CAPÍTULO III MARCO REGULATORIO ORDENACIÓN Y SUPERVISIÓN Ruth Duque Santamaría 1. EL SISTEMA ESPAÑOL DE SUPERVISIÓN FINANCIERA mercado, por otro lado, orientado a impulsar la competencia y a garantizar la protección de los consumidores de productos financieros. Entre las ventajas de este modelo destacan su vocación de potenciar la especialización operativa de la labor de supervisión y de responder con óptima precisión a las especificidades sectoriales de las diversas áreas financieras. Efectivamente, los objetivos de la supervisión de los sectores de banca, seguros, fondos de pensiones y valores en ocasiones no son coincidentes. Cuando este sistema funciona eficazmente y se completa con adecuados mecanismos coordinación y cooperación entre Autoridades, cualquier conflicto de intereses que pueda surgir en el día a día de la supervisión puede ser adecuadamente analizado y gestionado a través de un esquema que garantiza que con independencia del tamaño o de la importancia sistémica de los diversos actores, sus necesidades son adecuadamente percibidas. • Modelo integrado: En el que la labor de supervisión es realizada por una autoridad única que agrupa a los distintos sectores financieros y asume las dos responsabilidades anteriormente citadas, es decir supervisión prudencial o de solvencia y de comportamiento de mercados, para todas las áreas. Al observar la arquitectura de supervisión de las actividades financieras a nivel internacional se constata la existencia de una variedad de sistemas que responden a factores como la propia evolución histórica de las instituciones, las condiciones de mercado o el desarrollo de la cooperación entre autoridades de supervisión a nivel intersectorial e internacional. No siendo el objeto de este trabajo reflexionar sobre los aspectos o condiciones que pueden influir en el desarrollo de un modelo u otro, resulta interesante al menos presentar las características fundamentales de cada uno de ellos para proceder así a contextualizar el diseño del esquema español. Dentro de la tipología de sistemas de supervisión implantados en los países de nuestro entorno y sin perjuicio de las diferencias o matices existentes se distinguen tres esquemas generales: • Modelo de supervisión sectorial: el control es realizado por autoridades especializadas por categoría de actividad financiera (banca, seguros o prestación de servicios de inversión) con respecto a los cuales el supervisor ejerce sus funciones manteniendo una visión global y de conjunto sobre un doble ámbito; el plano prudencial de un lado, destinado a garantizar la solidez y solvencia financiera de las entidades y el plano de 141 ESTUDIO SOBRE EL SECTOR ASEGURADOR EN ESPAÑA De acuerdo con la experiencia observable a nivel internacional, en aquellos países en que se ha implantado este modelo con frecuencia se aprecian como circunstancias concurrentes en su origen, entre otras, la existencia de problemas de cooperación y dificultades de comunicación entre supervisores o fallos en la supervisión o regulación de los diferentes sectores con especial incidencia en el desarrollo de crisis financieras. • Modelo funcional, por objetivos o twin peaks: la supervisión se atribuye a sendas instituciones con funciones especializadas de control de suficiencia financiera por un lado y de evaluación de la adecuación de las prácticas de mercado y fomento de la transparencia por otro. La opción por este modelo se justifica en aquellos mercados en que por la abundancia o previsible proliferación de conglomerados financieros y por el relevante peso específico de esas estructuras en la configuración del mercado, es especialmente interesante mantener la visión de conjunto sobre estas instituciones aprovechando también economías de escala y alcance. La literatura se ha hecho con frecuencia eco también de las limitaciones asociadas a este modelo: la unificación hace menos claros los objetivos de la agencia supervisora, las economías de alcance son más difíciles de conseguir dadas las diferentes regulaciones de los sectores, aparecerían las deseconomías de escala típicas de los monopolios, el equilibro entre objetivos sería más complicado, se genera un inevitable riesgo de incremento de la burocracia, aumenta el riesgo reputacional asociado a la propia actividad de supervisión, etc. Tal y como ponen de manifiesto Segura y Gil1, la decisión sobre la forma idónea de organizar la supervisión sólo tiene sentido cuando se vincula a la realidad de la evolución de los mercados; por ello el grado de desarrollo de cada sistema, el carácter de su propio mercado nacional, su actividad transfronteriza y su vinculación a un área más amplia, sobre todo si tiene como objetivo la creación de un mercado único financiero, son algunos de los factores que condicionan esta decisión. Sin perjuicio de que en España se mantenga con eficacia un esquema sectorial, con una clara atribución de funciones al Banco de España, la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones y la Comisión Nacional del Mercado de Valores respectivamente en relación a las distintas áreas de actividad, en los últimos años se ha reabierto el debate sobre la conveniencia de analizar un nuevo modelo que responda mejor a la creciente interrelación entre los mercados y que, sin perder la especialización adquirida por los distintos departamentos, potencie el desarrollo de economías de escala y sinergias organizativas, flexibilice las antiguas estructuras y dote a la supervisión de los medios más adecuados para asumir nuevas responsabilidades. El deseo de cumplir el denominado «objetivo Lisboa» es decir, lograr mayor dinamismo y competitividad en este caso, en mercado financieros más integrados y eficientes ha sido también uno de los factores que ha impulsado una nueva fase de reflexión que en todo momento ha tomado como premisa de trabajo la idea de mantener el know how y la experiencia adquirida en el desarrollo de las respectivas funciones por los tres supervisores. Por supuesto, no debe obviarse la referencia a los factores de presión externa en relación a la necesaria evolución del modelo de supervisión del sector asegurador en España. Efectivamente, desde diversos foros internacionales, entre otros el propio Fondo Monetario Internacional se ha recordado la necesidad de cumplir con los «Principios Básicos de Seguros» elaborados por la Asociación Internacional de Supervisores de Seguros. El tercero de dichos Principios exige que «la autoridad supervisora sea operativamente independiente y responsable en el ejercicio de sus funciones y poderes», cuestión ésta que no resulta compatible con la integración actual del supervisor español en el Ministerio de Economía y Hacienda. 