México, D.F., 6 de mayo de 2015. Versión estenográfica del Panel: “Impactos de Catástrofes Naturales”, dentro del marco de la 25ª. Convención de Aseguradores de México, efectuada en el Salón Montejo 3 del Centro Banamex. Presentador: A continuación tenemos la participación de Lorenzo Lazo Margáin. Lorenzo es Licenciado en Economía en el ITAM y tiene estudios en la Universidad de Colorado; en la Universidad del Sur de California; Berkeley; en el Instituto del Petróleo de Londres; en el Instituto Real de Asuntos Internacionales; el IPN y el Tec de Monterrey. Ha trabajado en el Banco de México, en FONAPAS, como consejero en la Embajada de México, en Londres; en INDEVAL, jefe de la oficina del programa de gobierno en el Estado de Veracruz, durante el mandato del licenciado Miguel Alemán Velasco y muchos otros cargos que ya no les voy a decir, mejor le damos el tiempo a él para que platique. Actualmente es Consejero independiente de algunas aseguradoras, es Director General de Alemán Velasco y Asociados, comentarista en radio, editorialista y conductor del Programa Camino a los Pinos, en Efecto TV e integrante del Consejo Asesor de México Cumbre de Negocios. Lorenzo, bienvenido. Lorenzo Lazo Margáin: Buenas tardes a todos. Muchas gracias a la AMIS por la invitación a participar con ustedes en esta XXV Convención General. La verdad, yo felicito a los organizadores por la calidad de los expositores, por los temas y a los asistentes por la paciencia y por el interés. Ha sido un día largo. El tema que me han invitado a presentar, es el que tiene que ver con Desastres Naturales. Definitivamente no es un área de especialización profesional mía. El comentario que estoy invitado a hacer es en función de algunos de los actos que me ha tocado ser testigo, partícipe o tomador de decisiones en vidas pasadas en el sector público o en el sector privado como ciudadano. El criterio que tiene esta presentación es una revisión de sus implicaciones, sus causas, pero sobre todo la parte que a mí me interesa es pensar que existe la necesidad de reformular una estrategia y políticas públicas a nivel nacional respecto a la forma como enfocamos el tema de Desastres Naturales. Por lo pronto, pues una definición muy personal, es una definición que implica en cada una de las fases un hecho que merece análisis microscópico, vamos a llamarle así, que dice: “Un desastre natural es la concatenación de problemas múltiples en un muy corto plazo”. Y si vemos el hecho de lo que sucede en Katmandú, Nepal, en un instante se generan múltiples problemas de carácter constructivo, en infraestructura pública, de salud, de vida, ambientales, como comentábamos en la sesión previa. En fin, existe toda una serie fractal, vamos a llamarle así, de consecuencias negativas que generan condiciones y resultados negativos entre sí en una estructura iterativa, hasta que más o menos el impacto negativo del desastre natural se concluye y vienen las consecuencias directas e indirectas de cortísimo, mediano y de emergencia, vamos a llamarle así, de corto plazo, mediano plazo, de largo plazo. Por lo tanto, una definición interesante es que un problema grande es la integración de problemas chicos más tiempo. Y por lo tanto, para resolver un problema grande necesitamos identificar la serie lógica de soluciones de tamaño adecuado en un tiempo determinado. La palabra que quizá es más interesante, es que tenemos la destrucción de instalaciones físicas, instalaciones públicas, privadas y digamos que se desquebraja el orden social. O sea, no es solamente la pérdida de edificios, casas, caminos, aeropuertos, tendidos eléctricos, agua, telefonía, etcétera. También hay un elemento no cuantificable, difícil de definición, que es el derrumbe, la destrucción el orden social, el orden jurídico, el orden urbano, el orden de propiedad, el orden de respeto a los derechos individuales de cada quien. Y en este esquema está ausencia de valores, esta ausencia de una estructura de regulación, de lógica, quizá debíamos de decirle de rutina, nos presenta un escenario de alto grado de volatilidad social, de tensión, de enfrentamiento y, sobre todo, el hecho de la capacidad de quien tenga a su cargo las responsabilidades de entrar a hacer los elementos fundamentales de