CENTRO REGIONAL DE EDUCACIÓN NORMAL "DR. GONZALO AGUIRRE BELTRÁN” LIC. EN EDU. PRIMARIA. PRIMER SEMESTRE GRUPO “B” MATERIA: BASES PSICOLÓGICAS DEL APRENDIZAJE MTRA. WENDY CRUZ VIDAL ENSAYO: “EDUCANDO CON UN NUEVO ENFOQUE” ALUMNA: SHEYLA MELISSA RUIZ SOLIS 14 DE ABRIL DE 2014 Es indiscutible que el proceso y desarrollo del aprendizaje del alumno se ve afectado por distintos factores que influyen. Desde que nace va adquiriendo ciertos saberes inculcados por las personas que lo rodean, el ambiente familiar, sus relaciones afectivas, su situación socioeconómica y sociocultural; es por esto que al llegar a la escuela los docentes nos enfrentamos con ciertas particularidades en cada uno de ellos. Dando lugar a una diversidad de problemas o situaciones que de cierto modo debemos atender. Es solo con la práctica que podremos entender la gravedad y ver la magnitud de problemas como el fracaso o deserción escolar, la sobreedad y el ausentismo de los niños en la escuela. Recordemos que esto puede ser producto de problemas intrafamiliares de las cuales el docente no tiene control, sin embargo, en nuestro papel como docente debemos de tomar el reto de hacer a un lado las barreras del aprendizaje y hacer uso de las herramientas y estrategias que nos permitan llevar un aprendizaje significativo, que atiende las necesidades de cada uno de los alumnos. Enfrentar y superar las condiciones que limitan el nivel de aprendizaje de los alumnos es una tarea muy difícil que se le ha impuesto al maestro, sin embargo esta tarea no es exclusiva del docente, sino que es un trabajo en conjunto. Donde la comunidad escolar integrada por directivos, maestros de grupo, padres de familia, alumnos e incluso autoridades escolares deben participar de los acuerdos que los lleven a un progreso en beneficio del desarrollo educativo. Y por otro lado el docente debe afianzar la postura teórica que mejor se apegue a la realidad que vive en su grupo, de tal manera que le permita atender las necesidades de sus alumnos y que con el tiempo su práctica mejore y obtenga resultados satisfactorios y positivos de sus alumnos. Quisiera partir del problema que actualmente vivimos. La realidad en la que la escuela ha olvidado su lado humanista, se ha vuelto excluyente, se cierra en sí misma, rigidizando su funcionamiento y promoviendo situaciones de indiferencia ante la repitencia o fracaso escolar. De igual manera los docentes dejamos de lado la innovación y motivación necesarias en nuestra práctica docente, pues se cree que los alumnos son los mismos culpables de que no puedan avanzar o superarse. Si bien es cierto que nuestra actual labor ya no consiste en derrochar los conocimientos para que los niños como esponjas los absorban, si no que nos implica ser guías de ellos para que puedan estimular sus capacidades, retomen los conocimientos previos que ellos presentan y les demos las herramientas necesarias para que ellos se sientan motivados a seguir aprendiendo nos coloca en una confusión de nuestro trabajo o lo que este implica. Es por esto que no debemos olvidar que todo sujeto es capaza de aprender por el hecho de ser humano, nuestra naturaleza misma nos lleva a adquirir conocimientos a partir de nuestra necesidad de sobrevivir en el contexto en el que nos encontremos. Pero al hablar de educabilidad de los niños no solo nos debemos referir a la capacidad de cada ser a aprender, pues todos tienen distintas habilidades, si no que debemos definirla como la oportunidad que tienen de aprender en el momento en que nosotros como maestros adecuamos nuestra práctica a su entorno, cuando atendemos los intereses de los niños, al implementar la motivación, comprender que también influye en gran manera el apoyo que pueda recibir de su familia o amigos. Es así como debemos ajustarnos al entorno para tomar recursos que nos permitan brindarles conocimientos y desarrollar su capacidad de aprender refiriéndonos con esta a las actitudes, aptitudes, habilidades, destrezas, valores y cultura que le permiten formarse. Dichas capacidades se verán reflejadas gracias a la motivación, atención, apoyo, interacción, adaptabilidad, identidad e interés de aprender con otros y de otros. Ya que no solo se aprende lo que se ve en las escuelas: teorías, fechas, operaciones, nombres importantes o términos científicos, si no que todos aprendemos de todos, al