LA RELACIÓN FAMILIA-ESCUELA DESDE LA VISIÓN DE LOS FUTUROS TITULADOS EN MAESTRO DE EDUCACIÓN PRIMARIA Héctor Cárcamo Vásquez [email protected] Universidad de Bío-Bío Chile Resumen La investigación se ha llevado a cabo a través de una metodología cualitativa con enfoque etnográfico. Utilizándose como técnicas principales las entrevistas a estudiantes, así como la encuesta a futuros maestros de educación primaria. Por este motivo, para el análisis del material de entrevistas se tomó el análisis del discurso como la herramienta central. En el caso específico de la encuesta, el análisis estadístico desarrollado fue de alcance descriptivo. Como hallazgos podemos señalar los siguientes. Persiste una imagen minusvalorativa de la familia en cuanto al cumplimiento de los roles parentales que les son atribuidos en materia educativa por los propios futuros profesores de primaria. A este respecto diremos, por una parte, que con independencia del tipo de universidad en que estén cursando sus carreras, estos futuros profesores hacen uso de prenociones con carga negativa acerca de las familias y del cumplimiento de sus roles parentales y, por otra, que dichas prenociones se fortalecen a medida que avanzan en su formación inicial docente, teniendo en ello un papel relevante las prácticas de enseñanza-aprendizaje que se desarrollan en el transcurso de esta formación. Palabras Claves: futuros maestros, familia, escuela, imagen, roles parentales. Abstract The research was carried out using a qualitative methodology with an ethnographic approach. The main techniques used were interviews of students, as well as a survey of future primary school teachers. Because of this, discourse analysis was the main tool used for analyzing the interview material. In the specific case of the survey, the statistical analysis developed was of a descriptive nature. The following points indicate the main findings: Future primary school teachers attributed certain parental roles to the family, and there is a persistent image that undervalues the family’s fulfillment of these roles. Regarding this, we can say that, on one hand, independently of the kind of 1 university in which the future teachers are studying, these future teachers make use of negatively-charged pre-notions about families and about their fulfillment of parental roles. On the other hand, we can say that these pre-notions become stronger as the future teachers advance in their initial teacher training, and the teaching-learning practices developed throughout this training play a relevant role in this. Key words: future teachers, family, school, image, parental roles I. Introducción De acuerdo a Roldán (2008), la relación familia-escuela en el contexto español ha pasado por tres etapas. La primera, denominada período tradicional, se caracteriza por el reconocimiento de la autoridad del maestro y la no intromisión de la familia en la escuela. La segunda, fase paidocéntrica, en la cual el concepto de autoridad fuerte pierde su poder y comienza a otorgarse mayor relevancia a modelos comunicativos y educativos sustentados en el dialogo y la reciprocidad; situación que repercute en la familia pues no hay claridad respecto a cómo se debe educar a los hijos; también hay repercusiones en el sistema educativo, donde se aprecia un cambio pedagógico en el que el alumno es considerado el protagonista; por consiguiente, los métodos y estrategias debían tomar en consideración las particularidades de cada niño. Por último, la fase adultocéntrica, se caracteriza por la crisis profesional del profesorado, una crisis identitaria producto de los cambios sociales que ha experimentado la sociedad en su conjunto y cuya principal repercusión se aprecia en la ampliación, diversificación y cambios en las formas de concebir al niño, la educación y la pedagogía. Diversos autores (Feito, 2010; Garreta, 2008; López y Martín, 2008; Pereda, 2006) ponen en evidencia la necesidad de configurar una relación familia-escuela dialógica, fluida, estable y comprometida. En este contexto, las reformas educacionales que se han desarrollado en España, en especial a partir de 1990 con la LOGSE, han puesto el marco normativo sobre la base del cual se estipulan una serie de aspectos reguladores de la relación. No obstante, la normativa es letra muerta sin la convicción del profesorado. De ahí la trascendencia de abordar esta temática en el proceso de formación inicial del docente. 2 Garreta (2008) sostiene que las expectativas que las familias tienen de la educación intervienen directamente en el tipo de relación que establecen con la escuela. No obstante, el grado de compromiso e implicación de las familias no depende exclusivamente del interés que éstas demuestren, sino también de la actitud que el profesorado adopte frente a ellas. Al respecto, López y Martín (2008), Pereda (2006), entre otros, coinciden en que el tipo de relación que las familias establecen con la escuela está mediada por las teorías implícitas y/o explícitas que los profesores tienen de las familias. Así, las representaciones que los docentes tienen de las familias en lo relativo a la relación familia-escuela, aunque también las de las familias respecto de los docentes, la escuela y la educación, se configuran –entre otras cosas- sobre la base del fracaso escolar de los alumnos. De hecho, tal como se verá más adelante, en los discursos de los futuros profesores de primaria se reconoce una externalización de responsabilidades en torno al fracaso escolar que pueden tener los alumnos; los responsables del fracaso son las familias, los responsables del éxito son los docentes y centros bien gestionados. Así también, la externalización de responsabilidades (Poveda, Jociles y Franzé, 2008) se reconoce también en lo relativo a la desafección de las familias respecto a la escuela. En tal sentido, se aprecia una coincidencia con los planteamientos de Río (2010), quien afirma que el discurso de los profesores respecto a las familias oscila entre dos tipos de juicios. El primero de ellos sostendría que las familias no saben y no pueden incorporarse