TEORÍAS ALTERNATIVAS DEL EMPLEO Julio López G*. Teresa S. López* Todo indica que el desempleo continuará siendo el mayor problema económico en las economías modernas. Sin embargo, no todos los economistas concuerdan respecto de cuál, o cuáles, podrían ser las causas de fondo del desempleo. En este capítulo haremos una revisión de las principales teorías con las que se pretende explicar qué determina el nivel del empleo, y cuáles son las causas del desempleo. Primero estudiaremos el modelo neoclásico convencional del mercado de trabajo. Más adelante mostraremos dos enfoques modernos, que difieren del anterior porque introducen matices respecto de esa teoría, de acuerdo con la flexibilización de los supuestos. Ellos son el enfoque neokeynesiano con salarios de eficiencia, y el enfoque neokeynesiano de mercados imperfectos. Finalmente, analizaremos el enfoque basado en el principio de la demanda efectiva. Nuestro análisis está referido exclusivamente al corto plazo. Partimos con una presentación sencilla del modelo neoclásico original. * Profesores de la Facultad de Economía, y de la Escuela Nacional de Estudios Profesionales de Acaltán, de la Universidad Nacional Autónoma de México, respectivamente. 1 I. El pleno empleo en el enfoque neoclásico original Los supuestos básicos del mercado de trabajo neoclásico1 son: 1) la oferta de trabajo se relaciona positivamente con el salario real, ceteris paribus; 2) la demanda de trabajo se determina en un ambiente de competencia perfecta, por lo que ella guarda una relación negativa con el salario real y su posición sólo cambia cuando la productividad del trabajo varia por algún choque exógeno; 3) los salarios y los precios son perfectamente flexibles y sus variaciones permiten eliminar el exceso de demanda en el mercado. Estos supuestos hacen posible que el mercado de trabajo se “vacié” en su totalidad. En el análisis del mercado laboral neoclásico, la curva de la oferta agregada cumple un papel central, ya que de la forma de ésta (recta vertical, como veremos) depende el pleno empleo de los factores productivos, incluyendo el trabajo. Para 1 En esta primera parte nos referiremos exclusivamente a una economía cerrada. El caso de la economía abierta se estudia en la última sección. Para un mayor desarrollo de los temas cubiertos en este apartado se puede consultar cualquier texto de macroeconomía intermedia; por ejemplo: Cuthbertson, K. y Taylor, Mark P., Macroeconomic Systems, Basil Blackwell, Oxford University Press, Gran Bretaña, 1987. Carlin, W. y Soskice D., Macroeconomics and The Wage Bargain. A Modern Approach to Employment, Inflation and the Exchange Rate, Oxford University Press, Gran Bretaña, 1990. Macroeconómica. La Escuela New Cambridge, Cuthbertson, K., Política la Keynesiana y la Monetarista, Editorial Limusa, México 1986. 2 llegar a su derivación es necesario exponer algunos elementos microeconómicos sobre el comportamiento de las empresas y los trabajadores. 1. Demanda de trabajo y maximización de las ganancias En la gráfica 1 (a) se muestra el nivel de producto como función de la cantidad de trabajo (N), para un monto dado de capital (K) que suponemos fijo en el corto plazo, y un determinado estado del avance tecnológico (α). Se supone que la productividad marginal es positiva pero decreciente y la pendiente de la función en cualquier punto mide la productividad marginal del trabajo (PMgN). En la gráfica 1(b) trazamos la PMgN como una función de la cantidad de trabajo, dado un monto de capital y un estado de desarrollo de la tecnología. Si suponemos que en un momento dado hubiera más capital disponible la curva Q(K0) de la gráfica 1(a) se desplazaría hacia arriba hasta Q(K1> K0). Por tanto, la línea de PMgN en la gráfica 1(b) también se desplaza hacia arriba cuando K aumenta. Por último, la gráfica 1(c), donde presentamos a la PMgN en función de N, nos permitirá encontrar el nivel del factor trabajo que las empresas demandarán para maximizar sus ganancias. Suponemos que las empresas venden su producto al precio p en el mercado de bienes finales y que contratan trabajo al salario w en el mercado laboral. La empresa contratará trabajo hasta que su producto marginal sea igual al salario real w/p. En la gráfica 1(c) observamos que si el salario real es (w/p)0, la empresa contratará No cantidad de trabajo, en cambio si el salario real es (w/p)1, la empresa contratará N1 número de trabajadores. 3 Gráfica 1 Las gráficas 1 (a), (b) y (c) han sido trazadas para un nivel dado de conocimiento tecnológico. Cuando se da un avance tecnológico, debido a que se eleva la eficiencia del capital la función de producción se desplaza hacia arriba. De todo lo anterior se desprende que, según el enfoque neoclásico original, los 4 factores determinantes de la demanda de trabajo son: el salario real (w/p), el stock de capital (K) y el nivel de la tecnología. ND = ND (w/p, K, α) Ahora, usando la curva de demanda de trabajo podremos derivar una curva de oferta de bienes finales (Qs) que muestre el nivel de producto que ofrecería la empresa maximizadora de ganancias para cada nivel de w/p, K y α. Dicha relación puede expresarse de la siguiente forma: Qs = Qs[ND(w/p, K, α), K, α ] Nótese que Qs es una función negativa de w/p por razones “directas”, debido a que un w/p más alto significa una ND más baja, y una ND más baja implica menor producción. Por otro lado, Qs es una función positiva de K y α por razones “directas” e “indirectas”. En forma directa, un nivel de K más alto conduce a un mayor producto a través de la función de producción; indirectamente, un nivel de K más elevado provocará un mayor nivel de ND, lo que a su vez aumentará la producción (un avance tecnológico tiene el mismo efecto). Entonces, podemos escribir la función Qs en forma directa así: Qs = Qs(w/p,K,α) 2. Oferta de trabajo y maximización de la utilidad El paso siguiente para determinar la oferta agregada consiste en derivar la oferta de trabajo (NS) como función del salario real que perciben las familias por su trabajo. Siguiendo el marco de análisis convencional, la oferta de trabajo parte de tres supuestos: 1) el trabajador debe optar entre trabajo y ocio; 2) el trabajador consume todo su ingreso salarial, que es su única fuente de ingreso; 3) el trabajador obtiene utilidad tanto del consumo de bienes como del ocio; de tal 5 forma que la función de utilidad del trabajador (UN) establece una relación positiva con el nivel de consumo (C), y una relación negativa con la cantidad de tiempo que dedique al trabajo (N), porque más tiempo de trabajo significa menos tiempo de ocio. Esta relación se expresa de la siguiente forma: UN = UN(C,N) En la gráfica 2 trazamos la curva de indiferencia que muestra todas las combinaciones de C y N que producen determinado nivel de utilidad. Como se observa, las curvas de indiferencia tienen pendiente positiva porque el trabajo produce “desutilidad”. Supongamos que un trabajador se encuentra en el punto A de la curva de indiferencia UN0. Si incrementa sus horas de trabajo en ∆N, su consumo aumentará en ∆CA para permanecer indiferente respecto a su posición original en A. Recordemos que las curvas de indiferencia superiores están asociadas a mayores niveles de utilidad, por tanto, la utilidad en la curva de indiferencia UN2 es mayor que en UN1. Regresando a la curva de indiferencia UN0, un incremento en los servicios laborales ∆N debe equilibrarse con una cantidad de consumo ∆C siempre creciente para mantener al trabajador en el mismo nivel de utilidad. Ello se ilustra en la gráfica 2, donde ∆CB es mayor que ∆CA, lo que significa que la pendiente en el punto B es más pronunciada que la pendiente en el punto A2. El razonamiento 2 Técnicamente, esto significa que la tasa marginal de sustitución entre consumo y ocio, que se mide por la curva de indiferencia en un punto dado, aumenta a medida que disminuye el ocio (y aumenta N) 6 es el siguiente: a medida que crece N queda menos tiempo para el ocio, el trabajador estará menos dispuesto a renunciar a su tiempo de ocio si no se ve compensado con un incremento cada vez mayor en el consumo. A un nivel dado de utilidad, cada reducción en el ocio debe compensarse con un incremento cada vez mayor en el consumo. Pero en