Num063 020

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ffítútft] rijJfiWfll
vuf/iim Cti*¿ti/t**:
ADOLFO
CASTAÑO
que aceátúa con su poso real y
sentimental la ^lleza¡de cada arjmmerps jasitattes ; , tículo, naciéndonos evidente la
han venido los griegos. Han eficacia Artística y cultural de una
llegada desde, su momento época considerada arqaica p@r su
más alejado, desde,su Descasa tépnica, nonpor su imaginamomento Micénico. Y^ ción y su capacidad creativa.
han llegado invadiéndonos de Inevitablemente, a los huéspedes
nuevo de la manera •roes eficaz, dé calidad hay que rendirles :visiconcuna invasión do-L méstiea, ta/xiem0$trarles con ella el respeto
mpstrándonos todo .cuanto que merece su presencia, ágraadornaba ^establecía su vida dfceríesla lección drarte que aiitr
cotidiana, lo que daba y sigue pervive en sus formas: e imágenes dando fe de cómo,vivían jus ytl ejeniplo de que sus trabajos y
.momentos públicos o privados, lo sus días no hari sido cilvidados.
<jue utilizaban^ para mostrar o Ciertamente la vida humana está
mostrarse ante los demás, lo que tejida dé, memorias» incluso lo acusaban en la secreto de sus residencias.
También -pero eso * no lo ¿tan orIganizádo ellos, sino el devenir dq
la hfetoria- muestrm su poder ex¡pansivo, tanto colonizador como
diplomático;, la constitución y^
forma; de sus ciudades, su culto,
ritos funerarios, ^u manera de «Como primeros visitantes
Acontar y medir, lo certero de su
i han llegado los griegos,
escritora lineal, Jrazada en nuesinvadiéndonos de la
tro sentido acostumbrado, de
1
manera más eficaz,, arriba abajo y de izquierda a derecha.
mostrándonos todo cuanto
Alrededor de cuatrocientas piezas
adornaba y establecía su
de ajuar componen la exposición
vida cotidiana, lo que daba y
«El mundo Micénico», entre las
;que sobresalen las realizadas en
sigue darídoje de cómo ~
oro: anillos, tazas, diademas, covivían $u$ momentos
pas, collares, que acompañan a
públicos o privad^¡o quélos- objetos más de uso, como vasijas de cerámica, tablillas de bausaban en l& secreto
rro de escritura lineal B, tallas en
desús !
residencias.»
marfil, etc,, íegados todos desde
,
una lejanía que cuenta más de
treinta siglos» distancia temporal
tual, lo que sucede ahora mismo,;
lo v|vo, es memoria de:l pasado
inmediato?Memória sobre la que1
se asientan el ayer; y el hf y, y, cén
toda certez\ se alzará el mañana?
scribimos esto como entra-,
da a la siguiente exposición
que vamos a trataf; la expb-i
síción «Otra realidad. (Jpmpañeros en Madrid», 4«e reúne obras^
de diez artistas vivosi)a|p"una ad
vocación insólita: el compañeris-1
mo que se funde en amigad yren
algunos casos, en amor. Los artisJ
tas^ son Amalia Avía,¡ Enrique
Gran, Antonio López García, 1
Francisco López Hernández, Ju
lio López Hernández, María Mo
reno, Lucio Muñoz, Esperanza)
Parada, Isabel Quintanilla y Joa
quín Ramo, Los hemos citado pot
orden alfabético en amistad, y
compañerismo, ahora los vamos:
a citar en orden al amor.: Amalia
Avía y Luqio Muñoz, María MoJ
reno y Antonio López Gjarcía, Es
peranza larada y Julio López!