atención a la emergencia, de corrección del daño y, por supuesto, de reconstrucción y de reintegración. Aquí hay varios conceptos, uno de ellos es quizá un concepto que en su repetición o adaptación del anglicismo, no tenemos en el castellano y si lo tenemos quizá no lo conozco, y una disculpa anticipada, el concepto de “Resiliencia”. Es decir, este concepto que diría: ¿Qué capacidad tiene una estructura, una organización, una empresa de regresar a su estado original ante un efecto de carácter negativo o ante una distorsión generalizada? Este esquema de “Resiliencia”, me gustaría ejemplificarlo de una manera quizá un tanto chusca, pero triste. Cuando vemos que va una familia de viaje en carretera y se descompone el coche y en ese momento la inercia del viaje se detiene y vemos que la familia se baja a empujar el vehículo. Pues el primer elemento es “el vehículo tiene que seguir caminando” hasta que se toma conciencia de que el vehículo no va a caminar y que los siguientes 150 o 200 kilómetros no va a poder funcionar a base de empujones. Entonces en este esquema el criterio de “Resiliencia” como elemento de reacción de una organización, es un elemento que debe de empezar a establecerse dentro de las organizaciones y dentro de los grupos sociales y dentro de las estructuras gubernamentales como un elemento de punto de partida prioritario en el análisis. ¿Qué capacidad tenemos hoy ante un efecto negativo de regresar al status quo en el que estamos antes de ese efecto negativo? En ese momento se pueden empezar a definir una serie de elementos multifactoriales de daño, de impresión, sobre todo de restauración y, en su caso también, de tratar de regresar a lo que políticamente los funcionarios dirían: Regresar a la normalidad. Y aquí viene quizá el otro elemento. Ante un daño, ante un desastre natural de importancia, quizá lo que la población, lo que la sociedad, lo que los gobiernos, las empresas, los tomadores de decisiones no queremos es regresar a como estábamos. Si ya tenemos un cambio profundo, un cambio dramático, un cambio inducido, reconstruyamos para mejorar, no reconstruyamos para regresar. Y si ustedes se voltean y ven que en una organización llevan 20 años haciendo lo mismo, es evidente que en muchos casos estén equivocados. Porque si hace 20 años que llevan haciendo lo mismo, entonces quiere decir que la información está llegándoles vía fax y no por correo electrónico. Entonces en este esquema el criterio de “Resiliencia” visto como tal, también implica un elemento de modernización como oportunidad. Y esto es interesante en el momento que tenemos un desastre natural y una oportunidad que quizá no se tomó. Ejemplo, el sismo de 85 en la Ciudad de México. Las autoridades tratan de regresar a la normalidad, tratan de dar la impresión de que el gobierno tiene los controles necesarios para que se retomen los elementos básicos de reconstrucción. Pero en lugar de expropiar las fallas y las rutas de falla urbanas que existen, se reconstruye vivienda popular en esas zonas. Cuando lo que podíamos haber hecho es ampliar las vías de circulación, tomar esos elementos para construir vías rápidas y romper una de las grandes trampas urbanas que tiene esta ciudad, cinco accesos: Toluca, Pachuca, Puebla, Cuernavaca, Querétaro. Cinco accesos para evacuar a nueve, 11 millones de habitantes en una emergencia, cinco accesos, por supuesto, desde hace más de 20 años. Entonces en este esquema, mi inquietud es: ¿Cómo enfocar la estructura de las instituciones de seguros como industria en el análisis de riesgos y en la estructura de decir: Cómo se definen los costos de los daños? Ustedes tienen en sus empresas todo un tipo de sistemas al respecto y cuando se confronten con el problema, viene definitivamente una situación de administración de excepciones o administración lamentablemente de sorpresas. La experiencia que yo quiero compartir con ustedes brevemente, es el impacto que tuvo la tormenta tropical o definitivamente llamada depresión, el Huracán “Ingrid y Manuel”, “Manuel en el caso de Guerrero, que fue el 15 de septiembre del 2013, en donde las autoridades federales establecieron un organismo ciudadano. Este organismo ciudadano se llamó Consejo Estatal de Restauración de Guerrero. Y este organismo