ONG Vinculos LA SALUD DE UNOS POCOS, INSANA PARA LA MAYORÍA (2ª PARTE) Castro, 30 de Agosto de 2010. (ONG VÃ-nculos). A principios del pasado mes de Julio, empezó a funcionar la Oficina de Informaciones, Reclamos y Sugerencias (OIRS) ubicada en el Consultorio Adosado de Especialidades (CAE) del hospital Augusto Riffart de Castro. A mediados de este mes (Agosto), el equipo ejecutivo del hospital chilote se jactaba de que las quejas depositadas se equiparaban satisfactoriamente con las felicitaciones, y que, del bajo nivel de reclamos que ha habido desde que se instauró dicha oficina, la visión que se tiene del interior del hospital es muy optimista. Pues bien, hablando a pie de calle con usuarios del centro hospitalario, se da cuenta de que la realidad dista mucho de la visión que esta oficina de reclamos, recién nacida, ofrece del hospital. No es difÃ-cil conseguir que las personas que ven pasar las horas en la sala de espera de urgencias, o simplemente las que caminan por delante del edificio hospitalario, se muestren dispuestas a relatar sus experiencias vividas en alguna visita o internamiento en dicho edificio. La gran mayorÃ-a de ellas prefieren permanecer en el anonimato, por lo que, respetando esa mayorÃ-a, todas serán resguardadas de ofrecer identidad alguna. Entre los relatos se encuentran historias de falta de atención, tanto humana como profesional, como es el caso que cuenta un joven: “Acompañé a mi tÃ-a de 80 años al servicio de urgencias del hospital de Castro aquejada de una grave inflamación de la zona lumbar que no la permitÃ-a prácticamente pararse. La recepción fue buena, nos facilitaron una silla de ruedas y la espera no fue demasiado larga, de hecho le otorgaron preferencia dada su edad y la falta de casos graves en la sala de espera. Pero la calidad de la atención casi desapareció en cuanto la hicieron pasar al ‘box’. AllÃ- un médico, muy distante en cuanto a su trato humanitario, sin auscultarla ni palparla ni examinarla, le dijo que eso se arreglaba con una inyección de paracetamol y listo, acto seguido desapareció sin despedirse y no lo volvimos a ver. Al poco rato apareció una enfermera, la cual nos trató mal, como si estuviera enojada, y nos increpó porque mi tÃ-a no estuviera ya tumbada en la camilla y con el pantalón bajado. Ella preparaba la inyección mientras yo ayudaba, a duras penas, a mi tÃ-a a tumbarse boca abajo en la camilla, le puso la inyección, y, de la misma manera que apareció, se esfumó, dejándola ‘a poto pelao’ y sin ayudarnos con mi tÃ-a a bajarla de la camilla ni nada, ni siquiera una despedida. Mi tÃ-a, después de esto, tuvo que tratarse de manera privada porque el dolor no disminuyó en absoluto.― Este relato da cuenta de un trato al que ya casi la totalidad de los castreños están acostumbrados. Los profesionales de la salud actúan con soberbia, con superioridad y, en casos, con arrogancia a la hora de recibir a los pacientes, que no por ser pacientes dejan de ser personas, y, dado su trabajo, es de esperar que sean personas con problemas. Pero en los relatos que se han podido pesquisar, los de esta Ã-ndole son los que menos gravedad presentan, ya que existen otros que dan fe, por ejemplo, de una clara dispersión, en cuanto a interés personal por parte de los profesionales, hacia los pacientes y sus casos especÃ-ficos, que ponen directamente en riesgo sus vidas. A este respecto, una señora en el acceso a urgencias, comenta lo siguiente:  “Mi mamá, una señora muy mayor, tenÃ-a problemas de riñón y tenÃ-a que tratarse. Vino al hospital (Castro) en Julio (2010) para que le medicasen, y le tenÃ-an que recetar calcio, pero en lugar de eso, se equivocaron y le recetaron carbonato de litio. Yo no sabÃ-a qué medicamento era y mi mamá estuvo tomando eso durante tres dÃ-as, pero de a poco iba dejando de moverse y se quedaba todo el dÃ-a en cama con muchos dolores. Yo decidÃ- dejar de darle las medicinas, pero no mejoraba asÃ- que la traje de vuelta al hospital. Estuvo ingresada muy grave, con cálculos que se formaron por el medicamento que estuvo tomando, de hecho uno de sus riñones ha dejado de funcionar por completo, asÃ- que la tuvieron que llevar a Puerto Montt para operarla. Ahora está en la casa algo mejor, pero sigue con dolores y sin poder casi moverse. Yo reclamé hasta que me cansé, porque estoy sola y nadie me apoya en esto, pero después de reclamar conseguÃ- que me pagaran los pasajes a Puerto Montt, porque tenemos que estar yendo ya que ahora mi mamá tiene que asistir a diálisis cada poco rato.