BEATO ARNOLDO JANSSEN SACERDOTE PROFESO Y FUNDADOR DE LA CONGREGACIÓN DEL VERBO DIVINO, DE LA CONGREGACIÓN DE LAS HERMANAS MISIONERAS SIERVAS DEL ESPÍRITU SANTO, Y DE LA CONGREGACIÓN DE LAS HERMANAS SIERVAS DEL ESPÍRITU SANTO DE ADORACIÓN PERPETUA I VIDA Y OBRAS 1. Sacerdote diocesano Arnoldo Janssen nació el 5 de noviembre de 1837 en Goch, Baja Renania, siendo el segundo de diez hijos. Sus padres fueron profundamente cristianos e incansables trabajadores. Arnoldo desarrolló las mismas características. Todos los días se rezaba el Rosario en familia y el padre tenía la costumbre de leer regularmente en voz alta el Prólogo del Evangelio de San Juan.(Jn 1, 1-18). Arnoldo mantuvo, durante toda su vida, muy viva la devoción al Rosario y un profundo amor al Maestro Divino, presente en la Sagrada Escritura y en la Santa Eucaristía. Asimismo heredó de su padre la devoción al Espíritu Santo. Fue ordenado sacerdote en la Diócesis de Münster el 15 de agosto de 1861 y fue enviado a la ciudad de Bocholt como docente en una escuela media. Era respetado como docente siendo severo pero justo. Durante este período maduraron y se interiorizaron más su fe y su vida de oración. Su celo sacerdotal lo llevó a estar siempre a disposición de la gente, también al margen de la enseñanza, ayudándoles a profundizar en la fe. Gracias a su particular devoción al Sagrado Corazón y a su intensa vida de oración, fue nombrado director diocesano del Apostolado de la Oración y empleaba gran parte de su tiempo libre y de sus vacaciones para difundirlo en la Diócesis y en todas las regiones de habla alemana. Su entusiasmo por animar a la gente a rezar según las intenciones del Sagrado Corazón, le ayudó a tomar conciencia de las necesidades espirituales de la gente, incluso más allá de los límites de su Diócesis. Esto originó en él un profundo celo por trabajar y rezar por la reunificación de las Iglesias Cristianas en Alemania. Se ensancharon aún más sus horizontes y se fortaleció su conciencia de que la misión de la Iglesia abarca a toda la humanidad. Dedicó su vida a reavivar en la Iglesia en Alemania sus compromiso misionero y fomentar entre los católicos el entusiasmo por la labor misionera de la Iglesia fuera de Alemania -la “misión entre paganos”. Con tal objetivo decidió fundar una revista popular. En 1873 dejó su cargo como docente para poder dedicar más tiempo a esta nueva actividad. El primer número del “Pequeño Mensajero del Sagrado Corazón” apareció en enero de 1874. En la revista publicaba noticias de las misiones extranjeras y estimulaba a los lectores a hacer algo más por ellas. En los años ‘70 la Iglesia en Alemania vivió una dolorosa experiencia de persecución: -el “Kulturkampf” (revolución cultural). Leyes anti-católicas fueron motivo de expulsión de sacerdotes y religiosos e incluso obispos fueron encarcelados. Tal vez esta realidad despertó en él la idea de que algunos de estos sacerdotes podrían entusiasmarse y trabajar en las misiones extranjeras o, por lo menos, para colaborar en la enseñanza en los institutos misioneros. En Alemania, sin embargo, no existía ningún instituto. Esperaba, por tanto, que alguno de estos sacerdotes, interesado por las misiones, aceptase el desafío de iniciar un tal instituto. Su cometido lo veía más bien como promotor de la idea a través de su revista y reunir fondos para la misma. 