adecuadamente en el proceso de escolarización de sus hijos; y el segundo, que las familias no quieren saber involucrarse en dicho proceso. En cualquier caso, ambos tipos de juicio son elaboraciones discursivas de los profesores respecto de la capacidad y/o voluntad de las familias para aproximarse a la norma escolar. Es importante considerar que, a la luz de los antecedentes expuestos por Pereda (2006) a partir del trabajo de Martín-Moreno (2000), las imágenes que posean los maestros respecto de la participación de las familias en el centro educativo tienen un papel significativo en la práctica social concreta. De este modo, si en los procesos de formación inicial del profesorado estos aspectos no son abordados, no se indaga en la representación que tengan de la participación familiar, no habrá oportunidad de reforzarlas o desmontarlas según el caso cuando inicien su carrera docente. Garreta (2008:24) se suma a estos planteamientos y sostiene que para asegurar una buena 3 relación y participación de las familias, es importante comenzar con la formación del profesorado, ya que “a menudo tienen una imagen negativa del rol educativo de los padres y reclaman la distancia adecuada para poder desempeñar su profesión”. De acuerdo a este autor la relación familia-escuela ha estado marcada por una preeminencia de la escuela, a pesar de la pérdida de protagonismo cultural que ésta ha experimentado. De hecho, esta situación se ve reforzada como consecuencia de los procesos de formación inicial docente que tienen lugar en el contexto español. Pues, aunque diversos estudios avalan la gran relevancia que tiene para el proceso de escolarización de los niños y niñas la implicación de la familia, ello no se ve reflejado en el plan de estudios de la formación inicial del profesorado; es decir, la presencia de la relación familiaescuela, curricularmente hablando, continua siendo marginal. II. Metodología Para iniciar esta apartado diremos que los objetivos que perseguimos fueron: 1) Reconocer las imágenes que de la familia tienen los futuros titulados en maestro de educación primaria. 2) Identificar los roles que éstos asignan a las familias en relación al proceso de escolarización de los niños y niñas. 3) Determinar los elementos que configuran el tipo de relación que los agentes proyectan entre ellos -en tanto que futuros profesores- y los padres de los niños y niñas en situación de alumnos. II.1 Diseño de investigación: El diseño de investigación que se planteó para abordar las interrogantes fue de tipo cualitativo con enfoque etnográfico. La pertinencia de este enfoque radica en que da acceso a la matriz cultural inscrita en las prácticas sociales concretas de los agentes, de modo que nos permite conocer las fuentes que originan determinadas representaciones sociales y las formas que éstas adquieren. II.2 Área de estudio: La investigación se desarrolló en la ciudad de Madrid entre los años 2010 y 2013. El trabajo investigativo se realizó en dos universidades públicas y dos privadas, estas últimas correspondientes a centros adscritos a esas universidades públicas. Las primeras son la Universidad Complutense y la Universidad Autónoma de Madrid; y en lo que se refiere a las privadas, les hemos cambiado los nombres por un acuerdo de confidencialidad establecido con ellas. Se trata de la Universidad Los Cipreses, adscrita 4 a la Universidad Complutense, y la Universidad Las Acacias, adscrita a la Universidad Autónoma. Los criterios de selección de estas cuatro universidades responden a: 1) accesibilidad, pues aunque se estableció contacto con otras universidades, no hubo respuesta por su parte; 2) heterogeneidad, pues consideramos fundamental para la investigación tener acceso tanto a universidades públicas como a privadas, ya que con ello se cubriría, en buena medida, la potencial variabilidad discursiva de los agentes. II.3Técnicas de recolección de información: Entrevistas en profundidad: Su uso se dirigió a la reconstrucción del discurso de los agentes para lo cual elaboramos pautas orientadas al cumplimiento de los objetivos trazados. Esto supuso un desafío, ya que debimos permitir que los sujetos elaboraran un discurso de forma independiente pero sin desviarse de los objetivos evitando la imposición de los puntos de vista del investigador (Jociles, 2002). La pauta de entrevista elaborada siguió el procedimiento de las entrevistas etnográficas, de modo tal que las mismas se construyeron a partir de bloques temáticos que se detallan a continuación: 1) aspectos relativos al concepto de educación (concepción de educación, idea de persona educada, tareas de la escuela, rol del profesor, educar/enseñar); 2) aspectos relativos a la niñez (nociones de niñez, concepto de niño/a, concepto de alumno); 3) familia y educación (familias de antes/familias actuales, roles parentales en materia educativa, opinión respecto al cumplimiento de roles parentales en materia educativa). Respecto a la característica de los informantes, ver tabla 1. El acceso a los entrevistados se efectuó de dos formas distintas, dependiendo del tipo de universidad. En el caso de las universidades públicas, el acceso se llevó a cabo asimismo por medio de la identificación de informantes-clave y la táctica de la bola de nieve; en las universidades privadas, se consiguió gracias tanto a informantes-clave como a listados confeccionados por diferentes docentes de cada universidad, quienes nos facilitaron la aproximación y el contacto con los alumnos. 