurales.
− Se abordó el problema de los nacionalismos. En Cataluña se arregló con un Estatuto de Autonomía. Tenía
gobierno propio (la Generalitat), dotado de amplias competencias y presidido por el líder de la Esquerra
Republicana Francesc Macið.
Más dificultades planteó el nacionalismo vasco, impulsado por Sabino Arana, por su carácter conservador y
por estar el Partido Nacionalista Vasco vinculado a la Iglesia. Los demás nacionalismos conocieron un
vigoroso renacer, especialmente el gallego y el andaluz.
− Decidida y polémica reforma del ejército. Era necesario reducir el número de mandos y de unidades
operativas; reformar las enseñanzas militares, reduciendo gastos y ganando en efectividad y operatividad; y
lograr el sometimiento del ejército al poder civil. Todo ello provocó un gran malestar.
LOS OBSTÁCULOS ECONÓMICOS
La difícil marcha de la economía dificultó enormemente la realización de estas reformas. Dos circunstancias
deterioraron la situación: el impacto de la ACrisis del 29@ y el fuerte incremento demográfico, debido al
corte de la corriente emigratoria y al regreso de muchos emigrantes.
La crisis produjo una contracción del comercio y una disminución de la producción industrial (siderurgia y
60
minería). La agricultura también sufrió los efectos de la crisis.
Además, se generó un aumento del paro y de las huelgas en el campo y en la ciudad.
EL ANDALUCISMO O REGIONALISMO ANDALUZ
El andalucismo empieza a manifestarse durante el siglo XIX y toma cuerpo en el siglo XX. Esencial fue la
intervención de Blas Infante, para quien el andalucismo era el esfuerzo por la recuperación espiritual y
material de Andalucía y la superación de su tradicional postración. Formuló el Ideal andaluz: conseguir una
Andalucía culta, industrial y feliz, orgullosa de su ser y de su historia.
Los primeros pasos hacia la toma de una conciencia regionalista se empezaron a dar en los años ochenta del
siglo XIX, con el desarrollo de las ideas federalistas. En 1883 se redactó la Constitución Federalista de
Andalucía, considerada punto de arranque del regionalismo andaluz. Sus principios básicos establecían una
Andalucía soberana, republicana, democrática y autonómica.
El regionalismo andaluz se desarrolló entre 1910 y 1936. Tuvo sus prolegómenos en los Juegos Florales de
Sevilla de 1909, en la labor del Ateneo de Sevilla y en la actuación de Blas Infante. Hitos importantes fueron
la fundación de las revistas Bética y Andalucía. Cabe destacar la celebración del Congreso Andaluz de
Ronda en 1918, en el que se manifestó el carácter antiseparatista del andalucismo y se adoptaron sus
símbolos: bandera, escudo e himno; y la asamblea de Córdoba en marzo de 1919, en la que se hizo un
llamamiento a la divulgación de la cultura andaluza.
Durante la dictadura primorriverista el andalucismo decayó, pero resurgió con gran fuerza en la Segunda
República. En la Asamblea de Córdoba de 1933 se redactó un Anteproyecto de Bases para el Estatuto de
Andalucía.
3.− La evolución política
EL BIENIO PROGRESISTA (1931−1933)
La Segunda República eligió a Alcalá Zamora como presidente y formando Manuel Azaða gobierno,
coaligado con los socialistas. Este último era un hombre de gran preparación, que se revelaría como la figura
clave en estos dos años, los más fructíferos de toda la República. Mediante un Areformismo acelerado@
pensaba Azaða eliminar todos los obstáculos tradicionales que impedían la modernización de España.
En este sentido emprende las reformas, a pesar de las dificultades económicas.
Pero desde los primeros momentos, fueron muchos los problemas que se le plantearon a la República.
− Las relaciones con la Iglesia católica nunca fueron buenas. El exacerbado anticlericalismo callejero y el
del propio gobierno hirieron innecesariamente a muchos católicos.
− Pronto surgió el descontento popular y aumentó considerablemente la conflictividad laboral, sucediéndose
las huelgas y los tumultos callejeros.
La agitación anarquista en el campo andaluz desembocó en los sangrientos sucesos de Casas Viejas (enero de
1933), a partir de los cuales Azaða apareció como represor, quedándose muy dañado su prestigio.
− La política de Areformismo acelerado@ disgustó a la derecha clásica, que buscó el recurso del Ejército.
61
El general José Sanjurjo realizó un intento de sublevación militar en Sevilla, que fracasó. Las derechas
encontraron un aglutinante más adecuado en la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas),
cuyo jefe político era el joven abogado José María Gil Robles.
Todos estos problemas acabaron erosionando el gobierno de Azaða. Así, en octubre de 1933, el presidente de
la República encargó a Diego Martínez Barrios formar gobierno y convocar nuevas elecciones.
EL BIENIO CONSERVADOR (1933−1936)
Las elecciones de 1933 dieron el triunfo a los conservadores de la CEDA y al centro político, formado por los
radicales de Alejandro Lerroux. El triunfo se debió a los sectores disconformes con Azaða y al
abstencionismo de los anarquistas. El peso de la dirección del gobierno recayó en los radicales y en su líder.
La CEDA representaba la respuesta de la mayoría de los católicos al anticlericalismo del bienio anterior.
Albergaba en sus filas elementos ultraconservadores. Su jefe, José María Gil Robles, es la revelación de este
bienio.
La CEDA aceptó la República, pero al no hacer una declaración expresa de fidelidad, se puso en duda su
sinceridad republicana.
El momento más crítico de esta etapa fue el estallido de la Revolución de octubre de 1934. Surgió en
Cataluña y Asturias. En Cataluña, organizada por Lluis Companys, presidente de la Generalitat a la muerte
de Macið, fue fácilmente sofocada. En Asturias, organizada por los socialistas, con la colaboración de los
anarquistas y de los comunistas, triunfó en las cuencas mineras. Para sofocarla se hubo de recurrir al ejército
de Marruecos. La represión fue sangrienta.
Tras la Revolución de octubre se produjo la polarización de las posturas políticas. Gil Robles asumió la
cartera del ministerio de la Guerra y se aceleró la política revisionista. Así, la reforma agraria quedó
suspendida; surgieron grupos fascistas, como Falange Española, fundada en 1933 por José Antonio Primo de
Rivera, hijo del dictador; y, además, el ultraderechismo se acentuó con posturas totalitarias, comenzando a
brillar José Calvo Sotelo, líder del partido monárquico Renovación Española.
Se produce la descomposición del Partido Radical, abandonado por Martínez Barrios y minado por la
corrupción del escándalo financiero del Aestraperlo@. Todo ello hace que se encargue de formar gobierno
Manuel Portela Valladares, con el fin de convocar nuevas elecciones generales.
EL FRENTE POPULAR (1936)
Las elecciones de febrero de 1936 fueron precedidas por una tensa campaña electoral entre las dos
irreconciliables mitades en las que estaba dividido el país. La derecha se presentaba desunida y desgastada. El
desprestigio del Partido Radical había afectado también a la CEDA. La izquierda aparecía unida en un Frente
Popular que unía a republicanos, socialistas, comunistas y anarquistas. Este último resultó ganador de las
elecciones.
Azaða fue el encargado de formar el gobierno del Frente Popular, renovando la coalición
republicano−socialista. Sin embargo, esta alianza no discurrió en el mismo sentido que en 1931: en 1936, el
PSOE se había radicalizado siguiendo la línea de Largo Caballero.
Azaða se vio desbordado cuando se produjeron desórdenes generales. La calle es escenario de violentos
choques entre militantes de partidos obreros y falangistas: empezaba así la APrimavera Trágica@ de 1936.
62
Complicó la situación la destitución de Alcalá Zamora como presidente de la República. Sustituido por
Azaða, significó la anulación política de éste, por lo limitado de sus funciones. Santiago Casares Quiroga,
que le siguió en la jefatura de Gobierno, no era el hombre apropiado para suavizar las tensiones.
Desde la victoria del Frente Popular, los planes para derribar la República se aceleraron. En ellos intervienen
políticos de la extrema derecha, como Calvo Sotelo, y algunos militares. El asesinato de José Calvo Sotelo
proporcionó el pretexto para la insurrección militar.
TEMA 17: LA GUERRA CIVIL ESPAðOLA
1.− Significación y causas de la guerra civil española
La guerra civil española ha sido interpretada de formas muy diversas:
− Visión maniquea del conflicto: miles de páginas se han escrito sobre ella. De esta literatura saldrá buena
parte de la simplificación ideológica del conflicto y una visión maniquea del mismo: para unos, la guerra se
hizo inevitable y se justifica por la necesidad de poner fin al desorden reinante y al peligro inminente de la
fragmentación del Estado; para otros, las razones residen en el temor de las clases dominantes a ser
desplazadas de su posición hegemónica.
− Lucha de clases y enfrentamiento de las dos Espaðas: algunas personas ven en la guerra civil el
enfrentamiento dramático y sangriento de las dos Espaðas, además de una lucha de clases.
− Prólogo de la Segunda Guerra Mundial: las causas de la guerra no se pueden desligar del contexto de una
Europa sumida en la crisis económica de los años 30 y en la crisis política de las democracias occidentales.
Incluso algunos la consideran como el prólogo a la Segunda Guerra Mundial.
2.− La sublevación
DEL GOLPE MILITAR A LA GUERRA CIVIL
El general Emilio Mola montó un dispositivo militar de sublevación simultánea en diferentes guarniciones
adictas. Pretendía un golpe rápido que despejara la situación en pocos días, pero no lo consiguió por las
dificultades de la conspiración y por la influencia que ejerció el contexto social y la ideología predominante
en cada región. A pesar de todo, la primera idea de derrocar al gobierno del Frente Popular se fue
transformando en la intención de derribar definitivamente a la República. Al no triunfar plenamente, lo que
había comenzado siendo un golpe militar se transformó en una sangrienta y larga guerra civil.
ESPAðA QUEDA DIVIDIDA EN DOS
La sublevación comenzó el 17 de julio en la zona española de Marruecos, adonde llegó el general Franco
para hacerse cargo del mando. El 18 de julio el Aalzamiento@ se extendió a toda la península.
Las regiones de ideología conservadora apoyaron la sublevación: Navarra, Castilla−León y Galicia.
En Madrid y Barcelona el golpe fracasó por la descoordinación y la falta de apoyos. En la capital, el general
Joaquín Fanjul fue derrotado, y en Barcelona, el general Manuel Goded no contó con el apoyo de la
Guardia Civil.
El País Vasco, ideológicamente conservador, fue fiel a la República ante la promesa del Estatuto de
Autonomía. También lo fueron Santander y Asturias. Zaragoza fue tomada por el general Miguel Cabanellas,
y la región levantina optó por el bando republicano.
63
En resumen, la España industrial y agrícolamente avanzada se mantuvo republicana, mientras que los
sublevados triunfaron en la España rural y conservadora.
3.− El desarrollo de la guerra
La guerra se alargó dramáticamente durante tres años, pasando por diversos momentos bien diferenciados.
