¿Los premios y los castigos son educativos

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¿Los premios y los castigos son educativos?
"Si apruebas el examen te compro un regalo", "No, hoy no ves la tele, estás
castigado". ¿Te suenan? A veces ya no sabes qué hacer para que tu hijo se
comporte de una determinada manera. Es entonces cuando recurres al premio o al
castigo, aunque no siempre son eficaces ni actúan de manera inmediata. En todo
caso, se trata de recursos que debemos emplear con prudencia para que den
resultados.
Tanto los premios como los castigos no tienen una prensa demasiado buena en
algunos sectores de población. Ofrecer premios a los hijos es como reconocer un
fracaso, es como si, al fallar como educadores, tuviéramos que recurrir al "sucedáneo"
de los premios que, más que educar, adiestran.
Los castigos, por el contrario, no suelen dar tanta sensación de fracaso. Incluso
socialmente son aceptados como padres responsables aquellos que castigan a sus hijos.
De algún modo, se reconoce que el castigo sí es instrumento educativo, para terminar
admitiendo que tampoco sirve de mucho porque el hijo tiene unas inclinaciones tales
que no hay nada que hacer. Y se le va dejando de castigar y se acepta como
irremediable "su manera de ser".
Los premios y castigos son instrumentos eficaces en situaciones en las que el
proceso educativo sufre desviaciones, paradas o retrasos. Son situaciones críticas y
patológicas en las que el tratamiento habitual que se suministra en el proceso educativo,
que son buenas dosis de ejemplos, persuasión y reflexión no surten efecto y es necesario
restablecer un cierto equilibrio. Un remedio será pues seguir una medicación adecuada
basada en premios y castigos, además, claro está, de actuar en algunos otros frentes.
Premios y castigos, aunque afectan sólo a la conducta externa y,
por tanto, pueden no influir en la personalidad íntima, generan
un ambiente que facilita la comunicación entre las personas de la
familia o mejora las capacidades de la persona. Ambos aspectos son elementos
facilitadores de la educación. ¿No es cierto que será más fácil la educación de los hijos
si, con ayuda de algún premio y algún castigo, conseguimos que mantengan el orden en
sus cosas y usen ciertos modales? ¿No será lo mismo si conseguimos que estudien y
mejoren su capacidad de razonamiento?
Retomando el símil de premios y castigos como medicinas, evidentemente su uso no
puede ser indiscriminado ni generalizarse. Al igual que cualquier medicamento, es
preciso adecuar su administración a la necesidad concreta del paciente y tener en cuenta
sus contraindicaciones y efectos secundarios.
En resumen, los premios y castigos son recomendables y adecuados si se usan como
medios temporales de obtención de logros y siempre de forma apropiada. Lea, por
favor, las instrucciones de uso.
PREMIOS.
Instrucciones de uso.
Tipos de premios:
 Premios previstos. Son las recompensas pactadas que se ofrecen si se presenta
la conducta que se espera. El deseo de conseguirlas ayuda a regular la conducta.

Premios imprevistos. Se conceden sin previo aviso como reconocimiento a una
conducta deseable. Puede producir efecto en la persona que lo recibe y en las
que lo observan. Ambos relacionan las conductas deseables con la recompensa.

Premios por entregas. Son los que mantienen el interés más vivo, al concederse
puntos o vales acumulables cuando se producen pequeños logros. Al alcanzar
una cierta cantidad, se logra el premio.

Premios liberadores. Permiten liberarse de alguna tarea desagradable.
Composición de los premios:
 De base afectiva. Consisten en expresiones afectivas de los padres, como
abrazos, felicitaciones, lugares preferentes en la mesa o en el coche...

De base material. Consisten en posesiones materiales, como diversos objetos o
dinero.

Relacionados con la autonomía. Ofrecen más libertad o autonomía para
gestionar el dinero, el tiempo, el espacio…
Orientaciones de uso:
 Definir bien lo que se espera y el premio que se puede conseguir. Luego
cumplir lo pactado.

Proporcionar premios acordes con el esfuerzo realizado y con las posibilidades
razonables de la familia.

Plantear la obtención del premio a corto plazo para los más pequeños.

Proponer premios alcanzables. Sólo son útiles si se confía en alcanzarlos.
Efectos secundarios:
 Evitar su uso prolongado y variado porque crea adicción y no se actuará si no
es a cambio de premios.

