JOSE ANEAS NATURÓPATA Móvil: 629401186 www.naturalvida.net www.iridodiagnostico.com Email: [email protected] naturalvida.net CHIRIMOYA FORTALECE EL CORAZÓN ¿Podría describir el sabor de la chirimoya? No es fácil describir este sabor. Para unas personas, el sabor de la chirimoya, recuerda el de las fresas para otros el de la picha tropical y otras sabor a pera o plátano. Lo cierto es que el sabor de la chirimoya nos trae recuerdos, quizás, aromas tropicales. ¿De dónde procede la chirimoya? Es típico de los andes, su nombre deriva de una palabra quechua chirimuya. Aunque es un fruto tropical, se cría en lugares elevados. Esta fruta se ha aclimatado bien en los cálidos valles próximos a Sierra Nevada, en la provincia de Granada. PROPIEDADES E INDICACIONES: La chirimoya es importante por su riqueza en azúcares (21,6%). Entre ellos la fructosa y la sacarosa. Sin embargo, su contenido en proteínas y grasas es muy bajo. Entre las vitaminas destacan las del grupo B, B1 o tianina, B2 o riboflavina, B6 o piridoxina y la niacina. Podemos afirmar que medio kg de peso de chirimoya aporta entre la tercera parte y la mitad de la dosis diaria recomendada de estas vitaminas del grupo B. No existe otra fruta fresca que aporte tantas vitaminas del grupo B. Con relación a los minerales, destaca por su riqueza en calcio, fósforo, hierro y potasio. Solo la naranja y el níspero, el dátil y la frambuesa, entre las frutas frescas, contienen más calcio que la chirimoya. En cuanto a su aporte energético de 94 calorías por cada 100 gramos (94kcal/100 gramos) es considerable, teniendo en cuenta que se trata de una fruta fresca. Su consumo se recomienda en todas las edades, pero especialmente en la adolescencia. Los deportistas y los estudiantes obtendrán la energía, así como las vitaminas y minerales apropiados para su actividad. Sus aplicaciones dietoterápicas son las siguientes: Insuficiencia cardíaca: Las chirimoyas aportan una cantidad considerable de energía en forma de azúcares, junto con las vitaminas del grupo B necesarias para que nuestro organismo aproveche eficazmente esa energía. Las vitaminas del grupo B en la chirimoya actúan como catalizadores o facilitadores de la combustión de los hidratos de carbono, y también de los ácidos grasos, que constituyen las dos fuentes más importantes de energía para las células del corazón. Todos los músculos del organismo, incluido el músculo cardíaco, aprovecha eficazmente la energía aportada por la chirimoya. En caso de insuficiencia cardíaca, cuando el corazón late con menos fuerza de la necesaria, el consumo de chirimoya aporta vigor y energía a este noble órgano. Las causas más frecuentes de insuficiencia cardíaca o “corazón cansado” son las lesiones en las válvulas del corazón, la hipertensión arterial, o la estrechez de las arterias coronarias. La carencia de vitaminas del grupo B, también pueden causar insuficiencia cardíaca o contribuir a agravarla. Una chirimoya al día en los meses de otoño e invierno conviene a todos los que tienen el corazón cansado, cualquiera que sea la causa. Además, la chirimoya contiene fibra vegetal, es diurética, rico en potasio y muy baja en sodio y en grasa, con lo que cumple todos los requisitos para ser un alimento cardiosaludable. Pos si fuera poco, la chirimoya aporta una cierta cantidad de calcio, mineral necesario para la regulación de los latidos cardíacos. Afecciones del estómago: La pulpa cremosa y suave de la chirimoya, unida a su efecto antiácido, ejerce un efecto beneficioso sobre el estómago. Muy recomendable en caso de gastritis y de úlcera gastroduodenal. Obesidad: A pesar de su contenido relativamente alto en hidratos de carbono, la chirimoya da buenos resultados en las curas de adelgazamiento. Ello se debe a su efecto saciante. Una chirimoya de 300 gramos aporta menos de 500 Kcal, pero sacia tanto o más que un plato de comida o que un bocadillo, más ricos en calorías y en grasa. Y además de saciar, la chirimoya ejerce un efecto tonificante y vigorizante, por su contenido nutritivo. Por ello, permite reducir la ingesta de calorías sin sansación de desfallecimiento