última instancia, la elección entre trabajo y consumo dependerá tanto de la función de utilidad como del nivel del salario real. 7 Podemos especificar el conjunto de posibilidades consumo/ocio a que se enfrenta el trabajador a partir del nivel de consumo, que está dado por los ingresos salariales N(w/p). Siguiendo la gráfica 3, tenemos que la línea recta M, de pendiente w/p, muestra las combinaciones entre consumo y trabajo que puede elegir un trabajador. La línea M parte del origen debido a que una familia que no trabaja carece de ingresos y, por ende, le es imposible consumir. Un aumento en el salario real provoca una rotación de la línea M hacia una pendiente más acentuada, de M0 a M1. El nivel de equilibrio de la oferta de trabajo se encuentra superponiendo las preferencias representadas en el mapa de las curvas de indiferencia (gráfica 2) a la recta salario-consumo, como se muestra en la grafica 4(a). Para cada nivel de w/p, los trabajadores trataran de alcanzar la curva de indiferencia más alta posible. El equilibrio se localizará en el punto de tangencia entre la línea M correspondiente y una curva de indiferencia. Si el salario real es (w/p)0, los trabajadores ofrecerán un nivel de trabajo N0, que les permitirá consumir C0. En la gráfica 4 (b) proyectamos la curva de oferta de trabajo que muestra la variación de la cantidad de trabajo ofrecida para determinados niveles de w/p. Supongamos que el (w/p)0 aumenta a (w/p)1; con un mayor salario la curva de indiferencia UN0 se desplazará hasta UN1, a lo que corresponde un nivel de empleo N1; si el salario real sube a (w/p)2, entonces el nivel de empleo será N2. 8 En la gráfica 4 (b) se observa que la curva de oferta de trabajo presenta una pendiente positiva. Sin embargo, en algunos casos, mayores salarios no siempre conducen a una mayor oferta laboral; de hecho pueden generar una menor oferta de trabajo o no tener ningún efecto en las horas trabajadas (oferta de trabajo). Este comportamiento es ambiguo, ya que dichas variaciones dependerán de la intensidad de los efectos ingreso y sustitución entre ingresos reales y ocio. Un salario real más elevado aumenta el costo de oportunidad (en términos de bienes 9 predeterminados, que podrían obtenerse) de una hora adicional de ocio; y por lo tanto, debido a este efecto, los individuos tenderían a sustituir el ocio por el trabajo. Pero, a una mayor tasa de salario por hora, el individuo obtiene más ingresos para el mismo nivel de horas trabajadas; esto es, el individuo percibe que está en una mejor situación, y si el ocio es un bien normal, él tenderá a reducir sus horas de trabajo. De cualquier forma, es común suponer que en el corto plazo el efecto sustitución (trabajo por ocio) domina al efecto ingreso (Feldstein, 1985), por lo que el salario real y la oferta de trabajo deseada (horas trabajadas) se relacionan positivamente. Se considera que las nuevas contrataciones de trabajo responden también a cambios en la tasa de salario real; es decir, los individuos hasta entonces no contratados, basarán su decisión de contratación en la relación que guarde el ocio y el nivel de salario real. Por último, se espera que un cambio exógeno en el nivel de riqueza reduzca la oferta de trabajo debido a que acarrea un efecto ingreso “puro”3. 3. La curva de oferta agregada neoclásica y el pleno empleo Contamos con la curva de demanda (gráfica 1c) y oferta (gráfica 4b) de trabajo, lo que nos permitirá derivar la curva de oferta agregada neoclásica. La forma de esta curva sigue siendo materia de intensas controversias, debido en parte a que ella se deriva de la hipótesis que sostiene que para cualquier nivel de precios, el salario nominal es totalmente flexible y, por tanto, se ajusta para 3 Existen otros factores exógenos como el crecimiento demográfico, factores socio-culturales como las actitudes al trabajo de las mujeres, que pueden influir en la curva de la oferta de trabajo. 10 mantener el equilibrio entre la oferta y la demanda de trabajo. De ello se deduce que el salario real se determina de tal forma que conduce al pleno empleo. Mediante las gráficas 5a, 5b y 5c representamos de manera sencilla la derivación de la curva de oferta agregada. La gráfica 5a muestra la función de producción Q(K0,N); en la gráfica 5c se presenta el equilibrio en el mercado laboral en el punto A, a este punto le corresponde un nivel de trabajo NPE que indica el nivel de trabajo de pleno empleo y un salario real de equilibrio (w/p)PE. Dada la función de producción (gráfico 5 a), automáticamente queda determinado el nivel de pleno empleo, que designamos con NPE. Con esta información podemos trazar la curva de oferta agregada a partir del efecto que provoca un incremento en el nivel de precios. Al subir p se produce un exceso de demanda en el mercado laboral, si el salario nominal permanece constante (el salario real disminuye), se genera un incremento en ND y una disminución en NS. Como los salarios son perfectamente flexibles, el salario nominal subirá en el mismo monto que el nivel de precios, con lo que se restablece el salario real de equilibrio (w/P)PE. Por tanto, el salario real no varía, tampoco el nivel de equilibrio del empleo NPE y, en consecuencia, la oferta de producto permanece constante, lo que explica que la curva de la oferta agregada neoclásica sea una recta vertical que se corta en el eje horizontal en el punto QPE, como se muestra en gráfica 5b. En conclusión, en el enfoque neoclásico el salario está dado por el equilibrio del mercado laboral y, sin perturbaciones en la oferta y demanda de trabajo, el nivel de producto se mantiene constante; esto es, para cualquier nivel de precios la oferta agregada será QPE. 11 4. El mecanismo del pleno empleo automático Con estos elementos microeconómicos como base presentaremos una visión macroeconómica del mecanismo y proceso de ajuste del pleno empleo con ayuda de la gráfica 6a, especificada en el plano p-OA, donde p representa el nivel de precios y OA es la oferta agregada; designamos a Y0 como el producto de equilibrio y p0 el nivel de precios correspondiente a este nivel de producto. En competencia perfecta, la curva de oferta (que también es la curva del costo 12 marginal, gráfica 6b) de las empresas maximizadoras de ganancia estará dada por el segmento ABCD. A lo largo de los segmentos AB y BC se asume que los precios (y salarios nominales) son constantes. En AB las empresas tienen ingresos constantes; de tal manera que podrían doblar la producción duplicando todos los insumos, y dado que los precios son fijos, los costos variables promedio serán constantes (e iguales a los costos marginales). Los empresarios estarán dispuestos a ofrecer el nivel de producción Y1 (menor que Y0) a un nivel de precios p0, y todavía percibirán ganancias “normales”. En el segmento BC, las empresas enfrentan precios fijos de los factores y, dada la disminución de la productividad marginal del trabajo, los costos marginales se incrementarán. A lo largo de este segmento, las empresas requerirán de un nivel mayor de precios como estímulo para que ofrezcan un mayor nivel de producción; lo que provocará una caída en el salario real (w/p). Así, el ajuste se dará a lo largo del segmento BC, y el mismo será igual a la caída en el producto físico marginal del trabajo. La curva de oferta dada por el segmento BC está directamente relacionada con la demanda de trabajo para una empresa perfectamente competitiva, como quedo demostrado en la gráfica 1c. 13 Con salarios y precios perfectamente flexibles y con una curva de oferta agregada vertical, veamos como se “vacía” el mercado de trabajo. Para ello, utilizaremos la gráfica 7 determinada en el plano w/p- ND/NS, donde w/p se refiere a los salarios reales, y ND, NS representan la demanda y oferta de trabajo, respectivamente. Supongamos que se da un incremento en el nivel de precios (originado; por ejemplo, por un exceso en la demanda agregada), que provoca los siguientes efectos: una caída en el salario real, de w0/po a w0/p1, un exceso en la demanda de trabajo y una tendencia de la tasa de salario nominal a subir. Esto último, permite que se restablezca el salario real de equilibrio inicial (w0/p0= w1/p1) y la utilización de trabajo a su nivel original de pleno empleo (N0). Dada la función de producción, el nivel de producto Y0 de la gráfica 6a es estable porque la curva de oferta agregada neoclásica es vertical a largo plazo 14 (segmento DC, gráfica 6a). Cabe señalar que el segmento ABC de la curva de oferta agregada de la gráfica 7 corresponde al segmento ABC de la curva de demanda de trabajo de la gráfica 6a. La una es el reflejo de la otra debido a que están relacionadas a través de la función de producción. En el punto N0 (gráfica 7) y, por tanto, en el punto correspondiente a Yo de la gráficas 6a, todos aquellos trabajadores que deseen trabajar a la tasa real de salario de equilibrio podrán hacerlo, con lo que se logra el pleno empleo. Puede suceder que algunos trabajadores permanezcan desempleados, pero este es un desempleo voluntario y friccional, ya que desaparecerá a medida que el trabajador termine su “búsqueda” para obtener información sobre las tasas de salarios y perspectivas generales de trabajo. La existencia de este tipo de desempleo significa que siempre habrá una “tasa natural” positiva de desempleo aún cuando el mercado de trabajo esté en equilibrio. 