SER MISIONEROS EN EUROPA: ENTRE LOS DESAFÍOS Y LAS NUEVAS PROPUESTAS I. LA NUEVA REALIDAD EUROPEA En un esfuerzo por describir la nueva realidad de Europa, hace algún tiempo que viene hablándose de Europa como de una "Unidad" o como de un "Espacio". Europa puede contemplarse como una "Unidad Económica", como una "Unidad Política", y también como una "Unidad Cultural". En este contexto es en el que hay que situarse para poder entender mejor en ella "lo ético" y "lo religioso". 1. El Espacio Europeo Hoy día se utiliza la categoría de “espacio europeo” en diversos campos de la realidad. Quizás donde se ha utilizado con mayor precisión y con mayor funcionalidad ha sido en el campo de la enseñanza universitaria: espacio europeo de la enseñanza superior (Declaración de Bolonia, para armonizar y homologar la enseñanza superior en Europa; por ejemplo, comienza a utilizarse la categoría o medida académica de “crédito europeo”). También se puede utilizar el concepto de “espacio europeo” para relacionar la nueva situación de unificación europea con el fenómeno religioso y, más concretamente, con el hecho cristiano. ¿Qué es Europa? - Es un espacio económico (y esto es muy valioso: para el desarrollo de los pueblos y para la felicidad de las persona), pero no sólo. Europa no puede ser reducida a la “Europa de los mercaderes”. - Es un espacio político (y esto es valioso: ya no habrá guerras entre europeos; habrá federación política: principio de “solidaridad” y principio de “subsidiariedad”), pero no sólo. Europa no es únicamente una “potencia política” al lado de otras potencias (como EE. UU.). - Es un espacio cultural, con el amplio significado que tiene lo cultural: la realización completa de lo humano (según la GS del concilio Vaticano II). Dentro de los significados de lo humano entran: lo ético y lo religioso. Dos citas que ponen de manifiesto la amplitud de factores que componen el “espacio europeo”. La primera es de Juan Carlos I. En el acto de concesión del premio Carlomagno a Don Juan Carlos I (en Aquisgrán, el 20 de mayo de 1982) el entonces primer ministro belga Tindemans recordó las palabras pronunciadas unos años antes por el monarca español en Roma: “Europa es más que un continente. Es, sobre todo, una concepción de la vida fundada en principios humanistas y cristianos, orientados a la búsqueda de la justicia y de la libertad, una y otra al servicio del bien común y de la dignidad humana”. La segunda, en el acto de entrega del premio Carlomagno a Juan Pablo II, en Roma, el 24 de marzo de 2004: “La Europa que tengo en la mente es una unidad política, más aún, espiritual, en la que los políticos cristianos de todos los países actúan conscientes de las riquezas humanas que lleva consigo la fe: hombres y mujeres comprometidos a hacer que esos valores sean fecundos, poniéndose al servicio de todos para una Europa del hombre, sobre el que resplandezca el rostro de Dios. Este es el sueño que llevo en mi corazón y que en esta ocasión quisiera confiarle a usted y a las generaciones futuras”. Europa es el conjunto de grupos humanos que comparten un patrimonio común: - la cosmovisión cristiana, el espíritu de independencia y de libertad, la universalización del valor de la dignidad humana, el afán de progreso en los campos de la ciencia y de la técnica, la autoconciencia de tener un destino dentro de la historia, etc. Este legado es lo que hace llamarse europeos a pueblos tan dispares como los que habitan el espacio geográfico que va desde el Mediterráneo hasta el Báltico, desde la península ibérica hasta las estepas rusas. 2. Nueva época en lo religioso Europa cuenta con una fuerte herencia cristiana. Sin embargo, debemos reconocer que, en muchos aspectos, nos encontramos en lo religioso ante una nueva “época” europea y ante determinados datos objetivos que no podemos ignorar: - Una cultura basada y organizada de acuerdo con la "autonomía" del sujeto y con una visión "laica" de la realidad. - Una vida social y política basada y organizada según las pautas de un cierto "laicismo". - Nos encontramos también con lo que ha venido entendiéndose como “la dictadura del relativismo”. - Una pluralidad de religiones y de enfoques de fe que hace que el número de personas comprometidas con las comunidades de la Iglesia cristiana sea cada vez menor. - Un fuerte individualismo que favorece el desapego de lo institucional II. EL SÍNODO DE LOS OBISPOS Y SU VISIÓN DE EUROPA Es interesante comprobar cómo ven a Europa los obispos reunidos en el Sínodo. Lo ponen de manifiesto al saludar a la Iglesia europea en el Mensaje Final: “Una palabra de reconocimiento y de esperanza queremos dirigir los obispos a las Iglesias del continente europeo, hoy en parte marcado por una fuerte secularización, a