Tema: Nutrición y Actividad Física En 1995, la revisión de las Guías alimentarias para los Estadounidenses, incluyó la siguiente recomendación: "Equilibre los alimentos que ingiera con la práctica de actividad física. Mantenga su peso." La revisión del año 2000 de las Guías alimentarias incluye dos lineamientos similares: "Apuntar a lograr un peso saludable" y "Practicar actividad física todos los días." Como conclusión podríamos decir que: "Todos los adultos deberían realizar un total de 30 minutos o más de actividad física de intensidad moderada, de preferencia, todos o prácticamente todos los días de la semana." Introducción Los alimentos dan la energía necesaria para hacer ejercicio; comer lo correcto en el momento indicado aporta al cuerpo lo que necesita para un rendimiento y una recuperación óptimos. Al hacer ejercicio, se pierden líquidos a través de la transpiración y al exhalar el aire. Así pues, beber adecuadamente es esencial para evitar la deshidratación y el cansancio. Es por eso que consumir un determinado tipo de alimentos y líquidos en el momento adecuado permite realizar el ejercicio físico de una manera más eficiente y posibilita asimismo una rápida recuperación. La energía de los alimentos Las grasas y los hidratos de carbono son las principales fuentes de energía. De las proteínas también se obtiene energía, pero solamente hacia el final de una prolongada sesión de ejercicio, como por ejemplo, al correr una maratón. Los hidratos de carbono se almacenan en cantidades limitadas en los músculos y en el hígado en forma de glucógeno (este se agotan hora y media o dos horas después de comenzar el ejercicio intenso, de ahí que la dieta deba aportar cantidad suficiente de carbohidratos para restituir las pérdidas y evitar la fatiga temprana) y en la sangre en forma de glucosa. Cuando se agotan las reservas de glucógeno comienza la fatiga. La grasa se acumula bajo la piel como tejido adiposo y alrededor de los órganos internos. Cuando llevamos a cabo un ejercicio aeróbico, como caminar o correr, la energía la obtenemos de quemar grasas y cierta cantidad de glucógeno. Los músculos de una persona en buena forma física obtienen más energía de las grasas que del glucógeno. En cambio, cuanto más intenso y duro es el ejercicio realizado, más glucógeno se utiliza y mayor tiempo se precisa para reponer las reservas consumidas. De ahí que, en parte, sea tan importante descansar unos cuantos días después de una sesión en los casos en que realicemos por primera vez un programa de ejercicio. Las personas que llevan tiempo practicando un determinado tipo de ejercicio reponen con más facilidad las reservas de glucógeno que las personas que acaban de empezar. Entonces….¿Qué comer? La dieta que debe acompañar a un programa de ejercicio es la misma que se sigue para gozar a largo plazo de una buena salud. Una dieta equilibrada, basada en hidratos de carbono complejos, como por ejemplo pan y pasta integral, papas, arroz integral, cereales y unas cinco porciones de frutas y verduras, legumbres, pescado, nueces, productos frescos bajos en grasa y aceite de oliva en lugar de manteca, se considera ideal para la conservación o recuperación de la salud y aporta grandes cantidades de hidratos de carbono complejos. Es importante reducir la ingesta de carne roja y de productos frescos grasos, así como de tortas, galletas, papas fritas y dulces, los que deben permitirse sólo como caprichos ocasionales. Una persona que consume gran cantidad de alimentos con un alto contenido en grasa, azúcar, sal y aditivos artificiales puede carecer de algunos micronutrientes como la vitamina C, hierro y calcio, esenciales para obtener energía, fortalecer el sistema óseo y lograr una fácil recuperación tras el ejercicio. Resulta provechoso tomar complementos vitamínicos y minerales, pero lo que realmente beneficia a largo plazo es mejorar la dieta. No hay píldora o medicamento capaz de aumentar la energía; en cambio, una alimentación óptima maximiza el rendimiento. ¿Cuándo comer? Tras una comida copiosa, el cuerpo precisa tiempo para digerir los alimentos, proceso durante el cual a menudo se experimenta cierto cansancio. Se recomienda, pues, esperar un par de horas (entre una y cuatro horas) antes de iniciar algún ejercicio físico, ya que esto ayudaría a vaciar los alimentos del estomago y evitar cualquier complicación que pudiera surgir; de manera que será fundamental la seleccionan de aquellos alimentos de rápido vaciado gástrico como los hidratos de carbono, ya que las grasas y las proteínas tienen mayor permanencia; la consistencia también influye ya que aquellas preparaciones liquidas se vacían mas rápidamente que las sólidas. Por ejemplo, si se practica