Marta Paradés Martín (Universidad Autónoma de Madrid)

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“LA
IDENTIDAD
ESPAÑOLA
Y
LAS
ACTITUDES
HACIA
LOS
INMIGRANTES”
Marta Paradés Martín (Universidad Autónoma de Madrid)
Resumen
Este trabajo tiene como principal objetivo analizar si la identidad nacional es un factor
que influye en las actitudes hacia la inmigración incluso cuando se tienen en cuenta
factores económicos o contextuales como la actual crisis. Para ello, se utilizarán datos
de encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas y se llevarán a cabo análisis
estadísticos confrontando resultados anteriores al inicio de la crisis económica con
resultados de un período de plena crisis. En los últimos años, España ha recibido un
gran número de población inmigrante a lo que hay que añadir la complicada situación
en la que se encuentra el país propiciada por la crisis económica actual. En este
contexto, la identidad nacional puede tener un papel relevante como determinante de las
actitudes hacia la inmigración. En este sentido, el sentimiento de amenaza percibido por
parte de los ciudadanos/as puede ser un condicionante para el rechazo de los
inmigrantes motivado por el deseo de mantener la homogeneidad de una comunidad y
por la competencia que les supone en el acceso a recursos y al mercado laboral. Por ello
se espera que la identidad nacional condicione las actitudes hacia la inmigración de los
ciudadanos/as españoles en el sentido de que a mayor identidad nacional, más negativas
serán las actitudes mostradas por la ciudadanía española hacia la inmigración. En cuanto
a los factores económicos, la situación que atraviesa nuestro país como consecuencia de
la crisis económica puede favorecer actitudes negativas hacia los inmigrantes también
desde esta perspectiva.
Palabras clave: identidad española, actitudes, inmigrantes, crisis económica.
1
1. Introducción
La globalización es uno de los rasgos más destacados de nuestras sociedades y que ha
favorecido el fenómeno de la inmigración. Gracias a las mejoras en los transportes y los
nuevos medios de comunicación se han facilitado los movimientos de personas y, por lo
tanto, las migraciones. Éste último es uno de los fenómenos que han contribuido a
cambiar la sociedad española desde un punto de vista demográfico, social y económico.
El gran número de inmigrantes que ha recibido España en los últimos años lo ha
convertido en un país de gran atracción de población inmigrante. Para hacerse una idea
de la gran transformación que ha sufrido nuestro país en los últimos quince años bastan
unos datos. Según el INE1, a primeros de enero de 2011 residían en nuestro país 5,7
millones de personas nacidas fuera de nuestras fronteras. Una década antes, a finales del
2001 estas cifras se situaban en torno a dos millones de personas lo que representaba un
4,7 por ciento de la población residentes en España. Sin embargo, las dificultades
económicas que atraviesa el país desde mediados de 2008 por la actual crisis económica
ha provocado una disminución del número de inmigrantes en nuestro país. En 212 y
2013 los datos de los extranjeros en España han disminuido, pasando a ser 5,5 millones
a primeros de 2013, aunque todavía significan una parte importante de la población.
Esta afluencia masiva de extranjeros a nuestro país unido a la situación actual de crisis
puede provocar actitudes contrarias a la inmigración, colocando el fenómeno de la
inmigración como cuarto problema de España2 (aunque en la actualidad esta posición ha
disminuido notablemente a favor de otros problemas como la situación económica o el
paro). A diferencia de los países tradicionales de inmigración (Estados Unidos, Canadá,
Australia), los cuales incorporaron la inmigración como un rasgo idiosincrático de su
carácter nacional al ser receptores netos de inmigración cuando tenía lugar su proceso
de construcción nacional en los países europeos los flujos migratorios han sido
posteriores. España se enmarca en este contexto europeo, en el que los flujos
migratorios han llegado concluidos sus procesos de construcción nacional. Ello ha
propiciado que los países europeos de Europa Occidental estén teniendo serios
problemas de reajuste a la nueva situación.