15 Como vemos, el pleno empleo automático es posible por la adopción de los supuestos de salarios y precios flexibles y una curva de oferta agregada vertical, lo que implica que los cambios en la oferta monetaria y en el gasto del gobierno no afectan la posición o pendiente de la curva de oferta agregada. En consecuencia, en el modelo neoclásico la producción está determinada por la oferta agregada, y los cambios en la demanda agregada sólo generan cambios en el nivel de precios (ajuste por precios); aquí está el origen del concepto de neutralidad del dinero. 5. El papel de la demanda en el proceso de ajuste La neutralidad del dinero y la oferta monetaria Hasta aquí, todo el análisis ha estado referido a la oferta, y la demanda no juega ningún rol. Sin embargo, en una economía capitalista sólo se produce aquello que se puede vender. ¿Cómo se establece, en el modelo neoclásico, el ajuste de la demanda a la oferta? Veremos que efectivamente la demanda se acomoda a las capacidades de oferta a partir de cambios en las variables monetarias. De acuerdo con el marco analítico neoclásico todas las variables reales se determinan en el lado real de la economía, en tanto que las variables nominales se determinan en el lado financiero (en el mercado de fondos prestables). Esta “dicotomía neoclásica” se expone en las gráficas 8a (especificada el plano p-Y, donde p0 y Y0 representan el nivel de precios y producto de equilibrio, respectivamente, y DA designa la curva de demanda agregada); y 8b y 8c, en donde utilizamos el conocido esquema IS-LM (nótese que en estas gráficas r es la tasa de interés real y Y el producto nominal). Ahora bien, un aumento en la oferta monetaria, desplazará inicialmente la curva la curva LM hasta LM’, lo que 16 provocará una caída en la tasa de interés, de r0 a r1, (véase gráfica 8b); de la misma forma, DA se desplazara hasta DA’ (gráfica 8a). El nuevo equilibrio se establecerá en el punto B de la gráfica 8a; sin embargo, el exceso en la demanda de bienes, dada una curva de oferta agregada vertical, hará subir los precios. A medida que sube p, los saldos reales (M/P) disminuyen, y la curva LM comienza a desplazarse de nuevo hacia la izquierda retomando su posición original, en el punto A (gráfica 8b). Así se restablece automáticamente el equilibrio en el mercado de dinero. Por tanto, las variaciones en la oferta monetaria sólo afectan las variables nominales por la vía de la variación en los precios, pero no influyen en la producción real y, en consecuencia, no perturban el equilibrio en el mercado de trabajo. 17 Efectos de la política fiscal Analicemos primero el efecto que provoca un incremento del gasto público (de G0 a G1; ver gráfica 8c). Al igual que en el caso anterior, la demanda de bienes se incrementará, y el nuevo equilibrio se establecería en el punto B de la gráfica 8a. Pero este punto no representa un equilibrio estable porque en él hay un exceso de demanda por saldos reales (gráfica 8c). Es decir, con saldos reales M/P 18 constantes (LM constante), un incremento en el producto debe venir acompañado de un aumento en la tasa de interés; de lo contrario, las familias encontrarán que sus saldos reales son insuficientes. Ante un producto nominal Y1 más alto que Y0 (punto B de las gráficas 8), las familias cambiarán sus portafolios de bonos a dinero porque necesitan enfrentar un nivel más alto de transacciones. Al vender los bonos para incrementar las tenencias de dinero, el precio de los bonos cae y la tasa de interés se elevará de r0 a r2 (gráfica 8c). Este incremento en r2 permitirá eliminar el exceso en la demanda de saldos reales M/P mediante dos mecanismos; por un lado, una r más alta reduce la demanda de dinero; y por el otro, provoca un efecto negativo sobre la inversión y el consumo privado. En el enfoque neoclásico original, esto es, con curva de oferta agregada vertical, se supone que el aumento en la tasa de interés continúa hasta que se elimina el exceso de demanda por dinero; lo cual sucede en el punto C de la gráfica 8c. Se restablece así el equilibrio final en el mismo nivel de producción Y0, con un nivel de precios más alto p2 y una tasa de interés r2 más alta (gráficas 8a y 8c). Como vemos, con una curva de oferta agregada vertical, todo el aumento en la demanda agregada es absorbido por un incremento en el nivel precios (y de r), en tanto que el nivel de producto y empleo no varían. Los efectos de una reducción de impuestos son opuestos a los que causa un incremento del gasto público. Si la reducción de impuestos afecta los impuestos que las empresas pagan por trabajador (contribuciones a seguridad social), dicha reducción influirá en las decisiones de oferta de producto de las empresas; provocando un incremento en la demanda de trabajo (desplazamiento 19 a la derecha) y, dada la curva de oferta de fuerza de trabajo, ocurrirán un alza en el empleo, en el producto y en los salarios reales. Por otra parte, si dicha reducción incluye a los impuestos por ingresos del trabajo, la oferta de trabajo puede aumentar, permanecer constante, o disminuir; pero en general se supone que ella aumenta debido a que el efecto ingreso predomina sobre el efecto sustitución. De nueva cuenta, aumentarían el empleo y el producto, en tanto que los salarios efectivos que pagan las empresas se reducen. Por último, si disminuyen los beneficios de desempleo, es probable que también aumente la oferta de trabajo (Cuthbertson, et. al., 1987:29). Este aumento en la oferta de trabajo conducirá a una caída en los salarios nominales, una caída menos que proporcional de los precios, y por tanto una reducción de los salarios reales4. La caída en los precios estimulará la expansión de la demanda agregada vía el mercado de dinero (la LM se desplaza a la derecha, como efecto de la caída de los precios); con lo que se restablecerá el equilibrio en el mercado laboral. Si el dinero es neutral y un incremento en el gasto público genera un efecto crowding out, entonces ¿qué es lo que causa los cambios en la producción a largo plazo en el enfoque neoclásico?. El nivel de equilibrio de la producción en el largo plazo (generalmente denominada como “tasa natural”) solo puede verse alterado por las 4 variaciones en la oferta o demanda de trabajo, que a su vez son Recuérdese que en competencia perfecta el precio es igual al costo marginal. Ahora bien, los precios caen menos que los salarios porque los costos caen menos que los salarios, debido a que la productividad marginal del trabajo es decreciente. 