5 Tabla 1: Características de la muestra de futuros titulados en maestro de educación primaria EDAD 20-25 años 25-30 años 30-35 años 35-40 años 40-45 años 45-50 años TOTAL Universidad pública Hombre Mujer 7 5 1 2 0 1 0 0 0 0 0 0 8 8 Universidad privada Hombre Mujer 2 8 0 3 0 2 0 0 0 0 0 1 2 14 TOTAL 22 6 3 0 0 1 32 En la selección de informantes primó como criterio de inclusión la riqueza de la información que cada sujetos pudo proporcionar sobre la base de su propia experiencia. Por otra parte, el número total de informantes en ningún caso persiguió la representatividad estadística, pues siguiendo los postulados de la investigación etnográfica, lo que se consideró fundamental fue la riqueza de los datos a los que pudimos acceder para lograr una adecuada comprensión del fenómeno. En términos muestrales se procuró alcanzar la saturación discursiva. Respecto al punto de saturación, se optó por realizar algunas entrevistas adicionales después de que se detectara la mencionada saturación (la saturación se alcanzó en la entrevista 29 y se realizaron 3 más), y –además- consideramos que ciertas decisiones metodológicas adoptadas, aunque no estuvieron dirigidas en principio a ello, podrían servir para controlar posibles sesgos en la información recolectada. Esos controles fueron: a) la triangulación técnica: entrevista, revisión de documentos, encuesta; y, b) la triangulación de informantes: alumnos de universidades públicas y alumnos de universidades privadas. En lo que atañe al análisis, se trabajó sobre la base del paradigma de codificación propuesto en la teoría fundamentada (Abela, et al, 2007). A continuación se detallan los pasos efectuados durante el análisis de los discursos. a) Se estableció una agrupación/separación inicial de este material según tipo de informante (universidad pública-universidad privada) y, sobre la base de esta agrupación/separación, se efectuó una lectura analítica de cada una de las entrevistas realizadas a partir de algunas categorías apriorísticas, por ejemplo: 6 concepto de educación, concepto de familia, que sirvieron de orientación inicial para la lectura del material discursivo. b) Se desarrolló una codificación abierta del material, que dio como resultado un conjunto de categorías emergentes que llevaron a nuevas clasificaciones del mismo y re-orientaron el análisis hacia aspectos de la realidad no previstos en el diseño inicial del proyecto de investigación, tales como: discurso pedagógico institucional. c) Después se acometió un análisis integrado del corpus discursivo de acuerdo al tipo de informante siguiendo las categorías apriorísticas y emergentes que englobaron los códigos iniciales. Fue un análisis de tipo horizontal que incorporó la totalidad de entrevistas hechas, con el fin de poder construir y relacionar categorías más generales de tipo teórico. Encuesta con cuestionario: En esta investigación, se recurrió a la técnica de encuesta bajo la modalidad de cuestionario autoadministrado en presencia del investigador (Rojas, 2005). La elaboración del instrumento tuvo por finalidad contrastar algunos elementos que surgieron del análisis de los discursos: en particular, las visiones que los futuros profesores de primaria tenían del rol de los padres en la educación de los hijos/as. Por lo que se refiere a la población y a la muestra, la encuesta se aplicó a alumnos/as del primer curso del grado de educación primaria; en concreto, a un total de tres grupos-clase, uno de ellos perteneciente a la Universidad Los Cipreses y dos a la Universidad Autónoma de Madrid. De este modo, el total de alumnos/as encuestados/as asciende a 174, de los cuales 116 corresponden a la universidad pública y 58 a la privada. La muestra no pretende ser estadísticamente representativa, pues no interesa generalizar los resultados al total de la población en las que hemos centrado nuestra atención, sino más bien combinar diferentes fuentes de información (cualitativa y cuantitativa) para responder las preguntas de la investigación. No obstante, creemos oportuno señalar que el instrumento fue aplicado a la totalidad de alumnos/as que conforman los grupos-clase a los cuales tuvimos acceso. 7 En cuanto a las variables estudiadas, a continuación exponemos las que son abordadas en esta comunicación: Percepción del apoyo recibido: Se refiere a la percepción que los futuros profesores tienen con respecto al apoyo que sus familias les brindaron durante la etapa en que cursaron primaria y/o secundaria. Por tanto, alude a la valoración de la propia experiencia. Se construye a partir de la sumatoria de 9 ítems formulados según una escala de tipo Likert. El resultado de la suma de los ítems es trasladado a esta variable (variable de destino), que es codificada de la forma que a continuación se indica: 1 Apoyo bajo, 2 Apoyo medio, 3 Apoyo alto. Percepción del apoyo dado: Se refiere a la percepción que los futuros profesores tienen acerca del apoyo que las familias actuales brindan a sus hijos en edad escolar. Por tanto, alude a la valoración de las experiencias de otros. Se construye del mismo modo que la variable anterior. Actividades relevantes en materia educativa: Se refiere a las actividades que los futuros profesores de educación primaria consideran que es importante que las familias realicen en materia educativa. El listado de actividades consignadas en el cuestionario se ha determinado por dos procedimientos: un conjunto de ellas se extrajo del discurso de los entrevistados y otro se incorporó por el investigador a partir de la revisión documental y de otros estudios sobre la temática. La selección de uno u otro tipo de actividad (codificada con el valor 1 y 0, donde 1 indica selección y 0 no selección). Para finalizar este apartado, diremos que, dada la naturaleza de las variables (categóricas), el análisis realizado ha sido descriptivo, utilizándose la distribución de frecuencias y tablas de contingencia. Para ello, se ha recurrido al software SPSS 18. III. Resultados Los resultados se exponen en dos sub-apartados, el primero derivado del análisis de los discursos y el segundo de los datos provenientes de la encuesta. III.1 ¿Qué familia?: un acercamiento al discurso de los futuros titulados en maestro de educación primaria 8 Para iniciar diremos que, el discurso de los futuros maestros de primaria respecto a las familias y la relación de éstas con la escuela se modela sobre la base de una doble comparación; por una parte, se aprecia una comparación entre las familias de antes y las actuales; y por otra, se distingue una comparación sustentada en la dicotomía ideal-real, a través de la que se expresa el tipo de relación que actualmente existe entre los agentes y el que –según los estudiantes- debería