interactuar con nuestro medio, aprendemos de las experiencias propias o compartidas, de lo que otros nos comunican, de lo que leemos y lo que percibimos en los medios de comunicación. El hecho de que podemos ser educados, moldeados, transformados y renovados constantemente es posible gracias a la socialización, esa interacción permanente con los demás, el intercambio de ideas, la tolerancia y contraste de estas. Así es como aprendemos, como los niños van desarrollando sus aprendizajes y nosotros como docentes debemos comprender que los niños tienen distintos ritmos y estilos de aprendizaje, tales como el visual, el kinestésico o el auditivo, esto nos implica interactuar con nuestros alumnos para poder conocerlos, sus maneras de actuar, sus intereses, gustos, capacidades, observar cómo aprenden y comprender el entorno en el que viven nos permitirán adecuar nuestras clases, incluyendo en nuestras planeaciones las estrategias y herramientas necesarias para llevarles un conocimiento significativo, resolviendo situaciones que capten su atención y atiendan sus necesidades. No obstante debemos reconocer que como docentes también podemos enfrentar ciertas limitantes que se manifiestan por naturaleza en algunos alumnos, como lo son déficits en el desarrollo cognitivo, problemas mentales adquiridos de manera bilógica, enfermedades o accidentes, mismos que limitan la construcción de los conocimientos. También es importante considerar otros factores que influyen en el proceso de aprendizaje de los niños, primeramente está el alumno por sí mismo a la predisposición que el presenta, las actitudes y aptitudes que tenga ante su aprendizaje y al nivel de maduración intelectual que cada uno de manera individual posee, ya que esta se ha construido a partir de las formas de vivir y percibir su infancia. De esta manera tiene mucho que ver las condiciones familiares y sociales en las que se desarrolla el alumno, pues cada uno enfrenta distintos problemas o situaciones, tales como desintegración familiar, violencia o estatus socioeconómico que en algunos casos los ausentan de la escuela, o bien, si en su familia hay una buena comunicación, respeto, cariño y motivación, el niño refleja toda esa confianza al llegar al aula. También las amistades son factores sociales que influyen de manera positiva o negativa en el desarrollo de los valores de los niños. En sí la cultura en la que se desenvuelve el niño genera las bases del conocimiento previo e empírico que posean, es decir, la influencia del contexto en cuestión de economía, política, sociedad y cultura definen el ambiente en el que trabajamos. Y como un último factor influyente, está el ambiente escolar en el que se ha de desarrollar el aprendizaje del alumno, refiriéndonos a las condiciones de interacción en el aula y a la convivencia entre los alumnos, quedando en manos del docente la responsabilidad de generar un ambiente propicio para que los niños se sientan en un espacio favorable, de respeto, armonía y confianza; de tal manera que ellos puedan simplemente ser niños, alejarse por un momento de su realidad, tener un espacio en el que puedan expresarse libremente, compartir sus ideas y así mismo fortalecer sus conocimientos. Al contemplar estos factores nos damos cuenta que existe una gran diversidad en los alumnos, y que a pesar de ello legalmente todos los niños tienen igualdad de oportunidades, las mismas posibilidades de desarrollar sus dotes intelectuales y en el que la escuela debería ofrecer la atención en condiciones de equidad, dejando fuera todo pensamiento o acto de discriminación, pues el nivel social en el que se encuentran los niños define del todo cómo serán los estudiantes, ya que entra en juego la percepción que los niños tengan de su realidad. Todo esto exige fortalecer el rol docente, cambiar la concepción del aprendizaje donde se cree que los alumnos que no aprenden, nunca lo van a lograr, o que si faltan a la escuela sólo es por desinterés y que únicamente son ellos los responsables del atraso escolar. Por el contrario, como docentes debemos cuestionar, analizar, argumentar y darnos cuenta de que el problema de los alumnos es no solo que deben aprender cosas en cuyos aprendizajes fracasaron, sino que tiene que aprender de otra forma, situación que nos obliga a la posibilidad y responsabilidad de diseñar y desarrollar estrategias