Aniversarios E ste año se conmemoran varias fechas importantes para las fuerzas nacionales, populares y de izquierda. Se cumplen 30 años de democracia y una década del proceso de recuperación nacional iniciado por Néstor Kirchner. Se cumplen además cuatro décadas de de aquel 11 de marzo de 1973 en que florecía una corta pero maravillosa primavera de cambios. Las dos fechas más lejanas en el tiempo fueron momentos de grandes esperanzas y enormes decepciones para el movimiento popular. La frustración o el dolor vinieron no solo por errores o incapacidades, sino que fueron el resultado de un plan elaborado para inducir al fracaso del movimiento transformador, democrático y popular. Había condicionantes de época y enormes limitaciones de gestión. Néstor rompió con esa tendencia y ayudó al reencuentro de la política con las mayorías populares. Tuvo mucha convicción, enorme firmeza y una voluntad política digna de admiración. Ya Hugo Chávez e Ignacio Lula Da Silva habían abierto una senda en Latinoamérica, pero fue la transformación Argentina la que consolidó e hizo irreversible, hasta la fecha, esa tendencia a construir una América con justicia social, independencia económica y soberanía política. Es importante valorar el proceso iniciado en Argentina hace una década sobre todo cuando, con pocos días de diferencia, murieron dos de los conspicuos hacedores del autoritarismo y la represión gubernamental en función de los intereses de grandes corporaciones transnacionales, como lo fueron Margaret Thatcher y Jorge Rafael Videla. Qué lejos parece hoy aquella noche en la cual había que “achicar el Estado para agrandar la Nación”, o donde no tenía sentido fabricar nacional porque “lo importado es mejor”. Con ese enfoque, prácticamente no hacía falta tener universidades y escuelas públicas. Claro que había que tener poco o nada de libertad de expresión y mucha represión para garantizar que nadie proteste, o por lo menos para que nadie se entere de la protesta. Resulta en ese sentido una imagen en negativo del actual proceso nacional. En este número nos permitimos pensar el futuro de la región luego de las elecciones en Paraguay y Venezuela y a pocas semanas del inicio del proceso electoral en Argentina. Lo hacemos a partir de reflexiones del politólogo Atilio Borón, el economista Arnaldo Bocco, el diputado nacional Daniel Filmus y los periodistas Martín Granovsky, Hernán Brienza y Lisandro Sabanés. También dejamos espacio para la economía nacional e internacional en tiempos de crisis con aportes de los docentes universitarios Américo García y Noemí Brenta, y nos permitimos reflexionar sobre el kirchnerismo, la relación de la Iglesia Católica y el Estado y la vigencia de los derechos humanos cuando este año se cumple el sexto aniversario de una mancha negra en el proceso de verdad y justicia: el de la desaparición de Jorge Julio López.m Comunidad & desarrollo 1 segunda época / Nº 19 / Junio 2013 Equipo Consejo Editorial Eduardo Sigal Secretario de Redacción Germán Celesia [email protected] Diseño Gráfico Jorge Figueroa jrifi[email protected] Impresión Agencia Periodística Cid Avenida de Mayo 666 CABA Comunidad & Desarrollo es propiedad de la Fundación Acción Para la Comunidad (FAPC), con sede en Avenida de Mayo 1480 2º derecha CP 1085ABR CABA Parte del Contenido de esta revista y las actividades de la FAPC son publicados en su sitio web: http://www.fapc.org.ar Registro de Propiedad Intelectual Nº 312.326 Ley Nº 11.723. Los artículos firmados reflejan la opinión de sus autores y no necesariamente las de los editores. Queda prohibida la reproducción total o parcial de los artículos salvo mención explícita del autor y la revista. Los autores de las publicaciones impresas deberán enviar con posterioridad a su edición un ejemplar para el archivo de la FAPC Consejo Directivo FAPC Presidente Eduardo Sigal [email protected] Vicepresidente Américo García [email protected] Secretario General Adolfo San Martín [email protected] Tesorero Gustavo Torres [email protected] Comisiones de Trabajo Salud [email protected] Seguridad [email protected] Usuarios y Consumidores [email protected] Educación [email protected] Organismos de Control [email protected] Inmigración [email protected] Planeamiento Urbano [email protected] Integración Regional [email protected] 2 Comunidad & desarrollo 1) Editorial 2) Indice 3) Sudamérica: balance de una década (Arnaldo Bocco, Atilio Borón, Martín Granovsky, Daniel Filmus) 10) La continuidad democrática en la región como articuladora de paz e integración (Lisandro Sabanés) 12) ¿Lo importante es ganar? (Eduardo Sigal) 13) Los consensos kirchneristas y la oposición cacerolera (Germán Celesia) 15) Unas elecciones decisivas para la oposición (Hernán Brienza) 16) Las filosofías del kirchnerismo (Juan Gianni) 18) Gramsci en Argentina (Eduardo Jozami) 22) Tipo de cambio, crecimiento y distribución (Américo García) 24) Europa, sin salida a la crisis (Noemí Brenta) 27) Relaciones Iglesia-Estado y nuevo código Civil-Comercial (Pablo Octavio Cabral) 30) Jorge Julio López, el hombre que desapareció dos veces (Miguel Graziano) 31) ¿Basura cero o cero gestión de la basura? (Rolando Salas) Sudamérica: balance de una década Arnaldo Bocco “Si la prosperidad es capturada por los más ricos, los hace árbitros de la integración” El economista destaca la mejora en el nivel de vida de la población sudamericana durante la última década, y los cambios profundos producidos en algunos de los países de la región. Pero advierte que hay que poner límites a las ganancias extraordinarias de los más acaudalados para que no condicionen el proceso de integración regional. U n músico muy popular, César Isella, decía: “Ojalá la integración nos sea de los comerciantes”. Y avanzamos en la integración en algunos aspectos, pero tenemos la parte económica, comercial, financiera, pasando por su momento más complicado. Con Uruguay hemos avanzado, y creo que en la cooperación bilateral han hecho un gran aporte no digo eliminando el secreto bancario pero sí facilitando información fiscal. Y en una cantidad de aspectos, Uruguay ha quebrado hasta la solidaridad de sus propios gremios, que eran partidarios de sostener el secreto fiscal. Pero tenemos conflictos de envergadura y de alta monta por el ingreso de botellas de vidrio de alta calidad y de 300 vehículos producidos en Uruguay. Tenemos conflictos con Paraguay, afortunadamente se disuelve la crisis política, pero también tenemos una serie de problemas de carácter muy profundo en el plano económico, donde van a aparecer problemas de lavado de dinero por parte de las autoridades electas. Paraguay para nosotros es un problema, porque es un integrante del Mercosur necesario a los efectos de la integración, es una articulación muy distinta que la que ejerce Uruguay en términos económicos con la Argentina, y es un gran cliente. Cada uno de estos países nos deja la friolera de mil o mil doscientos millones de dólares de superávit, que es una cosa extraordinariamente amplia. Son clientes que hay que tenerlos como socios o integrantes del Mercosur que trascienden la esfera de la mera relación diplomática, y no hemos avanzado por ejemplo en otros aspectos que valdría la pena. ¿Cuál es la situación que se vislumbra por los conflictos económicos, comerciales, financieros? Cuando todos se colocan en una situación dura respecto a ese intercambio, miran para el más grande, quieren agarrarse de la mano de Brasil, que siendo tan grande como economía, compensa cualquier rol que pueda jugar la Argentina desbalanceando la política en relación con esos países. Tres países “Venezuela, Paraguay, Argentina: similitudes y diferencias”. Con esta consigna, Arnaldo Bocco, Daniel Filmus, Atilio Borón y Martín Granovsky disertaron en una charla organizada por la Fundación Acción para la Comunidad, que se realizó el 15 de mayo pasado en la sede del Partido Socialista Obrero Español en la Ciudad de Buenos Aires. El panorama regional se completa con un artículo preparado por Eduardo Sigal, quien fue Subsecretario de Integración Económica Americana y Mercosur de la Cancillería argentina, y otro solicitado al periodista Lisandro Sabanés, quien viajó a Paraguay y Venezuela para cubrir las elecciones presidenciales en esos dos países. Comunidad & desarrollo 3 Y Venezuela es un país que tranquilamente podría aumentar el superávit comercial a la Argentina un 50%. Tenemos una relación extraordinaria en términos de vínculos diplomáticos, participación política, etcétera. Hemos transitado por un escenario político muy equivalente y un proceso de debate para el futuro que nos acerca mucho, y nuestras economías son altamente complementarias como son con el resto de los países que integran la comunidad del Mercosur. hemos desendeudado, no hemos pedido recursos para sostener ni el déficit fiscal ni el déficit comercial, sino que esencialmente estamos pidiendo recursos de largo plazo. No hemos avanzado en la integración financiera. Nuestras economías se han cerrado a la cooperación internacional, en particular la nuestra, y habíamos avanzando en la constitución de mecanismos a partir del Mercosur y la UNASUR. Los pasos que hemos dado en ese sentido han sido bastante limitados. Están a mitad de camino una serie de instrumentos de cooperación financiera, algunos de los cuales pueden utilizar arquitecturas institucionales existentes y otras nuevas a crear o creadas y todavía no desplegadas, como en el caso del Banco del Sur. Esto es importante porque son instituciones creadas bajo la nueva etapa de la democracia de la década que iniciamos en el Siglo XXI, en donde se han eliminado las condicionalidades de los organismos financieros internacionales tradicionales. Incluso, la Corporación Andina de Fomento, que era una banco del Pacto Andino, ha pasado a ser un Banco Sudamericano de Desarrollo, y que tampoco tiene la condicionalidad que tienen el Banco Mundial o el BID, el FMI o cualquiera de los organismos multilaterales de crédito a los cuales se acude cuando uno tiene determinado tipo de dificultades. Tampoco este organismo era un obstáculo para desarrollar este Banco del Sur, pero los sectores económicos de cada país tienen intereses muy puntuales, y se convierten en obstáculos para el desarrollo fruto de este tipo de mecanismos de inicio. Cuando se empezó a discutir el Banco del Sur había mucha oposición y hay contradicciones, porque Brasil tiene un banco de desarrollo que probablemente esté entre los tres más grandes del mundo. Entonces, competía con la existencia del Banco del Sur, porque le quitaba mercado. Y si Brasil presta, tiene los empresarios brasileños atrás. Entonces, si no hay interacción de empresas locales, evidentemente se convierte en un proceso desigual de integración. Es tal la cantidad de recursos que necesitamos para el desarrollo de infraestructura, que cualquier aporte que se haga en la constitución de instituciones independientes es poco con relación con la necesidad que tenemos. Hay gran necesidad de acceder a crédito internacional en un momento donde la liquidez mundial es muy alta y donde la demanda de crédito no es tan alta de parte de nuestros países porque todos nos 4 Comunidad & Desarrollo Hoy aporta más a la Argentina, a Venezuela o incluso a Uruguay un banco de desarrollo de China que los bancos nuestros. Es natural que se dé esa manera, estamos hablando de la segunda potencia mundial, y probablemente a corto plazo la primera, con el primer producto bruto. Pero además es sorprendente la cantidad de posibilidades que se abren, siendo China un país complejo en las relaciones bilaterales, porque puede llenar a Brasil de autopartes, y Brasil necesita defenderse de esa participación y a veces carecemos de debate intenso en nuestras economías para ver cómo nos ayudamos nosotros para que los excedentes producidos en la economía mundial no terminen vendiéndose bajo sistemas de presión de precios hacia abajo e inunden nuestras economías internas. Es probable que nosotros tengamos enormes diferencias pero hay una cosa que nos distingue: después de estos diez años, en nuestros países son muchos menos los pobres, la clase media es más clase media. Ahora, los ricos son mucho más ricos. Y ese es un tema de las reformas de funcionamiento de nuestras democracias que requiere de un debate muy fuerte, porque en la medida en que la prosperidad sea capturada por el 1, 5, 6% más rico de cada población, evidentemente es muy difícil pensar que ese sector va a ser neutral a la hora de discutir cambios más profundos en nuestras sociedad. Y en la medida en que esos sectores se hacen más poderosos, son árbitros de procesos de integración. Y por lo tanto no permiten debates de demasiada envergadura.u Martín Granovsky “Los países que redujeron la pobreza, son los que no se adaptaron al Consenso de Washington” político, con acumulación de poder desde el punto de vista de búsqueda de consenso popular. El periodista sostiene que la mejora para los sectores más postergados, en los últimos diez años, fue una política “proclamada” por el Banco Mundial pero no practicada por quienes lo seguían, sino por los que no se guiaron por sus recomendaciones A veces muchos se sienten presidentes. Una vez, Néstor me dijo: “no me tienen que imitar, porque Néstor Kirchner soy yo”. Algunos creen que ayudan chupando las medias o tapado problemas. En realidad, crean más problemas. Estuve hace poco conversando con Gabriel Balman, que esta Cambrige, especializado en pobreza y distribución del ingreso. Estuvimos conversando sobre la pobreza y dice: “en países como el nuestro - e incluye a la Argentina– no acabar con la pobreza es un capricho y casi criminal”, y al mismo tiempo dice otra cosa: ”la eliminación de la pobreza sin redistribución del ingreso era receta del Banco Mundial en los 90, era mantengamos la estructura regresiva y mientras tanto eliminemos la pobreza”. El Mercosur está debilitado, aunque el origen no fue virtuoso. La alianza original entre Argentina y Brasil en época de Alfonsín era virtuosa: era política, era concreta y se basaba en administración se sectores productivos. El comienzo del Mercosur es en el 91: es Carlos Menem, es Fernando Henrique Cardoso, es Fernando Color de Melo, es Luis Lacalle. Y el desarrollo también. Entonces, ahí hubo un vaciamiento político durante muchos años, vaciamiento que comenzó a revertirse por sintonía política no solo de los gobiernos si no de los pueblos a partir del proceso de 2003. Y la incorporación posterior de Venezuela, que pudo hacerse recién lamentablemente luego del golpe paraguayo. Hay un fenómeno de mayor solidez política en los procesos: es el caso de Brasil, el caso de la Argentina. Hay proceso sólidos por un lado, sintonía en las visiones internacionales por otro. La designación de Roberto Acevedo al frente de la OMC no es cualquier cosa porque la Argentina participó decisivamente en las negociaciones, y no es cualquier cosa porque el derrotado es nada menos que el que negoció el Nafta (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) por parte de México, Herminio Blanco. A nivel inmediato, es una usina conservadora menos, eso ya marca una diferencia. No va a ser lo mismo que un propagandista de la ultraliberalización del comercio mundial. El ALCA fracasó afortunadamente por decisión política de cinco países: los que terminaron siendo los miembros Hoy, en términos políticos, los países que redujeron la pobreza, no son los que en su momento se adaptaron al Banco Mundial ni al consenso de Washington ni al neoliberalismo. No. La reducción de la pobreza fue una política proclamada por el Banco Mundial peor no practicada por quienes lo seguían. La reducción de la pobreza, y no solo la redistribución del