darse entre la familia y la escuela. En cuanto a la centralidad que adquiere la escuela en las imágenes que los estudiantes de magisterio poseen de la familia, así como en la definición del tipo de relación entre la familia y la escuela, un buen ejemplo lo encontramos en el discurso de Jesús1. “La familia es muy importante también, como te decía hace un rato. Si la escuela te enseña a ayudar a una persona anciana a cruzar la acera y la familia te dice lo contrario hay un problema. Es que se tiene que dar una red de conexiones entre familia y escuela, tienen que estar coordinados en la medida de lo posible, que los padres no vayan al colegio solo cuando el niño está mal, ir y no solo escuchar las cosas malas, que su hijo ha hecho tal; no, también cuando ha estado bien. Hagámosles sentirse participes de esa educación, que ellos se sientan parte de ese colegio y de la educación que se les está dando a los niños”. (Jesús. 20-25 años. Estudiante Universidad Pública) El discurso de Jesús es bastante ilustrativo de la regularidad que se presenta en el corpus general de las entrevistas. De este fragmento se desprende que el agente principal en la definición de la relación es la escuela, quien demanda a la familia determinado tipo de participación. Aunque se reconoce que la familia ‘también’ posee un importante papel educativo, todo ocurre como si su rol tuviera que estar en ‘sintonía’ con los lineamientos que emergen desde la escuela. Por consiguiente, en primera instancia, se puede decir que los futuros docentes asumen que, en el contexto de la formación de relaciones familia-escuela, quien lleva la iniciativa y establece los lineamientos generales de la misma son los profesores, en tanto que agentes 1 Todos los nombres de estudiantes a los que se hace referencia son ficticios. 9 profesionales responsables del proceso educativo en el espacio escolar. Si bien explicitan la necesidad de un trabajo coordinado entre los agentes, éste se dirige siempre al establecimiento de acciones orientadas a la consecución de los objetivos que desde la escuela se trazan. “En fin, yo creo que familia y escuela deben ser dos grupos que deben trabajar como complemento, por supuesto que en las casas se debe educar en valores, pero también en la escuela. Familia y escuela deben remar más o menos en la misma dirección, con diferentes puntos didácticos y metodologías pero me parece que es tarea de los dos grupos”. (Diego. 25-30 años. Estudiante Universidad Pública) Las palabras de Diego llevan a pensar en algunas ideas que resultan relevantes para la comprensión de las imágenes que los futuros maestros poseen de la familia y el tipo de relación que se establece entre familia y escuela. La primera de ellas es la explicitación de la necesidad de un trabajo ‘conjunto’ entre los agentes, situación que es coherente con los discursos considerados oficiales en la materia como, por ejemplo, el de UNESCO y los discursos académicos, tal como lo ponen de manifiesto Epstein (1995, 1986), Garreta (2009, 2008, 2007) y Pereda (2006), entre otros. La segunda alude a la asignación de un tipo de función educativa a la familia situada en la arena de la formación en valores; en tal sentido, la transmisión de conocimientos científicos, así como también otro tipo de saberes y formas culturales que trasciendan dicha esfera, se plantea como tarea privativa de la escuela y, por tanto, de responsabilidad exclusiva del profesorado. En tal sentido, aunque lo que aparece regularmente en el discurso de los futuros docentes es la necesidad de establecer consensos entre la familia y la escuela, lo que subyace es más bien el deseo de propiciar la cooperación de la familia para el logro de objetivos escolares. Por último, cabría plantearse una serie de preguntas como consecuencia del uso de metáforas como las que aparecen en los discursos de los futuros titulados en maestro de educación primaria: 10 “remar en la misma dirección” (Diego. 25-30 años. Estudiante Universidad - Pública) - “que no sea una guerra” (Beatriz. 20-25 años. Estudiante Universidad Privada). - “que no choquen las ideas” (Guadalupe. 20-25 años. Estudiante Universidad Pública). “ir de la mano” (Adriana. 30-35 años. Estudiante Universidad Pública). - Podría preguntarse: ¿cuál es la dirección a la que se refieren los futuros maestros?, ¿quién establece dicho itinerario?, ¿quién guía la relación? Las imágenes que priman entre los futuros maestros acerca de la relación entre familia y escuela ponen en evidencia la supremacía de esta última, cuya expresión se encuentra en todos los estamentos de la burocracia escolar. De hecho, desde la cotidianeidad de la escuela se expresa la configuración de un tipo de relación entre la familia y la escuela en la que se explicitan momentos, espacios, formas concretas y funciones bien delimitadas. Por ejemplo, a las familias se las mantiene informadas respecto del estado de avance del alumno mediante los informes académicos; a las familias se las convoca a asistir a las reuniones -habitualmente de carácter informativo- que organiza el tutor (en casos puntuales se realizan entrevistas individuales); a las familias se les demanda apoyar la realización de deberes de tipo escolar fuera del tiempo escolar, extendiendo de este modo el rol de alumno de los niños y niñas al extramuros de la escuela. De este modo, queda claro que la relación de la que tanto se habla para una mejor educación de los niños y niñas está dada sobre la base las exigencias de la escuela; por consiguiente, de consenso poco, de colaboración con arreglo a la consecución de objetivos escolares, mucho. Con respecto a las imágenes que elaboran sobre las familias, se identificaron algunos aspectos que en su conjunto muestran una idealización de las familias del pasado con relación al cumplimiento de sus roles parentales, situados éstos en la arena de la formación ético-valórica de los niños y niñas, así como también en cuanto al tipo de relación que establecían con la escuela. Los rasgos que caracterizaban dicha relación eran, según este imaginario, el respeto a la autoridad del maestro y la no intromisión en asuntos considerados propios de la escuela y, por tanto, de responsabilidad exclusiva del maestro. A modo de ejemplo, se presenta a continuación un fragmento del discurso de Carlota, que evidencia la importancia que se otorga a la familia en la formación en 11 valores de los niños expresada –en este caso- en el establecimiento de relaciones sustentadas en el respeto. “La familia es fundamental, porque si la familia no te enseña respeto, da lo mismo que la escuela te lo enseñe porque la familia, para mí, es el modelo fundamental, por lo menos cuando niño, porque cuando creces vas viendo las cosas desde tú propio punto de vista, pero igual te va a afectar mucho lo que hayas aprendido antes porque te va a quedar ahí”. (Carlota. 