1 «La supervisión financiera: situación actual y temas para debate» Gonzalo Gil y Julio Segura. Revista de Estabilidad Financiera nº 12, 5/2007. Banco de España. 142 CAPÍTULO III. MARCO REGULATORIO ORDENACIÓN Y SUPERVISIÓN En la primavera del año 2006 el Fondo Monetario Internacional ejecutó en España su «Programa de evaluación del sector financiero» (FSAP por sus siglas en inglés), una iniciativa compartida por el Fondo y el Banco Mundial que buscaba identificar las fortalezas y debilidades del sistema financiero nacional, determinar las fuentes de riesgo más relevantes para los agentes, concretar los aspectos sectoriales o técnicos que precisaban ser desarrollados y ayudar a priorizar respuestas políticas. Como parte de este «Programa de evaluación» se desarrollaron análisis exhaustivos sobre el seguimiento de los principios, estándares y códigos internacionalmente aceptados en cada una de las áreas, con objeto de definir el deber ser de la supervisión financiera. En particular y en relación al sector asegurador, el documento «Detailed assessment of the observance of the IAIS Insurance Core Principles for Spain. May 2006» introdujo propuestas a través de un Plan de acción, que entre otros aspectos, tenían por objeto reforzar la independencia funcional y presupuestaria de la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones. A la luz de estos informes, se reabrió el debate a nivel técnico y político, sobre la conveniencia de hacer evolucionar un sistema que, si bien en su funcionamiento y operativa, se había demostrado eficaz, desde el punto de vista de la organización de los medios era susceptible de mejora. Sin embargo, las turbulencias financieras que se iniciaron en el verano de 2007 en EEUU como consecuencia de los problemas en el mercado de hipotecas subprime, se intensificaron en el segundo semestre de 2008 de forma drástica. Tras la quiebra de Lehman Brothers en el mes de septiembre de ese mismo año, la crisis entró en una fase de mayor gravedad, obligando a las autoridades económicas de ambos lados del Atlántico a intervenir de forma urgente y a poner en marcha medidas excepcionales. Al mismo tiempo las tensiones en los mercados monetarios agravaron las restricciones de liquidez y la volatilidad de los mercados financieros internacionales –especialmente los bursátiles y de materias primas– aumentó de forma muy significativa. En ese contexto, el consenso sobre la necesidad de rediseñar la estructura del sistema de supervisión financiera en España ha dado paso a nuevas prioridades que en el ámbito del seguro se han centrado en dos aspectos fundamentalmente: por un lado concentrar los recursos técnicos y humanos del supervisor en un seguimiento especialmente atento de la situación de solvencia de las entidades, con objeto de garantizar la mayor eficacia en su función y por otro, acometer las reformas normativas oportunas que permitan modernizar el marco regulatorio del sector, tanto en el ámbito de la supervisión prudencial (en el contexto del proyecto Solvencia II), como en los aspectos contractuales (a través de una reforma integral de la Ley de contrato de seguro). 2. LA DIRECCIÓN GENERAL DE SEGUROS Y FONDOS DE PENSIONES. Lo que podríamos denominar etapa moderna de la supervisión de seguros en España se inició en 1908 con la publicación el viernes, 15 de mayo de 1908 en la Gaceta de Madrid, antecesora del Boletín Oficial del Estado, de un texto legal en el ámbito competencial del Ministerio de Fomento, que siendo el conservador Maura presidente del Gobierno, era titularidad de Augusto Sánchez Besada. Cuatro Títulos y seis Disposiciones Transitorias fueron suficientes para determinar el futuro del sector asegurador en nuestro país. Con la introducción de normas generales sobre inscripción registral que obligaban a las entidades a presentar ante la Administración copia de sus escrituras, modelos de pólizas, bases técnicas o a aportar significativas cuantías en concepto de depósitos, comenzó a desarrollarse el régimen de control que está en la base de la actual normativa sobre supervisión del seguro. Encontramos también en aquella Ley referencias a la divulgación de información anual por parte de las entidades, a la relación de reciprocidad con entidades extranjeras, criterios para la constitución y cobertura de reservas téc143 ESTUDIO SOBRE EL SECTOR ASEGURADOR EN ESPAÑA nicas o el desarrollo de un régimen de responsabilidades por infracciones que articulaba el ejercicio de la potestad sancionadora por parte del Supervisor. Especial importancia tiene también el Título III de la Ley a partir del cual nacieron dos piezas fundamentales para el funcionamiento del sector en España: la Junta Consultiva de Seguros, cuya composición y funcionamiento plural permiten, hoy como entonces, la consideración de intereses diversos en la producción normativa y la Inspección de seguros, que en origen era dependiente del Ministerio de Fomento bajo la figura de un Comisario General a cuyo mando se encontraban los «visitadores de seguros», con funciones inspectoras, de redacción de actas, propuesta en su caso de sanciones y al mismo tiempo con la responsabilidad de incrementar la transparencia en el sector, publicando quincenalmente el Boletín Oficial de Seguros con datos, noticias o avisos importantes para la industria. Poco más de un siglo después y dependiente del Ministerio de Economía y Hacienda a través de la Secretaría de Estado de Economía, la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones desempeña las funciones que las disposiciones vigentes atribuyen al Ministerio de Economía y Hacienda en materia de seguros y reaseguros privados, mediación en seguros, capitalización y fondos de pensiones, salvo las expresamente encomendadas al Ministro. Así, de acuerdo con el Real Decreto 1127/2008, de 4 de julio, por el que se desarrolla la estructura orgánica básica del Ministerio de Economía y Hacienda, efectúa el control de acceso a estas actividades, supervisa la realización de ciertas operaciones societarias (cesiones de cartera, fusiones, transformaciones…), realiza un control continuado del ejercicio de las actividades, prepara proyectos normativos, realiza estudios sectoriales, ejerce funciones de protección administrativa para los usuarios de productos financieros y coordina las