Arte y sociedad de masas Baudelaire El spleen (tedio, asco, hastió o melancolía) es un estado que abre la puerta a todos los males, es el terreno donde crecen las flores del mal. Su particularidad es no ser nada, y por no ser nada puede dar cabida a todo. El tedio constituye el sentimiento mas intimo del Dandy. Es la enfermedad característica del ocioso. El spleen no equivale a la tristeza por un motivo concreto, sino al tedio de vivir. El spleen se deja sentir a través de sensaciones de opresión y de ahogo que asaltan a una carne enferma y agotada, a los que sirven de metáfora las imágenes de paisajes sucios. Si la vida es un juego el spleen aparece cuando da lo mismo ganar o perder. En Francia de 1789 los pueblos se caracterizaban por la alegría, con la restauración del imperio de Luís XVII volvió el tedio, se reivindico la melancolía como rasgo de la aristocracia. El spleen de Baudelaire remite a la marginación, al destierro, al rechazo que padece el poeta, entregándose a la búsqueda de la silueta de sus palmeras entre la sucia neblina de Paris. Para Baudelaire el spleen se va convirtiendo en la lucidez que permite captar la condición universal del hombre. Por esta razón la poesía de Baudelaire intenta conmover las regiones mas oscuras del espíritu (la poesía de Baudelaire es mas sentimental que la de los románticos) El spleen es un estado que se agrava, los sentimientos constituyen el aliado más eficaz para la fluencia temporal. Para Benjamín el spleen es una catástrofe permanente. Además Baudelaire define otro sentimiento humano: el vértigo, es un modo difuso de resonancia ético-religioso, el abismo que genera el vértigo ejerce una atracción sobre el hombre a la que es difícil de escapar, se trata de una experiencia que guarda relaciones con la degradación, la perdida de toda referencia estable, incluyendo la identidad personal, porque ante el abismo, el individuo ha perdido el control y no puede controlar su caída en picada. En el terreno de lo ético el vértigo es la emoción correspondiente a la posibilidad de que la desmoralización se vuelva un estado permanente, que rompa con el equilibrio entre las sustancias que llevan y degradan. En otros ámbitos de la vida el vértigo conserva el elemento que le caracteriza: el horror a no poder volver atrás. Para Baudelaire la huida, o el tratar de huir, del spleen desemboca en el vértigo del abismo. Hundirse en el con la esperanza de encontrar algo nuevo, escapar del spleen que genera lo habitual, en otras palabras, escapar del hastió de la rutina. El hombre del mundo es el que comprende el entero y las razones misteriosas de todas sus costumbres. La mayoría de los artistas son brutos hábiles que con su conversación aburren – es insoportable – para el hombre del mundo. La imagen del artista se encontrara siempre en estado de convalecencia, que es retomar la niñez, en ella se disfruta el más alto grado de las cosas, se ve todo como lo ven los niños. El niño ve todo como una novedad, nada se parece mas a la inspiración que la alegría infantil. El genio no es más que aquel que recupera la infancia a voluntad. La palabra Dandy implica una quinta esencia de carácter y una inteligencia sutil, el Dandy esta hastiado de política. Su pasión y su profesión es adherirse a la multitud. El Dandy disfruta de vivir en la ciudad, ama su paisaje y la vida en ella. El Dandysmo es el culto a la diferencia, es un signo de individualidad, el Dandy es a la vez una mascara y coraza, que oculta su intimidad y lo protege de la mirada del otro. El Dandy para Baudelaire supone la unificación de todas las virtudes de cabalero (inglés), el Dandy supone la acusación viviente contra el igualitarismo burgués. Características del Dandy: el aseo, la etiqueta, el control de las emociones, el dominio de las situaciones, etc. Para Baudelaire, el Dandy debe aspirar a ser sublime, debe vivir y morir frente al espejo. Este ansia llevar la existencia indolente y perversa de un gato en una sociedad aristocrática, goza de la independencia de un animal de lujo, ocioso, inútil. Si un Dandy trabaja su actividad ha de ser desinteresada y realizarse solo por capricho. El Dandy es un hombre que no esta sujeto a exigencias económicas, deambula, observa, trabaja cuando y por que quiere, es la antitesis del “esclavo especialista”, del profesional. El Dandy observa las contradicciones de la sociedad, es además, un ser sin ambiciones que despilfarra lo que tiene. Nietzsche dice que ha alcanzado la libertad de la razón, solo puede sentirse en la tierra como un caminante que no se dirige a ningún lado. Baudelaire introduce la imagen del Flâneur, el caminante romántico que no se dirige a ningún lado. El flâneur es un paseante ocioso y observador, perspicaz. Baudelaire configura al flâneur con las características del detective de Poe, es un observador casi invisible que aplica una mente ordenada a lo casual y caótico, comunes a encontrarle un orden, un sentido. El flâneur es un convaleciente (la convalecencia equivale a una vuelta a la infancia) que acaba de volver de las sombras. El flâneur no mira la masa sino al individuo extraído de ella (como en el poema de la Transeúnte donde ella puede ser un espejo de poeta), el principal criterio de la elección del transeúnte es la presunta idea de que el elegido es un “alma gemela”. La visión del flâneur es una visión dolorida, su visión de la metrópoli resume sufrimiento humano y el flâneur lo sabe transcribir en lenguaje poético. El deambular eterno de este personaje le hace romper con las divisiones sociales y urbanísticas atravesando los diferentes barrios. El flâneur se diferencia del Bohemio en que el último comenzó siendo una reacción contra el estilo de vida burgués (como lo es el Dandy) pero termino convirtiéndose en una sociedad de vagos y proscriptos, en un grupo de desesperados que no solo reniega de la cultura burguesa sino que también de toda la cultura europea.