natación, después de una comida se debe posponer el ejercicio para evitar un corte de digestión y calambres. En cambio, los atletas que necesitan un rápido impulso de energía para poder acelerar al final de la carrera comen una cantidad pequeña de alimentos ricos en hidratos de carbono -frutos secos-, antes de realizar ejercicio. Comer alimentos ricos en azúcares antes de hacer ejercicio puede ser contraproducente, ya que hay peligro de hipoglucemia (una acusada disminución de los niveles de azúcar en la sangre) mientras el cuerpo intenta hacer frente al exceso de glucosa. Cualquier impulso de energía obtenido de comidas dulces será efímero e irá seguido de una disminución de energía. Los alimentos no sólo aportan la energía necesaria, sino que permiten al cuerpo reponer el combustible que necesita y recuperarse una vez finalizado el ejercicio. Comer después ayuda a reponer las reservas de glucógeno. Es recomendable elegir alimentos con un alto índice de glucógeno, por ejemplo, arroz, pan, pasta o papas; estos hacen que la energía dure por un buen tiempo y no surja el cansancio El cuerpo sólo puede almacenar las cantidades pequeñas de glucógeno que necesita para abastecer de energía a los músculos durante el ejercicio anaeróbico. Un aporte regular de hidratos de carbono complejos (cereales integrales, legumbres, verduras y frutas) es necesario para mantener unas reservas de glucógeno suficientes. Los atletas utilizan una técnica llamada “carga de hidrato de carbono” para almacenar mas cantidad de glucógeno. Una semana antes de una competición, reducen de forma gradual la intensidad del entrenamiento para conservar una elevada cantidad de hidratos de carbono. (*Ver en alimentación para deportista de alto rendimiento) En cuanto a la toma de líquidos Al hacer ejercicio se pierden líquidos a través de la transpiración y al exhalar el aire. La deshidratación deteriora el rendimiento y hace que se requiera un mayor esfuerzo por parte del corazón, los pulmones y el sistema circulatorio, por lo que es indispensable mantener una toma adecuada de líquidos cuando se practica ejercicio. ¿Qué beber? El mejor líquido para la rehidratación es el agua (Este es esencial para los procesos fisiológicos de la digestión y absorción y eliminación de desechos metabólicos no digeribles). Para una efectiva hidratación mientras se hace ejercicio, el agua debe estar relativamente fría (5 ºC), pues a esa temperatura el líquido se vacía rápidamente del estómago y es absorbida por el intestino delgado. De todos modos, debe evitarse a toda costa la ingestión de agua helada. Las bebidas compuestas por electrolitos e hidratos de carbono fabricadas para atletas pueden ser de gran ayuda, y su sabor posiblemente estimule el consumo de líquidos. Las bebidas de electrolitos o también llamadas isotónicas contienen sodio, cloruro y potasio, y sirven para reponer las sales que se pierden al sudar. Por ejemplo, Gatorade®, esta es una bebida para quitar la sed, es una solución de electrolito-glucosa de alrededor del seis por ciento de concentración de carbohidratos. Si usted usa una bebida para deportistas, elija una que tenga menos del ocho por ciento de sólidos (carbohidratos, electrolitos.) Soluciones más concentradas podrían demorar la absorción de líquidos. Estos sólidos deben ser diluidos en agua pura antes de su uso como bebidas para reponer líquidos. Jugos de frutas tales como jugo de naranja, deben ser diluidos si los está usando como bebidas para reponer líquidos antes, durante y después de un juego o práctica. Jugos de fruta varían de 10% a 17% en la concentración de carbohidratos. Dilúyalos en una cantidad igual de agua pura, antes de usarlos como reposición de fluidos. Por supuesto, cuando usted toma jugos en otras situaciones, tales como una comida o merienda, usted no tiene que diluirlos Pero es importante mencionar que estas bebidas son útiles si se realiza ejercicio durante prolongados períodos de tiempo bajo altas temperaturas y hay abundante transpiración. Sin embargo, las sales se pueden sustituir también por un poco de sal de mesa (sodio y cloruro) en la comida, banana o jugos de tomate o de cítrico (potasio). Al contener azúcar, las bebidas con hidratos de carbono mantienen los niveles de glucosa de la sangre y aportan combustible adicional durante el ejercicio. Los estudios realizados con atletas sugieren que este tipo de bebidas diluidas intensifican el rendimiento. Sin embargo, el agua es suficiente para satisfacer las necesidades derivadas del ejercicio. ¿Cuándo beber? Hay que beber lo suficiente antes, durante y después de hacer ejercicio para evitar la deshidratación. Si el cuerpo se queda sin el agua necesaria y se produce la deshidratación, los riñones