Homenaje a los presidentes de la I República

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Homenaje a los Presidentes de la
I República Española
Ofrenda floral en Madrid, en el Cementerio Civil de la Almudena
11 de Febrero de 2014, 11horas
Semblanzas de cuatro presidentes de la I República
Ángel L. Sabroso.
ESTANISLAO FIGUERAS Y MORAGAS (Barcelona, 1819 – Madrid, 1882)
Presidente de la I República del 12 de febrero al 11 de junio 1873
En 1837, ingresó en el Partido Progresista. Redactor del periódico “El Constitucional”, se apartó
pronto del progresismo para alinearse con los primeros grupos demócratas y republicanos. En 1848, se
traslada a Madrid para colaborar en las intentonas revolucionarias. En 1851 y 1854, fue diputado
republicano por Tarragona, siendo uno de los 21 diputados que votaron contra la monarquía en las
Constituyentes. En la “vicalvarada" (1854, O’Donnell y Serrano), estaba en la Junta Revolucionaria de
Tarragona, y esta Junta le nombró diputado en las Constituyentes de 1855. Desde entonces, residió en
Madrid. Al volver Narváez al poder, Figueras se opuso firmemente a su gobierno, siendo encarcelado y
luego desterrado a Navarra (Pamplona y Aoiz), por su intervención en los movimientos revolucionarios de
1867, aunque pronto regresó a Madrid, donde forma parte, en 1868, de la Junta Revolucionaria y es
nombrado alcalde popular del distrito de Congreso
Funda el periódico “La Igualdad”, que se convierte en el más importante diario republicano. Dirige la minoría federal y
se enfrenta constantemente a la candidatura al trono de Amadeo I, tras la abdicación del cual se proclama la República (11-21873). Formó y presidió el primer gobierno republicano (12-2-1873). También constituyó el segundo gobierno, pero, en junio,
abandonó y marchó a Francia (ver Benito Pérez Galdós “La I República”), viéndose incapaz de superar el federalismo catalán,
la guerra carlista y la permanente conspiración monárquica. Vuelve a la vida política en 1880, año en que se separa
doctrinalmente de Pì y Margall y funda el Partido Republicano Federal Orgánico, para intentar rehacer la unidad de los
republicanos, pero muere al poco tiempo.
FRANCISCO PÌ Y MARGALL (Barcelona, 1824 – Madrid, 1901)
Presidente de la I República del 11 de junio al 18 de julio de 1873
Estudió Derecho en Barcelona y se dedicó a la Historia del Arte. Se traslada a Madrid,
donde se doctora en Derecho (1847), iniciando su labor periodística. Su actividad política, iniciada
con su ingreso en el Partido Demócrata, alcanzó especial relieve en 1854, pero en las elecciones a
diputado por Barcelona fue derrotado por Prim. No obstante, aquel mismo año, prepara “La reacción
y la Revolución” (1855), obra en la que propugna el sistema federal como garantía de la libertad y
soberanía individual y como primer paso hacia una sociedad sin poder.
Su postura en el Partido Demócrata, se robusteció con su intervención en la “Declaración de los 30” (1860), en la
pugna entre individualistas y socialistas, con sus polémicas con “La Democracia”, de Castelar sobre el problema social y con
su oposición a la alianza de demócratas con progresistas. Sin embargo, participó en la “Insurrección de San Gil” (junio 1866),
por lo que hubo de emigrar a París. A raíz de la Revolución del 68, vuelve a España, concretamente a Barcelona, donde fue es
elegido diputado en febrero de 1869. Con su oratoria concisa y su dirección de la minoría federal en las Cortes, aumentó su
prestigio y fue elegido miembro del Directorio (1870-72). No obstante, este ascendiente mermó en 1872, por su condena del
alzamiento federal en Ferrol y por la escisión de los federales en “benévolos” e “intransigentes”. Al proclamarse la República,
fue designado ministro de Gobernación en el gabinete de Figueras (febrero-junio 1873). Su labor fue notable, en relación con la
crisis política con los radicales (24 feb.), la tentativa de Estado Catalán en Barcelona (8 marzo) y el conato de insurrección de
los radicales en Madrid (23 abril). Asimismo, dirigió con honradez modélica las elecciones para la Asamblea Constituyente, que
decretó la República Federal como forma de gobierno (7 junio 1873). Tras la marcha de Figueras, Pì fue elegido para el mismo
cargo por la Asamblea (8 junio). Hubo de enfrentarse con la lentitud de los debates, el fraccionamiento de la Cámara y con la
creciente insurrección carlista, agravada por la indisciplina militar y la situación hacendística. La impaciencia de algunos por
organizar federativamente a España se reflejó en el movimiento cantonalista, especialmente en Cartagena y los graves hechos
de Alcoy (julio 1873). Ante la gravedad de la situación y hostilizado en las Cortes por los partidarios de Salmerón y Castelar, Pì
dimitió el 18 de julio. Tras la caída de la I República, siguió fiel a su federalismo, que perfeccionó aún más en “Las
nacionalidades” (1876). Continuó con su labor literaria, periodística y política, rodeado de un prestigio de político consecuente y
honesto, que aún subsiste.