ciudadano tuvo como objeto crear un grupo multidisciplinario de personalidades técnicas, académicas, empresariales, etcétera, con el fin de darle curso a las necesidades de la población, pero sobre todo, de dar testimonio del avance de las obras de manera transparente y del ejercicio de gasto público. Este consejo fue presido en su momento por un Decreto del Gobierno del Estado de Guerrero, siendo el gobernador anterior Ángel Aguirre, el licenciado Miguel Alemán Velasco y yo, por razones de trabajo y de relación laboral, su suplente en este criterio. Este consejo tuvo todos estos grupos de trabajo, un área de planeación, seguimiento, el área de financiamiento y transparencia, los elementos necesarios para infraestructura hidráulica, hidroagrícola, causes, infraestructura carretera, urbana y regional, vivienda y desarrollo urbano, los elementos de infraestructura social y educativa, reactivación económica y recursos naturales, que son la síntesis del nivel del daño. Es decir, de todo esto hay algo qué reconstruir, de todo esto hay algo que rehacer, de todo esto hay que replantearnos. Y vemos que en el momento de la crisis fue realmente dramático, fue la pérdida de vidas, por supuesto, que es el primer problema al que se enfrentan este tipo de situaciones. Y en consecuencia, todos los elementos de salud en términos de lesiones de carácter temporal o lamentablemente otros de carácter permanente. El estado de ánimo de la población que es de alta beligerancia, es alta tensión social y, por supuesto, toda la reconstrucción de todas estas instalaciones públicas y privadas. Y por supuesto, un clima social muy delicado, de los cuales no todos tienen cobertura de seguro. Entonces aquí viene quizá una de las primeras preguntas. Es decir, ¿hasta qué grado las instalaciones disponibles por marco jurídico, por responsabilidad civil deben o no tener un tipo de cobertura? Y este tipo de cobertura debe contar no solamente con el hecho del valor del inmueble, del valor de los enseres y del valor de la maquinaria y de lo que se encuentra adentro, sino también la parte d responsabilidad social, o dicho de otra manera, también la atención al cliente. Sabemos que todos los hoteles de cadenas internacionales y de cadenas nacionales, por razones obvias tienen seguro. Pero ninguno tuvo la responsabilidad de atender a sus huéspedes en términos de desastre natural. Entonces fue necesario poner un puente aéreo gratuito para regresar a los turistas a la Ciudad de México y de ahí que pudieran regresar a su lugar de origen. ¿En dónde está un posible negocio para esta industria en términos de establecer seguros de viaje que en los tianguis turísticos, en donde se venden los paquetes a los mayoristas? También quizá vale la pena pensar en voz alta la importancia que exista, la posibilidad de que las empresas de seguros con la industria turística establezcan la posibilidad de rentar chárteres para el desahogo rápido de visitantes. Esto no quiere decir que sea gratuito, ni que sea pérdida. Yo creo que hay la posibilidad de establecer el estudio actuarial y ver la posibilidad del desarrollo para esto. ¿Por qué? Porque finalmente esta zona del país y muchas más viven de eso. Entonces no podemos decir: “Bueno, yo teniendo mi hotel en paz y a mí me pagan vidrios rotos y muebles inundados”. No, aquí el problema es el impacto de imagen a nivel internacional. El nivel de trabajo que se busca ese entonces sincronizar las acciones de seis interactores de este problema, la relación público-público. Es decir, una dependencia gubernamental hacia otra, la relación públicoprivada, la relación privada-social y la relación social-social. De la relación público-público, pues tenemos el caso de la Secretaría de Hacienda, a través de los elementos de presupuesto asignados al FONDEN y el Fondo Nacional de Desastres, FONDEN, que ha sido una de las organizaciones que hace muchos años era realmente necesario tener un doctorado en burocracia y en pretextos para poder entender cómo funcionaba el FONDEN. Hoy es una organización que libera recursos con mayor agilidad y que los pone a disposición de las dependencias con mucho más facilidad que hace algunos años. En esta relación público-público, FONDEN puede dar los porcentajes que corresponda, tengo