CR 1 de 43 INTRODUCCIÓN, 1 La cristología es una parte de la teología que trata sobre Cristo. Estudia a Jesucristo como el Verbo encarnado e Hijo de Dios, y a Jesús como nuestro salvador y redentor, tal como nos lo propone la fe de la Iglesia. El misterio de Cristo, que se refiere a su persona y a su obra de salvación, anuda y resume todos los artículos de la fe: los que se refieren a la Trinidad, pues Él es Dios, el Hijo del Padre, y nos revela la Trinidad; y los que se refieren a los designios y obras de Dios, pues Él ha realizado el plan de su voluntad salvífica. CR 2 de 43 INTRODUCCIÓN, 2 Mediante los métodos propios de la historia podemos llegar a conocer cada vez mejor la realidad visible de la vida de Jesús. Pero únicamente mediante la Revelación divina y la fe podemos trascender lo externo y llegar a conocer quién es Él verdaderamente: “nadie conoce al Hijo sino el Padre” (Mt 11, 27); “nadie puede venir a mí si no le atrae el Padre que me ha enviado” (Jn 6, 44). Jesucristo, mediador y plenitud de toda la Revelación, no es un mito: es Dios hecho hombre que vivió en un contexto histórico concreto, y los acontecimientos de su vida fueron reales y comprobables. Pero hace falta un conocimiento amoroso de Cristo hasta hacernos semejantes a Él (cfr. CCE 428-429). CR 3 de 43 INTRODUCCIÓN, 3 Desde finales del siglo XVIII (Ilustración), surge la búsqueda de reconstruir la vida de Jesús con una metodología histórica prescindiendo de lo que no tiene una explicación racional. Cristo fue un simple hombre: desechar como mito todo lo milagroso. En el siglo XIX, el protestantismo liberal también intentó llegar al “verdadero” Jesús, sólo hombre, contando únicamente con la razón y la ciencia histórica positiva. Se podría conocer muy poco del “Jesús histórico”. Siglo XX: para Rudolf Bultmann la fe en Jesús fue desarrollándose por un proceso de mitificación. Habría que estudiar la historia de las formas literarias de los Evangelios y después desmitificar el camino que la fe habría recorrido. Autores posteriores: nuevas aportaciones de la lingüística. Se llega a un Jesús “judío”, taumaturgo, maestro, revolucionario, o profeta escatológico. CR 4 de 43 INTRODUCCIÓN, 4 Los prejuicios racionalistas excluyen de entrada como imposible que Jesucristo sea Dios o la realidad de los milagros. Esta actitud resulta incompatible con la sincera búsqueda de la verdad. La distinción entre el “Jesús histórico” y el “Cristo de la fe” es una distinción de graves consecuencias. El mismo nombre de “Jesucristo”, con el que le denominaron desde los comienzos, confiesa que “Jesús”, el Hijo único de Dios que vivió en Nazaret, es el “Cristo”, el de la fe. La actitud principal de la primera tradición cristiana fue la de conservar fielmente el recuerdo de las palabras y obras de Jesús. CR 5 de 43 INTRODUCCIÓN, 5 El punto de partida de la cristología (teología) es la fe. El depósito de la fe se ha transmitido de dos modos: la Sagrada Escritura y la Tradición. Y “el oficio de interpretar auténticamente la palabra de Dios escrita o transmitida ha sido confiado únicamente al Magisterio vivo de la Iglesia, cuya autoridad se ejerce en el nombre de Jesucristo” (Dei Verbum 10). Las ciencias humanas (historia, arqueología, filología, etc.) tienen su valor (conocer mejor las condiciones históricas de la cultura del ambiente de Jesús, los géneros literarios, la composición de los Evangelios, etc.), siempre que se apliquen de modo científico y con rectitud, y no estén viciadas por determinadas ideas filosóficas. Ese Jesús que la historia investiga no es un simple hombre, es el Hijo de Dios.