20 provocadas por cambios en la función de producción (que provoca desplazamiento en la curva de oferta agregada vertical) o en la función de oferta de fuerza de trabajo. Tasa de interés y neutralidad del dinero Ahora bien, sin las decisiones de las empresas sobre la oferta son las que determinan el nivel de producto, surge la siguiente pregunta: ¿qué variables determinan la tasa de interés en el modelo neoclásico original?. En la gráfica 8b vimos que un incremento en la oferta monetaria provoca un cambio proporcional en el nivel de precios, con lo que se restablecería el nivel de equilibrio en el mercado de dinero (punto A), sin inducir cambios en la tasa de interés. El nivel más alto de precios no genera cambios en la tasa de interés real debido a que la tasa de interés real es igual a la tasa nominal menos la tasa de inflación esperada. Por tanto, la tasa de interés real está determinada por la intersección de las curvas IS y OA que es vertical. Esto es, la oferta monetaria no influye en las variables reales, y la tasa de interés, en el enfoque neoclásico, es una variable real. En la gráfica 8c vimos que un incremento en el gasto real del gobierno genera un incremento la tasa de interés nominal (de r0 a r2). Ahora incorporando el mercado de fondos prestables del enfoque neoclásico, tenemos que la elevación en el nivel de la tasa de interés conducirá a que el ahorro planeado se iguale a la inversión planeada, con lo que la tasa de interés real quedará determinada por la intersección de estas dos variables5. Así, con un crecimiento constante en la oferta 5 No se ve influida por la preferencia por la liquidez ni por el mercado de dinero. 21 monetaria, que genera inflación constante y predecible, la tasa de interés nominal variará de manera proporcional con la tasa de inflación esperada (punto C de la gráfica 8a y 8c). Es decir, la tasa de interés real permanecerá constante e independiente de la oferta monetaria, en concordancia con el supuesto de la neutralidad del dinero (dicotomía neoclásica). Conclusión: el pleno empleo automático En la gráfica 9a, especificada en el plano p-Y, donde denominamos al producto de equilibrio con Y0 y al nivel de precios de equilibrio con p0, observamos que, de acuerdo al enfoque neoclásico, con precios y salarios perfectamente flexibles y curva de oferta agregada vertical, el equilibrio de pleno empleo existe en el punto Y0. Con base a lo que hemos revisado en esta sección, es fácil ver el mecanismo a través del cual el equilibrio se reestablece. Si por cualquier razón la demanda agregada disminuye hasta DA1, al nivel de precios p0 la oferta agregada excede a la demanda agregada (en una cantidad Y1-Y0). Esta situación provoca una caída en los precios, con lo que se incrementa la oferta monetaria real (esto es, se incrementan los saldos reales por el efecto balance real que genera la caída de los precios, y que genera un desplazamiento de la curva LM a la derecha, gráfica 9b). Esto induce una expansión de la demanda agregada (y, en consecuencia de la curva IS, gráfica 9b) a lo largo del segmento BC de la gráfica 9a. Se restablece así el pleno empleo en el punto C de la gráfica 9a, correspondiente al mismo nivel de producto, Y0; pero a un nivel de precios p1 menor y una tasa de interés r1 también menor, sin recurrir a la intervención de la política monetaria o fiscal. 22 II. La determinación del empleo en los modelos neokeynesianos 1. El enfoque neokeynesiano con salarios de eficiencia. En la década de los ochenta los llamados nuevos keynesianos, replantearon la vieja hipótesis marxista de que el trabajo no es una mercancía (Shapiro y Stiglitz ,1984, Green,1988: 305), y por tanto, habría que distinguir entre trabajo e intensidad del trabajo. La intensidad (o esfuerzo) laboral depende del costo esperado (por el trabajador) por la posible pérdida de su empleo, que está determinado por el diferencial entre salario real cuando se está empleado y el ingreso cuando se está desempleado; y de la probabilidad de perder el empleo sin poder encontrar otro similar, que es a su vez función de la tasa global de desempleo (van Ees y Garretsen, 1996). Así pues, la intensidad laboral guarda una relación positiva con el salario real y es una función inversa del nivel agregado 23 de empleo6. A partir de este concepto se establece lo que denominaremos una curva de oferta de trabajo eficiente (NEN), que indica cuál sería el nivel de salario real que deberían pagar las empresas, de tal manera que los trabajadores no eludan esfuerzo (en la literatura anglosajona a ésta se la denomina la Curva de No Evasión del Trabajo). El análisis de la determinación del empleo se puede llevar a cabo recurriendo a tres curvas, la curva de oferta de trabajo eficiente (NEN), la curva de oferta de trabajo ordinario (NS), y la curva de demanda de empleo agregado (ND). Nótese que esta última se construye tomando en cuenta la productividad marginal por unidad de trabajo eficiente, y no por unidad de trabajo 6 En la literatura se han especificado dos funciones de oferta de trabajo efectivo alternativas. La primera es de tipo binario, y establece que el esfuerzo es máximo cuando el salario real es lo suficientemente alto (Shapiro y Stiglitz, 1984: 440). A este nivel de salario real no se elude el trabajo; en el caso contrario de un salario real más bajo, el trabajador elude permanentemente el trabajo (ver detalles en Romer, 1996: 454-456). La otra función es continua y depende del nivel de empleo agregado. En ambos casos, la relación entre salario real y empleo determina una curva de oferta de trabajo eficiente inclinada hacia arriba (NEN). Dicha curva representa, para el caso de una función discreta, la restricción de no evasión del trabajo, pero en el caso de una función continua significa que el salario real maximiza el esfuerzo por trabajador a cada nivel de empleo agregado, y en este caso también se trata de una curva NEN. A niveles más altos de empleo agregado esperado se requiere de salarios maximizadores del esfuerzo más elevados. 24 ordinario; de cualquier forma, su pendiente es negativa. Para simplificar, asumimos que la curva de oferta de trabajo ordinario es paralela al eje (w/p). En la gráfica 10, determinada por el plano w/p-N, donde w/p representa el salario real y N la cantidad de trabajo, se muestra el análisis del mercado de trabajo de este tipo de enfoque neokeynesiano. Suponemos que la curva de oferta de trabajo (NS) se encuentra a la derecha de la curva NEN. Designaremos a No como el nivel de empleo agregado realizado, a (w/p)o como el salario real, y a NPE como el nivel de empleo correspondiente al pleno empleo. Al salario real (w/p)o el empleo agregado efectivo (N0) y el empleo agregado realizado coinciden. El punto A, donde de intersectan las curvas de demanda agregada de trabajo (ND) y la curva de restricción de no evasión del trabajo (NEN), representa el punto de equilibrio que significa que las condiciones de maximización de las ganancias (dada una demanda de trabajo ND) y de minimización de costos (dado que los trabajadores no evaden el trabajo en NEN) son consistentes entre sí. Pero, a la tasa de salario real de equilibrio (w/p)0 sólo se demandan N0 trabajadores; para alcanzar el nivel de NPE, correspondiente al pleno empleo, el salario real debería caer hasta (w/p)1 . Sin embargo, en este punto es muy probable que se de la evasión del trabajo (no se cumple la restricción de no evasión del trabajo). De hecho, el trabajo efectivo que se obtendría sería N1<N0. A diferencia del enfoque neoclásico, en este enfoque el desempleo es involuntario porque no son los trabajadores los que se oponen a una disminución de los salarios reales; son las empresas las que no permiten que los salarios reales caigan, ya que consideran que los trabajadores ya contratados, a cualquier 25 salario real menor al prevaleciente eludirán el trabajo, dejando de cumplirse la condición de maximización de ganancias y minimización de costos (Stiglitz, 1998:434-435). Sin embargo, en este enfoque neokeynesiano, al igual que en el neoclásico, hay desempleo porque los salarios reales son muy altos. Insertar gráfica 10 2. El enfoque neokeynesiano con mercados imperfectos Este enfoque fue planteado por Blanchard y Summers (1986), Nickell (1990), y Layard y Jackman (1991), y se basa en dos ecuaciones; una determina el salario real deseado (wD/p) y la otra el margen de ganancia, entendido aquí como la relación del precio respecto del costo primo (que para simplificar suponemos que está constituido sólo por costos salariales) (p/w), que fijan las empresas. Se supone que el salario real deseado crece con el empleo, y que el mismo en el plano (w/p)-N determina la curva de oferta de fuerza de trabajo, WS. 26 Se supone igualmente que el margen de ganancia crece con el empleo, ya que las