"Consejos al Príncipe" De aquí nace la cuestión de su es mejor ser amado que temido, o viceversa. Respóndase que convendría ser lo uno y lo otro simultáneamente, pero, como es difícil conseguir ambas cosas al mismo tiempo, el partido (la posición, la decisión) más seguro consistirá en ser temido antes que amado, cuando se ha de prescindir de uno de los extremos. Puede decirse de modo general de los hombres que son ingratos, volubles, fingidores, disimuladores, temerosos de los peligros y codiciosos de ganancias. Mientras les beneficias y no necesitas de ellos, te pertenecen por entero y te ofrecen su sangre, caudal, vida e hijos; pero, cuando llega la ocasión, se rebelan y te desconocen. El príncipe que se fía de sus palabras, carece de providencias y se arruina; porque las amistades que se adquieren, no con la nobleza y grandeza de alma, sino con el precio de las cosas, se granjean pero no se poseen, y no aprovechan en los tiempos apurados. Los hombres tiene menos reparos en ofender al que se hace amar que al que se hace temer, porque el amor se conserva por el solo vinculo de la obligación, la cual, debido a la perversidad humana, rompe toda ocasión de interés personal; pero el temor se conserva por miedo al castigo, que no te abandona jamás. Empero, el príncipe debe lograr que se le tema de suerte que, si no se hace amar, evite ser odiado; porque se puede muy bien temido sin ser odiado. Lo logrará siempre que se abstenga de apoderarse de los bienes de sus gobernados o servidores, y de sus mujeres. Cuando tenga que derramar la sangre de alguno, lo ejecutará con razón conveniente y causa manifiesta. Mas sobre todo, procure no apoderarse del caudal de la víctima, pues los hombres olvidan antes la muerte de su padre que la pérdida de su hacienda. Además, nunca faltan motivos para robar el patrimonio ajeno: el que principia viviendo de rapiñas halla siempre pretextos para adueñarse de las propiedades de los otros; en cambio, las ocasiones de derramar la sangre faltan con mayor frecuencia. Maquiavelo, Nicolás. El príncipe. 1513. Fuente Secundaria o Bibliográfica: “…que la majestuosa construcción medieval que reposaba en la doble autoridad del Papa, en lo espiritual, y del Emperador, en lo temporal, se derrumba definitivamente. En lo temporal se afirman los grandes estados monárquicos unificados: Francia, Inglaterra, España, cuyos soberanos van a considerar, cada vez más como irrisorias las pretensiones, rivalidades y conciliadas del Papa y del Emperador". (esto a partir del nuevo orden político que se está dando) CHEVALLIER, Jean-Jacques. Grandes Obras Políticas, desde Maquiavelo hasta nuestros días. Temis, Colombia. Pp.4.