GUERRA DE COLUMNAS (DE JULIO A NOVIEMBRE DE 1936)
El objetivo principal de los sublevados fue la toma de Madrid. El ejército opera al modo colonial empleado en
la guerra de Marruecos: pequeñas columnas avanzan a pie o son transportadas en avance rápido, mediante
camiones, por carretera. La operación fue facilitada por el desorden republicano, carente de ejército regular,
sustituido por milicias populares indisciplinadas e ineficaces, como la del líder anarquista Buenaventura
Durruti.
No obstante, el bando rebelde ha de vencer varias dificultades: la escasez de recursos de Mola en el norte y el
inconveniente de que el grueso del Ejército del sur se encontrara en África y hubiera necesidad de
transportarlo a Andalucía.
Por Extremadura, las columnas de legionarios y de regulares (Amoros@) mandados por el coronel Juan
Yagüe, marcharon velozmente sobre Madrid, pero el desvío desde Talavera a Toledo para liberar el Alcázar,
defendido por el coronel José Moscardó, permitirán a los generales republicanos José Miaja y Vicente Rojo
reorganizarse y detener a las columnas del general Varela a las puertas de Madrid.
Mientras tanto, el gobierno se trasladó a Valencia.
LA GUERRA TOTAL Y LA MODERNIZACIÓN DE LA ESTRATEGIA
La contienda crece en envergadura por la ayuda exterior a ambos bandos y se pasa a las grandes ofensivas y
contraofensivas. La guerra adquiere un carácter moderno que anuncia lo que va a ser la Segunda Guerra
Mundial. La aviación comienza a ser el arma fundamental; la caballería es sustituida por el carro de combate;
se llega al concepto de Aguerra total@ al ser bombardeadas las ciudades; y se intensifica la Aguerra
psicológica@ utilizando la radio, el periódico y la llamada Aliteratura de trinchera@.
LAS GRANDES OPERACIONES MILITARES
En la ofensiva de Franco sobre Madrid se dieron las grandes batallas del Jarama, con combates aéreos, y de
Guadalajara, en la que las fuerzas italianas, enviadas por Mussolini, sufrieron un grave descalabro cuando
intentaron avanzar perpendicularmente sobre Madrid. Después de esto, Franco abandona la idea de tomar
Madrid y determina concentrar los efectivos militares en el Norte y hacerse con sus recursos energéticos e
industriales.
Tras la caída del Norte, proyecta la marcha hacia el Mediterráneo, con el fin de partir a la zona republicana en
dos y aislar Cataluña.
Para contrarrestar la ofensiva franquista e impedir su avance hacia Cataluña por la costa, la República realiza
la Batalla del Ebro, donde destacó el general republicano Enrique Líster. En una gran ofensiva, el ejército
republicano embolsa al ejército enemigo; pero éste reacciona y consigue vencer a los republicanos. En enero
de 1989 los Anacionales@ toman Barcelona.
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EL FINAL DE LA GUERRA
La España republicana quedaba reducida a Madrid capital, con una parte de la meseta sur y la zona costera
levantina hasta Almería. Debido a esto, en Madrid se formó una Junta de Defensa, presidida por el coronel
Casado, con el fin de gestionar una rendición honrosa; pero Franco impuso la rendición incondicional.
Las tropas de Franco entraron en Madrid el 28 de marzo. El 1 de abril de 1939, Franco anunció que Ala guerra
había terminado@.
LA GUERRA CIVIL EN ANDALUCÍA
La guerra tuvo su comienzo y su final en Andalucía. Sevilla fue la primera ciudad que se sumó a la
sublevación del ejército de África el 18 de julio de 1936, y Almería la última ciudad ocupada por las tropas
nacionales, el 23 de marzo de 1939. Aunque el izquierdismo era mayoritario, la acción del general Queipo de
Llano en Sevilla propició el triunfo también de las guarniciones en Granada, Córdoba, Cádiz y Huelva.
Así, durante toda la guerra, Andalucía estuvo dividida en dos: la Andalucía nacionalista, que coincidía con
Andalucía occidental, más Granada capital y aledaños; y la Andalucía republicana, que abarcaba Almería y
las altiplanicies granadinas de Guadix y Baza. Los frentes fueron estables, no hubo movimiento de tropas y la
vida transcurrió muy tranquila.
4.− Dimensión interna de la guerra civil española
La guerra ha sido el fenómeno de mayor trascendencia y de más graves consecuencias de la Historia
contemporánea española.
LA ZONA REPUBLICANA
El caos inicial y el gobierno de Giral:
El estallido de la guerra provocó un gran entusiasmo revolucionario. El Gobierno se vio desbordado por el
poder popular, dejando el Estado prácticamente de existir. Esta situación fue aprovechada por los poderes
regionales y locales que operaron al margen de toda institución republicana (Barcelona, Valencia, Málaga y
Asturias).
El caos reinante tuvo su manifestación militar cuando el gobierno de José Giral, que había sustituido a
Santiago Casares Quiroga el 19 de julio de 1936, tuvo que entregar armas a las organizaciones radicales,
con cuyas milicias se quiso hacer un Ejército Popular.
La falta de autoridad se manifestó en el desencadenamiento de una cruel represión, de la que fueron víctimas
escritores como Muñoz Seca y Ramiro de Maeztu, políticos como José Antonio Primo de Rivera, y sacerdotes
como el obispo Medina Olmos.
El gobierno de Largo Caballero y el restablecimiento de la autoridad:
La llegada de Francisco Largo Caballero a la presidencia del gobierno, en septiembre de 1936, obedeció a la
necesidad de encauzar la revolución y concentrar todas las fuerzas operantes: incluyó en su gobierno a
ministros anarquistas, concedió el Estatuto de Autonomía al País Vasco, trasladó el gobierno a Valencia y
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desarrolló una política independiente.
Los enfrentamientos entre comunistas, anarquistas y comunistas disidentes del POUM fueron constantes,
hasta que, en la primavera de 1937, se enfrentaron en una pequeña guerra civil en Barcelona, lo que provocó
la dimisión de Largo Caballero.
El gobierno de Negrín y la influencia comunista:
Le sustituyó Juan Negrín, que consiguió reforzar la autoridad gubernamental y terminar con las disputas
internas. Negrín vuelve a Madrid para organizar la resistencia, pero su autoridad fue suplantada por la Junta
de Defensa que, presidida por el coronel Casado y apoyada por el socialista Julián Besteiro y el líder
anarquista Cipriano Mera, gestionaría la rendición.
En el campo social hubo grandes transformaciones. Se incautaron y colectivizaron empresas, se realizaron
experiencias libertarias y se impulsó intensamente la reforma agraria.
LA ESPAðA FRANQUISTA
Un régimen militar férreo:
Al ser un régimen militar, éste impuso un férreo control. La represión también fue brutal e indiscriminada. Sus
víctimas fueron todos los sospechosos de izquierdismo: escritores como Federico García Lorca, políticos
como Lluis Companys y militares fieles a la República, como el general Batet.
Los esfuerzos por organizar un ANuevo Estado@:
Se empieza a constituir una organización estatal. La Junta de Defensa Nacional decide concentrar el poder
en un mando único: el 1 de octubre de 1936, el general Franco fue nombrado jefe de gobierno del Estado
español y AGeneralísimo@ de los ejércitos. Franco acabó con la rivalidad entre tradicionalistas y falangistas
mediante el Decreto de Unificación de abril de 1937 y creó un partido único, Falange Española
Tradicionalista y de las JONS. Esto provocó la protesta de un sector falangista acaudillado por Manuel
Hedilla.
La Iglesia, muy castigada por la revolución republicana, tomó partido a favor del ANuevo Estado@.
El 30 de enero de 1938 Franco es proclamado Caudillo en la misma línea del Duce (Mussolini) y del Führer
(Hitler). Franco no llegó a crear un estado propiamente fascista; mas bien ejerció un poder personal ilimitado,
sirviéndose de la ideología falangista. Nota fundamental fue su exaltado nacionalismo y su enemistad hacia
cualquier autonomía regionalista.
Medidas contrarreformistas:
En la zona Anacional@ se inició un proceso de reacción que paralizó todas las medidas reformistas de la
República. Los sindicatos de clase fueron suprimidos y sustituidos por sindicatos verticales que agrupaban a
patronos y a asalariados. La reforma agraria fue abolida y se devolvieron a sus propietarios las fincas
intervenidas. Quedó derogada toda legislación laica republicana, surgiendo otra acomodada a los principios
religiosos de la tradición católica. La Iglesia recuperó su influencia y su protagonismo en la enseñanza.
Hay que destacar también el severísimo control ejercido en el campo del pensamiento y en la prensa, a través
de una eficaz y estricta censura.
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Las heridas de la guerra:
La guerra, en realidad, no finalizaría el 1 de abril de 1939. El drama de sus más de 300.000 muertos, las
ejecuciones, el hambre, la destrucción, etc., son heridas que permanecerán.
5.− La dimensión exterior de la guerra civil española
La guerra no fue un fenómeno aislado. Europa y el mundo occidental la contemplaron y la vivieron como algo
propio y participaron de ella directa o indirectamente.
Desde los primeros momentos, el conflicto tomó un carácter internacional: el gobierno republicano solicitó la
ayuda de Francia, Gran Bretaña y la Unión Soviética, y los sublevados, la de Alemania e Italia.
EL COMITÉ DE NO INTERVENCIÓN Y LA AYUDA RECIBIDA POR LA REPÚBLICA
El gobierno frentepopulista francés, del socialista León Blum, comenzó a prestar la ayuda solicitada por el
gobierno republicano, pero la fuerte presión de la derecha francesa y la reticencia británica le hicieron
reconsiderar su actitud. La ayuda francesa a la República fue intermitente.
A Gran Bretaña le inquietaba el matiz revolucionario del Frente Popular Español y temía que la ayuda que
prestaran las distintas potencias europeas a los dos bandos desembocara en una guerra mundial. Por ello
propuso la creación de un Comité de No Intervención. Estuvo integrado por Gran Bretaña, Francia,
Alemania, URSS y otros países, pero la actuación del comité fue una farsa.
En Estados Unidos se hallaba vigente una ley de neutralidad que impedía vender armas a países en guerra.
Por eso se vio como salida adecuada la propuesta de no intervención. Sin embargo, el presidente Franklin D.
Roosevelt estaba a favor de la República. La opinión pública norteamericana se dividió a favor de uno u otro
contendiente.
La actitud de Méjico fue muy diferente: siempre apoyó a la República. Su presidente, Lázaro Cárdenas,
ordenó desde los primeros momentos el envío de municiones y fusiles procedentes de su propio ejército.
Sería la Unión Soviética la potencia que prestara la única colaboración importante a la República. Pero su
exigencia de pago por adelantado obligó a la República a enviar a la URSS las reservas de oro del Banco de
España.
Muy importante fue también la labor soviética en la formación de las Brigadas Internacionales.
LA AYUDA RECIBIDA POR LA ESPAðA FRANQUISTA
Fue mucho más efectiva que la recibida por la República.
Italia ayudó a Franco por afinidades ideológicas y apetencias estratégicas: deseaba establecer unas bases en
las Baleares. Su ayuda fue muy abundante.