empresas pueden subir su precio cuando la demanda es más elevada. Con base en esta última ecuación se genera la curva del salario real efectivo, determinado por la política de fijación de precios por parte de las empresas, PS. Por tanto, PS representa una curva de demanda de trabajo. Supongamos que en ausencia de sindicatos, los trabajadores estarían dispuestos a ofertar una cantidad NS, que, para simplificar, suponemos que es independiente del salario real percibido, pero que cuando hay sindicatos existe una asociación positiva del salario real demandado con el empleo, de manera que WS tiene pendiente positiva en el plano (w/p)-N. La determinación del nivel de empleo de equilibrio se ilustra en la gráfica 11. Según se observa en la gráfica, el equilibrio se establece con un salario real (w/p)0, y un nivel de empleo N0. El empleo es menor que el que se alcanzaría si el 27 mercado de trabajo no tuviera interferencia (en este caso, si no existieran sindicatos), con un nivel de salario (w/p)1. N0 establece el único escenario en que coinciden los salarios reales demandado y efectivo. Dado que en este nivel de empleo las demandas de salario real por parte de los trabajadores y de margen por parte de las firmas coinciden, la inflación es constante7. Ahora bien, ¿qué sucedería en este enfoque si la demanda es mayor y se reduce el desempleo; es decir, si el desempleo se encuentre por debajo del equilibrio? Un desempleo más bajo incrementa el poder negociador de los sindicatos y empuja al salario real demandado por encima del salario real efectivo, determinando un aumento del salario monetario. Si los empresarios desean mantener su margen de ganancia incrementarán sus precios en la misma proporción en que crecieron sus costos. Pero el alza de los precios impediría que los salarios efectivos aumentaran en la misma proporción en que aumentó el salario real demandado, de tal forma que habría una "brecha salarial". En el próximo periodo de negociación colectiva el salario real demandado volvería a crecer, y lo mismo sucedería con los costos y con los precios: ocurriría, de esta forma, un proceso de inflación. Análogamente, si la economía genera un nivel de empleo que se encuentra por debajo del equilibrio, la inflación será decreciente: la desocupación hará que los trabajadores vean reducido su poder negociador y, por consiguiente, el salario real demandado se colocará en un nivel más bajo que el 7 Si N0 denotara el porcentaje de la población activa ocupada, la tasa de desempleo sería (1-N0). 28 salario real efectivo, que está determinado por el precio; la brecha entre el salario real efectivo y el salario real demandado será negativa y el salario monetario y los precios disminuirán. Así pues, en este modelo N0 establece lo que se denomina la Tasa de Desempleo que no Acelera la Inflación (NAIRU, por sus siglas en inglés). Hay más. Los proponentes de este enfoque plantean que en una economía sin intervención estatal, la tasa de desempleo efectivo tenderá a establecerse en torno de la NAIRU. Hay diversas racionalizaciones para esta afirmación, pero la más sencilla es la siguiente. Supóngase que la oferta monetaria y la cantidad de dinero (o su tasa de crecimiento) están dadas. Si existe un exceso de demanda que provoca que el desempleo esté por debajo de la NAIRU, ocurrirá un proceso inflacionario que reducirá la cantidad real de dinero, lo que hará que suba la tasa de interés, con lo que se desalentará el gasto privado hasta el punto en que desaparezca la demanda excesiva8. Por cierto, en este enfoque se admite la posibilidad que la política fiscal o la política monetaria o ambas tengan efectos sobre el nivel de desempleo. Por ejemplo, una política fiscal expansiva podría reducir la desocupación, y si ella viene acompañada con una política monetaria también expansiva, la oferta monetaria real podría crecer al ritmo necesario para hacer posible que la desocupación efectiva se mantenga baja. Pero de todas maneras esto iría acompañado con una inflación persistente, que incluso podría ser creciente. 8 La situación en que la demanda es deficiente es análoga y no necesita discutirse por separado. 29 En síntesis, en este enfoque el equilibrio se establece sólo en un punto: cuando el salario real demandado y efectivo coinciden. Se aduce también que este nivel de desempleo es menor que el que se alcanzaría en una economía en donde no existiera un poder de negociación de los trabajadores. En este sentido, el desempleo es el resultado de este poder de negociación “excesivo” y, desde el punto de vista de los trabajadores considerados individualmente, es un desempleo involuntario: cada uno de ellos considerado individualmente aceptaría trabajar por un salario menor. Nótese que el desempleo no es causado por un salario real efectivo excesivo, sino por un salario real demandado excesivo. Por último, se argumenta que en una economía sin interferencia estatal la tasa de desempleo tenderá a situarse en torno de la NAIRU. En suma, tanto en el modelo neoclásico como en los enfoques neokeynesianos, el desempleo se explica fundamentalmente por la existencia de salarios reales excesivos. Es cierto que el enfoque de la negociación salarial y de la eficiencia salarial pueden contribuir a explicar por qué los salarios de los obreros ocupados pueden ser mayores que los que estaría dispuesto a aceptar un desocupado. Pero su explicación del desempleo es idéntica que la del modelo neoclásico. Desde este punto de vista, no introduce novedad alguna. 30 III La teoría del empleo basada en el principio de la demanda efectiva La teoría del empleo basada en el principio de la demanda efectiva, que fue formulado de manera independiente por Keynes (1979) y Kalecki (1977), puede resumirse con tres afirmaciones9: a) En condiciones normales, en una economía capitalista los niveles de producción y de empleo están determinados por la demanda y no por la oferta. Más precisamente, si la demanda cambia y los recursos no están plenamente ocupados, la oferta se modificará para acomodarse a ella, lo que dará origen a una nueva situación estable (o de equilibrio). En contraste, si se altera la oferta, ello puede inducir variaciones de la demanda, pero estas variaciones serán transitorias: la demanda retornará a su nivel primitivo, y la oferta se tendrá que adecuar a ella. b) El nivel y los cambios de la demanda están determinados sobre todo por el nivel y los cambios de la inversión. Más en general, dentro de la demanda se pueden distinguir elementos autónomos y elementos inducidos. El principal elemento autónomo es la inversión. c) En una economía capitalista nada garantiza que la inversión, o la demanda efectiva en general, alcancen un nivel suficiente para asegurar el pleno aprovechamiento de las capacidades productivas y el pleno empleo de la fuerza de trabajo. Más todavía, cuando hay desocupación de hombres y de máquinas, no se generan fuerzas endógenas que estimulen la ocupación de unos y de otras. 9 No haremos aquí una comparación entre ambas versiones del principio de la demanda efectiva. Referimos al lector a López, 2002. 31 Esta teoría se puede formalizar de manera sencilla con las siguientes tres ecuaciones. La primera es común para las versiones de Keynes y de Kalecki. La segunda corresponde a la versión de Keynes, y la tercera a la versión de Kalecki. N = φ (Y ) Y= I + C0 + X + G 1 + m − c(1 + τ ) Y = P (1) I + CK + (X − M ) + B ε (2) (3) N es el empleo y Y el producto (y la demanda agregada). En la segunda ecuación I, X, G, y C0 son, respectivamente, la inversión, las exportaciones, el gasto del gobierno y la parte estable del consumo, y m, c y τ son la propensión a importar, la propensión al consumo y la tasa de impuestos. A su vez, en la tercera ecuación YP es el ingreso del sector privado, CK es el consumo capitalista, M las importaciones y B el déficit presupuestario; en tanto que ε es la participación de las ganancias en el producto (privado) 10. 