1
Instituto Nacional de Estadística
2
Según el barómetro del CIS de junio de 2011
2
Si en términos generales, la inmigración es percibida como una potencial amenaza ya
sea contra la economía (personal o nacional), la seguridad ciudadana y la identidad
cultural de la sociedad receptora de los inmigrantes (Espenshade y Calhoun, 1993;
Teitelbaum y Weiner, 1995), en el contexto de crisis económica y con el aumento de las
cifras de personas desempleadas, el rechazo hacia el inmigrante puede crecer al
aumentar la competencia en el acceso al mercado laboral. Dada esta nueva situación, la
identidad nacional puede tener un papel relevante como determinante de las actitudes
hacia la inmigración. Por ello, el propósito de este trabajo es analizar el papel de la
identidad nacional en las actitudes hacia la inmigración. Para ello, exploraré el papel de
factores de tipo económico y de tipo simbólico o cultural en las actitudes hacia la
inmigración bajo determinadas condiciones contextuales confrontando los resultados de
un período crecimiento económico frente a un período bajo la crisis económica actual.
El trabajo se estructura en dos partes diferenciadas. En la primera parte, de carácter más
descriptivo, se exponen los distintos factores tanto económicos como simbólicos que
pueden condicionar la actitud hacia los extranjeros, prestando especial atención al papel
de la identidad nacional como condicionante de la misma. En el segundo apartado, de
carácter empírico, se describen las actitudes hacia los inmigrantes y se presentan los
análisis confrontando dos períodos de tiempo distintos, uno antes de comenzar la crisis
económica europea y otro en plena crisis, para terminar con unas conclusiones.
2. Condicionantes de las actitudes hacia la inmigración
En la literatura científica, los factores que condicionan las actitudes hacia la inmigración
se han distinguido fundamentalmente entre aquellos factores económicos y los que no lo
son. Mientras que los económicos se caracterizan por un cálculo acerca de los
beneficios o costes que supone la inmigración para su situación personal o para el país,
los segundos se derivan del deseo de mantener la homogeneidad en la comunidad
receptora. Entre éstos últimos destaca el papel de la identidad nacional, ya que, en
términos generales, las relaciones de solidaridad son más fuertes dentro del grupo,
manifestando sentimientos de recelo de aquellos que provienen de ámbitos externos al
grupo (Schwartz, 1996).
3
Factores económicos
Las opiniones hacia las personas inmigrantes, tal y como se ha señalado anteriormente,
pueden depender fundamentalmente de factores simbólicos o de factores económicos
(Citrin y Sides, 2007). Estos últimos justifican el rechazo o aceptación de los
inmigrantes por la influencia positiva o negativa en la economía personal o nacional. De
esta forma, los ciudadanos/as llevarán a cabo un cálculo de lo que supone la
inmigración al bienestar económico personal y nacional. Esta perspectiva utilitarista
significará que los flujos de inmigrantes serán recibidos de una manera positiva siempre
que signifiquen una contribución para el Estado o no sean una competencia para los
trabajadores autóctonos situándose en nichos de trabajos que los españoles rechacen.
Esta podría ser la situación relativa a períodos de crecimiento económico donde los
inmigrantes se encargaban de puestos de trabajos caracterizados por su baja
remuneración o su dureza. Ciertamente, en épocas de crecimiento económico, la opinión
pública española en materia migratoria era considerada como una de las más
aperturistas de toda Europa (Coenders et al.,2005).