veces agresiva, y todavía hoy herido por los largos decenios de gobiernos marcados por ideologías enemigas de Dios y del hombre. Reconocemos vuestro pasado y también vuestro presente, en el cual el Evangelio ha creado en Europa certezas y experiencias de fe concretas y decisivas para la evangelización del mundo entero, muchas veces rebosantes de santidad: riqueza del pensamiento teológico, variedad de expresiones carismáticas, formas variadas al servicio de la caridad con los pobres, profundad experiencias contemplativas, creación de una cultura humanística que ha contribuido a dar rostro a la dignidad de la persona y a la construcción del bien común. Las dificultades del presentes no os pueden dejar abatidos, queridos cristianos europeos: estas os deben desafiar a un anuncio más gozoso y vivo de Cristo y de su Evangelio de vida”. Y en las propuestas que envían al Papa se toma conciencia de la nueva situación a la que tenemos que enfrentarnos. Señalo solamente algunos elementos que están íntimamente ligados con la misión redentorista en Europa: - Proposición 13: LOS DESAFÍOS DE NUESTRO TIEMPO “La proclamación de la Buena Nueva en contextos diferentes del mundo marcados por procesos de globalización y secularización-, plantea varios desafíos a la Iglesia: a veces por una persecución religiosa abierta, otras veces por una indiferencia generalizada, injerencia, restricción o acoso. El Evangelio ofrece una visión de la vida y del mundo que no se puede imponer, sino sólo como propuesta, como la Buena Noticia del amor gratuito de Dios y de la paz. Su mensaje de verdad y de belleza puede ayudar a las personas a salir de la soledad y de la falta de sentido, a las cuales las condiciones de la sociedad postmoderna a menudo la relegan”. - Propuesta 8: DAR TESTIMONIO EN UN MUNDO SECULARIZADO “Somos cristianos que vivimos en un mundo secularizado. Mientras que el mundo es y siga siendo la creación de Dios, la secularización entra en la esfera de la cultura humana. Como cristianos no podemos permanecer indiferentes ante el proceso de secularización. De hecho, nos encontramos en una situación similar a aquella en la que estaban los primeros cristianos, y como tal debemos percibir esta situación como un desafío y una oportunidad. Vivimos en este mundo, pero no somos de este mundo (cf. Jn. 15,19; 17,11, 16)”. - Propuesta 21: LOS MIGRANTES “Dados los riesgos y amenazas a la fe de los pueblos migrantes, es importante que la Iglesia les de su apoyo a través de un plan pastoral que los incluya -y con ellos a sus familias-, y les recuerde la importancia de dicho lugar como célula viva de la sociedad y de la Iglesia doméstica. Las parroquias deben ayudar a los migrantes a integrarse en la sociedad y en la comunidad cristiana. - Propuesta 48: LA FAMILIA CRISTIANA “Al mismo tiempo, la Nueva Evangelización debe hacer esfuerzos para abordar los problemas importantes en relación con el matrimonio, en el caso de los divorciados y vueltos a casar, en la situación de sus hijos, el destino de los cónyuges abandonados, en las parejas que viven juntas sin casarse, y en la tendencia de la sociedad a redefinir el matrimonio. La Iglesia, con atención materna y espíritu evangélico, debe buscar las respuestas adecuadas a estas situaciones, siendo un aspecto importante de la Nueva Evangelización”. - Propuesta 51: LOS JÓVENES Y LA NUEVA EVANGELIZACIÓN “En la Nueva Evangelización, los jóvenes no solo son el futuro sino también el presente (y regalo) en la Iglesia. No son sólo destinatarios sino también agentes de evangelización, especialmente con sus coetáneos. Los jóvenes están en el proceso de búsqueda de la verdad y del sentido de la vida que Jesús, que es la Verdad, y su amigo, puede proporcionar. Donde quiera que estén, en casa, en la escuela o en la comunidad cristiana, es necesario que los evangelizadores encuentren a los jóvenes y pasen tiempo con ellos, que les propongan y los acompañen en el seguimiento de Jesús, les guíen a descubrir su vocación en la vida y en la Iglesia”. - Propuesta 54: DIÁLOGO ENTRE FE Y CIENCIA “El diálogo entre la ciencia y la fe es un campo vital para la Nueva Evangelización. Por un lado, el diálogo requiere la apertura de la razón al misterio que la trasciende, y la conciencia de los límites fundamentales del conocimiento científico. Por otro lado, también se requiere una fe que esté abierta a la razón y a los resultados de la investigación científica”. III. RESPUESTA DE LA CONFERENCIA DE LOS REDENTORISTAS DE EUROPA A LA NUEVA REALIDAD EUROPEA Ante esta nueva situación los Redentoristas debemos estudiar la forma de que Jesucristo llegue a hacerse nuevamente presente como "Buena Noticia" entre los hombres y mujeres de nuestro continente. Y todo, desde la