La ayuda de Alemania se debió más a causas estratégicas que ideológicas: la España republicana era una
aliada natural de Francia, y un triunfo de los militares sublevados podría cambiar esta orientación. Hitler
ayudó de manera decisiva: envió la Legión Cóndor.
También recibió Franco la ayuda de voluntarios portugueses, los Aviriatos@, y milicianos irlandeses. El
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gobierno filofascista portugués del presidente Antonio Oliveira Salazar cedió su territorio para realizar
operaciones militares e introducir armamento en España.
TEMA 18: ECONOMÍA, SOCIEDAD Y CULTURA (1923−1939)
1.− Aspectos demográficos
La población global espaðola siguió creciendo hasta sobrepasar los 23,50 millones en 1930. El descenso de la
mortalidad compensó el descenso de la natalidad. La densidad de la población es superior a 46,7 hab./km2,
pero más del 52% de la misma está implantada en la periferia. Se continúa produciendo una corriente
migratoria desde las regiones agrícolas centrales a las regiones periféricas industrializadas y a Madrid capital.
Se produce el crecimiento demográfico de Barcelona y su provincia, del País Vasco, de Madrid, de Valencia y
de las provincias costeras de Galicia.
Este fenómeno es un reflejo de los cambios cualitativos que se producen en la estructura sectorial de la
población activa espaðola. El éxodo rural refuerza el crecimiento de las grandes ciudades.
2.− La evolución de la economía
LA ÉPOCA DE LA DICTADURA PRIMORRIVERISTA
Para superar la crisis de postguerra, la dictadura emprende una política intervencionista, aumentando la
protección arancelaria y fomentando la producción nacional. Se camina hacia una moderada autarquía que
conlleva un incremento de la concentración económica y de los monopolios. El cambio de coyuntura en los
Afelices aðos 20@ facilitó la recuperación económica.
Las industrias básicas, como la siderurgia y la química pesada, aumentan enormemente su producción. Lo
mismo ocurre con algunas fuentes de energía (carbón y electricidad). Se crea la CAMPSA como monopolio
del petróleo. Otras industrias se vieron también favorecidas, como el turismo. Sin embargo, la industria textil
catalana se estancó en su producción.
La producción agrícola se vio favorecida con la ejecución del Plan hidráulico. Aumentó la producción
triguera, olivarera y la exportación de naranja.
Las mejoras del ferrocarril y de las carreteras, gracias a la creación del Circuito Nacional de Firmes
Especiales, favorecieron las transacciones comerciales y el turismo.
Una medida financiera importante fue la coordinación de la banca privada con el Banco de Espaða.
Los enormes gastos que todo esto llevó consigo, unido a otros, como los de la Exposición Universal de
Barcelona y la Iberoamericana de Sevilla (1929), aumentaron la deuda pública. Cuando cambia la coyuntura,
con la ADepresión del 29@, el capital extranjero es retirado de los bancos espaðoles y la peseta se deprecia, lo
que produce una caída general de la economía.
LA ÉPOCA REPUBLICANA
Los efectos negativos de la crisis de 1929 se vieron agraviados por los problemas políticos y sociales que tuvo
que afrontar la República. El aumento de la conflictividad social y la inseguridad ciudadana propiciaron la
disminución de la inversión y la fuga de capitales. Además, el déficit público continuó aumentando.
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En la agricultura se experimentó un aumento de la producción triguera, mientras que disminuyó la producción
de vino, aceite y naranjas.
El comercio sufrió una grave reducción por la crisis de los mercados internacionales.
3.− La sociedad, el ambiente y la vida cotidiana
EL AMBIENTE DE LA ÉPOCA
Espaða continúa modernizándose. Participa del ambiente general de prosperidad que se vive en Europa en los
Afelices aðos veinte@. Las ciudades continúan realizando el ensanche de su casco urbano y abundan las
diversiones y los espectáculos.
Las costumbres se hacen más frívolas: proliferan los cabarets y las salas de fiesta, las faldas se acortan e
irrumpen con fuerza los ritmos americanos (fox−trot y charleston). Se viaja más en ferrocarril y, con la nueva
red de carreteras asfaltadas, el automóvil y el camión son utilizados como medios de transporte. Todo ello
hace que cambie la fisonomía del país.
También son importantes en este cambio de estilo la extensión de la radio, el cine, el fútbol y otros deportes.
La radiodifusión y el gramófono difunden la música de moda. El cine americano hace populares a las
grandes estrellas de Hollywood, como Charles Chaplin, Greta Garbo y Rodolfo Valentino. Los espaðoles
también admirarán a artistas nacionales, como Imperio Argentina, Estrellita Castro y Carmen Amaya.
El fútbol irrumpe como espectáculo de masas. El torneo de Liga empieza a jugarse en 1927.
Los espaðoles continúan divirtiéndose a su manera. Oyen y cantan los cuplés de Raquel Meller y las coplas
de Estrellita Castro, y continúan entusiasmándose con los toros, con toreros como Joselito, Belmonte o
Marcial Lalanda.
Pero esta imagen sólo se corresponde con la Espaða urbana, ya que más del 50% de los espaðoles viven aún
en el medio rural.
LA VIDA COTIDIANA Y LA MENTALIDAD DE LAS CLASES ALTAS
Con la dictadura, las clases dominantes ven consolidada su posición y mantienen el esplendor de su vida
cotidiana. La llegada de la República no supuso una disminución de su influencia y ritmos de vida.
La alta burguesía mantendrá su hegemonía y será la que marque las tendencias de los gustos y de las modas.
Buscará sus aficiones propias en deportes como la equitación, el tenis o el golf, y mantendrá las costumbres
tradicionales, como la asistencia a casinos de juego o a la ópera.
Sus dominios alcanzan desde el mundo de la diplomacia y el militar, hasta el mundo de la política y de las
finanzas. En Madrid, traslada su domicilio y despachos al reciente ensanche de la Castellana.
LA VIDA COTIDIANA Y LA MENTALIDAD DE LAS CLASES MEDIAS
La pequeða burguesía sigue siendo un grupo social muy importante. Adquieren gran relevancia las
profesiones liberales y los funcionarios, y, en definitiva, todos aquellos que cobran un sueldo regular, como
maestros, profesores o periodistas.
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Será en estos grupos donde se opere un gran rechazo contra el régimen y la monarquía.
La pequeða burguesía rural, de medianos y pequeðos propietarios, será el principal apoyo de la dictadura y de
los partidos de derechas durante la República.
Esta clase media continúa dando tono a la vida: llena los cafés, asiste a las tertulias, frecuenta los teatros y los
cines, etc.
LA VIDA COTIDIANA DE LAS CLASES TRABAJADORAS
Las clases trabajadoras participan plenamente de esta cultura de masas. El cine y el fútbol están más a su
alcance que los toros y el teatro. Su vida cotidiana sigue teniendo graves carencias.
El obrero urbano continúa viviendo en barrios marginales y en casas o pisos muy reducidos, sin los servicios
higiénicos esenciales. Esto se intenta resolver mediante una política de construcción de casas baratas, pero es
insuficiente. La crisis de los aðos treinta despertó de nuevo el azote del paro y la carestía de precios. Las
huelgas y manifestaciones violentas se multiplicaron.
Pero era la situación en el campo. Los casi dos millones de campesinos no habían mejorado sus condiciones
de vida. Los nuevos bienes y servicios modernos habían llegado de modo escaso.
No obstante, Espaða iba camino de modernizarse. Faltaba por dar el paso definitivo, pero la guerra civil lo
impidió.
EL PAPEL DE LA MUJER
Con los cambios socioeconómicos producidos desde la Restauración, la mujer adquiere un mayor
protagonismo social, aunque su vida cotidiana se desenvuelve en torno a la familia. Su educación irá
encaminada a prepararla para el matrimonio y la organización del hogar. Las niðas de la burguesía recibirán
clases para ser distinguidas esposas y buenas amas de casa. La mujer de las clases trabajadoras también es
educada para el matrimonio, pero asume la administración de la economía familiar y ayuda al marido en sus
actividades.
Esta situación fue cambiando. Las mujeres de la pequeða burguesía colaboran en el trabajo de la empresa y
sus hijas empiezan a estudiar el Bachillerato. La mujer del obrero y sus hijas trabajan en la fábrica y en el
comercio.
La Constitución republicana de 1931 dio un paso decisivo al extender el voto democrático a la mujer. En
plenitud de derechos, algunas llegarán a ocupar cargos políticos de importancia. Llegan a ser diputadas
Victoria Kent, Clara Campoamor, Margarita Nelken y la carismática Dolores Ibárruri, APasionaria@; y
Federica Montseny será ministra de Sanidad.
En otros ámbitos, merecen ser destacadas Rosa Chacel y Carmen Conde, por sus trabajos literarios, y María
Zambrano, por sus estudios filosóficos.
La guerra civil dio lugar a un espectacular incremento de la participación de la mujer en la sociedad y en el
mercado laboral. En el bando republicano la mujer colabora activamente en la guerra, mientras que en el
bando nacional su labor se desarrolló con la Sección Femenina de Falange.
5.− La vida cultural
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MODERNISMO Y GENERACIÓN DEL 27
La denominada AEdad de Plata@ de la cultura espaðola continúa durante los aðos de la dictadura y de la
República.
Coincidente con la Acrisis de fin de siglo@, tiene lugar el inicio del Modernismo. Se trata de un movimiento
que abarca todas las manifestaciones del arte y de la cultura. Rinde culto a la belleza y a los ambientes irreales
o exóticos. Llegó a Espaða por medio del poeta nicaragüense Rubén Darío y arraigó en Castilla y Cataluða.
A través de Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado, los hombres del 98 y del Modernismo conectan con la
nueva Generación del 27. La integran una serie de escritores, entre los que destacan Federico García Lorca,
Rafael Alberti, Vicente Aleixandre y Luis Cernuda. Son aðos de gran brillantez intelectual, sólo
interrumpidos con la guerra civil.
LAS ARTES Y LAS CIENCIAS
Paralelo al esplendor de las letras, corre el de las artes y el de las ciencias.
En los aðos de la dictadura primorriverista, al lado de una arquitectura civil fría y solemne, se construyen
algunos edificios modernistas como la Plaza de Espaða de Sevilla. Como reacción al modernismo, surge un
nuevo estilo, el funcionalismo, basado en la idea de que la función del edificio debe condicionar la forma. El
racionalismo del suizo Le Corbusier y la AEscuela de la Bauhaus@ de Walter Gropius, serán los movimientos
más extendidos. En Espaða esta corriente tendrá su mejor expresión con la creación del grupo GATEPAC.
En la pintura y la escultura, el período viene marcado por el desarrollo del expresionismo y del surrealismo.
El expresionismo concedió una gran importancia a la expresión del artista. Sus principales representantes
fueron López Mezquita, Gutiérrez Solana e Ignacio Zuloaga. El surrealismo nació influido por las teorías
freudianas acerca del mundo de los sueðos y su traslación al arte. Destacan Joan Miró, Salvador Dalí y Óscar
Domínguez. Pero por encima de todos, sobresale Pablo Picasso, que pintará El Guernica.