no pueden filtrar ni los materiales tóxicos ni los desperdicios, y las toxinas pasan a la sangre. En casos extremos, la persona puede entrar en coma. Dado que la sed no es un indicador óptimo de la necesidad de líquidos que tiene el cuerpo, no se debe posponer su ingestión hasta tener sed: lo ideal es beber unos 250 ml cada 15 min. o hacerlo tan a menudo como sea posible. Es muy importante beber lo suficiente cuando se realiza ejercicio a altas temperaturas para reponer el agua que se pierde al sudar. Muchos entrenadores y atletas alguna vez creyeron que restringiendo el agua durante una competencia o práctica, hacía a un atleta más fuerte—que de alguna manera los atletas necesitan menos agua- . Desdichadamente, algunas personas todavía siguen esta práctica que disminuye su rendimiento y es realmente peligrosa. Sin suficiente agua para enfriarse por sí mismo, el cuerpo se puede calentar a niveles sumamente peligrosos. Los atletas con buena condición física necesitan más agua –no menos. El atleta en buena condición física es capaz de guardar y quemar más energía en un periodo corto de tiempo. Eso significa que su cuerpo deja escapar más calor, requiere más enfriamiento, pierde más agua y necesita más agua para reponer sus reservas. También, usted podría haber incrementado su reacción a sudar, lo que significa que usted pierde mucho más agua. Como un atleta en forma, usted necesita más agua que otras personas. Cuando usted se siente cansado y con calor durante un entrenamiento o juego, beber grandes cantidades de agua de manera rápida, le podría causar incomodidad o calambres estomacales. Pero esa no es una buena razón para restringir el agua. Beber cantidades moderadas a intervalos frecuentes es la mejor estrategia durante una competencia o práctica. Aproximadamente un vaso de agua fría cada 15 ó 20 minutos durante una actividad, es lo adecuado para la mayoría de atletas. Algunos atletas podrían beber un poco más en cada intervalo. El agua fría es mejor ya que ayuda a absorber el calor del cuerpo, y se vacía del estómago al intestino a una velocidad rápida, lo que permite su absorción rápida dentro del cuerpo. En cuanto al peso, si una persona se pesa antes y después de realizar actividad física, lo que se observará es que el peso posterior a la actividad física será menor ya que hubo pérdida de líquidos, los cuales se eliminan luego la transpiración. Una de las complicaciones que podemos encontrar sino se consume la cantidad de liquido suficiente es la deshidratación, la que presenta peligros a corto y largo plazo para su salud. A corto plazo, su sistema de enfriamiento en su cuerpo podría no funcionar apropiadamente y usted sentirá calor, sufrirá insolación y hasta puede morir. A largo plazo, repetidos episodios de deshidratación pueden causarle daño a sus riñones. El resultado más común de la deshidratación es una baja resistencia y rendimiento. Algunos atletas erróneamente creen que después de deshidratar sus cuerpos a propósito, ellos pueden rápidamente hidratarlos y casi inmediatamente recuperar un funcionamiento óptimo. Mientras beber líquidos abundantes es la acción más apropiada a seguir después de deshidratarse, esto podría tomar unas cuantas horas, antes que su cuerpo se hidrate completamente y usted pueda alcanzar su mejor rendimiento. Algunas bebidas que contienen cafeína, como gaseosas y té, son vendidas como bebidas para quitar la sed. No use bebidas que contengan cafeína, como bebidas para hidratar y reponer líquidos, antes, durante o después de una competencia o práctica. La cafeína actúa como diurético. Incrementa la producción de orina y promueve la deshidratación. Gasto energético y una dieta equilibrada Los deportistas son personas que presentan necesidades nutricionales especiales, sea con respecto a la calidad y la cantidad nutricional. También es cierto que cada modalidad deportiva e intensidad de entrenamiento va a exigir una dieta específica para suplir las necesidades generadas. La clave de una dieta sana es que sea variada y equilibrada; una correcta alimentación resulta fundamental para mantener la salud y prevenir las enfermedades. Las necesidades nutricionales (y calóricas) varían de un individuo a otro, dependiendo del sexo, la edad, el estado de salud y el nivel de actividad, pero la mayoría de la gente necesita comer de la misma proporción los alimentos de los distintos grupos alimenticios. Algunos alimentos deben consumirse regularmente y en grandes cantidades, mientras que otros menos nutritivos deben ingerirse sólo de vez en cuando y en pequeñas proporciones; otro aspecto a considerar a la hora de realizar el plan de alimentación es la fase de entrenamiento (preparatoria, competitiva, descanso, manutención, etc.), la