relaciones como supervisor y regulador en estas materias con otros Estados, organismos e instituciones a nivel internacional, de acuerdo con el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación. Muchos son, por tanto, los ámbitos de actividad en que la Dirección desarrolla sus funciones. Sin embargo, por su trascendencia, dos tipos de actuaciones pueden ser consideradas como especialmente significativas de entre todas ellas: por un lado destaca el procedimiento de inspección que probablemente constituye la actuación en la que se manifiesta con mayor profundidad y amplitud la función de supervisión prudencial; por otro lado, el sistema de resolución de reclamaciones, consultas y quejas, que constituye el mecanismo más eficiente de acercamiento y supervisión de conductas de mercado. El punto de partida del procedimiento de supervisión por la Inspección de seguros lo marca el análisis de la información estadísticocontable que con carácter periódico (existen modelos trimestrales, semestrales y anuales en función de sus destinatarios y contenido) remiten las entidades supervisadas. En base a la misma y a la que pueda ser enviada como consecuencia de requerimientos puntuales, se analiza individualmente la situación patrimonial y de solvencia de cada entidad y se efectúa una valoración global del sector. Este análisis se ve reforzado para el caso de entidades de reducida dimensión con procedimientos adicionales y específicos en función de sus especiales características. Sin perjuicio de las actuaciones supervisoras que en su caso pudieran derivarse cuando la situación así lo requiere, el análisis de la información estadístico-contable es la base para la elaboración de los planes de inspección, que concretan las prioridades de la DGSFP con periodicidad semestral y en los que tienen cabida actuaciones respecto a entidades individuales, grupos y conglomerados financieros. En ejecución de dichos planes, una vez efectuada la inspección, levantada acta de la misma y concluido el expediente con la firma de la Resolución, se inicia la fase de seguimiento. Esta fase del trabajo de supervisión prudencial se caracteriza por su importancia a la hora de garantizar la eficacia de la labor inspectora y por la amplitud de actuaciones que pueden ser llevadas a cabo en ella. 144 CAPÍTULO III. MARCO REGULATORIO ORDENACIÓN Y SUPERVISIÓN Efectivamente, mediante el seguimiento de Resoluciones el supervisor se cerciora de que los sujetos supervisados reajustan su actuación conforme a los parámetros y pautas contenidos en dicho acto administrativo. Son múltiples las facultades que la normativa vigente atribuye al supervisor para lograr este fin. Así, como consecuencia de una Resolución se pueden poner en marcha medidas de control especial, entre las que se encuentran la traba de bienes o la prohibición de realizar ciertos actos de gestión o disposición, por ejemplo, pero también se puede iniciar un procedimiento de medidas de garantía de solvencia futura mediante planes de recuperación financiera o en caso necesario, instar procedimientos sancionadores o incluso de disolución. Entre las distintas manifestaciones de la capacidad supervisora se encuentra también, tal y como se enunciaba anteriormente, la obligación de la DGSFP de resolver las reclamaciones, consultas y quejas presentadas por los usuarios de servicios financieros en su ámbito competencial propio, mediante un procedimiento específico que garantice la posibilidad a todos los interesados de aportar su criterio, primando al mismo tiempo la agilidad y eficiencia en la tramitación. Así, en caso de discrepancia entre los consumidores de seguros y las entidades, una vez presentada la correspondiente reclamación ante los servicios de atención al cliente o los defensores del cliente en su caso, si hubieran transcurrido más de dos meses sin respuesta satisfactoria por su parte, se abre para los interesados la posibilidad de acceder al sistema administrativo de resolución de conflictos. De acuerdo con los datos que maneja la DGSFP, desde enero de 2006 hasta junio de 2009 se dio trámite a cerca de 22.000 expedientes en el desarrollo de esta función, con una tendencia claramente creciente en cuanto al volumen de actividad generado en este ámbito en los últimos años. Un análisis sereno de este dato debe conducir a dos tipos de reflexiones fundamentalmente. En primer lugar, esta evolución, que coincide con la que se ha acreditado en el mismo periodo en el ámbito de la banca y los valores, entre otros factores es resultado de una mayor consciencia de los derechos del consumidor, una mayor formación en materias financieras y una más completa información sobre la forma de enfocar el ejercicio de sus derechos por parte de los clientes. El desarrollo en los últimos años de múltiples iniciativas en materia de formación financiera a nivel nacional (por ejemplo mediante la puesta en funcionamiento de portales de educación financiera a través de internet, como el GASPAR de la DGSFP) o de programas internacionales (como los liderados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), han sentado las bases para que el sector asegurador se sienta especialmente responsable frente a quienes depositan una confianza cada vez más madura y exigente en las entidades. Por otro lado, también se hace preciso poner el dato relativo al número de expedientes tramitados en relación con el tamaño del mercado. Refiriendo datos cerrados al segundo trimestre de 2009, se generó en España un volumen de negocio en términos de primas devengadas por valor superior a 31.000 millones de euros. Se dio cobertura mediante contratos de seguro de vida a 33 millones de asegurados y alrededor del 50% de la población española dispuso de cobertura de decesos, por citar algunos productos. Casi 100.000 mediadores (agentes, corredores y operadores de bancaseguros) desarrollaron su actividad en el mercado español y en el área de planes de pensiones, se registraron alrededor de 10 millones de cuentas de partícipes. El dato de 22.000 expedientes tramitados en los últimos dos años y medio, no obstante este contexto, no puede ser despreciado y exige un esfuerzo continuo por parte de todos los actores en el sector asegurador y de pensiones para continuar mejorando la calidad del servicio prestado. El asesoramiento previo adecuado, la entrega de información accesible y apropiada, la gestión diligente de los siniestros y la especial pulcritud en la cancelación o prorroga de los contratos siguen siendo cuestiones