Usos y abusos de la productividad Martes, 05 de Octubre de 2004 Economía y Negocios, El Mercurio Eduardo Aninat La productividad está siendo un vocablo muy de moda en el Chile de hoy. Sin embargo, éste tiene, al menos, tres significados fundamentales: en la microeconomía, la macroeconomía y en el análisis de instituciones. La última vez que asistí a un seminario empresarial escuché que el término "productividad" fue empleado 30 veces, en las tres horas que duró. La productividad está siendo el vocablo más utilizado por economistas, analistas y empresarios en el Chile de hoy. Lo notable es que de todas las veces que se emplea el término significa distintas cosas, y nadie se preocupa de intentar una definición, o una estandarización de usos. En lo que sigue, y muy someramente, intentaré describir al menos tres maneras diferentes en que la ciencia económica concibe y usa la palabra. Espero así contribuir a un entendimiento más claro y útil de la productividad en los debates que circulan por todos lados. Los alumnos de Economía se aproximan por vez primera al término mediante el estudio del clásico ejemplo de lo que pasa en un determinado terreno agrícola, fijo en extensión, al cual se le agregan sucesivamente más trabajadores, manteniendo constante el capital y otros factores productivos. En condiciones normales, el análisis revela que, a partir de un punto relativamente temprano, la adición en el margen de un trabajador más añadirá proporcionalmente menos cantidad de producto, a medida que avanzamos. APLICACIÓN EMPÍRICA Eventualmente, incluso, es muy posible que se llegue a situaciones en que el nivel absoluto de producto decaiga al agregar un empleado más, por sobre un significativo número preexistente ("productividad negativa"). El ejemplo precedente tuvo enormes aplicaciones empíricas, para entender mejor, por ejemplo, lo que ocurría en ciertos ejidos mexicanos sobrepoblados, en algunos predios de mala calidad cuando se sometieron a reforma agraria en Chile, en los kolgojs rusos, o en empresas del área social cuando se aceptaba exceder el número óptimo de trabajadores en una faena o programa por razones "exógenas"... Cabría preguntar si acaso no existen todavía algunas reminiscencias de situaciones de nulas o bajas productividades efectivas en algunos campos de los servicios sociales comunales en Chile (en programas de empleos de subsidio municipal, por ejemplo). Similar ejercicio puede hacerse para el capital físico o el financiero. Es así como se entiende que ocurra un esquema en que los accionistas de una empresa decidan retirar acciones, concomitante a reducir el capital total de la empresa que pudo estar sobreinvertida en capitales, dadas las características relevantes para el sector y ciclo del producto. CONTRIBUCIÓN AL PIB Está de moda para los economistas macro, el discrepar sobre la tasa de crecimiento del producto potencial del país. Entiendo que en los últimos rounds de discusión del grupo externo convocado por Hacienda, pudo existir una diferencia significativa en sus estimaciones del crecimiento de largo plazo de Chile, resultado de diferencias entre ellos por la llamada "Productividad Total de Factores" (PTF). Un elemento decisivo ligado al cambio tecnológico general, a cambios de organización, y otros genéricos que alteran la función de producción agregada. Esta discusión, sobre lo que algunos eclécticos llaman el "factor de ignorancia" de los economistas profesionales, tiene valor ya que, por ejemplo, en la década de los noventa investigadores de reputación descubrieron que la mitad del cambio acumulado del PIB se explicaba por el aporte de ese elemento genérico: los cambios sustantivos que se dieron en la PTF producto de un sinnúmero de reformas estructurales de fondo. Así como hay funciones de producción que ligan el uso de factores productivos específicos a productividades bien definidas y específicas de cada cual (del trabajo y el capital), y dan cuenta así de los efectos sobre el crecimiento global; también hay elementos intangibles que generan importantes residuos no explicados por los factores tradicionales, pero que pueden sumar puntos en el resultado final. He aquí un terreno donde podría haber mucha fertilización cruzada entre los aportes y aplicaciones. Por un lado de los estudiosos de la administración y gerencia de empresas, y, por el otro, de los macreconomistas expertos. Sería un lindo ejercicio para entender mejor las nuevas tendencias largas del país, si se reunieran los economistas macro (cuentas nacionales) con los practitioners de frontera de las empresas de amplios sectores del país, para discutir sobre las reingenierías que se están dando, y se van a dar, producto del enorme cambio tecnológico general que impacta (por vía de globalización) al Chile de hoy. Ello es materia prima directa para modelar y proyectar mejor el futuro. El proceso en comento, lejos de ser fijo, es una fuerza dinámica, si se considera que la evolución lleva cambios muy significativos en las instituciones de una sociedad. COMPETITIVIDAD Cuando ello ocurre de manera sistemática, fuerte y diseminada, pierde entonces fuerza empírica explicativa el enfoque de equilibrio parcial para productividades de factores productivos, del tipo que ilustraba iniciando esta crónica. ¿Qué sentido tendría un puro conteo de capital físico o laboral en un campo o set de terrenos específicos, si estamos simultáneamente modernizando todo el entorno de reglas, normas y estándares, resultado de cambio de reglas del juego que nos dan el acceso a mercados mayores de gran escala y mejores calidades (precios)? ¿Cuál sería el factor productivo decisivo? Esta fue, sin ir más lejos, la principal razón por la que los críticos agrícolas de los pactos de libre comercio que se firmaron, erraron notoria y gravemente con sus discursos catastrofistas para el agro y para las regiones rurales en el Chile de los noventa: Ellos basaron sus análisis en un marco estrecho y estático, donde la baja productividad histórica del trabajo en el campo, simplemente, se extrapolaba hacia adelante sin más, haciendo caso omiso del enorme cambio de contexto que se iba a generar en el entorno doméstico y externo para dicho sector. En síntesis, hemos logrado establecer que hay, a lo menos, tres vertientes distintas para analizar y medir la productividad, ¡y más vale ser claros respecto del marco de referencia cuando se discute en foros públicos con tanta soltura y pasión! Un consuelo rápido a los lectores. Como muchas veces ocurre, la buena acepción rápida del término la entrega el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, al definir "productivo" como "lo que arroja un resultado favorable de valor..." Es lo que intenté en esta columna.