2. Fundador de la Congregación del Verbo Divino El reacio Arnoldo Janssen fue viendo cada vez más claro que el Señor le llamaba a él mismo a tomar en sus manos esta difícil iniciativa. Una vez que reconoció que era la voluntad de Dios se dedicó con alma y corazón a este proyecto. La mayor parte de sus contemporáneos pensaban que el momento no fuese oportuno. Muchos, incluso, no veían en él a la persona indicada, pero su confianza en Dios le ayudó a resistir, no obstante, las ironías y los comentarios negativos que sobre él circulaban. No obstante las condiciones poco favorables en Alemania, obtuvo el apoyo de muchos obispos. Comenzó a recoger fondos y a buscar un lugar adecuado. Debido a la situación política en Alemania, compró una casa al otro lado de la frontera, en Steyel, Holanda. El 8 de septiembre de 1875 es considerada la fecha oficial del comienzo de la obra. Las condiciones de vida eran humildes, pero, estaba en marcha la preparación de sacerdotes para la tarea misionera. El 2 de marzo de 1879, tres años y medio después, enviaba los dos primeros misioneros a China. Uno de ellos era el Beato José Freinademetz que fue beatificado en 1975 junto con Arnoldo Janssen. El número de los estudiantes crecía de año en año y fue necesario construir nuevos edificios. Las publicaciones de Steyl sirvieron para atraer vocaciones y, al mismo tiempo, para hallar los fondos necesarios. En enero de 1876 Arnoldo Janssen abrió su propia imprenta. Al igual que las otras iniciativas, también esta se desarrollo rápidamente y, gracias a la buena preparación de los Hermanos, muy pronto se hizo famosa por la calidad de los trabajos. Al celebrar el 25 aniversario, la revista mensual para las familias Stadt Gottes (Ciudad de Dios) tenía una tirada de 200.000 ejemplares y el St. Michaels Kalender (Calendario de S. Miguel) más de 700.000. Estas publicaciones ejercieron un gran influjo sobre la Iglesia en Alemania fomentando el interés por las misiones. Arnoldo Janssen, desde finales del siglo XIX, fue considerado, con toda justicia, como “el animador misional” de la Iglesia en los países de habla alemana. La distribución de las mencionadas publicaciones dependía del compromiso generoso y la entrega desinteresada de miles de laicos, verdaderos misioneros en la patria. Con el correr de los años, la imprenta promovió a Steyl como centro de animación misionera. También los retiros espirituales en Steyl tuvieron gran impacto. El P. Janssen fue un pionero en la introducción del movimiento de los retiros espirituales en los países de habla alemana. Cada año miles de sacerdotes y laicos, hombres y mujeres, participaban en tales retiros y volvían a sus casas contagiados con algo del espíritu de oración y entusiasmo que encontraron en Steyl. Se daba importancia también a que cada participante, al regresar, llevase un buen número de Rosarios. Quizá, pocos han distribuido gratuitamente tantos Rosarios como Arnoldo Janssen. No todos los que llamaban a las puertas de Steyl con el deseo de dedicar su vida al servicio misionero querían ser sacerdotes. Deseaban ayudar a las misiones con su trabajo. Arnoldo Janssen los recibió con mil amores, si bien esto no entraba en sus planes originales. Así nació y creció la rama de los Hermanos laicos. Dándoles una buena preparación técnica y comercial, y introduciéndolos en posiciones importantes, contribuyó a crear un nuevo estilo de Hermano laico. Con su trabajo de excelente calidad y con su espíritu de oración contribuyeron en forma eficaz al desarrollo del Instituto Misionero y al trabajo material y espiritual en las misiones. En este, como en otros campos, estaba dispuesto a abrir nuevos caminos, nunca antes intentados, una vez convencido que el Señor lo empujaba en esa dirección. En el primer Capítulo General del año 1885, la comunidad se constituyó como Congregación religiosa, compuesta por sacerdotes y hermanos, con el nombre de “Sociedad del Verbo Divino” (SVD), con la finalidad de difundir el Evangelio, especialmente entre los pueblos no cristianos. El P. Janssen fue elegido primer Superior General. 