convicción de que alimentar los valores cristianos en Europa y exponer la fe en Jesucristo va a responder a las inquietudes que están germinando en el corazón de las gentes de nuestro tiempo. Como Redentoristas, respondemos a estos profundos y rápidos cambios (GS 4) en Europa de formas diferentes según nuestras distintas Unidades individuales. Pero estos mismos cambios nos obligan también a hacer mayores esfuerzos porque se adapten a ellos nuestras estructuras y nuestra planificación pastoral tanto a nivel inter-provincial como a nivel de la Conferencia de los Redentoristas de Europa. La fidelidad a nuestro carisma redentorista exige que estemos en continuo discernimiento para ver dónde se encuentran los más abandonados, especialmente los pobres, y cómo estamos llamados a atenderlos (cf. Const. 1). La Conferencia de los Redentoristas de Europa es en sí misma un foro en el que poder hacer este discernimiento. La Conferencia, impulsada por el "dinamismo misionero" (Const. 14), determina sus prioridades pastorales mediante aquel discernimiento que debe hacerse siempre a la luz de la Const. 5, que dice: “La preferencia por las situaciones de necesidad pastoral o por la evangelización propiamente dicha y la opción por los pobres constituyen para la Congregación su misma razón de ser en la Iglesia y la contraseña de su fidelidad a la vocación recibida.” Es verdad que cada Unidad continuará discerniendo y desarrollando sus propias prioridades pastorales a la luz de su particular historia individual, según su personal y recursos disponibles, y también a la luz de las realidades de la Iglesia local y su respuesta misionera a las urgentes necesidades pastorales locales. Pero después de lo hablado anteriormente sobre el nuevo espacio europeo parece claro que en esta Europa globalizada tenemos que idear propuestas que respondan a esta nueva situación. Para determinar las prioridades apostólicas de la Conferencia de los Redentoristas de Europa en conformidad con la estructura adoptada por las Constituciones, la Asamblea de la Conferencia ha emprendido un proceso en tres pasos: 1. Paso primero: ¿A QUIÉNES somos enviados en el contexto concreto de la Conferencia? ¿Quiénes son y dónde se encuentran los abandonados, especialmente los pobres, a los que la Conferencia está llamada a atender? En una Europa cada vez más secularizada, somos enviados a proclamar explícitamente la Palabra: a. A todos los afectados por el aumento de la secularización y los temas que tienen que ver con la Vida Humana Contemporánea (la vida y la muerte, la sexualidad, las relaciones, las nuevas realidades de la vida familiar, las adicciones, la promoción de la justicia social). b. A cuantos, en un momento muy difícil en la historia de la Iglesia, están intentando permanecer fieles a la misma, y a quienes se han alejado de ella. c. A los jóvenes y a los jóvenes adultos. d. A los migrantes y a "cuantos se quedan". Las cuatro prioridades no deben leerse como enumeradas en orden de importancia. Llama la atención que el Sínodo de los Obispos ha resaltado en sus propuestas a estos grupos como destinatarios privilegiados de la nueva evangelización. 2. Paso segundo: ¿CUÁL es el contenido de la evangelización que proclamamos en el contexto concreto de la Conferencia? La Conferencia de Europa ha realizado algunas opciones eclesiales en clave redentorista que deben tenerse en cuenta al implementar las prioridades pastorales de la Conferencia. a. Un cristianismo de la autoestima “Conocer a Jesús es el mejor regalo que uno puede recibir; para nosotros, haber encontrado a Jesús es lo mejor que ha podido sucedernos en la vida, y, darlo a conocer con nuestra palabra y con nuestras obras, un gozo" (Documento de Aparecida n. 29). Ser cristiano es lo mejor que puede sucederle a cualquier hombre o mujer. Toda nuestra vida y todas nuestras opciones pastorales deben ambas estar y considerarse imbuidas de una sana autoestima. Para que la autoestima sea "real", hay que vivirla y experimentarla de modo cristiano: - Por la ciudadanía religiosa: no somos “esclavos”, sino “ciudadanos.” - Porque la ciudadanía hace a la persona (a los creyentes) libre: el cristianismo apoya la libertad y se expresa en libertad. - La ciudadanía de pueblo libre, hace que todos sean uno y, al mismo tiempo, iguales; en la Iglesia, el que "nadie es más importante que otro" se hace plenamente real. b. Un Cristianismo consciente El cristianismo hoy, es una opción libre. Optar por ser cristiano “en libertad” y vivirlo “en libertad” exige un constante esfuerzo por ser “consciente”. San Alfonso decía que las conversiones nacidas del miedo o de cualquiera otra emoción no durarían mucho (Opere, III, Turín 1847, pág., 288). En consecuencia, ser cristiano y