intensidad del entrenamiento (días de entrenamiento semanales, volumen de horas diarias, tipo y intensidad de los ejercicios – técnicos, tácticos, etc.). Evidentemente existen otros aspectos más específicos y no menos importantes, que no citados aquí, y que también influyen en el momento de establecer una dieta a un deportista (o equipo), como por ejemplo, los aspectos relacionados con hábitos culturales de alimentación, local de entrenamiento y competición, clima, altitud, etc. Con todo, a partir de estos principios básicos ya podemos seguir con la discusión. La composición de la dieta puede ser dividida en dos grandes grupos: los macronutrientes y los micronutrientes. El primer grupo incluye los carbohidratos, lípidos (grasa) y proteínas. Ya el según las vitaminas, minerales y oligoelementos. Se entiende por alimentación equilibrada la proporción justa entre los principios nutritivos: 15% de proteínas (de alto valor biológico). 25% de grasas (evitando las saturadas) 60% de carbohidratos (HC simples y complejos) Distintos grupos alimentarios - Glúcidos: El 60% aproximadamente de nuestra dieta debe estar formada por los alimentos que los contienen. Los hidratos de carbono se clasifican en: de absorción lenta y de absorción rápida dependiendo del tiempo que transcurre entre la ingesta de estos y el momento en que pueden ser utilizados por el organismo. Los hidratos de carbono denominados de absorción rápida o simple se componen de uno o dos elementos. El organismo los absorbe rápidamente por lo que es muy útil su ingesta durante el ejercicio. Se encuentran en la miel, frutas, jugos, leche, yogures y dulces. Los hidratos de carbono denominados de absorción lenta o complejos están compuestos de gran número de elementos iguales, que el organismo debe disociar en primer lugar. Son azúcares cuya absorción intestinal es lenta. Son más adecuados para ejercicios físicos que se desarrollan por tiempos prolongados. Estas cadenas de hidratos las tienen las verduras, los cereales, las papas, y las leguminosas. - Lípidos: Las grasas constituyen el 25% de los alimentos que ingerimos; los hay en la manteca, el aceite, además de en la carne, pescado y huevos. El almacén de energía está compuesto básicamente de hidratos de carbono y grasas. Cuando se van agotando las reservas de glucógeno, el organismo las emplea como principal combustible energético en pruebas deportivas de larga duración. Las cantidades que debe aportar la dieta de estos nutrientes, en periodo de entrenamiento, son las que se recomiendan a la población general, con un predominio de las grasas insaturadas (aceites, frutos secos o pescado azul) sobre las grasas saturadas (lácteos, manteca, carnes grasas). - Proteínas: Deben formar un 15% de nuestra dieta. Se encuentran en las carnes, pescados, huevos y también en el arroz. Las necesidades proteicas de los deportistas son ligeramente superiores a las de las personas sedentarias, debido a un mayor desgaste, a una mayor masa muscular y a la utilización de parte de las mismas como combustible energético. Los alimentos proteicos que se incluyen en la alimentación diaria son suficientes para cubrir estas necesidades sin necesidad de recurrir a suplementos que acarrean problemas de salud (desmineralización, sobrecarga renal…). - Agua: Constituye el 70% del peso total de nuestro cuerpo. - Minerales: Facilitan el metabolismo y son básicos para la producción de energía. El Calcio, Hierro, Yodo, Magnesio, entre otros son fundamentales. - Vitaminas: No aportan ningún valor energético pero son fundamentales para el desarrollo del Sistema Músculo-esquelético. Podemos citar como ejemplo las vitaminas C. B, B-1, A y D - En el caso de suplementación: Debe ser cuidadosamente tratado ya que en los últimos años, principalmente en virtud de la carga publicitaria asociada a una intensa campaña pró suplementos, ha generado un aumento en su consumo tanto dentro de los gimnasios (de mantenimiento) como en los clubes de alto nivel. Sin embargo, lo ideal es que el deportista obtenga todas sus necesidades a través de buenos hábitos alimentarios tanto cualitativamente cuanto cuantitativamente, y solamente en casos específicos y particulares debe existir una suplementación (sea de carbohidratos o proteicas – creatina y otras substancias). Lo más importante es que cualquier tipo de suplementación debe ser prescrita bajo la aprobación y supervisión del equipo médico y nutricional. (*) Alimentación para deportista de alto rendimiento. Algunos días antes de una competición básicamente aeróbica, como un maratón o un triatlón, es conveniente que el deportista regule su dieta y entrenamiento en un intento de incrementar al máximo las reservas de