Comunidad y Desarrollo 19

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Aniversarios
E
ste año se conmemoran varias fechas importantes para las fuerzas nacionales, populares y de
izquierda. Se cumplen 30 años de democracia y una década del proceso de recuperación nacional
iniciado por Néstor Kirchner. Se cumplen además cuatro décadas de de aquel 11 de marzo de 1973 en que
florecía una corta pero maravillosa primavera de cambios.
Las dos fechas más lejanas en el tiempo fueron momentos de grandes esperanzas y enormes decepciones
para el movimiento popular. La frustración o el dolor vinieron no solo por errores o incapacidades, sino
que fueron el resultado de un plan elaborado para inducir al fracaso del movimiento transformador,
democrático y popular. Había condicionantes de época y enormes limitaciones de gestión.
Néstor rompió con esa tendencia y ayudó al reencuentro de la política con las mayorías populares.
Tuvo mucha convicción, enorme firmeza y una voluntad política digna de admiración. Ya Hugo Chávez e
Ignacio Lula Da Silva habían abierto una senda en Latinoamérica, pero fue la transformación Argentina
la que consolidó e hizo irreversible, hasta la fecha, esa tendencia a construir una América con justicia
social, independencia económica y soberanía política.
Es importante valorar el proceso iniciado en Argentina hace una década sobre todo cuando, con
pocos días de diferencia, murieron dos de los conspicuos hacedores del autoritarismo y la represión
gubernamental en función de los intereses de grandes corporaciones transnacionales, como lo fueron
Margaret Thatcher y Jorge Rafael Videla. Qué lejos parece hoy aquella noche en la cual había que “achicar
el Estado para agrandar la Nación”, o donde no tenía sentido fabricar nacional porque “lo importado es
mejor”. Con ese enfoque, prácticamente no hacía falta tener universidades y escuelas públicas. Claro
que había que tener poco o nada de libertad de expresión y mucha represión para garantizar que nadie
proteste, o por lo menos para que nadie se entere de la protesta. Resulta en ese sentido una imagen en
negativo del actual proceso nacional.
En este número nos permitimos pensar el futuro de la región luego de las elecciones en Paraguay y
Venezuela y a pocas semanas del inicio del proceso electoral en Argentina. Lo hacemos a partir de
reflexiones del politólogo Atilio Borón, el economista Arnaldo Bocco, el diputado nacional Daniel Filmus
y los periodistas Martín Granovsky, Hernán Brienza y Lisandro Sabanés. También dejamos espacio para
la economía nacional e internacional en tiempos de crisis con aportes de los docentes universitarios
Américo García y Noemí Brenta, y nos permitimos reflexionar sobre el kirchnerismo, la relación de la
Iglesia Católica y el Estado y la vigencia de los derechos humanos cuando este año se cumple el sexto
aniversario de una mancha negra en el proceso de verdad y justicia: el de la desaparición de Jorge Julio
López.m
Comunidad & desarrollo
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segunda época / Nº 19 / Junio 2013
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Planeamiento Urbano
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Integración Regional
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Comunidad & desarrollo
1)
Editorial
2)
Indice
3)
Sudamérica: balance de una década
(Arnaldo Bocco, Atilio Borón, Martín
Granovsky, Daniel Filmus)
10) La continuidad democrática en la región
como articuladora de paz e integración
(Lisandro Sabanés)
12) ¿Lo importante es ganar? (Eduardo Sigal)
13) Los consensos kirchneristas y la oposición
cacerolera (Germán Celesia)
15) Unas elecciones decisivas para la oposición
(Hernán Brienza)
16) Las filosofías del kirchnerismo
(Juan Gianni)
18) Gramsci en Argentina
(Eduardo Jozami)
22) Tipo de cambio, crecimiento y
distribución (Américo García)
24) Europa, sin salida a la crisis (Noemí Brenta)
27) Relaciones Iglesia-Estado y nuevo código
Civil-Comercial (Pablo Octavio Cabral)
30) Jorge Julio López, el hombre que
desapareció dos veces
(Miguel Graziano)
31) ¿Basura cero o cero gestión de la basura?
(Rolando Salas)
Sudamérica: balance de una década
Arnaldo Bocco
“Si la prosperidad es capturada por los más ricos, los hace árbitros de la integración”
El economista destaca la mejora en el nivel de
vida de la población sudamericana durante
la última década, y los cambios profundos
producidos en algunos de los países de la
región. Pero advierte que hay que poner
límites a las ganancias extraordinarias de los
más acaudalados para que no condicionen el
proceso de integración regional.
U
n músico muy popular, César Isella, decía: “Ojalá
la integración nos sea de los comerciantes”. Y
avanzamos en la integración en algunos aspectos, pero
tenemos la parte económica, comercial, financiera,
pasando por su momento más complicado.
Con Uruguay hemos avanzado, y creo que en la
cooperación bilateral han hecho un gran aporte no
digo eliminando el secreto bancario pero sí facilitando
información fiscal. Y en una cantidad de aspectos,
Uruguay ha quebrado hasta la solidaridad de sus propios
gremios, que eran partidarios de sostener el secreto
fiscal. Pero tenemos conflictos de envergadura y de alta
monta por el ingreso de botellas de vidrio de alta calidad
y de 300 vehículos producidos en Uruguay.
Tenemos conflictos con Paraguay, afortunadamente
se disuelve la crisis política, pero también tenemos una
serie de problemas de carácter muy profundo en el plano
económico, donde van a aparecer problemas de lavado
de dinero por parte de las autoridades electas. Paraguay
para nosotros es un problema, porque es un integrante
del Mercosur necesario a los efectos de la integración, es
una articulación muy distinta que la que ejerce Uruguay
en términos económicos con la Argentina, y es un gran
cliente.
Cada uno de estos países nos deja la friolera de mil o mil
doscientos millones de dólares de superávit, que es una
cosa extraordinariamente amplia. Son clientes que hay
que tenerlos como socios o integrantes del Mercosur que
trascienden la esfera de la mera relación diplomática, y
no hemos avanzado por ejemplo en otros aspectos que
valdría la pena. ¿Cuál es la situación que se vislumbra
por los conflictos económicos, comerciales, financieros?
Cuando todos se colocan en una situación dura respecto
a ese intercambio, miran para el más grande, quieren
agarrarse de la mano de Brasil, que siendo tan grande
como economía, compensa cualquier rol que pueda
jugar la Argentina desbalanceando la política en relación
con esos países.
Tres países
“Venezuela, Paraguay, Argentina: similitudes y diferencias”. Con esta consigna, Arnaldo Bocco, Daniel
Filmus, Atilio Borón y Martín Granovsky disertaron en una charla organizada por la Fundación Acción
para la Comunidad, que se realizó el 15 de mayo pasado en la sede del Partido Socialista Obrero
Español en la Ciudad de Buenos Aires. El panorama regional se completa con un artículo preparado
por Eduardo Sigal, quien fue Subsecretario de Integración Económica Americana y Mercosur de
la Cancillería argentina, y otro solicitado al periodista Lisandro Sabanés, quien viajó a Paraguay y
Venezuela para cubrir las elecciones presidenciales en esos dos países.
Comunidad & desarrollo
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Y Venezuela es un país que tranquilamente podría
aumentar el superávit comercial a la Argentina un 50%.
Tenemos una relación extraordinaria en términos de
vínculos diplomáticos, participación política, etcétera.
Hemos transitado por un escenario político muy
equivalente y un proceso de debate para el futuro que
nos acerca mucho, y nuestras economías son altamente
complementarias como son con el resto de los países
que integran la comunidad del Mercosur.
hemos desendeudado, no hemos pedido recursos para
sostener ni el déficit fiscal ni el déficit comercial, sino
que esencialmente estamos pidiendo recursos de largo
plazo.
No hemos avanzado en la integración financiera.
Nuestras economías se han cerrado a la cooperación
internacional, en particular la nuestra, y habíamos
avanzando en la constitución de mecanismos a partir del
Mercosur y la UNASUR. Los pasos que hemos dado en
ese sentido han sido bastante limitados. Están a mitad
de camino una serie de instrumentos de cooperación
financiera, algunos de los cuales pueden utilizar
arquitecturas institucionales existentes y otras nuevas
a crear o creadas y todavía no desplegadas, como en el
caso del Banco del Sur.
Esto es importante porque son instituciones creadas
bajo la nueva etapa de la democracia de la década que
iniciamos en el Siglo XXI, en donde se han eliminado
las condicionalidades de los organismos financieros
internacionales tradicionales. Incluso, la Corporación
Andina de Fomento, que era una banco del Pacto
Andino, ha pasado a ser un Banco Sudamericano de
Desarrollo, y que tampoco tiene la condicionalidad que
tienen el Banco Mundial o el BID, el FMI o cualquiera
de los organismos multilaterales de crédito a los
cuales se acude cuando uno tiene determinado tipo de
dificultades.
Tampoco este organismo era un obstáculo para
desarrollar este Banco del Sur, pero los sectores
económicos de cada país tienen intereses muy puntuales,
y se convierten en obstáculos para el desarrollo fruto de
este tipo de mecanismos de inicio. Cuando se empezó
a discutir el Banco del Sur había mucha oposición y
hay contradicciones, porque Brasil tiene un banco
de desarrollo que probablemente esté entre los tres
más grandes del mundo. Entonces, competía con la
existencia del Banco del Sur, porque le quitaba mercado.
Y si Brasil presta, tiene los empresarios brasileños atrás.
Entonces, si no hay interacción de empresas locales,
evidentemente se convierte en un proceso desigual de
integración.
Es tal la cantidad de recursos que necesitamos para
el desarrollo de infraestructura, que cualquier aporte
que se haga en la constitución de instituciones
independientes es poco con relación con la necesidad
que tenemos. Hay gran necesidad de acceder a crédito
internacional en un momento donde la liquidez mundial
es muy alta y donde la demanda de crédito no es tan
alta de parte de nuestros países porque todos nos
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Comunidad & Desarrollo
Hoy aporta más a la Argentina, a Venezuela o incluso
a Uruguay un banco de desarrollo de China que los
bancos nuestros. Es natural que se dé esa manera,
estamos hablando de la segunda potencia mundial, y
probablemente a corto plazo la primera, con el primer
producto bruto. Pero además es sorprendente la
cantidad de posibilidades que se abren, siendo China
un país complejo en las relaciones bilaterales, porque
puede llenar a Brasil de autopartes, y Brasil necesita
defenderse de esa participación y a veces carecemos
de debate intenso en nuestras economías para ver
cómo nos ayudamos nosotros para que los excedentes
producidos en la economía mundial no terminen
vendiéndose bajo sistemas de presión de precios hacia
abajo e inunden nuestras economías internas.
Es probable que nosotros tengamos enormes diferencias
pero hay una cosa que nos distingue: después de estos
diez años, en nuestros países son muchos menos
los pobres, la clase media es más clase media. Ahora,
los ricos son mucho más ricos. Y ese es un tema de las
reformas de funcionamiento de nuestras democracias
que requiere de un debate muy fuerte, porque en la
medida en que la prosperidad sea capturada por el 1, 5,
6% más rico de cada población, evidentemente es muy
difícil pensar que ese sector va a ser neutral a la hora de
discutir cambios más profundos en nuestras sociedad.
Y en la medida en que esos sectores se hacen más
poderosos, son árbitros de procesos de integración.
Y por lo tanto no permiten debates de demasiada
envergadura.u
Martín Granovsky
“Los países que redujeron la pobreza, son los que no se adaptaron al Consenso de Washington”
político, con acumulación de poder desde el punto de
vista de búsqueda de consenso popular.
El periodista sostiene que la mejora para los
sectores más postergados, en los últimos diez
años, fue una política “proclamada” por el
Banco Mundial pero no practicada por quienes
lo seguían, sino por los que no se guiaron por
sus recomendaciones
A
veces muchos se sienten presidentes. Una vez,
Néstor me dijo: “no me tienen que imitar, porque
Néstor Kirchner soy yo”. Algunos creen que ayudan
chupando las medias o tapado problemas. En realidad,
crean más problemas.
Estuve hace poco conversando con Gabriel Balman, que
esta Cambrige, especializado en pobreza y distribución
del ingreso. Estuvimos conversando sobre la pobreza y
dice: “en países como el nuestro - e incluye a la Argentina–
no acabar con la pobreza es un capricho y casi criminal”,
y al mismo tiempo dice otra cosa: ”la eliminación de la
pobreza sin redistribución del ingreso era receta del
Banco Mundial en los 90, era mantengamos la estructura
regresiva y mientras tanto eliminemos la pobreza”.
El Mercosur está debilitado, aunque el origen no fue
virtuoso. La alianza original entre Argentina y Brasil en
época de Alfonsín era virtuosa: era política, era concreta
y se basaba en administración se sectores productivos.
El comienzo del Mercosur es en el 91: es Carlos Menem,
es Fernando Henrique Cardoso, es Fernando Color de
Melo, es Luis Lacalle. Y el desarrollo también. Entonces,
ahí hubo un vaciamiento político durante muchos años,
vaciamiento que comenzó a revertirse por sintonía
política no solo de los gobiernos si no de los pueblos a
partir del proceso de 2003. Y la incorporación posterior
de Venezuela, que pudo hacerse recién lamentablemente
luego del golpe paraguayo. Hay un fenómeno de mayor
solidez política en los procesos: es el caso de Brasil, el
caso de la Argentina. Hay proceso sólidos por un lado,
sintonía en las visiones internacionales por otro. La
designación de Roberto Acevedo al frente de la OMC
no es cualquier cosa porque la Argentina participó
decisivamente en las negociaciones, y no es cualquier
cosa porque el derrotado es nada menos que el que
negoció el Nafta (Tratado de Libre Comercio de América
del Norte) por parte de México, Herminio Blanco. A
nivel inmediato, es una usina conservadora menos, eso
ya marca una diferencia. No va a ser lo mismo que un
propagandista de la ultraliberalización del comercio
mundial.
El ALCA fracasó afortunadamente por decisión política
de cinco países: los que terminaron siendo los miembros
Hoy, en términos políticos, los países que redujeron la
pobreza, no son los que en su momento se adaptaron
al Banco Mundial ni al consenso de Washington ni al
neoliberalismo. No. La reducción de la pobreza fue
una política proclamada por el Banco Mundial peor
no practicada por quienes lo seguían. La reducción de
la pobreza, y no solo la redistribución del ingreso, es
obra, fue obra del proceso de estos diez últimos años, si
contamos que este ciclo empieza el primero de enero de
2003 con Lula o si contamos que este ciclo empezó con
Chávez en el 99.
Brasil es el país más grande de Sudamérica y marca
rumbos o solidifica rumbos iniciados antes. La pobreza
baja por concepción ideológica, por concepción política,
a veces con o sin redistribución del ingreso, con esfuerzo
Comunidad & Desarrollo
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plenos del Mercosur. Fracasó y ni
se habla del Alca, pero desde aquel
momento hay un intento de EEUU de
avanzar en negociaciones bilaterales
o regionales de librecomercio. “Si no
hay Alca a ver si hacemos alquitas”.
Y tenemos la obligación de analizar
cómo juegan, cómo hacen y qué
posibilidades tienen y donde pone
uno la energía. La energía la ponen
en la liquidación de la pobreza o no;
en empezar a reducir el índice de
inflación o no, que afecta sobre todo
a los sectores populares. ¿Dónde
ponemos la energía, cuáles son las
épicas? ¿Por qué no hay una épica
de cómo terminar de la pobreza?
¿Somos capaces de hacer una épica
con la ley de medios y no somos
capaces de hacer una épica en
términos concretos de la liquidación
de la pobreza? Me parece que hay
algo que falla ahí.
