A C U E R D O

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A C U E R D O
En la ciudad de La Plata, a 11 de julio de 2012,
habiéndose establecido, de conformidad con lo dispuesto en
el Acuerdo 2078, que deberá observarse el siguiente orden
de votación: doctores Soria, Negri, de Lázzari, Hitters, se
reúnen los señores jueces de la Suprema Corte de Justicia
en acuerdo ordinario para pronunciar sentencia definitiva
en la causa L. 103.178, "Sosa, María Ester contra Mancini,
Jorge Ernesto. Despido, etc.".
A N T E C E D E N T E S
El Tribunal del Trabajo nº 2 del Departamento
Judicial Bahía Blanca, con asiento en dicha ciudad, hizo
lugar parcialmente a la demanda deducida por María Ester
Sosa, imponiendo las costas del modo que especifica (v.
sent. fs. 221/226 vta.).
La parte actora dedujo recurso extraordinario de
inaplicabilidad de ley (fs. 237/247).
Dictada la providencia de autos y hallándose la
causa en estado de pronunciar sentencia, la Suprema Corte
decidió plantear y votar la siguiente
C U E S T I Ó N
¿Es
fundado
el
recurso
extraordinario
de
inaplicabilidad de ley?
V O T A C I Ó N
A la cuestión planteada, el señor Juez doctor
Soria dijo:
I. El tribunal del trabajo interviniente rechazó
la
demanda
promovida
por
María
Ester
Sosa
contra
Jorge
Ernesto Mancini, por la que reclamaba la percepción de las
indemnizaciones
derivadas
del
despido,
así
como
las
previstas en los arts. 2 de la ley 25.323; 16 de la ley
25.561 y 10 de la ley 24.013.
Consideró injustificada la decisión rupturista de
la actora, motivada en el vencimiento del plazo de treinta
días conferido por ella a la patronal en los términos del
art. 11 de la ley 24.013 para que registrase correctamente
el
contrato
laboral
y
de
trabajo,
en
remuneración,
lo
sin
relativo
que
el
a
su
categoría
demandado
diera
cumplimiento a lo requerido.
Ello, en tanto en lo que respecta a la percepción
de una remuneración superior a la consignada en los recibos
de
haberes,
juzgó
que
la
actora
no
logró
probar
sus
afirmaciones (art. 375, C.P.C.C.).
En relación a la registración de una categoría
laboral
distinta
de
la
real,
entendió
que
"no
existe
obligación" de consignar en el libro del art. 52 de la Ley
de Contrato de Trabajo el referido dato, razón por la cual
no pudo válidamente el dependiente ponerse en situación de
despido invocando, precisamente, esa circunstancia.
II.
La
parte
actora
interpuso
recurso
extraordinario
absurdo
y
la
de
inaplicabilidad
violación
de
de
ley,
los arts.
75
denunciando
inc.
22
de
la
Constitución nacional; 37, 52, 78, 79, 140 y 242 de la Ley
de Contrato de Trabajo; 2 inc. "j", 7, 10 y 11 de la ley
24.013; 7, 17, 27 y 107 del Convenio Colectivo de Trabajo
130/75 y de doctrina legal de esta Corte que cita.
Cuestiona por absurda la decisión del a quo por
la que consideró injustificado el autodespido dispuesto por
la trabajadora. Estructura su crítica a partir del análisis
de la conclusión en virtud de la cual, si bien el tribunal
juzgó
acreditada
la
categoría
laboral
invocada
por
la
actora Sosa en su demanda (cajera "A" del C.C.T. 130/75 y
no administrativa "B" de la misma normativa, como lo indicó
el
demandado),
entendió
que
no
existía
obligación
de
consignar en el libro previsto en el art. 52 de la Ley de
Contrato de Trabajo aquel dato de la relación jurídica.
1.
requisito
Afirma
que
que
debe
la
categoría
inscribirse
en
laboral
el
libro
es
un
especial
previsto en el dispositivo normativo citado por cuanto, en
su inciso "h", dispone la obligación de incluir los datos
"que establezca la reglamentación", en el caso -aduce- el
art.
27
del
Convenio
Colectivo
de
Trabajo
130/75,
que
prescribe dicha carga.
En
mentado
igual
convenio
sentido,
colectivo
indica
que
establece
el
la
art.
107
del
obligación
del
empleador de otorgar un certificado de trabajo en el que
conste -entre otros datos- la categoría del empleado. Alega
que dicha obligación también surge de los arts. 17 y 37 del
citado ordenamiento en referencia a otros supuestos.
Agrega que la ley 20.744, a su vez, prescribe la
inclusión de la categoría laboral en las formalidades del
contrato de trabajo; así, indica que los recibos de sueldo
deben contener esa información (incs. "b" y "k" del art.
140).