glucógeno. Un método práctico para conseguirlo consiste en poner una modificación del entrenamiento, de tal modo que en los siete días previos a la competición se disminuye significativamente el volumen, de un modo progresivo, manteniendo una intensidad de entrenamiento elevada. Durante los cuatro días previos (- 7, - 6, - 5 y - 4) se sigue una dieta baja en carbohidratos. Esto hará que el músculo esté parcialmente agotado en sus reservas de glucógeno y listo para sobre compensar. Durante los tres días previos a la competición, la dieta tiene que ser rica en carbohidratos, principalmente en forma de carbohidratos complejos (legumbres, granos, frutas y vegetales) porque, comparándolos con los azúcares refinados, son más nutritivos desde un punto de vista de su contenido en vitaminas minerales y fibra, y porque, además, suelen tener niveles muy bajos de grasa. No obstante, ingerir esta cantidad de alimentos puede acompañarse en algunas personas de síntomas gastrointestinales menores como sensación de plenitud y malestar. Por ello, hay estudios realizados que aconsejan sustituir parte de estos carbohidratos complejos por bebidas ricas en maltodextrina, bajas en residuos y muy energéticas, como método tan efectivo como las dietas comúnmente usadas para “recargar” el músculo. La comida pre-competitiva, una comida rica en carbohidratos tomada en las horas previas a la competición, puede completar las reservas hepáticas y musculares de glucógeno. Aquellos deportistas que siguen un ayuno en las 6-12 horas previas, y no consumen hidratos de carbono durante la competición tienen más posibilidades de desarrollar una hipoglucemia durante la misma. Es preferible una comida que mezcle hidratos de carbono de rápida, intermedia y lenta asimilación. En la hora previa es muy recomendable que todo alimento sea en forma líquida. Las recomendaciones hechas por diferentes comités de expertos en nutrición sobre las necesidades proteicas diarias de una persona se encuentran en un rango que oscilan entre los 0,8 y los 1,2 g/kg/d, pero estas cantidades son suficientes para personas que realizan una actividad física aeróbica de baja intensidad, como caminar; sin embargo, los deportistas que trabajan habitualmente con intensidades más elevadas, necesitan más proteínas en su alimentación. En la mayoría de los casos se pueden obtener suficiente cantidad de proteínas a partir de la alimentación diaria. No obstante, en algunas circunstancias puede resultar ventajoso el uso de suplementos proteicos, sobre todo porque contienen muy poca grasa, purinas o colesterol. Por un lado, el ejercicio de fuerza puede producir una reducción importante en la concentración del glucógeno muscular asociado con fatiga y disminución de la fuerza. También hay estudios que sugieren que la ingesta de carbohidratos inmediatamente antes y durante un ejercicio de estas características puede mejorar el rendimiento físico, puede acelerar la recuperación del glucógeno muscular después del ejercicio de fuerza y puede optimar la síntesis proteica y la hipertrofia muscular. Alimentación posterior al ejercicio La rápida recuperación de las reservas del glucógeno después de una sesión de entrenamiento o de una competición es fundamental si se quiere mantener un rendimiento óptimo en sucesivas sesiones de entrenamiento o en competiciones muy seguidas. Sin embargo, la velocidad con la que el músculo puede recuperar sus reservas de glucógeno va a estar estrechamente relacionada con tres factores dietéticos: el tiempo transcurrido entre la finalización del ejercicio físico y el comienzo en el consumo de carbohidratos, el tipo de carbohidrato elegido y la cantidad ingerida. Tipos de dietas para los deportistas 1.- Entrenamiento: Resulta fundamental respetar cada día el número de comidas, su composición y los horarios. Se recomienda distribuir la alimentación en cuatro comidas: desayuno, comida y cena y un almuerzo o merienda al menos una hora antes del entrenamiento. La comida fuerte previa al entrenamiento deberá realizarse al menos 3 horas antes del mismo. La dieta diaria puede incluir: 250 gramos de pan integral, un litro de lácteos bajos en grasa, 130 gramos de carne ó 150 gramos pescado ó 2 huevos, 350 gramos de fruta fresca y 250 ml. en jugo y 50 gramos de fruta seca, 200 gramos de pasta o arroz (cocido) ó 200 gramos de papa, aceite de oliva y otras grasas como la margarina o manteca, 30 gramos de miel o azúcar y 40 gramos de frutos secos. 2.