EXEQUÁTUR-sentencia de divorcio proferida por el municipal de

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República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
Sala de Casación Civil
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN CIVIL
Magistrada Ponente
RUTH MARINA DÍAZ RUEDA
Bogotá, D. C., ocho (8) de julio de dos mil trece (2013).
(Discutido y aprobado en Sala de 8 de mayo de 2013).
Ref.: Exp. 11001-02-03-000-2008-02099-00
Se
decide
sobre
la
solicitud
de
exequátur
presentada por Luz Dary Bonilla Villada, respecto de la
sentencia proferida
el 14 de marzo de 2003 por el
Juzgado Municipal de Karlsruhe – en lo Familiar de
Alemania (fl. 6-7), modificada con auto de 4 de julio de la
misma anualidad (fl. 12), a través de la cual se
que
decretó el divorcio de la solicitante con Michael Rausch.
I. ANTECEDENTES
1.-
Mediante
escrito
presentado
a
través
de
apoderada judicial especialmente constituida para tal fin,
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la actora deprecó el otorgamiento de efecto jurídico a la
providencia extranjera ab initio citada.
2.- Como soporte de la petición se narraron los
siguientes hechos:
a.-
El
13
de
julio
de
1998
en
Bruchsal
departamento Baden - Worttemberg, la accionante y
Michael Rausch contrajeron matrimonio ante el Oficial de
Registro Civil, inscribiéndose en el indicativo serial N°
3077435.
b.- Durante el matrimonio no procrearon hijos, ni la
peticionaria se encentra embarazada.
c.- Mediante la sentencia ab initio aludida, el
“Juzgado de primera instancia de Karlsruhe en lo familiar (…)
decretó el divorcio” de los citados cónyuges “disolviendo el
vínculo matrimonial y declarando que no hay lugar al pago de
pensión compensatoria”.
d.- Desde la culminación del proceso de divorcio
contencioso,
la
accionante
no
ha
vuelto
a
tener
comunicación con su ex–esposo.
2.- Admitida la demanda (fl. 37), se emplazó al
accionado (fl. 61), designándosele curador ad litemquien se pronunció en torno del libelo, sin resistirse a lo
reclamado (fl. 71).
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Igualmente se notificó al Procurador Delegado para
Asuntos Civiles (fl. 77), quien tampoco se opuso a los
pedimentos de la actora, por estimar que la demanda
reúne las exigencias del artículo 694 del Estatuto
Procesal
Civil.
Sin
embargo,
solicitó
incorporar
la
normatividad consagratoria de la reciprocidad legislativa
en materia de exequátur de las sentencias, en razón de
no existir tratado con Alemania (fls. 83-84).
3.-
Agotado
el
periodo
probatorio,
se
otorgó
traslado para alegar de conclusión, dentro del cual la
mandataria judicial de la actora iteró su petición de
exequátur, al considerar que no existe impedimento para
ello (fl. 227).
4.- Posteriormente, con auto de 9 de julio 2012 se
dispuso que la demandante incorporara “certificación,
constancia o (…) documento que válidamente corresponda” en el
que se precisara cuál fue la causal de divorcio, dado que
ello no estaba determinado.
Como feneció el plazo concedido y el de la prórroga
otorgada en decisión del siguiente 13 de agosto sin
acatarse lo impetrado, dado que la observancia de dicha
exigencia se necesita para descartar la contravención a
las “leyes u otras disposiciones colombianas de orden público”,
en proveído del 18 de septiembre de la misma anualidad
se solicitó a la peticionaria del exequátur que allegara
declaración suya y del convocado o de los apoderados
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judiciales que los asistieron en el trámite de divorcio, en
la
que refirieran la causa de éste, frente a lo cual,
aquella expuso que al no haberse podido obtener dicha
prueba, se dictara sentencia acogiendo sus pretensiones,
pues no sería admisible que se denegara por no decir el
motivo, el que estima “contencioso”, si se tiene en cuenta
“la referencia citada, (…) [que] dice contra”.
En proveído de 30 de octubre se volvió a requerir a
la accionante con la misma finalidad, exponiéndosele las
razones
de
tal
pedimento;
no
obstante,
el
lapso
concedido feneció en silencio.
5.- Verificados los presupuestos procesales de rigor,
sin advertir causal de nulidad que invalide lo actuado, se
procede a resolver sobre la homologación solicitada.
II.- CONSIDERACIONES
1.-
En
la
época
contemporánea,
el
Derecho
Internacional Privado se inclina por permitir que los
fallos proferidos por las autoridades jurisdiccionales de
un determinado Estado surtan efecto en otro y, en
armonía con esa tendencia, Colombia ha incorporado en
el ordenamiento interno disposiciones que regulan el
instituto del exequátur como el mecanismo judicial que
garantiza la posibilidad de hacer efectivo el cumplimiento
de las aludidas providencias en el territorio patrio.