Sin embargo, la situación que atraviesa nuestro país como consecuencia de la crisis
económica ha cambiado este contexto, favoreciendo las actitudes negativas hacia los
inmigrantes desde esta perspectiva basada en factores económicos. De acuerdo con la
perspectiva teórico-empírica del racismo simbólico (Sears 1988, 2005; Tarman y Sears,
2005), los contextos económicos desfavorables, con una elevada tasa de desempleo se
sitúan como contextos del rechazo hacia la presencia de inmigrantes y, en general, de
minorías étnicas. El rechazo hacia los inmigrantes ya tuvo su reflejo durante la crisis de
los años 90 que desencadenaron en la existencia de brotes xenófobos en Italia (Mura,
1995) y en Alemania (Del Fabbro, 1995).
La competitividad por el mercado laboral es uno de los principales factores a la hora de
configurar las opiniones de los ciudadanos hacia la inmigración y una de las líneas más
desarrolladas dentro de las explicaciones de carácter económico (Milner, 1999; Mayda,
2005). Los “discursos desconfiados” (Riken, 2011:26) son respaldados por la sociedad
en la actual situación desfavorable donde los autóctonos tienden a opinar que las
personas inmigrantes compiten con ellos por los puestos de trabajo. Dada esta
competencia en el mercado laboral, otra consecuencia percibida por los autóctonos es
que la movilidad de los trabajadores desde países pobres hacia los países avanzados
tendrá como consecuencia última la disminución de los salarios de estos últimos
4
(Chacholiades, 1989). Estas ideas provocan actitudes de rechazo hacia los inmigrantes
donde entre los trabajadores con menor estatus social se darán en mayor medida al ser
más vulnerables a la competencia (Harwood, 1983; Reimers, 1985; Borjas, 2003).
Mayda (2005) analiza también este factor pero a nivel agregado concluyendo que
existen diferencias entre los países según su riqueza. La autora argumenta que en los
países pobres los ciudadanos se oponen a la llegada de inmigrantes mejor cualificados
mientras que en los países más ricos, por el contrario, lo hacen contra los menos
cualificados.
Otra percepción arraigada entre los ciudadanos con respecto a la economía es que la
inmigración contribuye a la reducción del salario de los ciudadanos dada la competencia
directa entre autóctonos e inmigrantes. En los últimos estudios (D’ancona, 2009) llama
la atención el avance de esta idea siendo compartida por tres de cada cuatro
encuestados. Del mismo modo, la creencia de que los inmigrantes quitan puestos de
trabajo a los españoles se deriva de esta competitividad en el mercado laboral,
situándose esta idea entre el 58 por ciento de los encuestados en ese mismo año.
Además de esta competitividad laboral, existe la percepción de que la inmigración
supone un sobre-coste al país receptor. Por un lado, porque un gran número de
inmigrantes acceden al mercado laboral de manera irregular lo que conlleva la pérdida
de las contribuciones que el Estado debería percibir; mientras que por otro lado, tienen
derecho a ciertas prestaciones sociales como la educación (Añón Roig, 2000). De esta
argumentación se deriva la hipótesis de que serán aquellos que piensen que los
inmigrantes reciben más de lo que aportan al Estado los que muestren una actitud más
desfavorable hacia los mismos.
Factores simbólicos
A estos factores económicos hay que añadir aquellos valores políticos o pre-políticos
que contribuyen a formar la visión de la inmigración. La socialización política es un
proceso a tener en cuenta en la formación de las actitudes y los valores de los individuos
atendiendo al enfoque estructuralista. Es clave el papel de los mecanismos o agentes de
socialización considerados tradicionales como la escuela, la familia, la iglesia, o los
medios de comunicación de masa (Almond y Verba, 1963). Entre estas posiciones
ideológicas básicas estarán la integración social, la identidad nacional o la religiosidad
(Anduiza y Bosch, 2004). No obstante, en este trabajo me centraré en si, dependiendo
5
de un factor individual como es la identidad nacional española, las actitudes de los
ciudadanos hacia la inmigración pueden verse modificadas.
