1º Grado en Derecho Historia del Derecho

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Tema:
1º Grado en Derecho
Alumno: Haidar Najem Gª de Vinuesa
Historia del Derecho
El Derecho hispano-romano, tema 5 – Bloque 3
5.1-Fuentes del Derecho romano-clásico
Para exponer las fuentes jurídicas que se aplicaron en la Península en la época anterior al
emperador Caracalla, quien concedió la ciudadanía romana a todos los habitantes libres del
Imperio, tenemos que referirnos primeramente a los elementos que integraron el Derecho
clásico: ius naturale (derivado de lo que la naturaleza enseña), ius gentium (usado por los
pueblos), ius civile (derecho de los ciudadanos romanos, surgido de la interpretación de los
juristas) y ius honorarium (fijado por los magistrados, elemento renovador del ius civile).
Las normas establecidas por las autoridades reciben el nombre de leges.
Por tanto, las fuentes del Derecho romano-clásico son el ius y las leges.
Dictar leges corresponde al pueblo, reunido en los comicios a instancias de un magistrado.
La lex podía ser rogata si era propuesta por un magistrado y votada directamente en los
comicios o data si era promulgada directamente por el magistrado.
De otro lado, lo que el Senado autoriza y establece da lugar al senadoconsulto, que aun sin
carácter de ley, pues dicha asamblea carece de facultades legislativas, goza de autoridad
semejante. Así el Senado extendió sus competencias a materias del Derecho privado. Ya en
tiempos de Adriano el poder de los senadoconsultos se reduce a la oratio o propuesta del
Príncipe.
Por su parte, el ius proviene de la Iurisprudencia, la actividad de los jurisconsultos: la
interpretación del Derecho realizada por los juristas a través de las responsa. La autoridad de
los juristas conllevó un prestigio, el ius publicae respondendi, un privilegio imperial otorgado a
unos pocos juristas autorizados para dar dictámenes avalados por el Emperador. Los cinco
grandes juristas fueron Gayo, Papiniano, Ulpiano, Paulo y Modestino.
Junto al ius civile, de carácter nacionalista pues hasta la llegada de Caracalla sólo se aplicaba
para los ciudadanos de Roma, se renueva y flexibiliza gracias al ius honorarium, producido por
los magistrados al publicar edictos. En época de Adriano se redactó el Edicto Perpetuo, que
puso fin a la capacidad creativa de los pretores.
A partir del siglo V el Emperador legisló por cuenta propia. En el mundo postclásico se hizo
necesario compilar el Derecho, surgiendo las compilaciones de epítomes y escritos de juristas
(iura) y las recopilaciones de Constituciones Imperiales (leges).
Finalmente, la consolidación del Príncipe supuso la acumulación de todos los poderes en
una sola persona. La constitución imperial puede ser:
-Edicta: antes nacían de los pretores; se usaban para notificar asuntos administrativos.
-Mandata: instrucciones internas del Príncipe a sus funcionarios.
-Rescripta: respuestas a las consultas jurídicas realizadas al Emperador.
-Decreta: decisiones judiciales del propio Emperador.
5.2-El Derecho provincial romano para Hispania: las leyes municipales
El Derecho provincial era el conjunto de poderes de Roma para organizar los territorios
conquistados e implantar en ellos un nuevo modelo político-administrativo a través de
normas del Derecho público.
Se iniciaba a través de la formulación de la lex provinciae, creada por el Senado, y que
establecía la situación jurídica del territorio conquistado. En Hispania, esta ley fue promulgada
en el año 133 a.C., tras la caída de Numancia. No se conserva el texto.
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Para aspectos concretos, como la organización pública de colonias y municipios, se
promulgaban leyes posteriormente. Un grupo de estas leyes lo constituyen las leyes
municipales.