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2.- En ese contexto, el artículo 693 del Código de
Procedimiento Civil refiere que las “sentencias y otras
providencias que revistan tal carácter, pronunciadas en un país
extranjero en procesos contenciosos o de jurisdicción voluntaria,
tendrán en Colombia la fuerza que les concedan los tratados
existentes con ese país, y en su defecto la que allí se reconozca a
las proferidas en Colombia”, es decir, que en esa materia se
combinan el factor de la “reciprocidad diplomática” con el de
la “legislativa”, de manera que como lo ha reiterado la
Sala, “(...) en primer lugar se atiende a las estipulaciones de los
tratados que tenga celebrados Colombia con el Estado de cuyos
tribunales emane la sentencia que se pretende ejecutar en el país.
Y en segundo lugar, a falta de derecho convencional, se acogen
las normas de la respectiva ley extranjera para darle a la
sentencia la misma fuerza concedida por esa ley a las proferidas
en Colombia (...)” (sentencias de exequátur de 21 de
octubre y 1º de diciembre de 2010, exps. 2008-01649 y
2006-01082, entre otras); precisando que la “reciprocidad
legislativa” puede estar a su vez basada en la práctica
jurisprudencial imperante en el país de origen del fallo
objeto de la homologación (S-071 de 25 de septiembre
de 1996 exp. 5724).
3.- Para la prosperidad de tal pedimento, además
de
la
acreditación
de
la
“reciprocidad
diplomática
o
legislativa”, según el caso, se requiere el cumplimiento de
los requisitos consagrados en los preceptos 694 y 695
ibídem, dentro de los cuales se halla el consagrado en el
numeral 2° de aquella disposición, atinente a que el fallo
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materia de aval, no contravenga las normas de orden
público interno.
Lo expuesto implica que en asuntos como el que
ahora ocupa la atención de la Corte, de acuerdo con lo
previsto en el canon 177 ibídem, le incumbe al actor
demostrar el motivo que los cónyuges le esgrimieron al
juez foráneo o que éste tuvo en cuenta para el
proferimiento de la decisión de divorcio, y en caso de
que desatienda esa responsabilidad, la emisión de un
pronunciamiento adverso debe ser la consecuencia, se
itera, ante la imposibilidad de determinar si el aspecto
fáctico generador de la disolución del aludido vínculo
desconoce la normatividad patria.
4.-
Como
en
el
aspecto
analizado,
el
fallo
extranjero ha de respetar los elementos básicos de la
estructura funcional, política, jurídica y social del país, a
la Corte le compete examinar si la decisión a validar
desconoce o no la legislación reguladora de la ruptura de
la disolución de la alianza nupcial, lo cual se impone
establecer porque dicho
régimen, fundamentalmente
alusivo a los efectos derivados del mismo y a las normas
que gobiernan su terminación, integran el “orden público”
nacional, como lo disponen las normas 18 y siguientes
del Código Civil.
Al respecto, la Sala en sentencia de 17 de julio del
2001, exp. 0012 precisó que el “orden público no es más que
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la indispensable defensa de esos principios esenciales en los que
está cimentado el esquema institucional e ideológico del Estado en
aras de salvaguardarlo”.
Posteriormente, en fallo de 27 de noviembre de
2007 exp. 2006-02045-006, que le negó el exequátur a
la aquí accionante “LUZ DARY BONILLA VILLADA,
respecto de
la sentencia de 14 de febrero de 2003, proferida por el Juzgado
de Primera Instancia de Karlsruhe en lo Familiar,
República
Federal de Alemania, mediante la cual se decretó, el divorcio del
matrimonio civil que la demandante contrajo con Michael Rausch”,
por no haber acreditado la causal de divorcio, reiteró lo
planteado en la decisión de 6 de agosto del 2004, exp.
0190-01, en cuanto a que “la noción de orden público, por lo
tanto, sólo debe usarse para evitar que una sentencia o ley
extranjera tenga que ser acogida cuando contradice principios
fundamentales. Por esto la doctrina ha enseñado que no existe
inconveniente para un país aplicar leyes extranjeras, que aunque
difieran de sus propias leyes, no chocan con los principios básicos
de sus instituciones. Sin embargo, cuando una ley extranjera o la
sentencia que la aplica, se basan en principios no solo diferentes,
sino contrarios a las instituciones fundamentales del país en que
aquellas pretenden aplicarse, los jueces del Estado pueden,
excepcionalmente, negarse a aplicar la ley o el fallo extranjero
que se aparta de esa comunidad de principios”, agregando que
“la noción de orden público se evidencia en asuntos de esta índole
como un mecanismo de defensa de las instituciones patrias
impidiendo la grave perturbación que significaría la aplicación de
una decisión de un juez o tribunal extranjero
que socava la
organización social colombiana. De ahí que en la materia deba
estar plenamente clarificado que la sentencia cuyo exequátur se
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reclama no contraría el orden público nacional, ni hiere en forma
grave aquellas normas del ordenamiento que son intangibles”.