10 Kalecki demostró que en una economía privada y cerrada, si los asalariados consumen todo su ingreso las ganancias brutas son iguales al consumo capitalista y la inversión. No demostraremos aquí este teorema, pero el razonamiento se puede exponer de manera intuitiva si definirnos las ganancias como la diferencia entre las ventas y los costos y suponemos que las empresas están verticalmente integradas. Las ventas totales (y el producto o valor agregado) son iguales a la 32 La primera y segunda ecuaciones son conocidas pero la tercera, que sintetiza la teoría de Kalecki, posiblemente requiera explicación. Para ello, supóngase una economía donde los capitalistas son los únicos que ahorran e invierten y donde los asalariados consumen todo su ingreso. El gasto (neto de importaciones) genera un flujo de ingresos que es percibido por el sector privado y por el gobierno. El sector privado percibe además ingresos por transferencias e intereses de la deuda pública. El ingreso después de impuestos del sector privado YP se relaciona entonces con el gasto de la manera que sigue: YP= Ck+ I+ (X-M) + B + Cw (4) En que CW es el consumo asalariado; que es a su vez igual a los salarios totales pagados W. Como los salarios y las ganancias agotan el ingreso del sector privado, la participación de los salarios en el ingreso privado es igual a (1-ε). Si los asalariados consumen todo su ingreso, se puede expresar: Cw = W= (1-ε)YP (5) suma de la inversión más el consumo capitalista, más el consumo asalariado. Los costos son iguales a los salarios. Como el consumo asalariado es igual a los salarios, la diferencia de las ventas y los costos es equivalente a la suma de la inversión más el consumo capitalista. Un razonamiento análogo permite demostrar que en una economía abierta con gobierno las ganancias son iguales al consumo capitalista más la inversión, más el déficit presupuestario, más el excedente de exportaciones. 33 De donde resulta: YP = I + CK + (X − M ) + B ε Ahora bien, la teoría del empleo basada en la demanda efectiva está en abierta contradicción con las teoría clásica y neokeynesiana. Como vimos, estas dos últimas afirman que las rebajas salariales que surgen en condiciones de paro forzoso, por sí mismas, generarían fuerzas que estimulan la absorción de la desocupación; y concluyen que la desocupación se debería a la existencia de un poder monopólico excesivo de los sindicatos o a interferencias del Estado en el libre funcionamiento del mercado, que hacen rígidos los salarios. El supuesto efecto positivo de las rebajas salariales y de los precios sobre la el empleo sería la consecuencia de dos conjuntos de fuerzas que contribuirían a expandir la demanda cuando caen los salarios. El primer conjunto de fuerzas remite a una economía privada y cerrada, en tanto que el segundo se refiere a una economía abierta. La economía cerrada En el caso de una economía cerrada, se afirma que la caída de los salarios estimularía una mayor demanda de inversión y de consumo de los sectores que no perciben salarios con base en dos argumentos, que comparten el supuesto de que al disminuir los costos, la rebaja de salarios haría caer los precios. En el primer argumento, con una oferta monetaria dada, aumentaría la cantidad real de dinero y disminuiría la tasa de interés, lo que incentivaría la inversión. Éste es el 34 que a veces se denomina “efecto Keynes”. En el segundo argumento, al reducirse los precios, aumentaría el valor real del ahorro de las personas, lo que estimularía la reducción de su propensión al ahorro; o, lo que es lo mismo, se estimularía su consumo. Este último es el llamado "efecto Pigou-Patinkin", o efecto de “saldos o balances reales”. El razonamiento precedente puede ilustrarse recurriendo al conocido esquema IS-LM. En la gráfica 12 que sigue expresamos el nivel del producto (real) Y en eje horizontal, y la tasa de interés r (real) en el eje vertical. La curva IS alude al equilibrio en el mercado de bienes, y la curva LM al equilibrio en el mercado financiero. Al caer los salarios y los precios, dada la oferta monetaria aumenta la cantidad real de dinero: la curva LM se desplaza hacia la derecha, a LM'. Por otro lado, la caída de la tasa de interés elevaría la inversión, en tanto que el aumento del consumo (y de la propensión al consumo) derivado del alza del valor real de sus ahorros, desplazaría la curva IS también hacia la derecha, a IS'. Como 35 resultado, el nivel de producto de equilibrio se elevaría de Y a Y', y el empleo se eleva de manera correspondiente. Los propios fundadores del principio de la demanda efectiva plantearon críticas de fondo a los argumentos recién expuestos; críticas no creemos que hayan sido respondidas satisfactoriamente. Veamos primero qué dice Keynes. Aunque el autor de la Teoría General pensaba que el aumento del empleo en el corto plazo requería un descenso de los salarios reales, debido a la existencia de rendimientos decrecientes de los factores, no creía que una disminución de los salarios nominales contribuiría a elevar la ocupación. Reproduzcamos algunas de sus ideas: “pueden desarrollarse determinadas circunstancias en que incluso un aumento considerable de la cantidad de dinero puede ejercer una influencia comparativamente pequeña sobre la tasa de interés; porque ese gran aumento puede ocasionar tal incertidumbre respecto del futuro, que las preferencias por la liquidez debidas al motivo precaución pueden fortalecerse; mientras que la opinión acerca de la futura tasa puede ser tan unánime que una pequeña modificación de las presentes puede ocasionar una oleada de liquidaciones” (Keynes, 1979, pp. 155-156); también, “si el descenso de los salarios trastorna la confianza política por ocasionar descontento popular, el aumento en la preferencia por la liquidez debido a esta causa puede más que neutralizar la liberalización de efectivo de la circulación activa”. Ibid, p. 232; por último, 36 “Hay también la posibilidad...de que tan pronto como la tasa de interés ha bajado a cierto nivel, la preferencia por la liquidez pueda volverse virtualmente absoluta en el sentido que de que casi todos prefieran efectivo a conservar una deuda a una tasa de interés tan baja...; pero aunque este caso extremo pueda llegar a tener importancia práctica en el futuro, aún no conozco ningún ejemplo de él” pag. 207 (énfasis añadido) Como el lector observará, Keynes no creía probable que la caída de los salarios y de los precios haga caer la tasa de interés de manera significativa. Pero su objeción tiene poco que ver con la idea de una curva de preferencia por la liquidez inelástica cuando la tasa de interés es baja, o una “trampa de liquidez”, como se sugiere a partir de la síntesis de Hicks (“aún no conozco ningún ejemplo de [este caso]”. Más bien, su tesis fuerte era que en un contexto en que los salarios y los precios caen, lo probable es que la preferencia por la liquidez se haga mayor, lo que impediría el descenso de la tasa de interés. Kalecki, por su parte, criticó con tres argumentos centrales la idea de que el pleno empleo se logra de manera espontánea en el capitalismo. El primero señala que como la oferta monetaria es más bien endógena, la cantidad real de dinero no tiene por qué crecer cuando caen los precios. El segundo impugna el denominado efecto Pigou; y el tercero se enfoca a los efectos de cambio en la distribución del ingreso sobre la demanda agregada. Para revisar el primer punto, lo mejor es recurrir a una cita extensa del autor: 37 “existe una vía por la que el descenso de los salarios nominales podría, al menos en teoría, estimular la tendencia al alza a largo plazo de la economía capitalista. La disminución a largo plazo de los salarios nominales da lugar a una baja en los precios, y si la producción es estable, a un descenso también del valor monetario de las transacciones. Si los bancos no reducen proporcionalmente la circulación monetaria, se origina a su vez una baja a largo plazo de la tasa de interés a corto plazo y, a continuación, un descenso de la tasa de interés a corto plazo....No obstante, es sumamente dudoso que el mecanismo descrito sea eficaz para obtener aumento alguno de la producción. ...Si persiste durante mucho tiempo la baja de las transacciones, la política bancaria puede fácilmente adaptarse a este descenso secular en forma tal que se reduzca la oferta de dinero pari passu con las transacciones y se sostenga de esta manera la tasa de interés a corto plazo” (1956:163) En cuanto al “efecto Pigou”, Kalecki hizo notar que éste