REVISIÓN Y CORRECCIÓN DE TEXTOS Glenys Pérez Para realizar la revisión final de un texto, es conveniente tomar en cuenta todos los elementos que han intervenido en el proceso de redacción del documento. Debemos considerar aspectos tan diversos como la adecuación al destinatario del escrito, la corrección ortográfica y gramatical, el rigor en el uso del lenguaje, la adecuada presentación del documento, etc. De igual manera, es recomendable, de ser posible, dejar reposar el escrito una vez finalizado, antes de comenzar su corrección. En la revisión de un borrador o borradores de un texto, debemos atender todo lo relacionado con la forma y el contenido. De allí la importancia de realizar una lectura global y otra parcelada, con la finalidad de observar, entre muchos otros aspectos, que: a) El orden secuencial y jerárquico de las ideas desarrolladas se encuentran correlacionadas respetando la búsqueda de la comprensión del texto. b) La extensión, el orden y vinculación de los párrafos conservan criterios lógicos para lograr la coherencia y la unidad de sentido textual. c) Se respeta la concordancia y la presentación ordenada de las oraciones que conforman los párrafos. d) La modalidad, el género y el estilo en relación con la coherencia del texto, es decir, la relación entre forma elegida y unidad de sentido global se cumple. e) El léxico utilizado es el apropiado según la ocasión y la intencionalidad del autor. En este sentido, la revisión de textos tiene por objetivo lograr una redacción de lectura amena y fluida y a la vez, facilitar la comprensión respetando las técnicas y normas de corrección escrita. Es relevante fijarse en algunos aspectos que pueden derivar en incoherencias, tales como: a) La ruptura de la unidad temática, organizativa y lógica del texto. b) La inconsistencia de las relaciones entre las partes, enunciados y párrafos. c) La dificultad para entender e interpretar el contenido. d) La presencia de inexactitudes en la información, de incongruencias y de contradicciones. e) La falta de progresión temática en donde se combine información conocida y nueva. f) El empleo de informaciones ambigüas, repetitivas y generales. g) La presencia de divagaciones y explicaciones intercaladas y constantes disgresiones. Cada palabra que el escritor emplee debe estar contextualizada al tema elegido, del mismo modo, debe utilizar recursos y mecanismos de expresión que le ayuden a conseguir un estilo claro, propio y variado; todo esto lo podemos ir concretando a través de la revisión del escrito. Jesús Sánchez Lobato (2007) en su texto Saber escribir, afirma que la finalidad de escribir es representar por escrito, pero que, sin embargo, de la finalidad dependerá en gran medida la naturaleza y la forma que adquieran los textos. Todo escrito, con independencia de su configuración, debe constituir una unidad de sentido completo y para que esto se cumpla, todos sus elementos deben ser presentados de manera sistemática, coherente y armónica. Los textos son formas de producción de comunicación escrita y aunque no hay esquemas preconcebidos y las variantes que pueden presentar son ilimitadas, podemos partir de modelos reconocidos por el valor literario, por exigencia institucional (académico, administrativo, jurídico, etc.), por el sentido práctico o por el carácter instructivo. Usualmente utilizamos el modelo normalizado, el cual constituye el tipo de texto que habitualmente usan los hablantes. A través de estos textos contamos hechos, describimos situaciones reales, opinamos, razonamos, reflexionamos y sacamos conclusiones. Además, generalmente presentan una disposición secuencial donde se combinan de forma variada lo concreto con lo abstracto y el hecho con la idea. Considerando lo anterior, la lengua constituye el repertorio y la fuente que abastece al texto de componentes léxicos, gramaticales y semánticos. La acertada selección y combinación de todos ellos, en relación con el tema y la secuencia de ideas determinan el estilo de cada escrito. Lograremos el estilo deseado si es adecuada la elección de los elementos de la lengua para el logro de nuestro propósito, por eso, la revisión del texto es necesaria en virtud de que nos ayuda a recomponerlo y a ajustarlo de acuerdo a lo que verdaderamente deseamos comunicar.