5.- Dado que los argumentos expuestos en esa
providencia se avienen a la situación aquí acaecida, es
del caso retomarlos en esta ocasión. Allí se anotó que
“[e]n el caso que ocupa la atención de la Sala, la totalidad de los
requisitos aludidos precedentemente no fueron cumplidos con la
estrictez debida por parte de la actora sobre quien recaía la carga
probatoria en la materia, y muy a pesar de los ingentes esfuerzos
hechos por la Corte, como se constata en sendos autos proferidos
con esa finalidad. La orfandad probatoria refulge evidente en
torno a uno de los
elementos determinantes de la concesión del
exequátur y, por ello, la Sala carece de elementos de juicio que le
permitan establecer si es viable o no la homologación solicitada,
lo que comporta, en ultimas,
una decisión denegatoria de la
petición elevada.
“En efecto, no
relacionada con
se logró aducir al expediente prueba
la causa que condujo a la
disolución del
matrimonio, aspecto de suma importancia habida cuenta que
imposibilita
superar la incertidumbre alrededor de cuál fue
realmente la justificación del rompimiento, y si la acogida por el
fallador foráneo
está en consonancia con las leyes colombianas
de orden público (…)”.
En la misma determinación se citó el fallo de 5 de
noviembre
de
1996,
exp.
6130,
en
donde
esta
Corporación dijo:
“(…) De otro lado, al tener del ordinal h, del art. 2º de la
Convención en referencia -incorporada al derecho interno como ya
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se dijo por la ley 16 de 1981- (Interamericana sobre Eficacia
Extraterritorial de las Sentencias y Laudos Arbitrales Extranjeros),
preciso es recordar que el reconocimiento de una sentencia
extranjera tiene como límite infranqueable el que no comprometa,
ese reconocimiento, la vigencia de principios indispensables para
la salvaguarda de la sociedad que aquél representa, principios
referidos a intereses esenciales de los países de orden político,
moral,
religioso
o
económico,
cuya
alteración
produciría
desequilibrio en el seno del ordenamiento jurídico interno y por lo
tanto es a los jueces de dicho Estado a los que corresponde
adelantar
la
verificación
respetiva
de
acuerdo
con
las
particularidades propias de cada caso, teniendo siempre presente
que, como se dijo por esta Corporación en sentencia del 19 de
julio de 1994 ‘el orden público que ha de apreciarse como
relevante al decidir sobre el exequátur, es el existente al
momento del otorgamiento de éste y no al momento de proferirse
la decisión extranjera (Batiffol, Derecho Internacional Privado,
pág. 783), toda vez que como también lo apuntan otros
autorizados escritores (Kegel, Derecho Internacional Privado, Cap.
XVI, num. VI), lo que se considera núcleo irrenunciable del
ordenamiento del foro, evoluciona cada día como cambia así
mismo el ‘orden público’ del derecho policivo común’..”.
6.- En el anterior orden de ideas, debido a que en
este trámite tampoco se dilucidó el motivo que tuvo en
cuenta el Juzgado Municipal de Karlsruhe – en lo Familiar
de Alemania para decretar el divorcio de los cónyuges ab
initio referidos, lo que de contera impidió establecer si el
mismo contravenía o no el orden público o las leyes
colombianas,
se
impone
denegar
la
homologación
pretendida.
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III. DECISIÓN
En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de
Justicia, Sala de Casación Civil, administrando justicia en
nombre de la República y por autoridad de la ley,
RESUELVE:
Primero: Denegar el exequátur solicitado por Luz
Dary Bonilla Villada, respecto de la sentencia proferida el
14 de marzo de 2003 por el Juzgado Municipal de
Karlsruhe – Juzgado de Familia de Alemania por medio
de
la
cual
se
decretó
la
disolución
del
vínculo
matrimonial de aquella con Michael Rausch.
Segundo: No condenar en costas en la actuación,
por no aparecer causadas.
Notifíquese
MARGARITA CABELLO BLANCO
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FERNANDO GIRALDO GUTIÉRREZ
ARIEL SALAZAR RAMÍREZ
ARTURO SOLARTE RODRÍGUEZ
JESÚS VALL DE RUTÉN RUIZ
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