Paradójicamente, en la era de la información y en un mundo globalizado las identidades,
lejos de perder su poder, se refuerzan3. La identidad colectiva sigue siendo un elemento
al que las personas recurren para reafirmarse y diferenciarse de los demás. El hecho de
compartir una serie de elementos culturales, tradiciones o un territorio, es la
argumentación que permite a determinadas personas mostrar su preferencia por la
unidad cultural y nacional favoreciendo la oposición a la inmigración.
Los factores identitarios son considerados por diversos autores (Citrin, Wong y Duff,
2001; Citrin y Sides, 2007) para explicar el rechazo o aceptación de los inmigrantes en
el país. Tafjel (1981) pone de manifiesto que los individuos que forman parte de un
grupo o pertenecen a una colectividad de referencia, pueden mostrar una actitud
negativa ante las personas que son externos a su grupo. Del mismo modo, diversos
autores (Rokeach, 1973; Sagiv y Schwartz, 1995; Schwartz, 1996) comparten esta idea
señalando las diferentes relaciones establecidas entre los individuos que forman parte de
la misma colectividad y aquellos que son considerados externos al mismo. En relación
con las actitudes xenófobas, la probabilidad de que aparezcan es mayor cuanto más
pequeño es el grupo de referencia atendiendo al Modelo de Diferenciación Intergrupal
Mutuo (Hewstone y Brown, 1986) o al Modelo de Identidad Intragrupal Común
(Gaertner et al, 1993, Gaertner y Dovidio, 2000).
Según Sides y Citrin (2007: 501), “la influencia de las identidades culturales y
nacionales en las actitudes hacia la inmigración sugiere que la apertura a los extranjeros
podría encontrar una resistencia considerable en la opinión pública europea”. Las
creencias sobre la nación y el sentimiento de amenaza percibido por parte de los
ciudadanos/as es un condicionante para el rechazo de los inmigrantes motivado por el
deseo de mantener la homogeneidad de una comunidad. Sin embargo, las personas
identificadas con comunidades más inclusivas y heterogéneas, tienden a ser más
tolerantes con los extraños. De esta argumentación se puede extraer la idea de que cada
sujeto puede configurar su idea de comunidad de una forma más inclusiva o exclusiva
dependiendo de cómo la defina y, así, ciertos ciudadanos pueden ver con rechazo la
Véase el artículo de Manuel Castells “El poder de la identidad” publicado en El País el 18 de febrero de
2003: http://www.elpais.com/articulo/opinion/poder/identidad/elpepiopi/20030218elpepiopi_10/Tes
3
6
incorporación de personas que no comparten su idea de comunidad. La relación
existente entre la identidad nacional y las actitudes hacia la inmigración será, por lo
tanto, distinta en función de si dichas identidades nacionales son concebidas como
exclusivas o inclusivas (Hooghe y Marks, 2005).
Además de esta preferencia por compartir unos mismos valores, los prejuicios asociados
a las personas inmigrantes también juegan un papel importante en las actitudes
contrarias a la inmigración. Diversos sectores de la población pueden vincular a
determinados colectivos con delincuencia, inseguridad o alteración del orden público
(Kosic y Phalet, 2006). Otro de estos factores a tener en cuenta en las actitudes hacia la
inmigración es la percepción del número de inmigrantes. La tendencia es sobreestimar
el tamaño de la población extranjera, lo que conlleva a un aumento del sentimiento de
amenaza percibido por los nacionales (Citrin y Sides, 2007).
El contexto es otro tipo de factor que tendría que tenerse en cuenta a la hora de analizar
las actitudes hacia la inmigración y, dada la situación actual de crisis económica, al que
hay que prestar especial importancia. Los trabajos realizados sobre esta temática ponene
de manifiesto que las situaciones económicas adversas, como la actual, así como una
elevada concentración de población extranjera contribuyen a aumentar el nivel general
de xenofobia (Jackman y Volpert 1996; Muller, 1997; Kunovich, 2004). En este
sentido, tanto los factores económicos como los simbólicos o culturales descritos
anteriormente se van a ver afectados por el contexto de la sociedad receptora de la
población inmigrante. Es razonable pensar que en contextos económicos adversos, los
factores económicos cobren mayor relevancia donde los ciudadanos se preocuparán en
mayor medida por las consecuencias que pueden suponer la inmigración a la economía.