seguir siéndolo requiere el ejercicio de la libertad y del conocimiento. Por otra parte, la tradición redentorista ha dado siempre gran importancia a la "instrucción" del pueblo sencillo y también a la "formación" de los sacerdotes. La palabra impresa (libros, revistas, folletos, volantes, ilustraciones, etc.), como símbolo de la opción de ser "consciente", ha sido un signo de identidad de los Redentoristas. Nuestras opciones pastorales en Europa deben concebirse y llevarse a cabo desde la perspectiva del “conocimiento”: - Promoción de la piedad, pero con una continua “instrucción” (importancia de la catequesis). - Conseguir que se tenga fe, pero en una confrontación de fe y cultura (importancia del pensamiento teológico). - Promover una fe personalizada, pero, al mismo tiempo, que esta fe se proclame; es decir, que se exteriorice con una presencia pública y con un aporte normal de sana apologética. c. Un Cristianismo de sanación Toda religión tiene, entre sus distintas funciones, la de sanar el espíritu. El cristianismo es una religión de salvación total. Es parte de nuestra tradición teológico-espiritual-pastoral redentorista hacer hincapié en el aspecto salvador de la fe cristiana: Copiosa Redemptio. Obviamente, con esto no se trata de "reducir" el cristianismo a la recuperación psicológica (y menos aún a la sanación somática). Lo que pretendemos hacer es poner de relieve la capacidad integradora, liberadora y estimulante del ser humano que conlleva la fe cristiana. Al introducir esta característica en nuestras opciones pastorales, pretendemos lo siguiente: - Tratar siempre de "salvar" a la persona adoptando como pauta el canon de la Iglesia: "...la salvación de las almas, que siempre debe ser en la Iglesia la ley suprema, debe siempre tenerse presente" (Canon 1752). - Que nuestra preocupación pastoral se centre más en la "oveja perdida" que en las que no se perdieron (cf. Mt 18, 12-14). - Fomentar una especial sensibilidad ante situaciones eclesiales y sociales en las que la gente siente necesidad de una “especial” atención. d. Un Cristianismo con perspectiva de futuro La indicación anterior nos lleva a subrayar, de cara al futuro, el dinamismo que deben tener nuestras opciones pastorales. No nos proponemos en ningún caso fomentar un cristianismo que consista exclusivamente en una mera operación de "conservadurismo". En nuestras prioridades pastorales tenemos como objetivo: - Un cristianismo “creativo” e “instruido”. - Un cristianismo abierto a nuevas tendencias. - Un cristianismo comprometido con el “diálogo”. - Un cristianismo henchido de esperanza en tiempos de sufrimiento y de fracaso. 3. Paso tercero: ¿CÓMO va a responder la Conferencia a estas necesidades pastorales? ¿Qué estrategias y métodos pastorales deben utilizarse? Algunas estrategias pastorales para la Misión: Para que nuestra Proclamación explícita de la Palabra en Europa llegue a ser más efectiva, tenemos que: - Mantener el espíritu alfonsiano itinerante en la búsqueda de los más abandonados. - Proclamar el Evangelio con sencillez y de forma popular. - Mostrar dinamismo misionero teniendo pasión por el Evangelio, gozosa disponibilidad para la misión, y celo apostólico (Const. 20). - Facilitar encuentros personales con y entre la gente. - Erigir comunidades cristianas abiertas, incluyendo las comunidades redentoristas. - Usar un 'nuevo lenguaje' en nuestra Proclamación; responder creativamente a la realidad de la vida / problemas de la gente, y echar mano de los medios modernos de comunicación social así como de Internet. - Evitar el dogmatismo, presentar el Evangelio y su verdad como Buena Noticia. - Proclamar la Palabra de acuerdo con el método bien preparado de Pre-Misión, Misión y Post-Misión (con la debida atención al diálogo interreligioso). - Acompañamiento y ofrecimiento de dirección / orientación espiritual a las gentes para quienes y con quienes ejercemos la pastoral. - Alentar el compromiso pastoral de las Comunidades Internacionales. Algunas formas concretas de actividad misionera En nuestras respectivas Unidades, y también a nivel de la Conferencia, algunas de las distintas formas con las que estamos comprometidos pastoralmente son las siguientes: IV. - Misiones populares / Novenas / Retiros. - Pastoral de Santuarios. - Parroquias misioneras. - Estaciones de Misión (para un período más largo de ministerio pastoral). - Pastoral de Jóvenes y de Jóvenes adultos. - Reflexión teológica sobre temas morales. - Pastoral de comunicaciones: medios de comunicación social (tv, radio, web, etc.). - Pastoral social. - Colaboración con otras Congregaciones, etc. LA MISIÓN POPULAR EN LA PROVINCIA DE MADRID He tenido la suerte de trabajar en la misión popular durante toda mi vida pastoral desde