determinantes de la 145 ESTUDIO SOBRE EL SECTOR ASEGURADOR EN ESPAÑA satisfacción de los consumidores en las que, de acuerdo con la experiencia acumulada, el sector asegurador debe seguir avanzando. Finalizando ya las reflexiones contenidas en este apartado sobre la labor de la DGSFP, necesariamente tienen que incluirse sendas referencias a la suscripción de Protocolos de colaboración con otros supervisores financieros (Banco de España y Comisión Nacional del Mercado de Valores) y con la unidad de inteligencia financiera en materia de prevención del blanqueo de capitales y financiación del terrorismo (Servicio Ejecutivo de Prevención del Blanqueo de Capitales-SEPBLAC), con objeto de favorecer intercambios de información y el desarrollo de actuaciones conjuntas en cuestiones de interés común. Como es habitual de un modelo de supervisión sectorial avanzado como es el español, la existencia de mecanismos formalizados de cooperación entre Autoridades de supervisión financiera es la vía para lograr el desarrollo de sinergias y la convergencia de prácticas supervisoras. Con este objetivo durante el año 2004 se firmaron diversos Protocolos de Colaboración que con el transcurso de los años se han demostrado especialmente eficaces. El 12 de marzo de 2004 se firmó el Protocolo de Colaboración entre el Banco de España y la DGSFP en el ámbito de sus respectivas funciones de supervisión (en el marco de lo establecido por la ley 13/1994, de 1 de junio, de Autonomía del Banco de España). De acuerdo con dicho convenio se delimitan, entre otras cuestiones, los principios de cooperación, las responsabilidades y funciones de cada autoridad supervisora, el régimen general de intercambio de información y la colaboración técnica en el intercambio de informaciones sobre el sistema financiero y las técnicas de supervisión. Algunos meses después, el 9 de septiembre de 2004 se firmó un Protocolo de Colaboración con la Comisión Nacional del Mercado de Valores, en esta ocasión en el marco de la Ley 24/1988, de 28 de julio, del Mercado de Valores. En dicho documento, además de exponer las razones que justi- fican la necesidad de arbitrar procedimientos de colaboración entre ambas autoridades de supervisión y de modo análogo a como se hizo con el Banco de España, se delimitan, entre otras cuestiones, los principios que deben regir dicha colaboración, se atribuyen responsabilidades y funciones y se fija el régimen de apoyo mediante el intercambio de información y la colaboración técnica en relación al funcionamiento del sistema financiero y las técnicas de supervisión. Por último, el 21 de octubre de 2004 se firmó el Protocolo de Colaboración con el Servicio Ejecutivo de la Comisión de Prevención del Blanqueo de Capitales e Infracciones Monetarias, ya que tanto la Ley 19/1993, de 28 de diciembre, sobre determinadas medidas de prevención del blanqueo de capitales, como su Reglamento, aprobado por el Real Decreto 925/1995, de 9 de junio, prevén la colaboración con otros órganos de supervisión para facilitar la información y colaboración necesaria. En esta ocasión se trataba a través de dicho acuerdo de promover la colaboración, fomentar la formación de los recursos humanos de los dos organismos en este ámbito concreto, cooperar en la elaboración de un censo de entidades obligadas que cooperen en el sector de seguros y fondos de pensiones y colaborar en el intercambio de información. Desde entonces en el desarrollo de labores de inspección «in situ» los funcionarios de la DGSFP aplican el contenido de los diferentes acuerdos de colaboración suscritos logrando mejoras en términos de eficacia y eficiencia en la supervisión financiera y favoreciendo el logro de sinergias supervisoras sin detrimento de la especialización sectorial. A título meramente enumerativo cierra el repaso por los Convenios de coordinación suscritos para la mejora de la supervisión financiera la alusión al Acuerdo de cooperación del Ministerio de Economía y Hacienda, el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores sobre estabilidad financiera y prevención y gestión de crisis con efectos potencialmente sistémicos. 146 CAPÍTULO III. MARCO REGULATORIO ORDENACIÓN Y SUPERVISIÓN 3. ENFOQUE INTERNACIONAL DE LA SUPERVISIÓN DEL SECTOR ASEGURADOR les con los supervisores de estos Estados, la DGSFP contribuye a la convergencia en prácticas y criterios de supervisión con estas jurisdicciones favoreciendo con ello el desarrollo de los mercados. Son variadas las líneas de actuación en que se trabaja en este ámbito: iniciativas de apoyo al desarrollo de microseguros, programas de asistencia técnica (bajo el auspicio del Banco Interamericano de Desarrollo), pasantías, seminarios y formación puntual, intercambios bilaterales de información… siempre con el objetivo de lograr una colaboración más estrecha en temas de interés común de acuerdo con las mejores prácticas y estándares internacionales de supervisión. Pero sin duda la actividad internacional más intensa para la DGSFP es la derivada de la pertenencia de España a la Unión Europea. Tradicionalmente la participación en el desarrollo del Mercado europeo de seguros ha supuesto la colaboración en un doble nivel. Por un lado, participando en el Comité europeo de seguros y pensiones de jubilación (EIOPC), creado en 2005 a partir del antiguo Comité de Seguros para reunir a los reguladores sectoriales en el ámbito de la UE; por otro, con una activa presencia en el Comité europeo de supervisores de seguros y pensiones de jubilación (CEIOPS), que desde el año 20042 reune a los supervisores de seguros de la UE y en el que también participan representantes de los supervisores del resto de integrantes del Espacio Económico Europeo. Pero por supuesto la incesante producción normativa comunitaria mantiene a la DGSFP también en contacto directo con las Instituciones europeas, especialmente con el Consejo y la Comisión Europea, a través de la participación en los diversos grupos de trabajo constituidos para desarrollar los distintos proyectos. Es precisamente nuestra pertenencia a la UE la que definirá el futuro de la supervisión en el sector asegurador en España. A raíz de las turbulencias económicas y financieras que sacudieron La labor de supervisión no puede realizarse de forma aislada en mercados modernos y globalizados. La DGSFP es consciente de la necesidad de converger en prácticas y marco regulatorio con objeto de potenciar el desarrollo de un mercado asegurador más competitivo y homogéneo, por lo que cada vez