La última elección que vivimos
es la de Paraguay, que es una
incógnita. Paraguay quiere ser
observador de las experiencias de
ultra liberalización. Horacio Cartes
tiene la suficiente cintura como para
hacer una campaña pro-Mercosur
y pro-UNASUR, al contrario de
Federico Franco, y ganó y al mismo
tiempo hizo el doble juego de poner
un huevo en otra canasta. Por eso
digo: “prestémosle atención a
Paraguay”. Tan poca atención le
prestamos a Paraguay que el golpe
contra Fernando Lugo se nos vino
encima. Y cuando se vino encima,
gritamos e hicimos todo lo que
había que hacer: la suspensión de
derechos, la condena, las reuniones
internacionales, pero ya se había
producido. Lugo hizo lo suyo: no
haber aprovechado su primer año
para construir, para transformar ese
milagro que fue el triunfo de Lugo
en Paraguay en una construcción
medianamente sólida. Y en estas
elecciones, las fuerzas de izquierda
y centroizquierda tuvieron menos
del 10% de los votos. Tenemos un
problema.u
Atilio Borón
“Hay que aprender de las lecciones que dejaron las elecciones venezolanas”
El politólogo Atilio Borón plantea la necesidad
de no repetir en Argentina errores que adjudica
al oficialismo del país bolivariano, en especial
frente a provocaciones de la oposición o ante
temas como la inflación o el valor del dólar
V
enezuela acaba de pasar por un proceso electoral
muy complicado, del cual podríamos extraer
nosotros alguna lección, cuando tenemos un semestre
muy cargado desde el punto de vista electoral, con las
primarias y las elecciones. Quería plantear lecciones
que se desprende de la experiencia venezolana, que
fue un balde de agua fría para muchos de nosotros que
creíamos en esas encuestas que decían 8, 9 o 12% de
diferencia y resultó ser uno y medio. Me parece que hay
algunas cosas que plantear.
En primer lugar, la importancia de una buena campaña.
En Venezuela, Henrique Capriles fijó el terreno, del insulto
y la provocación, ante lo cual la respuesta de Nicolás
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Comunidad & desarrollo
Maduro fue redoblar la apuesta, quedando ante la
opinión pública venezolana como una persona intratable
e intolerante. Era exactamente lo que quería Capriles.
Ahí hay que poner la cabeza en un balde de hielo. No se
puede responder a la estrategia del enemigo, que con
toda claridad trató de instalar la batalla en ese terreno,
donde creo que Maduro perdió muchos votos. Y a mi me
preocupa porque yo a veces veo que en la Argentina un
poco se reproduce eso, y el más perjudicado yo creo que
es el gobierno nacional.
La segunda cuestión importante
es la negativa a hablar de algunos
problemas que la gente percibe
como muy importantes. Por
ejemplo, Maduro allá no habló en
ningún momento de la inflación,
que es un tema fundamental para
Venezuela. No hablar de este tema
generó un malestar muy importante
en los venezolanos. Lo mismo que
con el dólar negro o blue, que allá
está un 300% por encima del oficial.
Espero que en la campaña el tema
esté presente y el gobierno plantee
cuál es el plan oficial. Además, en
Venezuela, la devaluación del Bolívar
tuvo un impacto muy directo en la
canasta familiar, que por suerte no
tendría en Argentina, porque el 85%
de los alimentos que se consumen
en Venezuela son importados.
Entonces, no hablar de este tema
realmente generó un malestar muy
grande en la población venezolana,
mientras que Capriles sí hablaba.
Me parece que hay una especie de
reticencia a hablar del tema, porque
creen que sería como reconocer que
estamos en un fenómeno que no
se puede resolver con mecanismos
heterodoxos. Lo que pasa es que
en el imaginario argentino quedó
clavada la imagen de que una política
antiinflacionaria es Martínez de Hoz
y no es cierto. Espero yo que en la
campaña el tema se pueda plantear
y el gobierno proponga cual es la
política antiinflacionaria, porque la
gente lo sufre mucho.
Me parece que este es un tema que
habría que enfocarlo, porque si no,
caemos en la trampa de la derecha,
que nos dicen: “ustedes, populistas,
no tienen respuestas para la
inflación”. Y al callar, de alguna
manera, parece como tolerando
esa situación, por eso me parece
importante a mi que no se repita
aquí lo que paso en la campaña de
Venezuela, donde Maduro cometió
ese error.
Lo mismo con el tema de la seguridad,
donde ellos tienen un problema más
grave. Para tener una idea, acá en
Argentina la tasa de mortalidad por
homicidio esta en el orden del 5 por
100 mil, y en Venezuela de 50 por
100 mil; es decir, diez veces más. Acá
el problema es mucho menor, pero
se agiganta en a medida en que el
secreto, el ocultamiento, tiende a
facilitar la difusión de expresiones
muy interesadas en hacer de un
problema que es serio pero que ni
remotamente tiene la gravedad con
la que aparece en la prensa ni es
parecido a lo que pasa en Venezuela,
pero como en general no se habla
se tiende a decir que el gobierno no
tienen respuesta para esto como no
tienen respuesta para la inflación.
Por otro lado, yo creo que habría
que hacer una reflexión sobre
los tres pilares fundamentales,
a mi entender, del crecimiento
económico argentino, que plantean
problemas serios de sustentabilidad.
Primero, hasta cuándo vamos
a avanzar con la sojización del
campo argentino. Hoy en día la soja
representa el 60% o tal vez más,
de todos los cultivos. Yo no tengo
ningún problema con la soja, salvo
que si se transforma en un cultivo
casi excluyente de la Argentina
vamos a tener dificultades. No
vamos a tener suficientes cultivos de
trigo, por ejemplo.
Segunda cuestión: ¿Qué vamos a
hacer con la minería? ¿Vamos a seguir
dejando que los gobernadores de
las provincias manejen el tema?
Es una locura. ¿Cómo es posible
que Evo Morales o Rafael Correa
cobren un canon a las empresas
que operan en Argentina en torno al
80% y acá los gobernadores cobren
un canon que va del 18 al 22%. Este
es un mamarracho impresentable,
un despojo al pueblo argentino,
y tenemos que salir a hacer una
campaña fuerte, pero eso va a
requerir una reforma constitucional.
Y el último tema que habría que
encarar y creo que el gobierno
tendría que hacer una medida
muy audaz. Yo por ejemplo iría a
proponer un plebiscito vinculante
en relación a la reforma tributaria
que imprescindiblemente necesitan
los argentinos. Corea hizo un
referéndum vinculante sobre diez
temas, uno de los cuales era la
ley de medios, que le fue bien,
con la cual se acabó la discusión.
Pero nosotros podemos hacer
también un referéndum donde
se diga que vamos a cambiar esta
regresiva, injusta, antidemocrática,
inequitativa legislación tributaria
que tiene la Argentina. ¿Sí o no?
Y con un plebiscito vinculante. Es
fundamental.
¿Cómo podemos salir a levantar
una bandera popular diciendo:
“los muchachos que levantan la
basura ahora pagan ganancias?”
Y para el tipo que puso millones
de pesos a plazo fijo la renta que
produce eso no paga ningún tipo
de ganancias. Esto erosiona de una
manera tremenda la legitimidad
del gobierno gratuitamente. Hoy el
Estado no tiene dinero suficiente
porque la estructura de captación
impositiva no le permite sacar el
dinero que necesita de la gente que
realmente lo tiene.u
Comunidad & desarrollo
7
Daniel Filmus
“Néstor Kirchner pensó cómo iba a pensar el pueblo mañana”
El senador nacional sostiene que una de
los mayores méritos del ex presidente fue
el haber puesto en agenda temas que no
formaban parte del debate público, como
la recuperación del Estado como agente de
transformación
¿
Qué significó el kirchnerismo en Argentina? Yo estoy
más cerca de lo que plantea Ricardo Forster respecto
de la anomalía en la historia argentina, con el 22% de los
votos. El objetivo de Carlos Menem para no presentarse
en la segunda vuelta fue muy claro: restarle legitimidad
a algo que tenía legalidad. La legitimidad la iba a tener
con el 80% de los votos que iba a sacar en esa segunda
vuelta. Al restarle esa legitimidad, fue un gobierno que
surgió herido de origen, con una discusión: ¿El 22% de los
votos alcanza para gobernar? La respuesta la dio Claudio
Escribano, el periodista de La Nación, el mismo día que
asumimos, cuando dijo: “los argentinos decidieron
darse un gobierno provisorio, hasta fin de año”, y nadie
imaginaba que el presidente, que por toda la publicidad
era un “chirolita” de Eduardo Duhalde, iba desde el
primer día, desde la impronta que le dio en el discurso
que nadie imaginaba en la Casa de Gobierno - y que hizo
Cristina- partir de una agenda totalmente distinta de la
que se venía discutiendo.
Volver a una especie de convertibilidad, o cuánto
apartarse del modelo neoliberal, era lo que se venía
debatiendo, y tuvo una mayoría de votos. En un
momento estuvimos a punto, nosotros, de tener que
decidir - por una campaña publicitaria - entre Ricardo
López Murphy y Menem. Estábamos en una situación,
en los últimos días, de cierta desesperación, para que
haya una alternativa popular. Y por suerte la hubo; si
no, esa hubiera sido la discusión en Argentina en aquel
momento. Esta cuestión irruptiva de Néstor permitió
fijar una agenda totalmente nueva.
Hoy en día se discute el tema los derechos humanos como
una cuestión “oportunista” de Néstor. Nada más lejos
que eso, porque Néstor cuando dice: “Somos los hijos
de los desaparecidos, de una generación diezmada”, esa
agenda no existía, nadie discutía, se daba por perdido
todo. Había pasado el punto final, la obediencia debida,
el indulto para los que estaban presos. El pone una
agenda distinta en dos temas que no estaban hasta el
momento planteado: el Estado como eje articulador no
solo de la economía sino también de la sociedad, el de
los derechos humanos y una nueva vinculación con el
mundo.
Y en ese momento estaba Chávez en una situación
dramática, Lula recién había asumido, no estaba el
Frente Amplio, no estaba todavía Evo, no estaba
Correa. La concertación en Chile no representaba una
alternativa de cambio profundo para la región; al revés,
era el país que más había avanzado en tratados de libre
comercio. Plantearse una ruptura de esa magnitud
y haber cumplido con esos ejes, haber cambiado la
concepción de los argentinos en la agenda. Hay una
frase de Jaureche: “quien piensa como el pueblo hoy
no piensa cómo pensará el pueblo mañana”. Néstor
Kirchner pensó cómo iba a pensar el pueblo mañana,
puso los temas en la agenda, como hacen los grandes
líderes, que permitió seguir esa agenda.
Yo trabajé en encuestas mucho tiempo. Y cuando uno
preguntaba, la gente quería privatizaciones, no quería
nada en manos del Estado. Cuando uno preguntaba,
se decía que había que tener buena relación con EEUU.
Y con la política respecto de Malvinas de “seducción”,
la gente decía “tenemos que llevarnos bien y no
discutamos la soberanía para poder por lo menos
explotarlas comercialmente”. Estas cuestiones las
planteó Néstor con mucha certeza y, rompiendo con el
esquema que había en su momento. ¿Hubo una agenda
de la pobreza o no la hubo? La agenda fue: trabajo.
8
Comunidad & desarrollo
Nosotros
rompimos
con
el
paradigma del neoliberalismo,
que
era
fundamentalmente
que nosotros podíamos tener
una política económica, que era
claramente basada en el goteo o
derrame, y políticas sociales para
atender la pobreza. Cuando empecé
a discutir el tema de la política
educativa, apareció otra cuestión: la
principal política social era la política
económica. Y la principal forma de
resolver la cuestión de fondo era
generar trabajo. Y bueno, hemos
bajado del 25% al 7, 8, 9%. Podemos
discutir cuál es la estadística real,
pero eso es lo que cambió la realidad
de la Argentina. Y ahora apelamos
a las políticas focales porque hay
núcleos duros de la pobreza que
nosotros no hemos atendido.
Es verdad el tema de la inflación,
pero se han firmado convenios del
24%. Podemos discutir cuánto es la
inflación. Pero estoy seguro que no
es más del 25%. Y lo venimos haciendo
todos los años. Es verdad que es un
tema para discutir, pero el gobierno
hizo un esfuerzo enorme para que
el tema de la inflación no golpeara
o lo haga lo menos posible en el
sector de los trabajadores. Y que es
el trabajo el que cambia la realidad,
porque en última instancia, Néstor
lo decía una y otra vez, esta cuestión
de “la autoestima que tenemos que
recuperar los argentinos”, y era
muy difícil recuperar la autoestima
cuando la familia no se organiza
en torno al trabajo del padre o la
madre. Y esto es lo que pasaba en la
Argentina.
Otro tema es la capacidad que
tenemos nosotros en avanzar
en desafíos redistributivos, y
de trasformación del modelo
económico social, y otro tema en
que Venezuela avanzó más que
nosotros - si bien no avanzó en
otras cosas - que es la organización
política y la consciencia política de
las masas. Yo puedo enfrentarme a
todos los gobernadores mineros, y
al conjunto de dirigentes sindicales
que tienen otra mirada, y también
al conjunto de los intendentes del
Conurbano. Y también estoy con lo
de la Justicia y lo de los medios. El
tema es: ¿Dónde está la izquierda en
la Argentina?
Cuando yo le decía que en la
universidad nos corrían por
izquierda, Néstor me decía: “A la
izquierda nuestra, la pared, Daniel,
no hay nada más”. Uno dice: ¿Dónde
están las organizaciones que, como
un buen sector del peronismo,
acompañan este proyecto, hay
buenas fuerzas sociales que
conforman esa coalición que estén
en condiciones de abordar nuevas
etapas en la transformación?
Siempre tratamos de avanzar
en el límite de lo posible, pero el
límite de lo posible no puede estar
desgajado de la organización que
pueda sostener políticamente esas
transformaciones.
Hay que hacer un trabajo político
muy profundo que acompañe la idea
de ir llevando una pelea enorme
para ir corriendo el horizonte de
lo posible. Néstor nos enseñó a
correr el horizonte de lo posible,
pero la posibilidad de que el camino
sea exitoso tiene que ver con la
organización política.m
Comunidad & Desarrollo
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La continuidad democrática en la región como articuladora de paz e integración
Por Lisandro Sabanés*
L
a dificultades diarias que agobian a los diferentes
países suramericanos no deberían impedirnos ver que
estamos viviendo un período que, cuando le llegue el
momento de su evaluación, seguramente tendrá como
marca registrada una inédita (para nuestra historia)
continuidad democrática que va desde comienzos de la
década del 80 y continúa hasta nuestros días sin final en
el horizonte mediato e inmediato.
Fruto de esa continuidad, surge otro logro, también
marca registrada de época, que es la tendencia cada vez
mayor a la confluencia entre los países que conforman
la región.
Confluencia que ya no solo se limita a lo económico,
como lo fue en su comienzo, sino también a lo social, lo
cultural y por supuesto lo específicamente político.
El tercer elemento que, desde mi verdad relativa,
considero que quedará como hecho notable por su
importancia y que también tiene relación directa con
la continuidad democrática es la paz, la cuál - con
excepciones puntuales - “reina” en la región siendo esta
situación difícil de encontrar en muchas otras partes de
nuestro planeta.
Claro está que nuestras democracias son - como
definió el politólogo argentino Guillermo O´Donnellde “baja intensidad”, esto dicho en relación a la baja
participación de la sociedad más allá de los periódicos
y específicos actos electorales, y en ese sentido la
desigual distribución de recursos, que lo convierte en el
continente más injusto del mundo, conspira contra esa
participación democrática.