El art. 7 de la ley 24.013 -advierte- considera
que la relación laboral se encuentra formalizada cuando el
contrato se haya registrado en el libro del art. 52 de la
Ley
de
Contrato
de
Trabajo
y
cumplido
con
las
cargas
previstas en su art. 18, inc. "a", circunstancia que no se
cumplimenta si -como en el caso- el dato es incorrecto.
Aduce que el art. 1 de la ley 25.323 incrementa
al
doble
relación
las
indemnizaciones
laboral
que
al
"cuando
momento
del
se
trate
despido
de
una
no
esté
registrada o lo esté de modo deficiente" (v. recurso, fs.
238 vta./240 y 241/243).
Concluye que las normas de todo el ordenamiento
jurídico
deben
interpretarse
en
forma
sistemática
y
no
aislada.
Indica
que
se
afectó
la
dignidad
de
la
trabajadora, quien tenía derecho a ser reconocida por las
tareas que prestaba, máxime cuando obró de buena fe al
reclamar "lealmente" su correcta registración (v. recurso,
fs. 245/246 vta.).
2. Finalmente, alega que la sentencia recaída en
autos violó la doctrina legal de esta Corte.
Por
un
lado,
al
omitir
valorar
antecedentes
sustancialmente similares al presente, como lo es la causa
L. 77.447, "Morone", entre otras (v. recurso, fs. 243/244
vta.). Por otro, al forzar interpretaciones absurdas que no
condicen con los antecedentes que se citan (v. recurso, fs.
243).
Manifiesta
que
el
juzgador
de
grado,
hizo
referencia a precedentes (v. recurso, fs. 240 y vta.) cuya
cita califica de absurda por no encontrarse "en juego" en
la especie, la inversión de la carga probatoria prevista en
el
art.
39
de
la
ley
11.653,
pretendiendo,
a
su
vez,
extraer de ellas una "doctrina judicial" en virtud de la
cual, "no es menester indicar en la documentación de la
empleadora
la
categoría
laboral
del
dependiente"
(v.
recurso, fs. 240 y vta.).
III. El recurso debe prosperar.
1.a. En lo que interesa, adujo la actora en su
demanda que comenzó a prestar servicios para el accionado
Mancini el día 1 de julio de 1995, de lunes a viernes de
7.50 hs. a 15.30 hs. como cajera en el Registro de la
Propiedad Automotor nº 5 de la ciudad de Bahía Blanca. Sin
perjuicio de ello, indicó que el contrato fue registrado
por media jornada de trabajo y conforme la categoría de
"administrativa B" del Convenio Colectivo 130/75.
Manifestó
que
por
deficiencias
en
el
funcio-
namiento del registro, la Dirección Nacional de Registros
de la Propiedad Automotor dispuso su intervención el 20 de
mayo de 2005, funcionando a partir de allí con personal
proporcionado por ella. Frente a esa situación, señaló que
envió un telegrama a su empleador el 15 de junio de 2005, a
los fines de que aclarase su situación laboral atento a
que,
desde
el
momento
de
la
intervención,
no
se
le
otorgaron tareas. El día 21 de junio, respondió la patronal
-agregó- indicando que la falta de trabajo temporal fue
derivada
de
una
causal
de
fuerza
mayor
que
no
le
era
imputable y que por otra parte no existía injuria alguna
que
amerite
la
ruptura
contractual,
toda
vez
que
se
que
se
continuó abonando su remuneración.
Argumentó
que
a
partir
del
momento
en
inició la intervención, sólo se le pagó el salario que
figuraba en los recibos de sueldo ($ 361,35) y no el que
efectivamente percibía ($ 900), razón por la cual, el día
11 de julio de 2005 intimó a Mancini para que registre
correctamente
el
remuneración
y
contrato
a
la
de
trabajo
categoría
en
relación
laboral,
ello,
a
la
bajo
apercibimiento de considerarse despedida.
Más
allá
del
profuso
intercambio
epistolar
verificado luego de aquella misiva, expresó que habiendo
vencido el plazo otorgado para regularizar su situación
contractual, hizo efectivo el apercibimiento y se consideró
despedida el 17 de agosto de 2005 (v. demanda, fs. 31
vta./35 vta.).
b.
El
empleador,
pormenorizadamente
al
contestar
por
la
su
parte,
demanda
negó
los
hechos
expuestos por la accionante.
Alegó que, si bien es cierto que la señora Sosa
trabajó en relación de dependencia en el Registro Automotor
n°
5
de
Bahía
Blanca,
cumplía
una
jornada
de
4
horas
diarias (de lunes a viernes, de 8 a 12 hs.), rigiéndose la
relación
laboral
percibiendo
los
por
el
salarios
Convenio
Colectivo
registrados
en
los
130/75
recibos
y
de
sueldo.