25-30 años. Estudiante Universidad Privada). Reconociendo que la familia posee una gran relevancia en la formación en valores, se plantea que actualmente no cumple con esta función, a diferencia de lo que ocurría con las familias de antes que, según se piensa, dedicaban más tiempo a ello. Con todo, de ello no se concluye que sea la escuela quien deba responsabilizarse de la formación en esta área, más bien ha de constituirse en agente facilitador para que las familias retomen dicho rol desde la reflexión. Tal como plantea Talia: “El problema es que las familias han perdido un poco el tiempo que se dedicaba a formar en esos temas. Ahora mismo en España los dos padres tienen que trabajar, hay que dedicarle un tiempo muy grande al trabajo. Entonces, los niños pasan más tiempo en la escuela del que pasábamos nosotros y también es verdad que pasan menos tiempos con otros iguales. Cuando el niño llega a casa está solo con la tele o con el ordenador... Antes la familia cumplía esa función. (…) La escuela no está para hacer lo que la familia no hace. La familia también tiene que reflexionar, pero sí que la escuela está para ayudar para que esas familias lo hagan”. (Talia. 30-35 años. Estudiante Universidad Privada). Esta imagen respecto del quehacer de la familia puede obedecer a la experiencia vivida por los futuros docentes en términos generacionales, ya que en España -tal como ha sido reconocido por autores como Fernández Enguita (2007), Garreta (2009), Marchesi (2000), Pozo (1996), entre otros- a partir de 1980 comienzan a 12 experimentarse importantes cambios en la sociedad, en general, y en las familias, en particular. Algunas expresiones de los cambios se ven reflejadas en las formas adoptadas por los adultos para relacionarse con los niños, en las dinámicas familiares acontecidas como consecuencia de las transformaciones del mercado laboral y la pérdida del monopolio de la información por parte de los adultos. “yo creo que los casos de los chicos que son muy agresivos es porque los padres les permiten todo y tal vez, no sé, no tienen tiempo para los niños y no están ahí pendientes; entonces, los niños al no tener límites se creen que el maestro no los puede mandar. Yo creo que viene de la familia”. (Carlota. 25-30 años. Estudiante de Universidad Privada). Se puede ver de nuevo que los roles parentales a los que aluden los futuros docentes están situados en el ámbito de la formación ético-valórica de los niños y niñas, pues, se asume que la transmisión de saberes teóricos, conceptuales –si se quiere, de naturaleza científica- es tarea privativa de la escuela y, en consecuencia, la familia opera como agente colaborador, a diferencia de lo que ocurre en la arena de lo valórico, donde los futuros docentes reconocen la importancia de las familias y la necesidad de complementariedad con la escuela en este ámbito. No obstante, los futuros profesores sostienen que las familias no las cumplen, motivo por el cual la escuela asume nuevas responsabilidades en un escenario distinto. Existe una idea bastante extendida entre los futuros profesores de primaria a partir de la cual afirman que las familias, como consecuencia de las actuales exigencias de la sociedad en transformación, son incapaces de exigir a los hijos, son incapaces de cumplir con ese rol parental que ellos como futuros docentes de primaria asignan a los padres de los alumnos. “Es que los padres se frustran mucho, y si los niños ven que sus padres no le tienen respeto a una persona que está con su hijo durante 6 horas al día, no creo que los hijos lo vayan a respetar. Yo, por lo que he estado viendo, es que los niños se ponen a gritar, los niños hacen lo que les da la gana y no les dicen nada”. (Beatriz. 25-30 años- Estudiante Universidad Privada). 13 Los futuros maestros plantean la existencia de una tensión entre las familias y los profesores; debido a que los padres no cumplirían adecuadamente su rol en el proceso de escolarización. En tal sentido, los futuros docentes sostienen que los padres no orientan su acción hacia el apoyo del quehacer de la escuela, muy por el contrario, la imagen que poseen es que las familias a menudo no sólo no lo hacen sino que, en situaciones extremas, llegan a transformarse en agentes disruptivos, puesto que se enfrentan directamente al profesor con la intención de ‘defender al niño’. En cuanto a lo que consideran ideal, concuerdan en la necesidad de establecer relaciones armoniosas entre los agentes más directamente involucrados en el proceso de escolarización del menor (profesorado-familia), aunque es un tipo de relación en la que subyace una imagen de familias pasivas cuyo aporte al proceso estará orientado a demandas específicas por parte del profesor. Quedando situada en el nivel informativo al que alude Pereda (2006). La necesidad de establecer una relación estrecha entre la familia la escuela, tal como lo han sostenido los futuros docentes, considera como base la noción de persona educada que prima en el corpus general de los discursos. Ésta se desarrolla a partir del concepto de alumno en tanto que sujeto incompleto que ha de ser educado en el espacio escolar, es decir ha de incorporar herramientas teórico-académicas y herramientas éticovalóricas para pasar de un estado de incompletud a uno de completud que le permita incorporarse a la sociedad siendo adulto. Para