Miércoles de Ceniza Tu Padre que ve lo escondido te recompensará

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Miércoles de Ceniza
Tu Padre que ve lo escondido te recompensará
(Mt 6,1-6.16-18)
ANTÍFONA DE ENTRADA (Sab 11,24-25,27)
Te compadeces de todos, Señor y no odias nada de los que has hecho; cierras los ojos a los pecados
de los hombres, para que se arrepientan. Y los perdonas, porque tú eres nuestro Dios y Señor
Se omite en la misa del Miércoles de Ceniza el acto penitencia ya que en dicha celebración de
impone la ceniza como acto y símbolo de penitencia.
ORACIÓN COLECTA
Señor fortalécenos con tu auxilio al empezar la Cuaresma, para que nos mantengamos en espíritu de
conversión; que la austeridad penitencial de estos días nos ayude en el combate cristiano contra las
fuerzas del mal.
PRIMERA LECTURA
Rasgad los corazones, no las vestiduras
LECTURA DEL LIBRO DE JOEL 2,12-18
«Ahora –oráculo del Señor– Convertíos a mí de todo corazón: con ayuno, con llanto, con luto.
Rasgad los corazones no las vestiduras: convertíos al Señor Dios vuestro; porque es compasivo y
misericordioso, lento a la cólera, rico en piedad, y se arrepiente de las amenazas». Quizá se
arrepiente y nos deje todavía la bendición, la ofrenda, la libación del Señor nuestro Dios. Tocad la
trompeta en Sión, proclamad el ayuno, convocad la reunión, congregad al pueblo, santificad la
asamblea, reunid a los ancianos, congregad a muchachos y niños de pecho. Salga el esposo de la
alcoba; la esposa del tálamo. Entre el atrio y el altar lloren los sacerdotes, los ministros del Señor,
diciendo: «Perdona, Señor, perdona a tu pueblo, no entregues tu heredad al oprobio; no la dominen
los gentiles, no se diga entre las naciones: ¿Dónde está Dios? El Señor sienta celo por su tierra y
perdone a su pueblo.»
SALMO RESPONSORIAL (Sal 50)
R/. Misericordia, Señor: hemos pecado
Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa.
Lava del todo mi delito, limpia mi pecado. R/.
Pues yo conozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado.
Contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces. R/.
Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme,
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu. R/.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza. R/.
SEGUNDA LECTURA (2 Co 5, 20-6,2)
Dejarse reconciliar con Dios; ahora es el tiempo de la gracia
Lectura de la Segunda Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios
Hermanos: Nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo os exhortara por
nuestro medio. En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios. Al que no había
pecado Dios lo hizo expiación por nuestro pecado, para que nosotros, unidos a él, recibamos la
justificación de Dios. Secundando su obra, os exhortamos a no echar en saco roto la gracia de Dios,
porque él dice: «En tiempo favorable te escuché, en día de salvación vine en tu ayuda»; pues mirad,
ahora es tiempo favorable, ahora es el día de la salvación.
ACLAMACIÓN
R/. Aleluya, aleluya
Tu palabra, Señor, es la verdad y tu ley nuestra libertad. Convertíos, dice el Señor porque está cerca
el Reino de los cielos.
R/. Aleluya, aleluya
EVANGELIO (Mt 6, 1-6.16- 18)
Tu Padre que ve lo escondido te recompensará
Lectura del Santo Evangelio Según San Mateo
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los
hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial.
Por tanto, cuando hagas limosna, no vayas tocando la trompeta delante como hacen los hipócritas
en las sinagogas y por las calles con el fin de ser honrados por los hombres; os aseguro que ya han
recibido su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace
tu derecha; así tu limosna quedará en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará. Cuando
recéis no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta rezar de pie en las sinagogas y en las
esquinas para que los vea la gente. Os aseguro que ya han recibido su paga. Cuando tú vayas a rezar
entra en tu cuarto, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está en lo escondido, y tu padre, que ven en
lo escondido, te lo pagará. Cuando ayunéis no andéis cabizbajos, como los farsantes que desfiguran
su cara para hacer ver a la gente que ayunan. Os aseguro que ya han recibido su paga, Tú, en
cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que ayuno lo note, no la gente,
sino tu Padre que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará.»