3. Fundador de dos Congregaciones femeninas También varias mujeres solicitaron unirse a la obra con la esperanza de servir a las misiones como Hermanas misioneras. La primera fue la Beata María Elena Stollenwerk (beatificada en mayo de 1995). Arnoldo Janssen, convencido de la importancia pastoral de las mujeres que trabajaban codo con codo con los misioneros, el 8 de diciembre de 1889 fundó una Congregación misionera con el nombre de “Siervas del Espíritu Santo”. En 1895 envía las primeras Hermanas al extranjero, concretamente a la Argentina. Muy pronto se descubrió su importancia en todas las misiones donde ya trabajaban los sacerdotes y los Hermanos. En 1896 el P. Janssen eligió un grupo de Hermanas para la vida en clausura y las llamó “Siervas del Espíritu Santo de Adoración Perpetua”. Ante la adoración del Santísimo Sacramento debían rezar, literalmente, día y noche por la Iglesia y especialmente por las dos Congregaciones misioneras de Steyl. 4. Evangelizar hasta los confines de la tierra Las Congregaciones crecieron rápidamente. En mayo de 1900 eran ya 208 sacerdotes, 549 Hermanos, 190 Hermanas, 99 estudiantes de teología y 731 alumnos aspirante a misioneros. Ante este creciente número de misioneros, la Congregación para la Propagación de la Fe animó al Beato a abrir seminarios misioneros en otros países. A su muerte, en 1909, sus misioneros trabajaban en los cinco Continentes: en China, luego Roma, Argentina, Austria, Togo, Alemania, Ecuador, Brasil, Estados Unidos de América, Nueva Guinea, Australia, Chile, Japón, Paraguay, Filipinas. Una de sus últimas decisiones fue el permiso para abrir un seminario misionero cerca de Chicago, el primero en Estados Unidos. II LA ESPIRITUALIDAD El Beato Arnoldo falleció el 15 de enero de 1909 a los 71 años, 2 meses y 10 días. Los resultados exteriores no eran lo que más le preocupaba al Fundador de la obra de Steyl. Su principal interés era que la comunidad y los cohermanos respondiesen con amor y valentía a la voluntad de Dios. Conocer y cumplir la voluntad de Dios fue la principal preocupación durante toda su vida. Por temperamento era más bien lento en tomar decisiones importantes. Quería tener todas las informaciones básicas posibles, consultando personas competentes en la materia. Sin embargo, una vez convencido que un proyecto respondía a la voluntad de Dios, actuaba con gran decisión sin preocuparse de las opiniones de la gente o de las críticas negativas. Naturalmente se sentía herido por los comentarios negativos y por las oposiciones, pero las consideraba como algo normal que debe pagar un superior. Era su modo de seguir a Cristo Crucificado. El texto de la carta a los Hebreos (10, 7) “Aquí estoy para realizar tu voluntad, Dios mío” era el texto que citaba con más frecuencia y que trataba de poner en práctica en su vida. A los primeros dos misioneros dio este consejo: “Id a China. Ignoráis lo que os prepara el Señor, si hará que fructifiques vuestros esfuerzos o no... Enfrentad el futuro, que no conocéis, con confianza. En esta noche oscura caminad tomados de la mano de un Dios que ama” (Pequeño Mensajero, 6, 1879, 28. -Homilía del Fundador con motivo del envío de los PP. Anzer y Freinademetz). Tales consejos sonaban auténticos, ya que él mismo trataba de vivir de ese modo. Estas palabras, en efecto, nos dan la llave de toda su espiritualidad. El amor a Dios Uno y Trino era para él la base de todo. “Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único para que tenga vida eterna” (Jn 3, 16), era otro de sus textos favoritos. Conocer el proyecto de Dios de compartir su vida divina con la humanidad lo colmaba de alegría y admiración. Aquí radicaba la fuente de su entusiasmo apostólico y de su vida profunda de oración. Al Beato Arnoldo le atraía particularmente la imagen bíblica de la in-habitación divina en nosotros. Su relación con las tres Personas divinas era cálida y personal, como se desprendía de sus discursos y oraciones que componía. No era un gran orador público, sin embargo, testigos afirman que se mostraba