ingreso, es obra, fue obra del proceso de estos diez últimos años, si contamos que este ciclo empieza el primero de enero de 2003 con Lula o si contamos que este ciclo empezó con Chávez en el 99. Brasil es el país más grande de Sudamérica y marca rumbos o solidifica rumbos iniciados antes. La pobreza baja por concepción ideológica, por concepción política, a veces con o sin redistribución del ingreso, con esfuerzo Comunidad & Desarrollo 5 plenos del Mercosur. Fracasó y ni se habla del Alca, pero desde aquel momento hay un intento de EEUU de avanzar en negociaciones bilaterales o regionales de librecomercio. “Si no hay Alca a ver si hacemos alquitas”. Y tenemos la obligación de analizar cómo juegan, cómo hacen y qué posibilidades tienen y donde pone uno la energía. La energía la ponen en la liquidación de la pobreza o no; en empezar a reducir el índice de inflación o no, que afecta sobre todo a los sectores populares. ¿Dónde ponemos la energía, cuáles son las épicas? ¿Por qué no hay una épica de cómo terminar de la pobreza? ¿Somos capaces de hacer una épica con la ley de medios y no somos capaces de hacer una épica en términos concretos de la liquidación de la pobreza? Me parece que hay algo que falla ahí. La última elección que vivimos es la de Paraguay, que es una incógnita. Paraguay quiere ser observador de las experiencias de ultra liberalización. Horacio Cartes tiene la suficiente cintura como para hacer una campaña pro-Mercosur y pro-UNASUR, al contrario de Federico Franco, y ganó y al mismo tiempo hizo el doble juego de poner un huevo en otra canasta. Por eso digo: “prestémosle atención a Paraguay”. Tan poca atención le prestamos a Paraguay que el golpe contra Fernando Lugo se nos vino encima. Y cuando se vino encima, gritamos e hicimos todo lo que había que hacer: la suspensión de derechos, la condena, las reuniones internacionales, pero ya se había producido. Lugo hizo lo suyo: no haber aprovechado su primer año para construir, para transformar ese milagro que fue el triunfo de Lugo en Paraguay en una construcción medianamente sólida. Y en estas elecciones, las fuerzas de izquierda y centroizquierda tuvieron menos del 10% de los votos. Tenemos un problema.u Atilio Borón “Hay que aprender de las lecciones que dejaron las elecciones venezolanas” El politólogo Atilio Borón plantea la necesidad de no repetir en Argentina errores que adjudica al oficialismo del país bolivariano, en especial frente a provocaciones de la oposición o ante temas como la inflación o el valor del dólar V enezuela acaba de pasar por un proceso electoral muy complicado, del cual podríamos extraer nosotros alguna lección, cuando tenemos un semestre muy cargado desde el punto de vista electoral, con las primarias y las elecciones. Quería plantear lecciones que se desprende de la experiencia venezolana, que fue un balde de agua fría para muchos de nosotros que creíamos en esas encuestas que decían 8, 9 o 12% de diferencia y resultó ser uno y medio. Me parece que hay algunas cosas que plantear. En primer lugar, la importancia de una buena campaña. En Venezuela, Henrique Capriles fijó el terreno, del insulto y la provocación, ante lo cual la respuesta de Nicolás 6 Comunidad & desarrollo Maduro fue redoblar la apuesta, quedando ante la opinión pública venezolana como una persona intratable e intolerante. Era exactamente lo que quería Capriles. Ahí hay que poner la cabeza en un balde de hielo. No se puede responder a la estrategia del enemigo, que con toda claridad trató de instalar la batalla en ese terreno, donde creo que Maduro perdió muchos votos. Y a mi me preocupa porque yo a veces veo que en la Argentina un poco se reproduce eso, y el más perjudicado yo creo que es el gobierno nacional. La segunda cuestión importante es la negativa a hablar de algunos problemas que la gente percibe como muy importantes. Por ejemplo, Maduro allá no habló en ningún momento de la inflación, que es un tema fundamental para Venezuela. No hablar de este tema generó un malestar muy importante en los venezolanos. Lo mismo que con el dólar negro o blue, que allá está un 300% por encima del oficial. Espero que en la campaña el tema esté presente y el gobierno plantee cuál es el plan oficial. Además, en Venezuela, la devaluación del Bolívar tuvo un impacto muy directo en la canasta familiar, que por suerte no tendría en Argentina, porque el 85% de los alimentos que se consumen en Venezuela son importados. Entonces, no hablar de este tema realmente generó un malestar muy grande en la población venezolana, mientras que Capriles sí hablaba. Me parece que hay una especie de reticencia a hablar del tema, porque creen que sería como reconocer que estamos en un fenómeno que no se puede resolver con mecanismos heterodoxos. Lo que pasa es que en el imaginario argentino quedó clavada la imagen de que una política antiinflacionaria es Martínez de Hoz y no es cierto. Espero yo que en la campaña el tema se pueda plantear y el gobierno proponga cual es la política antiinflacionaria, porque la gente lo sufre mucho. Me parece que este es un tema que habría que enfocarlo, porque si no, caemos en la trampa de la derecha, que nos dicen: “ustedes, populistas, no tienen respuestas para la inflación”. Y al callar, de alguna manera, parece como tolerando esa situación, por eso me parece importante a mi que no se repita aquí lo que paso en la campaña de Venezuela, donde Maduro cometió ese error. Lo mismo con el tema de la seguridad, donde ellos tienen un problema más grave. Para tener una idea, acá en Argentina la tasa de mortalidad por homicidio esta en el orden del 5 por 100 mil, y en Venezuela de 50 por 100 mil; es decir, diez veces más. Acá el problema es mucho menor, pero se agiganta en a medida en que el secreto, el ocultamiento, tiende a facilitar la difusión de expresiones muy interesadas en hacer de un problema que es serio pero que ni remotamente tiene la gravedad con la que aparece en la prensa ni es parecido a lo que pasa en Venezuela, pero como en general no se habla se tiende a decir que el gobierno no tienen respuesta para esto como no tienen respuesta para la inflación. Por otro lado, yo creo que habría que hacer una reflexión sobre los tres pilares fundamentales, a mi entender, del crecimiento económico argentino, que plantean problemas serios de sustentabilidad. Primero, hasta cuándo vamos a avanzar con la sojización del campo argentino. Hoy en día la soja representa el 60% o tal vez más, de todos los cultivos. Yo no tengo ningún problema con la soja, salvo que si se transforma en un cultivo casi excluyente de la Argentina vamos a tener dificultades. No vamos a tener suficientes cultivos de trigo, por ejemplo. Segunda cuestión: ¿Qué vamos a hacer con la minería? ¿Vamos a seguir dejando que los gobernadores de las provincias manejen el tema? Es una locura. ¿Cómo es posible que Evo Morales o Rafael Correa cobren un canon a las empresas que operan en Argentina en torno al 80% y acá los gobernadores cobren un canon que va del 18 al 22%. Este es un mamarracho impresentable, un despojo al pueblo argentino, y tenemos que salir a hacer una campaña fuerte, pero eso va a requerir una reforma constitucional. Y el último tema que habría que encarar y creo que el gobierno tendría que hacer una medida muy audaz. Yo por ejemplo iría a proponer un plebiscito vinculante en relación a la reforma tributaria que imprescindiblemente necesitan los argentinos. Corea hizo un referéndum vinculante sobre diez temas, uno de los cuales era la ley de medios, que le fue bien, con la cual se acabó la discusión. Pero nosotros podemos hacer también un referéndum donde se diga que vamos a cambiar esta regresiva, injusta, antidemocrática, inequitativa legislación tributaria que tiene la Argentina. ¿Sí o no? Y con un plebiscito vinculante. Es fundamental. ¿Cómo podemos salir a levantar una bandera popular diciendo: “los muchachos que levantan la basura ahora pagan ganancias?” Y para el tipo que puso millones de pesos a plazo fijo la renta que produce eso no paga ningún tipo de ganancias. Esto erosiona de una manera tremenda la legitimidad del gobierno gratuitamente. Hoy el Estado no tiene dinero suficiente porque la estructura de captación impositiva no le permite sacar el dinero que necesita de la gente que realmente lo tiene.u Comunidad & desarrollo 7 Daniel Filmus “Néstor Kirchner pensó cómo iba a pensar el pueblo mañana” El senador nacional sostiene que una de los mayores méritos del ex presidente fue el haber puesto en agenda temas que no formaban parte del debate público, como la recuperación del Estado como agente de transformación ¿ Qué significó el kirchnerismo en Argentina? Yo estoy más cerca de lo que plantea Ricardo Forster respecto de la anomalía en la historia argentina, con el 22% de los votos. El objetivo de Carlos Menem para no presentarse en la segunda vuelta fue muy claro: restarle legitimidad a algo que tenía legalidad. La legitimidad la iba a tener con el 80% de los votos que iba a sacar en esa segunda vuelta. Al restarle esa legitimidad, fue un gobierno que surgió herido de origen, con una discusión: ¿El 22% de los votos alcanza para gobernar? La respuesta la dio Claudio Escribano, el periodista de La Nación, el mismo día que asumimos, cuando dijo: “los argentinos decidieron darse un gobierno provisorio, hasta fin de año”, y nadie imaginaba que el presidente, que por toda la publicidad era un “chirolita” de Eduardo Duhalde, iba desde el primer día, desde la impronta que le dio en el discurso que nadie imaginaba en la Casa de Gobierno - y que hizo Cristina- partir de una agenda totalmente distinta de la que se venía discutiendo. Volver a una especie de convertibilidad, o cuánto apartarse del modelo neoliberal, era lo que se venía debatiendo, y tuvo una mayoría de votos. En un momento estuvimos a punto, nosotros, de tener que decidir - por una campaña publicitaria - entre Ricardo López Murphy y Menem. Estábamos en una situación, en los últimos días, de cierta desesperación, para que haya una alternativa popular. Y por suerte la hubo; si no, esa hubiera sido la discusión en Argentina en aquel momento. Esta cuestión irruptiva de Néstor permitió fijar una agenda totalmente nueva. Hoy en día se discute el tema los derechos humanos como una cuestión “oportunista” de Néstor. Nada más lejos que eso, porque Néstor cuando dice: “Somos los hijos de los desaparecidos, de una generación diezmada”, esa agenda no existía, nadie discutía, se daba por perdido todo. Había pasado el punto final, la obediencia debida, el indulto para los que estaban presos. El pone una agenda distinta en dos temas que no estaban hasta el momento planteado: el Estado como eje articulador no solo de la economía sino también de la sociedad, el de los derechos humanos y una nueva vinculación con el mundo. Y en ese momento estaba Chávez en una situación dramática, Lula recién había asumido, no estaba el Frente Amplio, no estaba todavía Evo, no estaba Correa. La concertación en Chile no representaba una alternativa de cambio profundo para la región; al revés, era el país que más había avanzado en tratados de libre comercio. Plantearse una ruptura de esa magnitud y haber cumplido con esos ejes, haber cambiado la concepción de los argentinos en la agenda. Hay una frase de Jaureche: “quien piensa como el pueblo hoy no piensa cómo pensará el pueblo mañana”. Néstor Kirchner pensó cómo iba a pensar el pueblo mañana, puso los temas en la agenda, como hacen los grandes líderes, que permitió seguir esa agenda. Yo trabajé en encuestas mucho tiempo. Y cuando uno preguntaba, la gente quería privatizaciones, no quería nada en manos del Estado. Cuando uno preguntaba, se decía que había que tener buena relación con EEUU. Y con la política respecto de Malvinas de “seducción”, la gente decía “tenemos que llevarnos bien y no discutamos la soberanía para poder por lo menos explotarlas comercialmente”. Estas cuestiones las planteó Néstor con mucha certeza y, rompiendo con el esquema que había en su momento. ¿Hubo una agenda de la pobreza o no la hubo? La agenda fue: trabajo. 8 Comunidad & desarrollo Nosotros rompimos con el paradigma del neoliberalismo, que era fundamentalmente que nosotros podíamos tener una política económica, que era claramente basada en el goteo o derrame, y políticas sociales para atender la pobreza. Cuando empecé a discutir el tema de la política educativa, apareció otra cuestión: la principal política social era la política económica. Y la principal forma de resolver la cuestión de fondo era generar trabajo. Y bueno, hemos bajado del 25% al 7, 8, 9%. Podemos discutir cuál es la estadística real, pero eso es lo que cambió la realidad de la Argentina. Y ahora apelamos a las políticas focales porque hay núcleos duros de la pobreza que nosotros no hemos atendido. Es verdad el tema de la inflación, pero se han firmado convenios del 24%. Podemos discutir cuánto es la inflación. Pero estoy seguro que no es más del 25%. Y lo venimos haciendo todos los años. Es verdad que es un tema para discutir, pero el gobierno hizo un esfuerzo enorme para que el tema de la inflación no golpeara o lo haga lo menos posible en el sector de los trabajadores. Y que es el trabajo el que cambia la realidad, porque en última instancia, Néstor lo decía una y otra vez, esta cuestión de “la autoestima que tenemos que recuperar los argentinos”, y era muy difícil recuperar la autoestima cuando la familia no se organiza en torno al trabajo del padre o la madre. Y esto es lo que pasaba en la Argentina. Otro tema es la capacidad que tenemos nosotros en avanzar en desafíos redistributivos, y de trasformación del modelo económico social, y otro tema en que Venezuela avanzó más que nosotros - si bien no avanzó en otras cosas - que es la organización política y la consciencia política de las masas. Yo puedo enfrentarme a todos los gobernadores mineros, y al conjunto de dirigentes sindicales que tienen otra mirada, y también al conjunto de los intendentes del Conurbano. Y también estoy con lo de la Justicia y lo de los medios. El tema es: ¿Dónde está la izquierda en la Argentina? Cuando yo le decía que en la universidad nos corrían por izquierda, Néstor me decía: “A la izquierda nuestra, la pared, Daniel, no hay nada más”. Uno dice: ¿Dónde están las organizaciones que, como un buen sector del peronismo, acompañan este proyecto, hay buenas fuerzas sociales que conforman esa coalición que estén en condiciones de abordar nuevas etapas en la transformación? Siempre tratamos de avanzar en el límite de lo posible, pero el límite de lo posible no puede estar desgajado de la organización que pueda sostener políticamente esas transformaciones. Hay que hacer un trabajo político muy profundo que acompañe la idea de ir llevando una pelea enorme para ir corriendo el horizonte de lo posible. Néstor nos enseñó a correr el horizonte de lo posible, pero la posibilidad de que el camino sea exitoso tiene que ver con la organización política.m Comunidad & Desarrollo 9 La continuidad democrática en la región como articuladora de paz e integración Por Lisandro Sabanés* L a dificultades diarias que agobian a los diferentes países suramericanos no deberían impedirnos ver que estamos viviendo un período que, cuando le llegue el momento de su evaluación, seguramente tendrá como marca registrada una inédita (para nuestra historia) continuidad democrática que va desde comienzos de la década del 80 y continúa hasta nuestros días sin final en el horizonte mediato e inmediato. Fruto de esa continuidad, surge otro logro, también marca registrada de época, que es la tendencia cada vez mayor a la confluencia entre los países que conforman la región. Confluencia que ya no solo se limita a lo