Jornada preparación Sant. Hogar | 70 KB

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Jornada Preparación
Bendición de un Santuario-Hogar
Esquema y Liturgias
Sugerencias
1. Realizar esta Jornada en una tarde de sábado, fijada con anticipación.
2. Comenzar con un momento de oración, preparado previamente.
3. Los matrimonios podrían llevar alguno de los elementos o símbolos que
tienen en su Santuario-hogar y que les parece importante destacar en esta
Jornada y de acuerdo al objetivo de ésta.
4. Hacer una motivación en la cual se recuerde la importancia del santuariohogar para la propia familia, para la Iglesia y la sociedad.
5. Explicación del trabajo que se realizará durante la Jornada.
6. Realizar una dinámica, ya sea como matrimonio, como familia, como grupo,
etc., de acuerdo a la forma en que se ha organizado o pensado previamente
esta Jornada. Lo importante es trabajar y reflexionar en algo muy concreto.
Por ejemplo, descubrir el nombre, ideal, símbolo, etc., del Santuario-hogar,
complementando lo que ya se tiene, relacionando la propia identidad
familiar con el ideal nacional de la Familia de Schoenstatt, con el ideal de
Rama, del lugar, etc.
También se puede trabajar haciendo un intercambio de testimonios
relacionados con la vida que se ha generado en el Santuario-hogar y que
puede enriquecer y ayudar a todos. Esto siempre dependerá de las
condiciones concretas del lugar donde se realiza la Jornada.
7. Momento de convivencia.
8. Liturgia final de envío en la cual cada matrimonio renueve la consagración
de su santuario-hogar.
Es importante que, en esta liturgia de envío, siempre haya algún gesto o
símbolo concreto que se entregue y que posteriormente recuerde a cada
uno lo que ha significado este encuentro. Por ejemplo, un cirio especial, una
escarapela, una tarjeta con la fecha, con el compromiso, etc., que se pueda
poner en el Santuario-hogar y que ayude a recordar la renovación o el
nuevo compromiso que se hizo respecto al santuario-hogar.
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Jornada Preparación
Bendición de Santuario-Hogar
Liturgia inicial
Canto inicial:
Guía:
Iniciamos este encuentro de preparación a la bendición de nuestro santuario-hogar, en
el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Dirijamos nuestra mirada hacia el Santuario y pensemos que nuestra Madre nos está
mirando desde allí. Con palabras de nuestro padre y fundador, los invitamos a hacer
un momento de silencio.
Lector 1:
Ayúdanos, Padre, a cerrar las puertas de los sentidos. Que una clara luz penetre
nuestras almas iluminándonos con el cálido brillo de la fe. Adéntranos profundamente
en el misterio de Schoenstatt, en el misterio de nuestra alianza de Amor con la Mater,
en el misterio de nuestro Santuario de Schoenstatt.
Canto: Señor, átame a tu Santuario (o un canto al Espíritu Santo)
Guía :
En el libro Nuestro Santuario del Hogar, el padre fundador nos dice:
Lector 2:
"Muchos de entre ustedes han consagrado su casa a la Santísima Virgen. Pero no
solamente en forma general, sino como un Santuario viviente. En el futuro, es de
decisiva importancia lo siguiente: que se haga valer para los santuarios-hogares lo
mismo que vale para el Santuario original y para los Santuarios filiales. ¿Qué se ha
prometido, por lo tanto, al Santuario-hogar y qué se exige de él? Las mismas
promesas y las mismas exigencias del Acta de Fundación del 18 de Octubre de 1914".
Lector 1:
Hay Santuarios que nacen por una iniciativa divina y otros por iniciativas humanas,
inspiradas por el Espíritu Santo, como es el caso del Santuario de Schoenstatt. Pero no
basta la iniciativa divina o humana. La Iglesia reconoce oficialmente un santuario como
tal, cuando el pueblo creyente peregrina hasta ese lugar motivado, por una sincera
conversión y llevando sus intenciones.
Lector 2:
En el origen de nuestro Santuario de Schoenstatt no hay ninguna aparición ni milagro ni
acontecimiento extraordinario que lo explique; en ese momento de su origen, sólo
estuvo la fe de un hombre, su visión profética, su convicción y anhelo de gestar algo
grande a partir de lo pequeño e insignificante.
Guía:
Queremos invitarles a concentrarnos en la mirada que nos dirige nuestra Madre desde
nuestro Santuario y a transportarnos en el tiempo al 18 de Octubre del año 1914.