particularmente inspirado cuando hablaba de este tema. La frase que se encuentra en las primeras Constituciones “caminar en la presencia de Dios” (Fontes Historici SVD I, pág. 43ss) exprime el ideal que porponía a todos y según el cual vivía él mismo. Muchos describieron al Beato Arnoldo como “un hombre que caminaba constantemente en la presencia de Dios” (cf McHugh, Spirituality of our Society, pág. 101ss). Las personas que encontraba y la creación entera le recordaban la presencia del amor de Dios. Fue profesor de ciencias naturales. Durante toda su vida la variedad en la naturaleza, la inmensidad del universo o la belleza de las flores -las llamaba “mensajeras de Dios”- o el milagro de la mano o el oído humano, le hablaban de Dios. Con frecuencia en sus discursos se repiten estos argumentos. Compuso una oración para rezarla cada cuarto de hora, como un modo de dar gloria a Dios y para mantener vivo este ideal en todos los miembros de sus Congregaciones. Su cercanía a Dios Uno y Trino, que vive en nosotros, lo movía a abrir su corazón a todos, pues en Dios encontraba la humanidad. Su sendero hacia el corazón de Dios pasaba a través de expresiones concretas de amor hacia las personas. En las primeras Constituciones cita el texto de S. Juan (Jn 4, 20) donde se afirma que el amor a Dios se muestra en el amor hacia los hermanos y hermanas y añadía que la expresión más sublime de amor hacia el otro es anunciarle el evangelio. El Beato Arnoldo resumía su espiritualidad en esta oración que al mismo tiempo era un lema: ¡Viva la Santa Trinidad Único Dios en nuestros corazones y en los corazones de todos los hombres! III “ITER” DE LA CAUSA 1. Para la Beatificación La Causa de beatificación y canonización comenzó en 1935. El Proceso Informativo de Roermond (Holanda) comenzó el 28 de noviembre de 1938. El Decreto sobre la Introducción de la Causa lleva la fecha del 10 de julio de 1942. El Proceso de Trier (Alemania) “super miris” comenzó el 18 de enero de 1944. El Congreso peculiar sobre las virtudes “in specie” se celebró el 10 de octubre de 1972; La Congregación plenaria el 28 de noviembre de 1972. El Decreto sobre la heroicidad de las virtudes fue promulgado el 10 de mayo de 1973. Los dos Procesos instruidos en la Curia de Trier “super miro” fueron declarados válidos con el Decreto del 6 de julio de 1973. El Congreso peculiar de los Consultores Teólogos sobre los milagros se celebró el 14 de enero de 1975; la Congregación ordinaria el 11 de marzo de 1975. El Decreto de aprobación de los milagros, necesarios para la beatificación, fue promulgado el 23 de mayo de 1975. El Sumo Pontífice Pablo VI lo proclamó Beato el 19 de octubre de 1975. 2. Para la canonización El caso de curación presentado para la canonización se refiere a la joven Pamela Avellanosa. La investigación diocesana se celebró en el Vicariato Apostólico de Baguio (Filipinas) del 15 de junio al 20 de octubre de 1999 y fue reconocida como válida por la Congregación de las Causas para los Santos el 7 de abril del 2000. En el mes de agosto del 2000 se realizó, siempre en el Vicariato Apostólico de Baguio, una Investigación Supletoria que fue declarada válida el 17 de noviembre del 2000. La Consulta médica del Dicasterio examinó el caso en la reunión del 18 de abril del 2002 y consideró que la curación de “grave trauma cráneo-encefálico con formación de hematoma en la duramadre derecha, coma profundo, apnea, hipertensión endocránica y fractura parietal”, fue rápida, completa, duradera y científicamente inexplicable. El 18 de octubre del 2002 se celebró con éxito positivo el Congreso Peculiar de los Consultores Teólogos y el 19 de noviembre del 2002 la Sesión Ordinaria de los Cardenales y Obispos. El Decreto “super miraculo” fue promulgado el 20 de diciembre del 2002 en presencia del Santo Padre Juan Pablo II.