Hernández, Isabel Quintanilla y
Francisco López Hernández I
Este triple vínculo, compañerismo^amistad-amor, vínculo fuerte:
y poderoso, ¿cómo ha fqncionado
en-el sewo.del grépo, d¿ qué mai,
ñera se refleja en la obra indivi
dual? .,
'' - ' s
Por de pronto, el grupo de forma
jiaturaLse escinde en Jos de4as;
llamadas tendencias pictóricas:
absíraccióp y realismo. Enrique;
Gran, Lucio Muñoz y Joaquín
Ramo desembocan en 1| abstrac
ción, el resto de la nómina sé
mantiene fiel a su formación ei| ti
realismo. (Un dato anecdótico: e|
matrimonio Amalia Avíaiucio
Mufloz, realista ella, abstracto é^
compañeros, amigos, no han rotó
nunca su camaradería por cues
tiones estéticas. Resultando de es
ta lealtad que ella, Amalia Avía,
cis un tanto abstracta, adentras
Lucio Muaoz es, a todas luces, un
realista peculiar,)
i ;
Ea escisiéri natural abstracción?
itealismd no aparjtá a unos de
otros, sino que los aproxima, y es-?
to nos paBeee~conseeuencía de la
amistad eri primer lugar, innie*
diatameníte-después de la forma
ción homogénea que recibieron
eán. la Escuela jle BB. A^_ y en .
Otros lugares, y, desde luego, de la
actitud íumana eoincidente»
abierta bacía la esperanza de su
futuro. Porque ellos se veían at
principio pomo se ven hoy: aten
tos frente » la circunstancia, acti?
vos, siempre cercanos. ¡ '" \
Sus distintas maneras de mirar al
mundo coinciden ,ew un mismo
objetivo: desentrañar el misterio
<ie su presencia en las manifesta
ciones de su estar, Ya sea a través
delperfil Aiás exacto de las cosas, .
como hacen los realistas, p trans
formándolas en signos,^ situado1
nes^ evocaciones, que aluden a
ese mundo sin reproducirle (abslíacíos), comunicando todos ellos
¿u experiencia humana, sus vir
véáéksltersoñalet, pof medio de
las formas del arte.
i
speranza Parada* para pezjár,
<!ejó la pintura como profesión
Mee tiempo, pe» msu pincel
sigue tocándola realí-dad>
acentuando el calor humano que;
se deposita cada día al convivir
con los objetos, calor que los
objetos laidevuelven agradecidos.
Así, su pintura se hace cóíoquio,
conversación, descanso. Como
coloquio eá la pintura dé Joaquín
«Qíramtlidtíd.
reúne obr^s de diez artistas
vivos bajo uría advocación
aniistady, , en amor.
LosJatíistm'Sun,mire*[
otros, Antonio Dppéz,
Lució Muñoz o tíaber
Ramo, que en París, dónete reside, percíoé distintamente las fracturas exisíenciales, las1 encrespa
en la arquitectura áel cúadroi-casi lápida^ casi tumba- y jdice vida,
iriuerte, permanencia, en la densidad dramática del colon Dramatismo que Enrique Gran transforma enlnagia, alusión» clima eso-
térico; , clima pictórico nunca
4gual a4Í4nisiBo^ por una luz,nuna
disposición insólita de sus paisajes: abstractos, ^Antonio López
García lucha contra el tiempo que
da cobijo a laj realidad, quiere a
toda costa que^se detenga para él»
que luzca en sa pintura. Y toda su
sa8duifa7tód^ su vida van detrás
|te elloj Mientras María Moreno
~>e queda admirada."porelresplañflor de la realidad que le llep a los
ojos, resplandor que ella transcribe, preocupada parado romper
su encante. Lucio Muñoz,^ionario y profeta de la macera, .
quiejre -y la consipe^ atrapamos
en sus Dueños, introducirnos en
iellos, éít ese «tundo de situaciones y seres cambiantes que son,
situaciones y seres que le duelen
profundañente en un parto fcon|inuo, irreal y-, real a 'un tiempo.
"Añtalia^Avfa se detiene™ siemipre
ante la realidad gastaba, usada, a
punto 'de desaparecer, Percibe
cuantos años» cuantos seres pasa«
ron por ella y, con la fortalesaime
le da su existir, traza las líneas
justes, rdéja cónstancia^del estar»
que tuvieron en su abstracta, pintura realista, Isabel Quintánilla es
la exactitud dej límite, la arista» el
filo; se podría calificar de despia,dada su real exactitud si jio la reidimiera una palpitac-ión callada
que puede verse efí'el calor $e su
mano, en un ángulo de su pintura.