En escultura destaca la obra de Pablo Gargallo y Julio González.
La ciencia continúa el renacer operado en la época de la Restauración. Destacan las figuras del general Emilio
Herrera en el campo de la aeronáutica y la balística; Blas Cabrera con sus estudios sobre el magnetismo; Julio
Palacios con sus investigaciones en termodinámica y la determinación de estructuras cristalinas con rayos X;
etc.
La Universidad mantiene su esplendor y proyección social, debido a la labor de las Auniversidades
populares@ y la de las Misiones Pedagógicas que García Lorca con otros miembros de la Institución Libre de
Enseðanza, hicieron con su teatro ambulante ALa Barraca@.
TEMA 19: EL RÉGIMEN DE FRANCO EN SU PRIMERA ÉPOCA (1939−1959)
1.− Bases de partida y fundamentos del ANuevo Estado@
LA HUELLA DE LA GUERRA
Los tres aðos de la guerra civil se saldaron dejando una terrible huella de destrucción humana y material.
Las pérdidas humanas:
Las pérdidas demográficas fueron cuantiosas: millón de muertos por diferentes motivos (campaðas militares,
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represión, etc.), 350.000 exiliados, 1.500.000 heridos y muchos no nacidos por la disminución de las tasas de
nupcialidad y natalidad. La mayor parte de los muertos, heridos y exiliados, eran personas jóvenes o maduras.
Las pérdidas materiales:
En la agricultura y en la ganadería las pérdidas fueron cuantiosas. Se redujo la superficie sembrada y la
producción agrícola disminuyó. En cuanto a la ganadería, basta decir como ejemplo que se perdieron 70.000
cabezas de ganado mular.
La pérdida de divisas:
Se produjo la reducción de la reserva de divisas, debida al pago de las deudas de guerra contraídas y a la
pérdida de 510 toneladas de oro del Banco de Espaða enviados a Rusia y a Méjico por la República para
financiar sus deudas.
Las secuelas morales:
Las heridas morales, debida a las represiones habidas en ambos bandos y a las que, terminada la guerra, llevó
a cabo el sistema franquista, fueron las más importantes: muertes, cárceles, depuración, marginación y
desarraigo.
GÉNESIS Y FUNDAMENTOS DEL RÉGIMEN FRANQUISTA
El ANuevo Estado@ tiene su origen en la propia guerra civil. Se trata de un régimen de rasgos opuestos a la
República. Se proclamó antimarxista y antiliberal, presentando afinidades con los fascismos europeos en
sus aspectos externos y en ciertas cuestiones de fondo.
La esencia antiliberal provenía del tradicionalismo y del catolicismo. Ambos acusaban al liberalismo de ser
el culpable de la política anticatólica y de disolver las tradiciones históricas de los Reyes Católicos y de los
Austrias. Volvieron los ojos hacia la Agloriosa época imperial@ como encarnación de las genuinas esencias
patrias.
Rasgo peculiar del régimen fue el importante apoyo ideológico que recibió de la Iglesia católica. En
compensación, el Estado se declaró confesionalmente católico y adoptó la doctrina social vaticana. La Iglesia
recibió nuevamente la ayuda material estatal y recuperó su influencia en la enseðanza. Es el
Anacionalcatolicismo@.
El sistema de Franco contó también con el apoyo de una élite administrativa adicta y el respaldo de las fuerzas
económicas tradicionales (grandes y medianos propietarios agrícolas y gran capital financiero).
2.− La época de la autarquía. El aislamiento político
LA SITUACIÓN POLÍTICA EN LA AETAPA AZUL@ (1939−1945)
El predominio de los falangistas hace que esta etapa, que ocupa los aðos que van entre el principio y el final
de la Segunda Guerra Mundial, se llame Aazul@. La represión ejercida sobre los derrotados es la nota que
mejor la define. A la Ley de Responsabilidades Políticas, de 1939, le sigue la Ley de Represión de la
Masonería y el Comunismo, en 1940, y un endurecimiento de los códigos Penal y de Justicia Militar.
La institucionalización de la democracia orgánica:
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El régimen inicia su consolidación institucional. En 1942, se pretende atenuar el carácter totalitario y se crean
las Cortes espaðolas. Es el primer paso hacia la adoptación de la Ademocracia orgánica@. En ésta, los
representantes o procuradores no se elegían mediante sufragio universal, sino por medio de los considerados
órganos Anaturales@ de la sociedad: la familia, el municipio y el sindicato.
En 1945, el régimen franquista promulgó el Fuero de los espaðoles, especie de declaración de derechos, en el
que se definía, con la pretensión de ser homologado en las democracias occidentales, como un AEstado
católico, social y de derecho@, y se establecía un conjunto de libertades individuales y colectivas. Poco
después, se promulgaría la Ley de Referéndum Nacional, con la que se pretendió dar una imagen de
aperturismo recurriendo a un tipo de sufragio universal y directo.
La neutralidad en la Segunda Guerra Mundial:
En política exterior, se pueden apreciar cambios de actitudes conforme evoluciona el conflicto mundial, ante
el que se adoptó una posición de neutralidad.
Las grandes victorias alemanas de 1940 levantaron grandes entusiasmos y se pensó en el triunfo final de las
potencias del Eje. Ramón Serrano Súðer, ministro de Asuntos Exteriores, impuso una política de acercamiento
pensando que la derrota de Francia podría proporcionar a Espaða amplios dominios en África del Norte. No
obstante, Franco nunca quiso dar el paso definitivo: en las entrevistas de Hendaya con Hitler y en las de
Bordighera con Mussolini no se llegó a ningún acuerdo. La ayuda económica exigida por Franco resultaba
imposible de satisfacer sin molestar a Francia, gobernada por el mariscal Pétain.
Con todo, la simpatía de Franco por el Eje se manifestó con el envío de la ADivisión Azul@, al mando de los
generales Agustín Muðoz Grandes y Esteban Infantes, para luchar en Rusia contra el comunismo. Sin
embargo, a partir de 1942, con el cambio de signo de la guerra, la actitud del gobierno espaðol viró hacia una
política de verdadera neutralidad: se ordenó la retirada de la ADivisión Azul@ y se rompieron las relaciones
con Japón. En cambio, con Portugal quedaron afianzadas con la constitución del ABloque Ibérico@, firmado
entre Franco y Oliveira Salazar.
EL AISLAMIENTO INTERNACIONAL DEL RÉGIMEN
Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, los aliados seðalaron que no había sitio en la comunidad
internacional para un gobierno fascista. Se inició una política de aislamiento del gobierno espaðol, que el
nuevo ministro de Asuntos Exteriores, Alberto Martín Artajo, no pudo detener.
El aislamiento internacional comenzó en 1946, cuando Francia cierra sus fronteras con Espaða y las potencias
vencedoras exigen cambios políticos sustanciales, incluida la retirada de Franco. Todo empeoró cuando
Stalin, presidente de la Unión Soviética, consiguió que Espaða fuera considerada como una amenaza para la
paz. Inmediatamente fue expulsada de todos los organismos internacionales.
Franco sólo contó con la ayuda moral de Portugal de Oliveira Salazar, y la material de la Argentina del
dictador Juan Perón.
A partir de 1947, el panorama internacional empezó a despejarse. El cambio es propiciado por el inicio de la
Aguerra fría@ y la política de bloques que enfrenta a los EE.UU. (capitalismo) con la URSS (socialismo),
agravada con la guerra de Corea. La posición geoestratégica de la Península Ibérica y de las Canarias, y el
anticomunismo del régimen franquista, propiciaron el apoyo de EE.UU. En 1953, se firmaron unos acuerdos
bilaterales, por los que se establecían en Espaða diversas bases estadounidenses a cambio de ayudas
económicas.
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También fue importante la firma con el Vaticano de un Concordato. Significó la legalización de la alianza
existente entre ambos Estados desde el comienzo de la guerra civil. De la mano de los EE.UU. y del Vaticano,
la Espaða de Franco ingresa, en 1955, en las Naciones Unidas.
LA EVOLUCIÓN POLÍTICA
El aislamiento internacional provocó una reacción nacionalista en el interior del país que fortaleció a Franco.
Fue el principio de las grandes concentraciones en la Plaza de Oriente. Pero el régimen trató de ser aceptado y
fue despojándose de todo el aparato fascista. Un paso más se dio, en 1947, con la promulgación de la Ley de
Sucesión, declarando a Espaða como una monarquía; pero no se daba entrada a don Juan de Borbón, hijo de
Alfonso XIII, como rey, al reservarse Franco la jefatura del Estado y la facultad de elegir a su sucesor.
En este período, hasta 1957, existió un equilibrio entre el catolicismo político y los falangistas. Entre los
primeros, destacaban políticos como Alberto Martín Artajo y Fernando Mð de Castiella en la cartera de
Asuntos Exteriores y Joaquín Ruiz Giménez en la de Educación; y entre los segundos, José Antonio Girón
de Velasco, Raimundo Fernández Cuesta y José Luis Arrese, ministros del Movimiento y del Trabajo. A
partir de aquella fecha, llegan al gobierno los tecnócratas, casi todos miembros del Opus Dei.
3.− La época de la autarquía. El aislamiento económico.
EL ESTANCAMIENTO ECONÓMICO
El aislamiento internacional y las destrucciones de la guerra civil han sido dos argumentos con los que se ha
justificado el enorme estancamiento económico de Espaða. Sin embargo, la verdadera causa del caos
económico se encuentra en la desacertada política intervencionista y de autarquía plena adoptada desde el
principio por el Estado franquista.
− En la agricultura, a través del Servicio Nacional del Trigo (SNT), se requisaba el trigo a precios de tasa y
se controlaba toda su producción, comercialización y consumo. La medida tuvo un efecto negativo, ya que los
labradores redujeron la producción y ocultaron una gran parte de la misma, que comercializaron en el
mercado negro con unos enormes márgenes de ganancia. Es lo que se conoce como el estraperlo.
Todo ello, unido a las malas cosechas y a las pertinaces sequías, provocó una gran escasez de cereales,
obligando a racionar el pan (mediante las Acartillas de racionamiento@) y a importar trigo de Argentina. El
hambre se extendió y se hizo famoso el Auxilio Social (reparto de comidas y ropa).
− Las enormes ganancias del estraperlo permitieron efectuar un trasvase de capital desde el sector primario a
la industria. El intervencionismo estatal se hizo patente en la industria mediante la creación del Instituto
Nacional de industria (INI), gracias al cual el Estado participaba directamente en el proceso de
industrialización.
− A partir de 1950, se emprendieron las primeras medidas liberalizadoras, y la situación económica empezó
a mejorar. Espaða pudo obtener créditos bancarios y se inició un período de expansión.