El objeto de las leyes municipales es organizar públicamente las colonias y municipios. La
fundación de estas ciudades y su ascenso al rango de municipio implicaba la redacción de una
ley particular. En Hispania estas leyes particulares fueron siempre leges data. La más conocida
es la lex Ursonienses, publicada por Marco Antonio en el año 144 a.C. La conocemos a través
de unas tablas de bronce halladas a finales del siglo XIX. Se conservan fragmentos de la lex
Salpensa (conservamos una tabla de bronce de 8 capítulos. Es una lex data de carácter
municipal concedida en tiempos de Dominiciano) y la lex Malaca (conservamos un bronce con
19 capítulos. Es también una ley de carácter municipal), que proceden de un modelo común: la
lex Flavia Municipal.
Otro tipo de leyes provinciales eran las promulgadas para los distritos mineros, que tenían
una organización política propia. Encontramos textos de estos municipios mineros en los que
se da a conocer el régimen de explotación económica y de administración en la época imperial.
Entre las fuentes del Derecho provincial también hay que mencionar las disposiciones
circunstanciales o edicta repentina, emanados del propio Emperador y de los gobernantes
provinciales, y cuyo contenido versa sobre el régimen interno de las ciudades. Su objetivo:
resolver los problemas que surgían entre particulares.
Cuando existen lagunas jurídicas, rige el Derecho propio de cada habitante en función de
su estatus personal. Para los ciudadanos con plena iure (ciudadanía romana) se aplica el ius
civile; posteriormente, a partir de Vespasiano, se aplica el ius civile para los hispanos,
sobretodo en el ámbito del ius comercium. En el año 212 d.C. Antonino Caracalla otorga la
ciudadanía romana a todos los habitantes libres del Imperio, extendiendo el ius civile a todos
ellos.
5.3-El Derecho postclásico
En el mundo postclásico los juristas recogen en sus obras aquel derecho antiguo, el civil y el
honorario, y las leyes imperiales posteriores. De esta forma, iura (compilación de los escritos
más sobresalientes de los juristas clásicos) y leges (compilación de las constituciones
imperiales) constituyen en el futuro las fuentes del Derecho. En la vida práctica, a la hora de
decidir los pleitos, los jueces acuden a los escritos de esos juristas o a las constituciones
imperiales que otros expertos recopilan en una especie de códigos privados, según fue el caso
de los Código Gregoriano y Código Hermogeniano redactados a finales del siglo III y a
comienzos del IV. Con carácter oficial apareció en el siglo V el Código Teodosiano, que da
cabida a las constituciones imperiales dictadas desde Constantino a Teodosio II.
A menudo se escribieron epítomes o resúmenes de las obras de los grandes juristas, lo
que condujo al empobrecimiento del Derecho. El exceso de citas y resúmenes llevó a la
publicación de la Ley de Citas en el año 426. Así se reducía el número de juristas que podían
ser citados en juicio con autoridad de ius: Papiniano, Ulpiano, Modestino, Paulo y Gayo.
Supuso la congelación de la vertiente práctica de la Jurisprudencia.
5.4-La Iglesia y el Derecho canónico. El Derecho judío
5.4.1-La Iglesia y el Derecho canónico
Jesucristo nace bajo la religión judía en una aldea del mundo romano, en pleno
Principado. En semejante panorama de esplendor y prepotencia, su doctrina irrumpe con un
mensaje de radical novedad, alejado del sistema de valores dominante. La Roma imperial
mantuvo una actitud hostil hacia el Cristianismo, actitud acuciada durante el gobierno de
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Diocleciano. Sin embargo, el Cristianismo conocería una expansión rápida gracias a la
extensión del Imperio.
Pese a lo revolucionario de su mensaje, el Cristianismo no pretendía alterar la estructura
política y civil romana, pero finalmente acabó influyendo en el Derecho romano.
A partir del año 313 d.C., fecha en que Constantino publicó el Edicto de Milán, el Cristianismo
fue tolerado.
La Iglesia se expande rápidamente por el territorio romano. La diócesis fue la unidad básica
en la organización eclesiástica; por encima de ella, y adaptándose al régimen civil, se
organizaron las provincias eclesiásticas con una capital cuyo obispo titular gozaba de ciertas
preeminencias. El obispo regulaba los concilios, primero locales y luego ecuménicos; en éstos
se resolvían cuestiones de organización y doctrina. Los padres de la Iglesia propiciaron un
cuerpo de doctrina; el Cristianismo acabó convirtiéndose en la religión oficial del Imperio.