Tampoco podemos ignorar que aunque no haya
conflictos armados entre países de la región y la última
guerrilla con cierto volumen político y territorial - las
FARC - está en pleno proceso de paz con el gobierno
colombiano, la inseguridad golpea fuerte en nuestros
grandes centros urbanos en un formato de violencia
inédito para la historia de la región y que representa un
desafío enorme para los Estados que aún no han sabido
como resolverlo.
Y finalmente no se puede obviar que la integración
regional “cruje” por las quejas de los países más
pequeños que se sienten agobiados por el poderío de
los gigantes de la región, Argentina y sobre todo Brasil,
y consecuentemente miran con recelo sus políticas
proteccionistas, a la vez que vuelven a emitir señales
amistosas hacia el Norte, hacia el nunca agotado plan
de libre comercio continental el que recientemente se
llamó ALCA y alguna otra vez, en los sesenta, Alianza
para el Progreso.
No es poco decir que desde principios de los 80 hasta
nuestros días, Suramérica es una región donde existe
democracia plena, una creciente integración entre
los países que la conforman y que es, sobre todo, un
territorio prácticamente libre de guerras fronterizas.
Por supuesto que los asuntos pendientes que, como
decíamos, nos agobian el día a día hacen difícil tomar total
dimensión de lo relevante de los escenarios descriptos,
pero en ocasión de haber viajado en el transcurso de
una semana desde Buenos Aires a Caracas, desde allí
a Asunción y luego vuelta a Buenos Aires para cubrir
periodísticamente elecciones presidenciales tanto en
Venezuela como en Paraguay, me llevó a reflexionar
sobre cómo hemos naturalizado la democracia y - según
mi parecer - sus consecuencias o al menos parte de ellas
y, convocado por este medio, creí oportuno compartir
estas reflexiones.
10
Comunidad & Desarrollo
Sin embargo, todo lo mencionado no empaña que en
Argentina desde 1983, en Brasil desde 1985, en Uruguay
también desde 1985, en Chile desde 1989, en Perú
desde1980, en Bolivia desde 1982, en Paraguay desde
1989 y en Ecuador desde 1979 (se excluye a Venezuela
y Colombia de esta lista que, aunque con importantes
restricciones, mantuvieron gobiernos democráticos
desde mediados del siglo XX)
mantengan una
continuidad democrática, empañada es cierto por las
crisis políticas y de gobernabilidad
producto, entre otras razones, del
estallido del modelo económico
neoliberal a fines del siglo XX, pero
todas superadas con el ejercicio del
derecho del voto y la vigencia del
formato republicano y democrático
que está lejos de ser perfecto,
pero demuestra ser el mejor de los
sistemas políticos existentes.
¿O acaso alguien puede dudar que la
llegada al poder de fuerzas políticas
populistas y/o centroizquierdistas
o como en el caso de Bolivia, con
fuerte impronta étnica, no está
directamente relacionada con esta
extensa continuidad democrática?
Repasemos asimismo la historia del
Mercosur. Surgido a partir de un
pacto firmado por dos presidentes
socialdemócratas emergentes de
la “primavera democrática” de los
80, Raúl Alfonsín de Argentina y
José Sarney de Brasil. Conformado
en pleno apogeo del neoliberalismo
por dos representantes cabales
de esa ideología, como fueron los
ex presidentes Carlos Menem en
Argentina y Fernando Collor de
Melo en Brasil, y consolidado en
nuestros tiempos como espacio ya
no solo económico sino también
político, por los gobiernos del
centroizquierdista Partido de los
Trabajadores en Brasil (Ignacio
“Lula” Da Silva y Dilma Rouseff) y
los peronistas de izquierda Néstor
y Cristina Kirchner en Argentina
con los aportes del Frente Amplio
uruguayo (Tabaré Vázquez y José
“Pepe” Mujica); e inclusive del
colorado paraguayo Nicanor Duarte
Frutos (que colaboró fuertemente
en el operativo de bloque al ALCA
en Mar del Plata en 2005) y el
centroizquierdista Fernando Lugo.
Precisamente la salida de Lugo de la
Presidencia de Paraguay generó una
fuerte crisis en el Mercosur, donde
el resto de los países miembros, al
considerar ilegal el procedimiento
que se siguió en el Congreso
paraguayo para la destitución del
Presidente, decidió suspender al
país mediterráneo hasta tanto
hubiera elecciones democráticas
y
consecuentemente
nuevas
autoridades electas.
La medida no fue bien recibida en
Paraguay no solo por el gobierno
conformado tras la salida de Lugo
sino también por gran parte de la
sociedad guaraní que, con razón o sin
ella, remitió la decisión a la nefasta
Guerra de la Triple Alianza que entre
1865 y 1870 enfrentara a Argentina,
Brasil y Uruguay con el Paraguay,
con la derrota de este último, al que
además le fuera amputado gran
parte de su territorio, exterminada
¾ de su población masculina adulta
y frenado su incipiente desarrollo
industrial.
Las elecciones llegaron finalmente
el pasado 21 de abril y el ganador
fue un representante del ala
derecha del tradicional Partido
Colorado, el empresario tabacalero
Horacio Cartes, quien en sus
primeras declaraciones a medios
extranjeros, se esmeró en dejar
en claro que alentaría el regreso
inmediato de Paraguay al Mercosur
(y a la UNASUR) y que quería, en
ese marco, dejar atrás el conflicto
con Venezuela (país que ingresó a
Mercosur sin el aval paraguayo) y
particularmente con el Presidente
venezolano Nicolás Maduro, quien
fuera declarado “persona no grata”
en Paraguay en ocasión del proceso
de destitución de Lugo por supuesta
incitación a la resistencia a oficiales
del Ejército guaraní.
En consecuencia, el crecimiento
y desarrollo del Mercosur (más
allá de las dificultades técnicas
que tiene en su cotidianeidad),
el surgimiento y fortalecimiento
de la UNASUR e inclusive el
reposicionamiento económico de
los países de la Costa del Pacífico
(con otro perfil ideológico) nos
permiten aventurar la esperanza
de que eventuales giros ideológicos
que vengan aparejados con los no
eventuales sino inevitables cambios
de gobierno que sobrevendrán en
los países de la región, no frenen
ni hagan retroceder el proceso de
integración de los mismos.
Mención aparte para la Paz. Así,
con mayúscula. Excepto por el
abortado conflicto entre Perú y
Ecuador en 1995 (que duró apenas
unas semanas) no ha habido en
estos últimos treinta años en la
región conflictos armados entre
los países que la forman. Conflictos
que con solo recorrer la sección
internacional de los diarios uno
encuentra actualmente en África,
Medio y Extremo Oriente e inclusive
en la propia Europa a fines del siglo
XX durante la desintegración de
las repúblicas socialistas de los
Balcanes.
No solo eso. De la mano de la
integración y la continuidad
democrática los Ejércitos de la
región han ido trastocando sus
hipótesis de guerra dejando cada vez
más atrás los conflictos fronterizos
y abocándose cada vez más a la
defensa de los recursos naturales
del Amazonas o la Patagonia.
Como ejemplo de la importancia de
estas, cabe destacar que el Estado
argentino impidió durante años el
desarrollo de infraestructura en la
región norte del país en el marco de
las hipótesis de guerra con Brasil en
esa zona de frontera.
En
definitiva
la
continuidad
democrática de la cuál en Argentina
cumpliremos en diciembre próximo
nada menos que treinta años,
parece consolidarse como requisito
sine qua non para el escenario de
Paz e integración regional que será
sin duda para los historiadores del
futuro una marca de época y para
nosotros los contemporáneos,
motivo de satisfacción y orgullo.u
*Periodista
Comunidad & Desarrollo
11
¿Lo importante es ganar?
Por Eduardo Sigal*
E
l triunfo de Nicolás Maduro fue un hecho fundamental
para el proceso de cambios iniciado por Hugo Chávez
no solo en Venezuela, sino en todo Latinoamérica,
cuando reinaba la noche negra del neoliberalismo que
tantos sufrimientos trajo para los trabajadores y los
pueblos de nuestros países. Venezuela ha sido - y por
suerte seguirá siendo - expresión de solidaridad con
los pueblos del Continente, con sus luchas y con sus
necesidades, y actor principal de transformaciones
positivas para su país y nuestra región.
Estoy convencido de que Nicolás Maduro será un
incansable trabajador por la integración regional con
un sentido de progreso; así ha sido hasta ahora y pienso
que esa es una de sus convicciones básicas. Maduro
ganó por casi por el 2% de los votos, suficientes en una
democracia para gobernar, más cuando en una elección
fuertemente polarizada más de la mitad de los votantes
lo ha elegido.
Dicho esto digo que esperaba una diferencia mayor.
No desconozco la fuerte campaña de la derecha, la
unificación de sus energías en una solo candidato, los
intereses del poder concentrado venezolano y mundial
por hacer cundir un escarmiento que ponga fin no solo
a la revolución bolivariana sino a todos los procesos
nacionales, populares, democráticos y de izquierda
que han proliferado en el continente con gestiones
sumamente exitosas en la lucha por la inclusión social y
política de los pueblos de la región.
Mi reflexión transita por la idea de si somos el 50% de
nuestros pueblos, si ese es nuestro techo o si podemos
sin arriar banderas pensar en construir mayorías más
amplias. Me niego a pensar que hay tanta derecha, tantos
neoliberales. Hemos visto que el poder concentrado
mediático a dado batalla – tanto en Venezuela como en
Argentina- pero me pregunto si ese éxito no se basa en
algunos errores nuestros.
¿Seremos capaces de recuperar la capacidad de análisis
crítico y autocritico en el movimiento popular sin pensar
que eso es beneficioso para la derecha? Es que si no
lo hacemos, creo que sí la derecha saldrá beneficiada.
No estoy planteando un debate a tontas y a locas, tan
típico y destructivo en las experiencias de las izquierdas;
estoy diciendo que no nos debemos conformar, que el
conformismo es la defensa del estatus quo y eso no es de
revolucionarios. Digo esto porque asumo que el proceso
latinoamericano es revolucionario por la magnitud
de los cambios y el creciente papel de Latinoamérica
como sujeto de la política internacional, en lugar del rol
pasivo que le asignaron tradicionalmente las potencias
centrales.
No es buena la burocratización y es lógico que se dé
después de cierto tiempo de gestión. Es posible que
aparezcan focos de corrupción y corruptelas – aquí y
en Venezuela pero también en Brasil y en otros países
de la región - si no hay claros mecanismos de control
social sobre las instituciones y cierta permisividad de la
superioridad burocrática.
Son muy buenos los liderazgos fuertes para los
procesos de cambio, y sería inimaginable un resultado
similar al logrado si Chávez no hubiera encabezado
el proceso en Venezuela, Lula en Brasil y Néstor y
Cristina en Argentina. Son liderazgos logrados desde
la convicción y la prepotencia de trabajo; pero también
desde la construcción democrática y colectiva, ya que
necesitamos también decenas de miles de líderes para
que las transformaciones no se detengan; en eso habrá
siempre lucha entre lo nuevo y lo viejo, en esto no me
refiero a cuestiones de edad, sino de ideas.
¿Cuánto de nuevo y cuánto de viejo hay en ese 50% que
no nos acompaña, cuánto de demanda que podríamos
ponernos a la cabeza para resolver? Nuestros límites
deben ser los contenidos; nada que afecte la integración
para el desarrollo y la inclusión de nuestros países;
nada que afecte el derecho de organizarse y reclamar
de nuestros pueblos; nada que nos impida avanzar
en una mejor distribución de la riqueza; nada que
afecte las libertades democráticas; nada que afecte
nuestros derechos a vivir en un mundo ecológicamente
sustentable; nada con los que quieran retardar la
igualdad. Pienso en que podemos construir mayorías
más amplias sin resignar definiciones ni objetivos.u
* Ex Subsecretario de Integración Económica Americana
y Mercosur de la Cancillería
12
Comunidad & Desarrollo
Los consensos kirchneristas y la oposición
cacerolera
Por Germán Celesia*
N
ingún gobierno, aunque goce de legitimidad
democrática lograda en elecciones limpias, puede
renunciar a la construcción de consensos relativamente
amplios con otros sectores sociales y políticos para
sostener esa legitimidad en sus actos. El consenso social
siempre ha sido un bien necesario para avanzar en
cuestiones que tocan intereses concretos y por tanto
desencadenan la conformación de acuerdos opositores.
El gobierno de Néstor Kirchner logró en varias de sus
acciones emblemáticas, como el retiro de los cuadros
de los dictadores de la ESMA, una legitimidad que
por la deserción de Carlos Menem a la segunda vuelta
electoral no pudo obtener en las urnas. La Asignación
Universal por Hijo constituyó, quizás, la decisión más
importante de la Presidenta Cristina Fernández para
recuperar el consenso social luego de la derrota política
por la aplicación de la Resolución 125.
antigubernamental actuaron en sintonía con los
medios de prensa de mayor influencia en las capas
medias. La reforma judicial (que se discutía en el
Congreso), la “corrupción” gubernamental (denunciada
en su programa de canal 13 por Jorge Lanata) y la
“inseguridad” (de amplia presencia en las pantallas
televisivas) aparecen en la encuesta entre los principales
motivos para manifestarse. La prensa opositora
– hegemónica en la construcción de un discurso
antigubernamental – demostró así una vez más su
incidencia en la conformación de un clima de opinión
desfavorable al gobierno por parte de ese colectivo
social, del que surgen de manera un tanto generalista y
desprolija ideas afines a la centro-derecha e intereses de
clases acomodadas.
A semanas del inicio del actual proceso electoral, los
acuerdos opositores no están representados por el
“Grupo A” que buscó desfinanciar al Estado nacional
subiendo las jubilaciones al 82% de los salarios del
personal en actividad; pero la presencia de la mayoría de
los dirigentes de ese extinto grupo en el cacerolazo de
18 de abril último, es una señal de que en ese ámbito se
viene construyendo un acuerdo antigubernamental, por
ahora difuso.
Frente a este colectivo opositor, la Presidenta mantiene
a mediados de su segundo mandato el liderazgo del
proceso político - para la prensa opositora es “jefa de
campaña” - y representa un conglomerado social y
político-partidario relativamente bien definido, lo que
le permite avanzar priorizando esos intereses, como
lo demuestran decisiones como la reciente mejora de
salarios familiares y asignaciones por embarazo e hijo.
La oposición orgánica, en cambio, carece de liderazgos
fuertes y estructuras políticas puestas al servicio de esos
referentes. Se trata, por lo menos en ese sentido, de una
disputa desigual, con las mejores oportunidades para el
kirchnerismo. No obstante, los medios hegemónicos
de alguna manera actúan como articuladores de la
oposición cacerolera y político-partidaria. Y hoy tienen
la mirada puesta en fragmentar al oficialismo y unir a la
oposición en el principal distrito del país, la provincia de
Buenos Aires. Del resultado de esa articulación pueden
surgir novedades políticas importantes.
Probablemente la mayoría de quienes participaron de
esa protesta no podrían ser incluidos en los próximos
consensos gubernamentales, porque en ese caso el
gobierno correría el riesgo de dejar de lado objetivos
estratégicos en materia de desarrollo con inclusión
social. Pero la creación de un clima de opinión
desfavorable al proceso político a través de una alianza
opositora informal, puede eventualmente amenazar a la
continuidad del proceso de cambios, que perdería parte
de su legitimidad ciudadana.