de aprendizajes pensados en función de los recursos y necesidades de cada alumno. Es un trabajo conjunto, del cual es responsable toda la escuela, tanto maestros como directivos es necesario organizarse y diseñar planes para atender los problemas o necesidades que persisten en las escuelas. Así que, problemas como el ausentismo, la deserción escolar, la repitencia, sobreedad y el fracaso escolar son situaciones que siempre han existido y seguirán existiendo, como consecuencia de las situaciones económicas y socioculturales en que se desarrollan los alumnos, pero como docentes no podemos ponerlos como factor determinante para que el alumno fracase, sino que implica un reto en el que la tarea de enseñar debe disponer de estrategias adecuadas y construir un proyecto curricular que busque optimizar los resultados de aprendizajes, promoviendo una escuela que constituya un espacio en donde hablar escuchar, leer y escribir sean experiencias estimulantes y enriquecedoras. Fortaleciendo el trabajo en equipo y capacitándonos como docentes para atender y respetar la integridad de los alumnos, sus intereses y ritmos de aprendizaje, indagar sobre nuestros propios saberes como docentes, reflexionar juntos acerca de los marcos conceptuales que sustentan nuestras prácticas en la escuela, mejorar las relaciones interpersonales, organizar en forma conjunta los espacios, tiempos, materiales, tutoría y recursos humanos que favorezcan la coordinación y enriquecimiento entre los docentes para construir canales de comunicación con las familias y de esta manera promover un trabajo conjunto entre los diferente factores influyentes en el aprendizaje de los niños. Pues una escuela moderna es aquella que atiende la forma de vivir la niñez, comprende que en la infancia hay una necesidad de protección (lo que los niños buscan de padres o maestros), en esta etapa hay dependencia hacia las personas que lo rodean ya que están apenas en ese transitar en el que van a ir accediendo gradualmente a la cultura que los rodea. Por esto se contempla una educación incluyente, que respeta la universalidad, trae los saberes estandarizados, pero que deben ser adaptados a la realidad que viven los niños. Así mismo existe la obligatoriedad de trabajar atendiendo y erradicando los problemas latentes en las escuelas, esto es posible por la regulación de espacios y tiempos que se definen en un cierto régimen de trabajo, llegando así a la simultaneidad, en la que los aprendizajes deben ser homogéneos de acuerdo al nivel que presentan los alumnos. Es necesaria una intervención enérgica, que comience un trabajo de revisión crítica y transformación de las concepciones institucionales enquistadas y naturalizadas por el tiempo y el uso. Esto nos lleva a hablar de las concepciones que los docentes tenemos acerca de la enseñanza y el aprendizaje. Ya que actualmente hay contradicciones sobre cómo tratar la evaluación, qué cantidad de contenidos abarcar y qué papel jugamos nosotros en la motivación del alumno a aprender. La mayoría de los docentes hemos caído en la percepción (teoría) constructivista; en la que definimos al progreso del alumno con respecto a su propio nivel y entendiendo a la evaluación como una autorregulación, es decir, que el alumno puede identificar por sí mismo cuando ha aprendido y cuando no y por qué; en el caso del escenario de las relaciones entre capacidades y contenidos, los constructivistas entienden que no se pueden construir capacidades sin contenidos específicos, pero que la meta son las capacidades; y en cuanto al papel de la motivación, supone que el alumno necesita aprender para sentirse competente, entendiendo como aprender a la comprensión del sentido de una tarea realizada, es una experiencia intrínsecamente motivadora. A diferencia de una posición (teoría) directa, en la cual la motivación se entiende como un estado o condición previa para el aprendizaje que el niño presenta o no, en la que el maestro puede apenas influir sobre ello a través de refuerzos externos y que comprende a la evaluación como un acto que estimula a los alumnos a seguir esforzándose, ya que si no se evalúa y califica el nivel de rendimiento alcanzado por los alumnos, estos dejan de esforzarse, por lo que para dar inicio a los contenidos, debe conocerse primero las ideas equivocadas o ingenuas que tengan los alumnos y