sólo podría ser válido –e incluso ésta no sería condición suficiente-- si toda la oferta de dinero fuera exógena. Esto se puede explicar como sigue. El llamado dinero “endógeno” es el activo del sector privado, que tiene como contrapartida un pasivo del mismo sector privado, que son los créditos que éste ha recibido. El dinero “exógeno” es el que se crea cuando el banco central otorga créditos al gobierno, crédito que no tiene como contrapartida un pasivo del sector privado. Cuando sólo existe dinero endógeno, si bien el valor real de los ahorros privados aumenta cuando los precios caen, el valor real de las deudas crece por un monto equivalente. De manera que si la propensión al gasto de los deudores es mayor que la de los acreedores, lo que es muy probable, el gasto privado más bien tenderá a bajar como 38 consecuencia de una caída de los salarios que abata los precios. Es más, caídas persistentes de los precios podrían incluso provocar una “crisis de confianza”, la que precipitaría desplomes ulteriores del gasto.11 La última crítica de Kalecki al planteamiento neoclásico (y de los nuevos keynesianos) es quizá la más fuerte, y apunta al hecho que en una economía donde rige la competencia imperfecta la caída (proporcional) de los precios puede ser menor que la de los salarios, de manera que al caer el salario nominal la participación de los salarios en el ingreso baja12. Para compensar la caída de la 11 Véase Kalecki (1990 [1944]). Por cierto, Keynes anticipó la misma idea en la Teoría General: “la influencia depresiva que ejerce sobre los empresarios el aumento de la carga de deudas, puede neutralizar parcialmente cualquier reacción optimista que resulte del descenso de los salarios”. Ibid, p. 233. Antes todavía Irving Fisher (1933) predijo si caen mucho los precios más bien ocurriría una "depresión por deudas": las deudas impagas en una economía con una gran articulación financiera precipitarían una serie de crisis escalonadas. Véase Tobin, 1993. 12 A diferencia de Keynes, Kalecki no supone que los rendimientos de los factores son decrecientes en el corto plazo. 39 demanda por trabajador, y asegurar un alza de la demanda, el gasto capitalista debería aumentar bastante, lo cual es improbable que suceda13. Para aclarar este punto, supongamos por el momento que todas las empresas están verticalmente integradas, en el sentido que producen la totalidad de los insumos que utilizan. Denotemos el precio por p, y sean cs el costo salarial unitario y Q el producto (expresado en unidades físicas), respectivamente. En una economía compuesta exclusivamente por capitalistas y asalariados, podemos expresar la participación de los salarios en el ingreso del sector privado ω como: (1-ε)= ω = WIYP = (Q cs)/(Qp)14 = cslp (6) Donde W son los salarios totales pagados, que son equivalentes al costo salarial unitario multiplicado por el número de unidades físicas producidas. Ahora bien, si caen los salarios (y los costos salariales) en mayor proporción que los precios, la participación de los salarios en el ingreso cae y la participación de la ganancia sube. Con base en la ecuación (3) se puede ver fácilmente que esto 13 Suponemos una economía cerrada y privada por lo que en la ecuación (3) B=(X- M)=0. La caída de los salarios eleva ε, por lo que para que YP se mantenga, y a fortiori para que crezca de manera que N aumente, I+CK deberían subir. 14 Si todos los sectores están verticalmente integrados no existe compra ni venta de insumos intermedios. Entonces, el valor bruto de la producción y el producto o valor agregado coinciden. De allí que hacemos YP= Qp. 40 tendrá un efecto adverso sobre la demanda y sobre el ingreso del sector privado, a menos que simultáneamente el gasto capitalista se eleve. Sin embargo, Kalecki objeta esta posibilidad. En su razonamiento utiliza un enfoque que es poco usual y que es importante dejar en claro, donde establece una diferencia entre las decisiones de inversión y la inversión (el consumo capitalista fluctúa relativamente poco en el corto plazo; y crece en el largo plazo siguiendo a las ganancias). Además, considera que las decisiones de inversión se hacen tomando en cuenta, no lo que ocurre en un instante de tiempo, sino lo que ocurre dentro de un cierto lapso. Para ejemplificar, consideremos un cierto periodo de, por ejemplo, un trimestre. En el periodo, la coyuntura general evoluciona de cierta manera, y los capitalistas obtienen un determinado monto de ganancias. Con base en las ganancias y la evaluación que hacen de la coyuntura, toman sus decisiones de inversión, decisiones que se llevarán a efecto en el periodo siguiente. En el próximo período, pues, se encargan los bienes de inversión; se firman compromisos, se hace un adelanto por el costo de esos bienes, etcétera. Ahora bien, Kalecki supone que el empresario no va a cancelar esa decisión: a menos de que las cosas cambiaran de manera muy drástica, él no va a revocar su decisión porque esto involucraría costos. Así pues, en un plazo corto cualquiera, los capitalistas tienen ya decidido el monto de la inversión (y consumo) que realizarán y, antes de tomar nuevas decisiones de inversión, seguramente esperarán un tiempo para evaluar cómo han resultado aquéllas hechas en periodos anteriores. Pero si el gasto capitalista en consumo e inversión no sube cuando los salarios caen, entonces (en una 41 economía privada y cerrada) esa caída provoca un descenso del gasto agregado y también del empleo. Es más, puesto que la caída de los salarios no contribuyó al aumento de las ganancias (ya que la inversión y consumo capitalista no subieron), entonces en el futuro la inversión no tiene por qué ser mayor que lo que habría sido, y por tanto el empleo futuro tampoco aumentará. La economía abierta El segundo grupo de fuerzas que, en el pensamiento convencional, aseguraría la tendencia al pleno empleo en el capitalismo, remite a una economía abierta. El razonamiento se puede expresar como sigue. Cuando el desempleo es alto los salarios tienden a caer, lo que reduce los costos internos y los precios. Con un tipo de cambio nominal dado, la producción nacional ganaría competitividad tanto en el mercado interno como en el exterior, lo que estimularía las exportaciones y frenaría las importaciones. La balanza externa mejoraría, lo que haría crecer la demanda agregada y el empleo. Podemos comprender fácilmente la importancia de analizar este punto con detalle, y en alguna medida sorprende que no siempre se le haya dado la importancia que se merece. Porque, si la caída de los salarios monetarios y reales, y la consiguiente depreciación de la moneda (y mayor competitividad), lograran generar una expansión del empleo y de la producción, en las economías capitalistas existiría una tendencia automática al pleno empleo, tal como afirman el pensamiento económico neoclásico y algunas variantes neokeynesianas. Es más, el mecanismo previamente descrito puede ser más fuerte que los efectos “Keynes” 42 o “Pigou”, que son aquellos en que se ha centrado el debate, y que los fundadores del principio de la demanda efectiva nunca aceptaron. Para analizar esta posibilidad, podemos tomar como eje los planteamientos de Kalecki15, quien analizando este punto concluyó: ...incluso en tal caso [en un sistema abierto, J.L.] la reducción de salarios no conduce necesariamente a un incremento en el empleo, y las perspectivas de elevar el ingreso real agregado de la clase obrera son aún menores. Particularmente, bajo el sistema de tarifas altas y crecientes es muy probable que una reducción en los salarios tenga un efecto nocivo en el empleo incluso en una economía abierta. (Kalecki, 1970, cap. 5). Para nuestro análisis, considérense las ecuaciones siguientes, donde los nuevos símbolos son los siguientes; k es el “grado de monopolio”, o la relación de los ingresos agregados con respecto a los costos primos agregados, que también es igual a la relación de los precios promedio con respecto a los costos primos promedio. j es el costo agregado de los insumos materiales con respecto a la nómina salarial, p es el precio que fijan las empresas, c es el costo primo unitario, p´ es el precio ponderado promedio de todas las empresas, y α y β y n son parámetros. Finalmente, z es el tipo de cambio real, pi es el índice de precios internos, p* es el índice de precios de nuestros socios comerciales, y E es el tipo de cambio nominal (digamos pesos por dólar). Postulamos: 15 En la Teoría General Keynes también estudió los efectos de una caída de los salarios sobre el empleo en una economía abierta. 