Modifica la conducta pero no necesariamente las actitudes y motivaciones, por
lo que hay que combinarlos con otras acciones educativas.
CASTIGOS.
Instrucciones de uso.
Tipos de castigos:
 Castigos previstos. Son las consecuencias desagradables que aguardan como
respuesta a una conducta inaceptable determinada.

Castigos imprevistos. Son consecuencias desagradables que se otorgan sin
previo aviso ante conductas indeseables. Tratan de evitar que se repita la
conducta.

Castigos con oportunidades. Se ofrece un castigo si se da una conducta, pero
se concede la oportunidad de rectificar en dos ocasiones antes de recibirlo.
Composición de los castigos:
 De base afectiva. Consisten en expresiones afectivas negativas por parte de los
padres como reprimendas, amonestaciones, alejamiento físico, silencio, caso
omiso...

De base material. Suponen pérdida de ingresos, multas, no poder usar algo
(TV, equipo de música, bicicleta...) o quedarse sin alguna posesión.

Relacionados con la autonomía. Restringen o privan de la libertad de salir,
reducen el tiempo de ocio, exigen quedarse inmóvil, prohiben algunas
relaciones...
Orientaciones de uso:
 Elegir los castigos con prudencia. Los castigos han de cumplirse, por lo que un
castigo absurdo o que no se cumple produce el efecto contrario.

Ser proporcionado a la conducta. Cuanto más indeseable, más severo.

Ser severo, es decir, ha de ser verdaderamente desagradable ya que si sólo
supone una ligera molestia, se puede acabar aceptando la molestia como un mal
menor.

Buscar castigos relacionados con la conducta indeseable. Así, por ejemplo, si
se es descuidado y se estropean las cosas, se han de arreglar; si la conducta es
molesta, se tiene que aislar...

Procurar que el castigo se acepte como algo merecido y se entienda que
ayudará a mejorar.
AVISO IMPORTANTE: NUNCA LOS CASTIGOS PUEDEN ATENTAR
CONTRA LOS DERECHOS Y LA DIGNIDAD DE LOS NIÑOS
Efectos secundarios:
 Pueden aumentar la conducta indeseable. En algunas ocasiones, los hijos
buscan llamar la atención de los padres y, al no conseguirlo con una conducta
deseable, les basta con que les prestemos atención mediante castigos por las
indeseables. En este caso está directamente contraindicado su uso.

Si el castigo se ve desproporcionado, injusto o absurdo, puede generar
sentimientos de aversión, venganza y resentimiento. Como consecuencia, es
probable que no se evite la conducta indeseable. También estará contraindicado
su uso en estas circunstancias.
Dejo para el lector la elección del tratamiento más adecuado a las diferentes
situaciones que se le presentarán. Y, de todas formas, en caso de duda, consulte a
un especialista (profesor o psicólogo), es la persona más adecuada para facilitarle
toda la información complementaria.
CONSEJOS PRACTICOS
Tanto los premios como los castigos han de servir como reforzadores de la
conducta de nuestros hijos. Por eso, a la hora de decidirlos hay que tener muy en
cuenta lo que les gusta y lo que les disgusta y su carácter particular. A continuación se
facilitan posibles premios y castigos. No están clasificados ni ordenados por edades o
sexo, son sólo un cúmulo de ideas que espero que tendrán la virtud de sugerir otras
tantas y, entre todas, dar con aquella que se buscaba y no se encontraba:


Algunas ideas de premios:
Subida de la paga, un disco, clases de, participar en una excursión o un viaje,
poder salir una tarde hasta una hora más avanzada, una comida especial, un
abrazo, felicitarle, alabarle delante de personas que le importan, darle la llave de
casa, un juguete, una prenda de ropa, un día de descanso sin hacer las tareas
domésticas habituales, un libro, un diario, ver algún programa de TV, alquilar
una película, anotar el hecho en el libro de oro de la familia, ir a dormir a casa de
un amigo o que éste venga a casa, salir por la noche, salir al cine con vosotros
sin la compañía de ningún hermano...
Algunas ideas para castigos:
Multa de dinero, limpiar algo, encargarse en solitario de alguna tarea tediosa,
continuar estudiando, estar un tiempo en otra habitación, estar un tiempo sentado
pensando una propuesta, levantarse más temprano, acostarse antes, no salir con
los amigos, llegar a casa una hora antes de lo habitual, reparar un daño, pagar
destrozos, escribir una reflexión sobre lo hecho y cómo hacerlo mejor, no usar el
teléfono, devolver la llave de casa, no asistir a una excursión
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