Una encuesta realizada entre los asistentes al último
cacerolazo muestra que cerca de la mitad de los
manifestantes entrevistados (43%) no tiene referentes
políticos, mientras que Mauricio Macri (14%) y Elisa Carrió
(12,3%) aparecen como las principales figuras entre
quienes sí los tienen, y el 77,4% no se siente identificado
con ningún partido. Sólo el 4% reconoce haber votado
por el oficialismo en los comicios de 2011, y Hermes Biner
aparece como la principal opción con el 29% de los votos.
En sus consignas, los partícipes de esa protesta
Cuestión de líderes
Las organizaciones del empresariado rural han
enfrentado reiteradamente al gobierno, muchas veces
con armas desleales como el desabastecimiento, ya
que han visto afectados sus intereses económicos por
vía impositiva y regulatoria y en general son reacias a la
cultura política peronista. En la industria y los servicios no
hay un alineamiento – por oposición a los ruralistas- con
el proceso político actual, aunque muchos fabricantes
– por ejemplo de electrodomésticos - dependen de
decisiones gubernamentales para ser rentables, y el
comercio minorista también. Entre las centrales de
trabajadores, las lealtades están divididas, pero el
Comunidad & Desarrollo
13
gobierno goza del apoyo de gran
parte de las organizaciones sociales
que a fines de los 90 actuaron como
adelantados en la lucha contra el
neoliberalismo y ayudaron a crear,
en ese entonces, un clima de opinión
desfavorable a las políticas de ajuste
y desindustrialización.
orgánica en actos y movilizaciones
masivas como la del 24 de marzo
o la del 25 de mayo, mientras los
otros invocan derechos individuales
de manera inorgánica. La consigna:
“piquete y cacerola, la lucha es una
sola” no podría entonces sonar más
lejana.
Hoy precisamente muchas consignas
de los caceroleros hacen reverdecer
aspiraciones propias de esa época.
Por ejemplo entre quienes protestan
por la imposibilidad de comprar
dólares para atesoramiento o piden
una reducción del gasto del Estado
para frenar la “inflación”. Unos
– los entonces desocupados - se
organizaron a partir de la protesta
social y hoy participan de manera
No se trata, sin embargo, de una
disputa lineal entre un gobierno
popular y una élite privilegiada, sino
que incluye a diferentes actores
políticos ubicados en uno u otro
lado por diferentes circunstancias
– la CGT de Moyano, por ejemplo,
por diferencias en la construcción
política – y muchos sectores
terminarán alineándose con aquel
colectivo con el que se sientan más
identificados. De allí la necesidad
de la prensa opositora de pintar
al gobierno con colores de tono
negativo, bombardeando no sólo a
las “audiencias redundantes” (de
las que habla el sociólogo Artemio
López) que son intrínsecamente
contrarias al gobierno nacional sino
a otros sectores de la ciudadanía
y - esto es lo importante - con los
cuales el gobierno ha construido
reiteradamente consensos.
Ver encuesta en:
http://
wwwtelam.com.ar/advf/
documentos/2013/04/51780779453f1
.pdf
*Periodista
¿Hacia un “golpe suave”?
Al politólogo estadounidense Gene Sharp se le atribuye la autoría de un una estrategia para el derrocamiento
de gobiernos populares sin que sea necesaria una invasión militar a o un levantamiento de las fuerzas armadas.
La estrategia de “golpe suave” puede desarrollarse por etapas jerarquizadas o simultáneamente de la siguiente
manera:
1ª etapa: ablandamiento, empleando la Guerra de Cuarta Generación: desarrollo de matrices de opinión centradas en
déficit reales o potenciales, cabalgamiento de los conflictos y promoción del descontento, promoción de factores
de malestar, entre los que destacan: desabastecimiento, criminalidad, manipulación del dólar, lockout patronal y
otros, denuncias de corrupción, promoción de intrigas sectarias y fractura de la unidad.
2ª etapa: deslegitimación: manipulación de los prejuicios anticomunistas, impulso de campañas publicitarias
en defensa de la libertad de prensa, derechos humanos y libertades públicas, acusaciones de totalitarismo y
pensamiento único, fractura ética-política.
3ª etapa: calentamiento de la calle: cabalgamiento de los conflictos y fomento de la movilización de calle,
elaboración de una plataforma de lucha que globalicen las demandas políticas y sociales, generalización de todo
tipo de protestas, exponiendo fallas y errores gubernamentales, organización de manifestaciones, trancas y tomas
de instituciones públicas que radicalicen la confrontación
4ª etapa: combinación de diversas formas de lucha: organización de marchas y tomas de instituciones emblemáticas,
con el objeto de coparlas y convertirlas en plataforma publicitaria, desarrollo de operaciones de guerra psicológica
y acciones armadas para justificar medidas represivas y crear un clima de ingobernabilidad, impulso de campaña de
rumores entre fuerzas militares y tratar de desmoralizar a los organismos de seguridad
5ª etapa: fractura institucional: sobre la base de las acciones callejeras, tomas de instituciones y pronunciamientos
militares, se obliga la renuncia del presidente.
Observando esta decálogo, salta a la vista que casi todas las acciones correspondientes a las primeras dos
etapas ya fueron desarrolladas en nuestro país, aunque no necesariamente siguiendo las directivas del autor
estadounidense. Lo que no debe perderse de vista es que si ha habido “promoción del descontento” de medios
de difusión; “manipulación” del valor del dólar por parte de agentes económicos; y hasta fomento de “prejuicios
anticomunistas” respecto del Secretario de Política Económica, Axel Kiciloff, probablemente sea porque quienes
realizaron estas acciones saben que ellas pueden perturbar el normal funcionamiento del gobierno, eje articulador
de las transformaciones económico-sociales en marcha.
Para ampliar:
suaves.html
14
http://www.waltergoobar.com.ar/notices/view/968/manual-de-autoayuda-para-golpes-de-estado-
Comunidad & Desarrollo
Unas elecciones decisivas para la oposición
Por Hernán Brienza*
L
a mayoría de los medios de
comunicación
opositores
plantean el escenario político del
2013 como un tablero en el cual es el
gobierno nacional quien se juega el
todo por el todo. En la especulación
que hacen los principales analistas
políticos,
estas
elecciones
legislativas de medio término
pondrían en juego la legitimidad
del kirchnerismo -confirmaría o
mermaría el histórico 55 por ciento
en el 2011- de cara a los próximos
dos años de gestión. Es más, los
más osados elucubran planes jamás
enunciados por Cristina Fernández
de Kirchner respecto de una
supuesta reforma constitucional
para asegurar la re-reelección
presidencial. La estrategia de
plantear estas elecciones como
fundamentales para el gobierno
responde a una necesidad política
por parte de la oposición, de tapar
sus propias deficiencias por un lado,
pero también, y he aquí, el principal
objetivo de los factores reales de
poder, de quitarle gobernabilidad
a
la
administración
actual.
Las legislativas de este año no son
fundamentales para el gobierno
nacional pero sí son definitorias para
los sectores ligados a la oposición.
Es sabido que las elecciones de
medio término tienen resultados
más laxos que las presidenciales.
La razón es sencilla: en los comicios
por cargos ejecutivos quien gana se
lleva todo el premio, por lo tanto
suelen presentarse pocas opciones,
polarizadas, y los votantes suelen
apostar al seguro ganador o en
contra de la opción aborrecida.
En las elecciones legislativas, con
sistema electoral de representación
proporcional, en cambio, el resultado
suele ser más descentralizado;
la razón es sencilla: el votante
suele “darse el lujo” de emitir
sufragios menos “responsables”
y se permiten licencias estéticas
e ideológicas para componer
parlamentos más pluralistas. Pese
a todo esto, y salvo que ocurra
algún imponderable, el gobierno
nacional no parece que fuera a
sufrir ningún sobresalto electoral
y seguirá obteniendo una mayoría
abrumadora de votos respecto
de las demás opciones políticas.
Por esa razón la pelota política está
en la cancha de la oposición. Primero,
porque las elecciones legislativas,
generalmente, favorecen a las
opciones contestatarias. Segundo,
porque otra vez los jugadores
opositores se encuentran atrapados
en el mismo dilema de siempre: si
forman coaliciones disuelven sus
propias ambiciones sectoriales;
mientras que si van separados
para definir quién será el jefe de la
oposición en el período 2014-2015
pierden fuerza frente al complejo de
unidad que plantea el kirchnerismo.
Además, las supuestas posiciones
ideológicas irreconciliables elevan
el costo de la unificación opositora
como lo demostró el tristemente
célebre Grupo A.
Fernando Pino Solanas es un
progresista-peronista que, gracias
a su alianza con Carrió, deberá
sostener como ministro de Economía
a un neoliberal como Alfonso
Prat-Gay, otrora integrante de la
poderosa banca J.P. Morgan. Tumini
y Donda, especialistas en explicarle
a los venezolanos chavistas y a
los argentinos kirchneristas cómo
se debe hacer una revolución
verdadera, compartirán gabinete
con Hermes Binner, quien hace
poco ideó la estrambótica teoría
que sostiene que la muerte de los
siete militantes chavistas no es por
causa de la violencia generada por
Capriles y los suyos si no por culpa
del mismo chavismo. Y, para mayor
dificultad, el socialismo estaría
dispuesto a hacer una alianza con
la UCR, los sectores de izquierda
de esa coalición deberán compartir
proyecto político con Ernesto Sanz u
Oscar Aguad, por ejemplo.
Del otro lado del espectro opositor,
también comenzó a juntarse la
derecha peronista. Como en una
extraña foto en la que todo pareciera
volver a los noventa, un sector del
viejo aparato del pejotismo, soso,
con fecha de caducidad, con poca
novedad que ofrecer, se reunió bajo
la figura de José Manuel De la Sota
para ofrecer una opción “Peronista”
al país. “Peronista” significa que no
va a aliarse al bloque progresista y
que tampoco lo hará con Mauricio
Macri. En esa foto estaban Eduardo
Amadeo, Francisco de Narváez,
Roberto Lavagna, Hugo Moyano,
Gerónimo
“Momo”
Venegas,
Claudia Rucci y Jorge Yoma, entre
otros. Y si el Pejotismo residual
no construye alianza con Macri, el
Jefe de Gobierno porteño deberá
ir con un frente de minorías y muy
delicado.
Es
por
estas
debilidades
estructurales que estas elecciones
son decisivas para la oposición.
El gobierno nacional sólo debe
seguir gobernando, perdón por el
galimatías. Los partidos opositores,
en cambio, tienen que demostrar si
todavía tienen sentido sus propias
existencias, en términos figurativos,
claro. Es decir, a qué sectores de la
sociedad representan en términos
reales. Porque, hasta ahora, ninguna
una opción política parece haber
podido acaparar el descontento de
los sectores caceroleros.
* Politólogo y Periodista
Comunidad & Desarrollo
15
Las filosofías del kirchnerismo
Por Juan Giani*
El autor considera al movimiento fundado por
Néstor Kirchner como “un experimento político
que lleva adelante una agenda de gobierno de
centroizquierda con una base de sustentación
política de centroderecha”, heredada del
menemismo. Y lo destaca por haber logrado “las
mayores transformaciones (la Ley de Servicios
Audiovisuales y la estatización del sistema
previsional) en su momento de mayor debilidad
relativa, tras el conflicto por la Resolución 125 y
la derrota en las elecciones legislativas de junio
de 2009”.
En 1969, el pensador peruano Augusto César Salazar
Bondy publicaba un libro que, bajo el amparo retórico
de una interrogación, impactaría perdurablemente en
el derrotero posterior de la cultura latinoamericana.
Me refiero a “¿Existe
una filosofía en nuestra
América?”,punto natalicio de una polémica que pronto
acogería a un esmerado sinnúmero de participantes.
universalidad temática, propio de un saber que nace para
interrogar sobre el ser de los entes. En segundo lugar,
una gramática peculiar que la deslinda de cualquier otra
ciencia social, y que exige que quien la aplique manifieste
alguna certificada experticia en su manejo. Y en tercer
lugar, una lógica de circulación que remita a espacios
institucionales
precisos,territorios
principalmente
universitarios donde la comunidad académica verifica
dialógicamente la consistencia de cada contenido. Es en algún sentido muy curiosa la perspectiva que
adopta Salazar Bondy, pues combina una epistemología
de izquierdas para fulminar los efectos culturalmente
anestesiantes del capitalismo dependiente, con una
morfología del trabajo filosófico ciertamente reductiva
y conservadora, en línea con lo que Francisco Romero ya
había denominado “normalidad filosófica”. Esto es una
terapia metodológica orientada a disciplinar a discursos
que podían tal vez calificar como “pensamiento” pero
jamás emparentarse con el egregio modo de indagar
el mundo que había amanecido en el seno de la Grecia
clásica.
A tan provocativa inquietud, Salazar destina una
respuesta tan lapidaria como descorazonadora. Su
minuciosa recorrida por la trayectoria filosófica en el
continente lo inclina a detectar allí producciones apenas
miméticas, réplicas derivativas de una matriz occidental
que habría cooptado la disposición creativa de los
apocados filósofos de la patria grande.
Por cierto el peruano no asocia esta defección a la
indolencia o a la aridez de talentos, sino a las opresivas
redes de dominación que digitan la vida de las vapuleadas
naciones dependientes. Se verifica así una correlación
estricta entre sojuzgamiento económico perpetrado
por los imperios e impotencia de la cultura propia para
escapar a la alineación que esa pérfida trama de poder
imprime a nuestros pueblos. La ausencia de originalidad
conceptual resulta entonces de la sustracción plena del
principio de autogobierno, lo que deja a la filosofía en
la sala de espera de una transformación política que
facilite su purificación como disciplina emancipada
definitivamente del pernicioso cordón umbilical que la
ata al Viejo Mundo.
Sin embargo, en paralelo con este abordaje, Salazar
Bondy deja ver cuál es el modelo de práctica filosófica
que él considera recomendable, patrón discursivo a
través del cual despliega su decepcionado recorrido
evaluativo. Dicho modelo tendría básicamente tres
características. En primer lugar, un evidente rasgo de
16
Comunidad & Desarrollo
En el libro “Filosofías del Kirchnerismo”, desplegaremos
un ejercicio filosófico bien distante del alentado por el
canónico autor peruano. No por cierto porque se nos
dificulte advertir las desgraciadas maneras en que el
avasallamiento económico de los países del sur interfiere
en la posibilidades de emergencia de un pensamiento
autónomo, sino porque ese justo reclamo de autonomía
no sólo debe pregonar revoluciones desde la órbita
política, sino también mutaciones drásticas al momento
de clasificar la textualidad filosóficamente aceptable.
La filosofía sin dudas debe acompañar (esto quiere decir
involucrarse reflexivamente) todos aquellos procesos
que impliquen remover arraigadas inequidades
geopolíticas, pero revisando simultáneamente no
sólo la manera en que se liga con los mejores rostros
de la filosofía occidental, sino principalmente con los
secretos inexplorados de la siempre locuaz cultura
latinoamericana. Para tornarse
epocalmente audible, la filosofía
debe incorporar a su vocabulario
la historicidad que la alimenta y
la irrepetible dramaticidad que la
circunda.
Esta estrategia de reformulación
supone, en primer lugar, abandonar
la presunción de que la filosofía es
una cantera ilustre de categorías
que debe aplicarse a una materia
histórica desprovista de misterios,
para iniciar un camino que, por
el contrario, tenga la capacidad
de descentrar y recomponer esas
mismas categorías al calor de una
mundanidad
indefectiblemente
movediza y anómala.