Adujo que ante la intervención del registro que
se
encontraba
a
su
cargo,
por
un
lado,
impugnó
administrativamente la medida y, por otro, promovió ante la
delegación local del Ministerio de Trabajo de la Provincia
de Buenos Aires un procedimiento preventivo de crisis de
empresas (arts. 98 y ss. de la Ley Nacional de Empleo),
comunicando,
tanto
a
la
dependencia
pública
como
al
sindicato, que la primera medida que se adoptaría sería la
suspensión por 30 días del personal -arts. 219 y ss. de la
Ley de Contrato de Trabajo-, circunstancia que -agregónunca se llevó a cabo.
Dijo que notificada la actora de la situación
imperante
tomó
la
decisión
de
preconstituir
un
despido
incausado para evitar los riesgos de una posible ruptura
contractual con sustento en el art. 247 de la ley 20.744,
lógicamente,
a
los
fines
de
evitar
percibir
una
indemnización de menor cuantía (v. contestación de demanda,
fs. 54/57).
c.
El
tribunal
de
grado,
en
el
veredicto
(al
analizar la causal de despido esgrimida por la actora, a
saber, el vencimiento del plazo de 30 días para corregir la
registración
del
contrato
de
trabajo
en
lo
que
a
la
categoría laboral y a la remuneración se refiere) entendió,
por un lado, que Sosa no logró acreditar sus afirmaciones
en punto a la liquidación de importes superiores a los
consignados en los recibos de haberes, máxime cuando en la
segunda
cuestión
tratada
tuvo
por
demostrado
que
se
desempeñaba diariamente en media jornada y, por otro, que
la inclusión de la categoría laboral de la actora en la
documentación no era obligatoria.
Respecto de esto último, consideró que "... si
bien es cierto que en la primera cuestión del veredicto se
concluyó
que
Sosa
laboró
como
cajera
A)
del
convenio
colectivo 130/75, en lugar de hacerlo como Administrativa
B), tal como se consignara en los recibos de haberes y en
la documentación laboral de Mancini, lo cierto es que no
existe obligación de consignar en el libro establecido por
el
art.
52
de
la
L.C.T.,
la
categoría
laboral
del
dependiente, razón por la cual para acreditar la misma no
se
produce
la
inversión
de
la
carga
de
la
prueba
no
obstante el juramento del trabajador en tal sentido...".
Agregó
que
esta
Suprema
Corte
en
sus
precedentes
ha
establecido que "... para acreditar que la actividad de los
actores encuadra en las típicas y específicas previsiones
del art. 1 de la ley 14.546 no resulta útil la inversión de
la carga de la prueba que consagran los arts. 39 de la ley
11.653 y 11 de la ley 14.546 (SCBA L. 68.742, sentencia del
5/7/2000)." (v. veredicto, fs. 219 vta.).
A
partir
de
la
interpretación
de
aquella
doctrina, entendió que no es obligación de la empleadora
consignar
en
su
documentación
la
categoría
laboral
del
dependiente.
Concluyó en que no habiéndose acreditado que la
actora percibiera una suma mayor a la que resulta de sus
recibos de haberes, ni siendo obligación de la empleadora
registrar en la documentación laboral la categoría de la
dependiente, la situación de despido indirecto en que se
colocó resultó injustificada (v. veredicto, fs. 220). Ya en
la sentencia, desestimó la demanda promovida en concepto de
las indemnizaciones derivadas del despido y las previstas
por los arts. 16 de la ley 25.561; 2 de la ley 25.323 y 10
de la ley 24.013 (v. sentencia, fs. 222 y vta.).
2. Le asiste razón a la quejosa cuando sostiene
que en el caso, no resulta ajustado a derecho lo juzgado
por el tribunal de grado al concluir que no es obligación
del empleador consignar en el libro previsto en el art. 52
de la Ley de Contrato de Trabajo la categoría laboral de la
dependiente.
a. Vale recordar, que el incumplimiento alegado
por la trabajadora vinculado con la correcta registración
de su categoría, fue una de las dos causales que en forma
diferenciada -una de la otra- trató el a quo al analizar si
el despido indirecto se hallaba justificado.
b.
Colectivo
de
Como
señala
Trabajo
la
130/75
impugnante,
-que
se
el
declaró
Convenio
aplicable-
dispone en su art. 27 que la calificación del trabajador
debe estar consignada en los libros laborales conforme a
sus escalas, las que se corresponden con categorías.
La
norma
de
fuente
convencional
autoriza
a
concluir que el referido dato debe ser registrado en el
libro especial previsto en el art. 52 de la Ley de Contrato
de
Trabajo,
debiéndose
agregar
que
las
propias
dispo-
siciones plasmadas en los incisos g) y h) del precepto
legal, lejos de oponerse a tal definición, las avalan.
Desde
ya,
de
la
recurrente,
art.
