USOS DE LA DEMOGRAFÍA EN SALUD PÚBLICA

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE ENTRE RÍOS
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD
Ciclo de Complementación Curricular
Licenciatura en Kinesiología y Fisiatría.
MATERIAL DE ESTUDIO
TEMA:
USOS DE LA DEMOGRAFÍA EN SALUD
Profesor:
Dr. Bernardo Manuel Corujo Martínez
USOS DE LA DEMOGRAFÍA EN SALUD
Los dominios de la demografía, su relación con la salud pública es muy importante. Si la
salud pública trata de los problemas sanitarios y del estado de salud de la comunidad, el
conocimiento de la composición de la población, su tendencia en el tiempo, la frecuencia de los
fenómenos vitales y las diferencias entre las poblaciones de unas regiones y otras, son aspectos
esenciales en la práctica de salud pública.
La demografía, o el análisis demográfico, es una herramienta de trabajo en salud pública
que puede servir para las siguientes actividades:
a) Elaboración de indicadores de salud de la comunidad. Las fuentes de información
demográfica promocionan tanto los numeradores de ciertos indicadores sanitarios (mortalidad,
natalidad) como los denominadores poblacionales para el cálculo de las tasas, razones o
proporciones.
b) Planificación y programación sanitarias. En la práctica de salud pública, a la hora de
llevar a cabo acciones destinadas a reducir la frecuencia de los problemas de salud o a las áreas
de mayor riesgo, en función de la composición de la población, es esencial para la buena marcha
del programa sanitario en cuestión. Igualmente, cuando realizamos un diagnóstico de salud de la
comunidad o evaluamos la efectividad de ciertas acciones de salud pública, la disponibilidad de
información demográfica es necesaria.
c) Investigación epidemiológica y sanitaria. Un aspecto esencial en el diseño de un
estudio epidemiológico, sobre todo de los estudios transversales y las encuestas de salud, es el
muestreo. Las fuentes de información demográfica nos proporcionan el marco muestral que
asegurará la representatividad de nuestro grupo de población estudiado.
A un nivel más concreto, existen algunos problemas de estudio comunes a las dos
disciplinas. Así, por ejemplo, la fecundidad en las adolescentes es un problema de salud y, a la
vez, un determinante muy importante del crecimiento y la dinámica de la población, al
registrarse una alta mortalidad y morbilidad materno-fetal e infantil en los niños nacidos de
madres menores de 20 años y una mayor probabilidad de que esos niños nazcan con bajo peso.
Los resultados desfavorables de los embarazos de mujeres menores de 20 años se deben a
una insuficiente maduración biológica, a unas condiciones psicosociales poco propicias y a una
deficiente situación sociosanitaria de la mayoría de estos embarazos, caracterizada por un escaso
nivel de instrucción, un nivel socioeconómico bajo, hacinamiento y deficitario control de la
gestación. Por ello, es un indicador de desventaja e inadaptación social.
En los países altamente desarrollados, la tasa de natalidad en mujeres menores de 20 años
ha venido descendiendo desde 1980. Por ejemplo en España el porcentaje de los nacimientos en
mujeres jóvenes fue, en 1980, de 7,1% y tan sólo de 4,1 en 1992.
Otro aspecto importante tanto para la demografía como para la salud pública y la
Epidemiología es la urbanización. El movimiento de personas desde ámbitos rurales a las
ciudades ha denominado la dinámica de la población en el siglo XX. En España, si el 68% de la
población vivía en municipios de menos de 10.000 habitantes en 1990, este porcentaje era de 57
en 1930, de 45 en 1970 y de 35 en 1991, según la información proporcionada por los censos de
población llevados a cabo en estos años. La urbanización tiene importantes implicaciones para la
salud pública, derivadas de los problemas sanitarios creados por la necesidad de vivienda y las
condiciones sanitarias en los núcleos urbanos de destino, la disponibilidad de alimentos, el
transporte o la distribución de los servicios de salud asistenciales y preventivos.
Finalmente, el envejecimiento de la población constituye, probablemente, el principal
problema común a la demografía y la salud pública. El descenso en la tasa de mortalidad, con el
consiguiente aumento en la esperanza de vida, y el descenso en la fecundidad observado en todos
los países, pero especialmente en el mundo desarrollado, ha incrementado de forma
extraordinaria el número de personas de edad avanzada. Como puede verse en la tabla 5, el
incremento de la población anciana ha sido notable; si en 1930 el porcentaje de población mayor
de 65 años era de 6, en 1992 un 14% de la población tenía más de 65 años. Las proyecciones de
población estiman en 15 el porcentaje de ancianos en el año 2010. El crecimiento porcentual es
aún mayor si tenemos en cuenta a los mayores de 75 años.
. Porcentaje de población anciana.
España, 1930, 1991 y 2010.
> 65 años
1930
1991
2010 (*)
6,1
13,8
15,7
> 75 años
1,7
5,7
7,2
Elaboración propia
INE. Anuario Estadístico de España 1943. Censo de Población 1991
(*) Proyecciones de población
Las consecuencias sanitarias del envejecimiento de la población están relacionadas con la
alta frecuencia de problemas de salud que sufre esta población. A la presencia en enfermedad
cardiovascular o cáncer hay que sumar la discapacidad que éstas y otras enfermedades están
produciendo, al haberse reducido la mortalidad mucho más rápidamente que la incidencia de las
mismas. Estos cambios están teniendo consecuencias muy importante para el sistema sanitario,
que se ve sobrecargado y en el que surgen nuevas necesidades, como los cuidados de larga
estancia u otros servicios especiales.
El envejecimiento de la población también ha afectado a la metodología de los propios
indicadores demográficos y sanitarios. Actualmente están adquiriendo una especial relevancia
nuevos indicadores que tienen en cuenta, no sólo la mortalidad, sino también la discapacidad.
Así, desde la clásica esperanza de vida, que depende exclusivamente de la mortalidad, se está
consolidando la esperanza de vida saludable, que tiene en cuenta, además de la mortalidad, la
discapacidad. Este indicador, por las enormes implicaciones sanitarias que tiene, será estudiado
en el tema de indicadores de salud.
Estos y otros ejemplos sirven para confirmar, por un lado, la importancia que la
demografía para la práctica de salud pública y, por otro, las consecuencias que el estado de salud
de la comunidad puede tener en la dinámica de las poblaciones.
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