Y en segundo lugar, ser mucho más
generoso respecto de aquello que
cabe ser considerado como objeto
pertinente de la interrogación
filosófica. Sería sin duda una
insensatez aminorar la relevancia de
la filosofía como ontología general,
pero el libro que aquí presentamos
procura auspiciar una experiencia
habitualmente menos transitada.
Esto es, la de pensar a la política como
institucionalización de una ética
colectiva históricamente situada
y a la filosofía como una disciplina
que adecua sus procedimientos y su
narrativa a la absoluta singularidad
en la que esos desempeños políticos
recurrentemente se expresan.
Lo que implica recorrer un sendero
alternativo entre dos tendencias
igualmente
desechables
del
pensamiento actual. La del análisis
político que ve a la filosofía
como un cuerpo teórico cuyo
hermetismo encubre una falta de
carnadura empírica, y la de cierta
forma de la filosofía política que
tiende a desestimar la mediación
indispensable que llega de la mano
de las tradiciones nacionales y la
idiosincrasia popular sedimentada.
Se intenta aquí, en definitiva,
un humilde aporte frente a un
inconveniente que numerosos
núcleos académicos no logran aún
reparar, y que es el de no alcanzar
a establecer un fructífero maridaje
entre el repiqueteo interpelante
de problemas que anhelan ser
advertidos, y la disponibilidad
adecuada de conceptos que
permitan auscultarlos en su más
pura singularidad.
Pues bien, la puesta en acto de ese
proyecto intelectual se vuelca en
esta oportunidad a desentrañar ese
fenómeno llamado kirchnerismo.
Fenómeno al que, ya desde el
inicio, su condición enigmática le
viene dada por su adscripción al
tronco peronista, cuya notable
impregnación
de
argentinidad
parece innecesario demostrar.
Quiero decir, para simpatizar con
él o para denostarlo, entender a la
Argentina es casi un sinónimo de
entender al peronismo.
Sin embargo, y aquí empieza el
desafío reflexivo, el kirchnerismo
es tanto la épica reposición del
blasón nacional-popular (rechazo a
las injerencias del Fondo Monetario
Internacional, latinoamericanismo
en
política
internacional
o
protagonismo estatal en la gestión
económica) como la insólita
adopción de medidas y retóricas
absolutamente ajenas a esa tradición
política (el matrimonio igualitario,
la asignación universal por hijo o la
prédica anticorporativa).
Las pasiones y extravíos que
esta extraña alquimia suscita
ameritan ser mejor pensados,
visto el desenfoque que transcurre
en algunas palabras que se
posicionan con vana altanería
exegética. Etiquetas denigratorias
que confluyen en el término
“populismo” o requerimientos de un
mayor republicanismo que parecen
desconocer la histórica polisemia
de este término, hablan a las claras
de una insuficiencia perceptiva
que ocasiona graves trastornos a
la sanidad del debate y la acción
política.
De igual manera, si es nuestra
preocupación ligar aptitud teórica
con la singularidad de cada tiempo
nacional, el kirchnerismo ha exhibido
facetas ciertamente llamativas. Una,
la de ser un experimento político
que lleva adelante una agenda de
gobierno claramente orientada
hacia la centroizquierda con una
base de sustentación política de
centroderecha, ecos por cierto de
la nefasta colonización que padeció
el justicialismo durante los años que
ejerció su conducción Carlos Saúl
Menem. Dos, la de un gobierno que,
contrariando todos los manuales
conocidos, emprendió las mayores
transformaciones (la Ley de
Servicios Audiovisuales o el retorno
al estado de los fondos del sistema
previsional por citar las principales)
en su momento de mayor debilidad
relativa (tras el conflicto por la
Resolución 125 y la derrota en las
elecciones legislativas de junio de
2009).
Rutilantes rarezas de un país
que requieren por tanto de una
meditada heterodoxia de los
conceptos, dinámica intelectual que
no se construye en este libro desde
la plácida distancia retrospectiva,
sino desde el palpitar cotidiano de
un proyecto vivo y por consiguiente
aún no debidamente calibrado.
Veremos así presentes en estas
páginas los tres niveles de la
temporalidad política; los mensajes
de la historia que colaboran para
una hermenéutica eficaz del
kirchnerismo, el día a día de su tarea
como fuerza actuante de gobierno
y las perspectivas de continuidad
de un modelo ya de por sí
notoriamente duradero. Durabilidad
que, por cierto, también nos habla
de su plausibilidad como escenario
para el interés filosófico. Alguna
fibra íntima de la patria se ha tocado
cuando durante tanto tiempo las
mayorías populares renuevan su
confianza en un linaje coherente de
liderazgos.u
*Introducción al libro “Filosofías
del Kirchnerismo”, publicada con
permiso de su autor
Comunidad & Desarrollo
17
Gramsci y la influencia marxista en el kirchnerismo
Por Eduardo Jozami*
H
asta hace cuatro décadas, en
Latinoamérica como en Europa
Occidental era muy significativa la
influencia del marxismo, tanto entre
la militancia de izquierda -incluyendo
la izquierda peronista en Argentinacomo en el mundo académico e
intelectual. Son bien conocidos
los hechos que a nivel mundial han
llevado, desde entonces, a una
situación distinta. La crisis de los
estados europeos del socialismo
real es la principal, pero no la única,
de las razones que provocaron el
debilitamiento de los movimientos
políticos de izquierda y la menor
presencia del marxismo en el mundo
cultural.
La figura de Antonio Gramsci,
sin embargo, tal como señala el
libro que prologamos, parece
exceptuada de esta declinación de la
influencia del pensamiento marxista
que afecta a la gran mayoría de
los autores de esa corriente. El
intelectual italiano desarrolló un
pensamiento original respecto a la
versión leninista -aunque nunca dejó
de reconocerse como continuador
de Lenin- que aún tiene mucho
para decirnos. El planteamiento,
del que sólo se encuentran esbozos
en la obra de Marx, de una teoría
de la política que destaca su
esfera de acción relativamente
autónoma[1], la enfatización de los
aspectos consensuales, ideológicos
y culturales que integran la
dominación estatal, el peso que
otorga a las tradiciones nacionales
y a la idea de pueblo nación, la
importancia que asigna al rol de los
intelectuales, son todos aportes
del pensamiento gramsciano cuya
influencia hoy parece resumirse en
la renovada vigencia del concepto
18
Comunidad & Desarrollo
de hegemonía. Noción ésta, para
Gramsci, que se diferencia del
modo como fue entendida en la
mayoría de los casos por los Partidos
Comunistas. Para el teórico italiano
la hegemonía no se manifiesta tanto
por la subordinación orgánica a la
fuerza dirigente sino que requiere
un renovado consenso producto de
una reforma intelectual y moral.[2]
Curiosamente,
este
aspecto,
que permitiría enfatizar el sesgo
democrático
del
pensamiento
gramsciano, es el que ha sido tomado
como eje de la crítica que cuestiona
al actual gobierno argentino
como
autoritario,
enfatizando
la disposición de la presidenta a
imponer su voluntad a todos los
sectores sociales y políticos. Más allá
de que ese señalamiento mal puede
hoy sostenerse frente a la plena
vigencia de las libertades públicas,
debe entenderse que en la Argentina
asistimos a la construcción de una
nueva hegemonía, lo que requiere
naturalmente de la movilización
social y un profundo debate cultural.
Quienes responsabilizan al gobierno
por el clima de enfrentamiento
que vive la sociedad defienden,
conscientemente o no, la vieja
hegemonía,
aquella
instalada
por años de dominación social,
convertida en sentido común. Acaso,
lo que se critica al kirchnerismo es,
precisamente, que haya obligado a
poner de manifiesto mecanismos
de poder dentro de la sociedad
que se habían naturalizado, como
ocurrió con los grandes medios
de comunicación que han perdido
hoy su proclamada condición de
independientes.
El derrotero de Gramsci en la
Argentina se inicia con la difusión
de sus Cartas de la Cárcel. En las
primeras ediciones de este texto por
parte de intelectuales no comunistas
se enfatiza su condición de héroe de
la resistencia antifacista, destacando
la larga prisión y posterior muerte
del intelectual italiano en las
cárceles de Mussolini, sin hacer
ninguna reivindicación particular
de su pensamiento político. Esta
tendencia a mirar a Gramsci como
símbolo de la resistencia contra el
fascismo sin estudiar a fondo su
pensamiento político se advierte
también entre los comunistas
argentinos, hasta que comienza el
recorrido de Héctor P. Agosti por la
obra gramsciana.[3]
Agosti publica en 1951, su libro
sobre Echeverría, en el marco de
una campaña de la intelectualidad
antiperonista que levanta al autor
del Dogma Socialista, reivindicando
la tradición del liberalismo, en un
claro enfrentamiento al gobierno
de Perón. En el trabajo de Agosti,
por primera vez, las categorías
gramscianas son utilizadas para
interpretar la historia argentina.
El autor plantea la particular
pertinencia de la obra del teórico
italiano para esa tarea y establece
significativas similitudes entre la
situación de nuestro país y la de
Italia. La idea de una revolución
inconclusa, tal como Gramsci
señalara respecto del proceso
italiano de Il Ressorgimento,
permitirá a Agosti -que comenzará
en 1953 la edición argentina de las
obras del marxista peninsular- tomar
alguna distancia de la interpretación
canónica de la historia mitrista pero
sin cuestionar los principios básicos
de la tradición liberal.
Se ha señalado reiteradamente las
limitaciones que la línea política
del Partido Comunista Argentina
impondría a las interrogaciones
de Agosti, pero se ha señalado
menos otra limitante fundamental
derivada de la solidaridad del autor
de Echeverría con la intelectualidad
antiperonista. En ese contexto de
ideas, el sutil análisis gramsciano
del fascismo, que hubiera podido
servir para una interpretación
original del peronismo que señalara
sus diferencias respecto del
movimiento italiano, fue leído en
clave antiperonista. Los trabajos
siguientes de Agosti[4] profundizan
esa tendencia a crear una especie
de tercera vía que se diferencia
de la postura liberal sin romper
con su caracterización tradicional
del peronismo. En consecuencia
de ambas limitantes señaladas,
los desarrollos gramscianos de
Agosti no podrán revelar toda su
fecundidad para el análisis de la
realidad argentina.
En los años ‘60, como veremos,
se manifestaron otros usos del
pensamiento de Gramsci, que no
dieron lugar a ninguna aplicación
significativa en el terreno de la
política Argentina, en una coyuntura
en que el guevarismo dominaba
el horizonte latinoamericano de
las izquierdas. Della Rocca señala
agudamente a John William
Cooke como lo más cercano a
Gramsci dentro del peronismo,
por su disposición a ligar la política
del movimiento con la reflexión
intelectual. Quizás la decidida
adhesión al pensamiento de Guevara
explique el desinterés por apelar a
Gramsci en el teórico del peronismo
revolucionario que no rechazaba las
lecturas del marxismo.
Recordemos que el autor de las
Cartas de la Cárcel integraba el
elemento militar en su propuesta
de acción revolucionaria, pero
-a diferencia de las corrientes
predominantes en la América Latina
de los años 60- lo consideraba sólo
como un recurso posterior a un largo
proceso de acumulación política.
Un intento aislado por reivindicar
a Gramsci desde el peronismo
revolucionario fue, en esos años, el
texto juvenil de Horacio González
que cuestionaba las afirmaciones
del teórico italiano sobre las
limitaciones de la forma guerrillera
para la lucha de los trabajadores
e intentaba asociar a Gramsci con
Perón. [5]
Los
principales
colaboradores
de Agosti en su tolerado periplo
gramsciano dentro del comunismo
argentino, José Aricó y Juan Carlos
Portantiero, serán las figuras
principales del grupo editor de la
revista Pasado y Presente que, desde
la expulsión de ambos intelectuales
del comunismo argentino, en
1963, desarrolla una importante
tarea editorial de difusión del
pensamiento de Gramsci. En el
terreno político, en esta primera
etapa, el grupo no logrará definir
una propuesta política, más allá
de algunos desarrollos sobre la
“condición obrera” que empalman
con la emergencia del sindicalismo
combativo en Córdoba a fines de los
60s.
Comunidad & Desarrollo
19
El aporte más interesante de Pasado y
Presente se produce en 1973, cuando
la revista se alinea con la Tendencia
Revolucionaria del Peronismo e
impulsa una teorización que parece
dirigida tanto a la izquierda como a
una militancia peronista receptiva
a las lecturas del marxismo, en
momentos
que
Montoneros
profundiza
su
enfrentamiento
con Perón. El legado gramsciano
servirá para desarrollar una teoría
del partido político que matiza
la rigidez del planteo leninista,
legitimando así la existencia de
formaciones revolucionarias dentro
del peronismo y, asimismo, para
acentuar la prioridad necesaria
de la tarea política de masas y, en
particular, entre los trabajadores,
ante una dirección montonera que
no tardaría en mostrar que seguía
pensando en términos de guerra.
Los dos números editados por
Pasado y Presente en esta época
constituyen una muy valiosa
reflexión sobre aquel momento
político, pero la opción de los
Montoneros por la acción armada
en 1974 disolvió de hecho el
diálogo con el grupo encabezado
por Portantiero y Aricó que había
alcanzado influencia sobre ciertos
dirigentes de la organización y
algunos cuadros sindicales de la
Juventud Trabajadora Peronista. El
olvido al que los propios autores
condenaron aquella experiencia
revela la profunda crisis que vive
ese sector intelectual en el exilio
mexicano, atribuida tanto a los
horrores de la dictadura argentina
como a la proliferación de los
cuestionamientos al marxismo que
había constituido, hasta entonces,
su horizonte de ideas.
La tercera etapa en la actividad
de quienes han sido llamados “los
gramscianos argentinos”[6], a la
que junto a Della Rocca podríamos
identificar con la socialdemocracia,
siempre que se considerara a ésta
en su versión más moderada, me
parece menos interesante que las
anteriores. Por una parte, porque la
20
Comunidad & Desarrollo
influencia de Gramsci fue cada vez
menos reivindicada y por la otra,
porque la experiencia del Club de
Cultura Socialista no pudo consolidar
una perspectiva política propia y
terminó apoyando de forma poco
crítica la constitución de la Alianza.
He recorrido con algún detalle este
derrotero político de Gramsci en la
Argentina porque permite ubicar
mejor el trabajo de Mario Della
Rocca y porque su aporte resultará
más valioso a la luz de los fracasos
de los intentos anteriores por
generar una alternativa política que
recogiera el legado gramsciano.
El libro de Della Rocca recupera
el aporte teórico del pensador
italiano desde una perspectiva
que sólo puede compararse con
el efímero intento de 1973 y que
refleja una realidad política que
contrasta con los antecedentes de
la izquierda argentina en relación
con el peronismo: sectores muy
importantes de aquella tradición
política
acompañan
hoy
al
nacionalismo popular y forman
parte, con pleno derecho,
del
movimiento que lidera Cristina
Fernández de Kirchner.
Della Rocca sintetiza bien, en
pocas páginas, las principales
contribuciones de Gramsci a
la teoría marxista, ubicadas
fundamentalmente en el terreno
de la política y la cultura, y sugiere
el modo en que podrían ser
utilizadas en la actual coyuntura
política argentina. Valora muy
significativamente la transformación
operada en la sociedad argentina
desde el 2003, año en que inicia su
gobierno Néstor Kirchner. Considera
como “un liderazgo de gestión” la
relación que el nuevo presidente
estableció con los ciudadanos y
califica como una “reforma desde
arriba”, en el sentido gramsciano,
la sucesión de medidas audaces
tomadas por Kirchner desde un
comienzo.
