A C U E R D O

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A C U E R D O
En la ciudad de La Plata, a 1 de diciembre de
2010,
habiéndose
dispuesto
en
el
establecido,
Acuerdo
de
2078,
que
conformidad
deberá
con
lo
observarse
el
siguiente orden de votación: doctores Negri, de Lázzari,
Pettigiani, Soria, Kogan, se reúnen los señores jueces de
la
Suprema
pronunciar
"López,
Corte
de
sentencia
Nelly
Justicia
en
definitiva
Graciela
y
otro
acuerdo
en
la
ordinario
causa
contra
L.
Cuerda,
para
88.477,
Carlos
Roberto. Indemnización por despido y otros".
A N T E C E D E N T E S
El Tribunal de Trabajo de Necochea hizo lugar a
la demanda interpuesta, con costas (fs. 243/253).
La parte demandada dedujo recurso extraordinario
de inaplicabilidad de ley (fs. 257/272 vta.).
Dictada la providencia de autos y hallándose la
causa en estado de pronunciar sentencia, la Suprema Corte
decidió plantear y votar la siguiente
C U E S T I Ó N
¿Es
fundado
el
recurso
extraordinario
de
inaplicabilidad de ley?
V O T A C I Ó N
A la cuestión planteada, el señor Juez doctor
Negri dijo:
I. En lo que interesa destacar, el tribunal de
trabajo
interviniente
admitió
la
acción
instaurada
por
Nelly Graciela López y Ubaldo Mario Melillo mediante la
cual procuraban el cobro de las acreencias salariales e
indenmnizatorias
originadas
en
la
extinción
de
sus
respectivos contratos de trabajo -incluidas las sanciones
de los arts. 2 de la ley 25.323 y 132 bis de la Ley de
Contrato de Trabajo- y condenó a Carlos Roberto Cuerda al
pago
de
la
suma
de
pesos
ciento
siete
mil
ochocientos
setenta con veinte centavos ($ 107.870,20), importe que
surge de aplicar los intereses calculados a la tasa activa,
desde que cada suma es debida y hasta el 12-II-2003 (fs.
250/251).
Asimismo,
rechazó
el
planteo
de
incons-
titucionalidad del art. 7 de la ley 23.928, modificado por
el art. 4 de la ley 25.561 y 25.445.
Luego de formular un deslinde entre las deudas "de
valor" y "de dinero" (fs. 246 vta.), sostuvo el a quo que las
obligaciones derivadas de una relación o contrato laboral
quedan comprendidas en aquella última categoría, y de allí
"la importancia de destruir la tesis dominante de que el
nominalismo impide compensar la depreciación monetaria en
estas especies de deudas" (sic fs. citada in fine).
Refirió que con la sanción de la ley 23.928 se
institucionalizó un sistema bimonetario de curso legal, que
incluyó
la
creación
de
una
nueva
moneda.
Sin
embargo,
consideró
que
el
mantenimiento
de
dicha
solución
por
conducto del reformado art. 7 de la ley 23.928, lesiona los
derechos del acreedor por no guardar correspondencia con el
nuevo sistema unimonetario creado a partir de la ley 25.561
(fs. 247 y vta.).
Sostuvo
que
la
aplicación
del
nominalismo
no
tiene justificativo alguno en épocas de inflación, sobre
todo si ésta es sostenida y prolongada (fs. 247 vta.).
Señaló que derogada la ley 23.928 en lo vinculado a la
paridad cambiaria, y generado un aumento del costo de vida,
aparece como irrazonable que el dependiente se encuentre
desguarnecido frente al envilecimiento del dinero por una
mera prohibición legal (fs. 248).
Consideró, además, que la actualización de los
créditos salariales (de contenido alimentario) responde a
un claro imperativo de justicia, cual es el de eliminar los
efectos perjudiciales que ocasiona al trabajador la demora
en percibirlos. Asimismo, que el reajuste de tales créditos
no hace a la deuda más onerosa, puesto que sólo mantiene el
valor económico real de la moneda frente a su progresivo
envilecimiento (fs. citada).
Finalmente, y con el objetivo de mantener "el
valor de las sentencias", el tribunal de origen expresó su
opinión acerca de la utilización de la tasa activa fijada
para préstamos otorgados por el Banco de la Provincia de
Buenos Aires, toda vez que es el interés "que el banco le
hubiere
cobrado
de
haber
necesitado
el
dinero
(crédito
alimentario) que injustamente no le fue abonado al actor"
(fs. 248 vta.).