TEMA 20: EL DESARROLLISMO DE LA ADÉCADA PRODIGIOSA@. EL OCASO DEL
FRANQUISMO
1.− Apertura económica y cambio social
EL CONTEXTO INTERNACIONAL: LA PROSPERIDAD DE LOS AðOS 60
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Superados los desequilibrios y las deficiencias de la posguerra, tanto en Europa, gracias al Plan Marshall,
como en los Estados Unidos y Japón, se va a vivir una etapa de gran prosperidad económica en los aðos
sesenta. Son aðos de grandes transformaciones, culturales y de mentalidad; de los Beatles, los hippies y la
minifalda; del mayo francés del 68, del Concilio Vaticano II y del Aaggiornamento@ de la Iglesia. Por eso se
les conoce como la ADécada Prodigiosa@. Espaða no podrá vivir ajena a estos cambios.
LA ESTABILIZACIÓN Y EL CRECIMIENTO ECONÓMICO
Para integrar la economía espaðola en el concierto económico internacional, era necesario romper con todos
los vestigios de la autarquía. Para ello, el equipo de ministros tecnócratas inició un conjunto de medidas
económicas tendentes a frenar la reinante inflación y a corregir los desequilibrios sectoriales existentes. Se
conoce como Plan de Estabilización de 1959 y consiguió moderar los precios, frenar los gastos y contener la
demanda. Se tomaron medidas liberalizadoras para favorecer la exportación y la importación, y propiciar la
inversión de capital extranjero.
El éxito del Plan de Estabilización de 1959 permitió crear en Espaða las bases de un importante crecimiento
económico, que se llevó a cabo durante los aðos sesenta y los setenta.
A partir de 1962, bajo la dirección de Laureano López Rodó, se pusieron en marcha medidas destinadas a
estimular la economía: los Planes de Desarrollo. Dichos planes tenían un carácter indicativo y contemplaban
la creación de Polos de Desarrollo en las regiones industrializadas. Se sucedieron tres planes cuatrienales. El
último quedó interrumpido por la crisis de 1973. Muy importante fue la firma en 1970 del Acuerdo
Preferencial con la CEE por el ministro de Asuntos Exteriores, Gregorio López Bravo.
El desarrollo afectó principalmente a la industria, de tal manera que cambió el signo de la exportación
espaðola: de ser un país exportador de productos agrícolas y materias primas, pasó a exportar productos
industriales (buques, maquinaria y herramientas). Sin embargo, el crecimiento fue tan descontrolado que se
acentuaron los desequilibrios sectoriales y regionales. Había una Espaða industrial y rica frente a otra Espaða
agrícola, subdesarrollada y pobre. Por eso se ha denominado como Adesarrollismo@ el irregular crecimiento
operado en Espaða durante los aðos sesenta.
Varios fueron los factores que influyeron en el crecimiento:
− El desarrollo espaðol se explica dentro del esplendor económico del mundo occidental en la ADécada
Prodigiosa@.
− Espaða se convierte en uno de los grandes destinos turísticos de Europa. Este Aboom@ turístico significó
un importante aporte de divisas.
− La cuantiosa emigración espaðola a otros países de la Europa Occidental supuso el envío de grandes sumas
de dinero, que ayudaron a crear un mercado nacional.
− El capital extranjero realizó grandes inversiones en la Bolsa y en la industria espaðola.
EL CAMBIO SOCIAL DE LOS AðOS SESENTA
El desarrollo económico dio lugar a cambios en la estructura de la sociedad:
− Importante aumento demográfico: de 30,5 millones de habitantes en 1960 se pasó a 33,9 millones en
1970. Este crecimiento se explica por el gran aumento de las tasas de natalidad y por el descenso de las de
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mortalidad. Todo ello es propiciado por la existencia de un clima de optimismo y por la gran mejora de la
alimentación y de las condiciones sanitarias (se creó la Seguridad Social).
− El predominio de la ciudad y de las actividades terciarias: la migración del campo a la ciudad hizo
posible que la población urbana fuera superior a la rural y viviera concentrada en torno a las grandes ciudades.
− La nueva estructura social: la estructura social espaðola presenta un predominio de la clase obrera, que
tiende a especializarse y a acceder a la propiedad; le sigue una clase media, alta y baja; y se aðade una clase
dominante, nutrida por la adhesión de una élite ligada a la Banca y la entrada de altos funcionarios y
ejecutivos.
LA SOCIEDAD ESPAðOLA SE MODERNIZA
La mejora del nivel de vida influyó en la transformación de las costumbres y en la modificación de la vida
cotidiana.
Los espaðoles accedieron a los bienes de consumo, la dieta se hizo más abundante y racional, se accedió a la
propiedad de la vivienda, las casas se dotaron de electrodomésticos y el automóvil y las vacaciones estuvieron
al alcance de más personas.
La educación mejoró, disminuyó el analfabetismo y la mujer empezó a incorporarse al trabajo productivo.
La sociedad se hizo más receptiva a los cambios. La juventud espaðola participó de la rebeldía de la juventud
europea y se expresó en el modo de vestir, en el auge de la música, en la renovación cultural y política, en el
resurgimiento de los regionalismos y en el Aaggiornamento@ de los sacerdotes y de las juventudes católicas.
Pero con el modernismo convivieron las costumbres tradicionalistas. Los toros siguieron siendo la fiesta por
autonomasia, con toreros como AManolete@, Julio Aparicio, Ael Litri@ o Ael Cordobés@. El fútbol se
convierte en el deporte nacional, con jugadores como Marcelino, Telmo Zarra, Alfredo Di Estéfano o Ladislao
Kubala.
Pero aún existían lacras sociales: los contrastes entre los barrios residenciales y los suburbios de miseria, las
zonas de chabolas y barracas, en los que no existían servicios sanitarios, higiénicos, educacionales y de
seguridad.
2.− Los inicios de la crisis política
EL AUMENTO DE LA CONFLICTIVIDAD SOCIAL Y POLÍTICA
Los profundos cambios socio−económicos no fueron acompaðados de las correspondientes transformaciones
políticas. La estructura política era incapaz de resolver armónicamente la alta conflictividad: surgió un
sindicalismo ajeno al oficial (CC.OO.) y aumentó la conflictividad laboral, las huelgas. La agitación
estudiantil reclamaba cambios democráticos y los nacionalismos despertaron, surgiendo ETA. La Iglesia se
distanció del régimen.
El gesto más importante de la oposición política fue el AContubernio de Munich@, comunicado que dieron
los asistentes espaðoles a un congreso entre los días 5 y 8 de junio de 1962 en aquella ciudad. En el mismo,
instaban al gobierno de Franco a tomar medidas para la democratización del país. Franco reaccionó
enérgicamente, suspendiendo el artículo 14 del Fuero de los Espaðoles, que se refería a la libertad de
residencia.
76
Ante estos conflictos, el régimen franquista adoptó medidas represivas. Aunque no fue capaz de superarlos,
aprendió a convivir con ellos y mantenerse firme, al contar con respaldo social. Ello le permitió celebrar los
llamados A25 aðos de paz@.
EL RÉGIMEN SE RESQUEBRAJA
Para atenuar la imagen autoritaria del régimen, con el fin de perpetuarlo, se tomaron tímidas medidas, que
contemplaban la existencia de un jefe de Gobierno distinto del jefe de Estado. En 1966 se aprobó la Ley
Orgánica del Estado, especie de constitución que aseguraba el carácter legislativo de las Cortes. En ese aðo,
Manuel Fraga Iribarne sacaba adelante la Ley de Prensa, que atenuaba los rigores de la censura. En 1969,
Franco decidió nombrar al príncipe Juan Carlos de Borbón sucesor a título de rey.
Pero en ese mismo aðo estallaría una crisis gubernamental provocada por el Aasunto Matesa@, empresa
catalana que realizó un fraude financiero. La trascendencia pública del asunto se usó con fines políticos,
desembocando en la constitución del gobierno Amonocolor@, comandado por Luis Carrero Blanco,
ADelfín del Caudillo@, y Laureano López Rodó. Los intentos de liberalización política murieron por
temores, dudas y precauciones.
ESPAðOLES EN EL EXILIO. LA OPOSICIÓN AL FRANQUISMO
Al terminar la guerra civil marcharon al exilio más de 350.000 espaðoles. Unos quedaron en Francia, otros se
dirigieron a la Unión Soviética y a los países hispanoamericanos, especialmente Méjico y Argentina.
Se mantuvo un gobierno republicano en el exilio, pero personalidades importantes como Indalecio Prieto,
intentaron, entre 1947 y 1950, un acercamiento a los monárquicos prescindiendo de la ortodoxia republicana.
Un importante sector monárquico se agrupó en torno a don Juan de Borbón, heredero de Alfonso XIII y rey
de derecho en el exilio. Afincado en Estoril (Portugal), siguió de cerca los avatares de la Espaða de Franco,
cuidó de la educación del príncipe Juan Carlos en Espaða y no renunció a sus derechos a la Corona. Su
servicio a Espaða y a la democracia ha sido inestimable: supo unir el proyecto monárquico a la izquierda
republicana, haciendo posible así una transición política pacífica, y supo sacrificarse y renunciar a sus
derechos dinásticos en favor de su hijo.
De todos los partidos democráticos en el exilio, el más activo fue el Partido Comunista de Espaða (PCE).
Propugnó en un principio la oposición armada al franquismo y, más tarde, alentó la penetración de 10.000
guerrilleros, los Amaquis@, en territorio espaðol. El intento fracasó por la falta de apoyo y por la dura
represión de Franco. En los aðos cincuenta, la oposición comunista propició huelgas y la influencia en los
medios intelectuales y universitarios.
3.− El ocaso del franquismo
LA EVOLUCIÓN POLÍTICA ENTRE 1973 Y 1975
En 1973, el almirante Luis Carrero Blanco fue nombrado presidente del Gobierno, pero fue asesinado ese
mismo aðo por ETA. Su muerte significó un duro golpe para el régimen. Le sucedió Carlos Arias Navarro,
que inicia una tímida apertura, durante la que se intenta reanudar la legalización de las asociaciones políticas,
procurando dar la imagen de un cierto pluralismo político, pero no resultó.
En junio de 1974 se constituyó la Junta Democrática con la influencia del Partido Comunista y, en 1975, la
Plataforma de Convergencia Democrática, auspiciada por el PSOE. En este aðo se quiso frenar una oleada
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de terrorismo con la publicación de la Ley Antiterrorista y una severa represión, que puso en contra del
régimen a la opinión internacional. La situación de protesta se generalizó y las manifestaciones y las huelgas
se sucedieron.
El 20 de noviembre de 1975 morían Franco y el régimen por él creado. Dos días más tarde, don Juan Carlos
I era coronado rey de Espaða.
EL FORTALECIMIENTO DE LA OPOSICIÓN DEMOCRÁTICA
La oposición al régimen se había fortalecido.
− Desde la legalidad: en el campo de la democracia cristiana, Joaquín Ruiz Giménez desarrolló una dura
crítica política. Y, además, desde posiciones conservadoras, surgieron grupos que abogaron por una
democratización del país.
La Iglesia, dirigida por el cardenal Vicente Enrique y Tarancón, se alejaba del régimen.
− Desde la clandestinidad: sobre todos destacó el Partido Comunista por su eficacia y mejor organización.
Dirigido por Santiago Carrillo, logró penetrar en los sindicatos verticales y crear un poderoso sindicato:
Comisiones Obreras (CC.OO.).