económico, como lo fue en su comienzo, sino también a lo social, lo cultural y por supuesto lo específicamente político. El tercer elemento que, desde mi verdad relativa, considero que quedará como hecho notable por su importancia y que también tiene relación directa con la continuidad democrática es la paz, la cuál - con excepciones puntuales - “reina” en la región siendo esta situación difícil de encontrar en muchas otras partes de nuestro planeta. Claro está que nuestras democracias son - como definió el politólogo argentino Guillermo O´Donnellde “baja intensidad”, esto dicho en relación a la baja participación de la sociedad más allá de los periódicos y específicos actos electorales, y en ese sentido la desigual distribución de recursos, que lo convierte en el continente más injusto del mundo, conspira contra esa participación democrática. Tampoco podemos ignorar que aunque no haya conflictos armados entre países de la región y la última guerrilla con cierto volumen político y territorial - las FARC - está en pleno proceso de paz con el gobierno colombiano, la inseguridad golpea fuerte en nuestros grandes centros urbanos en un formato de violencia inédito para la historia de la región y que representa un desafío enorme para los Estados que aún no han sabido como resolverlo. Y finalmente no se puede obviar que la integración regional “cruje” por las quejas de los países más pequeños que se sienten agobiados por el poderío de los gigantes de la región, Argentina y sobre todo Brasil, y consecuentemente miran con recelo sus políticas proteccionistas, a la vez que vuelven a emitir señales amistosas hacia el Norte, hacia el nunca agotado plan de libre comercio continental el que recientemente se llamó ALCA y alguna otra vez, en los sesenta, Alianza para el Progreso. No es poco decir que desde principios de los 80 hasta nuestros días, Suramérica es una región donde existe democracia plena, una creciente integración entre los países que la conforman y que es, sobre todo, un territorio prácticamente libre de guerras fronterizas. Por supuesto que los asuntos pendientes que, como decíamos, nos agobian el día a día hacen difícil tomar total dimensión de lo relevante de los escenarios descriptos, pero en ocasión de haber viajado en el transcurso de una semana desde Buenos Aires a Caracas, desde allí a Asunción y luego vuelta a Buenos Aires para cubrir periodísticamente elecciones presidenciales tanto en Venezuela como en Paraguay, me llevó a reflexionar sobre cómo hemos naturalizado la democracia y - según mi parecer - sus consecuencias o al menos parte de ellas y, convocado por este medio, creí oportuno compartir estas reflexiones. 10 Comunidad & Desarrollo Sin embargo, todo lo mencionado no empaña que en Argentina desde 1983, en Brasil desde 1985, en Uruguay también desde 1985, en Chile desde 1989, en Perú desde1980, en Bolivia desde 1982, en Paraguay desde 1989 y en Ecuador desde 1979 (se excluye a Venezuela y Colombia de esta lista que, aunque con importantes restricciones, mantuvieron gobiernos democráticos desde mediados del siglo XX) mantengan una continuidad democrática, empañada es cierto por las crisis políticas y de gobernabilidad producto, entre otras razones, del estallido del modelo económico neoliberal a fines del siglo XX, pero todas superadas con el ejercicio del derecho del voto y la vigencia del formato republicano y democrático que está lejos de ser perfecto, pero demuestra ser el mejor de los sistemas políticos existentes. ¿O acaso alguien puede dudar que la llegada al poder de fuerzas políticas populistas y/o centroizquierdistas o como en el caso de Bolivia, con fuerte impronta étnica, no está directamente relacionada con esta extensa continuidad democrática? Repasemos asimismo la historia del Mercosur. Surgido a partir de un pacto firmado por dos presidentes socialdemócratas emergentes de la “primavera democrática” de los 80, Raúl Alfonsín de Argentina y José Sarney de Brasil. Conformado en pleno apogeo del neoliberalismo por dos representantes cabales de esa ideología, como fueron los ex presidentes Carlos Menem en Argentina y Fernando Collor de Melo en Brasil, y consolidado en nuestros tiempos como espacio ya no solo económico sino también político, por los gobiernos del centroizquierdista Partido de los Trabajadores en Brasil (Ignacio “Lula” Da Silva y Dilma Rouseff) y los peronistas de izquierda Néstor y Cristina Kirchner en Argentina con los aportes del Frente Amplio uruguayo (Tabaré Vázquez y José “Pepe” Mujica); e inclusive del colorado paraguayo Nicanor Duarte Frutos (que colaboró fuertemente en el operativo de bloque al ALCA en Mar del Plata en 2005) y el centroizquierdista Fernando Lugo. Precisamente la salida de Lugo de la Presidencia de Paraguay generó una fuerte crisis en el Mercosur, donde el resto de los países miembros, al considerar ilegal el procedimiento que se siguió en el Congreso paraguayo para la destitución del Presidente, decidió suspender al país mediterráneo hasta tanto hubiera elecciones democráticas y consecuentemente nuevas autoridades electas. La medida no fue bien recibida en Paraguay no solo por el gobierno conformado tras la salida de Lugo sino también por gran parte de la sociedad guaraní que, con razón o sin ella, remitió la decisión a la nefasta Guerra de la Triple Alianza que entre 1865 y 1870 enfrentara a Argentina, Brasil y Uruguay con el Paraguay, con la derrota de este último, al que además le fuera amputado gran parte de su territorio, exterminada ¾ de su población masculina adulta y frenado su incipiente desarrollo industrial. Las elecciones llegaron finalmente el pasado 21 de abril y el ganador fue un representante del ala derecha del tradicional Partido Colorado, el empresario tabacalero Horacio Cartes, quien en sus primeras declaraciones a medios extranjeros, se esmeró en dejar en claro que alentaría el regreso inmediato de Paraguay al Mercosur (y a la UNASUR) y que quería, en ese marco, dejar atrás el conflicto con Venezuela (país que ingresó a Mercosur sin el aval paraguayo) y particularmente con el Presidente venezolano Nicolás Maduro, quien fuera declarado “persona no grata” en Paraguay en ocasión del proceso de destitución de Lugo por supuesta incitación a la resistencia a oficiales del Ejército guaraní. En consecuencia, el crecimiento y desarrollo del Mercosur (más allá de las dificultades técnicas que tiene en su cotidianeidad), el surgimiento y fortalecimiento de la UNASUR e inclusive el reposicionamiento económico de los países de la Costa del Pacífico (con otro perfil ideológico) nos permiten aventurar la esperanza de que eventuales giros ideológicos que vengan aparejados con los no eventuales sino inevitables cambios de gobierno que sobrevendrán en los países de la región, no frenen ni hagan retroceder el proceso de integración de los mismos. Mención aparte para la Paz. Así, con mayúscula. Excepto por el abortado conflicto entre Perú y Ecuador en 1995 (que duró apenas unas semanas) no ha habido en estos últimos treinta años en la región conflictos armados entre los países que la forman. Conflictos que con solo recorrer la sección internacional de los diarios uno encuentra actualmente en África, Medio y Extremo Oriente e inclusive en la propia Europa a fines del siglo XX durante la desintegración de las repúblicas socialistas de los Balcanes. No solo eso. De la mano de la integración y la continuidad democrática los Ejércitos de la región han ido trastocando sus hipótesis de guerra dejando cada vez más atrás los conflictos fronterizos y abocándose cada vez más a la defensa de los recursos naturales del Amazonas o la Patagonia. Como ejemplo de la importancia de estas, cabe destacar que el Estado argentino impidió durante años el desarrollo de infraestructura en la región norte del país en el marco de las hipótesis de guerra con Brasil en esa zona de frontera. En definitiva la continuidad democrática de la cuál en Argentina cumpliremos en diciembre próximo nada menos que treinta años, parece consolidarse como requisito sine qua non para el escenario de Paz e integración regional que será sin duda para los historiadores del futuro una marca de época y para nosotros los contemporáneos, motivo de satisfacción y orgullo.u *Periodista Comunidad & Desarrollo 11 ¿Lo importante es ganar? Por Eduardo Sigal* E l triunfo de Nicolás Maduro fue un hecho fundamental para el proceso de cambios iniciado por Hugo Chávez no solo en Venezuela, sino en todo Latinoamérica, cuando reinaba la noche negra del neoliberalismo que tantos sufrimientos trajo para los trabajadores y los pueblos de nuestros países. Venezuela ha sido - y por suerte seguirá siendo - expresión de solidaridad con los pueblos del Continente, con sus luchas y con sus necesidades, y actor principal de transformaciones positivas para su país y nuestra región. Estoy convencido de que Nicolás Maduro será un incansable trabajador por la integración regional con un sentido de progreso; así ha sido hasta ahora y pienso que esa es una de sus convicciones básicas. Maduro ganó por casi por el 2% de los votos, suficientes en una democracia para gobernar, más cuando en una elección fuertemente polarizada más de la mitad de los votantes lo ha elegido. Dicho esto digo que esperaba una diferencia mayor. No desconozco la fuerte campaña de la derecha, la unificación de sus energías en una solo candidato, los intereses del poder concentrado venezolano y mundial por hacer cundir un escarmiento que ponga fin no solo a la revolución bolivariana sino a todos los procesos nacionales, populares, democráticos y de izquierda que han proliferado en el continente con gestiones sumamente exitosas en la lucha por la inclusión social y política de los pueblos de la región. Mi reflexión transita por la idea de si somos el 50% de nuestros pueblos, si ese es nuestro techo o si podemos sin arriar banderas pensar en construir mayorías más amplias. Me niego a pensar que hay tanta derecha, tantos neoliberales. Hemos visto que el poder concentrado mediático a dado batalla – tanto en Venezuela como en Argentina- pero me pregunto si ese éxito no se basa en algunos errores nuestros. ¿Seremos capaces de recuperar la capacidad de análisis crítico y autocritico en el movimiento popular sin pensar que eso es beneficioso para la derecha? Es que si no lo hacemos, creo que sí la derecha saldrá beneficiada. No estoy planteando un debate a tontas y a locas, tan típico y destructivo en las experiencias de las izquierdas; estoy diciendo que no nos debemos conformar, que el conformismo es la defensa del estatus quo y eso no es de revolucionarios. Digo esto porque asumo que el proceso latinoamericano es revolucionario por la magnitud de los cambios y el creciente papel de Latinoamérica como sujeto de la política internacional, en lugar del rol pasivo que le asignaron tradicionalmente las potencias centrales. No es buena la burocratización y es lógico que se dé después de cierto tiempo de gestión. Es posible que aparezcan focos de corrupción y corruptelas – aquí y en Venezuela pero también en Brasil y en otros países de la región - si no hay claros mecanismos de control social sobre las instituciones y cierta permisividad de la superioridad burocrática. Son muy buenos los liderazgos fuertes para los procesos de cambio, y sería inimaginable un resultado similar al logrado si Chávez no hubiera encabezado el proceso en Venezuela, Lula en Brasil y Néstor y Cristina en Argentina. Son liderazgos logrados desde la convicción y la prepotencia de trabajo; pero también desde la construcción democrática y colectiva, ya que necesitamos también decenas de miles de líderes para que las transformaciones no se detengan; en eso habrá siempre lucha entre lo nuevo y lo viejo, en esto no me refiero a cuestiones de edad, sino de ideas. ¿Cuánto de nuevo y cuánto de viejo hay en ese 50% que no nos acompaña, cuánto de demanda que podríamos ponernos a la cabeza para resolver? Nuestros límites deben ser los contenidos; nada que afecte la integración para el desarrollo y la inclusión de nuestros países; nada que afecte el derecho de organizarse y reclamar de nuestros pueblos; nada que nos impida avanzar en una mejor distribución de la riqueza; nada que afecte las libertades democráticas; nada que afecte nuestros derechos a vivir en un mundo ecológicamente sustentable; nada con los que quieran retardar la igualdad. Pienso en que podemos construir mayorías más amplias sin resignar definiciones ni objetivos.u * Ex Subsecretario de Integración Económica Americana y Mercosur de la Cancillería 12 Comunidad & Desarrollo Los consensos kirchneristas y la oposición cacerolera Por Germán Celesia* N ingún gobierno, aunque goce de legitimidad democrática lograda en elecciones limpias, puede renunciar a la construcción de consensos relativamente amplios con otros sectores sociales y políticos para sostener esa legitimidad en sus actos. El consenso social siempre ha sido un bien necesario para avanzar en cuestiones que tocan intereses concretos y por tanto desencadenan la conformación de acuerdos opositores. El gobierno de Néstor Kirchner logró en varias de sus acciones emblemáticas, como el retiro de los cuadros de los dictadores de la ESMA, una legitimidad que por la deserción de Carlos Menem a la segunda vuelta electoral no pudo obtener en las urnas. La Asignación Universal por Hijo constituyó, quizás, la decisión más importante de la Presidenta Cristina Fernández para recuperar el consenso social luego de la derrota política por la aplicación de la Resolución 125. antigubernamental actuaron en sintonía con los medios de prensa de mayor influencia en las capas medias. La reforma judicial (que se discutía en el Congreso), la “corrupción” gubernamental (denunciada en su programa de canal 13 por Jorge Lanata) y la “inseguridad” (de amplia presencia en las pantallas televisivas) aparecen en la encuesta entre los principales motivos para manifestarse. La prensa opositora – hegemónica en la construcción de un discurso antigubernamental – demostró así una vez más su incidencia en la conformación de un clima de opinión desfavorable al gobierno por parte de ese colectivo social, del que surgen de manera un tanto generalista y desprolija ideas afines a la centro-derecha e intereses de clases acomodadas. A semanas del inicio del actual proceso electoral, los acuerdos opositores no están representados por el “Grupo A” que buscó desfinanciar al Estado nacional subiendo las jubilaciones al 82% de los salarios del personal en actividad; pero la presencia de la mayoría de los dirigentes de ese extinto grupo en el cacerolazo de 18 de abril último, es una señal de que en ese ámbito se viene construyendo un acuerdo antigubernamental, por ahora difuso. Frente a este colectivo opositor, la Presidenta mantiene a mediados de su segundo mandato el liderazgo del proceso político - para la prensa opositora es “jefa de campaña” - y representa un conglomerado social y político-partidario relativamente bien definido, lo que le permite avanzar priorizando esos intereses, como lo demuestran decisiones como la reciente mejora de salarios familiares y asignaciones por embarazo e hijo. La oposición orgánica, en cambio, carece de liderazgos fuertes y estructuras políticas puestas al servicio de esos referentes. Se trata, por lo menos en ese sentido, de una disputa desigual, con las mejores oportunidades para el kirchnerismo. No obstante, los medios hegemónicos de alguna manera actúan como articuladores de la oposición cacerolera y político-partidaria. Y hoy tienen la mirada puesta en fragmentar al oficialismo y unir a la oposición en el principal distrito del país, la provincia de Buenos Aires. Del resultado de esa articulación