que fui ordenado sacerdote. Desde la experiencia puedo afirmar que nuestro modelo de Misión es una respuesta eficaz para la nueva situación que vive la sociedad europea. En línea con la tradición redentorista, que no ha dejado de recorrer cada uno de los rincones de nuestros respectivos países con la pretensión de que el Evangelio llegue a todos sus hombres y mujeres, la misión popular quiere situarse de en el centro de este proyecto eclesial que es la nueva evangelización. Es verdad que el método necesita estar en permanente actualización y adaptación al lugar, al momento, a las personas que tenemos delante. Pero la misión popular tiene un dinamismo interno que permite que siga teniendo una validez innegable. Comparto con vosotros algunos planteamientos y experiencias. 1. Naturaleza y finalidad de la misión Como nos decía Gaudium et Spes, la misión es parte constitutiva de la identidad de la Iglesia llamada por el Señor a evangelizar a todos los pueblos. Desde ahí la Misión debe animar la vocación misionera de los cristianos, fortaleciendo las raíces de su fe y despertando su responsabilidad para que todas las comunidades cristianas se pongan en estado de misión permanente. Se nos invita a que, desde la misión, lleguemos a vivir el encuentro con Jesús como un dinamismo de conversión personal, pastoral y eclesial capaz de impulsar hacia la santidad y el apostolado a los bautizados, y de atraer a quienes han abandonado la Iglesia, a quienes están alejados del influjo del evangelio y a quienes aún no han experimentado el don de la fe. Se marcan, desde ahí, unos objetivos para la Misión popular: Objetivo general: La Misión Popular es un tiempo fuerte de evangelización extraordinaria durante el cual la comunidad, ayudada por los misioneros, se autoevangeliza fortaleciendo la experiencia cristiana de esa comunidad, promoviendo el nacimiento de grupos de catequesis de adultos, ayudando a establecer caminos de acercamiento a los alejados, y potenciando así el proyecto pastoral de la propia comunidad. Objetivos específicos: - Estimular a los practicantes. Provocar en los miembros de la comunidad parroquial un encuentro fuerte con los demás cristianos y con la Palabra de Dios del que salgan fortalecidos y renovados en su vida de fe. - Inicio de grupos de formación en la fe. Es la gran laguna de la mayoría de nuestros cristianos, a la que se trata de dar respuesta con la puesta en marcha de las asambleas familiares y, posteriormente, con la catequesis de adultos. - Detectar nuevos colaboradores. Ayudar a que cada uno de los miembros de la comunidad descubra cuál es su puesto de responsabilidad y de servicio en la comunidad y en el barrio. - Acercamiento a los alejados. La comunidad parroquial sale al encuentro de los que se han alejado de la fe o se han apartado de la práctica religiosa para entablar un diálogo desde el Evangelio. 2. Criterios La Misión Redentorista parte de unos criterios que considera claves para hacer una propuesta a los hombres y mujeres del siglo XXI. - A la hora de presentar la Misión en las parroquias recordamos las palabras de Juan XXIII quien al convocar el Concilio Vaticano II señalaba entre otros objetivos “La renovación eclesial y el relanzamiento misionero...” Está claro que consideramos fundamental la conversión personal y pastoral, con la consiguiente transformación de las estructuras caducas, empezando por el mismo método misional, que ha tenido que adaptarse a la nueva situación que vive la sociedad y el mundo actual. - Inculturación y presencia en nuevos areópagos. Aunque la misión redentorista tiene un estilo propio, tiene una gran capacidad de adaptación a la cultura y al lugar que solicita su acción misionera. No prescindimos en ningún momento de las gentes con las que nos encontramos ni de la situación que están viviendo. Por otra parte el redentorista es un hombre de calle, que no tiene reparo en introducirse en los barrios, en las casas, en donde vive la gente para hacerse cercano y crear el clima necesario para que el Evangelio llegue a todas partes y a todos. Sí es verdad que hay espacios como el mundo de la política, de la cultura, de los medios de comunicación, a los que aún no le hemos hincado bien el diente. - En el contexto de la acción pastoral normal. La Misión Redentorista se presenta como una acción pastoral extraordinaria, que viene como ayuda a la pastoral ordinaria. La Misión actual tiene una preocupación básica: la de establecer una conexión con la pastoral ordinaria, potenciando los proyectos pastorales donde existen o tratando de suscitarlos. Y sin descuidar la dimensión sacramental, privilegia la dimensión evangelizadora en la vida de la Iglesia y de los cristianos. - Con nuevos lenguajes: comunicación. Conscientes de que la comunicación es fundamental en el proceso misionero, la Misión Redentorista ha hecho un gran esfuerzo por utilizar un lenguaje popular que entienda con facilidad el pueblo de Dios. Para ello se ha acudido con frecuencia al lenguaje de los símbolos, que resulta bien expresivo y entendible por todos. Poco a poco nos vamos introduciendo en los medios de comunicación de masas, aunque es uno de los retos a los que no hemos terminado de dar una respuesta satisfactoria. 