Y
con
base
en
los
argumentos
vertidos,
juzgó
innecesaria la declaración de inconstitucionalidad de las
normas cuestionadas por el accionante (fs. 249).
II.
Contra
dicho
pronunciamiento
la
demandada
dedujo recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley en
el que denuncia violación de los arts. 19 y 21 incs. 1 y 5
de la ley 24.522; 7 y 10 de la ley 23.928 (modificados por
el art. 4 de la ley 25.561) y de la doctrina legal de esta
Suprema Corte (art. 622 del Código Civil; fs. 264 vta.).
Alega el recurrente que la fijación de la tasa de
interés
activa
exterioriza
un
mecanismo
encubierto
de
actualización del crédito (fs. 265).
Reprocha al juzgador de origen haber confundido
los intereses compensatorios con la depreciación monetaria,
precisando que mientras uno compensa el valor variable de
la moneda, el otro refiere al daño sufrido por un ilícito
que posiciona al trabajador como tomador de créditos (fs.
266).
Aduce que los fundamentos del decisorio en esta
parcela,
se
sostienen
irrazonabilidad
de
la
pura
y
exclusivamente
prohibición
de
en
actualizar
la
los
créditos por depreciación monetaria, y que tal definición
vulnera
la
doctrina
reiteradamente
ha
sentada
decidido
que
por
esta
Corte,
tratándose
de
que
créditos
laborales, la tasa de interés aplicable es la pasiva que
paga
el
Banco
de
la
Provincia
de
Buenos
Aires
(fs.
267/268).
Postula, entonces, que por hallarse sometido a un
proceso concursal, el incremento de todas las acreencias
debe quedar sometido a pautas igualitarias, destacando que
ni la actualización monetaria o la liquidación de intereses
aprobada
en
juicio
laboral,
adquieren
eficacia
de
cosa
juzgada material ante el tribunal del concurso (fs. 268
vta./269).
En
otro
orden,
objeta
que
el
judicante
no
considerase la exención prevista en el segundo párrafo del
art. 2 de la ley 25.323, desde que la apertura del proceso
universal supone que el concursado no pueda realizar actos
que importen alterar la situación de los acreedores por
causa o título anterior a la presentación, siendo el juez
quien
debe
autorizar
el
pago
de
las
indemnizaciones
contempladas en la Ley de Contrato de Trabajo (conf. art.
16, ley 24.522; fs. 269 y vta.).
Por
debe
iguales
revocarse
en
argumentos,
cuanto
entiende
ordena
aplicar
que
la
el
fallo
sanción
conminatoria prevista en el art. 132 bis de la Ley de
Contrato de Trabajo (fs. 269 vta.).
Por último denuncia violación del art. 21 incs. 1
y 5 de la ley 24.522, toda vez que, previa declaración de
inconstitucionalidad de dicha norma, el tribunal de grado
mantuvo su competencia para conocer en esta causa, siendo
que las acreencias tienen causa o título anterior a su
presentación en convocatoria de acreedores (fs. 270/271).
III. El recurso admite una procedencia parcial.
Por
razones
de
índole
metodológica
habré
de
alterar el orden de los agravios.
1.
Se
agravia
el
recurrente
porque,
previa
declaración de la inconstitucionalidad del art. 21 inc. 1
de
la
ley
24.522,
competencia
para
actuaciones,
el
tribunal
continuar
siendo
que
de
trabajo
conociendo
los
créditos
en
mantuvo
las
su
presentes
reclamados
tienen
causa o título anterior a su presentación en convocatoria
de
acreedores.
Aduce,
pues,
que
aquéllos
debieron
ser
sometidos a decisión del juez del concurso.
El planteo así formulado resulta manifiestamente
inatendible,
desde
que
no
sólo
alude
a
una
instancia
procesal anterior al dictado de la sentencia de mérito,
sino
y
antes
explícita
bien,
referencia
intenta
soslayar
que
formula
se
-no
en
el
obstante
la
libelo
de
impugnación- los efectos derivados de la resolución firme y
consentida
obrante
a
fs.
113/117,
en
la
que
hubo
de
dirimirse
la
cuestión
de
competencia
planteada
por
las
de
las
partes.