pueden surgir novedades políticas importantes. Probablemente la mayoría de quienes participaron de esa protesta no podrían ser incluidos en los próximos consensos gubernamentales, porque en ese caso el gobierno correría el riesgo de dejar de lado objetivos estratégicos en materia de desarrollo con inclusión social. Pero la creación de un clima de opinión desfavorable al proceso político a través de una alianza opositora informal, puede eventualmente amenazar a la continuidad del proceso de cambios, que perdería parte de su legitimidad ciudadana. Una encuesta realizada entre los asistentes al último cacerolazo muestra que cerca de la mitad de los manifestantes entrevistados (43%) no tiene referentes políticos, mientras que Mauricio Macri (14%) y Elisa Carrió (12,3%) aparecen como las principales figuras entre quienes sí los tienen, y el 77,4% no se siente identificado con ningún partido. Sólo el 4% reconoce haber votado por el oficialismo en los comicios de 2011, y Hermes Biner aparece como la principal opción con el 29% de los votos. En sus consignas, los partícipes de esa protesta Cuestión de líderes Las organizaciones del empresariado rural han enfrentado reiteradamente al gobierno, muchas veces con armas desleales como el desabastecimiento, ya que han visto afectados sus intereses económicos por vía impositiva y regulatoria y en general son reacias a la cultura política peronista. En la industria y los servicios no hay un alineamiento – por oposición a los ruralistas- con el proceso político actual, aunque muchos fabricantes – por ejemplo de electrodomésticos - dependen de decisiones gubernamentales para ser rentables, y el comercio minorista también. Entre las centrales de trabajadores, las lealtades están divididas, pero el Comunidad & Desarrollo 13 gobierno goza del apoyo de gran parte de las organizaciones sociales que a fines de los 90 actuaron como adelantados en la lucha contra el neoliberalismo y ayudaron a crear, en ese entonces, un clima de opinión desfavorable a las políticas de ajuste y desindustrialización. orgánica en actos y movilizaciones masivas como la del 24 de marzo o la del 25 de mayo, mientras los otros invocan derechos individuales de manera inorgánica. La consigna: “piquete y cacerola, la lucha es una sola” no podría entonces sonar más lejana. Hoy precisamente muchas consignas de los caceroleros hacen reverdecer aspiraciones propias de esa época. Por ejemplo entre quienes protestan por la imposibilidad de comprar dólares para atesoramiento o piden una reducción del gasto del Estado para frenar la “inflación”. Unos – los entonces desocupados - se organizaron a partir de la protesta social y hoy participan de manera No se trata, sin embargo, de una disputa lineal entre un gobierno popular y una élite privilegiada, sino que incluye a diferentes actores políticos ubicados en uno u otro lado por diferentes circunstancias – la CGT de Moyano, por ejemplo, por diferencias en la construcción política – y muchos sectores terminarán alineándose con aquel colectivo con el que se sientan más identificados. De allí la necesidad de la prensa opositora de pintar al gobierno con colores de tono negativo, bombardeando no sólo a las “audiencias redundantes” (de las que habla el sociólogo Artemio López) que son intrínsecamente contrarias al gobierno nacional sino a otros sectores de la ciudadanía y - esto es lo importante - con los cuales el gobierno ha construido reiteradamente consensos. Ver encuesta en: http:// wwwtelam.com.ar/advf/ documentos/2013/04/51780779453f1 .pdf *Periodista ¿Hacia un “golpe suave”? Al politólogo estadounidense Gene Sharp se le atribuye la autoría de un una estrategia para el derrocamiento de gobiernos populares sin que sea necesaria una invasión militar a o un levantamiento de las fuerzas armadas. La estrategia de “golpe suave” puede desarrollarse por etapas jerarquizadas o simultáneamente de la siguiente manera: 1ª etapa: ablandamiento, empleando la Guerra de Cuarta Generación: desarrollo de matrices de opinión centradas en déficit reales o potenciales, cabalgamiento de los conflictos y promoción del descontento, promoción de factores de malestar, entre los que destacan: desabastecimiento, criminalidad, manipulación del dólar, lockout patronal y otros, denuncias de corrupción, promoción de intrigas sectarias y fractura de la unidad. 2ª etapa: deslegitimación: manipulación de los prejuicios anticomunistas, impulso de campañas publicitarias en defensa de la libertad de prensa, derechos humanos y libertades públicas, acusaciones de totalitarismo y pensamiento único, fractura ética-política. 3ª etapa: calentamiento de la calle: cabalgamiento de los conflictos y fomento de la movilización de calle, elaboración de una plataforma de lucha que globalicen las demandas políticas y sociales, generalización de todo tipo de protestas, exponiendo fallas y errores gubernamentales, organización de manifestaciones, trancas y tomas de instituciones públicas que radicalicen la confrontación 4ª etapa: combinación de diversas formas de lucha: organización de marchas y tomas de instituciones emblemáticas, con el objeto de coparlas y convertirlas en plataforma publicitaria, desarrollo de operaciones de guerra psicológica y acciones armadas para justificar medidas represivas y crear un clima de ingobernabilidad, impulso de campaña de rumores entre fuerzas militares y tratar de desmoralizar a los organismos de seguridad 5ª etapa: fractura institucional: sobre la base de las acciones callejeras, tomas de instituciones y pronunciamientos militares, se obliga la renuncia del presidente. Observando esta decálogo, salta a la vista que casi todas las acciones correspondientes a las primeras dos etapas ya fueron desarrolladas en nuestro país, aunque no necesariamente siguiendo las directivas del autor estadounidense. Lo que no debe perderse de vista es que si ha habido “promoción del descontento” de medios de difusión; “manipulación” del valor del dólar por parte de agentes económicos; y hasta fomento de “prejuicios anticomunistas” respecto del Secretario de Política Económica, Axel Kiciloff, probablemente sea porque quienes realizaron estas acciones saben que ellas pueden perturbar el normal funcionamiento del gobierno, eje articulador de las transformaciones económico-sociales en marcha. Para ampliar: suaves.html 14 http://www.waltergoobar.com.ar/notices/view/968/manual-de-autoayuda-para-golpes-de-estado- Comunidad & Desarrollo Unas elecciones decisivas para la oposición Por Hernán Brienza* L a mayoría de los medios de comunicación opositores plantean el escenario político del 2013 como un tablero en el cual es el gobierno nacional quien se juega el todo por el todo. En la especulación que hacen los principales analistas políticos, estas elecciones legislativas de medio término pondrían en juego la legitimidad del kirchnerismo -confirmaría o mermaría el histórico 55 por ciento en el 2011- de cara a los próximos dos años de gestión. Es más, los más osados elucubran planes jamás enunciados por Cristina Fernández de Kirchner respecto de una supuesta reforma constitucional para asegurar la re-reelección presidencial. La estrategia de plantear estas elecciones como fundamentales para el gobierno responde a una necesidad política por parte de la oposición, de tapar sus propias deficiencias por un lado, pero también, y he aquí, el principal objetivo de los factores reales de poder, de quitarle gobernabilidad a la administración actual. Las legislativas de este año no son fundamentales para el gobierno nacional pero sí son definitorias para los sectores ligados a la oposición. Es sabido que las elecciones de medio término tienen resultados más laxos que las presidenciales. La razón es sencilla: en los comicios por cargos ejecutivos quien gana se lleva todo el premio, por lo tanto suelen presentarse pocas opciones, polarizadas, y los votantes suelen apostar al seguro ganador o en contra de la opción aborrecida. En las elecciones legislativas, con sistema electoral de representación proporcional, en cambio, el resultado suele ser más descentralizado; la razón es sencilla: el votante suele “darse el lujo” de emitir sufragios menos “responsables” y se permiten licencias estéticas e ideológicas para componer parlamentos más pluralistas. Pese a todo esto, y salvo que ocurra algún imponderable, el gobierno nacional no parece que fuera a sufrir ningún sobresalto electoral y seguirá obteniendo una mayoría abrumadora de votos respecto de las demás opciones políticas. Por esa razón la pelota política está en la cancha de la oposición. Primero, porque las elecciones legislativas, generalmente, favorecen a las opciones contestatarias. Segundo, porque otra vez los jugadores opositores se encuentran atrapados en el mismo dilema de siempre: si forman coaliciones disuelven sus propias ambiciones sectoriales; mientras que si van separados para definir quién será el jefe de la oposición en el período 2014-2015 pierden fuerza frente al complejo de unidad que plantea el kirchnerismo. Además, las supuestas posiciones ideológicas irreconciliables elevan el costo de la unificación opositora como lo demostró el tristemente célebre Grupo A. Fernando Pino Solanas es un progresista-peronista que, gracias a su alianza con Carrió, deberá sostener como ministro de Economía a un neoliberal como Alfonso Prat-Gay, otrora integrante de la poderosa banca J.P. Morgan. Tumini y Donda, especialistas en explicarle a los venezolanos chavistas y a los argentinos kirchneristas cómo se debe hacer una revolución verdadera, compartirán gabinete con Hermes Binner, quien hace poco ideó la estrambótica teoría que sostiene que la muerte de los siete militantes chavistas no es por causa de la violencia generada por Capriles y los suyos si no por culpa del mismo chavismo. Y, para mayor dificultad, el socialismo estaría dispuesto a hacer una alianza con la UCR, los sectores de izquierda de esa coalición deberán compartir proyecto político con Ernesto Sanz u Oscar Aguad, por ejemplo. Del otro lado del espectro opositor, también comenzó a juntarse la derecha peronista. Como en una extraña foto en la que todo pareciera volver a los noventa, un sector del viejo aparato del pejotismo, soso, con fecha de caducidad, con poca novedad que ofrecer, se reunió bajo la figura de José Manuel De la Sota para ofrecer una opción “Peronista” al país. “Peronista” significa que no va a aliarse al bloque progresista y que tampoco lo hará con Mauricio Macri. En esa foto estaban Eduardo Amadeo, Francisco de Narváez, Roberto Lavagna, Hugo Moyano, Gerónimo “Momo” Venegas, Claudia Rucci y Jorge Yoma, entre otros. Y si el Pejotismo residual no construye alianza con Macri, el Jefe de Gobierno porteño deberá ir con un frente de minorías y muy delicado. Es por estas debilidades estructurales que estas elecciones son decisivas para la oposición. El gobierno nacional sólo debe seguir gobernando, perdón por el galimatías. Los partidos opositores, en cambio, tienen que demostrar si todavía tienen sentido sus propias existencias, en términos figurativos, claro. Es decir, a qué sectores de la sociedad representan en términos reales. Porque, hasta ahora, ninguna una opción política parece haber podido acaparar el descontento de los sectores caceroleros. * Politólogo y Periodista Comunidad & Desarrollo 15 Las filosofías del kirchnerismo Por Juan Giani* El autor considera al movimiento fundado por Néstor Kirchner como “un experimento político que lleva adelante una agenda de gobierno de centroizquierda con una base de sustentación política de centroderecha”, heredada del menemismo. Y lo destaca por haber logrado “las mayores transformaciones (la Ley de Servicios Audiovisuales y la estatización del sistema previsional) en su momento de mayor debilidad relativa, tras el conflicto por la Resolución 125 y la derrota en las elecciones legislativas de junio de 2009”. En 1969, el pensador peruano Augusto César Salazar Bondy publicaba un libro que, bajo el amparo retórico de una interrogación, impactaría perdurablemente en el derrotero posterior de la cultura latinoamericana. Me refiero a “¿Existe una filosofía en nuestra América?”,punto natalicio de una polémica que pronto acogería a un esmerado sinnúmero de participantes. universalidad temática, propio de un saber que nace para interrogar sobre el ser de los entes. En segundo lugar, una gramática peculiar que la deslinda de cualquier otra ciencia social, y que exige que quien la aplique manifieste alguna certificada experticia en su manejo. Y en tercer lugar, una lógica de circulación que remita a espacios institucionales precisos,territorios principalmente universitarios donde la comunidad académica verifica dialógicamente la consistencia de cada contenido. Es en algún sentido muy curiosa la perspectiva que adopta Salazar Bondy, pues combina una epistemología de izquierdas para fulminar los efectos culturalmente anestesiantes del capitalismo dependiente, con una morfología del trabajo filosófico ciertamente reductiva y conservadora, en línea con lo que Francisco Romero ya había denominado “normalidad filosófica”. Esto es una terapia metodológica orientada a disciplinar a discursos que podían tal vez calificar como “pensamiento” pero jamás emparentarse con el egregio modo de indagar el mundo que había amanecido en el seno de la Grecia clásica. A tan provocativa inquietud, Salazar destina una respuesta tan lapidaria como descorazonadora. Su minuciosa recorrida por la trayectoria filosófica en el continente lo inclina a detectar allí producciones apenas miméticas, réplicas derivativas de una matriz occidental que habría cooptado la disposición creativa de los apocados filósofos de la patria grande. Por cierto el peruano no asocia esta defección a la indolencia o a la aridez de talentos, sino a las opresivas redes de dominación que digitan la vida de las vapuleadas naciones dependientes. Se verifica así una correlación estricta entre sojuzgamiento económico perpetrado por los imperios e impotencia de la cultura propia para escapar a la alineación que esa pérfida trama de poder imprime a nuestros pueblos. La ausencia de originalidad conceptual resulta entonces de la sustracción plena del principio de autogobierno, lo que deja a la filosofía en la sala de espera de una transformación política que facilite su purificación como disciplina emancipada definitivamente del pernicioso cordón umbilical que la ata al Viejo Mundo. Sin embargo, en paralelo con este abordaje, Salazar Bondy deja ver cuál es el modelo de práctica filosófica que él considera recomendable, patrón discursivo a través del cual despliega su decepcionado recorrido evaluativo. Dicho modelo tendría básicamente tres características. En primer lugar, un evidente rasgo de 16 Comunidad & Desarrollo En el libro “Filosofías del Kirchnerismo”, desplegaremos un ejercicio filosófico bien distante del alentado por el canónico autor peruano. No por cierto porque se nos dificulte advertir las desgraciadas maneras en que el avasallamiento económico de los países del sur interfiere en la posibilidades de emergencia de un pensamiento autónomo, sino porque ese justo reclamo de autonomía no sólo debe pregonar revoluciones desde la órbita política, sino también mutaciones drásticas al momento de clasificar la textualidad filosóficamente aceptable. La filosofía sin dudas debe acompañar (esto quiere decir involucrarse reflexivamente) todos aquellos procesos que impliquen remover arraigadas inequidades geopolíticas, pero revisando simultáneamente no sólo la manera en que se liga con los mejores rostros de la filosofía occidental, sino principalmente con los secretos inexplorados de la siempre locuaz cultura latinoamericana. Para