Revista Candidus No.17 - Septiembre/Octubre 2001 Maigualida González SOLO LEYENDO, LEEMOS Y FORMAMOS LECTORES Es natural entre los adultos (padres, docentes) la creciente preocupación por promover entre los niños tanto el gusto por la lectura, como las ganas de comprender lo que leen y compartirlo con los demás a partir de una lectura oral fluida. Y es que cada vez estamos más conscientes de cómo la comunicación oral nos conecta con nuestro mundo circundante, con los hábitos, pensamientos, maneras de ver, de comunicarnos en familia y en sociedad, pero como dependemos de la comunicación escrita para conectarnos en un contexto mundial y acercarnos al conocimiento universal. La lectura, mágica acción que realizamos los hombres, mujeres, niños y niñas, nos viene permitiendo conocer en la distancia: desde el corazón de un continente lejano Africa “Un cuento negro para una negra noche”,su fauna “asombrosos animales”, haciendo los recorridos o escogiendo los caminos que mejor nos resulten, por Arabia “El príncipe kamar y la princesa Boudour”, por China “El gorrión gentil”, y así, deambular por el mundo hasta llegar a tierras más cercanas. Las nuestras, Venezuela “La ratoncita presumida” . Leer nos facilita con su permanente libertad para romper tiempos y espacios aproximarnos a las creencias, mitos, pensamientos y ciencias que nos vienen dando conocimiento, sentimientos, fuerza espiritual y social “Mitología fantástica para niños”, “El conejo y el mapurite”, viajar al lejano cielo infinito “De la tierra a la luna”, adentrarnos en nuestro propio cuerpo “El autobús mágico”, perturbar nuestros sueños “Cuentos de espantos y aparecidos”, o procurarnos un agradable descanso “El canto de las ballenas”. Es así como, la importancia de la lectura es clara, la necesidad de leer es evidente, pero ¿Cómo ser y convertir a nuestros hijos en lectores eficientes?, ¿Cómo seleccionar lecturas adecuadas?, ¿De qué manera hacemos de la lectura una actividad placentera?, ¿Qué leer?, ¿Seremos capaces de animar a otros a leer?, ¿Cómo? Pues bien, debemos comenzar por hacer una profunda reflexión acerca de lo que significa para nosotros mismos la lectura, particularmente creo que no hay receta que valga sí no revisamos nuestro propio yo lector, ¿Leemos con frecuencia?, ¿Qué leemos?, ¿Nos divertimos leyendo?. De esta primera tarea depende el que padres y docentes podamos acercarnos al yo lector de nuestros niños; Si disfruto la lectura seguramente haré de la lectura en compañía un momento de gusto y de placer, si me gusta leer diversos estilos, literarios, cuentos, poemas, novelas, o permanentemente cambio el tipo de texto y leo para divertirme, para informarme, para estudiar, entonces tenemos adelantado la mayor parte del trabajo. Si no es así, nunca es tarde para comenzar, recordemos cuanto disfrutábamos cuando nos leían un cuento y hagamos lecturas de cuentos con la mirada del niño que siempre permanece en nosotros, leamos poesía y disfrutemos de la música que ofrecen sus rimas, leamos para informarnos y conocer, con las ganas de quien piensa que no conoce nada y tendremos las puertas abiertas de los otros lectores o futuros lectores. Cuando escojamos un libro, una revista, o un periódico, sòlo por poner ejemplos, hagámoslo revisando, qué nos gusta o le gusta conocer a nuestros niños, acerca de qué me interesa leer y le interesa leer a mi niño, qué me divierte y le divierte a èl, tomando en cuenta además que lo escrito nos diga algo significativo, emocionante, divertido, con sentido. No siempre un cuento corto ayuda al niño a entender mejor, a veces puede ser confuso si su contenido proviene de ideas aisladas, sin secuencias, de resumen o extractos de cuentos o de pasajes históricos o novelas, realizados de esa manera con la excusa de “así se facilita la lectura del niño”, “al niño le fastidia los escritos muy largos”, largo o corto lo que leemos siempre tiene que significar algo para nosotros. Al seleccionar un libro con imágenes garanticemos que las imágenes nos resulten agradables y le agraden a los niños, deben al igual que la escritura contar con significado y si acompañan un texto escrito (en ocasiones los libros de imágenes dicen más que las palabras) tener relación con lo escrito. La imagen en los libros no es solo un decorado, no debe ser algo colocado allí para dar colorido a un texto. Todo lo que vemos en los libros debe significar algo para nosotros. Es decir, cuando decidimos seleccionar una lectura para nosotros, no hay problema, siempre estamos nosotros, pero si es para otro, sobretodo si es un niño debemos contar con él , bien porque está con nosotros, bien porque conocemos sus gustos e intereses al seleccionar libros. Lo que leemos debe ser de nuestro agrado. Disfrutar del placer de leer viene acompañado además del ritmo de lectura, el tono, la expresión representativa de cada tipo de texto, piense en lo cómico que puede resultar leer un poema como si se estuviese leyendo una noticia de periódico, o un cuento como una receta de cocina, actividad que podemos hacer para divertir al niño o divertirnos nosotros, pero todo aquel niño o niña que haya tenido contacto con los escritos, escuchado radio, visto televisión o manejado una computadora, reconoce de inmediato la diferencia y porque no hasta el absurdo, es por ello la importancia de leer a los niños, desde muy pequeños, utilizando la magia de la diversidad de tonos y ritmos de la voz y la expresión oral. Debemos considerar al leer la diferencia en la manera de hablar de un gigante, un niño o un ave aún cuando todos estén en el mismo castillo. Lo que leemos debe resultar agradable a nuestros oídos e imaginación. En fin , hagamos lectura de diferentes tipos de textos, comentemos frecuentemente lo que leemos, realicemos lectura compartida con adultos y niños y no solo estaremos mejorando como lectores, promoviendo lectura y fomentando la formación de nuevos lectores, sino además favoreciendo el desarrollo personal-social para la adaptación al mundo de hoy y la comunicación www.revistacandidus.com © Copyright 2000 CERINED, ONG