PALABRA QUE DA VIDA -Reflexionemos- ¡ANIMO: LA FE NOS SALVARÁ! SUCEDEN LOS MILAGROS PORQUE BROTA COMO UN TORRENTE LA TERNURA DE DIOS PARA TODOS POR IGUAL, ESO QUE LLAMAMOS MISERICORDIA, Y EL HOMBRE RESPONDE CON FÉ. LUNES 8 DE JULIO DE 2013 Del Evangelio según san Mateo 9, 18-26 Mientras Jesús hablaba, se acercó un personaje que se arrodilló ante él y le dijo: «Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, ponle la mano en la cabeza, y vivirá.» Jesús lo siguió con sus discípulos. Entretanto, una mujer que sufría flujos de sangre desde hacía doce años se le acercó por detrás y le tocó el borde del manto, pensando que con sólo tocarle el manto se curaría. Jesús se volvió y, al verla, le dijo: «¡Ánimo, hija! Tu fe te ha curado.» Y en aquel momento quedó curada la mujer. Jesús llegó a casa del personaje y, al ver a los flautistas y el alboroto de la gente, dijo: «¡Fuera! La niña no está muerta, está dormida.» Se reían de él. Cuando echaron a la gente, entró él, cogió a la niña de la mano, y ella se puso en pie. La noticia se divulgó por toda aquella comarca. LECTURAS COMPLEMENTARIAS: GÉNESIS 28, 10-22 - VIO UNA ESCALINATA Y ÁNGELES DE DIOS BAJABAN Y A DIOS QUE HABLABA SALMO 90 – DIOS MÍO, CONFÍO EN TI QUE SUBÍAN Y CONTEXTO – En aquellos tiempos, estaba taxativamente prohibido tanto el contacto con un cuerpo muerto como con alguien impuro: el transgresor quedaba a su vez impurificado, y como tal, debía ser excluido de la vida religiosa y comunitaria. A ello debemos añadir también la condición social de la mujer: se encontraba relegada a parir hijos y a obedecer al esposo, apenas algo más que una esclava, sin voz y sin derechos. Jesús sabe y conoce bien esto: ha sido criado como varón judío observante de la Ley. A pesar de ello, no pone trabas, no excluye, no condiciona, no fija precios ni horarios, nada exige a cambio. EL MAESTRO NOS ENSEÑA EL PODER DE LA FE – Quizás la fé signifique precisamente esto, el confiar en Alguien concreto, Jesús, antes que adherirse a un canon de creencias y normas. Desde ese atrevimiento y esa confianza suceden los milagros, la obra conjunta de la mano bondadosa de Dios en conjunto con el hombre. PARA REFLEXIONAR HAY QUE DEJARSE PURIFICAR Jesús nada pide, no se detiene en interrogatorios, no impone condicionales cuando existe una necesidad. Más aún, cuando a causa de ideas equivocadas -y a menudo perversas- la necesidad desemboca en la exclusión. Un jefe de sinagoga -posible adversario acérrimo- le suplica por su hija que ha muerto: en la tormenta de su dolor, confía en el poder de Jesús, sabe que si Él la toca, su hija vivirá. Desde su mirada, el enemigo no lo es tal: es un papá agobiado de dolor que, no obstante, tiene fé. Una mujer con pérdida de sangre durante doce años; sin voz por ser mujer, denigrada por la esterilidad causada por su enfermedad y excluida por ser considerada impura. Sin embargo, sortea las barreras que le han impuesto y desdeña el que dirán: cree en su interior que con sólo tocar la túnica del Maestro se sanará. Ella tiene la fé que a veces podemos entrever en nuestra gente más sencilla, esa fé que confía desde el corazón y le basta con acercarse a Jesús: su sola presencia es causa de su salud y su bien. Es un tiempo nuevo. Es el tiempo de Dios-con-nosotros. La muerte no será frontera insuperable; por la fé del padre y por la ternura de Jesús, la muerte ya no decide. La niña no está muerta, sólo duerme. La sangre no será sinónimo de dolor; por el contrario, a pesar de todo dolor, de toda brutalidad, ese Rabbí hará que la sangre sea flujo continuo de vida. Tiempos fértiles de Dios y el hombre. El que sería considerado impuro absoluto por tocar a una mujer impura y por tocar un cadáver, resignifica toda la existencia humana desde la Misericordia. Tiempo de Dios y el hombre, no hay magia ni cosas automáticas: suceden los milagros porque brota como un torrente la ternura de Dios para todos por igual, eso que llamamos Misericordia, y el hombre responde con fé. Hay que tocar al Maestro y dejarse purificar de todos los resabios de sangre derramada y de muerte que nos ocupan espacios que le pertenecen solo a Él. PARA ORAR Hoy te bendice nuestro corazón, Padre, porque Jesús, anticipando su propia resurrección, devolvía la vida y la salud a los muertos y a los enfermos, como a las dos mujeres del evangelio. Cuando el mundo nos da vueltas y perdemos pie; cuando el dolor nos machaca altaneramente; cuando todo parece perdido sin remedio, tú nos repites: “Ánimo, tu fe te ha curado”; pues el contacto contigo en tu palabra y en los demás signos visibles que nos acercan a ti, despierta, Señor, tu gesto creador, que da vida al hombre. Que seamos hoy testigos con Cristo de ese tu amor que hace presente el Reino y rejuvenece los corazones. Amén. PARA ACTUAR – Nos queda una invitación a la irreverencia humilde, al atrevimiento manso para que nadie quede excluido, para que haya vida y salud para todos. Esa es la mejor de las noticias. HOY CREO UN POCO MÁS Me has despertado y besado, me has cogido de la mano y me has llevado a pasear por sitios que había olvidado. Me has sacado de mi mundo, de mis penas y barreras. Has hecho que levantara los ojos y viera algo de lo que me rodea. Has cansado mi cuerpo bien sudado, pero has aligerado mi espíritu y devuelto la paz y la alegría que tenía olvidadas o perdidas. No sé si por todo esto, Señor, o porque estoy aprendiendo, o porque las dudas ya no son lo mío, hoy creo un poco más en Ti. «¡Ánimo, hija! Tu fe te ha curado.» Sube el primer peldaño con fe. No tienes que ver la escalera completa, sólo sube el primer peldaño. Martin Luther King, Jr.