tornarse epocalmente audible, la filosofía debe incorporar a su vocabulario la historicidad que la alimenta y la irrepetible dramaticidad que la circunda. Esta estrategia de reformulación supone, en primer lugar, abandonar la presunción de que la filosofía es una cantera ilustre de categorías que debe aplicarse a una materia histórica desprovista de misterios, para iniciar un camino que, por el contrario, tenga la capacidad de descentrar y recomponer esas mismas categorías al calor de una mundanidad indefectiblemente movediza y anómala. Y en segundo lugar, ser mucho más generoso respecto de aquello que cabe ser considerado como objeto pertinente de la interrogación filosófica. Sería sin duda una insensatez aminorar la relevancia de la filosofía como ontología general, pero el libro que aquí presentamos procura auspiciar una experiencia habitualmente menos transitada. Esto es, la de pensar a la política como institucionalización de una ética colectiva históricamente situada y a la filosofía como una disciplina que adecua sus procedimientos y su narrativa a la absoluta singularidad en la que esos desempeños políticos recurrentemente se expresan. Lo que implica recorrer un sendero alternativo entre dos tendencias igualmente desechables del pensamiento actual. La del análisis político que ve a la filosofía como un cuerpo teórico cuyo hermetismo encubre una falta de carnadura empírica, y la de cierta forma de la filosofía política que tiende a desestimar la mediación indispensable que llega de la mano de las tradiciones nacionales y la idiosincrasia popular sedimentada. Se intenta aquí, en definitiva, un humilde aporte frente a un inconveniente que numerosos núcleos académicos no logran aún reparar, y que es el de no alcanzar a establecer un fructífero maridaje entre el repiqueteo interpelante de problemas que anhelan ser advertidos, y la disponibilidad adecuada de conceptos que permitan auscultarlos en su más pura singularidad. Pues bien, la puesta en acto de ese proyecto intelectual se vuelca en esta oportunidad a desentrañar ese fenómeno llamado kirchnerismo. Fenómeno al que, ya desde el inicio, su condición enigmática le viene dada por su adscripción al tronco peronista, cuya notable impregnación de argentinidad parece innecesario demostrar. Quiero decir, para simpatizar con él o para denostarlo, entender a la Argentina es casi un sinónimo de entender al peronismo. Sin embargo, y aquí empieza el desafío reflexivo, el kirchnerismo es tanto la épica reposición del blasón nacional-popular (rechazo a las injerencias del Fondo Monetario Internacional, latinoamericanismo en política internacional o protagonismo estatal en la gestión económica) como la insólita adopción de medidas y retóricas absolutamente ajenas a esa tradición política (el matrimonio igualitario, la asignación universal por hijo o la prédica anticorporativa). Las pasiones y extravíos que esta extraña alquimia suscita ameritan ser mejor pensados, visto el desenfoque que transcurre en algunas palabras que se posicionan con vana altanería exegética. Etiquetas denigratorias que confluyen en el término “populismo” o requerimientos de un mayor republicanismo que parecen desconocer la histórica polisemia de este término, hablan a las claras de una insuficiencia perceptiva que ocasiona graves trastornos a la sanidad del debate y la acción política. De igual manera, si es nuestra preocupación ligar aptitud teórica con la singularidad de cada tiempo nacional, el kirchnerismo ha exhibido facetas ciertamente llamativas. Una, la de ser un experimento político que lleva adelante una agenda de gobierno claramente orientada hacia la centroizquierda con una base de sustentación política de centroderecha, ecos por cierto de la nefasta colonización que padeció el justicialismo durante los años que ejerció su conducción Carlos Saúl Menem. Dos, la de un gobierno que, contrariando todos los manuales conocidos, emprendió las mayores transformaciones (la Ley de Servicios Audiovisuales o el retorno al estado de los fondos del sistema previsional por citar las principales) en su momento de mayor debilidad relativa (tras el conflicto por la Resolución 125 y la derrota en las elecciones legislativas de junio de 2009). Rutilantes rarezas de un país que requieren por tanto de una meditada heterodoxia de los conceptos, dinámica intelectual que no se construye en este libro desde la plácida distancia retrospectiva, sino desde el palpitar cotidiano de un proyecto vivo y por consiguiente aún no debidamente calibrado. Veremos así presentes en estas páginas los tres niveles de la temporalidad política; los mensajes de la historia que colaboran para una hermenéutica eficaz del kirchnerismo, el día a día de su tarea como fuerza actuante de gobierno y las perspectivas de continuidad de un modelo ya de por sí notoriamente duradero. Durabilidad que, por cierto, también nos habla de su plausibilidad como escenario para el interés filosófico. Alguna fibra íntima de la patria se ha tocado cuando durante tanto tiempo las mayorías populares renuevan su confianza en un linaje coherente de liderazgos.u *Introducción al libro “Filosofías del Kirchnerismo”, publicada con permiso de su autor Comunidad & Desarrollo 17 Gramsci y la influencia marxista en el kirchnerismo Por Eduardo Jozami* H asta hace cuatro décadas, en Latinoamérica como en Europa Occidental era muy significativa la influencia del marxismo, tanto entre la militancia de izquierda -incluyendo la izquierda peronista en Argentinacomo en el mundo académico e intelectual. Son bien conocidos los hechos que a nivel mundial han llevado, desde entonces, a una situación distinta. La crisis de los estados europeos del socialismo real es la principal, pero no la única, de las razones que provocaron el debilitamiento de los movimientos políticos de izquierda y la menor presencia del marxismo en el mundo cultural. La figura de Antonio Gramsci, sin embargo, tal como señala el libro que prologamos, parece exceptuada de esta declinación de la influencia del pensamiento marxista que afecta a la gran mayoría de los autores de esa corriente. El intelectual italiano desarrolló un pensamiento original respecto a la versión leninista -aunque nunca dejó de reconocerse como continuador de Lenin- que aún tiene mucho para decirnos. El planteamiento, del que sólo se encuentran esbozos en la obra de Marx, de una teoría de la política que destaca su esfera de acción relativamente autónoma[1], la enfatización de los aspectos consensuales, ideológicos y culturales que integran la dominación estatal, el peso que otorga a las tradiciones nacionales y a la idea de pueblo nación, la importancia que asigna al rol de los intelectuales, son todos aportes del pensamiento gramsciano cuya influencia hoy parece resumirse en la renovada vigencia del concepto 18 Comunidad & Desarrollo de hegemonía. Noción ésta, para Gramsci, que se diferencia del modo como fue entendida en la mayoría de los casos por los Partidos Comunistas. Para el teórico italiano la hegemonía no se manifiesta tanto por la subordinación orgánica a la fuerza dirigente sino que requiere un renovado consenso producto de una reforma intelectual y moral.[2] Curiosamente, este aspecto, que permitiría enfatizar el sesgo democrático del pensamiento gramsciano, es el que ha sido tomado como eje de la crítica que cuestiona al actual gobierno argentino como autoritario, enfatizando la disposición de la presidenta a imponer su voluntad a todos los sectores sociales y políticos. Más allá de que ese señalamiento mal puede hoy sostenerse frente a la plena vigencia de las libertades públicas, debe entenderse que en la Argentina asistimos a la construcción de una nueva hegemonía, lo que requiere naturalmente de la movilización social y un profundo debate cultural. Quienes responsabilizan al gobierno por el clima de enfrentamiento que vive la sociedad defienden, conscientemente o no, la vieja hegemonía, aquella instalada por años de dominación social, convertida en sentido común. Acaso, lo que se critica al kirchnerismo es, precisamente, que haya obligado a poner de manifiesto mecanismos de poder dentro de la sociedad que se habían naturalizado, como ocurrió con los grandes medios de comunicación que han perdido hoy su proclamada condición de independientes. El derrotero de Gramsci en la Argentina se inicia con la difusión de sus Cartas de la Cárcel. En las primeras ediciones de este texto por parte de intelectuales no comunistas se enfatiza su condición de héroe de la resistencia antifacista, destacando la larga prisión y posterior muerte del intelectual italiano en las cárceles de Mussolini, sin hacer ninguna reivindicación particular de su pensamiento político. Esta tendencia a mirar a Gramsci como símbolo de la resistencia contra el fascismo sin estudiar a fondo su pensamiento político se advierte también entre los comunistas argentinos, hasta que comienza el recorrido de Héctor P. Agosti por la obra gramsciana.[3] Agosti publica en 1951, su libro sobre Echeverría, en el marco de una campaña de la intelectualidad antiperonista que levanta al autor del Dogma Socialista, reivindicando la tradición del liberalismo, en un claro enfrentamiento al gobierno de Perón. En el trabajo de Agosti, por primera vez, las categorías gramscianas son utilizadas para interpretar la historia argentina. El autor plantea la particular pertinencia de la obra del teórico italiano para esa tarea y establece significativas similitudes entre la situación de nuestro país y la de Italia. La idea de una revolución inconclusa, tal como Gramsci señalara respecto del proceso italiano de Il Ressorgimento, permitirá a Agosti -que comenzará en 1953 la edición argentina de las obras del marxista peninsular- tomar alguna distancia de la interpretación canónica de la historia mitrista pero sin cuestionar los principios básicos de la tradición liberal. Se ha señalado reiteradamente las limitaciones que la línea política del Partido Comunista Argentina impondría a las interrogaciones de Agosti, pero se ha señalado menos otra limitante fundamental derivada de la solidaridad del autor de Echeverría con la intelectualidad antiperonista. En ese contexto de ideas, el sutil análisis gramsciano del fascismo, que hubiera podido servir para una interpretación original del peronismo que señalara sus diferencias respecto del movimiento italiano, fue leído en clave antiperonista. Los trabajos siguientes de Agosti[4] profundizan esa tendencia a crear una especie de tercera vía que se diferencia de la postura liberal sin romper con su caracterización tradicional del peronismo. En consecuencia de ambas limitantes señaladas, los desarrollos gramscianos de Agosti no podrán revelar toda su fecundidad para el análisis de la realidad argentina. En los años ‘60, como veremos, se manifestaron otros usos del pensamiento de Gramsci, que no dieron lugar a ninguna aplicación significativa en el terreno de la política Argentina, en una coyuntura en que el guevarismo dominaba el horizonte latinoamericano de las izquierdas. Della Rocca señala agudamente a John William Cooke como lo más cercano a Gramsci dentro del peronismo, por su disposición a ligar la política del movimiento con la reflexión intelectual. Quizás la decidida adhesión al pensamiento de Guevara explique el desinterés por apelar a Gramsci en el teórico del peronismo revolucionario que no rechazaba las lecturas del marxismo. Recordemos que el autor de las Cartas de la Cárcel integraba el elemento militar en su propuesta de acción revolucionaria, pero -a diferencia de las corrientes predominantes en la América Latina de los años 60- lo consideraba sólo como un recurso posterior a un largo proceso de acumulación política. Un intento aislado por reivindicar a Gramsci desde el peronismo revolucionario fue, en esos años, el texto juvenil de Horacio González que cuestionaba las afirmaciones del teórico italiano sobre las limitaciones de la forma guerrillera para la lucha de los trabajadores e intentaba asociar a Gramsci con Perón. [5] Los principales colaboradores de Agosti en su tolerado periplo gramsciano dentro del comunismo argentino, José Aricó y Juan Carlos Portantiero, serán las figuras principales del grupo editor de la revista Pasado y Presente que, desde la expulsión de ambos intelectuales del comunismo argentino, en 1963, desarrolla una importante tarea editorial de difusión del pensamiento de Gramsci. En el terreno político, en esta primera etapa, el grupo no logrará definir una propuesta política, más allá de algunos desarrollos sobre la “condición obrera” que empalman con la emergencia del sindicalismo combativo en Córdoba a fines de los 60s. Comunidad & Desarrollo 19 El aporte más interesante de Pasado y Presente se produce en 1973, cuando la revista se alinea con la Tendencia Revolucionaria del Peronismo e impulsa una teorización que parece dirigida tanto a la izquierda como a una militancia peronista receptiva a las lecturas del marxismo, en momentos que Montoneros profundiza su enfrentamiento con Perón. El legado gramsciano servirá para desarrollar una teoría del partido político que matiza la rigidez del planteo leninista, legitimando así la existencia de formaciones revolucionarias dentro del peronismo y, asimismo, para acentuar la prioridad necesaria de la tarea política de masas y, en particular, entre los trabajadores, ante una dirección montonera que no tardaría en mostrar que seguía pensando en términos de guerra. Los dos números editados por Pasado y Presente en esta época constituyen una muy valiosa reflexión sobre aquel momento político, pero la opción de los Montoneros por la acción armada en 1974 disolvió de hecho el diálogo con el grupo encabezado por Portantiero y Aricó que había alcanzado influencia sobre ciertos dirigentes de la organización y algunos cuadros sindicales de la Juventud Trabajadora Peronista. El olvido al que los propios autores condenaron aquella experiencia revela la profunda crisis que vive ese sector intelectual en el exilio mexicano, atribuida tanto a los horrores de la dictadura argentina como a la proliferación de los cuestionamientos al marxismo que había constituido, hasta entonces, su horizonte de ideas. La tercera etapa en la actividad de quienes han sido llamados “los gramscianos argentinos”[6], a la que junto a Della Rocca podríamos identificar con la socialdemocracia, siempre que se considerara a ésta en su versión más moderada, me parece menos interesante que las anteriores. Por una parte, porque la 20 Comunidad & Desarrollo influencia de Gramsci fue cada vez menos reivindicada y por la otra, porque la experiencia del Club de Cultura Socialista no pudo consolidar una perspectiva política propia y terminó apoyando de forma poco crítica la constitución de la Alianza. He recorrido con algún detalle este derrotero político de Gramsci en la Argentina porque permite ubicar mejor el trabajo de Mario Della Rocca y porque su aporte resultará más valioso a la luz de los fracasos de los intentos anteriores por generar una alternativa política que recogiera el legado gramsciano. El libro de Della Rocca recupera el aporte teórico del pensador italiano desde una perspectiva que sólo puede compararse con el efímero intento de 1973 y que refleja una realidad política que contrasta con los antecedentes de la izquierda argentina en relación con el peronismo: sectores muy importantes de aquella tradición política acompañan hoy al nacionalismo popular y forman parte, con pleno derecho, del movimiento que lidera Cristina Fernández de Kirchner. Della Rocca sintetiza bien, en pocas páginas, las principales contribuciones de Gramsci a la teoría marxista, ubicadas fundamentalmente en el terreno