Movimiento de Países No Alineados Declaración de Belgrado de Países No Alineados, 1961 Afganistán, Argelia, Birmania, Camboya, Ceilán, Congo, Cuba, Chipre, Etiopía, Ghana, Guinea, India, Indonesia, Irak, Líbano, Malí, Marruecos, Nepal, Arabia Saudita, Somalia, Sudán, Túnez, República Árabe Unida, Yemen, Yugoslavia, y los siguientes países representados por observadores: Bolivia, Brasil, Ecuador. Se celebró en Belgrado del 1 al 6 de septiembre de 1961, con el fin de intercambiar puntos de vista sobre problemas internacionales con vistas a contribuir más eficazmente a la paz y seguridad mundiales y a la cooperación pacífica entre los pueblos. Los Jefes de Estado o de Gobierno de los países anteriormente mencionados se han reunido en un momento en que los acontecimientos internacionales han empeorado y en el que la paz mundial se ve seriamente amenazada. Profundamente preocupados por el futuro de la paz, y expresando las aspiraciones de la gran mayoría de los pueblos del mundo, conscientes de que en nuestro tiempo, ningún pueblo o gobierno puede ni debe abandonar sus responsabilidades con respecto a la salvaguardia de la paz mundial, los países participantes, habiendo examinado en detalle, en un clima de igualdad, sinceridad y confianza mutua, el estado actual de las relaciones y tendencias internacionales prevalecientes en el mundo de hoy formulan la siguiente DECLARACION: Los Jefes de Estado o Gobierno de Países no alineados, observando que existen crisis que llevan hacia un conflicto mundial en la transición de un viejo orden basado en el dominio a un orden nuevo basado en la cooperación entre las naciones, funda do en la libertad, igualdad y justicia social para la promoción de la prosperidad; considerando que los procesos y formas dinámicas del cambio social dan muchas veces como resultado, o representan, un conflicto entre las fuerzas establecidas antigua mente y las nuevas fuerzas nacionalistas que emergen; considerando que solamente se puede conseguir una paz duradera si este enfrentamiento lleva a un mundo donde el dominio del imperialismo-colonialismo y el del neo-colonialismo en todas sus manifestaciones esté radicalmente eliminado; Y, reconociendo el hecho de que existen ahora situaciones de extrema emergencia que amenazan la paz mundial en este periodo de conflicto en Africa, Asia, Europa y América Latina y que no se puede excluir la posibilidad de que la rivalidad de las grandes potencias desemboque en una conflagración mundial; que erradicar básicamente la fuente de conflicto es erradicar el colonialismo en todas sus manifestaciones y aceptar y realizar una política de coexistencia pacifica en el mundo. Que, si se guía por estos principios, el período de transición y conflicto puede establecer unas bases de cooperación y hermandad entre las naciones, declaran lo siguiente: Jamás la guerra ha amenazado a la Humanidad con consecuencias más graves que hoy en día. Por otro lado, nunca anteriormente ha tenido el hombre a su disposición poderes más fuertes para eliminar la guerra como instrumento de política en las relaciones internacionales. El imperialismo se está debilitando. Lo imperios coloniales y demás formas de opresión extranjeras sobre los pueblos de Asia, África y América Latina están gradual mente desapareciendo de la escena de la historia. Se han conseguido grandes éxitos en la lucha de muchos pueblos por la independencia nacional y la igualdad. De la misma forma, los pueblos de América Latina continúan contribuyendo cada vez más eficaz mente a la mejora de las relaciones internacionales. Los grandes cambios sociales que están teniendo lugar en el mundo provocan necesariamente empeoramientos periódicos en el mundo; se acelera el fin de la época de la opresión extranjera de los pueblos, y ello hace que la cooperación pacífica entre los pueblos, basada en los principios de in dependencia e igualdad de derechos, sea condición esencial para su igualdad y progreso. Se han conseguido grandes progresos en el desarrollo de la ciencia, la técnica y en los medios de desarrollo económico. Impulsados por tales acontecimientos mundiales, la gran mayoría de los pueblos son cada vez más conscientes del hecho de que la guerra entre los pueblos constituye, no sólo un anacronismo, sino también un crimen contra la humanidad. Esta toma de conciencia por parte de los pueblos