Estados Corporativos, la justicia de Rawls y la Pobreza según Sen

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Estado Corporativo, la justicia de Rawls y la Pobreza según Sen.
John Rawls y su noción de justicia; más que una situación factible, un dato histórico o
siquiera una hipótesis de trabajo; es una prueba de justicia. En otras palabras es un
“debe ser” con el cual compararse. En Ecuador, esta comparación puede dar muchas
nuevas luces sobre la inequidad, la pobreza y muchos otros problemas que nos aquejan.
Para John Rawls un contrato social sería justo, pues partiría de un “punto original” en
que todos los jugadores estarían bajo un velo de ignorancia. El contrato que se firmaría
de este proceso debería ser justo, pues cumpliría con dos principios.
Enfocándonos ahora en el análisis del primer principio, de las libertades, que son la
garantía de las libertades básicas compatibles con un esquema similar a los derechos de
los demás. En este punto es fácil ver como este primer principio no es satisfecho por las
características históricas del Estado Ecuatoriano. El nacimiento del Estado Ecuatoriano
en 1831, fue el nacimiento de un Estado Corporativista, al servicio de los intereses de
dos grupos, los hacendados y los militares. Su primera constituyente es el producto de
una reunión de “padres de familia” del territorio ecuatoriano, donde sin duda, existía
una clase, es más, una raza totalmente ausente, los indígenas y los pobres en general
(mestizos). Estos, aún siendo la mayoría, de ninguna manera tuvieron una participación
en este “punto de inicio” o para decirlo más claramente en la negociación inicial, y se
vieron ligados por la fuerza a cumplir los preceptos de este contrato entre élites, en
condiciones de sumisión. Esto provocó además, el afianzamiento del “Sistema
Hacienda”. La Hacienda (1820-1949) es la institución básica de la formación de la
República Ecuatoriana. Siendo entendido por esta, según palabras de Hurtado como:
“…toda unidad de producción agrícola que usa mano de obra dependiente y que explota
la tierra y el trabajo de manera tradicional.”1, que se conforma paulatinamente en la
Colonia desde el Siglo XVIII y en el siglo XIX adquiere sus características definitorias.
La Hacienda se forma por la compra, el despojo, la herencia, matrimonio, donaciones y
mayorazgos. En la Sierra la hacienda se afianza por la falta de títulos de propiedad de
los indígenas, cuyas tierras cayeron en manos de criollos, que se apropian también de
las tierras del Rey. En la costa, con el auge del cacao, se amplían con las tierras
colonizadas y la tierra de los pequeños labradores. Se produce una concentración de la
tierra en pocas manos, siendo la mayoría de hacendados, herederos de los encomenderos
y la iglesia (jesuitas).
Junto a la construcción de la República y a la decadencia minera, desaparecen los
obrajes y la industria textil serrana. Así, la única fuente de riqueza es la tierra. La
Hacienda entonces surge como la institución económica más importante. Luego de la
crisis económica causada por la Independencia, se produce una recuperación de la
Sierra, de la mano de un aumento de la demanda interna de alimentos y la exportación
de cascarilla, paja toquilla, cereales y cueros; en la Costa, el cacao principalmente; pero
también arroz, café y la caña de azúcar. La importancia económica de la hacienda es
trascendental, puesto que es la más importante fuente de empleo, con el alrededor de 7080% de la población viviendo de la agricultura. Así mismo, en las haciendas de la Costa
existen almacenes que proveen todos los bienes a los trabajadores, que reciben como
pago, “bonos de adquisición”. Como los hacendados viven en las ciudades, también la
Hacienda se vuelve fuente de ingreso para el Sector Artesanal y Profesional. Las
Exportaciones del Ecuador son básicamente agrícolas. El Estado obtienen la mayor
parte de sus ingresos, de los impuestos aduaneros, y en menor manera de los impuestos
1
EL PODER POLÍTICO EN EL ECUADOR, Hurtado Oswaldo, Quinta Edición, Editorial Planeta Ariel,
Quito Ecuador, 1981.
a los indios, estanco de aguardiente y diezmos; todos estos íntimamente relacionados
con la agricultura, el motor de la economía de la República.