Francisco López Hernándef no
transige. En él; escultura, pintura,
^medalla! se aprecia netamente la
diferencia entre el estar vivo y el
yacear, Jsfo se permite vaciiación
alguna: muestra. Su hermano, Julio
López Hernández^ también es-_
cultor,=extraordinario dibujante,
.medallista, se, escapa por la tan'.gente'de la tercera diiafensiórt, de^
dos de dramatismo que alentaban:
en sus, obras. : . . •. /-. \ .. •. 4
n su tiempo^de vida supo-y
níamos que el impulso crí-" tico y
didáctico r*en todo: •artista late
un! deseo tle ajustaría^
verdad a:la r^lídad y uft ensenáis
a través de spíquehacerf era con^
s«ítiencia"de tíña : áetttiíd
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ahora* que por desgracia se lia ee
dójsus dates vítale^ nuetea hipéí
tesis se modifica jen uh aspeetó
pdsjta la vida en esasí manos* que
r4alesy se mueven. $i$ cuerpo» soláis, irrealmente; en esos cuerpos
reales cuyas catean han sido^eoasuiajdas por el pensániiento» por
eí sentimiento, y están y no esÉn
en nuestra visión. --;-•••; ---;-Gonfesamojs, de entrada, una ufa
estima por; el talento: y te obra; de
Manuel Millares,- ™y: - -}• - -/ -.
Desde siempre nos lirecijó un excepcional artista barroco» en la línea de un Valdés teal, el Yaldés
Leal de la serie «jFinÍs;jlpriae
rnundi» del Hospital de la Cari
dad de Sevilla; Un artístatjarroeo
de jttiestró,,momento, tó que se
traduce en un i artista abstracto,
ño figurativo, aunque en sus arte*
faetos aparecieran figuras, obje
tos reales, un artista de intención
desrealizada pero intención per
cutiente, concreta. • - . • - - _ . Para nosotros su estilo, 4esde el
principio al final, fue coherente,
original. Coherencia, oriprialidad de su humanidad, dé su acti
tud frente a la existencia, de su
encarnadura. :
'.-
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"
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.
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. ! ' - . !
:
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•'•
'
imagen,
Nunca fueron fáciles de percibir
ios múltiples matices qué caracterizaban cad& uno de sus trabajos,
El aspecto de los mismos, el sistema de construcéíón, Ja sobriedad
en el empleo de| color, los hermanaba en una misma visión ante el
público, que no advertía .a veces
los cambiantes pero certeros gra-
- El poeta lÜlkejEKB dice ímas pteí
brat absolutas y certeras.* unas pa|
labras cuyo cóntópdo fstrenteeeí"
«Y te gran miuerte .quej cada 4ino
lleva deátro de aV es ft fruto en
torno al cual Jodo gravita.» .' •.
-¿Fueteada fjor su muerte* muer^
te que de^coiiocte;peR5íqiíe Ilevaíba en sus adentros, la-exisfencia
deStillares, tanto; feuniana: como
artística? __ = __ ; j. ' , - ' [ •
¿Su muerte nunca anunciada dio
color a ^u trabajo, ínipulsó in>
conscientemente lo que conscierttemente quería realizaf? :
Nuncatosabremos. -^
^
Nuestra hipótesis se; modifica,
por tanto, sin perder s;» carácter
de hipótesis,; uniendo^n elk dos
intuiciones artístfcas, la pictórica
de Millares, te poética de Rilké;
uniéndolas en é| escalofrío dll
misterio, no en el defermíhismi)
de! la enfermedad, ni:como uña
explicación fácil^que anulé la Ébertadde^ elección humana, -í
Aquí está la obra de Milteres. Hay
que contemplarla de nuevo con la
mirada limpia, mirada^que ;acep|a
todas las posibilidades, mirada
que constantemente \ debe scjrprenderser, admirarse!
^
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