3. Resultados
A continuación, se muestran los resultados relativos a la asociación entre la identidad
nacional española y las actitudes hacia la inmigración4. Siguiendo las teorías expuestas
anteriormente, lo esperado es que:
4
Las actitudes hacia la inmigración se miden a través del grado de acuerdo o desacuerdo con las
siguientes cuatro afirmaciones:
 La llegada de inmigrantes enriquece la cultura de España.
 Por lo general, los sueldos bajan como consecuencia de la llegada de inmigrantes a España.
 Si trabajan en España y pagan sus impuestos como los demás, los inmigrantes deben tener
derecho al voto.
 Los españoles deberían tener preferencia a la hora de elegir el colegio al que llevan a sus hijos.
7
H1: La identidad nacional española es un valor político que condiciona las
actitudes hacia la inmigración de los ciudadanos/as españoles.
H1.1: A mayor identidad nacional, mayores son las actitudes negativas
mostradas por los ciudadanos/as españoles.
La relación entre las opiniones respecto a los inmigrantes5 y la identidad nacional
española es estadísticamente significativa en todas las dimensiones que recogen las
cuatro afirmaciones de la encuesta. La relación es directa en lo que se refiere al
enriquecimiento cultural y al voto de las personas inmigrantes (Pearson = 0,192;
Pearson =0,119 respectivamente) y negativa en el caso del efecto en los sueldos de los
españoles y la educación de sus hijos (Pearson = -0,126; Pearson = -0,222)
respectivamente)6.
Estos resultados confirman la hipótesis de que aquellas personas que tienen actitudes
negativas hacia la inmigración son las que se posicionan en la escala de identidad
nacional española en los valores más altos. De esta forma, a mayor identidad nacional
española, más en desacuerdo se está con que los inmigrantes tengan derecho al voto y
con que su llegada enriquezca la cultura española. También se constata que cuanto
mayor es la identidad española, más de acuerdo están los ciudadanos en que las
personas inmigrantes son causantes de que se reduzcan los sueldos de los españoles y en
mayor medida apoyan la idea de tener la posibilidad de elegir el colegio en el que
estudian sus hijos/as.
La cuestión de la inmigración parece que va a ser un tema muy politizado, como ya se
ha comprobado en las últimas elecciones municipales7 que han tenido lugar en el mes de
mayo de 2011 en nuestro país. La proliferación de actitudes negativas hacia la
inmigración entre los partidos de extrema derecha está siendo un hecho en una Europa
en crisis. El partido de los Verdaderos Finlandeses en Finlandia, la Liga Norte en
5El
valor que se corresponde con “de acuerdo” es la opción elegida mayoritariamente en todas las
afirmaciones, aunque las dos primeras y la última muestran una media más cercana al “ni de acuerdo, ni
en desacuerdo” mientras que la relativa a los sueldos se acerca en mayor medida al “muy de acuerdo”.
Parece que la visión económica de que la llegada de personas inmigrantes tiene consecuencias en los
sueldos de los nacionales es una idea extendida en nuestro país.
6
Véase la tabla 4 del Anexo
7
En la pasada campaña de la candidata catalana del Partido Popular para las elecciones municipales de
mayo, el uso de un videojuego en el que se destruía a inmigrantes ilegales causó tal polémica que tuvo
que ser retirado.
8
Francia, el Partido de la Libertad en Holanda o el Partido Popular en Suiza son algunos
de los ejemplos del auge de la extrema derecha8 con mensajes claros anti-inmigración.