NICOLÁS SALMERÓN (Alhama la Seca, Almería, 1838 – Pau, Francia, 1908)
Presidente de la I República del 18 de julio al 6 de septiembre de 1873
Tras cursar Derecho y Filosofía en Granada y Madrid, destacó por sus colaboraciones
políticas en “La Discusión” y “La Democracia” . A pesar de su adhesión al Partido Demócrata, no fue
elegido diputado en las Constituyentes de 1869. Diputado federal en las Cortes de Amadeo I, destacó
por su participación en los debates sobre la Internacional (octubre-noviembre 1971). Proclamada la
República, fue ministro de Gracia y Justicia con Figueras. Aplicó ideas reformistas, especialmente en
las relaciones Iglesia-Estado, e inició reformas legislativas y penitenciarias. Integrado en el centroderecha en el conjunto de las fuerzas republicanas, sucedió en la presidencia de las Cortes a José Mª
Orense (junio 1973) y, un mes después, reemplazó en la presidencia de la República a Pì y Margall.
Durante su mandato (18 julio – 6 septiembre), se enfrentó con el cantonalismo.
Con la ayuda de los generales Martínez Campos y Pavía, logró reducir la insurrección cantonalista. No obstante,
hostilizado por otros sectores republicanos y, ante la impotencia del ejército frente a los carlistas, dimitió, justificando esta
decisión, según sus enemigos, con la negativa a firmar varias sentencias de muerte, que sí firmó posteriormente Castelar.
Reemplazado por éste, volvió a la presidencia de las Cortes (septiembre 1873), desde donde combatió la política de Castelar.
Fue destituido por el golpe del general Pavía. Durante la Restauración, se acercó al sector republicano de Ruiz Zorrilla y fundó
el grupo “La Justicia” (1 enero), germen del Partido Republicano Centralista. Colaboró en varios intentos unificadores del
republicanismo: participación en la Unión Republicana de 1893, creada con fines electorales; logra el acta de diputado por
Barcelona, que mantiene hasta 1897; forma parte de la dirección de la Unión Republicana (1903). Apoyó el regionalismo
catalán, siendo elegido presidente de Solidaridad Catalana (1906), pero, ante el escisionismo lerrouxista, se marchó a Francia.
EMILIO CASTELAR Y RIPOLL (Cádiz, 1832 – S. Pedro del Pinatar, Murcia, 1899)
Presidente de la I República del 7 de septiembre 1873 al 3 de enero1874
Estudió Derecho y Filosofía en Madrid. Militó en el Partido Democrático. Fundó el
periódico “La Democracia”, en 1863”. En 1864, es separado de su cátedra, por un artículo en el que
combatía a Isabel II por la supuesta cesión de joyas de la corona al Estado, que la reina proponía,
a cambio de reservarse un determinado tanto por ciento de su valor. Tras el fracaso de la
sublevación de junio de 1866, fue encarcelado y condenado a muerte, pero escapó y pasó a
Francia donde colaboró en la organización de la revolución de 1868. Tras el triunfo de ésta, regresó
a España y se incorporó al partido republicano, que dirigió junto con Pì y Margall y Figueras.
Combatió la candidatura de Amadeo de Saboya al trono
. Proclamada la República, fue nombrado ministro de Estado por Figueras: disolvió las órdenes militares, las de
Carlos III e Isabel la Católica y suprimió los títulos nobiliarios. Tras la dimisión de Salmerón, ocupó la presidencia del Gobierno
(septiembre 1873), suspendió las Cortes y ejerció el poder con mano dura, firmando las penas de muerte a las que se había
negado Salmerón y aplastando el movimiento cantonalista. Reabiertas las Cortes, fue combatido y presentó su dimisión.
El general Pavía disuelve las Cortes y Castelar parte hacia Italia y Francia, aunque pronto regresa a España. Ha
evolucionado hacia posiciones moderadas y acepta de hecho la Restauración borbónica; aunque siguió considerándose
republicano, apoyó a Sagasta y, a través de éste, colaboró con la monarquía
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