de la política y la cultura, y sugiere el modo en que podrían ser utilizadas en la actual coyuntura política argentina. Valora muy significativamente la transformación operada en la sociedad argentina desde el 2003, año en que inicia su gobierno Néstor Kirchner. Considera como “un liderazgo de gestión” la relación que el nuevo presidente estableció con los ciudadanos y califica como una “reforma desde arriba”, en el sentido gramsciano, la sucesión de medidas audaces tomadas por Kirchner desde un comienzo. Como se sabe, en el análisis de Gramsci esa reforma desde arriba debe ser continuada por una “revolución desde abajo”, a riesgo de ser neutralizada y constituirse en lo que el teórico italiano llama “revolución pasiva”. Sin embargo, mientras en las primeras caracterizaciones de ese tipo, como la de Julio Godio, en los primeros años de la gestión de Kirchner, se señalaba la falta de correspondencia entre la adhesión popular que recibía el kirchnerismo en las urnas y la escasa fuerza organizaba con que contaba; hoy, frente a una realidad distinta, Della Rocca puede destacar la movilización de amplios sectores sociales, el notable impulso militante de la juventud, la presencia de los intelectuales, remisos en acompañar al peronismo en otras ocasiones. Pero dentro de este panorama optimista que muestra la constitución de una importante base de apoyo popular, sean cuales fueran aún las limitaciones orgánicas, señala también la crítica situación del movimiento sindical que aún no ha definido una reestructuración de sus cuadros y su política que le permita actuar como componente necesario -aunque ya no principaldel movimiento de transformación. La idea de la superación del peronismo fue formulada por Cooke en un lenguaje que denota más la influencia de Hegel que la de Gramsci y podría ser criticada por estar fundada en un historicismo teleológico: como si el partido de los trabajadores necesariamente debiera alcanzar el momento del pensamiento revolucionario. No era esta la idea de Cooke que veía esta superación sólo como una posibilidad, pero Della Rocca, con buen criterio, permanece con su análisis en el terreno de la política y contrasta un peronismo cuyas limitaciones señala -ubicándose bien lejos de las groseras prevenciones que atesoró el pensamiento de izquierda- y un proceso de reformas tan significativo como para que su profundización requiera la plena constitución del kirchnerismo como movimiento popular. El autor no deja lugar a dudas sobre el futuro que postula cuando se pregunta si el kirchnerismo permanecerá como parte de la totalidad peronista o si, por el contrario, será el peronismo quien constituirá una parte, importante pero no única, de un kirchnerismo que también incluya otras fuerzas y tradiciones políticas. La limitación que la Constitución Nacional establece para la duración de la gestión presidencial parece haber ubicado en el horizonte del 2015 todas las expectativas respecto a la continuidad del actual proceso político. En la tarea de asegurar la constitución de un movimiento popular con la envergadura suficiente como para impulsar la consolidación y profundización del actual proceso, no hay dudas de que reforzar el liderazgo de Cristina Kirchner es la exigencia ineludible. La Argentina vive una encrucijada que no admite soluciones eclécticas, o sigue avanzando el actual proyecto o se retrocede en el camino que reclama el gran poder económico y mediático, aunque quienes hoy prometen corregir el rumbo intenten tranquilizarnos afirmando su adhesión al actual proyecto. El libro de Della Rocca analiza muy adecuadamente los sentidos en que debe avanzar la profundización de los actuales objetivos de gestión y el modo como va anunciándose la conformación del movimiento político que lo sustentará. En este proceso, fuera de cualquier esquematismo que pretenda asimilar el pensamiento teórico con las propuestas de acción, las grandes líneas del pensamiento gramsciano constituyen una contribución inestimable para orientarse en este difícil proceso. Pero el libro también es importante hoy en otro sentido. Para una izquierda demasiadas veces golpeada, más allá de sus históricos errores, por lo que simboliza como identificación con la transformación de la sociedad, la reivindicación del intelectual revolucionario y riguroso, el estudioso de lo nacional popular, constituye no sólo un acto de justicia sino también una inteligente decisión política. De la mano con Gramsci, sectores muy importantes de la izquierda argentina van remontando la principal de sus dificultades históricas y marchan con las grandes mayorías en la tarea de transformar este país.m [1] Eric Hobsbawm considera a Gramsci como creador de la teoría política del marxismo. Ver Eric Hobsbawm, Como cambiar el mundo, Barcelona, Crítica, p. 319. [2] Como bien ha señalado Ernesto Laclau, en muchas de sus obras, la concepción de la hegemonía en Gramsci, aunque destaca la amplitud de fuerzas sociales y demandas que pueden articularse, no cuestiona el rol de la clase obrera como dirigente necesario. El cuestionamiento de este “privilegio ontológico” de la clase obrera es una de las diferencias centrales de Laclau respecto al análisis gramsciano. Sin abordar esa discusión teórica, Della Rocca señala que las transformaciones sociales de las últimas décadas impiden en la Argentina otorgar ese rol principal al movimiento obrero como se le asignaba en los años 60 y 70. [3] La primera publicación se debe a Ernesto Sábato quien presentó las Cartas en la revista Realidad, a fines de 1947. Más tarde la revista Sur las había incluido en un dossier sobre las letras italianas, publicado en 1953. Ya entonces, los comunistas argentinos habían impulsado una edición de la Editorial Lautaro en 1950. [4] Especialmente en El mito Liberal y Nación y Cultura, ambos de 1959. [5] Ver “Para nosotros Antonio Gramsci”, prólogo a Antonio Gramsci, El príncipe moderno y la voluntad nacional popular, Buenos Aires, Puente Alsina, 1971. [6] Ese es el título del libro de Raúl Burgos que hace una completa reseña de la evolución del grupo y, en general de la influencia de Gramsci en la Argentina. Ver Raúl Burgos. Los gramscianos argentinos, Buenos Aires, Siglo XXI, 2004, a quien hemos recurrido para alguno de los antecedentes señalados. * Texto del Prólogo escrito para el libro “Gramsci en la Argentina: los desafíos del kirchnerismo”, de Mario Della Rocca, Editorial Dunken. El texto es publicado con autorización del autor de la obra Comunidad & Desarrollo 21 ¿Cuánto vale el dólar? Tipo de cambio, crecimiento y distribución Por Américo García* - ¿Cuánto vale un dólar? - Hoy cerró a $ 5,23 Este breve diálogo que se produjo entre dos Senadores Nacionales cuando se estaba analizando el proyecto de blanqueo con la presencia de cinco miembros del equipo económico, me hizo pensar en que muchos ciudadanos argentinos pueden estar preguntándose lo mismo; ¿cual es el valor de la moneda estadounidense en la actualidad? En realidad, la pregunta de un Senador opositor a los funcionarios gubernamentales, tendía a poner sobre el tapete el precio alcanzado en el mercado negro, paralelo o ilegal (nada azul, por cierto), que en esos días sobrepasaba los $ 10. Pero éste es uno de los precios que tiene el dólar. La rápida respuesta de un Senador oficialista, informando el cierre del día en el mercado oficial, seguramente tampoco conforma a buena parte de quienes siguen con preocupación las últimas escaladas de la cotización en el mercado ilegal. Pero entonces, ¿cuanto vale un dólar? La Argentina tiene lo que los economistas llaman un sistema de cambios múltiples. El dólar tiene múltiples valores, según lo que se quiera hacer con él. Hay un valor para los que exportan soja, hay un valor para los que exportan automóviles, hay un valor para los que importan bienes de consumo, hay un valor para los que importan bienes de capital, y hay un valor para los que especulan. 22 Comunidad & Desarrollo ¿Por qué ocurre esto? ¿Cuál es su sentido económico? Una de las herramientas fundamentales en las que se basó el proyecto económico puesto en marcha a partir del 25 de mayo de 2003, fue el establecimiento de un tipo de cambio real competitivo, que en ese momento valía tres veces más del que había regido en la época de la convertibilidad. Ello perseguía varios objetivos en forma simultánea. En primer lugar, fomentar las exportaciones en general, ya que un dólar más caro significaba un mayor ingreso para los exportadores. En segundo lugar, hacer más competitiva la producción industrial interna frente a los productos importados, puesto que un dólar más alto encarece las importaciones y en la coyuntura que atravesaba la economía argentina en el año 2003, significaba la posibilidad de recuperar la producción y el empleo de la industria local. Y en tercer lugar, estimular las exportaciones provenientes del sector industrial, mediante un tipo de cambio conveniente para la productividad de este sector, medida en términos del mercado internacional. Con este esquema la Argentina creció fuertemente. El PBI ha tenido un crecimiento promedio del 7.1% anual, entre el 2003 y el 2012 y el PBI industrial creció por encima de ese promedio a razón de una tasa del 7.5 % anual. Por el lado de las exportaciones hubo un fortísimo crecimiento, que en los últimos diez años ha sido del 216 % para las exportaciones totales, mientras que las que corresponden a las manufacturas de origen industrial han tenido un aumento del 280%. Y si tomamos la composición de las exportaciones puede observarse que las provenientes del sector industrial han alcanzado al 34.4 % de las exportaciones totales. Ahora bien, esta estrategia económica no está exenta de fuertes tensiones sociales y políticas. Como buena parte de las exportaciones consisten en productos alimenticios, consumidos mayormente por los asalariados y los sectores populares, la forma de evitar que se generen presiones inflacionarias que deterioren fuertemente los salarios y las jubilaciones, consiste en el establecimiento de derechos de exportación, más conocidos como retenciones. Y con mayor razón en una coyuntura internacional con altos precios internacionales de los productos primarios. Están suficientemente visto los conflictos que ello ha desencadenado con los grandes productores y exportadores de bienes agropecuarios. El crecimiento, el aumento del empleo y el funcionamiento regular de las paritarias han llevado a una suba sostenida del poder adquisitivo de los salarios. Y esto genera también tensiones con algunos grupos empresarios, que deben ceder parte de sus ganancias. Estas tensiones son las que se expresan en una mayor inflación. Cabe la aclaración que no es el aumento de los salarios el causante de la inflación, sino que hay sectores empresarios que tomaron la decisión de ponerle un techo al incremento del salario, y dada su condición de oligopólicos, suben sistemáticamente sus precios. En un trabajo publicado en la Revista Realidad Económica (Nº273) sus autores Martín Schorr y Pablo Manzanelli demuestran que entre 2001 y 2010 los precios mayoristas de las industrias oligopólicas se incrementaron un 8 % por encima del promedio industrial. Pero además agregan que a pesar de los altos beneficios obtenidos este tipo de empresas muestran “reticencia inversora”. Es decir, que a pesar de las altas ganancias, de las posibilidades que tienen, dado su poder de mercado, de subir sus precios no se han caracterizado por una estrategia de reinversión de sus utilidades. La pregunta que surge entonces es: ¿a dónde fue la plata? La incógnita se devela cuando se mira las cifras de remisión de utilidades al exterior por parte de las empresas extranjeras y la denominada fuga de capitales. La remisión de utilidades y dividendos al exterior en los cuatro años que van desde el 2008 al 2011 han totalizado casi 32.000 millones de dólares, un promedio de U$S 8.000 millones por año, significativamente más alto a lo acontecido en años anteriores. Mientras que las estimaciones sobre la salidas de divisas, lo que comprende tanto el giro de capitales al exterior como el atesoramiento que realiza parte de la población alcanzó entre el año 2007 y el 2011 un monto cercano a los U$S 80.000 millones. Cabe aclarar que la llamada “fuga de capitales” comprende la compra de dólares o de otras monedas extranjeras por parte de empresas o de particulares. Son capitales que salen del sistema económico local, se envían al exterior o se atesoran en una caja de seguridad bancaria o “debajo del colchón en el hogar”. Las presiones para devaluar el peso, se entienden en este contexto. Por un lado, se incrementarían fuertemente los precios internos, por esa vía caerían los salarios, bajaría la producción y también el empleo reforzando la baja salarial; ganarían los exportadores y las empresas recuperarían su rentabilidad. Por otra parte, los tenedores de dólares aumentarían sus posibilidades de comprar bienes, propiedades y empresas por un menor valor, ya que sus dólares valdrían más pesos. El gobierno nacional ha respondido adecuadamente a estas presiones. Ha administrado el comercio exterior, controlando el volumen de importaciones, lo que se vio reflejado en el superávit comercial externo del año pasado (15.000 millones de dólares), puso fuertes controles a la compra de moneda extranjera, presionó a las empresas para la reinversión de las utilidades y recientemente elevó al Congreso un proyecto de ley para estimular el ingreso de los capitales fugados con destino a la inversión inmobiliaria y en proyectos energéticos; y la Presidenta reafirmó firmemente su convicción en contra de una maxidevaluación. Sin duda, como se ha dicho, el proyecto puesto en marcha en mayo de 2003 genera tensiones entre diversos sectores sociales por la distribución del excedente económico, pero lejos de ceder a las presiones provenientes del poder económico más concentrado, el gobierno ha reafirmado su rumbo de crecimiento, mayor inclusión social y mejor distribución del ingreso.m *Economista Comunidad & Desarrollo 23 Europa, sin salida a la crisis La caída del producto y el empleo en países subordinados a la “troika” europea como Grecia, España, Portugal e Irlanda está lejos de resolverse, mientras que la recesión afecta también a Italia, miembro del G-8 de países industrializados. Alemania y Francia sufren por su parte un estancamiento relativo de sus economías y Chipre, desde que se integró a la Unión Europea, padeció recesión y colapso de su sistema financiero Por Noemí Brenta * L a situación económica global de un año a esta parte no cambió demasiado. Los países europeos, Japón y en menor medida Estados Unidos, continúan trabados en la crisis iniciada hace ya más de cinco años y sólo algunos emergentes crecen, aunque la crisis también los afecta de diversas maneras, en el presente y en sus perspectivas a futuro. Por otro lado, los países desarrollados redujeron sus importaciones y procuran muy agresivamente colocar sus excedentes en el resto del mundo, la periferia en expansión constituye uno de sus principales mercados objetivos; además el ingreso de capitales internacionales especulativos, que buscan tasas de rendimiento elevadas en los países en desarrollo, aprecia las monedas 24 Comunidad & desarrollo domésticas de éstos, debilita sus industrias, abarata artificialmente las importaciones, genera burbujas inmobiliarias y de crédito, que tarde o temprano estallan, dejando el tendal de deudas, quiebras y recesión. Esto es más grave en aquellos países periféricos que controlan poco o nada los movimientos de capitales, y que arrastran déficits comerciales y de cuenta corriente, compensados transitoriamente con capitales prestados e inversiones de