― Lo peor de todo es que no es el único caso que escuchamos en una sola jornada, parece que “equivocarse― con las recetas que se extienden, no es tampoco algo extraordinario en el sistema de salud, esto es lo que cuenta una suplementera apostada en el mismo acceso de urgencias: “Los trámites son engorrosos y algunas veces insoportables. Yo misma he preferido en alguna ocasión gastarme la plata que no tengo en atenderme de manera particular. Una vez, en el Centro de Salud Familiar (CESFAM) de Castro, el doctor se equivocó al darme mis medicamentos. Yo no me di cuenta entonces y estuve un tiempo tomando, suerte que no me pasó nada malo, dolor de guata no más, pero a la hora de ir a reclamar, me hicieron tanto “atado― de trámites y papeleos, aún sólo para que me cambiaran mis medicinas y me dieran las buenas (las que le correspondÃ-an), que preferÃ- atenderme por particular para que me recetaran mis medicinas.― Si estos casos son graves, que lo son, en la escalada de gravedad aún no están demasiado altos. El siguiente relato pone de manifiesto que la competencia profesional en los distintos sectores intra hospitalarios, conlleva a toma de decisiones erradas y apresuradas, y que, si bien es cierto que en este caso concreto no puso en mayor riesgo la vida, llevan a planteamientos de duda y desazón a la hora de pensar en acudir al hospital. Un hombre de mediana edad, que estaba en la capital del archipiélago de visita, tras sufrir un complicado accidente de tránsito, fue trasladado al servicio de urgencias con la pierna seriamente dañada: “Llegué a urgencias con una contusión en la tibia y un desplazamiento del peroné que, luego me enteré, requerÃ-a de http://www.ongvinculos.cl Potenciado por Joomla! Generado: 7 September, 2016, 21:55 ONG Vinculos cirugÃ-a urgente. Pero en urgencias, el equipo médico que estaba ahÃ-, decidió enyesarme la pierna ya que en ese momento, era sábado, no habÃ-a ningún traumatólogo en el centro. Según me comentó el traumatólogo después, el error que cometieron fue que no me corrigieron el desplazamiento del peroné antes de enyesarme. Además, se suponÃ-a que me operarÃ-an el lunes siguiente, pero por falta de camas libres en el hospital, tuve que esperar alrededor de una semana y media para que me interviniesen, con lo que mi hueso desviado comenzó a soldarse, pero en muy mala postura. Cuando ya por fin me operaron, el hueso habÃ-a soldado casi por completo, asÃ- que me lo tuvieron que quebrar de nuevo para corregir el desplazamiento con ayuda de un sin fin de clavos y tornillos, de placas y alambres que me iban añadiendo en cada operación, fueron unas cuantas. Yo vivÃ-a en Santiago, y estaba aquÃ- de visita por un par de semanas, pero tuve que quedarme más de tres meses a causa de una mala decisión por parte del equipo de urgencias. Al final, en mi trabajo ya no me daban más permisos, y tuve que volver, con clavos y pernos, para no perderlo. En Santiago fui al traumatólogo, para ir retirándome clavos, pero él se negó y me dijo que mejor lo hiciera quien me los habÃ-a puesto, que él no se arriesgaba con algo asÃ-. Hoy dÃ-a vivo en Castro, y sigo teniendo los clavos, los pernos, la placa y el alambre.― El hospital siempre ha carecido la falta de especialistas. En las últimas semanas se sabÃ-a que estaba habiendo un masivo abandono por parte de éstos. Y es que alegaban que con tan poco especialista, a los que habÃ-a se les hacÃ-a interminable el trabajo, ya que tenÃ-an que cubrir una población inmensa de usuarios y no daban abasto. Pero ese sábado en cuestión, no habÃ-a ningún traumatólogo en planta. Por otro lado, hubiera dado lo mismo, ya que el tema de la falta de camas es un tema recurrente en los hospitales, al menos, de la región. Hace muy poco tiempo, Castro se conmocionaba al saber que una mujer iniciaba una huelga de hambre dentro del hospital castreño a causa, en principio, de la falta de camas en el hospital regional de Puerto Montt: “Mi padre sufrió una caÃ-da en la tina y, como consecuencia, se rompió la cadera. Él es una persona mayor y aquejada de varias enfermedades, entre ellas diabetes y osteoporosis, además de tener que dializarse cada 48 horas. Su complicación en la cadera demandaba una operación urgente que sólo se hace en Puerto Montt, pero mi padre no podÃ-a ser trasladado por falta de camas, claro que me ofrecieron la posibilidad de pagar $3.000.000 para conseguir una. El caso es que entre gestiones, o más bien, ausencia de éstas, y desacuerdos administrativos, a mi padre no le trasladaban nunca. AsÃ- que decidÃ- comenzar una huelga de hambre y avisar a los medios de comunicación. Ésta fue la única manera de que me hicieran caso y, efectivamente, trasladaran a mi padre a Puerto, donde al final le operaron y ahora se está recuperando satisfactoriamente. También tengo que decir que de donde salÃ-an las complicaciones, y las imposibilidades, era más desde el Servicio de Salud Provincial que del mismo hospital.