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Tratemos de imaginarnos a nuestro padre fundador rodeado de jóvenes congregantes,
a quienes él dirigía como director espiritual, en el interior de esa pequeña Capilla,
donde nació nuestro Santuario original.
Escuchemos lo que dijo entonces nuestro padre y fundador a ese grupo de jóvenes
congregantes:
Lector 1:
"Me parece que puedo manifestarles una secreta idea predilecta. (...) ¿Acaso no sería
posible que la Capillita de nuestra Congregación al mismo tiempo llegue a ser nuestro
Tabor, donde se manifieste la gloria de María? Sin duda alguna no podríamos realizar
una acción apostólica más grande, ni dejar a nuestros sucesores una herencia más
preciosa que inducir a nuestra Señora y Soberana a que erija aquí su trono de manera
especial, que reparta sus tesoros y obre milagros de gracia. Sospecharán lo que
pretendo: quisiera convertir este lugar en un lugar de peregrinación, en un lugar de
gracia, para nuestra casa y toda la Provincia alemana y quizás más allá….”
Lector 2:
Así nació el primer Santuario... María escuchó la petición del padre y de los primeros y,
a lo largo de todos los decenios, a lo largo de estos años, ha atraído a miles de
peregrinos hacia el Santuario. Durante toda su vida, el padre fundador fue un hombre
que siempre tuvo su mano en el pulso del tiempo y su oído en el corazón de Dios. Así,
durante la Segunda Guerra Mundial, estando prisionero en Dachau, fundó la
Organización Internacional de Schoenstatt. Pero parecía haber un obstáculo... ¿Cómo
puede crecer internacionalmente una familia eclesial si sólo se dispone de un hogar
para ella en Alemania? Sin haber encontrado él una respuesta a esta pregunta, el
padre recibe la solución a través de la única carta de Latinoamérica que logró llegar
hasta Dachau en esos años de la guerra. Era una carta de Uruguay en la cual, un
grupo de Hermanas le contaba que, en el pequeño pueblo de Nueva Helvecia, habían
construido una réplica del Santuario original y también habían invitado a María a
establecerse allí, sellando con ella la misma Alianza de Amor que él había sellado con
los jóvenes y con la Santísima Virgen, en 1914, y con idénticas peticiones y
compromisos. ¡Habían nacido los Santuario filiales...!
Lector 1:
¡La fuente de gracias del Santuario Original emergía en otro rincón del mundo y
seguiría surgiendo en otros lugares! Schoenstatt ya podía extenderse por todo el
universo. Así, una red de santuarios filiales, que se anuda en el Santuario Original y de
cuyas gracias se alimentan estos santuarios filiales, rodea todo el mundo. También
nuestro Santuario Nacional, el Santuario Cenáculo de Bellavista, es un eslabón de esta
red de santuarios nacidos del Santuario original, que es la fuente de nuestro origen.
Nuestro Santuario Cenáculo de Bellavista fue bendecido el 20 de mayo de 1949, bajo
una lluvia torrencial que simbolizaba el torrente de gracias que surgiría de él. Este
Santuario tiene una gran y especial importancia para la Familia de Schoenstatt de Chile
y de todo el mundo: en él tuvo lugar el acontecimiento del 31 de mayo de 1949, tercer
hito de la historia de Schoenstatt.
Lector 2:
Nuevamente los invitamos a mirar a nuestra Madre en el Santuario y a trasladarnos en
el tiempo hasta ese día 31 de mayo de 1949. Al atardecer, cerca de las 18 horas, el P.
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Kentenich, acompañado por las Hermanas Marianas, se dirigió al Santuario de
Bellavista para entregar y confiar a la Santísima Virgen, un documento sobre la Misión
de Schoenstatt en Iglesia y en el mundo, documento que había elaborado durante los
días anteriores y que debía enviar a las autoridades eclesiásticas. En Alemania, en el
mes de Mayo, se celebra el mes de María. En ese entonces, la mayoría de las
Hermanas que vivían en Chile eran alemanas; para clausurar este mes dedicado a la
Santísima Virgen en Alemania, hicieron una sencilla procesión hacia el Santuario, con
velas encendidas. Dos Hermanas chilenas llevaban la imagen de la Mater. Como aún
no había luz eléctrica en el lugar, el interior del Santuario estaba iluminado por el
resplandor de los cirios. Afuera ya había oscurecido; dentro de la capillita reinaba una
atmósfera profundamente cálida y sobrenatural.
