RESUMEN. se gesta la concepción de competencia como una manera de superar los obstáculos en la búsqueda de un mejor resultado educativo. El vaciamiento de contenidos se refiere al procedimiento que las escuelas utilizaban antes, que era el aprendizaje de conocimientos que aseguraban funcionaria en un futuro. Se intentó hacer un cambio en el cual las consecuencias fueron en que se llegó a enfatizar tanto las actividades y los programas centrados en los alumnos que el conocimiento intelectual pasó a un segundo plano. Lo que se quería lograr era crear alumnos activos y mediante la creación de estrategias de aprendizaje que promovieran la participación, las opiniones personales y la construcción social del conocimiento se llegó a desestimar casi completamente, por ejemplo, la función de la memoria en el proceso de aprendizaje. Se muestra la diferencia en que los estudiantes de antes consideraban relevantes las partes teóricas, lo que actualmente no es casi relevante pero tampoco quiere decir que los alumnos contemporáneos no sepan nada. En un estudio de caso se muestra que era importante que los alumnos utilizaran o practicaran el razonamiento lógico para luego ingresar en su aplicación práctica. El pensamiento se da en la medida en que la mente posee información en forma de datos. Porque pensar es imaginar, considerar o discurrir sobre la información que recibimos. Implica reflexionar sobre ella, asociar conceptos, establecer relaciones. De manera que el contenido es la materia prima para la elaboración del pensamiento. En otras palabras, una vez que se han incorporado los contenidos y la mente comienza a trabajar sobre ellos, es que se está en condiciones de comenzar a desarrollar las habilidades cognitivas. El desarrollo de las habilidades intelectuales incluye la interpretación, análisis, evaluación, inferencia, explicación y la autorregulación. las competencias intentan remediar hacia el futuro algunos problemas que se suscitaban en los procesos educativos, . Pero para que esto ocurra, ese saber hacer ha de manifestarse en ámbito laboral, en las actividades sociales, en la producción creativa de tal forma que nos permitirá crecer y ser cada vez mejores personas. Educación integral y competencias o… Todos los caminos conducen al mismo lugar. El concepto de desarrollo integral merece un párrafo aparte. Considero que partiendo del supuesto filosófico que todos los seres humanos tienen derecho a la educación. Naturalmente tienen derecho entonces, a un desarrollo íntegro. En otras palabras, desarrollo significa que los alumnos adquieran principios que les permita acceder a una vida trascendental, es decir más allá de su propia realidad. Las Naciones Unidas lanzó un programa de educación integral para toda Latinoamérica tendiente a constituirse en una alternativa para la crisis del mundo actual, y de hecho esta noción ha sido incluida en las leyes educativas de la región (Díaz, 1993). Sin embargo, pareciera que, en general, la expresión “integral” para varios autores (Debesse, 1973; García Hoz, 1980; Van Gelderen y Espinosa, 1996), implica diferentes elementos que se unen. Pero lo que interesa subrayar es que el área espiritual ha quedado fuera de la concepción de educación del mundo secular. Observa que cuando digo “formación espiritual” no estoy haciendo referencia a una religión o movimiento espiritual en particular, sino más bien a un aspecto de la vida humana que ha sido relegada en la educación integral. Inclusive en la propuesta de los cuatro pilares de la UNESCO se hace una cuidadosa omisión de cualquier expresión que tenga ribetes religiosos o espirituales. Sin embargo, existe un reconocimiento cada vez más extendido en los ambientes profesionales acerca de la necesidad de cultivar o educar este aspecto esencial del ser humano. El modelo antropológico bíblico: Una puerta de entrada a la educación integral Este enfoque antropológico considera que la redención humana se cristaliza a través de la educación. Es posible rastrear a través del relato del Antiguo Testamento como Dios o Jehová asumió una estrategia educativa desde los orígenes del hombre. Desde esta perspectiva, la educación es concebida como un desarrollo íntegro de la personalidad y podían identificarse contenidos destinados al desarrollo físico, social, mental y espiritual. Como ejemplo de esto puedo citarte la vida de Jesucristo, pero antes, debo hacer una aclaración. Por favor no veas las siguientes ideas como una cuestión que ocurre dentro de un ámbito exclusivamente religioso y que por lo tanto resulta inviable en otros contextos, sino como un ejemplo de lo que significa un desarrollo integral. Si existió alguien desarrollado equilibradamente esa persona fue Jesús. Entonces, hablar de educación integral implica el despliegue de todas las potencialidades de los educandos. Ha de incluir todas las áreas de la persona, es decir, el área física, afectiva, social, mental y espiritual en la misma medida y sin predominio de ninguna de ellas sobre las otras. La educación integral incluye la formación de valores en el individuo, porque no hay educación si están ausentes los valores morales (Drucker, 1995). “Valores, moralidad y espiritualidad o… ¿caras de la misma moneda?” Ahora en este marco conceptual la educación abarcaría los diferentes aspectos constitutivos del ser. Uno de estos aspectos es considerado de suma importancia dentro de esta propuesta y afortunadamente, en la pedagogía actual. Y es todo lo referente a la enseñanza de los valores (Onetto, 1997). En efecto, la enseñanza de las conductas éticas se constituye en la clave para los cambios educativos. Frecuentemente la educación se concentró en la adquisición de los contenidos conceptuales y procedimentales (en menor grado), pero parece que esto no es suficiente para insertarse en el mundo de hoy. Emerge una tercera dimensión significativa para ser estudiada y aplicada. Es la dimensión que se encontraba en la educación clásica y que tendió a desaparecer (Etcheverry, 2004), está relacionada con los valores, los principios, las actitudes. En efecto, por la escasez de virtudes éticas en los profesionales egresados de los centros educativos es que las organizaciones mundiales señalan la necesidad de un cambio en la educación. Por ello es que las nuevas corrientes pedagógicas presentan un fuerte énfasis en lo referente a los principios éticos como parte indispensable en la transmisión de la cultura occidental Categorías en las competencias o… Para ponernos de acuerdo acerca de qué estamos hablando. Como decía más arriba, las competencias no son todas iguales y algunos autores (Villa y Poblete, 2007) las han dividido en grupos. Las competencias pueden agruparse en tres grandes bloques, a saber: Competencias instrumentales: son aquellas que permiten hacer algo, es una conjunción de habilidades manuales y capacidades cognitivas que posibilitan la competencia profesional. Competencias interpersonales: suponen habilidades personales y de relación. Habilidad o destreza en expresar y comprender las emociones y los sentimientos propios y de los demás. Competencias sistémicas: se refiere a destrezas y habilidades relacionadas con la totalidad de un sistema. Estas competencias incluyen habilidad para planificar los cambios. La relación entre competencia y habilidades (cuando el todo supera a las partes) Ya he señalado que la competencia es una conducta muy compleja, por lo que parece evidente que para alcanzar una competencia como tal probablemente sea necesario adquirir determinadas habilidades antes. Estas habilidades o capacidades, de acuerdo a los procesos mentales involucrados en su adquisición, pueden ser clasificadas en tres grandes grupos que de ninguna manera son excluyentes, sino que más bien parece que sus fronteras son bastante difusas. Estos tres grupos a grandes rasgos tienen que ver con la predominancia de, a) saberes de tipo intelectual, b) saberes preponderantemente actitudinales y c) con el saber hacer en el sentido práctico y concreto, esto es; manipulación de la realidad en términos de intervención en la misma por medio de nuestras manos o herramientas para tal fin . EQUIPO: Erick Mejía. Geraldine Mirelda Olan. Marilu Olvera.