En España, la extrema derecha no ha tenido tanto peso político aunque el partido
Plataforma per Catalunya ha aumentado el número de sus votantes de cinco mil en las
elecciones autonómicas de 2003 a setenta y cinco mil en las elecciones municipales del
presente año.
La ideología, por tanto, es un factor a tener en cuenta dada su relación con las actitudes
hacia la inmigración. Hay que resaltar que estos partidos xenófobos se caracterizan por
realzar su identidad nacional defendiendo “su patria” de la llegada de personas
extranjeras. La necesidad de llevar a cabo un análisis multivariable deriva de la
hipótesis de que la identidad nacional es un valor político que tiene un efecto en una
cuestión como las actitudes hacia la inmigración de los ciudadanos/as españoles, como
pone de manifiesto los resultados de la correlación, incluso controlando por la
ideología.
Condicionantes sociodemográficos e ideológicos como la edad, el nivel de estudios,
el género van a ser incluidos en el análisis como variables de control. Por lo general, las
personas de mayor edad aparecen a menudo asociadas a un grado de xenofobia mayor
(Anduiza, 2005). Esto es así debido a que las generaciones mayores crecieron en un
contexto de escasa presencia de población extranjera mientras que los más jóvenes han
experimentado la convivencia con personas inmigrantes desde edades tempranas lo que
hace posible una mayor tolerancia hacia los mismos (Calvo Buezas, 2000).
El nivel de estudios resulta relevante por su vinculación con el mercado de trabajo. Se
puede entender que los niveles más bajos de formación se identifican con las personas
con peores cualificación en el mercado de trabajo y, por ello, más afectados por la
competencia de los inmigrantes (Borjas y Freeman, 1991); mientras que las mujeres
pueden tener una posición más vulnerable en el mercado de trabajo ante la llegada de
inmigrantes. Esta hipótesis se deriva de la situación de España, donde la inmigración de
origen latinoamericano y rumano se caracteriza por ser fundamentalmente femenina y
ocupar puestos de trabajo en el hogar o en el cuidado de personas dependientes a una
menor remuneración que la población autóctona (Agulló, 2002).
8
Los Verdaderos Finlandeses se han posicionado como tercera fuerza política en las elecciones
finlandesas de 2011, la Liga Norte gobierna en coalición con Silvio Berlusconi, el Partido de la Libertad
se posicionó como tercera fuerza de Holanda en las elecciones de 2010 y el Partido Popular en Suiza fue
el más votado en las últimas elecciones celebradas en dicho país en 2007.
9
Respecto a la religión9, es posible que las personas católicas muestren un mayor rechazo
hacia la población extranjera que los ateos o creyentes de otras religiones, dado que la
mayoría de la población inmigrante pertenece a un credo diferente del católico10.
Además de estas variables de control, en el análisis se han añadido otras dos variables.
La primera de ellas, denominada situación económica11, hace referencia al sentimiento
de amenaza percibido por los nacionales y la creencia de que su llegada tendrá como
consecuencia la disminución de los salarios de estos últimos (Chacholiades, 1989). El
deseo de un aislamiento de la población inmigrante12 por parte de los nacionales es el
otro factor introducido en la regresión lineal y que hace referencia a factores de tipo
simbólico. Es lógico pensar que un individuo que desea que sus hijos/as no compartan
el mismo espacio educativo que la población inmigrante va a tener una actitud negativa
ante los mismos.
9
La religión se ha medido tomando el valor 1 si la persona se declara católica y valor 0 si es atea o
practicante de otra religión.
10
Un 73,5 por ciento de la población española se declara católico según el barómetro del CIS de junio de
2011.