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Al ofrecerte, Señor, este sacrificio que inaugura la Cuaresma, te pedimos, Señor, que nuestras obras
de caridad y nuestras penitencias nos ayuden al dominio de nosotros mismos, para que, limpios de
pecado, merezcamos celebrar piadosamente los misterios de la pasión de tu Hijo.
PLEGARIA EUCARÍSTICA
El Señor esté con vosotros
Levantemos el corazón
Demos gracias al Señor nuestro Dios
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre Santo,
Dios todopoderoso y eterno
Porque con el ayuno corporal
refrenas nuestras pasiones
elevas nuestro espíritu
nos das fuerza y recompensa
por Cristo Nuestro Señor
Por Él, por los arcángeles
y todos los coros celestiales
celebran tu gloria unidos en común alegría.
Permítenos asociarnos a tus voces
Cantando humildemente tu alabanza. Santo, Santo, Santo
ANTÍFONA DE COMUNIÓN (Sal 1, 2,3)
El que medita la ley del Señor día y noche, da fruto en su sazón.
ORACIÓN PARA DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, estos sacramentos que hemos recibido hagan nuestros ayunos agradables a tus ojos y obren
como remedio saludable de todos nuestros males.
Lectio
Con el inicio de la Cuaresma, la Iglesia abre ante nosotros un nuevo tiempo de Gracia, un tiempo de
reconstrucción y recuperación de una relación más auténtica con Dios, con nosotros mismos y con
los hermanos. La clave para la comprensión espiritual del Evangelio que se nos ofrece para el
Miércoles de Ceniza viene dada por la primera lectura: "Vuelvan a mí con todo el corazón, dice el
Señor" (Jl 2:12). El verbo "retorno", en griego "epistrefw", que significa volver atrás, dirigirse
hacia; la imagen da a entender que es como si se hubiera dejado a Dios detrás, a la espalda, irse a
algún lugar más allá, creyendo que se puede caminar sin Él. La mirada del corazón, el deseo que lo
mueve se dirigen a cualquier persona, pero, en realidad se trata de un deseo limitado. Cuando el
hombre asume esta actitud cae en la idolatría.
Con el Miércoles de Ceniza empezamos, el camino cuaresmal que concluye con la misa de la Cena
del Señor, el Jueves Santo. Se trata de un Tiempo de gracia que nos prepara a celebrar la Pascua del
Señor: Muerte y resurrección de Jesucristo.
El Evangelio de hoy es una llamada a entrar en lo escondido, en nuestro interior, ahí donde brilla el
misterio de una Presencia. Toda la Iglesia está invitada a ponerse en camino para celebrar la Pascua
con un corazón renovado. Hoy, podemos comenzar, renovando nuestra relación con Dios y con los
hermanos/as. Hoy, cada uno de nosotros podemos decir al Padre con el Salmo de este día: “Oh
Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme” (Sal.50).
El Evangelio de este Miércoles de Ceniza subraya que el Señor ve “en lo escondido”, es decir,
conoce nuestro corazón. Lo esencial está en nuestro corazón, en nuestra actitud interior. Aquí
comienza nuestro camino cuaresmal, nuestro camino de conversión. A partir de lo escondido
podemos superar todos los obstáculos y todas las dificultades que nos acechan en el camino de
nuestra vida. Y la “recompensa” está en sentirnos amados y en poderle amar.
La Liturgia de hoy Jesús nos propone tres medios para combatir con eficacia el mal del mundo: la
limosna, la oración y el ayuno.
La oración (“Cuando tú vayas a rezar, entra en tu cuarto...”), se trata de entrar en una profunda
relación con Dios, mirar la vida desde ahí, con los ojos del Padre, como lo hizo Jesús.
El ayuno (“Cuando ayunéis...”) es una crítica a los excesos de nuestra sociedad de consumo en la
que estamos inmersos, sí, es una crítica a nuestros excesos que dejan sin lo imprescindible a la
mayoría de los seres humanos en esta tierra donde tantos mueren de hambre. Es una actitud que nos
ayuda a comprender a quienes atraviesan dificultades materiales y a mostrarnos solidarios con ellos.
No ayunamos para ahorrar o para guardar la línea. Ayunamos para ser solidarios y fraternos con los
necesitados.