apoyar el proceso de completud de los niños y niñas, la labor ha de llevarse a cabo coordinadamente entre los agentes implicados (familia-escuela, padres-docentes). “Es que la relación entre la casa y la escuela es importante. Si no hay una buena relación entre la casa y la escuela, desde el colegio habrá que hacer todo lo posible por entregarle al niño lo mejor, siempre teniendo cuidado que eso no le vaya a afectar en su ámbito personal, en su casa. Que no vayan a chocar determinadas ideas, y además que en cada caso hay que ver cuáles son las necesidades que tiene cada niño”. (Guadalupe, 2025 años. Estudiante. Universidad Pública) 14 Guadalupe plantea con claridad la necesaria relación familia-escuela en el proceso de escolarización pero, además, deja abierta la posibilidad de que la familia pueda no cumplir adecuadamente el rol parental. ¿Qué rol parental? El que se idealiza desde los intramuros del espacio escolar. Es un rol que se fundamenta en el nivel informativo, cuya expresión se observa en el interés en que los padres asistan a las reuniones de curso, vayan a las tutorías individuales o apoyen en los deberes que se envían a casa, apoyo muy valorado por docentes dada la escasa o nula intromisión de las familias que supone en el quehacer profesional docente. El reconocimiento por parte de Guadalupe de la posibilidad de que las familias no cumplan su rol parental de forma adecuada concuerda con lo expuesto por Garreta (2009), quien afirma que en el contexto de la formación inicial del profesorado en España priman ciertos postulados ‘sociologistas’ respecto a las familias, a partir de los cuales éstas son descritas como agentes en proceso de transformación y con cierta desafección hacia el proceso de escolarización de sus hijos; lo que llevaría a la escuela y, particularmente, al profesorado a ampliar y diversificar sus funciones para cubrir aquellos roles que la familia ha desplazado hacia la escuela (Fernández Enguita, 2007). El protagonismo de las familias está asociado al quehacer valórico cuyo refuerzo estaría situado en lo escolar, el cual –a partir de ello- se transformaría en el espacio en el que se proporciona a los niños una formación de carácter integral; dado que se establecería una alianza para la complementariedad de roles, por un lado las familias proporcionarían las bases para la adquisición de herramientas ético-valóricas por parte de los niños y el profesorado actuaría como agente especializado para la transmisión de herramientas teórico-académicas, reforzando desde su acción pedagógica la dimensión asignada a las familias. “El maestro debe saber cómo es la familia. Los padres deben, a su vez, saber cómo hace las cosas el profesor, cuáles son su objetivos, qué hay, qué cosas tiene que hacer él para que logre los objetivos el profesor. Como te digo, tienen que trabajar bastante juntos”. (Lucía, 30-35 años. Estudiante. Universidad Pública). 15 En consecuencia –implícita y/o explícitamente- el maestro se constituye en el agente educativo principal en el imaginario de los entrevistados. “No es como los padres que piensan que toda la educación es para el cole y yo no hago nada. No, en el cole se educa y luego el padre tiene que ayudar. (Camila, 25-30 años. Estudiante. Universidad Pública). La relación familia-escuela a la que se alude plantea la necesidad de actuar coordinadamente tanto en aspectos de formación (lo instruccional) como de educación (lo valórico). En tal sentido se reconoce la importancia que los futuros profesores otorgan a la 'continuidad familia-escuela'; continuidad que no siempre se logra. A este respecto, los futuros docentes sostienen que aunque la relación entre los agentes educativos es vital para el proceso de escolarización de los niños y niñas, dejan claro que entre la familia y la escuela se producen diferencias que producen tensiones que podrían dificultar la relación. Es a lo que hemos denominado ‘disenso’. Un ejemplo de esta situación de disenso la encontramos en lo dicho por Estrella: “Es que ese es el problema de hoy en día. Hay un montón de familias jóvenes…, eso me ha tocado verlo en el centro y ¿cómo van a salir los niños si los padres son unos mal educados? Claro, es que aquí viene el problema. Es que ¿de quién es la culpa? El maestro le echa la culpa a la familia y los padres, al maestro: ‘El niño es un mal educado porque tú como maestro lo tienes que educar’. Vamos a ver, si yo le digo al niño que haga tal cosa o deje de hacer otra, él me responde: ‘Es que no, porque en casa mi madre me deja hacerlo’”. (Estrella, 20-25 años. Estudiante. Universidad Privada) El relato de Estrella permite ejemplificar con claridad una situación de disenso entre la familia y la escuela. Las diferencias entre los agentes respecto a determinados tópicos, fundamentalmente de tipo ético-valórico, llevan a los futuros docentes a externalizar responsabilidades respecto a potenciales situaciones problemáticas, tanto a nivel disciplinar como a nivel académico. Lo que subyace una vez más es el 16 incumplimiento de roles parentales que se ajusten a la norma escolar. Coincidentemente con lo expuesto por Roldán (2008), podría considerarse que estas desavenencias responden a la fase paidocéntrica, en la que prima la permisividad en el hogar y se le transfiere simultáneamente a la escuela la formación integral del niño. “Tú crees que algo lo tienes que hacer así y al niño no le gusta, y se lo dice a los padres y éstos te dicen que no lo hagas. Entonces, se delega mucho pero no existe apoyo y no hay un respeto tampoco. Es que se duda de si estás realmente bien formado y si vas a tener el criterio realmente válido para ver si esto se debe realmente hacer. No hay un equilibrio. Hay dos fuerzas: una por aquí y la otra por allá, y al final yo pienso que el profesor está trabajando bastante solo”. (Lucía, 30-35 años. Estudiante. Universidad Pública) En virtud de lo expuesto, aunque en el discurso de los futuros profesores se reconoce la relevancia de la familia y del maestro como agentes educativos fundamentales, destaca el protagonismo que, en el imaginario de estos