Su medición se corresponde con el grado de acuerdo o desacuerdo con la afirmación: “Por lo general,
los sueldos bajan como consecuencia de la llegada de inmigrantes a España”
11
12
Su medición se corresponde con el grado de acuerdo o desacuerdo con la afirmación: “Los españoles
deberían tener preferencia a la hora de elegir el colegio al que llevan a sus hijos”
10
Tabla 3: Regresión lineal - Actitudes hacia la inmigración
Modelo 1 Modelo 2 Modelo 3
Modelo 4
Modelo 5
Sociodemográficas
-0,001
Edad del encuestado (0,001)
-0,111
Estudios primarios
(0,102)
-0,381**
Estudios medios
(0,110)
-0,794**
Estudios superiores
(0,112)
- 0,051
Hombre
(0,043)
0,277**
Católico
(0,051)
Identidad nacional
Identidad española
Actitudinales
e
ideológicas
-0,001
(0,001)
-0,105
(0,103)
-0,344*
(0,111)
-0,749**
(0,113)
- 0,056
(0,043)
0,218**
(0,052)
0,000
(0,002)
0,001
(0,119)
-0,093
(0,126)
-0,414**
(0,129)
- 0,048
(0,045)
0,100
(0,055)
0,048**
(0,007)
Ideología
Situación económica
Falta de integración
2
- 0,274**
(0,017)
- 0,211**
(0,017)
0,036**
(0,008)
0,024*
(0,008)
0,082**
(0,012)
- 0,252**
(0,019)
- 0,171**
(0,019)
0,077**
(0,012)
- 0,227**
(0,019)
- 0,157**
(0,019)
R
0,073
0,091
0,168
0,203
Fuente: Elaboración propia a partir de la encuesta 2667 del CIS
Nota: Variable dependiente: Actitudes hacia la democracia
* Significativo con un nivel de confianza del 95 por ciento
** Significativo con un nivel de confianza del 99 por ciento
0,224
Si se presta atención a los resultados del análisis multivariable, éstos muestran que la
identidad nacional española es una variable que hay que tener en cuenta a la hora de
predecir las actitudes de los ciudadanos/as ante la inmigración. Se confirma la hipótesis
de considerar a la identidad nacional española como un valor político condicionante de
las actitudes de los españoles hacia la inmigración. El sentido de la asociación
encontrada entre ambas variables indica que la relación es directa y que a medida que el
11
individuo se posiciona en un valor más alto de la escala de identidad española mayor es
la actitud de rechazo hacia los inmigrantes.
Sin embargo, no hay que olvidar la existencia de otros factores que también muestran
una asociación estadísticamente significativa como la ideología, los estudios superiores
con respecto a no tener estudios o la valoración económica y la falta de integración.
Sin embargo, estos datos hay que tomarlos con cautela, ya que dada la variable utilizada
como dependiente, puede que existan diferencias al operacionalizar las actitudes hacia
la inmigración de otra forma. Las limitaciones dadas por el cuestionario utilizado deben
ser tenidas en cuenta.
4. Conclusiones
Los datos analizados nos permiten concluir que la identidad nacional española es un
factor relevante a la hora de explicar las actitudes hacia la inmigración. Además, su
relación con las mismas será de carácter negativo, donde a mayor identidad mostrada
por los ciudadanos, en mayor medida mostrará una actitud de rechazo hacia los
inmigrantes. Aunque este trabajo se centraba en el objetivo de explorar si,
efectivamente, la identidad nacional, se podía considerar o no un condicionante a nivel
individual de las actitudes hacia los inmigrantes, estos resultados también ponen de
manifiesto la importancia de otros factores, como los económicos. No sólo la situación
económica propiamente sino también otros aspectos que se relacionan con ello como el
nivel de estudios muestran una relación con el rechazo hacia las personas extranjeras.
De esta forma, las personas con menores niveles de estudios tenderán a tener actitudes
más negativas hacia el colectivo de inmigrantes, principalmente dada su posición más
vulnerable en el mercado laboral. Hay que tener en cuenta que estas conclusiones para
la identidad nacional hay que tomarlas con cautela y confirmarlas en análisis posteriores
dada la relación entre la concepción de las mismas como identidades exclusivas o
inclusivas.
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