CONCLUSIONES FINALES CALIDAD PRESCRIPCIon 2

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CONCLUSIONES FINALES DE LA JORNADA SOBRE CALIDAD
DE LA PRESCRIPCION DE LA ORGANIZACIÓN MEDICA COLEGIAL
Tras la celebración de la Jornada sobre Calidad de Prescripción, organizada el
pasado 16 de diciembre por la Organización Médica Colegial, los participantes en la
misma han elaborado un decálogo de conclusiones que se enviarán a las diferentes
administraciones sanitarias y agentes implicados con el fin de ayudar a mejorar la
calidad de la prescripción, racionalizar el gasto farmacéutico y potenciar el uso
adecuado del medicamento.
Los ponentes han determinado que para una mejora de la calidad de prescripción se
ha de tener en cuenta 11 puntos fundamentales.
1-. En la asistencia sanitaria la calidad es un concepto indefinido y resbaladizo que
admite interpretaciones diversas. Por lo cual, no es posible conocer, ni controlar, ni
promover la calidad sin antes definirla y establecer algún modo de medirla. Sólo al
expresarla en números con indicadores y datos de control se hace real, homogénea y
aplicable a la práctica clínica. Creemos que la principal herramienta para la mejora
de la calidad de la prescripción es la disponibilidad del tiempo adecuado de
consulta.
2-. No existe la dispensación principios activos, al no exister dichos principios en la
oficina de farmacia en donde sólo existen genéricos o medicamentos de marca.
Debería sustituirse por “Es el farmacéutico quien determina el fármaco a
administrar”. No se entiende la insistencia sobre la prescripción de principios
activos cuando se debería de hablar de prescripción de genéricos de marca.
3- Los medicamentos genéricos representan una de las medidas más eficaces en el
control de la factura farmacéutica y deberían suponer un ahorro importante sobre los
medicamentos originales de marca. La utilización de genéricos propicia un beneficio
directo, tanto para el ciudadano como para el sistema sanitario, al pagar menos por
el mismo fármaco.
4-. No se puede reducir la factura farmacéutica sin un análisis detallado del gasto
considerado idóneo y que evite perversiones en las decisiones terapéuticas. Los
incentivos por ahorro son éticamente peligrosos y un arma de doble filo para los
pacientes. No siempre la mejor terapia, en términos de calidad y justicia, va a ser la
de menor coste directo. La calidad no siempre va unida al ahorro, por ello medidas
simplistas en términos cuantitativos pueden ser inadecuadas.
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5-. En una encuesta realizada por la OMC, el 95 % de los médicos considera que los
medicamentos, al igual que otras tecnologías sanitarias, se deberían evaluar, no sólo
por el gasto sino también por sus beneficios en salud y sobre la calidad y la
eficiencia del SNS.
6-. Las políticas nacionales sobre medicamentos genéricos deben ser coherentes y
no ofrecer productos que no han demostrado entre sí ni su bioequivalencia en Fase I
ni su biodisponibilidad, pues de esta forma no se asegura la perfecta
intercambiabilidad terapéutica entre marcas y genéricos.
7-. De seguir utilizando el término “prescripción por principios activos” será
necesario la introducción de criterios de bioapariencia similar para aquellas
especialidades farmacéuticas que correspondan al mismo principio activo.
8-. Si el médico es quien indica la especialidad a dispensar no tiene ningún sentido
que a igualdad de precios, (Decreto de Precios de Referencias), se permita al
farmacéutico la sustitución. La relación médico – enfermo lo agradecería. Los
médicos siguen solicitando la “casilla de no sustitución” en las recetas.
9-. Es fundamental contar en las consultas con sistemas informáticos para la
prescripción, centrados en el paciente y en el médico, que faciliten la dispensación
y la eficiencia e incluyan aspectos como la composición, farmacodinámica,
farmacocinética, farmacología clínica y fármaco vigilancia.
10-. Es improcedente continuar con el ingente número de especialidades
farmacéuticas para un mismo principio activo.
11-. Debe ser prioritario para el SNS garantizar a la población que el médico recibe
información del medicamento fiable y de calidad y para ello debe garantizar la
financiación de programas formativos impartidos por Farmacólogos clínicos y
basados en el uso adecuado de los medicamentos, tanto en el Pregrado como en el
Postgrado formativo.
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