se esta convirtiendo en una gran fuerza moral, capaz de ejercer una influencia vital en el desarrollo de las relaciones internacionales. Contando con esto y con la voluntad de sus pueblos, los gobiernos de los países que participan en la Conferencia rechazan resueltamente el punto de vista de que la guerra, incluida la «guerra fría», es inevitable, puesto que este punto de vista refleja un sentido tanto de impotencia como de desesperanza, y es contrario al progreso del mundo. Afirman su inalterable fe en que la comunidad internacional puede organizar su vida sin recurrir a medios que pertenecen i a una época pasada de la historia humana. Sin embargo, los bloques militares existentes, que se están convirtiendo en grupos militares, económicos y políticos, cada vez más poderosos, por la lógica y carácter de sus relaciones mutuas, promueven más aún esta evolución (...) Los participantes en la Conferencia reafirman su convicción de que: (...) Todas las naciones tienen derecho a la unidad, auto-determinación, e independencia en virtud de cuyo derecho pueden determinar su estatuto político y proseguir libremente su desarrollo económico, social y cultural sin intimidación o impedimento. Todos los pueblos pueden para sus propios fines, disponer libremente de su riqueza y recursos naturales sin prejuicio de cualesquiera obligaciones resultantes de la cooperación económica internacional, basada sobre el principio de beneficio mutuo y en el derecho internacional. En ningún caso puede un pueblo ser privado de sus propios medios de subsistencia. Los países participantes creen que el derecho de Cuba como el de cualquier otro país a elegir libremente su sistema político y social de acuerdo con sus propias condiciones, necesidades y posibilidades debe ser respetado. Los países participantes expresan su determinación de que no se produzca intimidación, interferencia o intervención alguna en el ejercicio del derecho de auto determinación de los pueblos, incluido su derecho a seguir políticas constructivas e independientes para el logro y conservación de su soberanía. Los participantes en la Conferencia consideran que el desarme es una necesidad imperativa y la tarea más urgente de la Humanidad. Una solución radical de este problema, que se ha convertido en urgente necesidad en el actual estado de los armamentos, en opinión unánime de los países participantes, solamente se puede conseguir por medio de un desarme general, total y estrictamente controlado internacionalmente. (…) Los participantes en la Conferencia invitan a las Grandes Potencias a que firmen sin demora un tratado para el desarme general y completo a fin de salvar a la humanidad del azote de la guerra y que emplee la energía y los recursos que se están ahora utilizando en armamentos, para el pacífico desarrollo económico y social de toda la humanidad. (…) Los participantes en la Conferencia consideran que se deben realizar esfuerzos para suprimir el desequilibrio económico heredado del colonialismo y del imperialismo. (…) En general, piden que los frutos de la revolución científica y tecnológica se apliquen a todos los campos del desarrollo económico para acelerar el logro de la justicia social internacional. Los países participantes consideran esencial que la Asamblea General de las Naciones Unidas mediante revisión de la Carta, halle una solución a la cuestión del aumento del número de miembros del Consejo de Seguridad (…) Aquellos países de entre los que participan en la Conferencia que reconocen al Gobierno de la República Popular China recomiendan que la Asamblea General en su próxima sesión acepte a los representantes del Gobierno de la República Popular China como únicos representantes legítimos de ese país en las Naciones Unidas. Los países que participan en la Conferencia consideran que el problema alemán no es solamente un problema regional sino que puede ejercer una influencia decisiva sobre el curso de acontecimientos futuros en las relaciones internacionales. Preocupados ante los acontecimientos que han llevado a la seria agravación actual de la situación con respecto a Alemania y Berlín, los países participantes hacen un llamamiento a todas las partes afectadas para que no recurran a la fuerza ni amenacen con su uso para solucionar la cuestión alemana o el problema de Berlín (…) Belgrado, 1 al 6 de septiembre de 1961