ACTUALIDAD TÉCNICA Seguridad en el trabajo El amianto: un material fuera de la ley El amianto es un material que, a pesar de que en la actualidad está totalmente prohibido, se utilizó en muchas edificaciones e instalaciones construidas hace décadas, cuando aún no se conocían los peligros de sus fibras. Por ello, son muchos los proyectos que se realizan en lugares en los que el amianto ya está instalado, lo que produce ciertas dudas y temores que podrían ser evitados con la información suficiente. Por Sofía Gutiérrez varios expertos en el tema hablan de la normativa sobre la uralita y explican qué pasos hay que dar para evitar cualquier riesgo. Se trata de recorrer todo el proceso, desde que una empresa desmonta la uralita hasta que traslada el material a la Compañía para la Gestión de Residuos Sólidos en Asturias (Cogersa), pasando por los consejos y la información ofrecida desde el Instituto Asturiano de Prevención. ¿El objetivo? Acabar con las dudas que aún hoy suscita el enfrentarse a proyectos en los que el amianto y la uralita estén presentes. Jorge García, gerente de la empresa Lugaru Los responsables de la firma Lugaru decidieron hace ya tres años, en el mes de marzo de 2002, inscribirse en el Registro de Empresas con Riesgo por Amianto (RERA) para poder llevar a cabo excavaciones y demoliciones en edificios donde se hubiera instalado uralita, ya que «hay muchas instalaciones de estas características y cuando íbamos a trabajar allí veíamos que no podíamos manipular ese material, por lo que optamos por inscribirnos para no tener que llamar a otras empresas para que quitaran la uralita», explica Jorge García, uno de los responsables de Lugaru. El empresario reconoce que en el sector de demolición y construcción «nos encontramos a menudo con la uralita», por lo que «es necesario, finalmente, especializarse y tomar las medidas oportunas para poder trabajar con el material sin tener ningún problema». A 12 DOVELA NÚMERO NUEVE pesar de esto, García explica que «nosotros no nos dedicamos a desmontar la uralita como principal actividad, si no que va ligada a nuestro trabajo en el sector». Por eso, Lugaru cuenta únicamente con 4 trabajadores especializados en los desmontajes de amianto ya que «no podemos tener a todos los empleados preparados para ello porque tienen que cumplir muchos requisitos y pasar numerosos reconocimientos médicos para evitar cualquier tipo de enfermedad ligada a su labor». García informa de que el principal peligro al que se exponen estos trabajadores es «el riesgo de inhalación, que se rompa una placa y se inhalen las partículas», por lo que los empleados que manipulan el material «deben tener un control muy estricto durante bastantes años después de terminar su trabajo para conocer en profundidad cuál es su estado de salud y poder abordar en cualquier momento los problemas que pudiera conllevar». A pesar de esto, este empresario deja claro que «si se cumplen todas las normas no debería, en principio, haber ningún tipo de problema, ya que los trabajadores van correctamente equipados para evitar cualquier tipo de sustos». Con este objetivo, además, cada vez son más las firmas del sector de la construcción que deciden inscribirse en el RERA para poder desmontar amianto. Este aumento se nota, sin duda, entre las propias firmas, ya que tal como reconoce García, «cada día hay más competencia en este sentido porque cualquier empresa puede inscribirse si pasa algunos requisitos y es algo que, finalmente, acaban haciendo muchas compañías». El responsable de Lugaru señala, no obstante, que «lo importante es hacer las cosas bien y no tener ningún tipo de problemas en un tema tan delicado como éste». Eduardo García Morilla, jefe de Sección de Higiene Industrial del Instituto Asturiano de Prevención de Riesgos Laborales Precisamente con el objetivo de evitar estos problemas, el Instituto Asturiano de Prevención realiza una importante labor de información e inspección para dar a conocer a las empresas los requisitos que tienen que cumplir para poder actuar en edificios o superficies en los que esté previamente instalado el amianto. Y es que, según explica Eduardo García Morilla, desde el año 2002 está prohibida su fabricación, comercialización y utilización por lo que «los únicos trabajos en los que se acepta