― Las historias se suman y siguen aumentando un engordado catastro de negligencias y, lo que se suma a la queja común, una increÃ-ble falta de toma de responsabilidades por parte de los profesionales que se “pasan la pelota― de uno a otros sin que al final quede aclarada la responsabilidad y, mucho menos la culpa. A la ausencia de coordinación entre los mismos centros, hay que sumarle el cambio de actitud de los mismos profesionales, los cuales atienden en varios establecimientos. Este es el caso de un joven que cuenta cómo le atendió la misma persona de dos maneras diferentes:  “Yo trabajo en la construcción, y en Marzo de este año tuve una hernia lumbar por sobrepeso. AcudÃ- a la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS), ya que habÃ-a resultado un accidente laboral, y el médico de allÃ- me trató súper bien. Unos trámites después, me dicen que no consideran mi enfermedad como accidente laboral asÃ- que me enviaron a sala común del hospital de Castro. AhÃ- me atendió el mismo doctor de la ACHS, pero el trato fue muy distinto. Primero me dieron un plazo para operarme, pero se me venció el pasado 16 de este mes (Agosto), porque me decÃ-an que habÃ-a enfermedades más importantes, y eso que estuve hospitalizado en dos ocasiones por crisis de dolor, ni si quiera me podÃ-a mover. Antes de esto tuve que viajar a Puerto Montt, con una interconsulta y los resultados de un escáner que me hice en Castro, pero allÃ- me dijeron que eso no servÃ-a, que lo que ellos necesitaban eran resultados de placas, que el escáner no daba la suficiente información para poder operar. Ahora, como mi plazo AUGE ya venció, no sé qué más debo hacer, nadie me dice nada, y corro el riesgo de quedarme sin “pega― porque con esta hernia no puedo trabajar y llevo asÃ- desde Marzo.―  Vuelve a quedar claro que el trato humano ofrecido por el personal que trabaja en salud, en estos casos al menos, deja mucho que desear. Las enfermedades llevan consigo muchas otras repercusiones como pudiera ser quedarse sin trabajo, pero parece que ese factor no se baraja desde los profesionales. Los casos más graves que se han dado en estos relatos son los de contagios. El que en un hospital el trato humano sea casi ausente, o que las coordinaciones entre equipos o centros sea deficiente es una cosa, denota una falta de interés por las personas cuanto menos preocupante. La falta de personal o de insumos, ya sean éstos de espacio fÃ-sico o de maquinaria por ejemplo, deja en evidencia un plan muy pobre de financiamiento, muy pobre o muy mal ejecutado, pero el tema de la salubridad dentro de un hospital ya es un tema que roza la inoperancia total. El siguiente relato da cuenta de ello: “Mi hijo fue a urgencias (del hospital de Castro) porque se hizo un esguince en el tobillo jugando a la pelota. Tuvimos que esperar mucho tiempo, lo normal porque siempre está lleno, y cuando le atendieron dijeron que no era grave, le pusieron una inyección en el muslo, de paracetamol me parece, y le mandaron para la casa. Unos dÃ-as después, empezó a sentir unos dolores extraños en las piernas, asÃ- que partimos de nuevo a urgencias para ver qué era. Otra vez tuvimos que esperar, un chiquillo asÃ- nunca es prioridad, y cuando le examinaron dijeron que no veÃ-an nada raro, y le mandaron a la casa. Mi hijo continuó con los dolores, y el muslo se empezó a hinchar. En eso, un médico vino a visitarlo a la casa, de manera particular, y sospechó que se tratara de alguna clase de virus, con lo que hizo unos contactos con un doctor del hospital para que le atendiese. Cuando este otro doctor lo examinó más a fondo, descubrió que la pierna de mi hijo estaba infectada, no sabÃ-a bien si con un virus o una bacteria, pero apuntaba que podÃ-a ser la “bacteria asesina―. Mi hijo quedó ingresado y su estado no hizo más que empeorar, de hecho la primera http://www.ongvinculos.cl Potenciado por Joomla! Generado: 7 September, 2016, 21:55 ONG Vinculos conclusión a la que llegaron me hizo morirme de desesperación. Me dijeron que era probable que le tuvieran que amputar las dos piernas a causa de una infección. Yo, por mi parte, empecé a tomar acciones, porque si se habÃ-a infectado habÃ-a sido en el hospital, no en otra parte, y unos médicos le hicieron exámenes para ver si efectivamente se trataba de la “bacteria asesina―. TodavÃ-a los resultados no dicen nada, pero el caso es que después de eso a mi hijo le han tenido que operar dos veces, para hacerle aseo quirúrgico, o sea para sacarle carne infectada que tiene y que no se corra la infección, y, curiosamente, la zona más afectada es donde le inyectaron el paracetamol en urgencias. Ahora me dicen que se recupera muy favorablemente y que prácticamente salva las dos piernas, pero yo no me quedo tranquila. Y todo esto por un esguince de tobillo.