- Competición: La dieta de competición abarca los tres días previos y el día de la competición. Los días previos el deportista tiene mayor motilidad gastrointestinal debido al estrés que le supone competir, lo que se asocia a diarrea. Conviene que durante esos días la comida sea rica en carbohidratos y pobre en grasas y fibra, para mejorar su tolerancia, reducir la diarrea y la mala absorción de nutrientes. La comida deberá realizarse 3 horas antes de la prueba para asegurar un adecuado vaciado gástrico, optimizar las reservas de glucógeno y conseguir unos niveles de glucosa en sangre normalizados. 3.- Dieta de recuperación: Destinada a recuperar las reservas de glucógeno. Se han de tomar alimentos y líquidos en los 15 primeros minutos tras la prueba, momento en el que el organismo asimila con mayor rapidez los nutrientes ingeridos, sobre todo los carbohidratos. Dicha toma debe aportar entre 0,7 gramos y un gramo de carbohidratos por kilo de peso. Por ejemplo: 500 ml de bebida isotónica, 2 barritas energéticas de 35 gr. y una banana o 300 ml de jugo de naranja, 300 gr. de compota de fruta y 40 gr. de galletas. Después, cada 2 horas, se aconseja tomar unos 50 gr. de carbohidratos (125 mililitros de jugo, 30 gr. de galletas y una fruta). “La creatina o carnitina en los últimos años se ha convertido en la sustancia nutricional más popular que podría mejorar el rendimiento deportivo”. ¿Qué Es? La creatina, es un compuesto natural que se sintetiza en el hígado, el páncreas y los riñones a partir de tres aminoácidos (arginina, glicina y metionina). Además, también se encuentra en la dieta, especialmente en el pescado, en la carne y en otros productos animales, y en cantidades insignificantes en algunos vegetales. Una persona de 70 kilos tiene unos depósitos de creatina de unos 120 gramos. Alrededor del 95% se encuentra en la musculatura. El resto se reparte entre el corazón, los espermatozoides, la retina y el cerebro. Las necesidades diarias de creatina para esta persona son de unos dos gramos. En general, la mitad se obtiene a través de la dieta y, el resto, lo sintetiza el propio cuerpo. Los suplementos de creatina que consumen los deportistas son una versión sintética de la sustancia que fabrica el cuerpo y se ingiere diariamente con la dieta. Funciones La creatina, y más precisamente su forma fosforilada o fosfocreatina, cumple principalmente cuatro funciones durante el ejercicio intenso. 1°- Regenera el ATP, única moneda de cambio energética que el músculo es capaz de utilizar para llevar a cabo su actividad. 2°- Transporta la energía desde su principal lugar de producción en las células musculares hasta su lugar de utilización. 3°- Ayuda a mantener el pH en el interior de los músculos, evitando que se produzca una acidificación que impediría que la intensidad del ejercicio pueda mantenerse durante más tiempo. Además, ayuda a regular el aporte de energía por medio de la utilización de la glucosa. A largo plazo, parece ser que la ingesta de creatina podría facilitar el aumento de la masa muscular producido por el entrenamiento, bien por estimular la síntesis de proteínas musculares, bien por permitir llevar a cabo entrenamientos de mayor calidad. Todas estas funciones son positivas para la competición deportiva. Se ha demostrado que, al aportar cantidades suplementarias de creatina en la dieta, los depósitos musculares de creatina y de fosfocreatina pueden aumentar entre un 15% y 30%, y un 10% y 40%, respectivamente. Por tanto, sería lógico pensar que esta mayor disponibilidad de creatina y fosfocreatina favorecería el rendimiento deportivo, al mejorar la capacidad de la musculatura del deportista para realizar las funciones que se acaban de mencionar. Los efectos beneficiosos se observan principalmente en actividades intensas y repetitivas, pero no en ejercicios únicos o de larga duración. Las personas vegetarianas podrían obtener un mayor beneficio, debido a la carencia que padecen de creatina al no ingerir cantidades suficientes por medio de la dieta. El único efecto secundario conocido hasta la fecha de la suplementación con creatina es un aumento del peso de entre 0,5 y 1,8 kg. Parece claro que, con la suplementación aguda, el aumento se debe a una retención de agua por parte del organismo. Aunque se ha especulado con la posibilidad de que la creatina provoque problemas renales, hepáticos, calambres y contracturas musculares, así como alteraciones gastrointestinales, no existe ninguna evidencia basada en estudios clínicos fiables de que esto sea cierto. La creatina, igual que otros suplementos nutricionales como los carbohidratos, las vitaminas, los minerales o los aminoácidos, no está incluida en la lista de sustancias prohibidas de ninguna alta instancia deportiva. Además de los deportistas de alto impacto mencionados podemos encontrar a otros, considerados profesionales o de élite que están sometidos a un gran desgaste físico, debido a los entrenamientos o competiciones deportivas, suelen