Por
las
razones
expuestas
y
más
allá
modificaciones introducidas a la ley 24.522 a través de la
ley 26.086, corresponde desestimar el planteo esgrimido por
el accionado en este tramo del recurso.
2.
En
otro
orden,
alega
el
demandado
que
el
tribunal de origen debió considerar su situación concursal
para eximirlo del pago de las sanciones contempladas en los
arts. 2 de la ley 25.323 y 132 bis de la Ley de Contrato de
Trabajo.
a. En el veredicto, el órgano a quo tuvo por no
verificado
que
el
empleador
hubiese
cumplido
con
los
presupuestos de hecho del art. 247 de la Ley de Contrato de
Trabajo, invocado por aquél para rescindir los vínculos
contractuales (fs. 240 vta. y 242); por ende, juzgó que los
despidos,
en
tanto
directos
e
injustificados,
debían
encuadrarse en la previsión del art. 245 de la Ley de
Contrato de Trabajo.
Condenó
entonces
al
demandado
al
pago
de
las
indemnizaciones de los arts. 232, 233 y 245 de la Ley de
Contrato de Trabajo, con más el incremento del 50% previsto
en el art. 2 de la ley 25.323 (fs. 245).
Asimismo, consideró acreditados los extremos que
tornan operativo el citado art. 132 bis, incorporado por la
ley 25.345.
b. En primer lugar, cabe destacar que el art. 2,
segundo párrafo de la ley 25.323 confiere a los jueces la
facultad de reducir prudencialmente o eximir el pago del
incremento indemnizatorio que estatuye en el primer tramo
de la norma.
Hallándonos ante una facultad privativa de los
magistrados de origen en orden a establecer si, en el caso
concreto,
han
incumplimiento
recurso
mediado
del
resulta
razones
empleador,
que
la
justifiquen
crítica
insuficiente
para
que
el
porta
propiciar
el
una
modificación del pronunciamiento en la parcela analizada.
Establecido
como
fuera
que
los
despidos
concretados con fecha 30-IV-2001 no habían obedecido a la
situación de crisis empresaria alegada por el demandado en
su
responde
-argumento
con
el
que
fundó
también
su
oposición a la procedencia del incremento del citado art. 2
de la ley 25.323 (fs. 101)- la impugnación arraigada en la
apertura del proceso concursal en fecha 8-VIII-2001, en
tanto causal eximente del reclamo, no sólo trasunta una
modificación
accionado,
de
sino
la
postura
además,
la
inicialmente
expresión
asumida
de
un
por
el
criterio
discrepante acerca del modo en que debieron valorarse las
circunstancias ventiladas en la causa.
Es igualmente deficitario el cuestionamiento en
torno a la imposición de la sanción conminatoria contemplada
por el art. 132 bis de la Ley de Contrato de Trabajo,
precepto que, vale resaltar, no concede a los magistrados la
misma prerrogativa que la establecida en el ya citado art. 2
-2° párrafo- de la ley 25.323 y cuya errónea aplicación no
es siquiera insinuada por el recurrente.
3.
Finalmente,
entiendo
que
la
impugnación
dirigida a cuestionar la tasa de interés aplicada por el
tribunal a quo merece favorable acogida.
En
efecto,
como
sostiene
la
impugnante,
la
decisión de grado resulta violatoria de la doctrina legal
de esta Corte, que se ha mantenido invariable, en cuanto
tiene
dicho
posterioridad
que
al
cuando
la
indemnización
1-IV-1991,
los
es
intereses
fijada
con
moratorios
sobrevinientes deben liquidarse sobre el capital con la
tasa de interés que pague el Banco de la Provincia de
Buenos
Aires
en
los
depósitos
a
treinta
días,
vigente
durante los distintos períodos de aplicación y por aquellos
días que no alcancen a cubrir el lapso señalado, el cálculo
será diario con igual tasa (art. 622 del Código Civil;
conf. causas Ac. 43.448, "Cuadern" y Ac. 43.858, "Zgonc",
ambas sents. del 21-V-1991; L. 67.165, "Anad", sent. del
2-VI-1998; L. 69.074, "Olazar", sent. del 17-XI-1999; L.
76.156,
"Yulan",
sent.
del
17-VII-2002;
L.
76.276,
"Vilchez", sent. del 2-X-2002; L. 79.247, "Sack", sent. del
16-IX-2003; L. 79.649, "Sandes", sent. del 14-IV-2004; L.