de una forma más cotidiana y con absoluta integración dentro de su actividad regular, participa activamente en diversos foros internaciones. La Asociación Internacional de Supervisores de Seguros (IAIS por sus siglas en inglés) aglutina a representantes de más de 140 Estados que por volumen de actividad generan alrededor del 97% de las primas devengadas a nivel mundial. Casi desde su creación al incorporarse la DGSFP a esta Asociación, el supervisor español ha participado en el análisis de avanzados desarrollos en el ámbito actuarial y de gestión de riesgos, que han contribuido mediante el impulso del sector asegurador, a la estabilidad financiera global. En los últimos años, mediante iniciativas como la elaboración del denominado Core curriculum, desarrollada conjuntamente con el Banco mundial, para favorecer la formación continua de quienes desarrollan su labor en el ámbito de la supervisión de seguros o la puesta en marcha de instrumentos para favorecer el intercambio de información entre Autoridades, como el Memorando multilateral de entendimiento en la cooperación e intercambio de información (MMoU) de 2007, IAIS ha asumido un relevante papel de liderazgo en la convergencia entre supervisores y fomento de relaciones basadas en el reconocimiento de la equivalencia entre jurisdicciones. Por otro lado y en base a los especiales vínculos de España con Iberoamérica, la participación de la DGSFP en la Asociación de Supervisores de Seguros de América Latina (ASSAL) ocupa un lugar privilegiado dentro de sus prioridades. A través del desarrollo de iniciativas de formación y el fomento de intercambios bilaterales o multilatera- 2 CEIOPS vio modificado su papel como Comité de nivel 3 a través de la Decisión 2009/79/CE, publicada en el Diario Oficial de la Unión Europea el 29 de enero de 2009. 147 ESTUDIO SOBRE EL SECTOR ASEGURADOR EN ESPAÑA los mercados a partir del segundo semestre de 2007, el Presidente de la Comisión Europea, Jose Manuel Barroso, encargó en octubre de 2008 a un Grupo de expertos de alto nivel, presidido por el francés Jacques de Larosière, la elaboración de un informe que incluyera su visión sobre las principales debilidades del sistema de supervisión y regulación financiera en la UE y propuestas de mejora para el futuro en estas materias. El conocido como Informe de Larosière al repasar las causas de la crisis, incidía en la importancia de la vigilancia de los factores macroeconómicos que anunciaron y en alguna medida potenciaron sus efectos. En relación al nivel micro, las ineficacias en la gestión de riesgos, los fallos detectados en el funcionamiento de las Agencias de rating, la introducción de incentivos inadecuados sobre el gobierno de las entidades financieras y las deficiencias en el marco regulatorio y supervisor fueron destacadas también como materias en las que era necesaria una actuación inequívoca por parte de los poderes públicos responsables. El informe incluía propuestas en el área regulatoria y supervisora tendentes no a eliminar la posibilidad de ocurrencia de futuras crisis, que son inevitables, sino a minimizar los daños o al menos a dificultar los efectos sistémicos detectados en la experiencia reciente. En el ámbito regulatorio las propuestas afectaban especialmente al área bancaria, pero la referencia al sector asegurador era también inequívoca. El seguro, pese a no haber participado como detonante de la crisis financiera, no era inmune a sus efectos. La Recomendación 5 del Informe incluía por tanto una referencia a la necesidad de considerar en el ambicioso proyecto de Solvencia II un tratamiento para los grupos de seguro equilibrado, con suficientes salvaguardas para los Estados de destino e instaba (tal y como ya hiciera previamente el informe del Comité de Servicios Financieros sobre supervisión financiera «Informe Franco», publicado el 23 de febrero de 2006) a avanzar en materias como la mediación vinculante y el establecimiento de esquemas armonizados de garantía de seguros. Sin embargo, tal vez las aportaciones más conocidas del Informe de Larosière sean las incluidas en el capítulo sobre supervisión. Consciente de que la supervisión microprudencial ha sido tradicionalmente el objetivo central de las Autoridades nacionales, el documento llamaba la atención sobre la necesidad de desarrollar, en el ámbito de la Unión Europea, mecanismos de coordinación entre los niveles micro y macroeconómico y de crear foros eficaces de cooperación entre los supervisores de los distintos sectores. Adicionalmente destacaba la urgencia de avanzar en materia de convergencia entre los supervisores nacionales y de dotar a las distintas Autoridades de herramientas (facultades y poderes) adecuadas para desarrollar sus funciones en mercados muy complejos y dinámicos. Concretando estas propuestas y refiriéndose en primer lugar a la macrosupervisión financiera, el Grupo de Larosière instaba a la creación de un Consejo Europeo de Riesgo Sistémico, presidido por el Presidente del Banco Central Europeo y con el apoyo logístico de dicha institución, donde se encontraran representados los miembros del Consejo General de dicho Banco, los Presidentes de los Comités europeos de supervisores de los ámbitos bancario, asegurador y de pensiones y de valores (CEBS, CEIOPS y CESR) así como la Comisión Europea. El objetivo de dicho Consejo sería recopilar y analizar información relevante en términos de estabilidad financiera en relación a las condiciones y desarrollos macroeconómicos que puedan afectar a todos los ámbitos financieros y a la luz de los mismos, fijar criterios y en su caso emitir alertas. En el ámbito de la microsupervisión prudencial el Grupo, tras haber mantenido encuentros con representantes de los Comités de nivel 3 y reconocer su importante contribución en el proceso de integración financiera europea, alertó sobre la necesidad de superar ciertas ineficiencias existentes en la actual estructura. A tal fin, se proponía la creación del denominado Sistema Europeo de Supervisión Financiera, integrado por los supervisores financieros nacionales y tres nuevas Autoridades, constituidas a partir de los actuales CEBS, CEIOPS y CESR. 148 CAPÍTULO III. MARCO REGULATORIO ORDENACIÓN Y SUPERVISIÓN Así, con objeto de estar en disposición de supervisar de forma eficaz la complejidad de los mercados financieros europeos y especialmente los grandes grupos internacionales, las nuevas autoridades se verían investidas de nuevas funciones, poderes y responsabilidades, permaneciendo en todo caso la supervisión directa sobre las entidades, encomendada a los supervisores nacionales3. Sin perjuicio de ello, la propuesta de Laro- sière hacía también hincapié en la necesidad de desarrollar, especialmente en el ámbito bancario y de seguros, los colegios de supervisores como foros de cooperación e intercambio entre supervisores con responsabilidades sobre entidades pertenecientes a grupos internacionales. El siguiente cuadro ilustra el esquema propuesto por el Grupo de alto nivel. 