3. Pedagogía para la misión La misión redentorista sigue una pedagogía concreta para lograr su objetivo, que pasa por una experiencia profunda de encuentro con el Señor, por la vivencia comunitaria, por la formación bíblica – doctrinal y por el compromiso misionero de toda la comunidad. El objetivo fundamental que nos marcamos en cada misión es provocar un encuentro personal con Jesucristo que provoque la conversión a su persona y a su evangelio, iniciando un camino de seguimiento desde la comunidad cristiana y capacitándolo para que sea testigo delante de los hombres. Para ello la Misión posibilita momentos fuertes de encuentro con el Señor en las celebraciones, en momentos de oración, en la proclamación de la Palabra. La vida del misionero, siempre al lado de la gente, también se convierte para muchos en un momento de encuentro cualificado con el Señor. El interés por formar comunidades acogedoras, en donde reine un clima de fraternidad, en las que las celebraciones sean participadas y vivas, es uno de los objetivos que nos marcamos con el proceso misionero. Es fundamental para madurar en la fe y para crear el clima de acogida necesario para que los alejados que se acercan puedan iniciar en ellas su propio proceso de maduración en la fe. A este respecto juegan un papel muy importante las asambleas familiares que formamos durante la misión y que crean un ambiente familiar muy valorado por los fieles. Por otra parte nuestra Misión tiene una fuerte fundamentación bíblica. La Palabra de Dios está dando consistencia a todo, tanto durante la presencia de los misioneros en el tiempo fuerte de la Misión como en la continuidad de los grupos, con temas bíblicos. Es importante destacar que el anuncio siempre se hace en un clima celebrativo, que trata de unir lo formativo con lo vivencial para que el anuncio no quede sólo en conceptos sino que se convierta en una experiencia religiosa. Es necesario resaltar también que la Misión Redentorista se mueve dentro de la pedagogía del encuentro. En nuestro planteamiento de misión tenemos plenamente asumido que es en el contacto directo, en el boca a boca, en el grupo pequeño donde la Buena Noticia cala en el corazón de nuestra gente. De ahí las múltiples ocasiones que provocamos: - las visitas a cada una de las familias de la parroquia - el tiempo dedicado al diálogo personal - las reuniones en asambleas familiares - los encuentros de niños, jóvenes, matrimonios, mayores… Y junto a la pedagogía del encuentro, la pedagogía de la comunión. A la hora de iniciar un proyecto misionero nos esforzamos por contar con todos los grupos que forman la parroquia, sean de la tendencia que sean, tanto si son miembros de distintas congregaciones presentes en el ámbito parroquial como si son miembros de movimientos laicales. Es verdad que no siempre encontramos la respuesta esperada en todos. Pero también es verdad que intentamos crear parroquia sin hacer distinción o discriminación de grupos. En línea con las propuestas del Sínodo de los Obispos, la Misión Redentorista trata de incorporar a toda la Comunidad en el proceso misionero. Empezando por el Obispo, si se trata de una misión diocesana, o de los sacerdotes si la misión se celebra en un arciprestazgo o en una parroquia. Y junto a ellos a los Consejos diocesanos o parroquiales. Es verdad que en este proceso juegan un papel fundamental los fieles laicos. Su participación activa y comprometida durante todo el proceso es fundamental para el éxito de la misión: - la aceptación de la Misión en su zona - la formación como animadores - las visitas a las casas - la preparación inmediata de la misión - la apertura de sus casas - la animación de los pequeños grupos - la convocatoria de los distintos sectores - la continuidad de los grupos que surgen… Un último dato en este apartado. En el proceso misionero redentorista tenemos claro que los destinatarios de la Misión somos todos. Los primeros beneficiados por la celebración de la Misión somos los de dentro, los cristianos que ya estamos incorporados a la vida de la comunidad. Salimos, sin duda, fortalecidos de la experiencia de encuentro con el Señor y con los hermanos, y fortalecidos en nuestra inquietud misionera. Pero no olvidamos que los alejados y los que están pasando necesidad son los destinatarios privilegiados de nuestra acción. Conseguir acercarnos a ellos debe ocupar nuestros mejores esfuerzos. Y eso es lo que intentamos de mil maneras. 