25º ORDINARIO B. Ambientación: Muchos no lo sabéis porque no os lo he comentado, pero os puedo asegurar que llevamos ya algún tiempo dándole vueltas a cómo poner en marcha esta parroquia. Estamos pensando en quiénes van a atender a los pobres, quiénes van a dar catequesis, quiénes van a visitar a los enfermos, quiénes van a acompañar a los ancianos, quiénes van a colaborar en las misas. Para cada una de esas tareas se necesitan personas que quieran echar una mano. Les podremos llamar “colaboradores” o “voluntarios”. Pero seguro que Jesús les llamaría “servidores” porque a Jesús le gustaba mucho esa palabra. Digo esto porque el evangelio de hoy nos pide a los cristianos que seamos servidores. Es decir: que ayudemos a todo el mundo y que colaboremos en lo que podamos. De todo eso vamos a hablar en esta misa. Bienvenidos todos. Que os encontréis a gusto y que disfrutéis. Comenzamos: En el nombre del P. Saludo: Que el amor de Dios esté con todos vosotros. Perdón. -Tú que nos llamas a servirte en nuestros hermanos. Señor, ten.... -Tú que eres el defensor de los pequeños. Cristo, ten piedad. -Tú que estuviste siempre al lado de los más pobres. Señor, ten piedad. Primera lectura. Ahora vamos a leer una narración un tanto infantil. Dice que los malos le ponen asechanzas a los buenos para ver si Dios los defiende o no. La lectura lo cuenta así. Segunda lectura. El autor de esta lectura dice que la ambición, el afán por ser más y la codicia, son una fuente de discordias y de peleas; y que eso hace que la vida sea desagradable. Lo cuenta así. Oración de los fieles. Los cristianos no nos cruzamos de brazos. Siempre estamos dispuestos a echar una mano. Queremos ser servidores. Le decimos: Señor, danos tu fuerza. -Jesús anunció que no iba a ser un Mesías triunfador///. Por todos los cristianos, para que aprendamos de Jesús a desvivirnos por los demás. Oremos. -Jesús puso un niño en medio de sus discípulos./// Pues que nosotros también cuidemos de nuestros niños. Oremos. -Jesús avisó a sus discípulos para que no buscaran ser importantes/. Pues que nosotros tampoco busquemos ser importantes sino servidores. Oremos. -Jesús decía que no tenía dónde reclinar la cabeza///. Pues que los refugiados que llaman a las puertas de Europa encuentren un sitio para reclinar su cabeza. Oremos. Dios Padre bueno: tú quieres que sirvamos a los hermanos. Danos tu fuerza para que seamos generosos. Por J.N.S. Despedida. Hemos terminado esta misa. Aquí hemos aprendido que el camino para ser importantes es hacernos pequeños y servir a todos. Que paséis un buen día. 25º ORDINARIO B. ”El Hijo del Hombre va a ser entregado. El que quiera ser el primero, que sea el servidor de todos... Jesús era el Mesías, pero no un Mesías triunfador como imaginaban sus discípulos, sino un Mesías pobre y sencillo que tenía que sufrir mucho. Por eso empieza el evangelio diciendo que Jesús "instruía a sus discípulos". ¿Qué les decía para instruirlos? Pues eso: que "el Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los hombres y que lo van a matar". Dice el evangelio que "los discípulos no entendían aquello". No lo entendían. Claro: si el Mesías podía ir por la vida con poder, con grandeza, arrasando, triunfando, como habían dicho los profetas… ¿por qué iba a ir de pobre y sufriendo mucho? ¿Por qué? Y con otro detalle desconcertante: dice que lo iban a entregar en manos de los hombres y que lo iban a matar. Oyendo estas cosas, los discípulos debieron pensar que Jesús se había vuelto loco. Pedro pensaba: “esto no es posible. Es una locura”. Además, dice el evangelio que "les daba miedo preguntarle". No les apetecía entrar en esas cosas porque eran muy desagradables. Jesús estaba empeñado en decirles que él era un Mesías sufriente. Así es como les “instruía”. Pero entonces ocurrió algo muy feo: al enterarse los discípulos de que a Jesús lo iban a matar, se pusieron a discutir sobre quién debía ocupar el puesto de Jesús. Pensaban: si nos matan al Jefe, alguien de nosotros tendrá que seguir adelante con su obra. Y ¿quién iba a ser ese nuevo jefe? Pues se peleaban por eso. Ni se les pasaba por la cabeza el ponerse atrás, con los más pobres o con los últimos. No. Ellos aspiraban a ser jefes, a ser los primeros. Seguro que a Jesús se le cayó el alma a los pies viendo aquello. A su lado llevaba una pandilla de ambiciosos. Dice el evangelio que Jesús inmediatamente llamó a los Doce para decirles algo importantísimo. Y empezó con un detalle un tanto extraño: puso en medio a un niño. Sabéis que los niños no pintaban nada en la sociedad judía. Eran los últimos. Pues Jesús lo puso en medio para que lo vieran todos y les dijo: "Quien quiera ser el primero, que sea el último y el servidor de todos". Con aquel niño puesto allí delante, todos entendían muy bien las palabras de Jesús. Y ¿por qué se tenían que poner los últimos y con los últimos? Pues porque en esos últimos estaba Jesús. Con aquel niño allí delante, Jesús les estaba diciendo: “nada de buscar grandezas; nada de querer ser los primeros; nada de ir por la vida de importantes”…. Fijaos ahora qué ridículo resulta que vengan señores en la iglesia exhibiendo títulos o signos de poder. ¡Qué ridículo y qué lejos están esos gestos del estilo y de las enseñanzas de Jesús! Para ser grandes, para ser importantes, para ser los primeros, no necesitamos títulos. Qué va. Delante de Dios, lo único que necesitamos es ponernos los últimos y servir a todos. Esa era la lección que Jesús quería enseñarles a sus amigos. Pues que a nosotros no se nos olvide nunca.