Los primeros en convertirse oficialmente al Cristianismo fueron los pueblos germánicos.
Los visigodos siguieron el arrianismo hasta la llegada de Eurico. Entonces el arrianismo fue
declarado herejía por los concilios, puesto que Arrio se alejó del catolicismo, fundando su
propia doctrina. En el Concilio de Toledo se aprobó el Cristianismo católico como religión
oficial. La Sagrada Escritura y la tradición que completa e interpreta este texto son las fuentes
del Derecho canónico, cuya finalidad es estudiar y desarrollar la regulación jurídica de la
Iglesia católica.
5.4.2-El Derecho judío
Antes de hablar del Derecho judío debemos tener conocimiento de las siguientes palabras
clave: Talmud (doctrina y precepto de la Toráh y del Mischná); Toráh (los cinco primeros libros
del Antiguo Testamento, el libro sagrado judío); Mischná (interpretación de la sagrada
escritura); Yeudá ha-cohen; Minq; Hilcheta gabriatá; Iudicia veteri data moysi.
El Derecho hebreo es confesional. Se basa en textos revelados por la divinidad a Moisés. La
Toráh es una ley escrita, basada en el Pentateuco y completada por escritos de profetas. Los
cinco primeros libros de la Biblia son una fuente jurídica incuestionable, y se convierten en
pautas de conducta que regulan la vida social judía. La Mischná se considera un auténtico
corpus iuri formada por seis libros que tratan los bienes, las festividades, el derecho
matrimonial, el derecho penal-procesal-civil, las disposiciones religiosas y las cosas puras. Ha
sido reinterpretada, llevándose a cabo numerosas compilaciones. El cuerpo de doctrina del
Derecho judío, el Talmud, recoge de forma codificada 900 años de tradición judía.
Los libros que conforman el Pentateuco son:
-Génesis: en el Decálogo encontramos el derecho natural primario, integrado en cualquier
código penal. Hay conductas que en toda civilización son penadas, como el robo o el asesinato.
-Éxodo.
-Levítico: regula el matrimonio y se encara con el régimen de propiedad.
-Números.
-Deuteronomio: regula la primogenitura, el repudio, etc. Formas para evitar la disgregación del
patrimonio familiar.
NOTA: el pueblo judío ha sido siempre un pueblo envidiado por su riqueza. Tras la huida de
Egipto protagonizada por Moisés, los judíos se asentaron en la Tierra Prometida. Sufrieron la
primera diáspora en el siglo VI a.C. de manos del rey babilonio Nabucodonosor II, quien los
hizo esclavos y destruyó el Templo de Salomón. En el año 516 a.C., derrotados los babilonios,
los judíos regresaron a Judea y reconstruyeron el Templo. El emperador romano Tito destruyó
el Templo de Salomón por vez segunda en el siglo I d.C. Los judíos vivieron la segunda
diáspora. Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) los británicos diseñaron el
Estado de Israel. El Templo de Salomón no pudo ser reconstruido.
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Desde 1948 la intención de los judíos ultraortodoxos es reconstruir el Templo, pero para ello
tendrían que demoler dos mezquitas, así que no pueden. Los judíos ultraortodoxos visten de
negro riguroso en señal de luto hasta que reconstruyan el Templo, llevando al paroxismo todas
las tradiciones judaicas. Sigue siendo, no obstante, un pueblo muy poderoso: por ejemplo, el
Gran Rabino de New York tiene más dinero e influencia que todas las monarquías europeas.
Desde muy antiguo vivían aislados y marginados en guetos o aljamas. Se dedicaron a la
medicina y la economía. Siempre han tenido mucha riqueza y muchos enemigos. El centro de
las aljamas era la sinagoga, a cuyo frente se situaba un rabino.
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