4. Medios para la misión La Misión popular Redentorista cuenta con unos medios imprescindible para llevar adelante su tarea. - La Palabra de Dios. Es el gran medio en la misión, la proclamación explícita de la Palabra, que es la que motiva al acercamiento a Jesucristo y a la conversión a Él, una predicación con una fuerte fundamentación bíblica. De hecho las celebraciones fuertes de la misión son celebraciones en torno a la Palabra de Dios. Desde ahí parece obvio el empeño misionero de que en cada casa quede una Biblia para facilitar el acceso de los fieles a la misma. De igual manera el temario que queda para los grupos que se constituyen se centra en la Palabra de Dios, haciendo un recorrido por las intervenciones de Dios a lo largo de la historia hasta llegar a la plenitud de la Palabra revelada en Jesucristo. - La eucaristía. Conscientes de que la eucaristía es el centro y culmen de la vida cristiana y lugar privilegiado de encuentro con el Señor, la misión itinerante redentorista fomenta la participación de los fieles en la celebración diaria de la eucaristía durante el tiempo de misión. Es más, procura hacer de la eucaristía un encuentro cálido y fraterno que motive a continuar participando en ella. Nuestra Misión promueve la pastoral del domingo, predicando expresamente sobre este tema. Y lo hacemos conscientes de que es un momento privilegiado de encuentro con el Señor y de construcción de la comunidad cristiana. - La vida comunitaria. Nuestra Misión se esfuerza por crear verdaderas comunidades en las que se viva y se comparta la fe, el testimonio y el compromiso cristiano. Desde ahí favorecemos que la familia sea la primera Iglesia doméstica, en la que se vive y se transmite la fe. Hacemos posible el surgimiento de las asambleas familiares o pequeñas comunidades cristianas que crean el caldo de cultivo para la acogida y para la experiencia religiosa. Y nos esforzamos porque todos los grupos y movimientos parroquiales, comunidades religiosas tomen conciencia de su pertenencia a la misma comunidad y unan esfuerzos para caminar en la misma dirección. - Servicio a la sociedad y compromiso. Conscientes de que nuestro objetivo es construir reino de Dios, nuestra Misión sabe que el mejor medio para conseguir este objetivo es contribuir a que todos los cristianos y las comunidades se pongan a trabajar en esa dirección. Desde ahí nos esforzamos en sensibilizar a los fieles en la línea del compromiso, especialmente con los más abandonados, así como en el fortalecimiento de la pastoral social a través de cáritas, y el acompañamiento y atención de los mayores y de los enfermos. 5. Etapas El proceso de Misión Redentorista tiene tres etapas que designamos con los nombres de: - Premisión, que tiene el sentido explícito de preparar la misión propiamente dicha, pero puede ser entendida también como la misión a los cercanos, con el fin de convertirlos en agentes de evangelización. Para ello juega un papel muy importante la formación de agentes. Se trata de: o Suscitar y formar adecuadamente agentes de evangelización entre los cercanos, a todos los niveles. o Convocar a "todo el pueblo". Este va a ser el principal destinatario de la acción misionera: Anuncio de la misión, visitas a los hogares, propaganda, convocatorias a los diversos actos de misión, etc. o Preparar el tiempo fuerte de misión:estudio de la realidad, ofrecimiento de hogares suficientes para la celebración de las Asambleas familiares, animadores de las mismas, lista de enfermos que hay que visitar, logística, etc. - Misión: Es el "tiempo fuerte de evangelización". Las reuniones de vecinos en pequeños grupos y la predicación kerigmática ocupan el centro de estas dos semanas. Se trata de: o Hacer la experiencia de meditar, dialogar y discernir la realidad humana a la luz de la Palabra de Dios en pequeños grupos. Estos forman las Asambleas Familiares, se celebran en las casas, están presentes en barrios y calles de toda la geografía de la parroquia y son dirigidas por seglares que se han preparado previa e inmediatamente cada día, para hacer dignamente su trabajo. Es la presencia misionera de la parroquia que ha salido fuera del templo y de los locales parroquiales hacia las casas y barrios para proclamar la palabra de Dios. o Celebrar y proclamar las síntesis de fe que nos ayuden a convertirnos al Señor personal y comunitariamente. Se hacen por medio de celebraciones muy bien preparadas, atractivas y participativas, centradas en el Kerigma. o Asegurar la continuidad en la postmisión. Para ello se programa la continuidad