3 El Informe de Larosière abre no obstante la posibilidad de que la Autoridad europea de supervisión del mercado de valores asuma funciones directas de supervisión sobre las agencias de rating. 149 ESTUDIO SOBRE EL SECTOR ASEGURADOR EN ESPAÑA Adicionalmente, entre los aspectos considerados fundamentales para lograr una supervisión eficaz destacan en el Informe también las referencias a las cuestiones organizativas, siendo expresas y amplias las alusiones a la cuestión de la independencia y a la suficiencia de medios a disposición del supervisor. El tema de la independencia es tratado en diversos momentos a lo largo del Informe, con un enfoque inequívoco a la hora de destacar que la supervisión financiera debe ser responsable ante las autoridades políticas en cuanto al desempeño de sus funciones, pero plenamente independiente de éstas en el desarrollo de dicha labor. Explícitamente se insta a eliminar mecanismos de control como la presencia de representantes del gobierno en la presidencia u órganos de dirección de las Autoridades, como requisito necesario para incrementar la legitimidad de la acción supervisora. Pero es más, con objeto de asegurar una acción inminente de los poderes públicos para garantizar esta condición en cada uno de los Estados Miembros, se recomienda a la Comisión Europea, en colaboración con las nuevas Autoridades supervisoras comunitarias en sus respectivos ámbitos sectoriales, la tarea de realizar de forma inmediata evaluaciones sobre el grado de independencia de todos los supervisores nacionales y emitir recomendaciones concretas de mejora. En una lectura nacional de esta recomendación, siendo evidente que la situación de la DGSFP en este sentido no cumple los requerimientos internacionales previamente comentados, es previsible que la necesaria actuación política para reconducir esta cuestión sea de nuevo demandada por las distintas instancias internacionales. Por último, centrándonos ahora en las propuestas del Grupo en relación a la suficiencia de medios de que deben estar dotados los supervisores financieros, es imprescindible citar el llamamiento «urgente» realizado con objeto de fortalecer a los supervisores nacionales, mediante la armonización de sus competencias y facultades dentro de la Unión Europea y la dotación de medios humanos y materiales adecuados para asumir las nuevas responsabilidades encomendadas. Efectivamente, consciente de las nuevas funciones encomendadas a los supervisores por los nuevos acuerdos internacionales y la propia normativa comunitaria, el Grupo incluyó una referencia a la necesidad de dotar a los supervisores de los medios económicos y las herramientas de gestión del capital humano que sean adecuadas para realizar de forma eficaz las nuevas funciones y les instó a desarrollar esta tarea incorporando a sus objetivos tradicionales el desarrollo de un level playing field que incentive la competencia e impulse mejoras en términos de eficiencia de los mercados. El Informe de Larosière fue examinado en la reunión del Consejo Europeo de 19 y 20 de marzo de 2009 a la luz de la Comunicación de la Comisión «Driving european recovery», y en dicho momento, considerándose adecuado el marco general propuesto, se instó al examen detallado de las propuestas incluidas en estos documentos para la adopción de las primeras decisiones en la reunión del Consejo Europeo de junio de este mismo año. Las Conclusiones de esta nueva reunión del Consejo Europeo, celebrado tal y como estaba previsto el 9 de junio, fueron concretas y explícitas sobre las nuevas estructuras que serían creadas para afrontar el reto de reforzar la estabilidad, regulación y supervisión financiera en los Estados Miembros y en la Unión Europea como mercado. En relación a la macrosupervisión financiera, el Consejo acordó que se estableciera tal y como se había propuesto, un macro organismo independiente prudencial que cubriera todos los sectores financieros, denominado Consejo Europeo de riesgo sistémico (ESRB por sus siglas en inglés), encargado de las tareas siguientes: I. Definir, tener acceso y / o recoger, según proceda, y analizar toda la información relevante para la identificación, seguimiento y evaluación de las amenazas y los riesgos potenciales para la estabilidad 150 CAPÍTULO III. MARCO REGULATORIO ORDENACIÓN Y SUPERVISIÓN financiera en la UE que se derivan de la evolución macroeconómica y la evolución dentro del sistema financiero en su conjunto; II. Identificar y dar prioridad a esos riesgos; III. Emitir alertas sobre riesgos cuando éstos parecen ser importantes, dirigidas a los responsables políticos y los supervisores; IV. Cuando sea necesario dar recomendaciones o consejos sobre las medidas, incluyendo en su caso las de carácter legislativo, a ser adoptadas en respuesta a los riesgos identificados; V. Llevar a cabo el control obligatorio y el necesario seguimiento de las advertencias y recomendaciones, y VI. Mantener un enlace eficaz con el FMI, el FSB y sus homólogos de terceros países. Por otro lado y en el ámbito de la microsupervisón, el Consejo recomendó que se estableciera, tal y como se había propuesto, un Sistema Europeo de Supervisores Financieros, entendido como una red europea con responsabilidades compartidas y mutuamente reforzadas, de acuerdo con un modelo de supervisión inequívocamente sectorial. De este modo, a nivel comunitario y de acuerdo con el mandato recibido, los actuales Comités de supervisores de la UE (CEBS, CEIOPS y CESR) deben ser transformados en Autoridades Supervisoras Europeas (ESAs por sus siglas en inglés) dotadas con personalidad jurídica de Derecho comunitario: una Autoridad Europea de Banca (EBA), una Autoridad Europea de Seguros y Pensiones Ocupacionales (EIOPA), y una Autoridad Europea de los Mercados de Valores (ESMA). En base al acuerdo alcanzado en el Consejo, los supervisores nacionales deben seguir siendo responsables de la vigilancia cotidiana de las empresas. No obstante y para reforzar la convergencia entre las diversas áreas sectoriales