ayudarles a entender por qué son erróneas y así evitar que interfieran en su aprendizaje. Contrastándola con la percepción (teoría) posmoderna donde se reconoce que no todos los alumnos tienen los mismos conocimientos sobre un tema y a partir de ese conocimiento previo nuestro papel docente es ayudarlo para formar su propia opinión. Por esto considera que hay que permitir que se evalúen ellos mismos, que sean ellos quienes valoren su trabajo y que puedan sentirse más a gusto, pues sitúa los intereses personales de los alumnos como eje central de la enseñanza. Y que por su lado, la teoría interpretativa entiende que en la motivación influyen determinadas condiciones, como los intereses de los alumnos o la ayuda que se pueden ofrecer entre ellos, cayendo en que los niños no aprenden por que no están motivados, lo cual se define por una relación entre lo cognitivo y lo emocional. Es por esto que en cuanto a la evaluación nos maneja que hay que alentar a los alumnos a seguir adelante; en el caso de los alumnos que no pueden alcanzar un nivel de rendimiento adecuado o que no aprenden lo mismo que los demás, hay que animarles y alentarles siempre a que consigan algún logro, por pequeño que sea, para incentivar su esfuerzo. De la misma manera al evaluar debemos de conocer lo que saben y lo que no, para poder centrarnos en enseñarles lo que no saben. Admitiendo así que a la hora de elegir los contenidos que se verán es preciso tener en cuenta ciertos aspectos del aprendiz, como el nivel de desarrollo y así esperar a que el sujeto esté preparado para enseñarle determinados contenidos. Aunque de manera general es mejor seleccionar algunos temas y verlos en profundidad desarrollando con ello las estrategias que les permitan enfrentarse a otros aprendizajes. En este mismo escenario hay que reconocer la gran importancia que tiene el elegir los materiales didácticos, básicos para construir conocimiento. Por otro lado el nivel de aprendizaje se eleva cuando los alumnos le encuentran más sentido a lo que hacen. Siendo así que a grandes rasgos se entiende a la motivación como un estado, una condición previa para el aprendizaje, y no como un proceso, como algo que se construye en la medida que el estudiante se siente capaz de aprender y ello le motiva al esfuerzo que supone construir nuevos conocimientos. Y al momento de evaluar no solo se tomarán en cuenta los conocimientos si no el avance y progreso que ha tenido el alumno respecto del nivel de sí mismo. Por tanto la escuela debe presentarse como proveedora de derechos y de progreso. Crear una escuela democrática; un mundo en el que quepan todos los mundos, no desde el desdén de la tolerancia, sino desde una postura multicultural donde se respete el derecho de ser diferente, ya que todos somos mucho más que nuestras carencias. Al mismo tiempo se debe desarrollar un enfoque en el que a los docentes se les asigne la posibilidad y responsabilidad de diseñar y desarrollar estrategias de aprendizajes pensados en función de los recursos y necesidades de la escuela, lo cual será posible por la organización de equipos de trabajo entre docentes y también con los padres, para lograr la promoción de los alumnos. Reconociendo que el desarrollo del aprendizaje se ve afectado por una serie de factores sociales, culturales, biológicos, psicológicos y escolares debemos considerar a la escuela como un espacio donde se deben organizar las actividades de enseñanza partiendo de reconocer la diversidad de los alumnos a quien va dirigida, mostrando capacidad para identificar y apoyar a quienes más lo necesitan, enfrentando el reto de superar las desigualdades en el aprendizaje de tal manera que se pueda garantizar que todos los alumnos aprendan, independientemente de su condición. ELENA MARTÍN, MAR MATEOS, PATRICIA MARTÍNEZ, JIMENA CERVI, ANA PECHARROMÁN Y RUTH VILLALÓN (2001) INVESTIGACIÓN SOBRE NUEVAS FORMAS DE PENSAR LA ENSEÑANZA Y EL PARENDIZAJE. LAS CONCEPCIONES DE LOS PROFESORES DE EDUCACIÓN PRIMARIA SOBRE LA ENSEÑANZA Y EL APRENDIZAJE. PÁG. 171-187 COMUNIDAD AUTÓNOMA DE MADRID 2001 RICARDO BAQUERO, (2006) SUJETOS Y APRENDIZAJE PÁG. 1-63 MINISTERIO DE EDUCACIÓN, CIENCIA Y TECNOLOGÍA DE LA NACIÓN. ANA C. LÓPEZ, (2005) EXPERIENCIAS PEDAGÓGICAS: VOCES Y MIRADAS. RETENCIÓN ESCOLAR CÓMO PUEDEN LOS QUE NO PODÍAN PÁG. 11-32 MINISTERIO DE EDUCACIÓN, CIENCIA Y TECNOLOGÍA.