entendido que da hasta el 50 por ciento en relación con los estados. Y de esta manera ya hay flujo para resolver el problema. La otra parte es cuando es relación público-privada. El ejemplo del Aeropuerto de Acapulco, es una entidad pública que se concesiona una organización privada. Esta organización privada amanece un día con el agua a la cintura en toda la planta baja y, por supuesto, con la incapacidad de que ese aeropuerto funcione como mecanismo de transporte para el área de emergencias. Entonces tenemos un doble problema en términos de ubicación, en términos de diseño y, sobre todo, en términos de utilidad de este bien público, concesionado a una entidad privada y cuyo posible seguro no sabemos hasta qué grado su cobertura tendría la atención de este tipo de reacción. Tercero. La relación de la sociedad entre sí. El momento que hay que reubicar a la población, hay que reubicarla a otros predios. Estos predios pueden ser de carácter ejidal, pueden ser de carácter urbano y puede haber grupos sociales que estén incómodos que se les dé atención prioritaria a quienes tienen el año y no a quienes han estado pidiendo que se les dé legítimamente una vivienda. Problemas sociales-sociales, en función de líderes que en un momento dado van a las hondonadas, fuera de las zonas urbanas y establecen a través de ciertos manejos, no del todo honestos, que se asienten grupos poblacionales de marginación y que cuando viene la crecida de este lecho bajo de rio seco, pues se lleva a familias, se lleva casas, se llevan enseres, se lleva patrimonio. Y aquel líder que después de un tiempo les cobró y los estuvo manejando en un sistema clientelar, ese líder desaparece. Ese trienio del presiente municipal que lo autorizó, ya no está. Esta Ley de Responsabilidad de Funcionarios Públicos, le quita responsabilidades después de un año a quienes estuvieron en el cargo. Entonces viene un elemento de búsqueda, de reclamo social. Y ese reclamo social se vuelve un reclamo social ante la primera autoridad que se presente, sea o no la responsable. Entonces que los funcionarios públicos que lleguen ahí tienen que tener el cuero muy grueso para que acepten todo tipo de ofensas, imprecaciones y agresiones, personales, maternas y familiares, porque el nivel de inconformidad de la sociedad es muy grande. Y esto nos indica que cando pasa un problema de este tipo, la sociedad no está preparada para tener una cultura de la prevención, una cultura de la protección civil hacia así mismos y una cultura de la restauración y de la reconstrucción, Se vuelven sujetos pasivos de un laberinto de trámite y de decisiones en los cuales no hay la capacidad de participación. Y este es quizá otra segunda recomendación importante para la industria, el hecho de participar en términos positivos ante las autoridades, cabildeo, trabajo con las cámaras y puntos de vista con las autoridades locales, municipales, federales y estatales, para poder construir este criterio de reconocimiento de que estamos en una zona geográfica en done más allá del cambio climático, la estructura de las zonas urbanas, del hacinamiento, el confinamiento, la estructura sísmica de las regiones del altiplano son áreas de riesgo y son áreas que merecen que la sociedad sepa reaccionar y sepa reaccionar preventivamente. ¿Por qué? Porque para la industria va a ser más barato tener una sociedad perfectamente preparada para un tipo de daño de este tipo, que estar cubriendo los daños que esto sucede. Fueron más de 66 mil millones de pesos que se asignaron para el Plan de Reconstrucción de Guerrero, 37 mil millones de pesos de entrada y otros 30 y tantos mil en los años subsecuentes. Quiero decirles que existen, así como hay malas noticias, hay muy buenas noticias. La Comisión Federal de Electricidad y la Comisión Nacional de Aguas, tuvieron la capacidad de restaurar servicios de una manera extraordinaria. La Comisión Federal de Electricidad, en primera instancia, en términos de horas y días pudo reconstruir los servicios de tendido cableado y suministro y la CONAGUA se tardó más, porque tuvo que rehacer cauces, hacer obra civil de gran escala, pero finalmente poder asegurar no solamente el manejo de agua potable, sino el desvío y el reforzamiento de cauces secos y cauces con