Guía:
Allí, en el Santuario Cenáculo de Bellavista, después de colocar su documento sobre el
altar, el P. Kentenich, en aquel 31 de Mayo de 1949 expresó lo siguiente:
Lector 1:
"Es como si el ambiente del hogar nos rodeara en estos momentos, como si ángeles
estuviesen en medio de nosotros y nos dijesen: 'Quítate el calzado, porque el lugar que
pisas es tierra santa'. Sí, santo es este lugar y seguirá haciéndose más y más santo;
tierra santa es ésta, porque la Santísima Virgen ha escogido este terruño; tierra santa,
porque en el transcurso de los años, de los decenios y de los siglos, desde este lugar,
saldrán, crecerán y trabajarán fecundamente hombres santos."
Pausa de silencio
Guía:
Revisemos nuevamente la historia de la Familia de Schoenstatt. Estando el P.
Kentenich en Milwaukee, se sentía urgido a educar a muchas familias cristianas
schoenstatianas, pues estaba convencido que ellas deben ser como islas flotantes
capaces de evangelizar el mundo del mañana. Esto lo hace estimulando, entre otras
cosas, a seguir la costumbre nacida en Alemania de instalar en la casa un rincón
schoenstatiano, con la imagen de la Mater, con una fotografía del Santuario y otros
símbolos de nuestro mundo espiritual… De esta manera, se prolongaba la hermosa
tradición alemana de establecer, en los hogares católicos, una especie de altar familiar.
Lector 2:
El 18 de noviembre de 1963, estando el padre fundador exiliado en Milwaukee, bendijo
el primer Santuario-hogar. En aquel entonces, una mamá, después de haber
escuchado el origen del Santuario original y cómo había nacido en una capilla
abandonada, desordenada y llena de cachureos, pidió al padre fundador que bendijese
su casa y pidiese a María que se estableciese allí para que la ayudara a ella, como
dueña de casa y madre de seis hijos, a ordenar y transformar su casa en un lugar
agradable. El padre fundador accedió y el día en que bendijo ese hogar, rezó una larga
oración.
Guía:
Era ésa la primera vez que el padre fundador realizaba esta bendición y, en esa
oración que pronunció y que es todo un documento, fue revelando lo que había en su
corazón y lo que significaba un Santuario-hogar. Éstas fueron sus palabras:
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Lector 1:
Eterno Padre, con gran sencillez, estamos convencidos que también, en nuestra época,
tú deseas enviar al mundo a la Santísima Madre de Dios como la Ayudante
permanente de Cristo Jesús. De hecho, la enviaste a cruzar las montañas en búsqueda
de un hogar; en búsqueda de una casa, de personas donde poder actuar a su manera,
en forma natural. Incontables personas han cerrado las puertas de sus casas y las
puertas de sus corazones frente a ella. Sin embargo, nuestros Santuarios, los
Santuarios de Schoenstatt, han abierto ampliamente sus puertas para ti y por eso tú
estás actuando fecundamente en ellos y a través de ellos. Santísima Virgen, has
encontrado abierta la puerta de cada uno de estos hogares y nosotros hemos abierto
ampliamente nuestros corazones para ti. Sí, Madre, con gran y sincero amor te
pedimos: Madre tres veces Admirable, establécete en nuestro hogar; actúa en esta
casa de la misma manera como estás actuando desde los Santuarios de Schoenstatt.
Trae contigo a Cristo, el Señor, como lo llevaste a casa de Isabel y Zacarías. Sí, Madre,
actúa aquí de la misma manera como lo hiciste en aquel momento cuando tú, llevando
en tu seno al Hijo de Dios, entraste a la casa de Isabel. Allí tú te manifestaste tres
veces Admirable; fuiste Admirable con Zacarías, el dueño casa; Admirable con Isabel,
la madre, y Admirable con Jesús, el Niño. Realmente, ya entonces, fuiste Madre tres
veces Admirable.
Guía:
Así fue gestándose y naciendo un tercer tipo de Santuario de Schoenstatt: al Santuario
Original y a los Santuarios filiales, se sumaban ahora los Santuarios-hogares. Estos ya
no eran sólo un rincón dentro del hogar donde vincularse al Santuario original. El hogar
entero se convertía en un lugar de Alianza y en fuente de las gracias que la Mater nos
ofrece por nuestra alianza de amor con ella.