En el PSOE, los sectores del interior del país lograron hacerse con el control del partido en el Congreso de
Suresnes, donde destacó el grupo Asevillano@ encabezado por Felipe González y Alfonso Guerra.
Los partidos nacionalistas catalanes y vascos empezaron a obrar desde la clandestinidad y cobró una gran
relevancia ETA.
En la extrema izquierda surgieron pequeðos grupos terroristas, como el FRAP y el GRAPO.
4.− El fin del colonialismo espaðol en África
EL CONTEXTO INTERNACIONAL: EL PROCESO DE DESCOLONIZACIÓN
Tras la Segunda Guerra Mundial, las ideas independentistas de los países colonizados por las potencias
europeas experimentan un gran auge, alcanzando su punto más álgido en la Conferencia de Bandung de
1955.
La principal posesión africana de Espaða era el Protectorado de Marruecos. A su lado se encontraban el
enclave de Sidi Ifni, y las posesiones de cabo Juby y el Sahara espaðol o Río de Oro, y en el África ecuatorial,
se mantenía el reducido territorio de Guinea.
LA INDEPENDENCIA DE MARRUECOS
La necesidad de contar con el apoyo del mundo árabe en su política internacional hizo que la política de los
dos altos comisarios que se sucedieron al frente del Protectorado, el general Varela y el general
García−Valiðo, fuera de tolerancia en Marruecos y que se criticara la dureza de las medidas represivas
francesas contra los movimientos nacionalistas. La decisión de Francia de dar la independencia a su
protectorado marroquí obligó a Franco a hacer lo mismo.
El territorio de Sidi Ifni empezó a ser hostigado por la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional.
78
Después de ceder el cabo Juby a Marruecos se firmaría el tratado de Aretrocesión@ del Ifni a esta nación.
LA INDEPENDENCIA DE GUINEA ECUATORIAL
En esta colonia se realizó una política muy Apaternalista@. El grado de desarrollo económico alcanzado por
la misma era superior al de otras; pero las ansias de independencia tuvieron que ser atendidas por Carrero
Blanco. Previa consulta en un referéndum, la independencia fue otorgada en 1968, en un acto presidido por el
ministro espaðol Fraga Iribarne y el presidente Francisco Macías.
LA AMARCHA VERDE@ Y LA CESIÓN DEL SAHARA ESPAðOL
En noviembre de 1975, el nuevo rey de Marruecos, Hassam II, aprovechó la situación de desconcierto del
gobierno espaðol para reivindicar sus derechos sobre la colonia espaðola. Con el apoyo económico de la
colonia espaðola. Con el apoyo secreto de los Estados Unidos, organizó una manifestación de cientos de miles
de personas, la Amarcha verde@, dispuestas a traspasar la frontera entre Marruecos y el Sahara espaðol.
Espaða cedió la administración del territorio a Marruecos y a Mauritania. Los derechos del pueblo Saharaui,
defendidos por el Frente Polisario, no fueron tenidos en cuenta.
5.− Política y cultura bajo el franquismo
LA CREACIÓN DE UN ORDEN NUEVO CULTURAL
El esplendor cultural conseguido en los aðos de la monarquía de Alfonso XIII y de la Segunda República se
vio truncado con la guerra civil.
El franquismo quiso construir un orden cultural propio, a la manera de un estado totalitario fascista. Potenció
los valores ideológicos de estos regímenes: exaltación de la historia más gloriosa (Reyes Católicos y los
Austrias), de la tradición, la religión, el patriotismo y las virtudes heroicas. Sólo había la literatura del Siglo
de Oro y la de los escritores que con ella enlazaban posteriormente.
En la primera etapa del régimen se desarrolla de forma más intensa esta tendencia totalizante. Se echa de
menos al gran legado cultural que ha marchado al exilio en las personas de poetas, músicos, artistas, filósofos,
etc. Aunque el vacío no fue total por la presencia de algunas personalidades que se quedaron o regresaron.
A pesar de la penuria del momento en el campo de la creación literaria, surgen novelas como Nada de
Carmen Laforet y La familia de Pascual Duarte de Camilo José Cela. En 1940, un grupo de jóvenes
intelectuales de la facción más liberal del falangismo crea la revista Escorial, de gran calidad literaria y
tendencia independiente.
En el campo del pensamiento y de la ciencia destacan las figuras de Eugenio d=Ors, Xavier Zubiri y Antonio
Tovar. Para reactivar estos campos, fue creado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Durante los aðos del aislamiento internacional había una gran dificultad para acceder a los libros y a las
revistas extranjeras.
No faltaron polémicas sobre el Aser@ de Espaða y de los espaðoles, como la protagonizada por Pedro Laín
Entralgo y Rafael Calvo Serer.
EL MUNDO DE LAS ARTES DURANTE EL FRANQUISMO
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La arquitectura, la escultura y la pintura:
A partir de 1939, la situación económica del país impidió el desarrollo de la arquitectura. Las construcciones
oficiales del nuevo régimen adoptarían un estilo neoherreriano, frío, solemne y oficialista. Sólo a partir de
los sesenta, el racionalismo volvería a producir obras notables, como el edificio Torres Blancas de Madrid, o
las obras del arquitecto Ricardo Bofill.
En la década de los cuarenta, al lado del figurativismo oficialista, se desarrolló la escultura, en la que
destacaron Eduardo Chillida y Martín Chirino. Se produjo una reacción figurativa con clara tendencia a la
expresividad. Las posteriores corrientes del arte óptico, cinético, serialismo y neorrealismo están presentes.
En pintura, las nuevas corrientes del arte abstracto serán seguidas por pintores como Antoni Tapiðs, Cuixart
y Antonio Saura. Después surgirán movimientos como el neoexpresionismo, el arte pop, el hiperrealismo y
el arte pobre.
La música y el cine:
Viven en esta época algunos representantes de la Generación del 98, como el violoncelista Pau Casals, y de
la Generación del 27 (Joaquín Rodrigo). Les siguieron los músicos de la Generación del 51, vanguardistas,
que adoptaron formas de música concreta, electrónica, dodecafónica y aleatoria. Entre ellos destacan Ernesto
Halfter y Homs. Gran concertista fue el afamado director de orquesta Ataulfo Argenta.
En los principios del franquismo, triunfó el cine de carácter histórico, dirigido por José Luis Sáenz de Heredia
y Juan de Orduða. Después se continuaron una serie de películas costumbristas, como Marcelino, pan y vino y
El último cuplé. Las películas taquilleras se continúan con los actores niðos Joselito, Marisol, Rocío Dúrcal y
Pili y Mili.
Por otra parte, surgió un cine más intelectual, con películas hiperrealistas, como Bienvenido Mister Marshall
de Luis García Berlanga y la Muerte de un ciclista de José Luis Bardem.
En 1962, se inició una segunda etapa con películas como Del rosa al amarillo de Manuel Summer, La tía
Tula de Ángel Picazo y La caza de Carlos Saura.
TEMA 21: LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA. LA CONSTITUCIÓN DE 1978
1.− La nueva monarquía de don Juan Carlos I. El período constituyente
EL CONTEXTO HISTÓRICO
Entre 1975 y 1995 se desarrollaron cambios muy importantes en el mundo. En la década de los setenta,
Espaða intentaba consolidar la democracia y la Europa comunitaria se esforzaba por superar los efectos de la
crisis del petróleo.
A finales de los 70 y principios de los 80 aparecen personajes como el papa Juan Pablo II, que fomentará la
actividad de los católicos; y la primera ministra británica Margaret Tachter y el presidente estadounidense
Ronald Reagan, que llevarán a cabo una política neoliberal.
Entretanto se iba a desmoronar el mapa y la estructura surgida de la Segunda Guerra Mundial: cae el AMuro
de Berlín@ y se reunifican las dos Alemanias, se disuelve el Pacto de Varsovia, etc.
En la década de los 90, el socialismo se bate en retirada. De la antigua Unión Soviética se desgajan los Países
Bálticos, y Rusia, Bielorrusia y Ucrania forman la Comunidad de Estados Independientes (CEI). A Mikhail
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Gorbachov le sustituye Boris Yeltsin.
LAS PECULIARIDADES DE LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA ESPAðOLA
Muerto Franco, el 22 de noviembre de 1975 las Cortes proclaman rey a don Juan Carlos I de Borbón y se
abre en Espaða una nueva etapa política. Se caracterizó por el esfuerzo realizado para recobrar las libertades y
los derechos de la democracia. Por eso se llama Atransición democrática@.
El proceso se realizó de forma pacífica. Algunas de sus características significativas son:
− El éxito de la transición es consecuencia de la prolongadísima extensión temporal de la dictadura, lo que dio
lugar a que las generaciones que no habían vivido la guerra civil quisieran conseguir una renovación política.
− La decidida voluntad del Rey en sobreponerse al involucionismo del régimen anterior tuvo una enorme
importancia.
− Protagonista esencial del éxito fue la propia sociedad espaðola, que había alcanzado un alto grado de
desarrollo económico y social, muy semejante al de sus vecinos europeos.
ENTRE EL REFORMISMO Y LA RUPTURA
Nadie podía entrever que el Rey don Juan Carlos I iba a ser el motor del cambio, pasando desde una
Ademocracia orgánica@ hasta una Ademocracia sin adjetivos@.
Don Juan Carlos apostó fuertemente por una monarquía democrática, constitucional y parlamentaria. A ella
había que llegar mediante un programa de reformas legales. Este programa no tuvo ni el apoyo de la
derecha del régimen ni el de la izquierda, que abogaba por una Aruptura democrática@, pidiendo la
instalación de un Gobierno provisional, unas Cortes constituyentes que decidieran sobre el modelo de Estado
(monarquía o república), libertades democráticas y una amnistía general.
EL PRIMER GOBIERNO DE LA MONARQUÍA: EL ACAMBIO IMPOSIBLE@ DEL
PRESIDENTE CARLOS ARIAS
El Rey vio a Torcuato Fernández de Miranda como el hombre ideal para realizar la reforma democrática.
Condicionado por los poderes fácticos, tuvo que confirmar a Carlos Arias Navarro como presidente de
Gobierno y conformarse con nombrar a Fernández Miranda presidente de las Cortes.
El nuevo gobierno de Arias reflejaba un equilibrio entre la ortodoxia franquista, el reformismo y el
neutralismo de los técnicos. Allí estaban también los aperturistas y dos figuras casi desconocidas, Adolfo
Suárez y Rodolfo Martín Villa.
Carlos Arias fue incapaz de realizar los cambios anunciados por el Rey y demandados por la oposición de
izquierdas.
Se debate entre sus propias contradicciones y bajo las grandes presiones de que es objeto. Su discurso del 29
de enero de 1976, en las Cortes, decepcionó a muchos, porque sólo anunciaba tímidas reformas, manteniendo
los principios esenciales del régimen franquista, poniendo grandes limitaciones a la legalización de los
partidos políticos, excluyendo al PCE y negando la aplicación de una amplia amnistía. Todo ello disgustó a la
oposición, que se unió en la APlatajunta@ el 26 de marzo. Se iniciaba un período de inestabilidad, con
huelgas y manifestaciones.