recurrir al empleo de productos específicos para deportistas para suplir sus altas demandas energéticas y nutritivas. Dentro de los deportistas, los culturistas y las personas que realizan ejercicios de pesas tienen una especial "cultura" de la alimentación hiperproteica con el fin de aumentar su masa muscular y facilitar la recuperación tras una sesión de entrenamiento con peso: buscan el conocido "efecto popeye". Es cierto que tras una sesión de ejercicio de este tipo existe un balance negativo de síntesis muscular, por lo que se aconseja una suplementación proteica bien sea con un batido comercial, o con un batido casero a base de alimentos proteicos (clara de huevo, soja, leche, etc). El problema está en que se suelen cometer errores por un consumo excesivo de este tipo de preparados. Necesidades reales de proteína Una persona sana normal tiene unos requerimientos proteicos diarios de 0,8 gr/ Kgl/ día, mientras que la cantidad que debe incluir un deportista en su dieta habitual es superior, pues las demandas musculares son mayores. Según el consenso de médicos y nutricionistas especializados en deporte, los requerimientos de proteína que se establecen para deportes aeróbicos y de equipo, oscilan entre 1,2 y 1,4 gramos por kilo y día; y en deportes de fuerza y velocidad, entre 1,5 y 1,7 gramos por kilo y día. Sin embargo, la realidad es bien distinta. La cantidad real de proteína que llegan a consumir culturistas y levantadores de pesas puede alcanzar los 4-6 gramos por kilo y día. ¿Para qué? Para buscar el "efecto popeye" basándose en publicaciones y estudios pseudocientíficos. Por el contrario, la mayor parte de los dietistas y médicos contrastados sostienen que no es necesaria una suplementación proteica más allá de los valores de una dieta normocalórica en cuanto a porcentaje de principios inmediatos (hidratos de carbono, proteínas y lípidos), ya que al estar aumentado el requerimiento energético por el propio ejercicio físico, se hace una mayor ingesta de alimentos. Bastaría con mantener un porcentaje del 15-17% de las calorías totales a expensas de las proteínas sobre el valor energético total para satisfacer la demanda proteica de un deportista y conseguir los efectos deseados de un ajuste equilibrado de proteínas: - Aumentar la masa muscular y la fuerza. - Recuperarse tras una sesión de entrenamiento. - Evitar la pérdida de tejido muscular y de fuerza que puede asociarse a un programa de entrenamiento intenso. El riesgo más evidente de llevar una dieta hiperproteica es la pérdida de calcio por la orina, y por lo tanto, un mayor riesgo de desarrollo de osteoporosis. Algunas sugerencias... La propuesta alternativa al uso masivo de preparados hiperenergéticos e hiperproteicos que ofrece el mercado deportivo, es que el propio usuario aprenda a preparar en casa batidos o aperitivos con una densidad energética y proteica adecuada para suplir parte de las demandas nutritivas, y con la ventaja de ser sabrosos y mucho más económicos que los preparados comerciales. Los ingredientes básicos son los alimentos naturalmente ricos en proteínas, como leche, yogur, petit suisse, quesos variados, helado de leche, frutos secos, cereales, que se pueden combinar con frutas, jugos, y otros edulcorantes como azúcar, caramelo, mermelada, miel, chocolate, etc. Para aumentar las proteínas, se puede añadir a los batidos líquidos, una cuchara sopera de leche en polvo. Leche con helado, frutos secos y chocolate o caramelo líquido. Jugo de naranja y helado de vainilla. Yogur natural con frutas en almíbar. Yogur y petit suisse batido con trozos de frutas. Leche concentrada con piña en almíbar y nata líquida. Pan de cereales con queso, miel y frutos secos. Algunas complicaciones que pueden presentar los deportistas son la anemia propia del deportista Resulta relativamente habitual que gente deportista que se encuentra fatigada porque están desarrollando un programa de entrenamiento físico intenso, recurra al consumo de suplementos de hierro o se realice análisis de sangre frecuentes para descartar la aparición y desarrollo de anemia ferropénica (causada por un déficit de hierro). Desde el punto de vista fisiopatológico, el cuadro clásico de anemia por deficiencia de hierro, corresponde al cuadro final de un proceso crónico que ha pasado por varias etapas: Prelatente: El sistema hematopoyético (sistema de formación de glóbulos rojos), como un mecanismo normal de defensa utiliza el hierro depositado en la médula ósea, bazo e hígado, que se evalúan dosificando la ferritina sérica. Los niveles de hierro sérico son normales, lo mismo que el hematocrito y la hemoglobina. Latente: Hay eritropoyesis (génesis y formación de eritrocitos) deficiente acompañada