Como se sabe, en el análisis de
Gramsci esa reforma desde arriba
debe ser continuada por una
“revolución desde abajo”, a riesgo
de ser neutralizada y constituirse
en lo que el teórico italiano
llama “revolución pasiva”. Sin
embargo, mientras en las primeras
caracterizaciones de ese tipo, como
la de Julio Godio, en los primeros
años de la gestión de Kirchner, se
señalaba la falta de correspondencia
entre la adhesión popular que
recibía el kirchnerismo en las urnas
y la escasa fuerza organizaba con
que contaba; hoy, frente a una
realidad distinta, Della Rocca puede
destacar la movilización de amplios
sectores sociales, el notable impulso
militante de la juventud, la presencia
de los intelectuales, remisos en
acompañar al peronismo en otras
ocasiones. Pero dentro de este
panorama optimista que muestra
la constitución de una importante
base de apoyo popular, sean cuales
fueran aún las limitaciones orgánicas,
señala también la crítica situación
del movimiento sindical que aún no
ha definido una reestructuración
de sus cuadros y su política que le
permita actuar como componente
necesario -aunque ya no principaldel movimiento de transformación.
La idea de la superación del
peronismo fue formulada por
Cooke en un lenguaje que denota
más la influencia de Hegel que la de
Gramsci y podría ser criticada por
estar fundada en un historicismo
teleológico: como si el partido de
los trabajadores necesariamente
debiera alcanzar el momento del
pensamiento revolucionario. No
era esta la idea de Cooke que veía
esta superación sólo como una
posibilidad, pero Della Rocca, con
buen criterio, permanece con su
análisis en el terreno de la política
y contrasta un peronismo cuyas
limitaciones señala -ubicándose bien
lejos de las groseras prevenciones
que atesoró el pensamiento de
izquierda- y un proceso de reformas
tan significativo como para que su
profundización requiera la plena
constitución del kirchnerismo como
movimiento popular. El autor no
deja lugar a dudas sobre el futuro
que postula cuando se pregunta si
el kirchnerismo permanecerá como
parte de la totalidad peronista o si,
por el contrario, será el peronismo
quien constituirá una parte,
importante pero no única, de un
kirchnerismo que también incluya
otras fuerzas y tradiciones políticas.
La limitación que la Constitución
Nacional establece para la duración
de la gestión presidencial parece
haber ubicado en el horizonte del
2015 todas las expectativas respecto
a la continuidad del actual proceso
político. En la tarea de asegurar
la constitución de un movimiento
popular con la envergadura
suficiente como para impulsar la
consolidación y profundización del
actual proceso, no hay dudas de
que reforzar el liderazgo de Cristina
Kirchner es la exigencia ineludible.
La Argentina vive una encrucijada
que no admite soluciones eclécticas,
o sigue avanzando el actual proyecto
o se retrocede en el camino que
reclama el gran poder económico
y mediático, aunque quienes
hoy prometen corregir el rumbo
intenten tranquilizarnos afirmando
su adhesión al actual proyecto.
El libro de Della Rocca analiza muy
adecuadamente los sentidos en que
debe avanzar la profundización de
los actuales objetivos de gestión
y el modo como va anunciándose
la conformación del movimiento
político que lo sustentará. En
este proceso, fuera de cualquier
esquematismo
que
pretenda
asimilar el pensamiento teórico con
las propuestas de acción, las grandes
líneas del pensamiento gramsciano
constituyen
una
contribución
inestimable para orientarse en este
difícil proceso.
Pero el libro también es importante
hoy en otro sentido. Para una
izquierda
demasiadas
veces
golpeada, más allá de sus históricos
errores, por lo que simboliza como
identificación con la transformación
de la sociedad, la reivindicación del
intelectual revolucionario y riguroso,
el estudioso de lo nacional popular,
constituye no sólo un acto de
justicia sino también una inteligente
decisión política. De la mano con
Gramsci, sectores muy importantes
de la izquierda argentina van
remontando la principal de sus
dificultades históricas y marchan
con las grandes mayorías en la tarea
de transformar este país.m
[1] Eric Hobsbawm considera a Gramsci como creador de la teoría política del marxismo. Ver Eric Hobsbawm, Como cambiar el mundo, Barcelona,
Crítica, p. 319.
[2] Como bien ha señalado Ernesto Laclau, en muchas de sus obras, la concepción de la hegemonía en Gramsci, aunque destaca la amplitud de fuerzas
sociales y demandas que pueden articularse, no cuestiona el rol de la clase obrera como dirigente necesario. El cuestionamiento de este “privilegio
ontológico” de la clase obrera es una de las diferencias centrales de Laclau respecto al análisis gramsciano. Sin abordar esa discusión teórica, Della
Rocca señala que las transformaciones sociales de las últimas décadas impiden en la Argentina otorgar ese rol principal al movimiento obrero como
se le asignaba en los años 60 y 70.
[3] La primera publicación se debe a Ernesto Sábato quien presentó las Cartas en la revista Realidad, a fines de 1947. Más tarde la revista Sur las había
incluido en un dossier sobre las letras italianas, publicado en 1953. Ya entonces, los comunistas argentinos habían impulsado una edición de la Editorial
Lautaro en 1950.
[4] Especialmente en El mito Liberal y Nación y Cultura, ambos de 1959.
[5] Ver “Para nosotros Antonio Gramsci”, prólogo a Antonio Gramsci, El príncipe moderno y la voluntad nacional popular, Buenos Aires, Puente Alsina,
1971.
[6] Ese es el título del libro de Raúl Burgos que hace una completa reseña de la evolución del grupo y, en general de la influencia de Gramsci en la
Argentina. Ver Raúl Burgos. Los gramscianos argentinos, Buenos Aires, Siglo XXI, 2004, a quien hemos recurrido para alguno de los antecedentes
señalados.
* Texto del Prólogo escrito para el libro “Gramsci en la Argentina: los desafíos del kirchnerismo”, de Mario Della Rocca, Editorial Dunken. El texto es
publicado con autorización del autor de la obra
Comunidad & Desarrollo
21
¿Cuánto vale el dólar?
Tipo de cambio, crecimiento y distribución
Por Américo García*
- ¿Cuánto vale un dólar?
- Hoy cerró a $ 5,23
Este breve diálogo que se produjo
entre dos Senadores Nacionales
cuando se estaba analizando
el proyecto de blanqueo con la
presencia de cinco miembros del
equipo económico, me hizo pensar en
que muchos ciudadanos argentinos
pueden estar preguntándose lo
mismo; ¿cual es el valor de la moneda
estadounidense en la actualidad?
En realidad, la pregunta de un
Senador opositor a los funcionarios
gubernamentales, tendía a poner
sobre el tapete el precio alcanzado
en el mercado negro, paralelo o
ilegal (nada azul, por cierto), que en
esos días sobrepasaba los $ 10. Pero
éste es uno de los precios que tiene
el dólar. La rápida respuesta de un
Senador oficialista, informando el
cierre del día en el mercado oficial,
seguramente tampoco conforma a
buena parte de quienes siguen con
preocupación las últimas escaladas
de la cotización en el mercado ilegal.
Pero entonces, ¿cuanto vale un
dólar?
La Argentina tiene lo que los
economistas llaman un sistema de
cambios múltiples. El dólar tiene
múltiples valores, según lo que se
quiera hacer con él. Hay un valor
para los que exportan soja, hay
un valor para los que exportan
automóviles, hay un valor para los
que importan bienes de consumo,
hay un valor para los que importan
bienes de capital, y hay un valor para
los que especulan.
22
Comunidad & Desarrollo
¿Por qué ocurre esto? ¿Cuál es su
sentido económico?
Una
de
las
herramientas
fundamentales en las que se basó
el proyecto económico puesto en
marcha a partir del 25 de mayo de
2003, fue el establecimiento de un
tipo de cambio real competitivo,
que en ese momento valía tres
veces más del que había regido
en la época de la convertibilidad.
Ello perseguía varios objetivos
en forma simultánea. En primer
lugar, fomentar las exportaciones
en general, ya que un dólar más
caro significaba un mayor ingreso
para los exportadores. En segundo
lugar, hacer más competitiva la
producción industrial interna frente
a los productos importados, puesto
que un dólar más alto encarece las
importaciones y en la coyuntura que
atravesaba la economía argentina en
el año 2003, significaba la posibilidad
de recuperar la producción y
el empleo de la industria local.
Y en tercer lugar, estimular las
exportaciones provenientes del
sector industrial, mediante un
tipo de cambio conveniente para
la productividad de este sector,
medida en términos del mercado
internacional.
Con este esquema la Argentina
creció fuertemente. El PBI ha tenido
un crecimiento promedio del 7.1%
anual, entre el 2003 y el 2012 y el
PBI industrial creció por encima de
ese promedio a razón de una tasa
del 7.5 % anual. Por el lado de las
exportaciones hubo un fortísimo
crecimiento, que en los últimos
diez años ha sido del 216 % para las
exportaciones totales, mientras
que las que corresponden a las
manufacturas de origen industrial
han tenido un aumento del 280%. Y
si tomamos la composición de las
exportaciones puede observarse
que las provenientes del sector
industrial han alcanzado al 34.4 % de
las exportaciones totales.
Ahora
bien,
esta
estrategia
económica no está exenta de
fuertes tensiones sociales y
políticas. Como buena parte de las
exportaciones consisten en productos alimenticios,
consumidos mayormente por los asalariados y los
sectores populares, la forma de evitar que se generen
presiones inflacionarias que deterioren fuertemente los
salarios y las jubilaciones, consiste en el establecimiento
de derechos de exportación, más conocidos como
retenciones. Y con mayor razón en una coyuntura
internacional con altos precios internacionales de los
productos primarios. Están suficientemente visto los
conflictos que ello ha desencadenado con los grandes
productores y exportadores de bienes agropecuarios.
El crecimiento, el aumento del empleo y el
funcionamiento regular de las paritarias han llevado a
una suba sostenida del poder adquisitivo de los salarios.
Y esto genera también tensiones con algunos grupos
empresarios, que deben ceder parte de sus ganancias.
Estas tensiones son las que se expresan en una mayor
inflación. Cabe la aclaración que no es el aumento de los
salarios el causante de la inflación, sino que hay sectores
empresarios que tomaron la decisión de ponerle un
techo al incremento del salario, y dada su condición de
oligopólicos, suben sistemáticamente sus precios.
En un trabajo publicado en la Revista Realidad Económica
(Nº273) sus autores Martín Schorr y Pablo Manzanelli
demuestran que entre 2001 y 2010 los precios mayoristas
de las industrias oligopólicas se incrementaron un 8 % por
encima del promedio industrial. Pero además agregan
que a pesar de los altos beneficios obtenidos este tipo
de empresas muestran “reticencia inversora”. Es decir,
que a pesar de las altas ganancias, de las posibilidades
que tienen, dado su poder de mercado, de subir sus
precios no se han caracterizado por una estrategia de
reinversión de sus utilidades.
La pregunta que surge entonces es: ¿a dónde fue la
plata? La incógnita se devela cuando se mira las cifras
de remisión de utilidades al exterior por parte de las
empresas extranjeras y la denominada fuga de capitales.
La remisión de utilidades y dividendos al exterior en
los cuatro años que van desde el 2008 al 2011 han
totalizado casi 32.000 millones de dólares, un promedio
de U$S 8.000 millones por año, significativamente
más alto a lo acontecido en años anteriores. Mientras
que las estimaciones sobre la salidas de divisas, lo que
comprende tanto el giro de capitales al exterior como
el atesoramiento que realiza parte de la población
alcanzó entre el año 2007 y el 2011 un monto cercano
a los U$S 80.000 millones. Cabe aclarar que la llamada
“fuga de capitales” comprende la compra de dólares o
de otras monedas extranjeras por parte de empresas
o de particulares. Son capitales que salen del sistema
económico local, se envían al exterior o se atesoran en
una caja de seguridad bancaria o “debajo del colchón en
el hogar”.
Las presiones para devaluar el peso, se entienden en este
contexto. Por un lado, se incrementarían fuertemente
los precios internos, por esa vía caerían los salarios,
bajaría la producción y también el empleo reforzando la
baja salarial; ganarían los exportadores y las empresas
recuperarían su rentabilidad. Por otra parte, los
tenedores de dólares aumentarían sus posibilidades de
comprar bienes, propiedades y empresas por un menor
valor, ya que sus dólares valdrían más pesos.
El gobierno nacional ha respondido adecuadamente a
estas presiones. Ha administrado el comercio exterior,
controlando el volumen de importaciones, lo que se
vio reflejado en el superávit comercial externo del
año pasado (15.000 millones de dólares), puso fuertes
controles a la compra de moneda extranjera, presionó
a las empresas para la reinversión de las utilidades y
recientemente elevó al Congreso un proyecto de ley para
estimular el ingreso de los capitales fugados con destino
a la inversión inmobiliaria y en proyectos energéticos;
y la Presidenta reafirmó firmemente su convicción en
contra de una maxidevaluación.
Sin duda, como se ha dicho, el proyecto puesto en
marcha en mayo de 2003 genera tensiones entre
diversos sectores sociales por la distribución del
excedente económico, pero lejos de ceder a las presiones
provenientes del poder económico más concentrado, el
gobierno ha reafirmado su rumbo de crecimiento, mayor
inclusión social y mejor distribución del ingreso.m
*Economista
Comunidad & Desarrollo
23
Europa, sin salida a la crisis
La caída del producto y el empleo en países subordinados a la “troika” europea como
Grecia, España, Portugal e Irlanda está lejos de resolverse, mientras que la recesión
afecta también a Italia, miembro del G-8 de países industrializados. Alemania y Francia
sufren por su parte un estancamiento relativo de sus economías y Chipre, desde que se
integró a la Unión Europea, padeció recesión y colapso de su sistema financiero
Por Noemí Brenta *
L
a situación económica global de
un año a esta parte no cambió
demasiado. Los países europeos,
Japón y en menor medida Estados
Unidos, continúan trabados en la
crisis iniciada hace ya más de cinco
años y sólo algunos emergentes
crecen, aunque la crisis también
los afecta de diversas maneras, en
el presente y en sus perspectivas
a futuro. Por otro lado, los
países desarrollados redujeron
sus importaciones y procuran
muy
agresivamente
colocar
sus excedentes en el resto del
mundo, la periferia en expansión
constituye uno de sus principales
mercados objetivos; además el
ingreso de capitales internacionales
especulativos, que buscan tasas de
rendimiento elevadas en los países
en desarrollo, aprecia las monedas
24
Comunidad & desarrollo
domésticas de éstos, debilita sus
industrias, abarata artificialmente
las importaciones, genera burbujas
inmobiliarias y de crédito, que tarde o
temprano estallan, dejando el tendal
de deudas, quiebras y recesión.
Esto es más grave en aquellos
países periféricos que controlan
poco o nada los movimientos de
capitales, y que arrastran déficits
comerciales y de cuenta corriente,
compensados transitoriamente con
capitales prestados e inversiones
de portafolio y directas. Los estados
latinoamericanos sufrieron estos
ciclos reiteradamente desde el siglo
XIX, es una pena que hasta ahora
no hayan coordinado medidas
conjuntas para protegerse de estas
fluctuaciones de las que no son
responsables y evitar convertirse
una vez más en el pato de la boda de
la crisis global.
En Europa la depresión y el
desempleo
aumentaron, sobre
todo en Grecia, España, Portugal
e Irlanda. Pero también Italia,
miembro del G8, el grupo más
selecto de potencias mundiales, está
en recesión y sin miras de mejorar,
su producto bruto cayó 2,4% en
2012. A Francia y Alemania, líderes
de la eurozona, no les va mucho
mejor, el año pasado sólo crecieron
0,3% y 0,86%, respectivamente, y en
2013 crecerían todavía menos, según
el FMI. La incertidumbre continúa y
las perspectivas empeoran, como
un auto atascado en la playa que se
hunde un poco más en cada intento
de salida con el método equivocado
(acelerar).