81
Así, se discutió la Ley de Asociaciones que obligaba a una reforma del Código Penal. En su defensa, Adolfo
Suárez se manifestó como hábil orador y político. Los sucesos de Montejurra, los atentados terroristas y las
presiones a que se ve sometido Arias, lo obligan a presentar la dimisión al Rey el 1 de julio de 1976.
EL SEGUNDO GOBIERNO DE LA MONARQUÍA, PRIMERO DE SUÁREZ
Sorprendentemente, fue nombrado presidente de gobierno Adolfo Suárez. Hijo del régimen, no se le vio
como la persona más apropiada para realizar el programa de reformas. Pero se equivocaban. Con un
AGobierno de penenes@ (profesores no numerarios), unos católicos como Marcelino Oreja y Osorio, y
otros Aazules@ como Rodolfo Martín Villa, y contando con la ayuda del Rey, desmanteló todo el aparato del
antiguo régimen e instaló la democracia plena.
A partir de aquí, desaparecieron paulatinamente las estructuras políticas y sindicales del régimen anterior. El
primer paso se dio en noviembre de 1976, cuando la clase política franquista aprobó en las Cortes la Ley para
la Reforma Política, que creaba unas Cortes bicamerales elegidas por sufragio universal. Además, en
diciembre, el programa de reformas del Gobierno fue mayoritariamente aprobado en un referéndum. Los
partidos políticos empezaron a desenvolverse con facilidad: el PSOE aceptó la monarquía y el PCE fue
legalizado.
El 15 de junio de 1977 se convocaban elecciones generales, celebradas pacíficamente y con gran
participación.
El resultado de las elecciones despejó el panorama político. La Unión del Centro Democrático (UCD), el
partido formado por Adolfo Suárez, fue la principal triunfadora, con el 34% de los votos, seguida del PSOE,
con el 28%. Los comunistas alcanzaron el 9% y la Alianza Popular (AP), partido fundado por Manuel Fraga,
el 8%.
Estos resultados representaban el fracaso del Afranquismo sociológico@. El pueblo espaðol había optado por
la moderación, rechazando a la extrema derecha y a la extrema izquierda.
EL SEGUNDO GOBIERNO DE SUÁREZ, PRIMERO DE LA UCD
Ganadas las elecciones por la UCD, colación integrada por democratacristianos, socialdemócratas y liberales,
Suárez se dispuso a formar Gobierno frente a una oposición liderada por el PSOE. Lo integraron
personalidades como el general Manuel Gutiérrez Mellado, ministro de Defensa y vicepresidente primero; el
profesor Enrique Fuentes Quintana, vicepresidente segundo, que debía trabajar con el ministro de Hacienda,
Francisco Fernández Ordóðez; y Fernando Abril Martorell.
El nuevo Gobierno se enfrentó a tres tareas principales: resolver la crisis económica, aprobar una Constitución
y solucionar el problema regional, complicado por la continuación del terrorismo de ETA. Resolvió los dos
primeros a través de la Apolítica del consenso@, es decir, por acuerdos negociados entre los principales
partidos que eran ratificados por las Cortes.
El consenso económico: los Pactos de la Moncloa:
La supeditación de los asuntos económicos a los políticos había dilatado la solución de la grave crisis
económica. Pero una vez despejadas las incógnitas en las urnas, el profesor Fuentes Quintana planteaba un
plan de saneamiento y reforma de la economía fundamentado en una eficaz reforma fiscal, una moderación
de las tasas de crecimiento salarial y una especial atención al problema del paro.
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Para conseguirlo, se apeló al consenso con la oposición y los sindicatos en los APactos de la Moncloa@,
firmados en octubre de 1977. Los acuerdos tuvieron éxito en la contención de las reivindicaciones salariales,
efectuándose una reforma social y económica cuyo objetivo era reducir la tasa de inflación.
El consenso político: la Constitución de 1978:
El segundo ejercicio de consenso fue la elaboración y aprobación por las Cortes de una Constitución. Con tal
fin fue nombrada una comisión, integrada por todas las fuerzas políticas de la nación, para elaborar un
anteproyecto. Las Cortes aprobaron la Constitución con sólo dos votos en contra, y catorce abstenciones (las
de los diputados vascos). El resultado fue una Constitución homologable a las del resto de los países
democráticos europeos que acentuaba el reconocimiento de los derechos fundamentales y libertades públicas,
consagraba a la monarquía parlamentaria como fórmula política del Estado, se declaraba aconfesional y
establecía el Estado de las Autonomías.
El 12 de noviembre de 1978 la Constitución se sometía a referéndum, que fue aprobado por el 87,79% de los
votos emitidos. El 27 de diciembre fue sancionada por el Rey y, dos días más tarde, el presidente de Gobierno
anunciaba elecciones generales para marzo de 1979.
2.− Los gobiernos constitucionales. El período legislativo
EL PRIMER GOBIERNO CONSTITUCIONAL
Las elecciones del 1 de marzo de 1979 fueron un gran triunfo para Suárez y la UCD, el afianzamiento del
PSOE y la aparición fugaz del Partido Socialista Andaluz (PSA) en el arco parlamentario.
En las elecciones municipales, la izquierda será la vencedora en la mayor parte de los ayuntamientos gracias
al pacto postelectoral entre comunistas y socialistas.
La configuración del Estado de las autonomías va a recibir un notable impulso. Antes de las elecciones de
1979, se había restablecido la Generalitat catalana y a Josep Tarradellas como presidente; y en enero y
marzo de 1978, se instituyeron el Consejo General del País Vasco y la Xunta de Galicia. Después se
creaban las Aplataformas preautonómicas@ de Aragón, Canarias, País Valenciano y Andalucía, y, poco
después, todas las demás. Con la aprobación de los Estatutos de Autonomía de las comunidades Ahistóricas@
(Cataluða, País Vasco, Galicia y Andalucía) se daba otro importante paso para llegar a la autonomía plena: las
comunidades históricas lo harían por la vía rápida del artículo 151 de la Constitución y el resto por la vía
lenta del artículo 143.
El Gobierno realizó un gran esfuerzo por impulsar el desarrollo legislativo, llevando a las Cortes importantes
proyectos políticos como la reforma del Código Civil, el Estatuto de los Trabajadores, la creación del
Tribunal Constitucional en 1979, la Ley Orgánica de la Libertad Religiosa y la reforma fiscal del
ministro Francisco Fernández Ordóðez.
LA CRISIS DE LA UCD Y EL GOLPE DEL 23 F
A pesar de los importantes logros políticos, se fue generando y extendiendo un pasotismo que derivó en un
patente Adesencanto político@. El desencanto fue una consecuencia de las grandes ilusiones puestas por
muchos de los espaðoles en los beneficios de todo tipo. Pero cumplir los deseos de todos ellos era imposible;
los problemas derivados de la crisis económica no tenían fácil solución y el paro aumentaba de forma
alarmante. Por eso, las ilusiones de muchos quedaron defraudadas.
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Además, paradójicamente, desde los primeros días del triunfo de la UCD y a pesar de los logros políticos
obtenidos, empezaron a surgir discrepancias en el seno del partido. Algunos de sus dirigentes más
importantes, los Abarones@, pusieron en entredicho el excesivo protagonismo de Suárez y su forma de
conducir la política.
Ante la rebelión de los Abarones@, Adolfo Suárez recompuso el gobierno y dio entrada a alguno de ellos.
Pero la crisis no fue solucionada. Desilusionado y presionado, presentó la dimisión como presidente de
gobierno y convocó el Congreso de Mallorca, en el que fue elegido, como candidato a la presidencia,
Leopoldo Calvo Sotelo. A partir de aquí, el deterioro de la UCD no hizo más que aumentar.
La acción del terrorismo de ETA y del GRAPO fue muy intensa en aquellos días. Los atentados se sucedían
sin cesar. Todo esto producía gran consternación en las Fuerzas Armadas y en las de Seguridad del Estado.
Esta situación de descontento fue aprovechada por los sectores más conservadores del Ejército y de la derecha
franquista para alimentar el golpismo. Así fueron desmontadas algunas operaciones encaminadas contra la
democracia, como la AGalaxia@. Pero no se pudo evitar que el 23 de febrero de 1981, en la sesión de
investidura de Calvo Sotelo, otra intentona golpista, protagonizada por el teniente coronel Antonio Tejero,
secuestrara el Congreso en el momento de la votación. La pronta y decidida intervención del Rey y la falta de
respaldo ahogó el golpe. Además, la reacción de apoyo a la democracia fue unánime en la sociedad.
EL GOBIERNO DE LEOPOLDO CALVO SOTELO
El gobierno de Calvo Sotelo hizo lo posible para reconducir la situación política y económica.
Llevó a cabo una decidida política exterior, propiciando el ingreso de Espaða en la OTAN, con la oposición
del PSOE y del resto de la izquierda. Y en política interior también hizo un notable esfuerzo en mejorar la
economía, restituir la seguridad ciudadana, gracias a la Ley Antiterrorista, y avanzar en el proceso
legislativo promulgando la Ley del Divorcio.
Sin embargo, la crisis del partido era imparable. Se produjeron importantes dimisiones: Adolfo Suárez, Óscar
Álzaga, Miguel Herrero de Miðón y Fernández Ordóðez.
Esta situación obligó a Calvo Sotelo a convocar elecciones generales en octubre de 1982. Los comicios serían
ganados por el PSOE por amplia mayoría, que se confirmaba como el principal partido de la oposición.
Los espaðoles habían optado por el cambio político, a favor de un partido de izquierdas, el PSOE. La
transición había terminado.
3.− La Constitución espaðola de 1978. Valores y principios que la inspiran
LOS VALORES DE LA CONSTITUCIÓN DE 1978
Consta de una declaración de principios y está dividida en once títulos que recogen 169 artículos. Es, con la
de 1812, la más larga de las constituciones espaðolas y resulta a veces algo inconcreta. Pese a estos defectos,
la altura de miras de sus principios programáticos merece una valoración muy positiva por su carácter
progresista y por su capacidad para facilitar la convivencia pacífica de todos los espaðoles.
No se trata sólo de una transacción circunstancial o Aconsenso@, sino de la búsqueda de un equilibrio entre la
tradición y las nuevas corrientes. O sea, rige en ella una buena dosis de pragmatismo.
Su imprecisión y ambigüedad permitieron el acuerdo en puntos conflictivos, de forma que se produjo la fusión
84
entre ópticas diferentes. Todos vieron sus intereses e ideologías reflejados en ella.
LOS DERECHOS Y DEBERES CONSTITUCIONALES
Son derivación directa de los principios que informan a nuestra Constitución. Se define a Espaða como un
AEstado social y democrático de Derecho@, que propugna la libertad, la igualdad y el pluralismo político.
− Las libertades ciudadanas deben ser respetadas y amparadas por el Estado. Al estar nuestro modelo de
AEstado sometido al Derecho@, o sea, a las leyes emanadas del pueblo, el ciudadano tiene derecho a que se
respeten y amparen sus libertades por el Estado, que ha de procurar establecer los medios de justicia para que
dichas libertades lleguen a todos por igual.