52
forma
discurso
citado
y
en
esa
línea
no
parte
ha
de
también
de
un
transita
soslayarse
plexo
que
normativo
el
el
que
claramente da cuenta de la particular relevancia que el
legislador
laboral
le
ha
conferido
a
la
categoría
profesional del trabajador en el entramado de institutos,
derechos
y
obligaciones
que
caracterizan
al
contrato
individual laboral (conf. arts. 37, 78 y 140 inc. k de la
Ley de Contrato de Trabajo).
Luce
empleador
de
nítida
la
exigencia
registrar
la
que
categoría
recae
que
en
el
ostenta
el
dependiente. Máxime cuando se verifica que dicha obligación
ha
sido
reconocida
cuestionando
incluyó
en
accionante:
que
la
por
ello
la
no
propia
fuera
documentación
"administrativa
su
laboral
B"
(v.
demandada
deber
la
quien
(fs.
categoría
respuesta
del
-no
54/61)de
la
perito
contador de fs. 77 vta./78 al punto pericial n° 3 ofrecido
por
la
accionada
a
fs.
57
vta.);
claro
está,
no
la
verdadera, pues resultó acreditada en la causa -a partir
del análisis de la prueba testimonial, v. veredicto, fs.
215-
una
diferente:
la
de
"cajera
A"
de
la
convención
colectiva de trabajo antes referida.
En síntesis, la decisión plasmada en la sentencia
se sustenta sobre una errónea aplicación e interpretación
de la normativa aplicable, de conformidad a las constancias
acreditadas en la causa.
Adicionalmente, tampoco la doctrina invocada por
el juzgador a fs. 219 vta. -elaborada sobre presupuestos
disímiles- exhibe directriz alguna que confirme o dé razón
a su tesis.
3. Ahora bien, la incidencia que se advierte en
el
agravio
estructurado
consignación
empleada
del
en
la
dato
sobre
relativo
documentación
la
a
exigencia
la
categoría
laboral,
radica
de
la
de
la
en
la
determinación de la entidad injuriante de la reticencia
patronal
a
la
rectificación
referida
en
el
marco
del
despido indirecto en el que la reclamante se colocó.
A tenor de lo señalado y toda vez que el órgano
judicial de grado juzgó que no era obligación del principal
incluir aquella información en el libro del art. 52 de la
Ley
de
Contrato
de
Trabajo
al
momento
de
ponderar
las
causales invocadas por la actora para rescindir el vínculo,
debe revocarse la decisión en cuanto reputó injustificado
el distracto.
En consecuencia, las actuaciones han de regresar
al tribunal de la instancia para que sobre la base de lo
aquí resuelto, dicte el pronunciamiento que corresponda,
expidiéndose
sobre
la
virtualidad
de
la
mentada
inobservancia invocada por la actora para justificar su
autodespido, ponderando -bajo los parámetros de prudencia
que
exige
el
art.
242,
L.C.T.-
si
ésta
constituyó
una
injuria que por su gravedad no consentía la prosecución de
la
relación,
correspondiendo
-en
su
caso-
analizar
la
procedencia de las indemnizaciones y sanciones pertinentes.
IV.
Por
lo
expuesto,
si
mi
propuesta
es
compartida, corresponde hacer lugar al recurso interpuesto
y, en consecuencia, revocar la decisión de grado en cuanto
allí se resolvió que la consignación en la documentación
laboral de la categoría de la trabajadora no constituye una
obligación
del
empleador.
Los
autos
deben
volver
al
tribunal de origen a fin de que, integrado nuevamente con
jueces
hábiles,
conformidad
con
dicte
lo
un
señalado
nuevo
pronunciamiento
en
apartado
el
de
III.3
del
Negri,
de
presente. Con costas (art. 289, C.P.C.C.).
Voto por la afirmativa.
Los
señores
jueces
doctores
Lázzari e Hitters, por los mismos fundamentos del señor
Juez doctor Soria, votaron también por la afirmativa.
Con
lo
que
terminó
el
acuerdo,
dictándose
la
siguiente
S E N T E N C I A
Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, se
hace lugar al recurso extraordinario de inaplicabilidad de
ley
traído
y,
en
consecuencia,
se
revoca
la
sentencia
impugnada
con
el
alcance
establecido
en
el
punto
III,
apartados 2 y 3, del voto emitido en primer término.
Vuelvan los autos al tribunal de origen a fin de
que,
integrado
con
otros
jueces,
dicte
nuevo
pronun-
ciamiento de conformidad con lo que aquí se ha resuelto.
Costas de esta instancia a cargo de la demandada
(art. 289, C.P.C.C.).
Regístrese y notifíquese.
EDUARDO NESTOR DE LAZZARI
HECTOR NEGRI
DANIEL FERNANDO SORIA
JUAN CARLOS HITTERS
GUILLERMO LUIS COMADIRA
Secretario
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