LA CÚPULA DE SAN PEDRO EN ROMA La característica principal del manierismo que se desarrolla a fines de siglo, es la introducción de la tensión dramática en las formas, y la supeditación de la medida a la libertad creativa del autor. El principal representante de esta etapa es sin duda el propio Miguel Ángel, aunque su obra escapa a las clasificaciones. La Capilla de los Medici, en Florencia, o la cúpula de San Pedro de Roma, Muestran la diversidad de su genio. Desde 1546 cada vez trabajó más como arquitecto, dirigiendo las obras de San Pedro, la más importante construcción de la Cristiandad. Realizó la Cúpula de San Pedro (I) (II) y el Ábside. La cúpula es un tambor pesado reforzado por columnas binadas, de gran estatismo, que penetra en el cuerpo de la basílica. Buscaba lograr el efecto general de la Iglesia como resultado de la relación de las masas de la cúpula y la nave. El ábside tiene pilastras gigantes que unen los dos pisos superiores, la cornisa aparece remarcada. La Cúpula de San Pedro: Proyectada por Miguel Ángel, aunque terminada después de su muerte, esta espectacular cúpula de 132,5 m de alto confiere unidad al interior de la Basílica. La cúpula se encuentra justo sobre el altar mayor y la tumba del Apóstol Pedro. Diseñada por Michelángelo y terminada 24 años después de su muerte por Fontana y Della Porta. Mosaicos de Giuseppe Cesari. Circunferencia 92 metros, altura:136.5 m. La inscripción que se ve como un cinto en la base de la cúpula reza: "Tu eres Pedro, y sobre esta Roca edificaré mi Iglesia, y te daré las llaves del cielo". Las letras miden 2 metros de altura. La cúpula de San Pedro del Vaticano representa la madurez del Renacimiento italiano. El análisis sintagmático de las partes citadas de San Pedro en Roma, nos evidencia el claro concepto de significado de la obra, que alentó la citud del arquitecto. Esto surge de la hábil combinación de los elementos sintagmáticos de tipo físico, tales como los órdenes expresados en pilastras, las guirnaldas, los marcos, etc., y los de tipo sensorial como el ritmo, la vibración, y las líneas de tensión. Evidentemente, el primer elemento que surge en la lectura, es la fuerza ascendente que se genera en las fachadas a partir de los basamentos. Leyendo la fachada de abajo hacia arriba, encontramos a nivel del basamento general de la obra, una cierta vibración producida por la articulación de éste con los componentes de los basamentos de las columnas, vibración que comienza a trepar a lo largo de las pilastras convirtiéndose en una violenta fuerza ascendente a lo largo del orden monumental, para ser contenida más arriba, en los capiteles. Volvemos a encontrar este impulso ascendente en el arranque del alegre ritmo que producen las ventanas con la alternancia de frontones rectos y curvos. Nuevamente el impulso es represado en los capiteles y pareciera detenerse un momento entre las guirnaldas, para coger su último y definitivo impulso a lo largo de los nervios de la cúpula, que lo encauzan hacia el centro, por donde es violentamente expelido al exterior.