Si por solución se entiende reducir la
brecha entre el producto potencial y
el real; reanudar el crecimiento, bajar
el desempleo a alrededor del 6%;
reparar la redistribución regresiva
del ingreso generada durante los
años de crsis; restaurar la solvencia
fiscal, para que los estados reactiven
la demanda efectiva; adecuar el
tamaño del sector financiero al de
la economía real y regularlo para
que funcione al servicio del resto
de la economía y no al revés, como
ha venido pasando en los últimos
veinte años, insisto, si lo que acabo
de enunciar se entiende como
solución a la crisis, es imposible
solucionar la debacle europea
dentro de los esquemas de política
económica de la troika, basadas en
la austeridad fiscal y la dominancia
de la política monetaria y financiera.
Estas últimas apuntan, en términos
generales, a tratar de igualar el
costo de la deuda soberana en los
distintos países, recapitalizar los
bancos, regular muy tibiamente las
finanzas, procurar la unión bancaria
en protección del capital financiero;
y acentuar el compromiso con las
políticas económicas ortodoxas,
incluyendo reformas estructurales
y penalidades para los miembros
de la eurozona que incumplan
los parámetros establecidos de
endeudamiento y déficit fiscal. Nada
de esto resucitará a las castigadas
economías del sur europeo, sumidas
en el ajuste deflacionario.
Entre los intentos supuestamente
reactivadores de los últimos tiempos,
el Banco Central Europeo decidió
reducir aun más las tasas de interés,
pero esta medida no se orienta a
fortalecer la demanda doméstica de
bienes y servicios, y en el contexto
actual sólo pone dinero en los
bolsillos quienes no lo necesitan
y preanuncia nuevas burbujas.
Aunque alivia la carga de intereses
de los sectores y países endeudados,
no provee ninguna solución de
fondo ni a la economía en conjunto
ni a la enorme deuda soberana
de los países de la eurozona, que
siguen arrodillados frente a los
altares de los mercados financieros,
sacrificando diariamente al cordero
del bienestar, a la democracia, y, en
definitiva, a la tierra prometida por la
moneda común, que ofrecía mejorar
la cohesión europea y la vida en los
países que adhirieran al euro.
Más allá de la eurozona también
hay estados grandes con deudas
gigantes, como Japón y Gran
Bretaña, que conservan su soberanía
monetaria y por lo tanto tienen
mayor flexibilidad para calibrar el
ajuste; y el caso especial de Estados
Unidos, que goza de una super
soberanía privilegiada, como país
hegemón del sistema mundo. Es
difícil imaginar ingenierías para estas
deudas que en conjunto exceden la
mitad del producto bruto mundial,
pero dejemos este tema complejo y
largo para otra vez.
precio. Si la desocupación altísima
y el deterioro de las condiciones de
vida continúan -las políticas vigentes
y las ideas que las fundamentan
no permiten atisbar otro futuroal tiempo que la distribución del
producto global entre países se
inclina hacia Oriente, en Europa se
consolidaría una masa laboral de
reserva que mantendría los salarios
bajos, las ganancias del capital
elevadas, y la sociedad disciplinada
por el terror del desempleo y la
pobreza. Pero esto no es un destino
fatal ineludible, no es lo único que
puede pasar. También podrían
surgir en estos pueblos soluciones
creativas, ligadas a la solidaridad, a
la cooperación, a la justicia social y a
la verdadera libertad, la que pueden
ejercer todos efectivamente y no
sólo unos pocos; nuevas formas de
organización social, económica y
política, que tal vez hoy parezcan
utópicas o ni siquiera llegamos a
imaginar, un mundo nuevo y mejor,
aunque creo que para esto todavía
falta mucho tiempo.
El “corralito” chipriota
Chipre es miembro de la Unión
Europea pero geográficamente
asiático, un pequeño estado insular
del Mediterráneo Oriental, lindante
con islas griegas, Líbano, Turquía,
Siria, Israel y Egipto, hoy zona
caliente. En 2008 Chipre adhirió a
la eurozona, y a decir verdad no le
ha ido muy bien. Desde 2009 entró
en recesión, con desempleo en
aumento, grandes desequilibrios
macroeconómicos y políticas de
ajuste permanentes que agravaron
el cuadro, hasta su estallido en abril
de 2013. El sector financiero creció
desmesuradamente, sus activos
totales llegaron a representar ocho
veces el producto bruto, con gran
exposición a la deuda soberana
griega, cuya caída hizo tambalear
al sistema financiero chipriota, vía
desvalorización de sus activos,
pérdida de depósitos y salida de
capitales. El Banco Central Europeo
rescató a los bancos de Chipre, y en
junio de 2012, luego que las agencias
calificadoras de riesgo reputaran
Volviendo a la crisis europea como
parte de una crisis mayor, sabemos
que no es posible volver a la situación
previa en un mundo transformado.
Europa encontrará su salida en el
largo plazo, una nueva estabilidad,
pero de persistir las políticas en
curso, dicha estabilidad llegará tras
graves conflictos y sufrimientos cuya
profundidad es imposible predecir;
y probablemente, insisto, en caso
de persistir en el camino trazado,
la nueva Europa será mucho más
injusta y menos democrática, como
está ocurriendo en Grecia, España y
Portugal, donde lo único que importa
a las autoridades es complacer las
condiciones de los acreedores y de
sus gendarmes, no importa a qué
Comunidad & desarrollo
25
de basura a sus bonos soberanos,
el país solicitó el auxilio de la
Unión Europea para cumplir con
el coeficiente de capitalización del
Banco Central requerido por Bruselas
y fortalecer el sistema bancario.
Las negociaciones con la Comisión
Europea, el Banco Central Europeo
y el FMI continuaron al tiempo que
la situación empeoraba, hasta que
en abril de 2013 la troika acordó un
paquete de 10 mil millones de euros,
a desembolsar en tramos, para
cubrir sus obligaciones financieras,
condicionado a profundizar el ajuste
con privatizaciones, reducción del
Estado, de los salarios públicos y de
las jubilaciones, entre otras medidas;
los depósitos bancarios, grandes y
pequeños. Finalmente, la reapertura
de los bancos a fines de marzo fue
acompañada de restricciones para
disponer de los depósitos bancarios
durante sesenta días, de medidas
para controlar los movimientos de
capitales, quitas a los depósitos
superiores a 100.000 euros.
y a liquidar la segunda entidad más
grande del país, Laiki, con cargo
a sus accionistas, acreedores y
depositantes. Una vez más, como
dice Stiglitz, los intereses de la
comunidad financiera internacional
fueron priorizados respecto al resto
de la economía y de la sociedad. La
parte original de este rescate es que
involucraba a los depositantes, con
una quita en forma de impuestos.
Previamente, para frenar la salida
de depósitos, desde mediados de
marzo las autoridades cerraron los
bancos, mientras negociaban su
rescate y el parlamento aprobaba
diversas medidas relacionadas con
la crisis, y se negaba a aprobar otras
entre ellas, un impuesto sobre todos
en los meses anteriores al corralito,
para ver cuáles fueron los capitales
que salieron durante ese lapso,
quedando a salvo de las pérdidas
ulteriores. No olvidemos que en
Argentina previo al corralito y al fin
de la convertibilidad, los grandes
actores bancarios y empresariales
se llevaron unos quince mil
millones de dólares, sin ningún
límite ni control, Llorens y Cafiero
estudiaron con detenimiento este
proceso, que publicaron en su libro
La Argentina Robada. En el caso de
Chipre, algunos analistas relacionan
la exorbitancia de su sistema
financiero con el lavado de dinero
proveniente de actividades ilegales,
que la laxitud de la normativa
26
Comunidad & Desarrollo
La imposición del corralito parece
más una medida tomada por la
fuerza de las circunstancias, como
ocurrió en Argentina, que una
metodología sistemática. También
habría que analizar con más detalle
qué ocurrió en Chipre entre junio
de 2012 y marzo de 2013, es decir,
chipriota favorecería, como paraíso
fiscal. De manera que la complejidad
de circunstancias y de actores, por
ejemplo la participación de Rusia
en el rescate de sus capitales en el
pequeño país, dificulta extrapolar las
medidas de un país a otro. También
creo que cualquier amenaza de un
país de salir de la zona del euro será
muy castigada, el retiro de capitales
forma parte de ese castigo y de la
reacción del flight to quality, racional
individualmente, desastrosa a nivel
colectivo. Asimismo, es fácil que el
ajuste continuo deteriore las cuentas
fiscales en lugar de mejorarlas, y
que por esta razón algunas deudas
soberanas se vuelvan imposibles de
refinanciar o atender, esto también
podría deteriorar las carteras de
los bancos poseedores de bonos, y
precipitar salida de los depósitos y
crisis bancarias, y nuevos corralitos.
Esperemos que esto no ocurra.
En síntesis, el final de la crisis parece
todavía lejano, pero el mundo que
emerja tras ella se está gestando, las
cartas no están echadas. Un sueño,
un discurso, una idea, un movimiento
pueden inclinar la plasticidad del
momento hacia una mayor felicidad
humana, o todo lo contrario.m
*Economista. Investigadora de la UBA
y el Conicet
Por la separación legal de la Iglesia y el Estado
La Iglesia Católica Apostólica Romana no cumple en Argentina con ninguno de los requisitos para
ser considerada persona de Derecho Público. Por lo tanto, debería perder esa prerrogativa con la
reforma del Código Civil que se debate en el Congreso
Por Pablo Octavio Cabral *
E
n este breve aporte quisiéramos
transmitir
los
fundamentos
de la propuesta presentada por
la agrupación de abogados por
la justicia social (AJUS) de La
Plata, Berisso y Ensenada, en las
audiencias públicas desarrolladas
por la Comisión Bicameral para la
Reforma del Código Civil y Comercial
Argentino, en las que efectuamos
una crítica concreta al art. 146 de
dicho proyecto que caracteriza
como persona jurídica pública a la
Iglesia Católica Argentina.
La Constitución Nacional sancionada
en 1853, contenía diversas normas
que aludían a la relación entre el
Estado y la Iglesia Católica que
además de establecer que el
gobierno federal debía sostener el
culto católico (art. 2 CN), exigía que
el Presidente de la República debía
pertenecer a la comunión católica
(art. 76), mandaba al Congreso
a promover la conversión de los
indios a dicho culto (art. 67, inc. 15)
y regulaba el ejercicio del patronato
nacional al atribuírselo al Presidente
de la República (art. 86, inc. 8 y 9).
Hoy, la Constitución reformada
en 1994, al eliminar los artículos
arriba citados, sólo dejó como
norma que refiere a esta cuestión
su artículo segundo que dispone
que “El Gobierno federal sostiene el
culto católico apostólico romano”.
Veamos los alcances de esta norma
en las leyes civiles.
El texto original del Código Civil –
redactado por Vélez Sarfield- no
distinguía entre personas jurídicas
de derecho público y de derecho
privado, receptando la clasificación
que dividía las personas jurídicas
según el modo de su existencia, en
personas de existencia necesaria y
personas de existencia posible. Las
personas de existencias necesarias
se regulan por el derecho público,
y su existencia no depende, en
consecuencia, de las normas del
derecho privado. Con la reforma
del Código realizada por ley 17.711,
se clasificó a las personas jurídicas
en aquellas de carácter público
o privado, siendo las primeras el
Estado Nacional, las Provincias
y los Municipios; las entidades
autárquicas y, por último, la Iglesia
Católica.
Comunidad & desarrollo
27
Proyecto de Reforma del
Código Civil y Comercial.
El Proyecto de Código Civil y
Comercial dispone, al tratar sobre
las personas jurídicas que:
“ART. 146.- Personas jurídicas
públicas. Son personas jurídicas
públicas: a) el Estado nacional, las
provincias, la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, los municipios, las
entidades autárquicas y las demás
organizaciones constituidas en la
República a las que el ordenamiento
jurídico atribuya ese carácter;
b) los Estados extranjeros, las
organizaciones a las que el derecho
internacional público reconozca
personalidad jurídica y toda otra
persona jurídica constituida en el
extranjero cuyo carácter público
resulte de su derecho aplicable; c) la
Iglesia Católica.”
Por lo tanto puede señalarse -que
en el actual código- como en el
proyecto de reforma tiene un
defecto grave, pues establece que
tiene carácter público, entre otros, la
Iglesia Católica. Quedan mezcladas
de esta forma las personal jurídicas
de carácter público estatal, con la
Iglesia Católica, que no tiene tal
carácter, olvidando además que
existen otras personas jurídicas de
carácter público no estatal.
La doctrina administrativa actual
reconoce la existencia de dos clases
de personas jurídicas de carácter
público: las estatales y las no
estatales. La iglesia católica -como
se ve a todas luces- no es personal
estatal, no es un organismo del
Estado, no integra la organización
política de la Nación, ni constituye
un
poder
político,
además,
porque no desempeña funciones
“administrativas”. Si bien antaño
la Iglesia cumplió tareas de esta
índole (inscripción de nacimientos,
matrimonios
y
defunciones),
28
Comunidad & desarrollo
actualmente eso no ocurre.
En un principio las personas públicas
se constituyeron bajo formas
jurídicas de Derecho Público,
caracterizadas por el ejercicio de
poderes públicos y cuya regulación
es el Derecho Administrativo; por
otra parte, el Estado reconoció el
ejercicio de poderes públicos en
personas no estatales (Colegios
Profesionales o concesionarios
de servicio públicos), siendo los
criterios
preponderantes
que
permiten configurar el concepto
de personas de carácter público
las siguientes: su creación por
acto estatal, su fin público, sus
potestades estatales y, por último, el
control de Estado. Resulta evidente
que la Iglesia Católica no cumple con
ninguno de dichos requisitos para
su configuración como persona de
Derecho Público.
DerechosHumanos
constitucionalizados
La reforma constitucional del año
1994, le otorgo rango constitucional
a los principales Tratados de
Derechos Humanos, expresamente
enunciados en el art. 75 inc. 22. El
derecho de libertad religiosa y de
culto –que abarca la posibilidad de
elegir religión, cambiarla, profesarla
en privado y en público, y manifestarla
individual o colectivamente- se
encuentra reconocido en el art. V
de la Declaración Americana de los
Derechos y Deberes del Hombre; en
el art. 12 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, en el
art.18 del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, y en
el art. 14 de la Convención sobre
Derechos del Niño.
De dicha normativa surge la
imposición genérica a los Estados del
deber de respetar, hacer efectivos
los derechos y garantizarlos
impidiendo que las políticas públicas
o los ordenamientos jurídicos
internos discriminen con base en la
religión.
Es entonces que efectuamos una
crítica concreta al art. 146 del
Proyecto de Código Civil y Comercial
que caracteriza como persona
jurídica pública a la Iglesia Católica.
Consideramos que tal incorporación
-al igual que lo hace el actual art. 33
del Código Civil vigente- mantiene
una discriminación odiosa respecto
de otras religiones y vulnera
disposiciones de la Constitución
Nacional, así como desconoce
específicas regulaciones de normas
de derechos humanos del ámbito
internacional tan obligatorias como
aquella.
El Comité de Derechos Humanos es el
órgano de expertos independientes
que supervisa la aplicación del Pacto
Internacional de Derechos Civiles
y Políticos por sus Estados Partes.