88.156,
"Chamorro",
sent.
del
8-IX-2004;
L.
83.198,
"Tévez", sent. del 14-IX-2005; entre muchas otras).
Cabe destacar que la indicada doctrina legal ha
sido mantenida pese al abandono de la paridad cambiaria
producida a partir de la sanción de la ley 25.561, habiendo
sido ratificada recientemente por esta Corte al fallar la
causa L. 94.446, "Ginossi" (sent. del 21-X-2009).
Tal como lo señalé en este último precedente, el
interés moratorio es el que se paga por el incumplimiento
de la obligación dineraria. Es, en realidad, la reparación
por
mora
prevista
por
el
codificador
para
el
caso
de
incumplimiento de ese tipo de obligaciones (excluidas del
ámbito de aplicación de los arts. 519 a 522 del Código
Civil referidos a los daños e intereses en las obligaciones
que no tienen por objeto sumas de dinero -Título III de la
Parte Primera de la Sección Primera del Libro Segundo del
Código Civil- y por tanto ajenas al sistema general de los
daños de ese Código).
En
ese
marco,
soy
de
la
opinión
que
la
tasa
pasiva continúa abasteciendo de modo razonable la finalidad
reparatoria contenida en la norma del art. 622 del Código
Civil.
IV. A tenor de lo resuelto, corresponde hacer
lugar
parcialmente
al
recurso
extraordinario
traído
y
revocar
la
sentencia
atacada
en
cuanto
dispuso
-en
violación a la doctrina legal- la aplicación de una tasa de
interés
diferente
a
la
establecida
por
esta
Corte
para
casos similares, debiendo los autos volver al tribunal de
origen
a
fin
de
que
practique
la
liquidación
que
corresponda.
Costas por su orden (art. 289, C.P.C.C.).
Con el alcance indicado, voto por la afirmativa.
A la cuestión planteada, el señor Juez doctor de
Lázzari dijo:
I. Adhiero a lo expresado por el doctor Negri en
los puntos I, II y III, apartados 1 y 2.
II. En relación al agravio vinculado con la tasa
de interés, si bien comparto la solución que establece el
colega
preopinante,
mi
propuesta
responde
a
motivos
distintos.
1. He sostenido recientemente (a partir de las
causas L. 94.446, "Ginossi" y C. 101.774, "Ponce", ambas
sents. del 21-X-2009), que el art. 622 del Código Civil
otorga a los jueces la facultad de determinar, si no los
hubieran
convenido
las
partes
ni
se
hubiese
fijado
uno
legal, los intereses -o la tasa según la cual se han de
calcular- que habrá de producir cierto capital.
Agregué que esa discrecionalidad que se autoriza
debe ser ejercida prudentemente, atendiéndose -antes que a
criterios bancarios o mercantiles- al armónico juego de
diversos principios: la compensación que debe recibir el
acreedor, el peligro de provocar un enriquecimiento sin
causa, las reglas de moral y buenas costumbres, y el plexo
de valores implícito en los arts. 953 y 954 del Código
Civil, etc. A la vez, con la fijación de los intereses no
se intentará corregir la depreciación monetaria o subsanar
los efectos de la crisis económica (causa B. 49.193 bis,
"Fabiano",
sent.
establecerán
int.
tasas
tan
del
2-X-2002),
excesivas
o
tan
ni
tampoco
escasas
que
se
la
función de los intereses quede desnaturalizada, porque ello
resultaría un absurdo en los términos en que lo ha definido
desde
siempre
esta
Corte
y,
eventualmente,
una
arbitrariedad en la concepción de la Corte Suprema de la
Nación.
En
esos
precedentes
también
admití
que
mi
posición implicaba un apartamiento de la doctrina fijada
por esta Suprema Corte (a partir de la causa Ac. 43.448,
"Cuadern", sent. del 21-V-1991) según la cual los intereses
compensatorios deben ser calculados a la tasa pasiva usada
por el Banco de la Provincia de Buenos Aires, fundando tal
apartamiento
en
que,
de
seguir
sosteniéndose
aquel
criterio, se incurriría en notoria contradicción: no puede
declararse que los jueces tienen la facultad de fijar las
tasas
con
que
se
calcularán
los
intereses
y,
al
mismo
tiempo, disponer que deben acatamiento al tipo que usa este
Tribunal.
