Psicología General { Clase XI Licenciada Patricia Rojas M. La personalidad humana surge del conflicto entre nuestros impulsos instintivos tendentes a la agresividad y a la búsqueda del placer, por un lado, y los límites sociales que se les impone por otro. La estructura de la personalidad Freud La personalidad se construye como un intento de conciliar estas dos instancias buscando la satisfacción de nuestros instintos sin ser víctimas de los sentimientos de culpa o castigo. Ello- Yo- Super yo. El ello es ese depósito inconsciente de nuestra energía psíquica primaria que busca la satisfacción de esos impulsos biológicos primitivos. (principio del placer): busca la satisfacción de nuestros deseos. Pensemos en un niño que en un supermercado coge una bolsa de patatas la abre y empieza a comérsela; está actuando movido por el principio del placer, busca la mera satisfacción de la necesidad biológica de alimentarse. Ello A medida que el niño va creciendo va también aprendiendo que sus deseos chocan con el mundo real; esto fuerza al niño a readaptar sus deseos a ese mundo real a través del principio de realidad. Así se construye el yo consciente del sujeto, el yo que creemos que somos. Este yo es la parte visible de nuestra personalidad pero las raíces profunda de nuestra identidad permanecen en el lado inconsciente de nuestro psiquismo. El yo En el proceso de desarrollo, a los cuatro o cinco años, el individuo empieza a desarrollar ideales de comportamientos que nos dicen no sólo como debemos de actuar para satisfacer los impulsos del ello (principio de realidad del yo) sino como deberíamos de comportarnos. El super-yo genera un “ideal del yo” que intenta de imponer al propio yo efectivo El super-yo La ansiedad controlar nuestros impulsos sexuales y agresivos y evitar mostrarlos. Pero a veces el yo teme la pérdida del control en su lucha interna entre las exigencias del ello y del super-yo. Mecanismos de defensa La represión elimina de la conciencia los pensamientos y los sentimientos que despiertan la ansiedad. La formación reactiva, el yo disfraza de manera inconsciente los impulsos inaceptables y aparecen como sus opuestos. “lo odio” La proyección disimula los impulsos amenazantes atribuyéndoselos a los demás. Por tanto, “no confía en mí” puede ser una proyección de un sentimiento real “no confío en él” o “no confío en mí mismo”. [...] El mecanismo conocido de la racionalización sucede cuando generamos inconscientemente una justificación para poder ocultarnos a nosotros mismos los motivos reales de nuestros actos. Es así que los bebedores habituales pueden decir que beben con sus amigos “para ser sociables”. [...] El desplazamiento, siguiendo a Freud, desvía los impulsos agresivos o sexuales hacia un objeto o una persona que es psicológicamente más aceptable que el que despierta los sentimientos. Los niños que temen expresar enojo contra los padres pueden desplazar este sentimiento pateando a su mascota. Los estudiantes molestos por un examen pueden descargar su malestar contra un compañero.