caudal de consideración. Entonces sí vale la pena también decir quién hace bien las cosas. La Secretaría de Desarrollo Territorial Urbano, SEDATU, se dedicó a reconstruir viviendas, a reubicar viviendas, a encontrar terrenos que tuvieron el dictamen de bajo riesgo por su localización en términos de altura, en términos de declive. Imagínense ustedes que en una población la curva del río se llevó hasta la mitad del panteón. Y por la lluvia, alguien tuvo, algún presidente municipal, que hay que darle un Premio Nobel en Administración Pública, decidió que el basurero del municipio estaba a 20 metros por arriba de la cota de resto de la población. Esto quiere decir que en el momento que vino la lluvia y vino el deslave, pues al ciudad se encontró con todo lo que había desechado cinco o 10 años atrás en su zaguán y se tiene que rehacer este tipo de limpieza. Para la reubicación, pues hay gente que está realmente inquieta en ese poblado, y dice: “Yo quiero estar donde están mis muertos. Nada más que ya mis muertos ya no están donde estaban”. El panteón ya no existe, es una cañada de 12 metros de profundidad que se llevó el río y tenemos este esquema de valores sociales en conflicto con la decisión de evacuación y la decisión de reubicación. Y esto es una de las muchas anécdotas nada agradables, en la que desde un punto de vista de un consejo ciudadano de apoyo a las instituciones públicas, estuvimos dialogando y viendo cómo reacomodas o cómo impulsar que Guerrero, no solamente Acapulco, Guerrero en general pudiera regresar a un nivel de reconstrucción y de toma de vida en forma generalizada. Esto sin contar que durante los periodos de reconstrucción las empresas constructoras no tuvieron los elementos suficientes de seguridad para poder transitar por el estado. Y se les despojaba de vehículos, equipos, rayas, etcétera, aún a riesgo de la seguridad. Entonces además del problema del desastre natural, además del derrumbe del orden social, temporal, por la tensión ciudadana, pues tenemos las implicaciones de otro tipo del carácter de seguridad pública que afectan, agravan y encarecen el procedimiento. Obviamente yo, para preguntar si o se han dormido, quiero preguntar. Que levante la mano ¿quién de ustedes conoce el Plan de Contingencia de su Empresa? ¿Quién lo ha revisado este año? ¿Quién sabe quién es uno de los miembros del Comité de Reconstrucción de su empresa con el cual en crisis pueden interactuar? ¿Quién tiene un plan de contingencia en su casa? ¿Quién sabe dónde hay un, si es que tienen un extinguidor? ¿Quién conoce que esté rápido el teléfono de los bomberos? ¿Dónde tienen guardados sus documentos básicos para salir corriendo? Si me invitan el año que viene, por favor, levanten la mano todos, ¿no? Esto nos indica el tamaño de la tarea y lo que tenemos que hacer. Estos dos elementos son fundamentales. Yo les puedo decir que si nos hacemos esa tarea propia y lo replicamos como líderes que son los profesionistas mexicanos de grupos sociales adicionales, podemos pensar en una estructura fractal, de eco social, en donde estas tres preguntas empresariales y tres preguntas domésticas nos hagan replantearos una cultura de vida de prevención. A fin de cuentas esto es un negocio, este es un problema de dinero. Esto es un problema de dinero de quién lo financia y este es un problema de dinero a quien le cuesta. Los desastres naturales son costosos en todos sentidos y no solamente, lo más grave, en costo de vidas que es totalmente irreparable, sino la parte de reparación en general. Y aquí el grupo asesor con el que tengo el honor de colaborar, me preparó este cuadro a cera de distintos huracanes y daños de desastres naturales clasificados, en donde vemos los daños y vemos en las siguientes páginas los costos y el tipo de daño. Digo, no quiero yo preocuparlos, todavía no está Katmandú en esto, porque pues no sabemos todavía lamentablemente la pérdida de vidas, todavía no se ha acabado de definir. Uno de los elementos también importantes en una crisis de este tipo y quizá lo que más rápido se pierde, es la confianza en la información que se emite. Entonces las estructuras sociales, los grupos afectados, los intereses políticos, inmediatamente empiezan a levantar el índice flamígero de decir que algo