“La semilla germina...”
Leyendo el Evangelio con un poco de atención es fácil descubrir que Jesús
sentía una especial predilección por las cosas pequeñas.
Muchas de esas parábolas -como la de hoy- giran en torno a cosas
aparentemente insignificantes: semillas. Pero sin ellas nuestros balcones estarían
vacíos, nuestros campos, también y, por supuesto, nuestras despensas.
¿De qué íbamos a vivir si no fuera por las semillas? Incluso el mismo Jesús nos
dice que su Palabra es como una semilla que va creciendo en nuestro corazón... y sin
su Palabra, ¿qué sería de nosotros?
Todos nosotros estamos llamados a ser esa tierra buena, esponjosa, limpia,
donde la semilla que Dios pone en nuestro corazón vaya creciendo poco a poco porque las semillas necesitan su tiempo- y un día dé el fruto abundante que Dios
espera de ti y de mí.
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“... y va creciendo”.
Busca en el evangelio de hoy Mc 4, 26-34
diez palabras de más de cuatro letras.
Con las que sobran, obtendrás una frase.
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Frase anterior: Jesús se queda presente en la Eucaristía para ser nuestro alimento cada
día.