La limosna (“Cuando hagas limosna...”), que nos invita a la solidaridad, al compartir en un mundo
donde crece el hambre y la injusticia. Esta cuaresma es una ocasión para hacernos solidarios con
quienes sufren la crisis económica y que lo están pasando mal.
Dos imperativos
“¡Déjense reconciliar con Dios!¡Ahora es el tiempo favorable, ahora es el día de la salvación!”
(1 Corintios; Segunda lectura). “¡Conviértete y cree en el Evangelio!” (Marcos 1,15)
Con estos dos imperativos cargados de la tierna compasión de Dios que viene gratuitamente a
nuestro encuentro, la comunidad cristiana es convocada hoy a dejarse alcanzar por la misericordia
del Padre, que en la muerte y resurrección de su Hijo, se derramó sobre nosotros como un derroche
de amor que no tiene fin.
Volvemos así con toda la Iglesia a celebrar y vivenciar el misterio central de nuestra fe, no para
repetirlo, sino para asimilarlo y vivirlo con más profundidad, asumiendo cada vez mejor los
criterios, actitudes y sentimientos de Jesús como discípulos que le permiten reproducir en su vida su
Misterio, y prolongar su entrega de amor hasta el extremo.
Volver cada año sobre el Misterio del Señor no es pues, un círculo cerrado, sino un movimiento
abierto, un dinamismo espiritual que nos permite asimilar la vida del Señor, para identificarnos cada
vez más con él.
La liturgia y en ella el Pan de la Palabra de Dios que se nos ofrece cada día, se convierte en el lugar
privilegiado de nuestra configuración con él, espacio abierto donde el Espíritu va esculpiendo en
nosotros la imagen viva de Jesús.
Un itinerario por las rutas de la Palabra
El Evangelio de Mateo, con el cual la Iglesia inicia su itinerario de penitencia y conversión, está en
el corazón “del discurso de la montaña” (Mt 6, 1-6.16-18), un texto propio de Mateo que no tiene
paralelo en los otros evangelios, en el cual Jesús identifica el espíritu nuevo con que deben ser
vividas las obras de justicia, las buenas obras que estamos llamados a vivir, de manera especial en
este tiempo cuaresmal.
El capítulo 6 de Mateo nos introduce en el mundo complejo de las relaciones. En el evangelio se
denomina “justicia” la adecuada relación con Dios y con los hermanos, siempre teniendo en vista a
Dios. En los versículos 1-18, Jesús retoma tres formas de relación que caracterizaban la
espiritualidad judía de su tiempo: (1) la limosna significa hacer misericordia a los demás; (2) la
oración, por medio de la cual se entra en relación profunda con Dios; y (3) el ayuno, que tiene la
doble finalidad de disciplinarse y expresar la contrición requerida para recibir la misericordia de
Dios.
Primero que todo les invito para que invoquemos la presencia de Dios Espíritu Santo, que sea Él
quien nos guíe e ilumine y nos done la Sabiduría para que podamos entender, amar y proclamar su
Divina Palabra.
Oh Espíritu Santo,
Amor del Padre, y del Hijo
Inspírame siempre lo que debo pensar,
Lo que debo decir. Cómo debo decirlo,
Lo que debo callar, cómo debo actuar,
Lo que debo hacer, para gloria de Dios,
Bien de las almas y mi propia santificación.
Espíritu Santo,
Dame agudeza, para entender,
Capacidad para escuchar,
Método y facultad para aprender,
Sutileza para interpretar,
Gracia y eficacia para hablar.
Dame acierto al empezar
Dirección al progresar y perfección al acabar. Amen
CUARESMA CAMINO HACIA LA PASCUA.
Hoy miércoles de ceniza comienza para la Iglesia y para todos los cristianos un itinerario de
conversión a Dios, de quien el pecado los ha arrebatado: “Perdona Señor a tu pueblo” (Joel 2, 1218).
“Ahora es tiempo favorable, ahora es el día de la salvación”. El ayuno, la oración y la
misericordia, las tres “prácticas” tradicionales de la cuaresma, deben llevarse a cabo sin caer en la
ostentación: “Cuidad de no practicar vuestra justicia delate de los hombres para ser vistos por
ellos… (Mt 6, 1). (Kairos 2016)
Estamos invitados e invitadas a recorrer un camino de penitencia y purificación interior para
renovar nuestra fe por medio de la Palabra.