futuros docentes, asumen los maestros, mientras que el rol de las familias se circunscribe sobre todo a dos ámbitos: el de la formación valórica (aunque predomina la imagen de que no se cumple del todo) y, el del currículo formal porque, además de la formación en valores, se le demanda un apoyo explícito para el cumplimiento de objetivos académicos. III.2 Acerca de las opiniones que los estudiantes de grado de primaria tienen respecto al quehacer de la familia en materia educativa Lo expuesto en el epígrafe anterior nos lleva a reconocer una posible ruptura entre la experiencia vivida por los futuros profesores y la imagen que poseen respecto a las familias en general. Por ello decidimos diseñar un instrumento tipo encuesta a partir del cual se exploran un conjunto de elementos relativos a la percepción del apoyo familiar recibido durante su etapa escolar, así como también la percepción que tienen del apoyo que las familias actuales brindan a sus hijos en relación al proceso educativo formal. 17 De acuerdo a los datos obtenidos podemos decir que, considerando la sumatoria entre la categoría apoyo medio y alto tenemos una concentración del 83% de los encuestados sin apreciarse grandes diferencias entre tipo de universidad, pues en el caso de la universidad privada tenemos concentrados en el apoyo medio alto un 84,5% de los encuestados, porcentaje que entre los estudiantes de la universidad pública alcanza el 82%. Los datos permiten sostener que la experiencia vivida es valorada positivamente en lo que respecta al apoyo familiar recibido durante su etapa escolar. (Ver gráficos 1-a y 1-b) Gráfico 1-a2: Percepción del apoyo familiar recibido. Estudiantes Universidad Pública 60 50 40 % 30 20 10 0 Apoyo Bajo Apoyo Medio Apoyo Alto T ipo de apoyo Gráfico 1-b: Percepción del apoyo familiar recibido. Estudiantes Universidad Privada 60 50 40 % 30 20 10 0 Apoyo Bajo Apoyo Medio Apoyo Alto T ipo de apoyo 2 La fuente de todos los gráficos corresponde a los datos obtenidos de la aplicación de la encuesta a estudiantes que cursan el primer año de magisterio. 18 Esta percepción cambia si centramos la mirada a la percepción que los estudiantes tienen respecto al apoyo que las familias actuales brindan a sus hijos durante su proceso escolar (ver gráficos 2-a y 2-b). Al respecto, tenemos que el 89% de los encuestados sostiene que las familias actuales proporcionan a sus hijos un apoyo mediobajo durante el proceso de escolarización. Aunque a diferencia de lo ocurrido en la percepción del apoyo recibido, existe una diferencia de acuerdo al tipo de universidad. De este modo podemos decir que el 52% de los estudiantes de la universidad privada consideran que el apoyo que las familias brindan a sus hijos es bajo, en cambio en el caso de los estudiantes de la universidad pública, la percepción de un bajo apoyo alcanza un 37%. Gráfico 2-a: Pe rce pción de l apoyo familiar brindado por las familias a sus hijos. Estudiante s Unive rsidad Pública 50 40 30 % 20 10 0 Apoyo Bajo Apoyo Medio Apoyo Alto T ipo de apoyo Gráfico 2-b: Percepción del apoyo familiar brindado por las familias a sus hijos. Estudiantes Universidad Privada 60 50 40 % 30 20 10 0 Apoyo Bajo Apoyo Medio Apoyo Alto T ipo de apoyo 19 Se reconoce pues la preeminencia de una imagen negativa de las familias en cuanto al cumplimiento de los roles parentales en materia educativa, situación que apoya los resultados obtenidos del análisis de los discursos. Los elementos expuestos llevan a pensar que existe una suspensión de la propia experiencia, pues por una parte el 58% de los estudiantes que cursan su formación inicial docente, sostienen haber recibido un alto apoyo por parte de sus familias durante su proceso de escolarización, en cambio, cuando se refieren al apoyo que las familias actuales brindan a sus hijos en edad escolar, es decir, cuando aluden a las experiencias de otros, la situación cambia, tan solo un 11,5% de los encuestados consideran que las familias actuales brindan un apoyo alto a sus hijos en relación a su proceso educativo formal. Otro aspecto que permite completar el análisis realizado dice relación con las actividades que los futuros profesores consideran que deben realizar las familias durante el proceso de escolarización de sus hijos (ver gráficos 3-a y 3-b). Las actividades que los estudiantes consideran más relevantes de desarrollar por las familias con el fin de apoyar el proceso educativo de sus hijos están radicadas fuera de la escuela. Tal es el caso de ayudar a que los niños y niñas cumplan con los deberes que el profesor asigna y define desde la escuela como necesario y pertinente, acción que es considerada por la mayoría de los estudiantes tanto de la universidad pública (86,2%) como los de la universidad privada (84,5%). En segundo lugar tenemos la promoción de hábitos de estudio, considerada por el 81% de los estudiantes de universidad privada y el 78,4% de los estudiantes de la universidad pública. En tercer lugar los estudiantes se decantan por el incentivo a la lectura, actividad considerada importante por el 75,9% de los estudiantes de universidad privada y el 69,8% de aquellos que asisten a la universidad pública. Las tres actividades señaladas se corresponden con actividades que las familias –según los encuestados- pueden y deben realizar desde los extramuros, fuera de la escuela; ¿cómo saber si las familias contribuyen en estas actividades?, una vez más, los parámetros son definidos y valorados por el profesorado situado en el intramuros de la escuela, sobre la base de las calificaciones obtenidas por los niños y niñas. En cuarto lugar está la asistencia a reuniones convocadas por el profesor, ésta es seleccionada por el 67,% de los estudiantes de la universidad privada y el 65,5% de los estudiantes de la universidad pública; la importancia relativa asignada a esta actividad se entiende dado que corresponde al canal formal tradicionalmente utilizado desde la educación formal para informar a las familias respecto al estado de avance de los programas de estudio 20 oficiales y otro tipo de situaciones que puedan ser consideradas