estuvo mal y que alguien tiene la culpa. Pero entonces vienen elementos de distorsión acerca del tamaño del daño. Es muy difícil que alguien pueda inmediatamente evaluar el daño, porque no está preevaluado antes y no está preevaluado el 100 por ciento de la zona dañada. Entonces se utiliza ese lamentable herramienta de trabajo que tienen algunos funcionarios y otros en el sector privado, que es el “tanteómetro” y que la prensa luego también lo utiliza de manera un tanto libre. Sobre todo, lo más grave es cuando empiezan a usar información sin base a cerca de pérdida de vidas. Y aquí también es muy importante decir: “Pérdida de vidas es cadáver identificado con una autoridad forense dando la defunción”. Desaparecidos es otro nivel, reubicados lesionados. Y se tiene que entender que esta cultura de información también sea homogénea. En distintas partes del país, en distintos niveles de decisión, en distintas organizaciones públicas estos niveles no están homogéneamente aceptados y se habla con mucha ligereza de esto y debemos de entender que esto debe ser tan serio como el hecho de que estamos hablando de vidas humanas. Viene el hecho de áreas de riesgo que no son causa de un desastre natural en sí, y no digo que las campañas sean un desastre, por favor no me vayan a citar, pero es una práctica común que el sistema de invitación a la gente, si acudir a los eventos de campaña y no solamente quiero decir que son acarreados, les gusta llenar por encima de la capacidad local, el local de la actividad. Y esto es un acto que está rebasado todas las decisiones y todos los niveles que marcan las instancias de protección civil. Y esto es una práctica común y esto es un riesgo que está latente. De esta manera, tenemos este tema también que quisiera yo dejar ahí. Los tiempos vienen limitados, vamos a pasar un poco más rápido. Los efectos secundarios, el sector privado social, salud y vivienda. Déjenme ir quizá a dos o tres elementos. Vamos adelante, por favor. Una cosa es que exista una ley y un elemento de supervisión de la autoridad sobre las instituciones de seguros y su comportamiento a partir del daño. Y otra cosa es que la industria del seguro como tal participe en el diseño previo de aquellas áreas a las que les van a pedir que cubran el daño. Yo quisiera recomendar que esta organización se vinculara con el Colegio de Arquitectos, con el Colegio de Ingenieros, con la Cámara de la Industria de la Construcción, para poder pensar que si va haber seguros públicos para gobiernos locales y para infraestructura gubernamental, entonces pensemos de antemano que la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros debe de participar en la sugerencia y en la supervisión de que las especificaciones técnicas de construcción sean suficientemente robustas para hacer frente a los daños de lo que van a pedir que las instituciones de seguros cubran. Si a mí me dicen: “Oye, vamos a asegurar un puente y vamos a asegurar una carretera”. Y la carretera tiene una carpeta de asfalto de tres centímetros, pues no va a permitir ni siquiera el paso del primer camión. Las especificaciones técnicas deben de estar para carreteras, aeropuertos, hospitales, escuelas, albergues, con un criterio fundamental de seguridad nacional. Pero ese criterio fundamental de seguridad nacional implica que en un atlas de riesgos identifiquemos en qué terreno, con qué cimentación, con qué tipo de grosor de zapatas, pisos, lozas y recubrimientos vamos a tener esa escuela que en términos de crisis se vuelve albergue. Que las instituciones de salud estén equipadas, que las farmacias tengan inventarios, que los vehículos de transporte cuenten, por ejemplo, lamentablemente yo vi los casos dramáticos de hace unos días en Jalisco, no está reglamentado que los vehículos de transporte urbano terrestre tengan retardantes de fuego en sus vestiduras. Cosa que debe de ser elemental. Y en este sentido, afortunadamente no hubo pérdida de vidas civiles, pero ahí está un foco amarillo de un daño potencial. Revisión y dictamen de la infraestructura pública previo a su aseguramiento. Si a mí me van a pedir que aseguremos un puente, pues necesitamos ver que la técnica constructiva del puente sea suficientemente bien hecha, que esté perfectamente bien