― A este relato se suma el que publica hoy dÃ-a el diario La Estrella de Chiloé, en el que se cuenta cómo un bebé de apenas meses de edad fue internado por una bronconeumonia, tristemente común, y, según los padres del bebé, fue contagiado de otras enfermedades a causa del mal aislamiento del hospital, y habrÃ-a sufrido una complicada infección a causa de un posible error en la colocación de una aguja en su brazo. El padre del bebé cuenta esto:  “El sábado 7 (de Agosto) en la mañana una enfermera se dio cuenta de que la vÃ-a se habÃ-a salido y pinchado su brazo en varias partes. Estaba todo herido y se empezó a infectar, pero no nos dieron ninguna explicación de lo ocurrido, me dijeron que su brazo se habÃ-a infectado a causa de sus bajas defensas.― Cuando se evidenció la aparición de pus en la zona, enviaron al lactante a Puerto Montt, alegando exámenes de rutina. La madre relata asÃ- lo que allÃ- le dijeron: “El cardiólogo me dijo que si hubiesen atendido a mi hijo dos dÃ-as después, la infección se habrÃ-a extendido hasta su corazón y se habrÃ-a muerto. En el hospital (Castro) nunca nos contaron eso. Además, un cirujano tuvo que sacarle una pelota de 4ml. de pus que tenÃ-a debajo de una costillita.― Como se puede ver, ni siquiera la edad de los pacientes es una razón suficiente como para priorizar. En el mismo diario, el mismo dÃ-a, se da cuenta de otra noticia que tiene como desafortunado protagonista a un bebé de meses de edad. También ingresó a causa de una bronconeumonia, esta vez derivado desde el CESFAM, aún asÃ-, con la derivación y un diagnóstico, tuvo que esperar unas dos horas para ser examinado. Después de esto le suministraron unos medicamentos (cefotaxima y berodual), que causaron un grave cuadro alérgico en el bebé. La madre relata asÃ- los hechos: “Mi bebé se puso azul y tuvo problemas para respirar. Le empezaron a hacer muchas cosas (los médicos), pero cada ve estaba peor, botaba espuma y hasta sangre por la boca. Cuando llegamos a Puerto Montt me dijeron que tenÃ-a todo su organismo dañado, su cerebro, que no habÃ-a muchas esperanzas y que si sobrevivÃ-a sufrirÃ-a secuelas. Problemas para hablar, caminar, etc…).― Antes de ser dado de alta, el bebé sufrió más de cuatro paros respiratorios. Ahora tiene que seguir un estricto tratamiento de estÃ-mulos. Lo que está claro, ya no es que la salud está en entredicho, ni siquiera que el sistema de salud esté en entredicho, sino que el valor que tiene una vida, el valor que tiene la sanidad, está en entredicho. El hecho de que una persona ingrese con un esguince y acabe arriesgando las dos piernas, es una aberración. El hecho de que un bebé con bronconeumonia corra el riesgo de quedar paralÃ-tico es terrorÃ-fico. Pero lo más espeluznante es que los profesionales, éstos que se supone que tienen una ética profesional, que la gente deja en sus manos no sólo sus vidas sino las de sus hijos, no respondan de manera clara ante todas estas atrocidades, es más, que, dada su insoportable parsimonia, hayan conseguido que la gente quede desesperanzada ante la idea de tomar medidas porque “aquÃ- no pasa nada―, y que ahora más que nunca tenga mucho sentido usar ese despectivo término que se usaba allá por la edad media para referirse a los médicos: “matasanos―. La idea de que existan médicos es la de preservar la salud, aquÃ-, hoy dÃ-a, sucede todo lo contrario. Si la gente tiene miedo de acabar en un hospital, de ponerse enferma para no empeorar su situación por tener que hacer uso del servicio de urgencias, de infectarse por el uso de agujas sucias o reusadas, no es que el sistema esté mal, que no funcione. Es que la ética y el sentido común de las personas que dan cuerpo a ese sistema, está enajenado, desfasado y alienado. ¿Con qué intereses? Me temo que la respuesta a eso es mucho peor que la enfermedad misma. Fuentes consultadas: -   Diario La Estrella de Chiloé. -   Usuarios del hospital Augusto Riffart de Castro. http://www.ongvinculos.cl Potenciado por Joomla! Generado: 7 September, 2016, 21:55