43 YP = I + CK + (X − M ) + B ε (1 − ε ) = 1 1 + (k − 1)( j + 1) (3) (7) p = αc + β p ' (8) p p' =α + β c p (8’) z=E p* p (9) La ecuación (3) es la ecuación de Kalecki para la demanda agregada. La ecuación (7), que es análoga a la (6) de la sección anterior, pero ahora para el caso general en que las empresas no están verticalmente integradas, muestra que la parte proporcional de las ganancias, y de los salarios, en el valor agregado se determinan por el grado de monopolio y por la relación de los costos de los insumos con respecto a los costos de los salarios (Kalecki, 1977, cap. VI). La ecuación (8) apunta a la política de precios de las empresas, que fijan sus precios tomando en consideración sus costos primos promedio y los precios de otras empresas que elaboran productos similares16. Finalmente, la ecuación (9) define el tipo de cambio real. 16 En una economía totalmente abierta el precio que rige es el internacional. y las empresas domésticas son "tomadoras" y no "hacedoras" del precio. Aquí se está suponiendo implícitamente que las empresas domésticas cuentan con un cierto grado de poder de mercado, como es normalmente el caso. 44 Ahora considérense los efectos de una rebaja salarial que, con un tipo de cambio nominal dado, conduce a un incremento del tipo de cambio real. En el corto plazo, cuando el gasto de los capitalistas está dado, el efecto de esa rebaja sobre el numerador de la ecuación (3) dependerá de la elasticidad de las exportaciones y de las importaciones con respecto al tipo de cambio real. Esa elasticidad probablemente es en la actualidad mayor que en los tiempos de Kalecki, porque hoy en día el comercio se encuentra restringido mucho menos — en otras palabras, la llamada “condición de Marshall-Lerner” probablemente se satisface17. Sin embargo, incluso si ocurriera una mejora de la balanza comercial, no es seguro que el numerador de (3) crezca, ya que la inversión privada puede caer en el corto plazo. Esto de hecho puede darse como resultado de expectativas desfavorables, y del incremento en la tasa de endeudamiento de las empresas con obligaciones tanto en moneda nacional como, sobre todo, extranjera, resultantes de la caída de los precios y de la depreciación de la moneda (Kalecki no consideraba esta última posibilidad, probablemente porque era poco importante en su época) 18. 17 No obstante, es bien sabido que la respuesta de las exportaciones (y de la substitución de importaciones) al cambio en precios relativos puede ser lenta, y que en el corto plazo la depreciación de la moneda puede resultar en un deterioro de la balanza comercial y de las ganancias. 18 En México, por ejemplo, las dos fuertes caídas de la inversión privada, de 1982- 1983 y de 1995, siguieron de manera casi inmediata al considerable aumento de 45 Esto no es todo. Supongamos, sin conceder, que aumenta el numerador de la ecuación (3); esto es, supongamos que como consecuencia de la caída de los salarios y de los precios, mejora la balanza comercial, o que crece la inversión, o que ocurren ambos fenómenos a la vez. Pues bien, de todas maneras la proporción relativa de los salarios en el ingreso (el denominador de (3)) disminuirá debido a la caída de los salarios (véase la ecuación 7). Ciertamente, la caída de los salarios nominales provoca, en primer lugar, un alza en la relación de los costos de los insumos con respecto a los costos salariales (j), y en segundo lugar un aumento en el precio (relativo) de las importaciones competitivas, que probablemente estimulará un incremento en el grado del monopolio (k).19 Resumiendo, con base en el principio de la demanda efectiva, vemos que existen varios factores que pueden causar una contracción de la producción como resultado de la reducción de los salarios, y esta caída puede ocurrir aun cuando se satisfaga la condición de Marshall-Lerner. Además, la contracción de la producción la tasa de endeudamiento de las empresas ocurrido al inicio de cada uno de esos periodos como resultado de la fuerte devaluación de la moneda. 19 Las empresas que abastecen al mercado interno de hecho pueden responder a una depreciación de la moneda en forma diferente a como lo hacen las empresas que abastecen al mercado de exportación. En ambos casos el “grado de monopolio” puede incrementarse, pero mucho más en las empresas que abastecen al mercado de exportaciones debido a que su precio en moneda extranjera caerá muy poco, si es que cae, a pesar de la baja en sus costos en moneda nacional. 46 y del empleo pueden ser de larga duración, debido a los efectos perjudiciales de la declinación en el grado de utilización de la capacidad productiva en las decisiones de inversión y en la inversión futura20. Conclusiones En definitiva, desde un punto de vista puramente teórico, no es para nada evidente que en una economía capitalista la desocupación se tienda a corregir de manera espontánea y que la caída de los salarios y de los precios sea el mecanismo a través del cual se reabsorbe el desempleo. Esas caídas pueden influir de manera negativa sobre la demanda efectiva, que es la que, finalmente, establece los niveles de la producción y de la ocupación. En el caso de una economía cerrada es preciso tomar en cuenta dos efectos desfavorable sobre la demanda. En primer lugar, si los precios caen menos que los salarios se reducirá la participación de los salarios (y del consumo asalariado) en el producto. Es altamente probable que ello reduzca la demanda agregada y la ocupación. En segundo lugar, e incluso si los precios y los salarios caen en la misma proporción, la caída de los primeros elevará el valor real de la deuda acumulada y el aumento de la tasa de endeudamiento de las empresas puede deprimir la inversión. 20 Obviamente, este curso de acontecimientos es poco probable. A la larga, lo más verosímil sería que el Estado elevara su gasto para compensar la caída de la demanda privada. 47 En el caso de una economía abierta existen tres efectos negativos sobre la demanda, que ocurrirían en una situación de desempleo que provoque caídas de los salarios y de los precios. Al impacto adverso de una mayor tasa de endeudamiento de las empresas -asociado a la caída de los precios de la producción nacional- y de la transferencia de poder de compra desde los asalariados hacia los capitalistas -que deriva de la caída de los salarios en menor proporción que los precios-, se debe agregar la transferencia de poder de compra de los agentes internos hacia al exterior, como consecuencia de la caída de los precios internos respecto de los internacionales. En síntesis, al igual que ocurre en una economía cerrada, también en una economía abierta es poco factible que una caída de los salarios y de los precios tienda a estimular la demanda efectiva. De hecho, es más probable que ocurra exactamente lo contrario, sobre todo si los primeros caen más que los segundos. De lo anterior derivamos la conclusión de que no existen bases sólidas como para sostener que en una economía capitalista el desempleo se tiende a absorber de manera espontánea, y que la interferencia del Estado sobre las fuerzas del mercado es inútil o perjudicial para lograr una ocupación plena. Antes al contrario: las políticas macroeconómicas son, o pueden ser, de la mayor importancia. Bibliografía Carlin, W. y Soskice, D. (1990). Macroeconomics and the Wage Bargain . A Modern Approach to Employment, Inflation and the Exchange Rate, Oxford University Press, New York. 48 Cuthbertson, K. and Taylor (1987). Mark P., Macroeconomic Systems, Basil Blackwell, Oxford University Press, Great Britain. Cuthbertson, K. (1986) Política Macroeconómica. La Escuela New Cambridge, la Keynesiana y la Monetarista, Editorial Limusa, México. Ees, H. van y Garretsen, H. (1996) “Endogenizing the natural rate of unemployment: Phelps’s structural slumps and the Post Walrasian framework”, en D. 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