portafolio y directas. Los estados latinoamericanos sufrieron estos ciclos reiteradamente desde el siglo XIX, es una pena que hasta ahora no hayan coordinado medidas conjuntas para protegerse de estas fluctuaciones de las que no son responsables y evitar convertirse una vez más en el pato de la boda de la crisis global. En Europa la depresión y el desempleo aumentaron, sobre todo en Grecia, España, Portugal e Irlanda. Pero también Italia, miembro del G8, el grupo más selecto de potencias mundiales, está en recesión y sin miras de mejorar, su producto bruto cayó 2,4% en 2012. A Francia y Alemania, líderes de la eurozona, no les va mucho mejor, el año pasado sólo crecieron 0,3% y 0,86%, respectivamente, y en 2013 crecerían todavía menos, según el FMI. La incertidumbre continúa y las perspectivas empeoran, como un auto atascado en la playa que se hunde un poco más en cada intento de salida con el método equivocado (acelerar). Si por solución se entiende reducir la brecha entre el producto potencial y el real; reanudar el crecimiento, bajar el desempleo a alrededor del 6%; reparar la redistribución regresiva del ingreso generada durante los años de crsis; restaurar la solvencia fiscal, para que los estados reactiven la demanda efectiva; adecuar el tamaño del sector financiero al de la economía real y regularlo para que funcione al servicio del resto de la economía y no al revés, como ha venido pasando en los últimos veinte años, insisto, si lo que acabo de enunciar se entiende como solución a la crisis, es imposible solucionar la debacle europea dentro de los esquemas de política económica de la troika, basadas en la austeridad fiscal y la dominancia de la política monetaria y financiera. Estas últimas apuntan, en términos generales, a tratar de igualar el costo de la deuda soberana en los distintos países, recapitalizar los bancos, regular muy tibiamente las finanzas, procurar la unión bancaria en protección del capital financiero; y acentuar el compromiso con las políticas económicas ortodoxas, incluyendo reformas estructurales y penalidades para los miembros de la eurozona que incumplan los parámetros establecidos de endeudamiento y déficit fiscal. Nada de esto resucitará a las castigadas economías del sur europeo, sumidas en el ajuste deflacionario. Entre los intentos supuestamente reactivadores de los últimos tiempos, el Banco Central Europeo decidió reducir aun más las tasas de interés, pero esta medida no se orienta a fortalecer la demanda doméstica de bienes y servicios, y en el contexto actual sólo pone dinero en los bolsillos quienes no lo necesitan y preanuncia nuevas burbujas. Aunque alivia la carga de intereses de los sectores y países endeudados, no provee ninguna solución de fondo ni a la economía en conjunto ni a la enorme deuda soberana de los países de la eurozona, que siguen arrodillados frente a los altares de los mercados financieros, sacrificando diariamente al cordero del bienestar, a la democracia, y, en definitiva, a la tierra prometida por la moneda común, que ofrecía mejorar la cohesión europea y la vida en los países que adhirieran al euro. Más allá de la eurozona también hay estados grandes con deudas gigantes, como Japón y Gran Bretaña, que conservan su soberanía monetaria y por lo tanto tienen mayor flexibilidad para calibrar el ajuste; y el caso especial de Estados Unidos, que goza de una super soberanía privilegiada, como país hegemón del sistema mundo. Es difícil imaginar ingenierías para estas deudas que en conjunto exceden la mitad del producto bruto mundial, pero dejemos este tema complejo y largo para otra vez. precio. Si la desocupación altísima y el deterioro de las condiciones de vida continúan -las políticas vigentes y las ideas que las fundamentan no permiten atisbar otro futuroal tiempo que la distribución del producto global entre países se inclina hacia Oriente, en Europa se consolidaría una masa laboral de reserva que mantendría los salarios bajos, las ganancias del capital elevadas, y la sociedad disciplinada por el terror del desempleo y la pobreza. Pero esto no es un destino fatal ineludible, no es lo único que puede pasar. También podrían surgir en estos pueblos soluciones creativas, ligadas a la solidaridad, a la cooperación, a la justicia social y a la verdadera libertad, la que pueden ejercer todos efectivamente y no sólo unos pocos; nuevas formas de organización social, económica y política, que tal vez hoy parezcan utópicas o ni siquiera llegamos a imaginar, un mundo nuevo y mejor, aunque creo que para esto todavía falta mucho tiempo. El “corralito” chipriota Chipre es miembro de la Unión Europea pero geográficamente asiático, un pequeño estado insular del Mediterráneo Oriental, lindante con islas griegas, Líbano, Turquía, Siria, Israel y Egipto, hoy zona caliente. En 2008 Chipre adhirió a la eurozona, y a decir verdad no le ha ido muy bien. Desde 2009 entró en recesión, con desempleo en aumento, grandes desequilibrios macroeconómicos y políticas de ajuste permanentes que agravaron el cuadro, hasta su estallido en abril de 2013. El sector financiero creció desmesuradamente, sus activos totales llegaron a representar ocho veces el producto bruto, con gran exposición a la deuda soberana griega, cuya caída hizo tambalear al sistema financiero chipriota, vía desvalorización de sus activos, pérdida de depósitos y salida de capitales. El Banco Central Europeo rescató a los bancos de Chipre, y en junio de 2012, luego que las agencias calificadoras de riesgo reputaran Volviendo a la crisis europea como parte de una crisis mayor, sabemos que no es posible volver a la situación previa en un mundo transformado. Europa encontrará su salida en el largo plazo, una nueva estabilidad, pero de persistir las políticas en curso, dicha estabilidad llegará tras graves conflictos y sufrimientos cuya profundidad es imposible predecir; y probablemente, insisto, en caso de persistir en el camino trazado, la nueva Europa será mucho más injusta y menos democrática, como está ocurriendo en Grecia, España y Portugal, donde lo único que importa a las autoridades es complacer las condiciones de los acreedores y de sus gendarmes, no importa a qué Comunidad & desarrollo 25 de basura a sus bonos soberanos, el país solicitó el auxilio de la Unión Europea para cumplir con el coeficiente de capitalización del Banco Central requerido por Bruselas y fortalecer el sistema bancario. Las negociaciones con la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el FMI continuaron al tiempo que la situación empeoraba, hasta que en abril de 2013 la troika acordó un paquete de 10 mil millones de euros, a desembolsar en tramos, para cubrir sus obligaciones financieras, condicionado a profundizar el ajuste con privatizaciones, reducción del Estado, de los salarios públicos y de las jubilaciones, entre otras medidas; los depósitos bancarios, grandes y pequeños. Finalmente, la reapertura de los bancos a fines de marzo fue acompañada de restricciones para disponer de los depósitos bancarios durante sesenta días, de medidas para controlar los movimientos de capitales, quitas a los depósitos superiores a 100.000 euros. y a liquidar la segunda entidad más grande del país, Laiki, con cargo a sus accionistas, acreedores y depositantes. Una vez más, como dice Stiglitz, los intereses de la comunidad financiera internacional fueron priorizados respecto al resto de la economía y de la sociedad. La parte original de este rescate es que involucraba a los depositantes, con una quita en forma de impuestos. Previamente, para frenar la salida de depósitos, desde mediados de marzo las autoridades cerraron los bancos, mientras negociaban su rescate y el parlamento aprobaba diversas medidas relacionadas con la crisis, y se negaba a aprobar otras entre ellas, un impuesto sobre todos en los meses anteriores al corralito, para ver cuáles fueron los capitales que salieron durante ese lapso, quedando a salvo de las pérdidas ulteriores. No olvidemos que en Argentina previo al corralito y al fin de la convertibilidad, los grandes actores bancarios y empresariales se llevaron unos quince mil millones de dólares, sin ningún límite ni control, Llorens y Cafiero estudiaron con detenimiento este proceso, que publicaron en su libro La Argentina Robada. En el caso de Chipre, algunos analistas relacionan la exorbitancia de su sistema financiero con el lavado de dinero proveniente de actividades ilegales, que la laxitud de la normativa 26 Comunidad & Desarrollo La imposición del corralito parece más una medida tomada por la fuerza de las circunstancias, como ocurrió en Argentina, que una metodología sistemática. También habría que analizar con más detalle qué ocurrió en Chipre entre junio de 2012 y marzo de 2013, es decir, chipriota favorecería, como paraíso fiscal. De manera que la complejidad de circunstancias y de actores, por ejemplo la participación de Rusia en el rescate de sus capitales en el pequeño país, dificulta extrapolar las medidas de un país a otro. También creo que cualquier amenaza de un país de salir de la zona del euro será muy castigada, el retiro de capitales forma parte de ese castigo y de la reacción del flight to quality, racional individualmente, desastrosa a nivel colectivo. Asimismo, es fácil que el ajuste continuo deteriore las cuentas fiscales en lugar de mejorarlas, y que por esta razón algunas deudas soberanas se vuelvan imposibles de refinanciar o atender, esto también podría deteriorar las carteras de los bancos poseedores de bonos, y precipitar salida de los depósitos y crisis bancarias, y nuevos corralitos. Esperemos que esto no ocurra. En síntesis, el final de la crisis parece todavía lejano, pero el mundo que emerja tras ella se está gestando, las cartas no están echadas. Un sueño, un discurso, una idea, un movimiento pueden inclinar la plasticidad del momento hacia una mayor felicidad humana, o todo lo contrario.m *Economista. Investigadora de la UBA y el Conicet Por la separación legal de la Iglesia y el Estado La Iglesia Católica Apostólica Romana no cumple en Argentina con ninguno de los requisitos para ser considerada persona de Derecho Público. Por lo tanto, debería perder esa prerrogativa con la reforma del Código Civil que se debate en el Congreso Por Pablo Octavio Cabral * E n este breve aporte quisiéramos transmitir los fundamentos de la propuesta presentada por la agrupación de abogados por la justicia social (AJUS) de La Plata, Berisso y Ensenada, en las audiencias públicas desarrolladas por la Comisión Bicameral para la Reforma del Código Civil y Comercial Argentino, en las que efectuamos una crítica concreta al art. 146 de dicho proyecto que caracteriza como persona jurídica pública a la Iglesia Católica Argentina. La Constitución Nacional sancionada en 1853, contenía diversas normas que aludían a la relación entre el Estado y la Iglesia Católica que además de establecer que el gobierno federal debía sostener el culto católico (art. 2 CN), exigía que el Presidente de la República debía pertenecer a la comunión católica (art. 76), mandaba al Congreso a promover la conversión de los indios a dicho culto (art. 67, inc. 15) y regulaba el ejercicio del patronato nacional al atribuírselo al Presidente de la República (art. 86, inc. 8 y 9). Hoy, la Constitución reformada en 1994, al eliminar los artículos arriba citados, sólo dejó como norma que refiere a esta cuestión su artículo segundo que dispone que “El Gobierno federal sostiene el culto católico apostólico romano”. Veamos los alcances de esta norma en las leyes civiles. El texto original del Código Civil – redactado por Vélez Sarfield- no distinguía entre personas jurídicas de derecho público y de derecho privado, receptando la clasificación que dividía las personas jurídicas según el modo de su existencia, en personas de existencia necesaria y personas de existencia posible. Las personas de existencias necesarias se regulan por el derecho público, y su existencia no depende, en consecuencia, de las normas del derecho privado. Con la reforma del Código realizada por ley 17.711, se clasificó a las personas jurídicas en aquellas de carácter público o privado, siendo las primeras el Estado Nacional, las Provincias y los Municipios; las entidades autárquicas y, por último, la Iglesia Católica. Comunidad & desarrollo 27 Proyecto de Reforma del Código Civil y Comercial. El Proyecto de Código Civil y Comercial dispone, al tratar sobre las personas jurídicas que: “ART. 146.- Personas jurídicas públicas. Son personas jurídicas públicas: a) el Estado nacional, las provincias, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, los municipios, las entidades autárquicas y las demás organizaciones constituidas en la República a las que el ordenamiento jurídico atribuya ese carácter; b) los Estados extranjeros, las organizaciones a las que el derecho internacional público reconozca personalidad jurídica y toda otra persona jurídica constituida en el extranjero cuyo carácter público resulte de su derecho aplicable; c) la Iglesia Católica.” Por lo tanto puede señalarse -que en el actual código- como en el proyecto de reforma tiene un defecto grave, pues establece que tiene carácter público, entre otros, la Iglesia Católica. Quedan mezcladas de esta forma las personal jurídicas de carácter público estatal, con la Iglesia Católica, que no tiene tal carácter, olvidando además que existen otras personas jurídicas de carácter público no estatal. La doctrina administrativa actual reconoce la existencia de dos clases de personas jurídicas de carácter público: las estatales y las no estatales. La iglesia católica -como se ve a todas luces- no es personal estatal, no es un organismo del Estado, no integra la organización política de la Nación, ni constituye un poder político, además, porque no desempeña funciones “administrativas”. Si bien antaño la Iglesia cumplió tareas de esta índole (inscripción de nacimientos, matrimonios y defunciones), 28 Comunidad & desarrollo actualmente eso no ocurre. En un principio las personas públicas se constituyeron bajo formas jurídicas de Derecho Público, caracterizadas por el ejercicio de poderes públicos y cuya regulación es el Derecho Administrativo; por otra parte, el Estado reconoció el ejercicio de poderes públicos en personas no estatales (Colegios Profesionales o concesionarios de servicio públicos), siendo los criterios preponderantes que permiten configurar el concepto de personas de carácter público las siguientes: su creación por acto estatal, su fin público, sus potestades estatales y, por último, el control de Estado. Resulta evidente que la Iglesia Católica no cumple con ninguno de dichos requisitos para su configuración como persona de Derecho Público. DerechosHumanos constitucionalizados La reforma constitucional del año 1994, le otorgo rango constitucional a los principales Tratados de Derechos Humanos, expresamente enunciados en el art. 75 inc. 22. El derecho de libertad religiosa y de culto –que abarca la posibilidad de elegir religión, cambiarla, profesarla en privado y en público, y manifestarla individual o colectivamente- se encuentra reconocido en el art. V de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; en el art. 12 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en el art.18 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y en el art. 14 de la Convención sobre Derechos del Niño. De dicha normativa surge la imposición genérica a los Estados del deber de respetar, hacer efectivos los derechos y garantizarlos impidiendo que las políticas públicas o los ordenamientos jurídicos internos discriminen con base en la religión. Es entonces que efectuamos una crítica concreta al art. 146 del Proyecto