CONTEXTO
Recordemos que Jesús nos venía hablando de las “oposiciones” (“pero yo les digo…..), la primera
oposición la encontramos en
Mateo 5,22” Pero yo les digo: si uno se enoja con su hermano, es
cosa que merece juicio, el que ha insultado a su hermano, merece ser llevado ante el tribunal
supremo, si lo ha tratado de renegado de la fe, merece ser arrojado en el fuego del infierno. La
segunda oposición en Mt 5, 28 “Pero yo les digo: Quien mira a una mujer con malos deseos, ya
cometió adulterio con ella en su corazón”. Tercera oposición Mt 5, 32 “Pero yo le digo Si un
hombre se divorcia de su mujer, fuera del caso de unión ilegítima, es como mandarla a cometer
adulterio: el hombre que se case con mujer divorciada, cometerá adulterio. Cuarta oposición Mt 5,
34 “Pero yo les digo ¡No juren! No juren por el cielo, porque es el trono de Dios,
Quinta oposición Mt 5, 39.” Pues yo os digo: no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en la
mejilla derecha ofrécele también la otra.” Ultima oposición Mt 5, 44 Pues yo os digo: Amad a
vuestros enemigos y rogad por los que os persigan,
V 45. para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir el sol sobre malos y buenos, y
llover sobre justos e injustos.
MEDITACIÓN
Después de las seis oposiciones Mateo da tres ejemplos de otro secreto sin el cual no es posible
ver a Dios: dejar de actuar para que nos vean los demás y hacerlo solo para Él (Mt 6,1). Todo este
discurso está centrado en la experiencia de la presencia de Dios Padre.
Acatemos la invitación del Señor Jesús que nos invita a no tocar bocina cuando demos una
limosna que contrasta con Núm.10, 10. El Padre Celestial no necesita ya de esta advertencia, según
vemos en el v.4.
Jesús nos invita a no dar espectáculos cuando estemos en oración, (Mt 6,5) y a no ser hipócritas.
La palabra “griega” no solo designa en la sagrada escritura a los que engañan conscientemente a su
mundo, sino también a los que se quedan en las apariencias y que en realidad se burlan de Dios,
porque nunca han accedido al mundo de la verdad. Orar no significa hablar mucho ni querer
imponer a Dios nuestra voluntad, sino dejar nuestra vida en las manos del Padre que nos ama (Mt
6, 7). Dios, que quiere ser adorado en espíritu y en verdad (Juan 4, 23), nos muestra aquí, por boca
de su Hijo y Enviado, que el valor de la oración esencialmente es en la disposición del corazón más
que en las manifestaciones exteriores. Cf. Is. 1, 11
El santo padre Francisco nos invita a vivir la Palabra proclamada y meditada practicando la
caridad, en el marco del año de la misericordia: “La Cuaresma de este Año Jubilar, pues, es para
todos un tiempo favorable para salir por fin de nuestra alienación existencial gracias a la escucha de
la Palabra y a las obras de misericordia. Mediante las corporales tocamos la carne de Cristo en los
hermanos y hermanas que necesitan ser nutridos, vestidos, alojados, visitados, mientras que las
espirituales tocan más directamente nuestra condición de pecadores: aconsejar, enseñar, perdonar,
amonestar, rezar” ( Papa Francisco).
CONTEMPLACIÓN
En un ambiente de silencio y recogimiento, con la mente y el corazón vacío para que sea colmado
por la presencia Divina de quien tanto nos ama, Cristo Jesús quien nos revela a Dios Padre
infinitamente misericordioso, le adoramos, alabamos y damos gracias.
ORACIÓN.
Padre Santo Tú que has amado tanto a la humanidad entera, te suplicamos por mediación de su
Divino Hijo nuestro Señor Jesucristo, nos done la gracia de crecer en Ti; siendo misericordioso
con nuestro próximo, ayunando de todo aquello que no te agrada, y haciendo que nuestro diario
vivir sea toda una unión y comunicación contigo por medio de la oración, trabajo y fraternidad. Te
lo pedimos por mediación de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
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