Lector 2:
Nuestros Santuarios-hogares son el fruto de la visión y de la acción del padre fundador;
él mismo fue quien les dio vida y alentó. Cada uno de nuestros Santuarios-hogares
está indisolublemente unido a nuestras fuentes de gracias que son nuestro Santuario
Original, el Santuario de Bellavista y los demás Santuarios filiales. A igual que estos,
todos los Santuarios-hogares deben conformar también una red y, por lo tanto, lo que
ocurra en cada uno de ellos repercute en todos los demás. El capital de gracias que se
ofrece en cada uno de ellos, rinde frutos en los todos los demás.
Guía:
Durante este encuentro, las imágenes de la Mater de nuestros Santuarios-hogares
permanecerán en el interior de nuestro Santuario Cenáculo. Allí recibirán la fuerza
renovadora de esa fuente de gracias que es el Santuario de Bellavista.
Vivamos este encuentro con anhelos de que nuestros santuarios-hogares sean
renovados en nuestra fuente de gracias que es el Santuario Cenáculo de Bellavista. Y
con la conciencia de que tanto este Santuario como cada santuario-hogar son
herederos de esa misión de Cenáculo que es la Misión del 31 de mayo.
Cada Santuario-hogar debe contribuir, con sus contribuciones al Capital de Gracias,
para que, algún día, alcancemos el ideal de la Familia de Schoenstatt en Chile que nos
llama a ser Cenáculo del Padre, para un nuevo Pentecostés.
Canto final:
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Jornada Preparación
Bendición de un Santuario-Hogar
Liturgia final
Canto inicial:
Guía:
Estamos finalizando nuestro encuentro. Nos hemos renovado y revitalizado en la
misión de cada uno de nuestros Santuarios-hogares. Desde nuestro Santuario
Cenáculo de Bellavista, partimos a cada uno de nuestros hogares en la fuerza de la
Alianza y convencidos de la red que formamos con todos y cada uno de nuestros
Santuarios del Hogar.
Tenemos una hermosa y gran tarea por delante: llevar las fuerzas y las gracias que
nos regala la Mater a cada una de nuestras familias, a cada hogar, para desde allí
impulsar la corriente de renovación de nuestra ciudad, de nuestro país y del mundo.
Debemos conquistar el mundo para Jesús.
Lector 1:
¡Que gran oportunidad tenemos de ofrecer un regalo a nuestro padre fundador! ¡Tener
la posibilidad de establecer una red de Santuarios-hogares en torno a cada uno de
nuestros Santuarios! Una red que, fuertemente atada, sea capaz de enfrentar los
desafíos que nos presenta nuestra época.
Cada uno de nosotros hemos formulado un propósito que queremos vivir en nuestros
hogares en el tiempo actual. Que la vivencia de este compromiso sea el signo visible
de nuestra vinculación permanente a las propias fuentes de gracias que son nuestros
Santuarios. Que el saber que estamos todos vitalmente unidos y que cada pequeño
esfuerzo que hacemos repercute también en la santidad de los demás, nos estimule
permanentemente.
Lector 2:
En su Santuario, María nos concede la gracia de un encuentro muy profundo en su
corazón de Madre y, en él, un encuentro con el corazón de Dios. Esta es la gracia del
arraigo o cobijamiento interior. Con esta gracia, podemos sentirnos profundamente
arraigados, amados, acogidos, protegidos, seguros, en su corazón maternal y en el
corazón paternal de Dios Padre.
Lector 1:
En el Santuario-hogar, mediante la gracia del cobijamiento en su corazón, la Mater
transforma a la familia en una auténtica comunidad de amor que, en definitiva, sea el
reflejo del verdadero hogar que es el cielo, donde estaremos para siempre en el
corazón de Dios. Con esta gracia podemos superar todas las inseguridades de la
época contemporánea, con paz y certeza, sin caer en el estrés y la depresión, y nos
será posible seguir la voluntad del Padre Dios en cualquier circunstancia.
Lector 2:
En nuestro Santuario-hogar, la Mater recibe nuestras contribuciones diarias al capital
de gracias que le ofrecemos cada día: nuestras alegrías y penas, nuestros esfuerzos
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por la santidad, todo lo que somos y tenemos. Y ella transforma estas contribuciones
en gracias de una sana y cálida vivencia de hogar, en gracias de comunión de
corazones, de solidaridad mutua, de calor humano. Estas gracias no son sino reflejo de
una verdad aún más profunda y real: que Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, nos aman
por sobre toda la creación.
Lector 1:
En su Santuario, la Mater nos proporciona la gracia del cambio interior o de la
transformación interior, la cual nos permite asemejarnos a su Hijo Jesús, modelo
perfecto de toda persona, y asemejamos también a ella, como la más excelsa criatura
redimida.