Es obligación de todos los Estados
Partes presentar al Comité informes
periódicos sobre la manera en que se
ejercitan los derechos. Inicialmente
los Estados deben presentar un
informe un año después de su
adhesión al Pacto y luego siempre
que el Comité lo solicite. El Comité
examina cada informe y expresa sus
preocupaciones y recomendaciones
al Estado Parte en forma de
“observaciones finales”.
personalidad jurídica de derecho
público a la primera y de derecho
privado –sujeto a autorización
estatal- a los cultos restantes.
En dicho contexto el Comité ha
emitido los siguientes informes
sobre nuestro país en los que hizo
referencia a la cuestión aquí tratada;
En dicho marco, el Relator Especial
visitó nuestro país en abril de
2001, y luego de ello emitió su
informe sobre la Argentina en el
que sostuvo que: “Desde el punto
de vista del derecho internacional y
la jurisprudencia en este campo, el
estado de la Iglesia Católica tal como
se consagra en la Constitución no
está en tela de juicio. En cuanto a la
manifestaciones de este estado y su
impacto en las demás comunidades
de religión o de creencias, el
Relator Especial, mientras que la
comprensión de la posición especial
que ocupa el predominante Iglesia
Católica por razones históricas y
sociológicas, considera que una serie
de medidas debe deben adoptarse
para garantizar un trato totalmente
igualitario de todas las comunidades
de religión o de creencias.” (párr.
153).
a) Informe Inicial sobre Argentina
(1990).
El Comité de Derechos Humanos
expresó
como
observaciones
generales su preocupación por “los
privilegios de que disfrutaba la Iglesia
Católica...” (párr. 241).
b) Tercer Informe Periódico sobre
Argentina (2000).
En su sesión celebrada en noviembre
de 2000, el Comité adoptó las
siguientes observaciones finales:
“El Comité reitera su inquietud
ante el trato preferencial, incluidas
subvenciones financieras, que recibe
la Iglesia Católica en comparación con
otras confesiones, lo que constituye
discriminación por razones religiosas
en virtud delartículo 26 del Pacto.”
(párr. 16). Estas apreciaciones ponen
en evidencia un trato preferencial
a la Iglesia Católica y por ello
discriminatorio respecto de las otras
religiones -que viola disposiciones
expresas del Pacto- entre las que se
encuentra el reconocimiento de una
El Relator Especial sobre la libertad
de religión o de creencias es un
experto independiente designado
por el Consejo de Derechos
Humanos de las Naciones Unidas a
quien se le ha pedido que identifique
obstáculos existentes e incipientes
que impiden el goce del derecho a la
libertad de religión o de creencias, y
formule recomendaciones sobre los
medios de superar tales obstáculos.
Agregó concretamente al referirse
a la situación jurídica de la Iglesia
Católica argentina que “En cuanto
a la condición de persona jurídica
de derecho público, en la actualidad
se concede exclusivamente a la
Iglesia Católica, y suponiendo que la
eventual adopción del proyecto de ley
preparado por el Secretario de Culto
(la concesión de dicho estatuto a las
religiones, una vez su registro haya
sido aprobado),el Relator Especial
considera que es necesario garantizar,
a la luz del principio de la igualdad,
la ausencia de consecuencias
discriminatorias derivadas de la
concesión -o no concesión- de la
situación de las personas jurídicas de
derecho público” (párr. 155).
Como vemos, este organismo del
sistema universal de protección de
los derechos humanos aborda en
concreto la discriminación que se
produce en nuestro país al otorgar
legislativamente
personalidad
jurídica pública sólo al culto católico.
Conclusiones
Por todo ello proponemos que el art.
146 del proyecto de Código Civil y
Comercial de la Nación se modifique
eliminando su tercer inciso que
incluye entre las personas jurídicas
públicas a la Iglesia Católica.
Sostenemos que el anteproyecto
en su art.146 mantiene una histórica
desigualdad entre los distintos
tipos de personas establecidos en
las normas al caracterizar como
persona jurídica pública a la Iglesia
Católica, equiparándola a los
órganos estatales e implicando
ello un privilegio que nuestra
sociedad democrática y el Estado
Social de Derecho imperante en
ella no pueden seguir sosteniendo
hoy en día, en tanto se opone a
los principios de libertad de culto
y conciencia e igualdad ante la
ley reconocidos expresamente
en nuestra Constitución y en los
tratados de derechos humanos
incorporados a ella en la última
reforma constitucional.
Es así que efectuamos una propuesta
que se encamina a lograr que el art.
146 del proyecto de Código Civil y
Comercial de la Nación se modifique
eliminando su tercer inciso que
incluye entre las personas jurídicas
públicas a la Iglesia Católica.m
*Integrante de Abogados por la
Justicia Social La Plata, Berisso y
Ensenada (AJUS)
Comunidad & Desarrollo
29
El hombre que desapareció dos veces
(Adelanto del libro “En el cielo nos vemos. La historia de Jorge Julio López”)
L
a boina azul, la campera bordó y
los mismos zapatos que usó en
cada una de las audiencias del juicio,
sin importar si hiciera frío o calor,
estaban en el living, preparados
sobre una silla. Gustavo pensó que
su papá se había quedado dormido
y se metió en su habitación. Su lado
de la cama estaba abierto. Fue hasta
el baño. No estaba ahí. Irene recién
se despertaba.
—¿Dónde está el viejo? —preguntó.
—Habrá salido a caminar —dijo
Irene, entredormida.
—Pero se nos hace tarde.
—A mí no me dijo nada. Fijate
afuera.
Gustavo salió a la vereda. Miró
extrañado a su alrededor. Caminó
hasta la carpintería de su hermano
y llamó a su papá. Nadie contestó.
Volvió a la casa, lo buscó otra vez
en el patio, entró de nuevo al
dormitorio, abrió la puerta del baño.
—¿Dónde se habrá metido? —
insistió.
—Yo no lo vi.
—¡Cómo que no lo viste, mamá!
—¡Recién me despierto! —se
justificó—, tal vez salió a caminar.
—Qué pelotudo… vamos a llegar
tarde…
—¿Y qué querés que haga? ¡Si yo no
quiero que vaya a ningún lado! ¡Yo
quiero que se olvide!
La de Jorge Julio López es la historia
de un albañil que fue secuestrado,
encarcelado y torturado. En las
tinieblas fue testigo de la muerte
de una generación de jóvenes con
los que se había comprometido
a construir un mundo mejor.
Sobrevivió y aprendió a vivir en
silencio, a soportar la indiferencia.
Fue sabueso de su propia memoria,
no para buscar a los asesinos de
sus compañeros, que a esos ya los
conocía, sino para denunciar lo que
hicieron. “Los argentinos tienen que
saber”, decía. A los 77 años, cuando
había encontrado justicia, después
de haber dado testimonio, fue
otra vez desaparecido. En la última
aventura de su vida, entre la noche
del domingo 17 y la madrugada del
lunes 18 septiembre de 2006, le
abrió la puerta a la muerte. Se lo
llevaron. Su ausencia se investiga
como una “presunta desaparición
forzada” y es el manual de la
perfecta impunidad.
“Era un tema tabú”
Por Miguel Graziano*
“En el cielo nos vemos” es la historia de un hombre que desapareció dos veces, primero en dictadura, en 1976,
y luego en democracia, en 2006. Cuenta quién es Jorge Julio López, cómo procesó en su interior la tortura, con
familiares que no querían saber, en una sociedad que aceptó las leyes de la impunidad, primero, y el indulto,
después. Y cómo reconstruyó su memoria para que hubiera justicia. En palabras de Adriana Meyer, quien
escribió el prólogo, permite ver al hombre detrás de la figura del desaparecido.
En la presentación, el 3 de mayo pasado, Osvaldo Bayer destacó el valor de documento del trabajo. Y es que
hay transcripciones completas de declaraciones judiciales –las últimas palabras de Etchecolatz, por ejemplo–,
entrevistas y los discursos que daban sus compañeros de militancia en las marchas para exigir aparición con
vida.
El libro también expone el desconcierto y la impotencia de los funcionarios, las piezas del rompecabezas que
no encajan, las pistas disparatadas e interesadas, los rastrillajes indiscriminados y los misterios teñidos de
mensajes mafiosos en un caso aún impune.
Era una obligación visibilizar este tema, que hasta ahora era un tema tabú.
*Periodista. Autor del libro “En el cielo nos vemos”
30
Comunidad & desarrollo
¿Basura cero o cero en la gestión de la basura?
Por Rolando Salas*
S
egún
la
Organización
Panamericana de la Salud (OPS,
2010) y de acuerdo al Programa de
las Naciones Unidas para el Medio
Ambiente (PNUMA) en 30 años
se ha duplicado la generación de
residuos sólidos en América Latina
y el Caribe, pasando de 0,2-0,5 Kg
a 0,5-1,2 Kg por habitante por día,
con un promedio regional de 0,92
kilogramos para América Latina y el
Caribe (PNUMA, 2010).
Esta situación se ha transformado en
uno de los problemas ambientales
más importantes de escala global.
En nuestro país, podemos afirmar,
sin temor a equivocarnos, que la
“basura” representa un problema en
desarrollo para muchas provincias;y
en particular para la Provincia de
Buenos Aires. La situación hatomado
una particular gravedad en algunos
de los Municipios del conurbano
bonaerense, donde se combinan
situaciones, de alta complejidad
socio ambiental y la acción
desenfadada de ciertas empresas
corporativas ligadas al emporio del
Sindicato de Choferes de Camiones.
El escenario en cuanto a las políticas
públicas de Gestión Integral de
Residuos Sólidos Urbanos (GIRSU) en
la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
(CABA), es preocupante. Aunque
también muestra la complejidad y
las contradicciones que presenta el
abordaje de esta problemática y los
enormes intereses económicos que
están en juego, detrás del “negocio
de la basura”.
Sin embargo la Ley Nº 1854 que
determina un cronograma de
reducción progresiva para la
disposición final,
no se está
cumpliendo.
La actual gestión de los RSU en
la CABA está recibiendo cada vez
más críticas por parte de diferentes
actores del sector. Las políticas
implementadas por el Gobierno
de la CABA, representan una
visión estrecha y una metodología
de intervención fracturada e
indiferentea
las
necesidades
específicas de las comunidades y los
barrios de la Ciudad. Esta situación
presenta el agravante de contar
con un marco legal apropiado y
enormes recursos presupuestarios
asignados que no están siendo
convenientemente aprovechados.
La línea de base para la
determinación del cronograma
de reducción progresiva de la
disposición final de los residuos
sólidos urbanos se fija en la cantidad
de un millón cuatrocientas noventa
y siete mil seiscientas cincuenta y
seis (1.497.656) toneladas según los
establece el artículo6 del Decreto
Reglamentario Nº 639. Y establece
el siguiente cronograma conla
cantidad de toneladas máximas
a ser dispuestas en rellenos
sanitarios,detalladas a continuación:
La Ley N° 1.854 de la CABA,
sancionada el 24/11/2005, establece
un conjunto de medidas orientadas
a la reducción en la generación de
residuos, la separación selectiva, la
recuperación y el recicladoy también
establece el cumplimiento de la
Ley Nº 1.687 (B.O.C.B.A. Nº 2205
del 6/6/05) denominada “Ley de
Educación Ambiental”.En particular
esta estructura jurídica está
orientada a garantizar los objetivos
del artículo 4º de la Ley Nacional Nº
25.916 (B.O. Nº 30.497 del 7/9/04)
“Gestión de Residuos Domiciliarios”
y el artículo 3º de la Ley Nº 992
(B.O.C.B.A. Nº 1619 del 29/1/03)
“Programa
de
Recuperadores
Urbanos”.
Toneladas máximas a ser dispuestas
en relleno sanitario
Año 2010: 1.048.359Tn.
Toneladas realmente dispuestas en
el CEAMSE por la CABA1.
Año 2010: 1.419.584,4 Tn.
Toneladas máximas a ser dispuestas
en relleno sanitario
Año 2012:748.828Tn
Toneladas realmente dispuestas en
el CEAMSE por la CABA2
Año 2012: 1.361.584 Tn (Casi
el doble de lo estipulado
por Ley).
1
http://ceamse.gov.ar/
estadisticas-infografia/
2
http://ceamse.gov.ar/
estadisticas-infografia/
Comunidad & Desarrollo
31
El problema empieza en casa.
Consideramos que esta particular situación no es
casual, porque responde en forma bastante directa a la
aplicación consiente y exhaustiva de la lógica pura y dura
del pensamiento de la gestión macrista. Básicamente,
está basada en la obtención de ganancias aplicada al
“negocio de la basura”.
Sin dudas las prácticas políticas se reflejan en la gestión
de los RSU. La errónea combinación de contenedores
metálicosesparcidos en cada cuadra de la ciudad y
la separación “in situ” manual, que deben realizar
los trabajadores cartoneros genera, un monumental
desorden en la ciudad. Este método es peligroso,
antihigiénico e inhumano. Pero desde el punto de vista
macrista, es muy conveniente porque está generando
un doble sistema de recolección. Y también se duplica
la facturación y siempre es mejor cobrar 2 veces por el
mismo trabajo. Más todavía si el socio de la recolección
es la sospechosa empresa COVELIA, un amigo de la casa.
Es poco probable que esta situación pueda mejorar en
el corto plazo, porque el Gobierno de la Ciudad no está
cumpliendo con la premisa básica de la gestión integral
de RSU que establece una serie de pautas asociadas e
interdependientes orientadas a la reducción, el reúso y
el reciclado de los residuos sólidos urbanos.
En la gestión de RSU en la CABA, la separación básica
domiciliaria no se está cumpliendo y representa la mayor
debilidad del sistema. Por lo tanto también genera ciertas
dudas sobre la lógica con que se está implementando el
“sistema”.
También debe considerarse que la separaciónbásica
domiciliaria exige un esfuerzo diario de parte del
ciudadano, un compromiso y una acción positiva.
El gobierno de la Ciudad no propicia el consumo
sustentable y responsable y se cuida bien de ofrecer
este espacio departicipación concretoal vecino.
La participación social responde a otra lógica, en la
actualidad se considera que los residuos son el resultado
del consumo de la sociedad y por ende constituyen un
recurso social, que debe ser aprovechado en el mismo
sentido.Los vecinos de la CABA pueden ejercer su
responsabilidadsocial y ambiental de exigir respuestas.
Esa es la parte esencial del sistema. El vecino participante
puede pedir una rendición de cuentas sobre “su basura”
y creo que en ese sentido hay cierto olor a podrido en la
Ciudad.m
Un estudio de diagnóstico realizado por el propio
Gobierno de la Ciudad y realizado por la Comisión de
Seguimiento de la Ley N° 1.854 de Gestión Integral de
Residuos Sólidos Urbanos de La Ciudad Autónoma
de Buenos Aires,arrojó un dato significativo sobre la
cantidad de materiales recuperados en la Ciudad de
Buenos Aires. El total es de aproximadamente 600
Tn diarias3. De estas 600 Tn, solo el 1% corresponde al
proceso de separación básica domiciliaria.4
Esto supondría dos cosas:
Primero.- No hay separación básica domiciliaria
porque ninguno/a vecino/a de la ciudad de
Buenos Aires realiza la separación en origen de
los materiales,
Segundo.- Que no se hace entrega de los
mismos en mano a los recuperadores urbanos.
3
http://www.agro.uba.ar/users/semmarti/RSU/
diagnostico_GRSU_CABA.pdf
4
Fuente: Ministerio Medio Ambiente, GCABA 2006
32
Comunidad & Desarrollo
*Licenciado en Gestión Ambiental Urbana e investigador
del Equipo de Intervención socio ambiental sobre RSU de
la Universidad de Quilmes
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