se propone la creación de herramientas de cooperación como un Comité de Dirección de las ESAs destinado a fomentar planteamientos coherentes de supervisión, en particular en relación a los conglomerados financieros y de coordinar el inter- cambio de información necesario entre las ESAs y el ESRB. Sin perjuicio de la necesidad de establecer un régimen de salvaguardas que impida que el desarrollo de las funciones atribuidas a las ESAs generen o de algún modo afecten a las responsabilidades fiscales de los Estados Miembros, el Consejo acordó que en las Conclusiones de dicha reunión se incluyera el siguiente catálogo de facultades (tareas y poderes) encomendadas a las nuevas Autoridades: i. Asegurar que se aplique por parte de los supervisores nacionales, un conjunto único de normas armonizadas y de prácticas de supervisión coherentes. Para ello se actuará por dos vías: a) El desarrollo de normas técnicas obligatorias armonizadas en los ámbitos que se especifiquen en la legislación comunitaria. Estas normas deben aplicarse a partir de una fecha fijada, siempre que el Comisión las ratifique; b) La elaboración de normas no vinculantes, recomendaciones y directrices interpretativas, que las autoridades nacionales competentes puedan aplicar en la toma de decisiones individuales. ii. Asegurar una cultura de supervisión común y coherente en relación a las prácticas de supervisión. Las ESAs deben ser responsables de la construcción de una cultura de supervisión europea común, del desarrollo de prácticas de supervisión consistentes, asi como del establecimiento de procedimientos uniformes y coherentes de aproximación a los grupos entre otros mediante: a) la publicación de directrices sobre cuestiones prácticas de supervisión con el objetivo de desarrollar un marco de supervisión común; b) la coordinación ex ante de los análisis sobre riesgos y evolución de las instituciones y grupos financieros; c) la realización de análisis sobre las instituciones financieras y los grupos para 151 ESTUDIO SOBRE EL SECTOR ASEGURADOR EN ESPAÑA garantizar la coherencia en los resultados (peer reviews); d) participar, si procediere, en calidad de observadores en los colegios de supervisores, a fin de identificar y gestionar posibles inconsistencias; e) recopilar cuestiones prácticas que surgen en la aplicación de la legislación comunitaria y de los estándares de las ESAs y asegurar que hay una interpretación coherente en todo el Mercado único; f) desarrollar a mayor escala la formación común para los supervisores y los intercambios de personal; g) sin perjuicio de la función de las Instituciones europeas, las ESAs desempeñarán cierto papel en cuestiones internacionales, incluidos los acuerdos técnicos y la preparación de evaluaciones de equivalencia. iii. Recopilar información microprudencial. Las ESAs serán responsables de la definición, recogida y agregación de toda la información microprudencial relevante enviada por los supervisores nacionales.Con este fin se prevé la creación de una base de datos europea establecida y gestionada por las ESAs.La información estaría disponible para los supervisores relevantes en los Colegios de supervisores y debería ser suscptible de intercambio con el ESRB, en función de futuros acuerdo de intercambio de información. iv. Asegurar una aplicación consistente de la normativa comunitaria respecto a la legislación sectorial que más adelante sea especificada y que impliquen o supongan: a) Incumplimientos manifiestos de la legislación comunitaria o de los estándares emitidos por las ESAs: Sin perjuicio de los procedimientos establecidos en el Tratado de la UE con objeto de garantizar el cumplimiento de la normativa comunitaria, el Consejo Europeo solicitó la puesta en marcha de un mecanismo para gestionar incumplimientos de la Autoridades de supervisión nacionales por conductas que sean consideradas manifiestamente divergentes respecto a la normativa comunitaria vigente o los estándares técnicos vinculantes emitidos por las ESAs y ratificados por la Comisión. El mecanismo permitirá a las ESAs dirigir recomendaciones a las Autoridades nacionales y en caso de que se mantuviera la actuación, la Comisión Europea podría requerir al supervisor nacional que actúe o cese en determinada práctica. b) Desacuerdo entre supervisores nacionales o dentro de Colegios de supervisores En caso de divergencia de opiniones entre autoridades nacionales sobre el adecuado cumplimiento de la legislación comunitaria o si dicha discrepancia surgiera en el seno de los Colegios de supervisores, las ESAs deberán facilitar el diálogo y ayudar a los supervisores a lograr un acuerdo común.Una mayoría de los miembros del Consejo apoyaron también la idea de que si tras una fase de conciliación la autoridades afectads por esta discrepancia no lograran el acuerdo, las ESAs podrían resolver la cuestión a través de la emisión de una decisión vinculante. Dado que algunos Estados Miembros no compartían este enfoque al considerar que este planteamiento podría afectar al nacimiento de responsabilidades fiscales para los supervisores afectados, las Conclusiones de la reunión del Consejo hacen expresa mención a la necesidad de limitar el alcance y modelidades de funcionamiento de este mecanismo. v. Hacer uso de poderes supervisores plenos respecto a entidades financieras de dimensión o ámbito paneuropeo. Aunque algunos Estados Miembros consideraban que esto podría dar lugar al nacimiento de responsabilidades fiscales, la 152 CAPÍTULO III. MARCO REGULATORIO ORDENACIÓN Y SUPERVISIÓN mayoría de los miembros del Consejo aprobaron la propuesta de la Comisión de plantear mediante la correspondiente normativa comunitaria que las ESAs asumieran la autorización y supervisión de ciertas entidades financieras de relevancia comunitaria, como es el caso de las agencias de rating. Unánimemente el Consejo acordó que estas facultades supervisoras plenas no se extendieran a conglomerados financieros, bancos, entidades aseguradoras, firmas de inversión y otras instituciones financieras cuya problemática pudiera generar responsabilidades fiscales para los Estados Miembros. vi. Asegurar una respuesta coordinada en situaciones de crisis El Consejo Europeo invitó también a la Comisión a explorar como las ESAs podrían desempeñar un papel de liderazgo sobre los supervisores nacionales en situaciones de crisis, entre otras posibilidades, facilitando la cooperación y el intercambio de información entre autoridades o actuando como mediador cuando fuera