Ella quiere convertirnos en santuarios vivos, portadores de Cristo; en personas con una
mentalidad orgánica y una actitud abierta y disponible para Dios. Ella quiere
transformarnos en personas abiertas a los demás; personas comunitarias, capaces de
construir una sociedad más humana y fraterna.
Lector 2:
En el Santuario-hogar, ella quiere concentrar su poder educador, para que cada familia
plasme un estilo de vida diferente, estilo de vida según los criterios, actitudes y
acciones de Cristo Jesús.
Ella nos educará para transformar nuestra familia en escuela de santidad, donde se
vivan actitudes de amor, de respeto, de solidaridad, de perdón, de servicio, de
hospitalidad, de renuncia y tantas otras actitudes de la vida diaria que nos capaciten
para formar una familia con una nueva vitalidad a la Iglesia para ser alma del mundo.
Asimismo, ella transformará nuestra familia en escuela de aquellos hombres y mujeres
que actuarán en las diferentes actividades de la vida social, con una visión
verdaderamente cristiana y con la fuerza que dan las gracias del Santuario-hogar.
Canto:
Guía:
Mediante la acción educadora de María en el Santuario y en la fuerza del Espíritu
Santo, el Señor Jesús quiere enviarnos, tal como envió a los apóstoles el día de
Pentecostés, a cumplir una gran misión. Ella, desde el Santuario-hogar, nos regala con
una fuerza extraordinaria, comparable a aquella que el Espíritu Santo regaló a los
apóstoles en el Cenáculo. Es la gracia de la fecundidad o del envío apostólico.
El P. Kentenich estaba convencido que Dios quiere suscitar, desde nuestro Santuario,
esas familias destinadas a convertirse en el corazón ardiente de una Iglesia renovada.
Estas familias contribuirán poderosamente a su gigantesca tarea de construir un nuevo
orden social y una nueva cultura. Una nueva cultura, un modo nuevo de vida que
respete y dignifique toda vida humana y todas las dimensiones de la sociedad en que
se desarrolla.
Lector 1:
En el Santuario-hogar, María, la Gran Misionera, quiere implorar el Espíritu Santo que
regala una responsable conciencia de misión a cada iglesia-doméstica. De ellas deben
surgir los apóstoles de Cristo que anuncien y testimonien con vital energía la Buena
Nueva de Cristo en todos los ámbitos del quehacer social.
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Lector 2:
María, la gran Misionera, cuidará que el Santuario-hogar no se convierta en un refugio,
donde nos escondamos como tímidos y egoístas discípulos, que huyen de los
problemas y exigencias de la vida. Ante los grandes desafíos de la época
contemporánea, ella necesita una red de Santuarios-hogares, una multitud de familias
que tiren de su carro de triunfo y vayan al rescate de muchas familias en peligro de
sucumbir.
Lector 1:
La misión que el padre fundador proclamó en el Santuario Cenáculo de Bellavista, el 31
de Mayo de 1949, nos llama a saciar la sed de amor que padece el mundo. Es la
misión del amor cálido y personal, del amor de la Alianza con María. Es una misión que
atañe principalmente a la familia, célula básica de toda sociedad. Desde nuestro
Santuario-hogar, hemos de salir y llevar ese amor a todos los ámbitos donde nos toca
actuar. Allí se nos dan las gracias que necesitamos para ser apóstoles y anunciadores
del amor de la Alianza con María.
Lector 2:
Por eso, queremos profundizar en la conciencia de misión que tenemos como
cristianos y como schoenstattianos. Queremos ser esos apóstoles que salen a anunciar
a otros la misión del amor de la Alianza, de ese amor cálido y personal al Padre Dios y
a todos los hombres. Hemos de responsabilizarnos de proyectar, de llevar y de
participar a otros aquellas costumbres y valores que vivimos en nuestro hogar, en
nuestra familia. Queremos transformar el mundo desde nuestro Santuario-hogar.
Guía:
Ahora, rodearemos el santuario tomados de las manos, formando una cadena,
simbolizando esa red de Santuarios-hogares que queremos tejer en el mundo.
Renovemos nuevamente nuestra Alianza de amor con nuestra Madre y Reina y
dispongámonos a encender el mundo con ese amor de Alianza: Oh Señora mía, oh
Mare mía…
Canto: Señor, átame a tu Santuario…
Guía:
Mientras cantamos, cada matrimonio retirará la imagen o el símbolo de su Santuariohogar.
Canto final: Himno de la Familia de Schoenstatt
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