− Se tiene derecho a una justa distribución de la riqueza. Al ser un AEstado social@, el ciudadano tiene
derecho a una justa distribución de la riqueza, que evite las grandes desigualdades de antaðo. Todos los
espaðoles tienen derecho a un trabajo digno, a una formación adecuada y a una pensión suficiente.
− Derecho a participar libremente en la vida política. El término AEstado democrático@ implica la
participación política de todos los ciudadanos. Y tienen derecho a elegir a sus representantes políticos a través
de elecciones.
− El Estado debe garantizar la libertad y la igualdad. Ello significa la ausencia de privilegios y el
cumplimiento de una serie de deberes y responsabilidades personales y colectivos.
− Derecho al pluralismo político. La Constitución garantiza el derecho a la libertad de pensamiento y de
expresión, así como a la multiplicidad de fuerzas políticas. Nadie podía ser perseguido pro su ideología, credo
o religión.
− Libertad de mercado. Todo espaðol tiene derecho a la propiedad, a crear una empresa y a concurrir
libremente a los mercados. También, tiene derecho a la libre circulación de sus mercancías por territorio
nacional.
− Derecho de ciudadanía. Ningún espaðol de origen puede ser privado de su nacionalidad.
INSTITUCIONES Y ORGANISMO DEL ESTADO ESPAðOL
La Constitución contempla una serie de instituciones fundamentales y regula las fórmulas de su
funcionamiento, acceso o participación. Son:
− La Corona. El Rey, como jefe de Estado, es símbolo de la unidad de Espaða y arbitra y modera el
funcionamiento regular de las instituciones. Es importante resaltar el papel en las relaciones internacionales y
como garante del Estado y de sus instituciones.
− Las Cortes Generales. Son las representantes del pueblo espaðol y están formadas por dos cámaras: el
Congreso de diputados y el Senado. Ejercen la potestad legislativa y controlan la acción del Gobierno.
Cualquier ciudadano/a puede ser elegido/a diputado/a o senador/a.
− El Gobierno. Dirige la política interior y exterior, la administración civil y militar. Ejerce la función
ejecutiva y la potestad reglamentaria de acuerdo con la Constitución y las leyes. El Gobierno lo componen el
presidente y los ministros.
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− El poder judicial. Sus integrantes son los jueces y magistrados, y su función es la de administrar justicia en
nombre del Rey.
Cabe destacar el Tribunal Supremo, como órgano superior de justicia, y el Tribunal Constitucional, cuya
función es declarar la constitucionalidad o no de las leyes.
− Los organismos territoriales del Estado. Se contemplan las peculiaridades y la diversidad de los distintos
pueblos de Espaða, con el desarrollo del Estado de las autonomías. El Estado espaðol está organizado en
diecisiete autonomías. El organigrama de la administración territorial espaðola está constituido por las
provincias y los municipios.
4.− El Estatuto de Autonomía de Andalucía
LA FASE PREAUTONÓMICA
Tras la muerte de Franco en 1875, se va despertando en el pueblo andaluz un intenso afán autonomista. Es un
andalucismo popular, mayoritario, nada conflictivo.
El camino de la autonomía era difícil. Aprobada la Constitución de 1978, ante la posibilidad de acceder a la
autonomía por la vía rápida o por la lenta, se apostó por la primera. El 28 de febrero de 1980 se celebró el
referéndum de ratificación de la iniciativa, ganándose en todas las provincias excepto en Almería, ante lo que
el Gobierno tuvo que aceptar la voluntad popular mayoritariamente expresada. La Junta de Parlamentarios
elaboró un anteproyecto del Estatuto de Autonomía, que fue aprobado en referéndum el 20 de octubre de
1980; significaba el fracaso de la UCD y el triunfo del PSOE.
EL ESTATUTO DE AUTONOMÍA
Es la norma que determina y regula la autonomía andaluza, marca el ámbito de su territorialidad, describe sus
competencias y formas de organización, arbitra la forma de composición y funcionamiento de los poderes
ejecutivo, legislativo y judicial, y sienta las bases de las relaciones con el Estado y las otras Autonomías.
La Junta de Andalucía es la institución en que se organiza políticamente el autogobierno de la Comunidad y
está integrado por el Parlamento, el Consejo de Gobierno y el Presidente.
El Parlamento tiene la capacidad de hacer leyes, elegir al Presidente, controlar al Consejo de Gobierno y
aprobar los presupuestos. El Consejo de Gobierno ejerce las funciones ejecutivas y administrativas, mientras
que su Presidente representa a la Comunidad. El poder judicial es ejercido por el Tribunal de Justicia, y el
Defensor del Pueblo defiende los intereses de los ciudadanos frente a la Administración.
5.− La Espaða reciente (1982−1996)
Los aðos ochenta marcan el asentamiento definitivo del sistema democrático.
LOS SOCIALISTAS EN EL PODER
A lo largo de 1981 y buena parte de 1982, sólo un partido ofrecía garantías de poder consolidar el sistema
democrático: el Partido Socialista Obrero Espaðol (PSOE). Dicho partido se había renovado ideológica y
programáticamente, asumiendo la monarquía como forma de Estado y abandonando el marxismo como
referente ideológico.
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Tras las elecciones de 1982, Felipe González se convertía en el primer presidente de un gobierno socialista en
Espaða, presidiendo un gobierno que podía ejercer el poder ejecutivo a su gusto. La opinión pública había
asumido el mensaje de cambio de los socialistas. Un cambio que significaba la consolidación institucional de
la democracia y la modernización de las estructuras económicas del país.
Las elecciones siguientes llegaron en 1986, y el resultado no dejó lugar a dudas: el PSOE mantuvo una
holgada mayoría absoluta.
LOS CAMBIOS POLÍTICOS
En los aðos ochenta se contempló una profunda transformación política. El desastre electoral de la Unión de
Centro Democrático (UCD) en 1982 fue espectacular. En las siguientes contiendas electorales Adolfo Suárez
intentó resucitar el centro político con la creación del Centro Democrático y Social (CDS), pero obtuvo
discretos resultados.
Un descalabro de grandes dimensiones sufría el PCE de Santiago Carrillo. Con la dimisión de Carrillo se
abría una importante crisis del Partido Comunista que posteriormente organizaría una coalición de partidos de
izquierda bajo la denominación de Izquierda Unida (IU). Por la derecha, el hundimiento electoral de UCD
hizo que el voto de Coalición Democrática creciese de forma espectacular, pasando a tomar las siglas de
Alianza Popular (AP). Sin embargo, la derecha repetía resultados en las elecciones de 1986, lo que le llevó a
su líder, Manuel Fraga, a abandonar la dirección del partido. Por su parte, los nacionalistas vascos y catalanes,
a través del Partido Nacionalista Vasco (PNV) y de Convergencia i Unió (CiU), mantuvieron sus
respectivos grupos parlamentarios.
EL DECLIVE SOCIALISTA
A partir de 1986 asistimos a un paulatino descenso del apoyo electoral al PSOE. 1988 fue el aðo en el que se
inicia la inflexión de la tendencia política, cerrándose con una huelga general convocada por las centrales
sindicales CC.OO. y U.G.T., que tuvo un gran seguimiento social.
Desde entonces los acontecimientos se precipitan: en las elecciones municipales de 1987 el PSOE sufría una
importante pérdida de votos; en las elecciones generales de 1989 Felipe González perdía la mayoría absoluta;
y en las elecciones municipales de 1991 los conservadores, bajo la denominación de Partido Popular (PP) y
liderados por José María Aznar, rompen su techo electoral, apareciendo como una alternativa real de
gobierno.
Las elecciones generales de 1993 tenían como telón de fondo un país en plena recesión económica, con unas
cifras de paro elevadísimas y los escándalos salpicaban de forma grave al Gobierno. Sin embargo, el PSOE
conseguía su cuarta victoria en una elecciones generales, aunque la distancia entre socialistas y populares se
redujo de forma extraordinaria. En una nueva convocatoria electoral en 1996, el PSOE perdía las elecciones y
José Mð Aznar se convertía en presidente de gobierno.
6.− Espaða en el mundo actual. La política exterior espaðola
LOS OBJETIVOS EXTERIORES DEL RÉGIMEN DEMOCRÁTICO
El primer objetivo en política exterior fue la normalización de relaciones diplomáticas con todos los países del
mundo.
El segundo objetivo fue la nueva solicitud de ingreso en la Comunidad Económica Europea.
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El tercer objetivo que se propuso el gobierno de la UCS fue el ingreso en la Organización del Tratado del
Atlántico Norte (OTAN).
ESPAðA EN EUROPA
El ingreso de Espaða en la Comunidad Económica Europea (hoy, Unión Europea) se hizo efectivo a partir de
1985. En dicho aðo Espaða firmó en el Palacio de Oriente de Madrid el Tratado de Adhesión a las
Comunidades Europeas.
Espaða tuvo que aceptar unas condiciones que parecieron excesivamente duras: la Comunidad exigió largos
Aperíodos transitorios@ para los sectores espaðoles más competitivos, o para aquellos temas en los que
diferentes países miembros temían las malas consecuencias del ingreso espaðol.
Hoy Espaða está presente en todos los organismos europeos. Se halla representada en la Comisión Europea y
en el Parlamento Europeo.
En los aðos de pertenencia a las Comunidades, Espaða ha apoyado y estimulado los importantes pasos dados
en el proceso de formación de la identidad política común europea, como han sido la aprobación del Acta
Única, en 1986, el Tratado de la Unión Europea (Tratado de Mastricht), en 1993, y la ampliación a
quince miembros de la Unión.
El balance entre las ventajas y los inconvenientes ha sido positivo para Espaða.
LOS LAZOS TRADICIONALES
El ingreso de Espaða en las comunidades europeas marcó el ámbito natural en el que la política, la sociedad y
la economía espaðolas debían integrarse. Pero esto no significaba el abandono de los otros dos polos
tradicionales de la política exterior de Espaða: Iberoamérica y el mundo árabe. Al contrario, los gobiernos
diseðaron una política de acercamiento entre Europa y estos dos ámbitos.
Al respecto de las relaciones que la Espaða democrática ha mantenido con los países iberoamericanos se
podrían destacar una serie de hechos:
− La sustitución del concepto de Hispanidad por el de Comunidad Iberoamericana de Naciones.
− La política iberoamericana se ha convertido en una política de Estado, en la que el Rey de Espaða juega un
papel importante.
− La celebración de las Cumbres Iberoamericanas de jefes de Estado y de Gobierno ha supuesto el
reconocimiento de una cultura y un ámbito propios.
Espaða se ha ocupado también de llamar la atención de la Unión Europea hacia los países del flanco sur. Pidió
la convocatoria de una Conferencia del Mediterráneo que tratara los acuciantes problemas de estos países.
El objetivo era conseguir el impulso económico mediante la ayuda financiera, la liberalización del comercio,
la sistematización de los encuentros interministeriales y la propagación de los valores democráticos. Espaða
consiguió organizar la Primera Conferencia Euromediterránea. El éxito se reprodujo en 1997 al celebrarse
la segunda.
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