necesario. El esquema propuesto en todo caso debería respetar las responsabilidades de las instancias nacionales encargadas de preservar la estabilidad financiera, los bancos centrales, y de gestionar dichas situaciones de crisis, especialmente en relación a la potencial aparición de responsabilidades fiscales. La mayoría de los miembros del Consejo apoyó que la Comisión Europea examinara si las nuevas Autoridades europeas de supervisión deberían tener en situaciones de crisis la facultada de adoptar decisiones de emergencia concretas (por ejemplo restricciones sobre operaciones de short selling) y pese a que algunas voces en el Consejo anunciaron la posibilidad de que esto generara efectos o responsabilidades fiscales en los Estados Miembros, la Comisión recibió el encargo de analizar el ámbito y modali- dades en que podría asumirse concretarse esta posibilidad. Con este mandato tan definido y bajo la Presidencia de turno sueca en el Consejo durante el segundo semestre de 2009, se han iniciado los trabajos tendentes a ejecutar los compromisos asumidos para la reforma de las estructuras de supervisión financieras en la UE. La articulación jurídica de este proyecto en el plano institucional se plasmará en cinco disposiciones normativas. Por un lado, un Reglamento sobre supervisión macroprudencial del sistema financiero y para la creación del Consejo Europeo de Riesgo Sistémico (ESRB) y una Decisión del Consejo atribuyendo al Banco Central Europeo tareas específicas en relación al funcionamiento del Consejo Europeo de Riesgo Sistémico (ESRB). Por otro lado y teniendo en cuenta el esquema de supervisión sectorial por el que se ha optado a nivel comunitario, será preciso aprobar tres Reglamentos que por su aplicabilidad directa sin necesidad de ulteriores actos normativos nacionales permitirán la inmediata creación de las distintas Autoridades supervisoras europeas en el ámbito de la banca (EBA), los seguros y fondos de pensiones (EIOPA) y los mercados de valores (ESMA). Todas estas normas se consideran un paquete único por lo que se ha previsto su aprobación conjunta en el primer semestre de 2010. Pero junto con los proyectos que posibilitan el nacimiento y operativa de las nuevas estructuras de supervisión, también es preciso incorporar en la normativa comunitaria sectorial las previsiones que permitirán a las nuevas ESAs desarrollar sus funciones en relación a las distintas materias con plena eficacia. Para operar estos cambios sustantivos se tramitarán dos Directivas, conocidas como Omnibus 1 y Omnibus 2 por su amplitud sustantiva. Reservándose fundamentalmente la Omibus 2 para las reformas en la normativa de seguros (especialmente sobre el texto de la recientemente aprobada Solvencia II), la Omnibus 1 ha propuesto cambios en la siguiente legislación: i. 2006/48/EC and 2006/49/EC: Directiva de requerimientos de capital 153 ESTUDIO SOBRE EL SECTOR ASEGURADOR EN ESPAÑA ble del mercado y favorecer el avance de una industria como es la del seguro, con una relevante misión en el plano económico y social. La eficacia de la labor de supervisión puede verse afectada en ocasiones por dificultades inherentes al ejercicio de sus funciones en mercado complejos y globalizados. Ciertas actuaciones permitirán avanzar al supervisor en el logro de sus fines: i. Garantizar la suficiencia de recursos a disposición del supervisor para el desempeño de sus responsabilidades. Sólo un supervisor adecuadamente dotado de medios humanos y materiales puede desarrollar con eficacia sus funciones. Algunas de las reflexiones introducidas en el denominado Informe de Larosiere hacían hincapié en la necesidad de garantizar el acceso de los supervisores a las herramientas y capacidades necesarias para desarrollar su actividad con efectividad. Esta recomendación especialmente en el caso español debe contextualizarse en la tendencia de crecimiento del mercado en los últimos años y la necesidad de adaptar el sistema de supervisión a la modernización del marco regulatorio en el contexto del proyecto Solvencia II. ii. El avance hacia un esquema de supervisión que, en línea con las tendencias internacionales y en particular con el diseño del ESFS, tenga en cuenta las especificidades del sector asegurador. El modelo de supervisión financiera europeo ha valorado las necesidades del sector asegurador al consolidar un modelo sectorial. El marco español de la supervisión financiera esta también llamado en el corto plazo a evolucionar. Con independencia de cuál sea el resultado de las decisiones políticas que se adopten en nuestro país en este sentido, el modelo final deberá reconocer también las peculiaridades del seguro, sus necesidades y problemas, con un objetivo claro de garantía de la eficiencia en la tutela de los derechos de los asegurados. ii. 2002/87/EC: Directiva de conglomerados financieros iii. 2003/41/EC: Directiva IORP iv. 2003/6/EC: Directiva de abuso de mercado v. 2004/39/EC: Directiva MiFID vi. 2003/71/EC: Directiva de folletos vii. 1998/26/EC: Settlement Finality Directive viii. 2004/109/EC: Directiva de transparencia ix. 2005/60/EC: Directiva anti blanqueo de capitales x. 2009/65/EC: Directiva UCITS Las nuevas Autoridades comenzarán a actuar a partir del 1 de enero de 2011 y con ello se abrirá una nueva etapa en la forma en que se supervisan mercados cada vez más dinámicos e interrelacionados. El nuevo modelo europeo ha sido referencia a nivel mundial y especialmente en las cumbres del G20, como ejemplo de iniciativa que por la consideración de los efectos micro y macroeconómicos de la actividad financiera es susceptible de disponer de herramientas óptimas para la gestión de las crisis que se puedan producir en el futuro. Será preciso por tanto esperar a 2011 para ver la eficacia real de las nuevas instancias, los problemas con los que se enfrentan en la práctica y así enjuiciar de forma objetiva la idoneidad del proyecto. No obstante tampoco en aquel momento el modelo estará cerrado. Previsiblemente en el plazo de 3 años después de la puesta en marcha del ESFS y el ESRB se efectuará un análisis de las experiencias y resultados alcanzados hasta ese momento con objeto en su caso de acometer las iniciativas oportunas. CONCLUSIONES La labor de supervisión y regulación del sector asegurador tien como objetivo fundamental garantizar la mejor protección de los derechos de los usuarios d productos financieros. Al mismo tiempo debe ser capaz de realizar las actuaciones oportunas para promover un desarrollo siosteni154