El clima te da sorpresas La variabilidad del clima motiva en todo el Planeta una diversidad de inquietudes, predicciones y comentarios que transitan desde el el rigor científico a los mas apocalípticos mensajes que no disimulan un sesgo político o ideológico. Están los fundamentalistas que sólo aportan confusión y en muchos casos generan pánico. Y los que son resultados de la investigación especializada de la mano de herramientas como los satélites, los radares y la informática. También están los opinadotes que responden a intereses políticos y corporativos, entre muchos otros. Para tranquilidad de quienes pueden estar preocupados, hay que decir que el Apocalipsis no está a la vuelta de la esquina ni que el mundo está al borde de una catástrofe. El concepto clave pasa en ponerle énfasis al “compromiso” que hoy tiene cada ser humano, cada pueblo y cada nación, de trabajar y cuidar celosamente los recursos naturales que se disponen para vivir, alimentarse, y disfrutar un planeta que, incuestionablemente es “único” en lo inconmensurable del cosmos. El clima, expuesto permanentemente a la confusión que genera la avalancha de informes que trascienden en las distintas formas de comunicación, con distorsiones insólitas en muchos casos, merece un prudente tratamiento para hablar de él. En el mundo hay una diversidad de posturas entre la comunidad científica y los especialistas. No está mal que así sea. No todos coinciden al hablar del comportamiento climático, de los cambios que se observan y de lo que puede llegar a acontecer si no se adopta una actitud amigable con la naturaleza. No obstante, se han escrito informes y realizado documentales y películas con enfoques que han generado preocupación y hasta cierto grado de pánico en distintas latitudes del planeta. Clima y agricultura Cuando hoy se accede a una consulta sobre el cambio climático, generalmente se habla de su impacto en la agricultura que es la que genera millones de toneladas de alimentos para un mundo cada vez mas poblado y que necesita comer. Esto se instala como consecuencia del denominado “calentamiento global” en donde intervienen los cambios de temperaturas, el régimen de lluvias, el dióxido de carbono (CO2), los deshielos y la interacción entre estos elementos. En la medida que existan certezas sobre el comportamiento de los mismos, se estará ayudando a la agricultura para que se adapte a posibles cambios y pueda producir mayores volúmenes de alimentos. Pero curiosamente, la agricultura también produce efectos significativos en el clima, principalmente por la producción y liberación de gases de efecto invernadero como dióxido de carbono, metano y óxido nítrico. También por la alteración de la superficie del planeta, la cual pierde su capacidad de absorber o reflejar calor y luz, así como el forzante radiactivo. La deforestación y la desertificación, además de los combustibles fósiles, son las mayores fuentes antropogénicas (originadas x el hombre) de dióxido de carbono. Por lo tanto la agricultura en sí es el mayor aportante en incrementar las concentraciones de metano y óxido nítrico en la atmósfera del planeta. No obstante, en los últimos veinte años hubo avances tecnológicos notables como la mejora de los vegetales, los organismos genéticamente modificados (OGM), los sistemas de riego, manejo de suelo y siembra, que se constituyeron en factores claves para que la productividad agrícola se acrecentara con altos rindes por ha (maíz, trigo, soja etc). Por lo tanto, cabe una oportuna reflexión sobre cómo se va adaptando la agricultura a los cambios climáticos y a la creciente demanda mundial. Significa que la ciencia humana se está anticipando a situaciones que hoy se plantean como desafíos. Y más aún, porque se ha tomado conciencia de la necesidad de producir amigablemente con la naturaleza, cuidando los suelos, reponiendo los nutrientes que se extraen, haciendo un manejo más inteligente del agua y reduciendo los factores de contaminación con un uso racional de los agroquímicos, que también han permitido incrementar los rendimientos. Es cierto que se han producido excesos y graves desvíos en la utilización de algunas tecnologías y que por estos tiempos merecen una mayor atención por parte de las políticas de gobierno que deben realizar controles más severos, sólo por mencionar una acción que debe propagarse con el acompañamiento de las organizaciones internacionales, organismos del Estado y entidades que agrupan a productores. Si bien se ha batido el parche insistentemente sobre las consecuencias del avance agrícola, sin descartar los efectos que también produce la ganadería, no se puede cuantificar hasta qué niveles ha impactado en el comportamiento climático. Son notables las tecnologías y procesos de manejo que permiten producir hoy en el campo en forma sustentable. Lo que sí se percibe hoy en el contenido de algunos informes sobre clima y equilibrio ecológico es un enfoque muchas veces sesgado hacia el dramatismo, a crear conciencia desde el miedo y no desde la educación. Tema de debate seguramente. Fuente Revista Nuestro Agro- febrero 2011-03-01