de Código Civil y Comercial que caracteriza como persona jurídica pública a la Iglesia Católica. Consideramos que tal incorporación -al igual que lo hace el actual art. 33 del Código Civil vigente- mantiene una discriminación odiosa respecto de otras religiones y vulnera disposiciones de la Constitución Nacional, así como desconoce específicas regulaciones de normas de derechos humanos del ámbito internacional tan obligatorias como aquella. El Comité de Derechos Humanos es el órgano de expertos independientes que supervisa la aplicación del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos por sus Estados Partes. Es obligación de todos los Estados Partes presentar al Comité informes periódicos sobre la manera en que se ejercitan los derechos. Inicialmente los Estados deben presentar un informe un año después de su adhesión al Pacto y luego siempre que el Comité lo solicite. El Comité examina cada informe y expresa sus preocupaciones y recomendaciones al Estado Parte en forma de “observaciones finales”. personalidad jurídica de derecho público a la primera y de derecho privado –sujeto a autorización estatal- a los cultos restantes. En dicho contexto el Comité ha emitido los siguientes informes sobre nuestro país en los que hizo referencia a la cuestión aquí tratada; En dicho marco, el Relator Especial visitó nuestro país en abril de 2001, y luego de ello emitió su informe sobre la Argentina en el que sostuvo que: “Desde el punto de vista del derecho internacional y la jurisprudencia en este campo, el estado de la Iglesia Católica tal como se consagra en la Constitución no está en tela de juicio. En cuanto a la manifestaciones de este estado y su impacto en las demás comunidades de religión o de creencias, el Relator Especial, mientras que la comprensión de la posición especial que ocupa el predominante Iglesia Católica por razones históricas y sociológicas, considera que una serie de medidas debe deben adoptarse para garantizar un trato totalmente igualitario de todas las comunidades de religión o de creencias.” (párr. 153). a) Informe Inicial sobre Argentina (1990). El Comité de Derechos Humanos expresó como observaciones generales su preocupación por “los privilegios de que disfrutaba la Iglesia Católica...” (párr. 241). b) Tercer Informe Periódico sobre Argentina (2000). En su sesión celebrada en noviembre de 2000, el Comité adoptó las siguientes observaciones finales: “El Comité reitera su inquietud ante el trato preferencial, incluidas subvenciones financieras, que recibe la Iglesia Católica en comparación con otras confesiones, lo que constituye discriminación por razones religiosas en virtud delartículo 26 del Pacto.” (párr. 16). Estas apreciaciones ponen en evidencia un trato preferencial a la Iglesia Católica y por ello discriminatorio respecto de las otras religiones -que viola disposiciones expresas del Pacto- entre las que se encuentra el reconocimiento de una El Relator Especial sobre la libertad de religión o de creencias es un experto independiente designado por el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas a quien se le ha pedido que identifique obstáculos existentes e incipientes que impiden el goce del derecho a la libertad de religión o de creencias, y formule recomendaciones sobre los medios de superar tales obstáculos. Agregó concretamente al referirse a la situación jurídica de la Iglesia Católica argentina que “En cuanto a la condición de persona jurídica de derecho público, en la actualidad se concede exclusivamente a la Iglesia Católica, y suponiendo que la eventual adopción del proyecto de ley preparado por el Secretario de Culto (la concesión de dicho estatuto a las religiones, una vez su registro haya sido aprobado),el Relator Especial considera que es necesario garantizar, a la luz del principio de la igualdad, la ausencia de consecuencias discriminatorias derivadas de la concesión -o no concesión- de la situación de las personas jurídicas de derecho público” (párr. 155). Como vemos, este organismo del sistema universal de protección de los derechos humanos aborda en concreto la discriminación que se produce en nuestro país al otorgar legislativamente personalidad jurídica pública sólo al culto católico. Conclusiones Por todo ello proponemos que el art. 146 del proyecto de Código Civil y Comercial de la Nación se modifique eliminando su tercer inciso que incluye entre las personas jurídicas públicas a la Iglesia Católica. Sostenemos que el anteproyecto en su art.146 mantiene una histórica desigualdad entre los distintos tipos de personas establecidos en las normas al caracterizar como persona jurídica pública a la Iglesia Católica, equiparándola a los órganos estatales e implicando ello un privilegio que nuestra sociedad democrática y el Estado Social de Derecho imperante en ella no pueden seguir sosteniendo hoy en día, en tanto se opone a los principios de libertad de culto y conciencia e igualdad ante la ley reconocidos expresamente en nuestra Constitución y en los tratados de derechos humanos incorporados a ella en la última reforma constitucional. Es así que efectuamos una propuesta que se encamina a lograr que el art. 146 del proyecto de Código Civil y Comercial de la Nación se modifique eliminando su tercer inciso que incluye entre las personas jurídicas públicas a la Iglesia Católica.m *Integrante de Abogados por la Justicia Social La Plata, Berisso y Ensenada (AJUS) Comunidad & Desarrollo 29 El hombre que desapareció dos veces (Adelanto del libro “En el cielo nos vemos. La historia de Jorge Julio López”) L a boina azul, la campera bordó y los mismos zapatos que usó en cada una de las audiencias del juicio, sin importar si hiciera frío o calor, estaban en el living, preparados sobre una silla. Gustavo pensó que su papá se había quedado dormido y se metió en su habitación. Su lado de la cama estaba abierto. Fue hasta el baño. No estaba ahí. Irene recién se despertaba. —¿Dónde está el viejo? —preguntó. —Habrá salido a caminar —dijo Irene, entredormida. —Pero se nos hace tarde. —A mí no me dijo nada. Fijate afuera. Gustavo salió a la vereda. Miró extrañado a su alrededor. Caminó hasta la carpintería de su hermano y llamó a su papá. Nadie contestó. Volvió a la casa, lo buscó otra vez en el patio, entró de nuevo al dormitorio, abrió la puerta del baño. —¿Dónde se habrá metido? — insistió. —Yo no lo vi. —¡Cómo que no lo viste, mamá! —¡Recién me despierto! —se justificó—, tal vez salió a caminar. —Qué pelotudo… vamos a llegar tarde… —¿Y qué querés que haga? ¡Si yo no quiero que vaya a ningún lado! ¡Yo quiero que se olvide! La de Jorge Julio López es la historia de un albañil que fue secuestrado, encarcelado y torturado. En las tinieblas fue testigo de la muerte de una generación de jóvenes con los que se había comprometido a construir un mundo mejor. Sobrevivió y aprendió a vivir en silencio, a soportar la indiferencia. Fue sabueso de su propia memoria, no para buscar a los asesinos de sus compañeros, que a esos ya los conocía, sino para denunciar lo que hicieron. “Los argentinos tienen que saber”, decía. A los 77 años, cuando había encontrado justicia, después de haber dado testimonio, fue otra vez desaparecido. En la última aventura de su vida, entre la noche del domingo 17 y la madrugada del lunes 18 septiembre de 2006, le abrió la puerta a la muerte. Se lo llevaron. Su ausencia se investiga como una “presunta desaparición forzada” y es el manual de la perfecta impunidad. “Era un tema tabú” Por Miguel Graziano* “En el cielo nos vemos” es la historia de un hombre que desapareció dos veces, primero en dictadura, en 1976, y luego en democracia, en 2006. Cuenta quién es Jorge Julio López, cómo procesó en su interior la tortura, con familiares que no querían saber, en una sociedad que aceptó las leyes de la impunidad, primero, y el indulto, después. Y cómo reconstruyó su memoria para que hubiera justicia. En palabras de Adriana Meyer, quien escribió el prólogo, permite ver al hombre detrás de la figura del desaparecido. En la presentación, el 3 de mayo pasado, Osvaldo Bayer destacó el valor de documento del trabajo. Y es que hay transcripciones completas de declaraciones judiciales –las últimas palabras de Etchecolatz, por ejemplo–, entrevistas y los discursos que daban sus compañeros de militancia en las marchas para exigir aparición con vida. El libro también expone el desconcierto y la impotencia de los funcionarios, las piezas del rompecabezas que no encajan, las pistas disparatadas e interesadas, los rastrillajes indiscriminados y los misterios teñidos de mensajes mafiosos en un caso aún impune. Era una obligación visibilizar este tema, que hasta ahora era un tema tabú. *Periodista. Autor del libro “En el cielo nos vemos” 30 Comunidad & desarrollo ¿Basura cero o cero en la gestión de la basura? Por Rolando Salas* S egún la Organización Panamericana de la Salud (OPS, 2010) y de acuerdo al Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) en 30 años se ha duplicado la generación de residuos sólidos en América Latina y el Caribe, pasando de 0,2-0,5 Kg a 0,5-1,2 Kg por habitante por día, con un promedio regional de 0,92 kilogramos para América Latina y el Caribe (PNUMA, 2010). Esta situación se ha transformado en uno de los problemas ambientales más importantes de escala global. En nuestro país, podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que la “basura” representa un problema en desarrollo para muchas provincias;y en particular para la Provincia de Buenos Aires. La situación hatomado una particular gravedad en algunos de los Municipios del conurbano bonaerense, donde se combinan situaciones, de alta complejidad socio ambiental y la acción desenfadada de ciertas empresas corporativas ligadas al emporio del Sindicato de Choferes de Camiones. El escenario en cuanto a las políticas públicas de Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos (GIRSU) en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), es preocupante. Aunque también muestra la complejidad y las contradicciones que presenta el abordaje de esta problemática y los enormes intereses económicos que están en juego, detrás del “negocio de la basura”. Sin embargo la Ley Nº 1854 que determina un cronograma de reducción progresiva para la disposición final, no se está cumpliendo. La actual gestión de los RSU en la CABA está recibiendo cada vez más críticas por parte de diferentes actores del sector. Las políticas implementadas por el Gobierno de la CABA, representan una visión estrecha y una metodología de intervención fracturada e indiferentea las necesidades específicas de las comunidades y los barrios de la Ciudad. Esta situación presenta el agravante de contar con un marco legal apropiado y enormes recursos presupuestarios asignados que no están siendo convenientemente aprovechados. La línea de base para la determinación del cronograma de reducción progresiva de la disposición final de los residuos sólidos urbanos se fija en la cantidad de un millón cuatrocientas noventa y siete mil seiscientas cincuenta y seis (1.497.656) toneladas según los establece el artículo6 del Decreto Reglamentario Nº 639. Y establece el siguiente cronograma conla cantidad de toneladas máximas a ser dispuestas en rellenos sanitarios,detalladas a continuación: La Ley N° 1.854 de la CABA, sancionada el 24/11/2005, establece un conjunto de medidas orientadas a la reducción en la generación de residuos, la separación selectiva, la recuperación y el recicladoy también establece el cumplimiento de la Ley Nº 1.687 (B.O.C.B.A. Nº 2205 del 6/6/05) denominada “Ley de Educación Ambiental”.En particular esta estructura jurídica está orientada a garantizar los objetivos del artículo 4º de la Ley Nacional Nº 25.916 (B.O. Nº 30.497 del 7/9/04) “Gestión de Residuos Domiciliarios” y el artículo 3º de la Ley Nº 992 (B.O.C.B.A. Nº 1619 del 29/1/03) “Programa de Recuperadores Urbanos”. Toneladas máximas a ser dispuestas en relleno sanitario Año 2010: 1.048.359Tn. Toneladas realmente dispuestas en el CEAMSE por la CABA1. Año 2010: 1.419.584,4 Tn. Toneladas máximas a ser dispuestas en relleno sanitario Año 2012:748.828Tn Toneladas realmente dispuestas en el CEAMSE por la CABA2 Año 2012: 1.361.584 Tn (Casi el doble de lo estipulado por Ley). 1 http://ceamse.gov.ar/ estadisticas-infografia/ 2 http://ceamse.gov.ar/ estadisticas-infografia/ Comunidad & Desarrollo 31 El problema empieza en casa. Consideramos que esta particular situación no es casual, porque responde en forma bastante directa a la aplicación consiente y exhaustiva de la lógica pura y dura del pensamiento de la gestión macrista. Básicamente, está basada en la obtención de ganancias aplicada al “negocio de la basura”. Sin dudas las prácticas políticas se reflejan en la gestión de los RSU. La errónea combinación de contenedores metálicosesparcidos en cada cuadra de la ciudad y la separación “in situ” manual, que deben realizar los trabajadores cartoneros genera, un monumental desorden en la ciudad. Este método es peligroso, antihigiénico e inhumano. Pero desde el punto de vista macrista, es muy conveniente porque está generando un doble sistema de recolección. Y también se duplica la facturación y siempre es mejor cobrar 2 veces por el mismo trabajo. Más todavía si el socio de la recolección es la sospechosa empresa COVELIA, un amigo de la casa. Es poco probable que esta situación pueda mejorar en el corto plazo, porque el Gobierno de la Ciudad no está cumpliendo con la premisa básica de la gestión integral de RSU que establece una serie de pautas asociadas e interdependientes orientadas a la reducción, el reúso y el reciclado de los residuos sólidos urbanos. En la gestión de RSU en la CABA, la separación básica domiciliaria no se está cumpliendo y representa la mayor debilidad del sistema. Por lo tanto también genera ciertas dudas sobre la lógica con que se está implementando el “sistema”. También debe considerarse que la separaciónbásica domiciliaria exige un esfuerzo diario de parte del ciudadano, un compromiso y una acción positiva. El gobierno de la Ciudad no propicia el consumo sustentable y responsable y se cuida bien de ofrecer este espacio departicipación concretoal vecino. La participación social responde a otra lógica, en la actualidad se considera que los residuos son el resultado del consumo de la sociedad y por ende constituyen un recurso social, que debe ser aprovechado en el mismo sentido.Los vecinos de la CABA pueden ejercer su responsabilidadsocial y ambiental de exigir respuestas. Esa es la parte esencial del sistema. El vecino participante puede pedir una rendición de cuentas sobre “su basura” y creo que en ese sentido hay cierto olor a podrido en la Ciudad.m Un estudio de diagnóstico realizado por el propio Gobierno de la Ciudad y realizado por la Comisión de Seguimiento de la Ley N° 1.854 de Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos de La Ciudad Autónoma de Buenos Aires,arrojó un dato significativo sobre la cantidad de materiales recuperados en la Ciudad de Buenos Aires. El total es de aproximadamente 600 Tn diarias3. De estas 600 Tn, solo el 1% corresponde al proceso de separación básica domiciliaria.4 Esto supondría dos cosas: Primero.- No hay separación básica domiciliaria porque ninguno/a vecino/a de la ciudad de Buenos Aires realiza la separación en origen de los materiales, Segundo.- Que no se hace entrega de los mismos en mano a los recuperadores urbanos. 3 http://www.agro.uba.ar/users/semmarti/RSU/ diagnostico_GRSU_CABA.pdf 4 Fuente: Ministerio Medio Ambiente, GCABA 2006 32 Comunidad & Desarrollo *Licenciado en Gestión Ambiental Urbana e investigador del Equipo de Intervención socio ambiental sobre RSU de la Universidad de Quilmes