que los trabajadores se expongan a fibras de amianto son los que tiene que ver con actuaciones sobre el amianto ya instalado, que es mucho, ya que estamos hablando de un material utilizado de manera profusa por sus cualidades físico-químicas. Desde los años 60 hasta los 80 se utilizaron toneladas de amianto». García Morilla explica que la vigente normativa obliga a las empresas que vayan a manipular o trabajar en zonas en las que haya amianto a inscribirse en el RERA, aunque éste no es el único requisito que deben cumplir antes de llevar a cabo alguna actuación de estas carac- que tener en cuenta que las empresas registradas no se dedican en exclusiva a trabajar con amianto, sino que suelen ser del sector de la construcción y demolición». Son firmas, por tanto, que podrían encontrarse con JUAN MENÉNDEZ terísticas. «Estas firmas deben entregarnos un plan de trabajo antes de poner en marcha el proyecto para poder dar un informe favorable», señala el responsable de Higiene Industrial del Instituto de Prevención, que destaca que el plan de trabajo debe incluir «todas las medidas que la empresa va a adoptar para limitar al máximo la generación de fibras de amianto y el riesgo de exposición de sus trabajadores». Y es que, el principal peligro del amianto es su inhalación, por lo que el Instituto y la Inspección Provincial de Trabajo realizan habitualmente controles exhaustivos de la ejecución de las obras «para comprobar que se están poniendo en práctica todas las medidas incluidas en el documento que nos entrega». García Morilla reconoce que el control a las empresas funciona, ya que «desde que se toman medidas y se inspeccionan los trabajos el número de firmas que se han adherido al RERA ha crecido de manera importante». Las cifras no dejan lugar a dudas, ya que si en el año 2000 eran 17 las empresas incluidas en este registro, en septiembre del año 2005 son 69, aunque esto no es todo. Los planes de trabajos presentados en el Instituto ascendieron a 8 en el año 2001, mientras que en el 2005 ya van 111. No obstante, el experto en esta materia deja claro que «hay Eduardo García Morilla, jefe de Sección de Higiene Industrial del Instituto Asturiano de Prevención de Riesgos Laborales. la necesidad de llevar a cabo algún trabajo urgente, no programable con antelación, en el que estuviera presente el amianto. Para ello, estas empresas tienen en su poder «planes de trabajo genéricos, que pueden tener preparados para una intervención de corta duración y urgente», afirma el representante del Instituto que resalta, no obstante, que «esta actuación también tiene que ser comunicada y tiene que llevarse a cabo con las medidas pertinentes de seguridad». El control de la salud de los trabajadores expuestos a las fibras de amianto es uno de los temas más importantes, por lo que las empresas envían anualmente los resultados de las pruebas específicas que se les realizan a estos profesionales. Sin embargo, esto no era así en otras épocas, por lo que García Morilla reconoce que «ha habido mucha gente que, durante mucho tiempo, estuvo en contacto con el amianto sin protección por desconocimiento y por falta de información». Esto, unido a que los efectos nocivos de la exposición pueden hacerse notar «después de mucho tiempo», hace que en muchas ocasiones se desconozca la relación entre el contacto con el amianto y una enfermedad cancerígena. Para evitar estos problemas, los controles a los trabajadores se realizan ahora de manera muy rigurosa y, además, «se está intentando recopilar toda la información necesaria para mejorar el Tégola Fachadas • Reformas de pisos • Impermeabilizaciones • Bajos comerciales Terrazas • Cubiertas • Pintura en general • Toda clase de reformas NÚMERO NUEVE DOVELA 13 Avda. de Torrelavega, 22, 1.