Ante
ello,
como
también
lo
hiciera
el
doctor
Hitters en las causas ya señaladas, consideré necesario
modificar
la
doctrina
legal
vigente,
recalcando
que
la
determinación de la tasa de interés es propia de los jueces
de grado, quienes deberán ejercer prudentemente y dentro de
los límites señalados, la discrecionalidad que les ha sido
autorizada.
2.
La
postura
que
sustenté
ha
resultado
minoritaria, ratificándose por la mayoría de esta Suprema
Corte la doctrina según la cual los intereses moratorios
deben ser calculados a la tasa que pague el Banco de la
Provincia de Buenos Aires en sus depósitos a treinta días,
vigente al inicio de cada uno de los períodos comprendidos
y, por aquellos días que no alcancen a cubrir el lapso
señalado, el cálculo será diario con igual tasa.
Frente a ello, puesto que uno de los objetivos
del recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley es no
sólo mantener sino -y especialmente- procurar la unidad en
la
jurisprudencia,
ante
la
reiteración
de
los
pronunciamientos habidos sobre el tema (a partir de las
causas "Ginossi" y "Ponce" ya citadas y los posteriores
pronunciamientos en tal sentido, conf., entre otros, L.
86.075,
"Giménez",
sent.
del
30-III-2010
y
L.
102.278,
"Franco", sent. del 3-III-2010) y a tenor de lo prescripto
por el art. 31 bis de la ley 5827 (y dejando siempre a
salvo
mi
opinión
al
respecto),
corresponde
revocar
lo
decidido por el tribunal del trabajo en esta parcela.
En
mérito
a
lo
expuesto,
corresponde
declarar
procedente el agravio planteado y revocar la sentencia en
lo concerniente a la tasa de interés aplicable.
III. Por lo expuesto, con los alcances indicados,
reitero mi adhesión a la propuesta del doctor Negri y doy
mi voto por la afirmativa.
A la cuestión planteada, el señor Juez doctor
Pettigiani dijo:
Adhiero al voto del doctor Negri y, en lo que
respecta
interés
al
planteo
dispuesta
por
destinado
el
a
cuestionar
sentenciante,
lo
la
hago
tasa
de
por
los
argumentos que he desarrollado al votar en el precedente de
este Tribunal registrado como L. 94.446, "Ginossi" (sent.
del 21-X-2009), a los que me remito por razones de brevedad.
Con el alcance indicado, voto por la afirmativa.
A la cuestión planteada, el señor Juez doctor
Soria dijo:
Adhiero
al
voto
del
doctor
Negri
y
en
lo
concerniente a la tasa de interés aplicable al capital de
condena he de remitirme -en honor de la brevedad- a lo
expuesto recientemente en la causa L. 94.446, "Ginossi"
(sent. de 21-X-2009).
Con el alcance indicado, voto por la afirmativa.
A la cuestión planteada, la señora Jueza doctora
Kogan dijo:
Adhiero al voto del doctor Negri y en relación a
la tasa de interés que ordenó aplicar el a quo, me remito a
los
fundamentos
que
he
desarrollado
en
oportunidad
de
emitir opinión en la causa L. 94.446, "Ginossi" (sent. del
21-X-2009).
Voto por la afirmativa.
Con lo que terminó el acuerdo, dictándose la
siguiente
S E N T E N C I A
Por lo expuesto en el acuerdo que antecede,
se
hace
lugar
parcialmente
al
recurso
extraordinario
de
inaplicabilidad de ley deducido y se revoca la sentencia
impugnada en lo concerniente a la tasa que declaró aplicable
respecto
del
cálculo
de
los
intereses,
los
que
deberán
liquidarse conforme la que pague el Banco de la Provincia de
Buenos Aires en sus operaciones de depósito a treinta días,
vigente en los distintos períodos de aplicación. Costas en
el orden causado, en atención al progreso parcial de la
impugnación
(art.
289,
C.P.C.C.).
Vuelvan
los
autos
al
tribunal de origen para que practique una nueva liquidación
con arreglo a lo que aquí se ha resuelto.
Regístrese y notifíquese.
HILDA KOGAN
EDUARDO JULIO PETTIGIANI
HECTOR NEGRI
EDUARDO NESTOR DE LAZZARIDANIEL FERNANDO SORIA
GUILLERMO LUIS COMADIRA
Secretario
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