La ocupación de mano de obra de la hacienda en la Sierra, se basa en el concertaje,
(Cédula Real 1601) según el cual “…se autoriza que los indios concierten libremente su
trabajo por semanas o por días. Con el tiempo por este contrato –ordinariamente
vitalicio- un campesino que carece de tierra se compromete a trabajar para un
hacendado todo el año o la mayor parte de él. Estas obligaciones se extienden a su
familia que debe colaborar en ciertas faenas agrícolas y prestar periódicos servicios
domésticos: sus hijas como servicias y él como huasicama.”2 A cambio el patrón le
entrega dinero, granos o animales (suplido), un huasipungo o pedazo de tierra para el
sustento de su familia. Sin embargo, este sistema obliga a los indígenas a caer en deuda
por el sistema de los suplidos. Cada día de trabajo es acreditado a su deuda y esta puede
ser heredada por su familia. Toda esta institución opresiva estaba sustentada con “la
prisión por deudas”, que permitía encarcelar a los campesinos que según el patrono no
cumplía con sus obligaciones. Otras formas de explotación de la mano de obra, fueron
la sembraduría o finquería, por el cual un labrador consigue un espacio en una
hacienda mediante endeudamiento o crédito y planta cacao, café, arroz o algodón.
Cuando se realiza la cosecha es obligado a vender a venderle al patrono a un precio
inferior del mercado, y con este dinero paga las deudas contraídas. Están, de la misma
manera, la aparcería o mediería, contrato por el cual un campesino aporta trabajo y
semillas y el patrón la tierra, y se divide la cosecha por partes iguales. El trabajo esclavo
no es importante en la República. El trabajo asalariado existió en algunas haciendas de
la Costa, pero son sólo una forma embrionaria de capitalismo.
La explotación al indio, al campesino, al montubio; se basa en la propiedad de la tierra y
la dependencia total del peón a la hacienda; toda la sociedad se basa en la explotación
de estas clases; y esta explotación y abuso ejercido por el hacendado es el
gamonalismo.
La Hacienda fue además de eje económico, el eje del poder político; siendo los
hacendados quienes ejercieron el poder directa o indirectamente. En la naciente
República, los hacendados fueron los Presidentes, los Ministros, los diputados; es decir
la élite dominante. La estructura de la autoridad ejercida por este grupo, fue primero de
carácter familiar; entendido esto como un jefe de familia como principal y sus parientes
como autoridades secundarias. Luego, el hacendado, es más que una autoridad laboral,
sino que actúa de Juez, de Policía y de Legislador. Regula además del trabajo, la vida
privada de sus peones. Es la cabeza de una sociedad paternalista, opresora, protectora y
autocrática; donde su autoridad no es cuestionada por los campesinos que ven al
hacendado como un ser superior; y este lo considera natural por los beneficios que este
entrega a los peones. El hacendado tiene todo el poder, es una especie de cacique, que
por la propiedad de la tierra, influencia en la vida económica y social tiene el poder
político; que es una especie de señor feudal con restricciones; que basa su poder para
llegar a gobernar, en una “clientela política” que no es más que su campo de influencia,
el que utiliza para acumular más poder. Para el pueblo campesino, el interés de la patria
no es más que el interés de su patrono. Aquí están las bases del caudillismo político y la
raíz de lo que sería el populismo.
2
IDEM
Así sustentado en esta base económica, se consolida un Estado Corporativo, diseñado
de tal manera de garantizar un marco jurídico y un orden establecido, para legitimar e
institucionalizar la situación privilegiada de las elites que negociaron en un primer
momento el Contrato Social, y que sólo vio adaptaciones en función del cambio propio
de las elites. El Estado Ecuatoriano en sus inicios es diseñado con un propósito muy
claro, maximizar el beneficio de los jugadores en el poder, es decir, no se impone el
velo de ignorancia y como se dijo anteriormente no existe plena libertad ni un esquema
igual para libertades similares. Sobre todo no se puede justificar entonces, las
inevitables desigualdades sociales. Pues estas deberían satisfacer dos condiciones:
Deben estar asociadas a posiciones abiertas a todos en igualdad de oportunidades; y
deben maximizar el beneficio para los miembros menos aventajados de la sociedad.3
Esto claramente no pasa y más aún está totalmente invertido, como en un espejo
maligno, pues el Estado Corporativo no permite que exista movilidad social; buscando
perennizar el poder de las oligarquías, y mucho menos disminuir el riesgo de ser un
perdedor del juego social. Esto es, debido a que existen asimetrías de la información,
que llevan obviamente a que los ganadores, sabiéndose fuertes buscan crear
mecanismos no sólo para mantenerse como tales, sino para evitar que el perdedor tenga
algún beneficio. El indio y el cholo, no son más que el ganado o la tierra; son un medio
y no un fin.