disruptivas por el profesorado, sea cual sea la situación, el profesor mantiene su ‘condición’ de agente educativo de referencia. Por otra parte diremos que aquellas actividades que requieren de presencia de las familias dentro de la escuela, tales como la participación en instancias de gestión del centro (por ejemplo, el AMPA, Consejo Escolar) y la colaboración con actividades programadas por el profesorado dentro de la escuela y/o excursiones fuera del recinto escolar son consideradas de forma minoritaria. Así, colaborar con actividades diseñadas por el profesorado es elegida tan solo por el 5,2% de los estudiantes de la universidad privada y el 18% de los estudiantes de la universidad pública y la participación en instancias que permiten contribuir a la gestión del centro es elegida por 5,0% de estudiantes de la universidad privada y el 9,5% de aquellos que asisten a la universidad pública. Tal como han sostenido otros estudios (Garreta 2008, Pereda 2006, Rio 2001), la participación de las familias en la escuela está sujeta a los dictámenes formalizados desde la escuela, situación, tal como nos indicara Pozo (1998) pone de relevancia la existencia de prenociones que no hacen otra cosa que reproducir imágenes desmejoradas de las familias en relación a su papel en la educación de sus hijos. Gráfica 3-a: Acti vi dade s qu e de be n re al i z ar l as fam i l i as. Estu di an te s Un i ve rsi dad Pú bl i ca P art icipar en la gest ión del cent ro P romover hábit os de est udio Colaborar con profesor Incent ivar la lect ura Asist ir a reuniones de padres Comprar mat erial escolar Ayudar en deberes escolares 0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 % 21 Gráfica 3-b: Acti vi dade s qu e de be n re al i z ar l as fami l i as. Estu di an te s Un i ve rsi dad Pri vada P art icipar en la gest ión del cent ro P romover hábit os de est udio Colaborar con profesor Incent ivar la lect ura Asist ir a reuniones de padres Comprar mat erial escolar Ayudar en deberes escolares 0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 % Conclusiones Un aspecto a destacar es que los futuros maestros modelan una relación familiaescuela cuyo énfasis está puesto en la participación de las familias en función de metas previamente establecidas y a un nivel meramente informativo. Aunque Pereda (2006) da a entender que en la actualidad la situación de la participación de las familias en el proceso de escolarización de sus hijos ha cambiado en cuanto a la naturaleza, el nivel de la misma y al rol que se les atribuye, el análisis de los discursos de los futuros maestros sobre la relación familia-escuela pone de manifiesto que, para ellos, todo se mantiene invariable. Todo ocurre como si los futuros docentes de primaria temieran que una participación más profunda y activa de las familias en el proceso de escolarización de sus hijos constituyera una amenaza para la ‘buena toma de decisiones’, que no es otra que la que acude al criterio experto, y un paso más en el desprestigio profesional docente. Las imágenes que manejan con respecto a la participación de las familias muestran un tipo de relación instrumentalizada, la cual puede apreciarse al seguir la tipología proporcionada por Epstein (1986). Los futuros docentes de primaria sostienen que las familias deben cumplir, fundamentalmente, tres de las cinco tareas fundamentales: 1) el cuidado de los niños/as, 2) mantenerse informados de su progreso educativo y, 3) supervisar el cumplimiento de tareas escolares. Tal como ha señalado Garreta (2008), las imágenes que los futuros docentes tienen de la relación familia- 22 escuela son abordadas discursivamente desde los vínculos interpersonales y no desde un punto de vista institucional, cultural u organizacional. Así, se pone en evidencia la supremacía de una representación de la relación familia-escuela basada en la perspectiva psicologicista que tiene una clara influencia en la perspectiva pedagógicoeducativa. Considerando que las entrevistas fueron realizadas a estudiantes que habían superado su primer año de formación inicial docente y que la encuesta fue aplicada a estudiantes de primer año, creemos pertinente plantear a modo de hipótesis que la formación inicial del profesorado fortalece las prenociones que los sujetos tienen respecto al rol de las familias en el proceso educativo de sus hijos. Nos aventuramos en plantear que la escasa reflexión en la formación inicial del profesorado respecto al rol de las familias y la relación familia-escuela lleva a una externalización de responsabilidades a pesar de la propia experiencia. Es más, podríamos decir que se fomenta un distanciamiento entre las familias y los profesores, pues estos últimos valoran de forma positiva, principalmente, el involucramiento de las familias en actividades relacionadas con el extramuros del espacio escolar, precisamente allí, donde tienden a invisibilizarse, situación que favorecería aun más la reproducción de prenociones negativas respecto al papel que las familias juegan hoy en día en materia educativa. El hecho que los futuros profesores consideren que las familias deben desarrollar actividades desde fuera de la escuela puede entenderse como la necesidad de establecer desde la escuela una lógica de continuidad escuela-familia que contribuya a asegurar el éxito escolar de los niños, medido, evaluado, valorado siempre desde la escuela. Al integrar los resultados obtenidos de la encuesta y el análisis de los discursos, podemos sostener que: 1) con independencia del tipo de universidad (público-privada), existen prenociones negativas respecto a las familias y lo roles parentales que éstas deben cumplir en relación al proceso educativo formal de sus hijos, y 2) éstas prenociones parecieran fortalecerse a medida que avanzan en su formación inicial docente. 23 Bibliografía Abela, A., García-Nieto, A., Pérez, A. (2007): Evolución de la teoría fundamentada como técnica de análisis cualitativo. Cuadernos Metodológicos Nº 40. Madrid, España. Ediciones Centro de Investigaciones Sociológicas. 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