de los grupos que se han formado o consolidado durante la misión. - Postmisión: El principal sentido de la postmisión es consolidar los frutos conseguidos en a misión y en especial afianzar la dimensión misionera que se venía potenciando desde la premisión: preocupación por los alejados, los indiferentes, los no-practicantes, etc. Se trata de: o Por parte de los misioneros acompañar a la parroquia misionada, al menos durante un año, para asegurar los frutos de la misión, en especial la dimensión misionera de la comunidad. o Afianzar el funcionamiento de los grupos que queden, especialmente de las Asambleas Familiares Cristianas como plataforma de evangelización. o Intentar llegar a más personas de las que se llegaron con la misión. Los alejados siguen siendo el desafío principal de la comunidad cristiana. o Revisar el proyecto parroquial para integrar en él objetivos, líneas de acción y actividades concretas que se hayan visto convenientes en el tiempo de Misión. 6. Recursos para la misión La Misión popular Redentorista cuenta con unos recursos para llevar a cabo la acción misionera. - La parroquia es, sin duda, lugar privilegiado de referencia. Desde ella y desde sus grupos se hace todo: la preparación, la convocatoria, la realización, la continuidad. Del mismo modo los centros educativos de la Iglesia son aprovechados para el anuncio. - La formación de los misioneros es uno de los aspectos que estamos procurando atender, conscientes de que de la calidad de los misioneros depende en gran medida el éxito de la misión. - Gestos de cercanía con los humildes. Llama especialmente la atención el deseo de los misioneros de vivir en medio de las familias y compartir su mesa, como signo de encarnación con el lugar misionado. - Cuando trabajamos a nivel de diócesis o de arciprestazgo nos esforzamos por realizar unos signos y gestos comunes para no crear confusión en la gente y para dar sentido de unidad a la acción misionera: lema común, logotipo, oración de la misión, himno o celebraciones litúrgicas con sentido misionero. Del mismo modo ocurre con los materiales que se preparan al efecto. V. LA GRAN OPORTUNIDAD Estoy convencido de que se abre una gran oportunidad de trabajo y de presencia redentorista en el proceso de la nueva evangelización que se propone para Europa. El proceso misionero que hemos ido tejiendo en los últimos años responde plenamente a lo que requiere la Iglesia de este continente en este momento. Sí parece necesario afrontar algunos aspectos que están sugeridos en los documentos sinodales y que aún no hemos trabajado en profundidad. He aquí algunos de ellos: 1. Necesitamos asimilar el concepto repetido ampliamente en el Sínodo que presenta la nueva evangelización como ”proponer de nuevo al corazón y a la mente la belleza y la novedad peremne del encuentro con Cristo”, para nosotros mismos y para nuestros destinatarios. 2. “Revalorización de la piedad popular, ya que es un modo propio de sentirse Iglesia en Europa y que recoge las más hondas vibraciones de nuestra gente sencilla. 3. Tenemos que poner los medios para que las asambleas familiares que formamos en la misión se conviertan en pequeñas comunidades eclesiales, auténticas comunidades de fe y de vida. 4. Se nos pide poner en marcha procesos de iniciación cristiana. Tenemos, por tanto, que cuestionarnos en nuestro afán de sacramentalizar durante las misiones, privilegiando el inicio de procesos que culminen después desde la pastoral ordinaria. 5. Urge acompañar a las comunidades misionadas con materiales de catecumenado con una fuerte base bíblica, y con las presencias que se requieran de los misioneros. 6. Se necesita un trabajo más intensivo con las familias, teniendo claro que son ellas las auténticas iglesias domésticas en donde se juega, en gran medida la experiencia y la transmisión de la fe. 7. Es urgente recuperar el profetismo en nuestra acción misionera. No podemos olvidar nuestra opción por la cultura de la vida y de la paz, promoviendo un cambio radical ante antas situaciones de violencia que viven nuestros pueblos. 8. En este sentido nuestra misión tiene que ayudar a volver la mirada hacia los más pobres, estando atentos a los nuevos rostros de la pobreza que surgen de la migración, la explotación sexual, de la crisis social y económica. 9. Conscientes de la influencia de los medios de comunicación en el mundo actual necesitamos un mayor conocimiento de los nuevos lenguajes de comunicación y de la cultura de la imagen para responder a las necesidades actuales: mass media, Internet, publicidad… 10. Como redentoristas podemos y debemos ofrecer una palabra de liberación en el campo de la moral ante los nuevos planteamientos éticos. Ello requiere de nosotros una buena preparación.