de bajos niveles del hierro en plasma. El hematocrito y la hemoglobina son normales. Manifiesta: Debido a que cerca de las dos terceras partes del hierro circula con los glóbulos rojos en forma de hemoglobina, a medida que se acentúa su deficiencia, se presenta una disminución acentuada de los niveles de hemoglobina circulante. En el ámbito deportivo, para considerar que una persona deportista presenta deficiencia en hierro (sin llegar a presentar cuadro de anemia) tiene que presentar al menos 2 valores anormales de los siguientes parámetros: ferritina sérica, niveles de protoporfirina del glóbulo rojo (RBCP) y porcentaje de saturación de la transferrina. Si esa persona además presenta niveles de hemoglobina sanguínea (Hb) por debajo de lo normal se considera que presenta anemia ferropénica. En personas deportistas relacionados con especialidades de resistencia aeróbica (triatletas, nadadoras, ciclistas, maratonianas, etc.), es bastante frecuente encontrar bajos niveles de ferritina sérica; sin embargo, los niveles de hemoglobina y otros índices pueden ser totalmente normales. Esto podría describirse como un síndrome de aparente déficit de hierro sin anemia o pseudoanemia, ya que sino hay descenso en el número de glóbulos rojos no está disminuida la capacidad de transportar oxígeno. Por otro lado, la aparición de anemia, puede ser debida a verdaderas deficiencias de hierro y a factores hemolíticos como: - Destrucción de eritrocitos causada por comprensión de los capilares de la planta del pie, en el caso de atletas, principalmente. - El aumento repetido de la temperatura corporal va a afectar a los eritrocitos que soportan con dificultad esta circunstancia. - El incremento de la velocidad en la circulación sanguínea (latidos por minuto) va a provocar que los eritrocitos choquen, suponiéndose una destrucción acelerada de los mismos; además esto hace que los hematíes pasen más veces por los lugares de su destrucción (bazo, etc.), aumentándose la probabilidad de su destrucción. Algunos consejos prácticos Si se practica deporte por la mañana, es fundamental disfrutar de un desayuno completo que incluya lácteos, cereales, fruta o jugos. Si la actividad es por la tarde, conviene realizar una comida sencilla y sin demasiadas grasas dos horas antes de comenzar. Por ejemplo: un plato de pasta, arroz o verdura con patata, carne o pescado con guarnición vegetal y pan, y una fruta o algún lácteo. Si se trata de un bocadillo, es preferible que sea de tortilla de papa, acompañado de fruta y/o jugo, y batido de chocolate o infusión azucarada, ya que de este modo aseguramos un buen aporte de hidratos de carbono. Si la actividad se prolonga más de una hora, conviene que cada 60 minutos nos tomemos un descanso para beber e ingerir algo sólido que contenga hidratos de carbono (galletas, chocolate...), lo que nos permitirá mantener mejor el ritmo de ejercicio. Mantener un peso adecuado combinado con una dieta saludable para reducir la posibilidad de hipertensión arterial, enfermedad cardiaca, accidente cerebrovascular, ciertos cánceres y el tipo más común de diabetes. Comer gran cantidad de vegetales, frutas y cereales, los cuales satisfacen las necesidades de vitaminas, minerales, fibra e hidratos de carbono complejos y favorecen la disminución de la ingesta de grasas, además de aportar una importante cantidad de líquidos. Consumir azúcares con moderación. Una dieta con mucho azúcar contiene demasiadas calorías y escasos nutrientes para la mayor parte de las personas y contribuye al deterioro de la dentadura. Consumir sal y sodio con moderación para disminuir el riesgo de presión arterial elevada. Consumir bebidas alcohólicas sólo con moderación. Las bebidas alcohólicas proporcionan calorías, pero pocos o ningún nutriente. El consumo de alcohol es también causa de muchos problemas para la salud y accidentes, además de que puede conducir a una adicción. Cuando los deportistas utilizan suplementos nunca deben exceder del 150% de la dosis diaria recomendada, de todas maneras los suplementos de vitaminas o minerales no mejoran el rendimiento de los deportistas bien nutridos. El deportista debe seguir estas recomendaciones para la comida durante la precompetición: · para digerir una comida grande se necesitan de 4 a 6 horas. · de 2 a 3 horas para una comida más pequeña (menos de 500 calorías). · 1 ó 2 horas para una comida líquida o semilíquida. · Menos de 1 hora para un liguero tentempié (una pieza de fruta, un pequeño bol de cereales). Algunas veces, está recomendaciones no son tan fáciles de seguir. Por ejemplo, muchas competiciones de resistencia comienzan a primeras horas de la mañana. Bibliografía: www.alimentacion-sana.com.ar/ www.alimentacion.org.ar