Tercer Medio Guía de Aprendizaje A Nombre: ________________________________________________________________ Aprendizajes a evaluar: Analizar y contrastar los exponentes más importantes de la filosofía griega. Desarrollar el pensamiento reflexivo y comprensión lectora. Documento n° 1. ¿Para qué conocer el mundo si no me conozco a mí mismo? ¿Qué soy yo mismo y qué mi razón, ese instrumento de que me valgo para conocer? Sócrates. En la Atenas de Pericles toda la ciudad conocía a Sócrates, personaje que ni fundó escuela alguna, ni proporcionó ningún sistema filosófico concreto, ni al parecer escribió una sola línea. El Sócrates que conocemos es el que Platón refleja en sus diálogos. Su atractivo procedía de su amena conversación y de su método dialéctico, con el que hacia brotar en los interlocutores el pensamiento sobre lo bello y lo justo. A partir de los ejemplos bellos, justos y piadosos, que tenían en común la belleza, la justicia y la piedad, se podía llegar a una definición común. En otras palabras, buscaba la moralidad subyacente tras la diversidad de costumbres, el concepto de justicia detrás de la casuística del derecho positivo y la religiosidad detrás de la pluralidad de dioses. Lo más importante para el hombre era conocerse a sí mismo. Era consciente de que “quien sabe lo que es el bien, hará igualmente el bien”. Su forma de vida, en consonancia con sus ideas, le ocasionaron muchos enemigos. Llevado a juicio, en el 399, bajo la acusación de no creer en los dioses de Atenas y de corromper a la juventud, fue condenado a muerte. Hidalgo, María José, Sayas, Juan José, Roldán, José Manuel. “Historia de La Grecia Antigua”. Ediciones Universidad Salamanca. Madrid España. 1998. Pág. 327-328 Documento n° 2 Sócrates (…) afirma que la felicidad no puede venir de las cosas externas ni del cuerpo, sino sólo del alma, porque ésta-y sólo ésta- es la esencia del hombre. En el método socrático su concepto de hombre y la prioridad del alma tienen un lugar importante. A diferencia de los sofistas que pretendían enseñar con largos discursos y retórica, Sócrates pretende llegar al alma de sus discípulos y lo hace mediante el diálogo, sirviéndose de preguntas y respuestas en una búsqueda común de la verdad. En la búsqueda de la verdadera sabiduría Sócrates parte precisamente del no saber, una ignorancia que en primer lugar pretende mostrar la vaciedad de quienes se consideran sabios (especialmente los sofistas) y por otro lado, con el “sólo sé que nada sé”, pretende Sócrates poner de manifiesto su convicción de que toda sabiduría humana-también la suyano es nada en comparación con el saber divinoLa ironía es una de las notas más características del método socrático, con ella desenmascaraba la aparente sabiduría de sus interlocutores y luego con la mayéutica, ayudaba a salir a la luz las verdades que encierra el alma. Al igual que la mujer cuando está embarazada necesita de una matrona para dar a luz, también el discípulo que tiene el alma encinta por la verdad, necesita de una especie de matrona espiritual que ayude a que la verdad salga a la luz, en esto consiste la mayéutica socrática: “el alma sólo puede alcanzar la verdad si está preñada de ella”. César Callejas Salazar, “Historia de la Filosofía Antigua”, pág. 33-34 Tercer Medio Guía de Aprendizaje B Nombre: ________________________________________________________________ Aprendizajes a evaluar: Analizar y contrastar los exponentes más importantes de la filosofía griega. Desarrollar el pensamiento reflexivo y comprensión lectora. Documento n° 1 “El principio del gobierno democrático es la libertad. Al oír repetir este axioma, podría creerse, que sólo en ella puede encontrarse la libertad; porque ésta, según se dice, es el fin constante de toda democracia. El primer carácter de la libertad es la alternativa en el mando y en la obediencia. En la democracia el derecho político es la igualdad, no con relación al mérito, sino según el número. Una vez sentada esta base de derecho, se sigue como consecuencia que la multitud debe ser necesariamente soberana, y que las decisiones de la mayoría deben ser la ley definitiva, la justicia absoluta; porque se parte del principio de que todos los ciudadanos deben ser iguales. Y así, en la democracia, los pobres son soberanos, con exclusión de los ricos, porque son los más, y el dictamen de la mayoría es ley. Este es uno de los caracteres distintivos de la libertad, la cual es para los partidarios de la democracia una condición indispensable del Estado. Su segundo carácter es la facultad que tiene cada uno de vivir como le agrade, porque, como suele decirse, esto es lo propio de la libertad, como lo es de la esclavitud el no tener libre albedrío. Tal es el segundo carácter de la libertad democrática. Resulta de esto, que en la democracia el ciudadano no está obligado a obedecer a cualquiera; o si obedece, es a condición de mandar él a su vez; y he aquí cómo en este sistema se concilia la libertad con la igualdad.” Aristóteles, “Política”. Libro Séptimo. Cap.1 Documento n°2 “Pues veo que, cuando nos congregamos en la ASAMBLEA, siempre que la ciudad debe hacer algo en construcciones públicas se manda a llamar a los constructores como consejeros sobre la construcción, y cuando se trata de naves, a los constructores de barcos, y así en todas las demás cosas, que se consideran enseñables y aprendibles. Y si intenta dar su consejo sobre el tema algún otro a quien ellos no reconocen como un profesional, aunque sea muy apuesto y rico y de familia noble, no por ello le aceptan en nada; sino que se burlan y lo abuchean, hasta que se aparta aquel que había intentado hablar. Acerca de las cosas que creen que pertenecen a un oficio técnico, se comportan así. Pero cuando se trata de algo que atañe al GOBIERNO DE CIUDAD y es preciso tomar una decisión, sobre estas cosas aconseja, tomando la palabra, lo mismo un carpintero que un herrero, un curtidor, un mercader, un navegante, un rico o un pobre, el noble o el de oscuro origen, y a éstos nadie les echa en cara, como a los de antes, que sin aprender en parte alguna y sin haber tenido ningún maestro, intenten luego dar su consejo.” Platón. “Protágoras”, Siglo IV a.C.