Aunque algunos arguyan que desde 1925, en la “Revolución Juliana” se comenzó a
constituir un verdadero Estado Nacional, debemos decir que los vestigios del Estado
Corporativo no han desaparecido hasta el día de hoy, pues jamás han desaparecido las
desigualdades abismales, no sólo de ingresos sino también en capacidades y derechos
(en la metodología de Sen). Más aún, se han reinventado los mecanismos para conseguir
los mismos fines, y se ha logrado mantener aislados del ejercicio de los derechos
políticos, sociales y económicos a la mayoría de la población ecuatoriana. Las reformas
sociales y económicas han estado de acuerdo a las necesidades de la economía
ecuatoriana de articularse más eficientemente con el mercado externo, con el cual
mantiene relaciones de dependencia. Se puede mirar entonces las reformas de la
Primera y Segunda Juntas de Salvación Nacional y de la presidencia del Dr. Isidro
Ayora, como reformas necesarias en el contexto de la economía mundo para lograr la
expansión de las fronteras de la misma y el crecimiento de la burguesía mundial
(Misión Kemmerer impulsada desde la FED, o la importación de instituciones
extranjeras como el Banco Central y la Superintendencia de Bancos, así como la
Seguridad Social Global y la Corporación Aduanera). Sin embargo en un país como el
Ecuador, dado su relativo aislamiento y poca importancia estratégica para la economía
mundo, la implantación de un verdadero Estado Nación y del capitalismo en toda su
magnitud, no llegó sino hasta la década de los 40’s con el ‘boom’ bananero, y el
posterior auge petrolero; que nos dio un nuevo estatus en el mercado mundial
homogenizador y siempre hambriento de recursos naturales; integrándonos en él por
completo. Esto trajo una renegociación del contrato social, tal como si fuera un juego
dinámico, aunque las asimetrías de la información persisten, existen más jugadores y las
estrategias se vuelven más refinadas y se logran disminuir los beneficios de los
‘ganadores’ y aumentar el bienestar de los ‘perdedores’. Existe en teoría la participación
de todos los jugadores factibles (universalidad de la ciudadanía), pero se mantienen
obstáculos reales para que se pueda ejercer plenamente todos los derechos, en este caso
políticos. Esto nos lleva a una nueva situación estratégica con nuevos jugadores y con
elites no tan coherentes y homogéneas como los albores de nuestro país, pero
3
John Rawls, Sobre las libertades, Paidós, Barcelona 1990, pág. 32.
igualmente dispuestos y sobretodo con los medios para seguir perpetuando la injusticia
(en los términos de los criterios de Rawls) y su posición hegemónica y una gran
mayoría todavía desorganizada, sin conciencia política y sin fines claros, incapaz de
conseguir mejores términos en la negociación.
En este tipo de Contrato Social (si es que puede mantener este nombre), al que todos los
ecuatorianos estamos ligados, por la fuerza o por contratación, es el marco preciso del
que se deriva inevitablemente grandes desigualdades y sobre todo la pobreza y la
miseria. Como vimos el Estado ecuatoriano cumple siempre con dos características
básicas en todas sus diferentes metamorfosis. La primera es que su propósito es tal, que
garantiza y perpetúa el poder de las elites (criollos, hacendados, banqueros,
importadores y exportadores, monopolistas, Cámaras de la Producción y de Industria).
Al mismo tiempo vuelve invisible a todos los demás componentes de la sociedad civil:
indios, clases medias, obreros. La segunda característica es que está diseñado de tal
manera que cumple con una función muy importante para la economía mundo, que es la
explotación eficiente de los recursos primarios y de la mano de obra; que alimentan al
centro industrial mundial. Todo esto hecho en alianza con las clases oligárquicas del
este país.
De estas dos características básicas se pueden derivar las condiciones para que el
Ecuador sea un país donde la pobreza (bajo cualquier metodología) sea escandalosa.
No sólo existirían diferencias en las rentas, dado el marco jurídico que en sus inicios
llegó a legalizar el despojo de la propiedad, en especial de la tierra indígena y la
conformación de las haciendas (con la primera república y la alianza hacendados y
militares). También podemos observar esta realidad con la más reciente flexibilización
laboral o reformas (o propuestas de reformas) a impuestos a la renta, para disminuirlos
en pro de la producción, pero que ocultan un deseo de aumentar desigualdades y
beneficiar aún más a los ricos.
También existirían, diferencias en los derechos para poder ejercer las capacidades.