º C. 33010 Oviedo • Tels.: 985 219 267- 985 225 773 • Móvil: 608 781 539 • E-mail: [email protected] ACTUALIDAD TÉCNICA EL AMIANTO: UN MATERIAL FUERA DE LA LEY conocimiento de las patologías y poder asociarlas con la exposición al amianto». Y es que, sin duda, uno de los principales problemas que se encuentran los profesionales es la falta de información, algo que el Instituto Asturiano de Prevención está intentando paliar «dentro de nuestras posibilidades», explica el jefe de Sección de Higiene Industrial. En concreto, el organismo dependiente de la Consejería de Justicia, Seguridad Pública y Relaciones Exteriores ha informado del tema a todos los ayuntamientos de la región para que la normativa sobre el amianto, y los problemas que puede causar una exposición a sus fibras, sea puesta en conocimiento de todas aquellas empresas que vayan a solicitar un permiso de obra a los consistorios. Además, también se ha remitido una circular a los colegios profesionales para que, cada uno dentro de su sector, potencie el cumplimiento de la normativa vigente. Estas medidas, unidas a la celebración de jornadas técnicas sobre amianto, intentan profundizar en un tema que «preocupa bastante a la sociedad, sobre todo en los últimos tiempos», reconoce García Morilla, quien hace especial hincapié, no obstante, en que «sólo hay riesgos cuando se generan fibras, ya que hay que evitar su inhalación», por lo que asegura que «si no se manipula el material, no hay por qué alarmarse». José Antonio Vicente. Jefe de Explotación de Residuos Industriales de Cogersa El jefe de Explotación de Residuos Peligrosos de Cogersa, José Antonio Vicente, explica que su empresa es el último eslabón de una cadena que comienza cuando una firma desmonta las placas, una actuación que es «la más importante de todo el proceso, ya que tiene que cumplir una serie de normas estrictas que vienen incluidas en el proyecto». Tras el desmontaje, y después El material con amianto es recepcionado con su pertinente embalaje en la planta de residuos de Cogersa. Las instalaciones donde se dejan los residuos está sujeta a la normativa legal vigente; el material desechado es tapado y aislado, y los trabajadores están especializados en este tipo de labores y controlados sanitariamente tanto por la empresa como por el Instituto Asturiano de Prevención. Los profesionales que trabajan en su desmontaje son sometidos a controles sanitarios muy rigurosos de embalar correctamente las piezas, éstas llegan a la planta de Cogersa donde un trabajador, correctamente equipado, traslada estas placas con una máquina de transporte a un depósito de seguridad de residuos peligrosos. «Estamos hablando de un material que no se coloca en un vertedero de residuos urbanos, ya que hay una normativa en la que se hace especial hincapié en cómo se debe recoger y dónde debe ubicarse para que no haya ningún peligro», destaca. Además, los trabajadores de Cogersa encargados de transportar la uralita hasta el depósito «son unos empleados concretos que tienen un control sanitario muy riguroso. En todo momento se sabe el nombre y apellidos de las personas que trabajan con estas placas, ya que se trata de personal autorizado expresamente para ello», indica Vicente, que reconoce que «se trata únicamente de cumplir las normas, sin más». Y es que, por ejemplo, si una empresa envía a Cogersa uralita o amianto sin embalar correctamente, «nosotros no lo aceptamos, lo devolvemos, ya que no podemos hacer nada si no llega en las condiciones adecuadas», destaca el responsable en esta materia de Cogersa que deja claro, no obstante, que situaciones como ésta no suelen ser habituales, ya que «estamos hablando de una serie de empresas autorizadas que antes de poner en marcha un proyecto en el que se trabaje con placas de uralita deben informar al Instituto Asturiano de Prevención de Riesgos Laborales, que es el encargado de inspeccionar para que todas las normas y requisitos de control y seguridad se cumplan». Por eso, Vicente señala que «nosotros poco podemos hacer, nos llega en bultos y uno de nuestros trabajadores lo transporta, con carretilla y protegido con buzo, al depósito de seguridad, y ahí, tapado, se queda sin más». Por eso, el jefe de Explotación de Residuos Peligrosos hace especial hincapié en que «deben ser los aparejadores o las empresas de construcción y demolición que trabajan en edificios en los que hay uralita las que deben poner especial cuidado a la hora de manipular este material», aunque destaca también que «no tiene por qué haber ningún problema si hay unas condiciones buenas de trabajo». Por el momento, parece que los requisitos se cumplen en la mayor parte de las ocasiones o, al menos, eso es lo que se intuye desde el último eslabón de una cadena que comenzaría, por ejemplo, en una empresa como Lugaru. x NÚMERO NUEVE DOVELA 15