determinada la cimentación de bajo del lecho, debajo del río, que los gálibos y los espacios de cobertura tengan la suficiente solidez, que las trabes estén bien ancladas y no que me vengan a decir: “A caja cerrada cúbreme este seguro gubernamental de infraestructura”. La parte de revisión para evaluar los niveles de seguridad en el transporte y, sobre todo, el hecho de que en zonas urbanas convivimos continuamente con unidades de transporte, de sustancias tóxicas, inflamables, peligrosas y contagiosas. Yo soy de la opinión que la AMIS le pida a las autoridades que así como el sistema de radiación tiene un símbolo universal, tengamos para el transporte de este tipo de sustancias un símbolo universal en México, para que yo en una vialidad pueda determinar si quiero estar cerca de un vehículo de ese tipo o me detengo y dejo que se vaya. Aquí vemos tres personas fumando en la vía pública, no creo que tenga ningún problema. Esta es una foto en Cairo a fin de año, pero vean ustedes la imagen. Tres jóvenes fumando en una motocicleta que transporta tanques de gas en medio del tráfico. Y miren que el Cairo tiene su tráfico. Este es un desastre esperando que suceda. Este es un acto de negligencia no solamente de quienes van transportando eso, sino de la parte preventiva de las autoridades y de la parte de quienes autorizan que eso se transporte de esa manera. Ahí tenemos la necesidad de que tengamos una cultura de simulacros, que la AMIS participe con las empresas en la elaboración de simulacros, en la evaluación de simulacros y en la definición de los elementos que deben de tener los simulacros. Yo no creo que sea necesario solamente que por carácter político en la Ciudad de México, los 19 de septiembre se haga una escenografía de simulacro. Yo creo que se necesita tecnificar la evaluación de qué tipo de elementos debe contener un simulacro, qué tipo de elementos de evaluación y qué ranking de esos elementos debe de hacerse. Y como si fuera una norma ISO debe de tener un elemento de mejora continuas para que exista dentro de las empresas o los elementos preventivos de daño, que a fin de cuentas a esta industria le van hacer bien en el mediano y en el largo plazo. Ya lo habíamos comentado esto, y pues obviamente existen instancias públicas que tienen una gran experiencia, que tienen sus planes de contingencia, en donde AMIS participa de manera pasiva ex postUna vez que sucede el daño, les avisan y vean ustedes y trata de llegar con sus valuadores y sus peritos a resolver el daño. Pero en la parte previa, yo considero y lo hemos comentado, es necesario que AMIS como organización, como principal responsable económico de un daño en un momento de crisis tenga también un elemento de participación preventiva en el diseño de los planes, en conocer en qué etapas es necesario que participen. Y repito nuevamente, en la parte de definición previa de las características constructivas y de los elementos de resistencia en materiales y tipo de materiales flamables, no inflamables, etcétera, y su transporte en forma de vida pública, para que tengamos quizá una parte de una etapa previa que nos permita mitigar, anticipar o disminuir el nivel del daño. Este es en suma lo que yo tenía brevemente, la intención de comentar con ustedes, sobre todo en el hecho de que la asociación participe en la definición de estas políticas públicas, en la construcción de esta cultura de la prevención y, sobre todo, el hecho de que tengamos muy claramente definidos en dónde están los daños. Si ahorita tuviéramos una contingencia en este lugar, pues obviamente no sabemos a dónde salir, nadie nos dijo por dónde tenemos que estar, no tenemos los elementos de seguridad para saber cuál es nuestro comportamiento en un acto delicado que ojalá no suceda. Pero finalmente, ese es uno de los grandes retos que tenemos y que en mi experiencia personal, en el momento que lo vi como tomador de decisiones entre los gobiernos, entre las empresas y entre la sociedad, pues salen estas dudas, lo comentamos y échenle la culpa al señor Manuel Escobedo, que entre que me sirvió de diván en un momento dado a cerca de esa responsabilidad, él consideró que estuviéramos aquí. Estoy abierto a preguntas. Muchas gracias. Presentador: Pues muchas gracias. ---oo0oo---