Para Sen en sus principios de capacidades (capabilities) y derechos (entitlements). La
libertad surge de proveer a los individuos no de bienes primarios homogéneos (de los
que habla Rawls (que incluyen libertad, renta, derechos políticos), sino de capacidades
específicas para que en su contexto histórico y social determinado los individuos
puedan gozar de libertad para procurar su peculiar y también específica noción de
bienestar. No son los logros, en ningún sentido objetivo, lo que determina la adecuación
de su teoría sobre la igualdad sino la posibilidad de determinar libremente lo que uno
quiere hacer en la vida.4
Desde esta perspectiva, tampoco el Contrato Social, o para nuestro análisis la
superestructura jurídica y política ecuatoriana, satisfacen estos principios. Los indígenas
que son las poblaciones con mayor pobreza medida por ingreso y por necesidades
insatisfechas, lo serían también por capacidades y derechos. Su propio contexto social
fue devastado por el contexto histórico de la conquista, la colonia y la hacienda. No sólo
fueron explotados sino también privados de toda clase de oportunidades para realizarse
como seres humanos libres. Hoy en día sigue la privación histórica de estos derechos y
capacidades para la mayoría de ciudadanos ecuatorianos, puesto que el acceso a
sanidad, educación, inclusive podría decirse a un empleo digno siguen siendo de alta
dificultad y aún tendiendo acceso a ellas son de baja calidad. Tampoco se puede dejar
de mencionar las limitaciones existentes a nuestra libertad para trasmitir nuestros
valores y mantener nuestra multiculturalidad y multinacionalidad, bajo el peso del
4
Curso Pobreza; Marco Conceptual: Módulo I; http://cursopobreza.ucab.ve; 21 de agosto 2006 20h36.
monstruo del Estado Nación, puntal de la economía mundo homogenizadora. Siendo
esto, de nuevo, es especialmente cierto para los indígenas, pero se expande en su
dimensión la gran mayoría de pobres, que son la desgraciada mayoría en nuestro país.
Es sin duda importante y en mi opinión crucial, ampliar estos derechos y capacidades al
ámbito ambiental, para ampliar el contexto social e histórico en el que se desarrollaría
ese hombre libre de Sen; a la biosfera y a los ecosistemas sociales. En Ecuador, y creo
en todo el mundo, no se debe tratar de comprender al hombre y a la sociedad sin
comprender también al hábitat natural en el cual se desarrolla. Estos vínculos entre
hombre naturaleza son todavía más fuertes en las comunidades amazónicas y andinas;
para los cuales la tierra no es un insumo o un recurso ni un capital, es su hogar, su
proveedor y su Pacha Mama. Estos derechos y capacidades también deberían incluir
consideraciones intertemporales e interespaciales, pues no se puede maximizar el
beneficio de ningún jugador actual en detrimento de un jugador futuro; inexistente aún
pero real. Esto implícitamente puede llevar al fantasma de la redistribución; pues la
‘gran nave espacial que es el planeta tierra’ establece límites reales y físicos al progreso
de la economía, aún bajo la sustentabilidad débil (sustitución tecnológica como una
solución factible a los problemas ambientales). Significa que es una imposibilidad
igualar ‘hacia arriba’ a todos los habitantes del planeta tierra; dejando como opción que
los más derrochadores sean más austeros; y los más necesitados sean proveídos.
Todos estos aspectos llevan a algunas conclusiones. La primera es la necesidad de un
nuevo Pacto Social, donde se trate sobretodo de construir un marco verdaderamente
inclusivo y que cumpla con el principio del maxmin de Rawls y garantice los derechos y
capacidades; políticos, sociales, económicos y ambientales, de todos los actores
sociales. Sin embargo, es imperativo el replantear y discutir los proyectos políticos y
civilizatorios, para poder lograr este nuevo pacto en los términos de la sociedad plural
que somos y más aun plurinacional. Es decir, replantearse el rol del mercado, del Estado
nación, y sobre todo de la posición de la sociedad frente a la inequidad y a la pobreza.
Esto es dejar de ser complacientes y hasta tolerantes con las graves injusticias,
inequidades y sobretodo la miseria que alimenta oligarquías casi parásitas que nos
gobiernan. Finalmente, esto lleva a la conclusión de que la gran mayoría de ‘excluidos’
del pacto social debemos organizarnos y crear objetivos claros para iniciar una
reformulación de los términos del contrato y mejorar la situación de toda la sociedad,
cuyo ideal de bienestar está hipotecado por los ricos que no quieren dejar de ser ricos y
que para ello desean que los pobres se queden pobres.
Víctor Aguiar
Quito-Ecuador
21 agosto.
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